- En  la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veinticuatro días del mes de octubre de 2012, a la hora 11 y  57:

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izamiento de la bandera nacional

Sr. Presidente (Domínguez).- Con la presencia de 133 señores diputados queda abierta la sesión especial, conforme al requerimiento efectuado por varios señores diputados en número reglamentario.

          Invito a la señora diputada por el distrito electoral de Santa Fe, doña Claudia Alejandra Giaccone, y al señor diputado por el distrito electoral de Entre Ríos, don Osvaldo Enrique Elorriaga, a izar la bandera nacional en el mástil del recinto.

- Puestos de pie los señores diputados y el público asistente a las galerías, la señora diputada doña Claudia Alejandra Giaccone y el señor diputado don Osvaldo Enrique Elorriaga proceden a izar la bandera nacional en el mástil del recinto.(Aplausos.)

 

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himno nacional argentino

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Invito a los señores legisladores y al público presente a entonar las estrofas del Himno Nacional Argentino, interpretado por la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación.   

- Puestos de pie los señores diputados y el público asistente a las galerías, entonan las estrofas del Himno Nacional Argentino. (Aplausos).

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Muchas gracias a la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación.

 

 

Convocatoria a sesion especial

Sr. Presidente (Domínguez).- Por Secretaría se dará lectura de la resolución dictada por la Presidencia, mediante la que se convoca a sesión especial.

 

Sr. Secretario (Bozzano).- Dice así:

 

AQUÍ RESOLUCIÓN DE LA PRESIDENCIA, MEDIANTE LA QUE SE CONVOCA A SESIÓN ESPECIAL

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homenajes

I                

A la memoria del doctor Néstor Carlos Kirchner

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Para un homenaje tiene la palabra el señor diputado por  Santa Cruz.

 

Sr. Metaza.- Señor presidente: en pocos días se va a cumplir el segundo aniversario de la muerte de Néstor Carlos Kirchner.

          Para la gran mayoría de los diputados acá presentes se hace muy difícil efectuar este homenaje, porque ninguno de nosotros hubiese querido hacerlo.

          En mi caso particular es peor, porque me ha tocado iniciar mi carrera política de la mano de Néstor Kirchner. Allá por 1983 compartíamos sueños, proyectos, utopías y, gracias a Dios, se fueron concretando en este largo recorrer de casi treinta años de esta nueva democracia en la Argentina.

          Quiero recordar algunas cuestiones que lo pintan a Néstor de cuerpo entero. Por ejemplo, ante un grupo muy chico de personas –incrédulos nosotros-, Néstor nos decía que tenía un proyecto para veinte años. Lo cierto fue que no le creímos. Sin embargo, transcurrió ese lapso y Néstor fue presidente de todos los argentinos.

          Evidentemente, no era un político ni un dirigente más, sino un verdadero estadista. Tenía una visión política mucho más desarrollada que la de cualquier político en la Argentina.  También nos contaba que quería tener en nuestra lejana y querida Río Gallegos una ciudad distinta y mejor. Fue intendente de dicha ciudad, y tuvimos oportunidad de acompañarlo.

          Luego nos planteó que quería cambiar la historia de Santa Cruz. ¡Vaya si la cambió! Santa Cruz dejó de ser el “patio trasero” de la Argentina a partir de su gestión como gobernador. Lo acompañamos en esa función.

          Luego vinimos a Buenos Aires con ese sueño de tener un país en serio, cuando Néstor fue presidente de todos los argentinos. En esos sueños y utopías que Néstor tenía, nos hablaba de la unidad latinoamericana. Dicho sueño se concretó cuando fue designado secretario general de la UNASUR. Seguramente, ello está expresado en el abrazo solidario con Lula; Dilma, en Brasil; Bachelet, en Chile; el “Pepe” Mujica, en Uruguay; Fernando Lugo, en Paraguay; Evo Morales en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador; y el comandante Chávez, en Venezuela.

          Por eso quiero reivindicar la tarea que ha llevado adelante Néstor Kirchner en estos años, quien como nadie reivindicó al peronismo.

          Ahora que algunos andan con el cronómetro en la mano y hablan de las tres banderas del peronismo, les digo que Néstor Kirchner desendeudó el país. Díganme si ello no es independencia económica. En este gobierno le pusimos límite a la extranjerización de las tierras; díganme si ello no es soberanía política. También díganme si la asignación universal por hijo, los 5 millones de puestos de trabajo, la inclusión de los jubilados y tantas cosas que ha hecho este gobierno no son justicia social.

          Podemos decir que después de Juan Perón no hubo un gobierno más peronista que el de Néstor y Cristina en la Argentina. (Aplausos.)

          Estamos muy contentos, felices, cuando vemos todas estas cosas, cuando los pibes levantan las banderas del kirchnerismo en cada rincón de la Argentina, en cada plaza, en cada acto, en cada lugar; cuando dicen, por ejemplo, que Néstor no se fue, que lo llevan en el corazón, o cuando levantan hacia el cielo como estandarte una bandera que dice “Néstor Kirchner”.

          Me emociona mucho y me pone muy contento haber sido un compañero de ruta de Néstor Carlos Kirchner. Por eso quiero decir, y permítame este atrevimiento, señor presidente, lo que cantan los pibes en cada lugar: “Néstor no se murió, Néstor no se murió. Néstor vive en el pueblo, la puta madre que lo parió”. (Aplausos prolongados. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia invita a los señores diputados y al público presente a ponerse de pie a fin de guardar un minuto de silencio.

 

- Puestos de pie, los señores diputados y el público asistente a las galerías guardan un minuto de silencio en homenaje a la memoria del doctor Néstor Carlos Kirchner. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Con las palabras vertidas por el señor diputado queda rendido el homenaje de la Honorable Cámara de Diputados.

 

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cuestión de privilegio

Sr. Presidente (Domínguez).- Para una cuestión de privilegio tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Stolbizer.- Señor presidente: yo había anticipado en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria que iba a plantear una cuestión de privilegio a raíz de las declaraciones que hiciera el colega diputado Carlos Kunkel en una radio en el día de ayer, que fue difundida por redes sociales, entendiendo que era agraviante para este cuerpo y para quienes lo integramos.

          He recibido de conformidad la retractación o explicación pública del diputado Kunkel, razón por la cual no voy a formular la cuestión de privilegio mencionada.

 

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cuestión de privilegio

Sr. Presidente (Domínguez).- Para otra cuestión de privilegio tiene la palabra la señora diputada por Misiones.

 

Sra. Perié.- Señor presidente: he pedido la palabra para plantear una cuestión de privilegio, porque me veo en la obligación moral e institucional de hacerlo debido a un hecho de extrema gravedad.

          Lo hago en los términos y alcances del artículo 68 de nuestra Constitución Nacional y de conformidad con los artículos 127, 128 y 129 del Reglamento de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

          La necesidad de preservar la institucionalidad, la independencia y la debida funcionalidad de este cuerpo legislativo es precisamente lo que me motiva a invocar los privilegios constitucionales frente a un hecho que, como describiré, es extremadamente dañino para la institucionalidad democrática de la Argentina, a la vez que avasalla principios antidiscriminatorios y de derechos humanos.

          Me voy a referir al degradante y violento episodio que justifica mi intervención. El 9 de octubre de este año, durante la emisión del programa “El show de los impactos”, de FM Show, de la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, que es conducido por un señor que se llama Alfredo Abrazián, este conductor radial profirió una serie de improperios contra las participantes del 27 Encuentro Nacional de Mujeres, que se desarrolló en la capital de mi provincia los días 6, 7 y 8 de octubre del corriente año. En ese programa se hizo especial referencia a mi persona en mi condición de diputada nacional, en términos que por una cuestión de decoro no puedo reproducir en este ámbito.

          Cabe señalar que el señor Abrazian es cuñado de Domingo Felipe Cavallo y, además, es un nostálgico de esa época nefasta que vivió nuestro país. 

          En el programa el señor Abrazian estaba secundado por otro periodista, de nombre Carlos Carballo, que figura en las listas de informantes civiles de la época de la dictadura. El tercer participante de la emisión era Alejandro Barrionuevo, otro periodista de mi provincia. 

          A pesar de que como acabo de señalar estos dichos son irreproducibles e inconvenientes, estoy dispuesta a hacerles conocer a las señoras diputadas y señores diputados estas expresiones, para que en sus oídos retumbe el escarnio al que se vio sometida a través de mi persona la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y las mujeres en general.

          Creo que todos los legisladores deben acceder al audio de ese programa, razón por la cual voy a dejarlo en Secretaría para quienes así lo consideren oportuno, a fin de que puedan ponderar los alcances de la embestida institucional que se ha producido contra esta Honorable Cámara. 

          Deseo agregar que en mi opinión el ataque ha sido tan furibundo y representativo del pensamiento más siniestro de ciertos sectores de nuestra sociedad que resume en una sola declaración no solamente conceptos impunemente discriminatorios y violentos contra la mujer, sino que también destila tendencias antidemocráticas. Pero lo más terrible es que consigue asemejarse al tipo de agresión que proferían los represores cuando torturaban a sus víctimas mujeres en los tiempos de la última dictadura militar.

          En lo personal he activado todas las instancias institucionales: he presentado denuncias en el Instituto Nacional contra la Discriminación Racial, la Xenofobia y el Racismo, en el Consejo de la Mujer y, además, estoy evaluando la presentación de la denuncia judicial correspondiente.

          Por otra parte, no quiero dejar de ponderar alguna posible invocación al legítimo ejercicio de la libertad de expresión que se pueda plantear. Creo que todos tenemos en claro que esta libertad no es de carácter absoluto y que puede ser razonablemente limitada, en este caso por la propia Constitución Nacional, que en su artículo 68 establece categóricamente que ningún legislador puede ser molestado por las opiniones o discursos que emitan durante el desempeño de su mandato.

          Asimismo, deseo remarcar el proyecto de resolución presentado por 21 señoras diputadas de diferentes bloques de esta Honorable Cámara, a través del cual repudian enérgicamente las agresiones del programa radial ya mencionado. Creo que hoy esta Honorable Cámara ‑incluidos sus integrantes varones‑ tiene la oportunidad de defender de pleno derecho su institucionalidad democrática, dando curso a esta cuestión de privilegio. 

          En consecuencia, por haber sufrido este grave atentado, que no estaba dirigido solamente a mi persona, sino también –tal como lo he manifestado‑ hacia todas las mujeres que componen este cuerpo y hacia la institución en su conjunto, dejo planteada esta cuestión de privilegio.  (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- La cuestión de privilegio pasa a la Comisión de Asuntos Constitucionales para su tratamiento.

 

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cuestión de privilegio

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Para otra cuestión de privilegio, tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

 

Sr. Thomas.- Señor presidente: quiero plantear públicamente la exclusión de la que hemos sido objeto,  como Interbloque Frente Peronista,  de la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Ley de Medios, cuya creación está prevista en la ley 26.522.

          Hasta hoy las explicaciones que hemos recibido acerca de nuestra exclusión como tercera fuerza de la Cámara de Diputados han sido absolutamente inentendibles.

          Si ustedes recuerdan, en oportunidad de votarse la Vicepresidencia Tercera de la Cámara, el argumento para que el Frente Amplio Progresista ocupara ese lugar y no el bloque que represento fue que era más armónico que el nuestro. Es un Interbloque formado por cinco bloques y cinco presidentes.

          Sin embargo, creo que el tiempo nos ha dado la razón: nuestro bloque sigue trabajando en conjunto –como bloque y como interbloque- y en todas las consideraciones y la mecánica de esta Cámara es considerado como la tercera minoría.

          En oportunidad de constituirse la Comisión Bicameral me hice presente como presidente del bloque  y llevé copias de  las siete notas que le hemos enviado a usted, señor presidente, y al presidente de la Comisión Bicameral, diputado Rossi, así como también a las autoridades de AFSCA. Desde febrero de este año reclamamos en esas notas que se considerara nuestro espacio, como legalmente corresponde, para integrar no sólo la Comisión Bicameral, sino también los lugares que están contemplados en la radio y en la televisión argentina, tal como lo determina la ley.

          No hemos logrado obtener un argumento creíble que justifique esta exclusión. Pensamos que seguramente tiene que ver con nuestra posición crítica con respecto a la ley y con nuestro pronunciamiento en el sentido de que la norma, en vez de lograr la pluralidad de voces y la democracia de la palabra, lo que ha logrado es la constitución de un fenomenal monopolio de grupos de medios de comunicación oficiales y paraoficiales a través del manejo irregular de la pauta oficial.

          No queríamos dejar pasar esta oportunidad para plantear este tema por enésima vez. En todos los ámbitos que corresponda vamos a seguir reclamando por nuestro derecho e incluso por el de nuestro Interbloque en la Cámara de Senadores, que también fue excluido de la Comisión Bicameral, a pesar de que allí también representa a la tercera minoría.

          Queríamos dejar explícita esta situación y reclamar los derechos que nos corresponden, porque esto no tiene que ver con los usos y costumbres de la Cámara ni con una decisión política, sino con un tema aritmético: nuestro bloque tiene veintiún diputados nacionales y el Interbloque veintitrés.

          Como la ley establece que la tercera minoría debe ocupar los lugares que estamos reclamando, no se debe prestar a ninguna interpretación política. Es simplemente una cuestión matemática y lo que establece la norma. Mal podríamos en la casa de las leyes violar una ley, que está provocando una especie de guerra declarada entre dos partes y que está llevando a una situación que creo que la mayoría de los argentinos ni siquiera queremos tratar, pues nos interesan otros temas.

          Repito: reclamamos lo que por ley nos corresponde, que son los lugares que determina la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- La cuestión pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

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aclaración

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Para una aclaración, tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

 

Sr. Aguad.- Señor presidente: sé que las cuestiones de privilegio no se discuten, pero escuché con mucha atención a la diputada Perié y lamento lo que le está pasando. Nosotros también somos víctimas de situaciones similares.

          Quiero recordar que nosotros hemos reformado el artículo 109 del Código Penal y, en consecuencia, ya no hay más injurias; simplemente existe la reparación del daño por la vía civil. Es decir que al modificar el Código Civil resolvimos que los ataques que nos hace la prensa no constituyen una injuria.

 

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régimen de ordenamiento de la reparación de los daños derivados de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Corresponde considerar el dictamen de mayoría de las comisiones de Legislación del Trabajo, Legislación General y de Presupuesto y Hacienda, recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado sobre Régimen de Ordenamiento de la Reparación de los Daños Derivados de los Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales; Orden del Día Nº 1072.

 

aquí orden del día N° 1072

 

Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración en general.

          Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Feletti.- El miembro informante será el señor diputado Pais.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Chubut.

Sr. Pais.- Señor presidente: fundamentaré el dictamen de mayoría del nuevo régimen de ordenamiento de la reparación de los daños derivados de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

          Esta no es una nueva ley de riesgos del trabajo sino un nuevo régimen para el resarcimiento de los daños derivados de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

          Tanto el mensaje de elevación del Poder Ejecutivo nacional como la explícita defensa que el señor ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social realizó en ambas Cámaras evidencian que este proyecto se inscribe en la ejecución efectiva del principio de progresividad que nos mandan la Constitución Nacional y los tratados internacionales.

          Esta es una nueva norma que apunta a tomar nota de las principales objeciones del actual sistema, que nació y perduró en el tiempo con importantes observaciones de todos los sectores, fundamentalmente del trabajo. Era un sistema mezquino que importaba una suerte de capitis diminutio para los trabajadores, supuestamente en beneficio del sector productivo en general. En concreto, esto configuró una gran deuda hacia los que menos tienen y hacia quienes tenemos el mandato explícito de proteger.

          Este proyecto de ley propone sustituir aquel sistema mezquino, que funcionaba tarifariamente sobre la base de negar a los trabajadores indemnizaciones justas, por un nuevo sistema tarifado que tanto por los montos como por el tipo de actualización que ahora se incluye y la complementación de pisos mínimos, no de topes máximos, tiene como tutela preferente el derecho de los trabajadores y el resarcimiento debido cuando estos sufran infortunios laborales.

          El Poder Ejecutivo nacional ha tomado nota fundamentalmente de los fallos de los tribunales y en especial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Esto no es de ahora; ya en 2009 la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner modificó de modo sustancial este sistema al cambiar los topes de reparación haciendo uso de una delegación legislativa que figuraba en el artículo 11 de la ley 24.557. Este primer paso se concretó por medio del dictado del decreto 1.694 de 2009, en cuyos fundamentos explícitamente la presidenta expresó que se hacía eco del fallo de la Corte Aquino y Milone, entre otros.

          En ese momento la presidenta de la Nación eliminó definitivamente los topes máximos, pues la ley 24.557, sancionada en la década del noventa, nació hasta con un tope máximo para indemnizar a los trabajadores: 55 mil pesos convertibles. Para las grandes incapacidades era un tope esencialmente írrito.

          A fines de 2000 y con vigencia a partir de enero de 2001 ese tope fue actualizado, pero sin perjuicio de ello siguió existiendo un tope de 180 mil pesos, y se establecieron prestaciones dinerarias complementarias, pero también exiguas, de 30, 40 y 50 mil pesos.

          En 2009 este gobierno eliminó el tope máximo, hizo funcionar las fórmulas, estableció un piso mínimo y actualizó las prestaciones complementarias. Pero evidentemente ello era insuficiente y requería un nuevo régimen general y no un parche.

          Este régimen general que se va a adaptar a la Ley de Riesgos del Trabajo es lo que estamos tratando hoy en este recinto.

          Desde antaño nuestros tribunales y la doctrina han consentido la existencia de regímenes especiales de reparación de daños. Desde antaño también existía un régimen especial de reparación de los daños producidos por accidentes y enfermedades del trabajo. La vieja ley 9.688, que también mereció muchos reparos desde diversos actores por la insuficiencia de las indemnizaciones, ya sostenía un régimen especial.

          La propia Corte ha manifestado que el Congreso tiene potestades suficientes, pero también desde antaño siempre existieron objeciones a estos sistemas especiales en los casos en que no pudieran solventar un resarcimiento justo y adecuado al daño sufrido.

          Esta iniciativa apunta sustancialmente a esa finalidad implícita y explícita. En el mensaje de elevación, la señora presidenta de la Nación expresó que el objetivo de esta norma es facilitar el acceso del trabajador a la reparación para que la cobertura sea justa, rápida y plena, brindando un ámbito de seguridad jurídica que garantice al damnificado y a su familia un mecanismo eficaz de tutela, de desarrollo de su vida laboral; es decir, de su vida de relación.

          Este es el objetivo que ha movilizado al Poder Ejecutivo, la sanción por parte de los senadores y el dictamen de mayoría. Me refiero a la especificidad de un régimen que tienda a garantizar indemnizaciones sin techo y con pisos mínimos para que éstas se conviertan en justas, reales e integrales para la afección que ha sufrido el trabajador. No hay regímenes perfectos sino posibles. Este es un régimen posible que apunta a mejorar sustancialmente la reglamentación vigente.

          Seguramente esta norma podrá ser enriquecida, pero la que hoy vamos a sancionar decididamente llena las expectativas de quienes creemos que el progreso con justicia social se concreta paso a paso garantizando el trabajo y los derechos, no con frías letras sino con actos concretos y específicos.

          La propuesta legislativa en consideración apunta esencialmente a no discriminar a los trabajadores. Pretendemos que cuando ellos sufran un accidente o infortunio laboral sean adecuadamente resarcidos. La norma contiene un sistema no excluyente. Ya veremos que posibilita incluso la opción de reclamar el resarcimiento por vía civil si el trabajador adecuadamente notificado considera que el resarcimiento establecido por la ley no es suficiente, justo, pleno e integral.

          Esta iniciativa permite que, una vez determinado el quantum indemnizatorio, sea el trabajador quien coteje y verifique si el monto a percibir es suficiente para reparar el daño y, eventualmente, elija otra vía.

          La propuesta avanza sobre parámetros de justicia, equidad y seguridad jurídica.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Solicito silencio a los señores diputados para poder escuchar la opinión del señor miembro informante.

          Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por el Chubut.

 

Sr. Pais.- Señor presidente: como sistema tarifado, apunta a que la indemnización sea oportuna, tempestiva y pagada en tiempo y forma para que sirva verdaderamente a fin de mitigar el daño sufrido por el trabajador.

          Por ello, incluso prevé un mecanismo rápido que imprima celeridad y seguridad una vez determinado el daño, que puede ser un coeficiente, un porcentaje de incapacidad o la muerte del trabajador. En ese caso, este mecanismo tiene dos ventajas adicionales: una, prevé la movilidad del salario, la actualización, y esta ley introduce una actualización retroactiva al 1° de enero de 2010 por el índice que emite el Ministerio de Trabajo de la Nación, que ha sufrido desde esa fecha una variación superior al 150 por ciento, según mis estimaciones.

          En realidad, la propuesta promueve que el sistema sea absolutamente razonable y también equilibrado para los empleadores, a fin de que puedan estar suficientemente garantizados a través de un sistema eficiente y no demasiado costoso, y para las Administradoras de Riesgos del Trabajo. Sin perjuicio de ello, también podrán –porque la ley lo permite- obtener seguros complementarios para resarcirse de los eventuales daños y perjuicios que puedan reclamarse por la vía civil.

          La celeridad, la movilidad y la integralidad de la indemnización es el objetivo de esta ley. Por eso entendemos que si en casos concretos se llegan a estos parámetros estaremos en presencia de una indemnización justa, que no apunta solamente a compensar el daño emergente en cuanto a la faz productiva sino que también se prevé como un deber incrementarla en un 20 por ciento, en un pago único, para que más allá de las fórmulas reparatorias se resarza cualquier otro daño que sufra el trabajador.

          A partir del decreto 1.694 del año 2009, la suma de 180 mil pesos que como tope máximo estaba vigente desde el 2001, se convirtió en un piso, y cuando se sancione esta ley, en el caso de incapacidad total o muerte ese piso ascenderá a 460 mil pesos. Además, con las sumas adicionales complementarias, ya fijadas en el decreto 1.604 del 2009, y la actualización prevista en la ley que hoy vamos a sancionar, ese piso alcanzará la suma de 715 mil pesos. Éste no es el techo sino el piso que va a establecerse a partir de la vigencia de esta ley.

          Si tenemos en cuenta los 55 mil pesos, como tope del año 94, y los 180 mil pesos, como tope del año 2001, hoy veremos que en términos económicos y jurídicos el principio de progresividad establecido en nuestra Constitución tiene una manifestación efectiva y concreta a través de la voluntad legislativa y también política del Poder Ejecutivo nacional.

          Esta norma persigue la reparación por la pérdida de capacidad productiva, la reparación dineraria para cubrir la disminución parcial o total producida en la aptitud del trabajador para realizar actividades productivas, y también la asistencia continua en caso de grave invalidez para atenuar el impacto generado por el infortunio laboral en su entorno familiar.

          Esto demuestra que avanzamos sobre parámetros inéditos dentro de la tradición jurídica argentina. Esta  no es la ley 9.688, ni la 24.028 o la 24.557; éste es un nuevo sistema reparatorio más justo, más equitativo y más solidario, y lo que se busca fundamentalmente con este sistema es tutelar al trabajador y no a aseguradoras o empresarios. Se persigue que entre todos hagamos un sistema equilibrado y justo.

          Esta ley que hoy vamos a sancionar elimina la renta periódica. La Corte Suprema de Justicia de la Nación dijo que la renta periódica no era en sí misma inconstitucional, y además tenemos un convenio de la OIT de 1925 ‑si mal no recuerdo es el 17‑ que expresamente prevé la posibilidad de indemnizar los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales en forma de renta periódica.

          Este gobierno, tomando nota de los fallos Milone y otros de la Corte, instruyó a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo para que con el mero requerimiento del trabajador damnificado en sede administrativa se procediera a pagarle, pese a que la ley vigente desde 1994 lo prohíbe. Sin embargo, muchas ART vinculadas con compañías de seguro de retiro seguían mandando a los trabajadores esta suerte de rentas vitalicias que eran un gran negocio financiero pero una pésima reparación para los trabajadores. Cualquier trabajador que tuviera una incapacidad superior al 50 por ciento tenía que cobrar a través de una renta vitalicia y no la indemnización efectiva en el momento.

          Lo que buscamos es eliminar directamente todo el sistema de renta periódica, salvo las prestaciones dinerarias durante el proceso de consolidación del daño o de curación.

          Esta iniciativa avanza también en una norma trascendente y justa ya que modifica el curso de la prescripción liberatoria, que es una espada de Damocles para los trabajadores y los beneficiarios cuando sufren un infortunio. El curso de la prescripción nace cuando se produce el daño o cuando éste se consolida. En un accidente puede ser cuando se determina la incapacidad o al momento del fallecimiento. Aquí en cambio se establece un nuevo curso de prescripción que se inicia cuando el trabajador o sus derechohabientes tienen la certeza del monto a cobrar que determina esta ley. En ese momento, con absoluta libertad, podrán determinar si ese monto implica una indemnización justa, y si creen que no, tendrán la opción de iniciar la acción de daños y perjuicios. Esa opción es la posibilidad de que el trabajador y sus derechohabientes cuenten con todo el abanico jurídico que les ofrece el derecho positivo argentino. A partir del momento en que se notifica el quantum resarcitorio comienza el curso de la prescripción liberatoria.

          Esta ley no cierra ninguna posibilidad sino que las abre todas. Sin perjuicio de que no existe la acumulación de los regímenes indemnizatorios, en la práctica se va a dar porque si el trabajador escoge la acción del derecho común, ello no libera a la compañía de seguros, a la ART, ya que ésta debe participar y poner a disposición del tribunal el monto total de la indemnización tarifada más los intereses y la parte proporcional de las costas del proceso.

          La norma contempla incluso una situación que puede darse, ya que las indemnizaciones que estamos sancionando no son mínimas ni tienen un techo injusto, pero la sentencia puede condenar por un monto menor. En ese caso, el remanente será incorporado al fondo especial que prevé la ley 24.557.

          Esta norma avanza también sobre el ordenamiento del régimen en materia de aseguradoras de riesgo del trabajo para que eventualmente no impacte en los mayores costos en forma disvaliosa, en especial en las pymes. Por eso no descuida el objetivo de la prevención y tiene normas que incentivan la inversión en materia de seguridad e higiene del trabajo. En ese sentido, establece premios para quienes inviertan en esa materia y tengan bajos índices de accidentología y controles eficientes de la seguridad en el empleo, y castigos para quienes decidan no invertir en seguridad, quienes deberán hacerlo en reparación.

          Por ello el proyecto encomienda a la Superintendencia de la Nación establecer indicadores que determinen el nivel de riesgo por empresa y la siniestralidad y fijar las alícuotas pertinentes, de modo que los costos del seguro estarán vinculados fundamentalmente a la inversión en materia de seguridad.

          La norma contiene también disposiciones de índole procesal y finales, por ejemplo, sobre la opción excluyente por la vía del derecho civil. En el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, mientras el Congreso tenga la potestad por estar los tribunales ordinarios del trabajo bajo la órbita del Poder Judicial de la Nación –algún día, cuando se realice la transferencia a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, perderemos esa potestad-, se establece que en materia de riesgos del trabajo, en cuanto a promoción de acciones de derecho común, debe regir el sistema...

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Por favor, señor diputado, le pido que redondee.

 

Sr. Pais.- Ya concluyo, señor presidente.

          Voy a dar lectura de una parte de los fundamentos del voto correspondiente al doctor Lorenzetti en la causa “Galván Renné c/ Electroquímica Argentina S.A y otro”.

          Dice así: “Cuando se ejercita la opción por la acción de derecho común, debe aplicarse el régimen indemnizatorio previsto en el Código Civil. Ello es así porque un mismo hecho dañoso puede dar lugar a acciones diversas que el derecho pone a disposición de la víctima, de carácter penal, civil o laboral. Entre las pretensiones con finalidad resarcitoria del daño causado, debe distinguirse aquella que, fundada en el sistema de riesgos del trabajo, tiene una lógica legislativa transaccional, puesto que facilita la acción al establecer presunciones de autoría y causalidad, pero limita la indemnización a los fines de facilitar la asegurabilidad.

          “En cambio, la acción civil se basa en la exigencia de la prueba de los presupuestos de su procedencia y, como contrapartida, hay reparación penal. También en este último campo hay diferencias ostensibles entre una acción fundada en el ámbito contractual o extracontractual, o si se invocan daños causados al trabajador por una cosa, por el ambiente o por un producto elaborado”.

          Así que cuando el trabajador que sufrió un accidente laboral opta por ejercer la acción civil, debe probar los presupuestos de ésta –vale decir, la atribución de responsabilidad objetiva y subjetiva en la persona del empleador-, que incluyen el acto ilícito, la imputación y el nexo causal con el daño.

          Asimismo, las razones de especificidad al menos hacen que sea atendible la posición que estamos sosteniendo, que consideramos que para el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires será pertinente.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy, quien compartirá su término con el señor diputado Bazze.

 

Sr. Giubergia.- Señor presidente: cualquier desconocido que ha escuchado relatos referentes a la década del 90, al encontrarse frente a la discusión del proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo, que la Cámara hoy sancionará, podría pensar que nos hallamos en aquella instancia. Debemos tener muy presente que estamos volviendo a esa década, desgraciadamente. Los trabajadores son quienes más sufrirán el tipo de políticas que se persigue.

          La ley 24.557, inspirada prácticamente por estos mismos autores –salvo Cavallo-, tuvo este mismo origen, ya que fue una iniciativa de claro sello neoliberal.

          El proyecto en debate no viene a significar un progreso o una conquista para los trabajadores, sino que constituirá un retroceso. Ello, incluso respecto de la ley vigente, que desconoce derechos a ellos otorgados por la Corte Suprema de Justicia, en fallos que constituyen doctrina.

          La iniciativa en consideración no tiene por objeto la protección del trabajador. Primeramente, una ley de accidentes del trabajo debe garantizar la protección del derecho de los trabajadores. Nosotros no podemos aceptar que quiera confundirse al trabajador con una cosa más de la empresa, pues es un ser humano, un ciudadano que conforma la sociedad. Es a ese hombre a quien debemos respetar garantizándole su salud y su integridad.

          Un proyecto de estas características debió haber sido debatido y aprobado unánimemente por parte de un Congreso que defienda a los trabajadores y a los derechos humanos, de lo que muchos se llenan la boca hablando. Debemos proteger a esos trabajadores para que no pierdan sus vidas o capacidades laborales como consecuencia de un accidente. No podemos aceptar lo que muchos piensan: que el trabajador es una cosa más de la empresa.

          Desde el radicalismo no vamos a aceptar, desde ningún punto de vista, ese criterio y metodología. Venimos a defender la necesidad de contar con una norma que sirva a los trabajadores, a la sociedad y a los empresarios. De esta forma, vamos a generar fuentes de trabajo.

          Cuando escuchamos decir que las razones de ser de esta iniciativa tienen que ver con la previsibilidad de los costos, no podemos aceptarlo como criterio expuesto en el mensaje enviado por el Poder Ejecutivo.

          No podemos aceptar que se hable de la “industria de los juicios”, cuando un trabajador incapacitado debe peregrinar años para poder cobrar su indemnización. Que hoy nos digan que se le ha cortado la “doble vía” para reclamar la reparación integral del daño que sufre un trabajador.

          Cuando miramos las estadísticas que nos da el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social observamos que en 2011 hubo 675 mil siniestros laborales de trabajadores registrados; si calculamos que aproximadamente existe un 35 por ciento de trabajadores no registrados, la cantidad de accidentes laborales llega aproximadamente a casi un millón de siniestros anuales.

          En 2010, según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, hubo 871 muertos por accidentes de trabajo. Estamos hablando de trabajadores registrados. Si incluimos a los no registrados, el promedio de muertos en accidentes de trabajo por día supera los tres. Vale decir que las muertes en 2010 se elevaron a más de 1.000, sin tomar en cuenta las que pudieron ocasionarse por enfermedades profesionales.

          El dictamen referido al proyecto remitido por el Poder Ejecutivo no contiene ningún artículo que modifique la falta de control, de previsión y que mejore las condiciones de trabajo para impedir la gran cantidad de accidentes y enfermedades.

          Sostiene la iniciativa que existe una larga litigiosidad. Si tomamos los datos que en 2011 nos daba la Superintendencia de Seguros, se judicializaron únicamente 58.364 siniestros, lo que no representa siquiera el 8 por ciento de la siniestralidad.

          El oficialismo sostiene que esto va a ayudar a generar empleo. No es así. Esta norma va a implicar más trabajo para la Corte y menos derechos para los trabajadores, que nuevamente tendrán que fatigar para llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación para declarar la inconstitucionalidad de la futura ley que hoy muchos del bloque oficialista van a acompañar con su voto.

          Sabemos que esto también es un negocio para las ART. Los datos aportados en el Senado dicen que durante 2011 la recaudación de las ART fue de 12.708 millones, con indemnizaciones tarifadas pequeñas y sin actualización para los trabajadores. ¿Dónde están esos montos? ¿Dónde están esos recursos?

          Durante los primeros seis meses de este año la recaudación ha llegado a los 9 mil millones. O sea que la estimación de recaudación de las ART –sólo para este año- es de 20 mil millones de pesos.

          A lo largo de este tiempo se produjo una gran concentración de empresas de ART, ya que de cuarenta que existían y que empezaron su labor, hoy quedan veinticuatro. Pero el 75 por ciento de la facturación está concentrada en ocho empresas, y esto es lo que viene a favorecer el presente proyecto del Poder Ejecutivo.

          En estas ART que actúan como las mismas AFJP, que no ofrecen cambios respecto de las enfermedades, el problema son las enfermedades no listadas, o sea, las no profesionales pero que la jurisprudencia y la Corte consideran causadas en alguna medida por el trabajo.

          Se dice que este proyecto puede incentivar un mayor empleo o registración, mensaje que ya nos enviaban y escuchábamos allá en la década del 90. Se trata de algo retrógrado, porque en el caso Aquino contra Cargo Servicios Industriales la Corte decía: “Es deber del Congreso establecer reglamentaciones legales en el ámbito de protección de los trabajadores dañados por un infortunio laboral y es en búsqueda de otorgarle al principio ‘no dañar al otro’ toda la amplitud que éste amerita y evitar la fijación de limitaciones que en definitiva impliquen alterar los derechos reconocidos por la Constitución Nacional.”

          El principio de opción es excluyente del que propone el artículo 4° del oficialismo, lo que constituye claramente una limitación. Nosotros preguntamos qué libertad de opción tendrá el empleado que aparte de quedar incapacitado perdió su trabajo. ¿Cuál es la opción que tiene ese trabajador, señor presidente? ¿Podrá optar realmente aquel trabajador que se quedó con un 50 por ciento de incapacidad cuando termina la etapa provisoria? ¿Qué sucede con la familia del fallecido que no cuenta con medios de subsistencia y tiene hijos que alimentar?

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

 

Sr. Giubergia.- Quiero terminar citando a los civilistas Trigo Represas y López Mesa, que en el “Tratado de responsabilidad civil”, Tomo II, página 926, decían: “Es  sin duda un sometimiento del derecho de los más débiles a las pretensiones económicas de los más poderosos, lo que es contrario a todo criterio de justicia. Se sacrifica el principio a favor del ser humano invocando razones como la previsibilidad de los costos, como si el ser humano fuera una cosa más y no la razón de ser del sistema jurídico. Es el hombre el que constituye las sociedades, las empresas, la Nación; sin él nada hay en esta institución. Es al hombre al que se debe proteger. Lo primero que se debe preservar en la sociedad es la vida y la salud de los hombres que la integran, y en caso de ser dañado en su salud, o –lo que es peor‑ muerto por algún accidente, el daño debe ser reparado por la norma especial o común, según cuál sea la más beneficiosa para la víctima o sus derechohabientes.” (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Bazze.- Señora presidenta: el radicalismo participa en esta sesión con gran preocupación. Como acaba de manifestar el diputado Giubergia, la Unión Cívica Radical se opone al proyecto del oficialismo.

          Como hemos manifestado en la reunión de comisión, nos hubiera gustado poder debatir allí este proyecto con la seriedad y la responsabilidad que el tema merecía.

          En esa reunión de comisión lamentablemente el oficialismo optó por la falta de debate, por cerrar las puertas a la posibilidad de analizar con seriedad este tema. En esa recordada reunión de comisión se convocó a las organizaciones del trabajo y después se decidió informarles que su opinión no contaba demasiado y que no tenía sentido por cuanto el bloque oficialista había decidido avanzar en la sanción de la ley.

          Nos parece que esta metodología de trabajo constituye un importante error, como así también que el Congreso de la Nación en general y esta Cámara de Diputados en particular están para realizar una tarea distinta. Concretamente, deben posibilitar el debate y encontrar comunes denominadores que nos permitan ir mejorando los proyectos en tratamiento.

          Lamentablemente observamos con preocupación que en esta Cámara de Diputados y en sus distintas  comisiones –o por lo menos, en algunas de ellas- se ha establecido una metodología que en modo alguno contribuye al buen funcionamiento del Congreso de la Nación.

          En el caso del proyecto en consideración, a nuestro juicio se debía garantizar la participación de quienes sin lugar a dudas son los más afectados por una ley de esta naturaleza. Me refiero a los propios trabajadores.

          Como acaba de expresar el señor diputado Giubergia, esta iniciativa de ninguna manera viene a mejorar la situación de los trabajadores. Y fíjense ustedes qué paradoja: debemos analizar en profundidad qué está pasando porque justamente este Parlamento y esta Cámara de Diputados, que con razón se enorgullecen por haber trabajado permanentemente en la ampliación de derechos para distintos sectores de la sociedad a través de la sanción de distintas leyes y que promovieron iniciativas de esta naturaleza constantemente, precisamente en un tema vinculado con el sector del trabajo, en lugar de seguir avanzando en la idea de ampliar los derechos de los trabajadores termina restringiéndolos.

          Realmente nos parece que es muy grave que esto ocurra, sobre todo en un tiempo en el que tenemos absolutamente consolidada la democracia y en el que contamos con una situación económica respecto de la cual nos deberíamos empezar a permitir mejorar las condiciones de quienes trabajan.

          Como manifestó el señor diputado Giubergia, es realmente preocupante el hecho de que avancemos en la sanción de una ley que nos acerca a las posiciones instaladas en la década del 90 más que a lo que esperamos realmente de este tiempo. La eliminación de la doble vía no es una cuestión menor. Todos sabemos que eso restringe los derechos de los trabajadores y que de esta manera estamos incentivando la posibilidad de que ellos acepten las indemnizaciones de las ART y después no reclamen nada más.

          Se sostiene que estamos aquí tratando de terminar con la litigiosidad, es decir, con la industria del juicio. Si esta preocupación del oficialismo fuera cierta nos parecería más adecuado que empezáramos a finalizar con la litigiosidad en el caso de los jubilados, que deben seguir reclamando a través de la promoción de juicios aquello que les corresponde y que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ya ha dispuesto que les sea otorgado.

          Por eso, lo cierto es que no encontramos otra cosa que incoherencias y contradicciones, como bien dijo el señor diputado Giubergia. Con esta norma no se trata de evitar los accidentes de trabajo, tampoco se ataca el tema de la prevención.

          Desde el oficialismo y algunas instituciones que apoyan la sanción de este proyecto, se afirma que con esta norma se está ayudando a la pequeña y mediana empresa.  Esto tampoco es cierto.  Para apoyarlas, lo que hay que hacer es darle asesoramiento y crédito suficiente para que puedan poner en marcha programas de prevención y no se sigan produciendo accidentes de trabajo. (Aplausos.)

          Aquí no estamos trabajando en esa dirección; lo que estamos haciendo es recortar los derechos de los trabajadores. En este sentido, escuché con preocupación los argumentos sobre cuánto va a crecer el monto de la indemnización por muerte. Sinceramente nos genera escalofríos que estemos hablando de esta manera.  Digo esto porque en realidad tendríamos que estar analizando en esta Cámara qué podemos hacer para que los accidentes de trabajo no se sigan produciendo en la Argentina y no cómo terminar con la litigiosidad. 

          Creo que estamos perdiendo una oportunidad importante, y aquí hay responsables de esta situación.  Desde la Unión Cívica Radical –como así también desde otros bloques‑ queríamos trabajan en la ampliación de derechos de los trabajadores argentinos, pero indudablemente el oficialismo está trabajando para cercenar parte de esos derechos. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. De Gennaro.- Señora presidenta: la casualidad o la Providencia –según en lo que uno crea‑ me colocó el viernes último, en oportunidad de la asunción de las nuevas autoridades de la Federación Judicial Argentina, en un homenaje que se le hiciera a Luis Benencio, que probablemente sea uno de los miles y miles de militantes desconocidos. 

          A Luis Benencio lo conocí entre los años 1984 y 1985 ‑empezábamos con el ATE recuperado‑, cuando fuimos a investigar y estudiar los alcances de las enfermedades de los trabajadores mineros de Río Turbio. Me seguí encontrando con él en otras ocasiones, pero recuerdo sobre todo cuando nos tocó ir a declarar en el juicio que se le estaba llevando en Italia a Suárez Mason. Nos presentamos para que quedara preso por el asesinato del compañero Mastinú y de los compañeros del astillero Astarsa, que fueron perseguidos como él, y asesinados después del 24 de marzo de 1976 por la comisión de un único delito: haber tomado el astillero en 1973 al conjuro de la expectativa que significaba la vuelta al gobierno del pueblo en las manos de Héctor Cámpora y luego de Juan Domingo Perón. 

          El astillero fue tomado por la muerte de un trabajador en un incendio.  En aquella época era natural que la construcción de cada barco en ese astillero costara una vida. Pero a partir de que los compañeros lograron crear la Comisión de Higiene y Seguridad, apoyados por aquel gran Instituto de Medicina del Trabajo del compañero Testa, que desde la Facultad de Medicina iluminó a todas las comisiones internas, no hubo un solo muerto durante tres años, como para demostrar claramente lo que decimos  aquí. Aquí se habla de la necesidad de un control efectivo para que no haya muerte. Lo que vamos a discutir hoy es la muerte y los negocios, como decía anteriormente el diputado. Los negocios de las ART que no solamente facturaron 12.700 millones de pesos sino que van en camino a los 20 mil millones. Son negocios que traen muerte. Sin lugar a dudas que las muertes existen. Y me sorprende que no se discuta esto; me duele. Pero no solamente esto sucede en este ámbito, sino que también cuesta discutirlo en otros lugares, en ámbitos públicos e incluso con los compañeros. ¡Cómo no va a perturbar saber que el trabajo puede costar la vida! Se mueren cuatro compañeros por día en accidentes de trabajo y dieciséis como mínimo por enfermedades laborales. O sea que estamos hablando de veinte muertos por día, más de 7.500 por año. Aclaro que estas son cifras mínimas de acuerdo con los índices internacionales. ¡Cómo no va a doler!

          Duele mucho más cuando escuchamos a la presidenta referirse al cambio de la ley que posibilitaba esta discusión. Se habla nada más que de llevar al trabajador a la necesidad de elegir entre cobrar o hacer juicio. Esto es de una perversidad tremenda. En el peor momento del trabajador accidentado o de alguien que está sufriendo la muerte de un familiar, se le exige que decida si agarra la plata o va a juicio. Además, se le promete que no le conviene ir a juicio porque le van a dar un 20 por ciento más de indemnización, como si eso fuera un mérito. Tendría que haber vergüenza y plantear claramente que no se resuelve la inconstitucionalidad. Tuvimos la posibilidad de discutir esto en las reuniones conjuntas de la Comisión de Legislación del Trabajo. Pero lamentablemente se citó a todas las entidades después de que se firmaron los dictámenes. De todas maneras, vinieron y hablaron, y por eso solicito que se incorpore al Diario de Sesiones todo lo que se dijo en esas reuniones. Hablaron, entre otros, Ricardo Cornaglia, de FACA, Luis Piasek, de la Asociación de Abogados Laboralistas, los compañeros del Grupo 14 Bis, el doctor Fernández Madrid y también habló claramente el compañero Carlos Rodríguez, que fue uno de los directores de Seguridad del Trabajo del Ministerio del Trabajo y secretario de Trabajo en el gobierno de Santa Fe. No hubo uno solo que no dijera que se iba camino a la inconstitucionalidad.

          ¿Qué se gana con esto, si todos dicen que es inconstitucional y que es un parche que no resuelve los problemas? Lo lamentable –y por eso no lo puedo entender- es que lo único que se logra es mantener uno, dos, tres, cuatro o cinco años hasta que se determine la inconstitucionalidad. Mientras tanto, se siguen muriendo nuestras compañeras y compañeros, siguen los accidentes y fundamentalmente siguen las ganancias de los grandes grupos económicos en el sector financiero.          

          No me voy a referir –porque me da vergüenza ajena- a lo que significa este guiño que se hace a las mutuas, como diciendo que acá hay un negocio posible para los sindicalistas o sindicatos que quieran “arreglar”. Ya ha quedado demostrado lo que son las mutuas en España y en Chile. Acá también les dieron el negocio de las AFJP a muchos sindicatos, y prontamente fueron subsumidos por los sectores financieros. “No más parches”, decían. Y está claro que no hay que poner más parches.

          Por eso yo siento orgullo aun en esta instancia porque estamos discutiéndolo; nos dieron una posibilidad y los trabajadores vamos a abrir la brecha.

          Agradezco a Claudio Lozano que hace tiempo presentó un proyecto, y también a los diputados Alicia Ciciliani, Graciela Villata y Horacio Piemonte, que firmaron el dictamen que estoy informando y posibilitaron este debate. Pero mucho más agradezco a los compañeros que durante años fueron construyendo desde su conocimiento un proyecto de ley, como Horacio Meguira, del Observatorio Jurídico, el ISLyMA de Córdoba o tantos otros que han efectuado sus aportes, demostrando que frente al negocio y la muerte se puede tener un proyecto de solidaridad y vida. Se trata de recuperar para el Estado la seguridad social ‑algo tan sencillo como eso‑ por medio de un banco de seguros de accidentes de trabajo y enfermedades laborales para terminar con esto de dejar a la mitad de la clase trabajadora sin cobertura.

          Este proyecto nada dice de los 8 millones de trabajadores que quedan afuera y que deben ser cubiertos con una política clara de prevención y reparación de daños: trabajadores rurales, trabajadoras domésticas, trabajadores de las penitenciarías, los autogestionados, los que están en pasantías educativas.

          Hay que abrirse a entender y resolver el problema de la prevención y la reparación, lo cual se logra muy fácilmente con cuatro instrumentos.

 

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, doctor Julián Andrés Domínguez.

Sr. De Gennaro.- Primero, una oficina nacional de seguridad y salud laboral; es necesario tener una planificación, un análisis, una estadística, un estudio epidemiológico laboral, en suma, una cultura de la prevención.

          Segundo, una comisión nacional de seguridad y salud laboral que sea capaz de asesorar al Ministerio de Trabajo, a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a la provincia de Buenos Aires y a todas las regiones.

          Tercero, un banco de seguros de accidentes de trabajo y enfermedades laborales. La idea es volver a tener un banco público que sea claramente posible. Alguna vez tuvimos un  Instituto Nacional de Servicios Sociales de Jubilaciones y Pensiones. No es algo raro, sólo del Primer Mundo; los compañeros uruguayos tienen el Banco de Seguridad del Estado ‑han tomado para ellos el monopolio de la gestión‑ o el Banco de Previsión. Claro, hemos aprendido con lo de las AFJP y vamos a hacer como los uruguayos. Sí, lo vamos a hacer así: vamos a dar participación plena para que sea un banco público con manejo del gobierno y no una caja del gobierno, con participación de los trabajadores y los empresarios. Hemos aprendido de la desvergüenza que tiene el señor Bossio, el director de la ANSES, que cobra más de 50 mil pesos por mes pero paga 1.839 pesos a más de 4 millones de jubilados, usando la plata que nosotros aportamos para hacer negocios y no para servir a sus verdaderos y legítimos dueños.

          Por supuesto proponemos comisiones médicas que puedan resolver las contradicciones de las enfermedades, y hasta dejamos abierta la posibilidad de que vayan a la justicia laboral.

          Estamos hablando de derechos constitucionales e internacionales que tienen que ser consagrados y defendidos, como el derecho a la información, a la consulta, a la participación de los trabajadores, delegados de prevención en cada empresa votados por los trabajadores sin importar su afiliación sindical. La prevención salva vidas, como lo vimos en Astarsa y en otros miles de ejemplos que podríamos mencionar.

          Hay que perder el miedo a la libertad y la democracia sindical. Hay que enfocar la luz en el sector del trabajo. (Aplausos.)

          Da pena que según las estadísticas oficiales el 84 por ciento de las empresas privadas no tienen delegado. Hace treinta años que recuperamos la democracia y donde se genera la riqueza todavía no hay una auténtica democracia. Tal vez tengamos que recuperar los comités mixtos de riesgo del trabajo como existen en Santa Fe o en la provincia de Buenos Aires en el área de salud.

          Hay que animarse a llevar adelante una discusión sobre democratización, y por eso hay que ir a fondo: responsabilidad solidaria para las empresas que llevan a contratistas y subcontratistas a no cumplir. Recuerdo al compañero Daniel Solano, desaparecido y asesinado. Fue encontrado después de un año, ¿saben dónde? En Expofrut, empresa que subcontrataba y no cumplía con ninguna norma; cuando alguien levantaba la cabeza había castigo.

          Es hora de abrir el espacio hacia una reparación integral que garantice el derecho a reclamar con toda claridad.

          Después de haber escuchado a los compañeros de la Comisión de Legislación del Trabajo y a los que concurrieron posteriormente a la audiencia, a ninguno se le ocurriría no defender la competencia de la Justicia ordinaria laboral, ya que es el tribunal natural donde deben discutirse estos diferendos.

          Es cierto que hay cuestiones lamentables. Discutir hoy esta iniciativa en el marco de un Congreso vallado no era mi objetivo. Si me hubieran dicho que íbamos a debatir sobre los derechos de los trabajadores con el Congreso vallado, no lo habría creído. (Aplausos.) Sin embargo, tengo esperanzas. Se equivocan en el motivo; lo  vallan por temor al debate. En el corto tiempo que estoy aquí, aprendí algunas cosas. No tengo ingenuidad; siempre supuse que había poder, pero hoy entiendo que hay mucho más del que creía. Estamos hablando de la vida y de la muerte de los compañeros trabajadores. ¡Vaya si no podíamos resolverlo! Hay más poder, pero también menos debate del que pensaba.

          Mi esperanza es que aquí afuera están mis compañeros de la CTA encabezados por Pablo Micheli, los compañeros de la CGT de Hugo Moyano, los trabajadores autogestionados y de las cooperativas que se movilizan para producir este debate.

          No debemos tener miedo al debate. Esa movilización, ese apoyo que se está construyendo, sin lugar a dudas alimenta mi esperanza de que vamos a resolver el problema a favor de la gente. Tardaremos uno, dos o cinco días, pero tarde o temprano tendremos que discutir sobre la vida y la continuidad de nuestros conciudadanos.

          Porque trato con mucho respeto a todos, no quiero decir cosas diferentes a las que expreso afuera. Me he acostumbrado a mantener una coherencia. En la marcha del 13 de septiembre, en la que presentamos el proyecto que hoy venimos a defender y a proponer, terminé diciendo que me daba mucha alegría que muchos levantaran el nombre de nuestro compañero –para mí un amigo, un hermano‑ Germán Abdala. ¿Quién puede dudar de la conducta, la idoneidad y la fortaleza que tuvo Germán para plantarse en la década del 90 y pelear contra las privatizaciones?

          Me enorgullece que lo hagan desde distintos pensamientos partidarios. Ninguno, y menos yo, podría defender lo que piensa partidariamente escudándose en los dichos y la actuación de Germán Abdala. No es mi característica. Aspiro a que aprendamos de su ejemplo. Quienes pretenden referenciarse con él, deben saber que cuando llegó el momento más difícil de su vida en los años 90 y tuvo que elegir entre la disciplina partidaria y la disciplina de clase, no dudó ni un momento y eligió la disciplina de clase, y fue bandera para enfrentar la política de los 90.(Aplausos.)

          Por eso, y lo digo con toda claridad, debemos tomar ese ejemplo con profundidad. Afirmo –como pensaba él, que era consecuente- que los diputados de hoy no están votando la ley del futuro, están votando igual que lo hacían los diputados en los años 90: negocio y muerte, y nosotros votamos en contra porque queremos solidaridad y vida. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Stolbizer.- Señor presidente: me llama la atención los esfuerzos realizados por el miembro informante del dictamen de mayoría para tratar de explicar lo realmente inexplicable. Creo que al propio oficialismo le ha costado mucho encontrar voluntades para defender este dictamen.

          Llego a esta sesión con un sentimiento contradictorio, que es participar, por la atención que me produce, de un debate buscado, ansiado y promovido durante muchos años en este Congreso, y al mismo tiempo hacerlo con la convicción de que el resultado del debate que estamos dando llevará a este Poder Legislativo a cometer uno de los más grandes errores e injusticias de toda su historia, así como en su momento lo fue la sanción de la ley.

          La dimensión del error y la injusticia tiene que ver no solamente con la reforma que se promueve sino –y me animaría a decir que es más grave aún- con la convalidación que se hace por esta vía del mantenimiento incólume de un sistema que durante muchos años ha sido realmente injusto e inhumano. Además, esto implica mirar con indiferencia e ignorancia la gran cantidad de ejemplares sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que a lo largo de los años declararon la inconstitucionalidad de ese sistema. Se la ha declarado a no menos de diez o doce artículos de la ley que hoy se está intentando reformar.

          Me animaría a decir que esos reiterados fallos del máximo tribunal de Justicia fueron casi como un grito hacia los legisladores para que nos hagamos cargo de reformar la norma a fin de que recupere constitucionalidad, pero sobre todo recuperar justicia y protección para los trabajadores como destinatarios principales de la normativa.

          También creo que no todos los que voten afirmativamente esta norma enviada por el Poder Ejecutivo creen que es una solución a algo, más bien al contrario. Es verdad que es difícil avanzar en un debate de estas características sin hacerlo desde una perspectiva claramente jurídica, ya que esto es de lo que se trata. También es imposible abordar este debate sin consideraciones políticas y sin medir además el impacto humano y social que tiene la reforma que se va a aprobar en el día de hoy.

          Dos derechos fundamentales son los que sostiene como base el sistema de prevención y reparación de los accidentes de trabajo, que han sido consagrados en todo nuestro plexo normativo, sobre todo a partir de la reforma constitucional del 94 y la jerarquización de los tratados internacionales en materia de derechos humanos.

          Uno de estos derechos se refiere fundamentalmente al que tienen las personas a no ser dañadas. Este derecho va acompañado obviamente con el de ser reparado cuando se produce ese daño por aquellas personas que producen ese daño y en la medida en que ese daño afecta a la persona.

          La indemnización debe cumplir siempre el objetivo de volver la situación al estado anterior al menoscabo, y recomponer económicamente a la víctima que lo ha sufrido.

          Como se ha dicho, la sanción de esta ley en 1995 y su puesta en vigencia en 1996 puso en guardia a muchos académicos del derecho, a magistrados, a representantes gremiales y también a muchos legisladores, frente al silencio de los muchos que descargan su diatriba contra la década del 90 pero cerraron su boca cuando se instaló ese sistema. La década del 90, los contratos basura, la característica represiva del reclamo obrero que tuvo la legislación de esa época y la definitiva pérdida del principio protectorio del derecho del trabajo hicieron de esta ley, que hoy se reforma pero se sostiene, el perfecto instrumento al servicio de la instalación de un mercado de capitales y de negocios a costa de la salud y la vida de los trabajadores.

          Lo peor del caso es que ese ataque y agravio a los derechos de las personas y de los trabajadores en particular se consagró a partir de la propia ley. La ley es la que violenta los derechos humanos. Lejos de los falaces argumentos con los que pretendieron y vuelven a pretender con la ley y su reforma avanzar en la prevención o disminución de la litigiosidad, todos sabemos que nunca tuvieron ninguna probanza seria, porque en realidad lo que eliminaba el sistema y la ley eran los incentivos para el buen comportamiento. El Estado entregaba su estructura de controles para garantizar la rentabilidad de los representantes de ese nuevo mercado de capitales.

          Las reacciones no tardaron en llegar porque los aspectos lesivos de la norma eran muchos, evidentes y flagrantes. Así se fueron dando desde finales de la década del 90 e inicios del 2000 cientos de fallos de tribunales inferiores, primero en la provincia de Buenos Aires y después en el resto del país, que iban reconociendo los argumentos sólidos e irrefutables, declarando la inconstitucionalidad de muchos de esos artículos.

          En este Congreso se sucedieron debates, audiencias y proyectos que buscaban poner sobre la mesa la necesidad y urgencia de la reforma. Presenté por primera vez un proyecto de modificación bajo el expediente 6.975 en 1999, en el que me acompañaron los diputados Brandoni, Vázquez, Raimundi, Passo, Villalba y Pernasetti; volví a hacerlo en 2001, con el proyecto 1.814; en 2003, con el 4.797, y en 2005, con el 1.784, firmado por los diputados Giúdici, Giubergia, Nieva, Tate, Basteiro, Pernasetti, Jorge Rivas, Mínguez y Alberto Piccinini. Luego, vino el expediente número 4.827, firmado por los diputados Milman, Riobó, Cuccovillo, Peralta, Alcuaz, Carca y Linares, y el expediente que tuvimos hoy a la vista, número 2.916, acompañado por los diputados Duclós, Linares y Milman.

          Quiero destacar la importancia de esos debates, y el prestigio de los académicos que participaron durante todos esos años. También quiero destacar los consensos sobre los que avanzamos en algún momento para plasmar en un dictamen lo que había sido un acuerdo de la CGT y la CTA, cuando el diputado Recalde era asesor de la Comisión de Legislación del Trabajo y actuaba como un componedor, conjuntamente con las otras personas que participaban, entre las que recuerdo al diputado Gerardo Martínez.

          Todo ello fue en vano. Nunca se logró avanzar en el debate que tenemos hoy, con la trascendencia que tiene el tema del que hablamos. Hablamos nada menos que de 11 millones de trabajadores registrados bajo la cobertura de la ley, más un 35 por ciento aproximadamente sobre quienes no hay registro, y de una siniestralidad de aproximadamente 700 mil personas por año.  Este sentimiento contradictorio al que me refería es acompañado de una enorme frustración en razón de que considero que la aprobación del dictamen de mayoría es un retroceso.

          Sin duda, esta reforma es una soga que se tira para salvar empresas como beneficiarias directas, pero al mismo tiempo es una soga al cuello que asfixia a los trabajadores víctimas de su aplicación.

          Vamos camino a un retroceso de derechos del trabajador ya consagrados mediante jurisprudencia de la Corte. Esto no es otra cosa que el contrapeso de las extraordinarias ganancias que este gobierno ha transferido al capital financiero y concentrado.

          Retomando el relato de estos años, esos debates, proyectos y fallos a los que me referí fueron sucedidos por la extraordinaria valentía y sapiencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que a partir de la primavera de 2004, en una sucesión de fallos de importante contenido, comenzó a resolver la sanción de inconstitucionalidad de la ley 24.557.

          Quiero citar al doctor Horacio Shick, pues sin duda ha sido uno de los más firmes y consecuentes luchadores, entre quienes aportaron esfuerzo intelectual militante. Él dijo que fueron los fallos de la Corte los que hicieron colapsar los pilares de este engendro normativo.

          Fue a partir de la obligatoriedad impuesta, que la siniestralidad ha ido disminuyendo en la medida que los obligados sintieron el peso de una Justicia que por fin atendió la vigencia del derecho, la aplicación de sus principios fundamentales y las garantías constitucionales para que ningún trabajador pudiera ser dañado impunemente y siempre existiera un responsable de reparar las consecuencias sufridas.

          Desde entonces, se sucedió una enorme cantidad de fallos ejemplares –entre ellos, los casos Aquino, Castillo, Minole, Llosco, Silva, Torrillo-, y lo que más claramente han dicho los jueces, además de reconocer los derechos invocados, es que los legisladores deben hacerse cargo de producir los cambios necesarios en la norma. Ése fue el mensaje.

          Ésta es nuestra oportunidad y responsabilidad de hacernos cargo, debatiendo y aprobando una reforma que recupere constitucionalidad y legalidad y, al mismo tiempo, justicia para sus destinatarios.

          Desde nuestras competencias legislativas estamos obligados a acompañados esos fallos de la Corte; sin  embargo, el dictamen de mayoría camina exactamente en camino contrario.

          Muchos se deshacen en elogios hacia los integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Repetiré lo que planteé en su momento en comisión. Fui de aquellas personas que, ingenuamente, se entusiasmaron cuando el ex presidente Néstor Kirchner emitió un decreto de autolimitación de atribuciones respecto de la designación de los miembros de la Corte. Se estableció un procedimiento transparente que permitió llevar al máximo tribunal de Justicia a personas prestigiosas e intachables. La ingenuidad residió en pensar que lográbamos esa Corte, aunque colgada de un cuadro de honor, porque jamás se habría de hacer caso a los fallos de ese cuerpo prestigioso, de los que muchos hablan, que no acompañaran los intereses y designios del gobierno.

          Las reiteradas inconstitucionalidades declaradas sobre la ley no han conmovido el espíritu reformista marcado por la Corte, sino que ha sucedido todo lo contrario.

          La semana pasada, con dictamen firmado, la Comisión de Legislación del Trabajo recibió una cantidad de personas muy acreditadas en la materia. En verdad, no nos llamó tanto la atención que el oficialismo no pudiera sentar a la mesa de esa comisión a representante alguno de las organizaciones sindicales afines para defender este proyecto. Era lógico que ningún representante gremial iba a venir a dar la cara para defender lo indefendible. Pero nos llamó la atención que tampoco el oficialismo pudo sentar en la comisión a ninguna organización de académicos ni juristas que viniera a defender la ley. Insisto: la norma es indefendible.

          Las posiciones marcadas tanto en el seno de la comisión como en todos los informes que hemos recibido son unánimes. Este proyecto que se impulsa, de la misma forma que lo fue la ley de accidentes de riesgo de trabajo, no supera ningún test de constitucionalidad.

          Me reservo para insertar en el Diario de Sesiones los documentos que nos acercaron el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, la Asociación de Abogados Laboralistas y el Colegio de Abogados de Quilmes. Todos con una posición unívoca en cuanto al disparate que constituye la reforma que se promueve.

          La conclusión es una: esta reforma, que no soporta un test de constitucionalidad, nos remonta al más rancio neoconservadurismo de los 90, constituyendo un agravio intolerable a los derechos humanos. Además, el proyecto implica una repetición de lo que fue la ley 24.028 de 1991.

          Para fundamentar el dictamen de minoría ‑agradeciendo el acompañamiento de los diputados Milman y Tunessi-, me voy a referir a uno de los aspectos que considero más graves en el dictamen del oficialismo. Fundamentalmente tiene que ver con el artículo 4° y la opción excluyente. Parece casi imposible de pensar que esa cláusula que fue progresista cuando se impuso en la ley 9.698, en 1915, pueda ser incorporada hoy –cien años después-, cuando por supuesto ya no es una cláusula progresista. Parece imposible que esa cláusula quiera introducirse nuevamente en nuestro sistema positivo luego de los fallos ocurridos, fundamentalmente el del caso Aquino.

          El establecimiento de la opción por el lado de la eliminación de la “doble vía” veda el acceso a la Justicia intentando disfrazar lo que en verdad resulta ser una ley hecha a la horma de los zapatos de los empresarios que aplaudieron fervorosamente el discurso de la presidenta, cuando hizo el anuncio del envío del proyecto al Congreso de la Nación en la cena de la Unión Industrial.

          Deberíamos ser claros: nos estamos perdiendo la posibilidad de avanzar en la prevención, porque no va a aumentar la inversión en este rubro. Es imposible creer eso porque no van a invertir cuando los costos son cada vez mayores, cuando no existen incentivos y cuando se asegura la rentabilidad de los empresarios, quienes no discuten la economía, la competitividad ni el crecimiento, sino el abaratamiento de sus costos laborales aun cuando sea a costa de la salud y vida de los trabajadores.

          Me pregunto si ninguno de los firmantes del dictamen advirtió que las sugerencias de la OIT, en relación con las enfermedades laborales, procura que la normativa sea abierta y no cerrada. Se actúa al revés, o sea, se cierra, lo que implica abrir la litigiosidad.

          Es fácil advertir que ante una enfermedad no enlistada el trabajador lo que hace es recurrir a la Justicia. En un Estado de derecho, ese acceso nunca le puede ser vedado.

          ¿Cómo explicar por un lado que se pretende bajar la litigiosidad violando el acceso a la Justicia de los trabajadores? Cuando se habla de la “industria del juicio”, debemos recordar que si existen juicios es porque hay derechos vulnerados. Frente al atropello de la ley y el abandono del Estado, el juicio termina siendo el único camino para reclamar la tutela y la garantía de los derechos constitucionales.

          El acceso a la Justicia es un derecho humano fundamental, sobre todo ante la negación de otros derechos. Mucho más lo es cuando al trabajador se le niega el acceso a reclamar por los derechos que le corresponden.

          Cuando la señora presidenta cuestiona el accionar de los abogados, debería recordar –según ella misma lo ha dicho-, que ha sido una letrada prestigiosa defendiendo seguramente causas justas con los resultados patrimoniales que se conocen. Si hay juicios es porque hay accidentes en condiciones degradantes para los trabajadores y porque no se trabaja ni se trabajó nunca respecto de la prevención. Sin embargo, es necesario decir que frente a los 700 mil accidentes por año el número de causas iniciadas es de 53 mil, o sea que el porcentaje de juicios es ínfimo. Los reclamos judiciales existentes se corresponden con niveles razonables de litigiosidad propios del Estado de derecho, donde el acceso a la Justicia es un derecho fundamental.

          La propuesta legislativa que se analiza promueve además el desinterés de los obligados, porque la tendencia es conformar al trabajador con una indemnización tarifada para que se desentienda, debiendo renunciar a la posibilidad de reclamar una indemnización integral. En atención a la opción excluyente del artículo 4°, resulta claro que no es el camino para resolver…

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Vaya concluyendo, señora diputada.

 

Sra. Stolbizer.-  Cómo no, señor presidente.

          Solicito autorización para insertar parte de mi discurso en el Diario de Sesiones.

          Finalmente, quiero reiterar lo que planteé en la comisión: esta no es una opción sino lisa y llanamente una extorsión a los trabajadores, porque se abusa de la condición y del estado de necesidad y de debilidad que tiene el trabajador accidentado.

          Esta ley seguramente ha recogido uno de los rankings más llamativos: es la ley que más cantidad de declaraciones de inconstitucionalidad ha tenido a lo largo de los años. Sin embargo, creo que hoy podemos estar alcanzando otro enorme símbolo para otra ley: el de la vergüenza. Sin duda esta nueva ley será por muchos años el mayor símbolo de vergüenza inexplicable por quienes terminen hoy aprobando este proyecto de reforma. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Antes de dar el uso de la palabra al señor diputado Recalde quiero hacer una breve aclaración.

          Conforme a lo acordado en la reunión de presidentes de bloque, les recuerdo que registren por Secretaría a los diputados que hablarán en nombre de los distintos bloques en general para poder efectuar el cierre de la lista de oradores aproximadamente a las 15 y dar lectura por Secretaría de quienes se hayan anotado.

          Del mismo modo, recuerdo a los señores diputados que vayan a hacer uso de la palabra en forma individual que como hemos acordado cerrar la lista de oradores a las 15, les pedimos que vayan anotándose por Secretaría para hacer uso de la palabra a efectos de organizar y administrar el tiempo.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Recalde.- Señor presidente: trataré de explicar las razones que me llevaron a firmar un dictamen de minoría. Para ello voy a hacer una breve historia y luego explicaré en qué consiste el dictamen que acabo de suscribir. Además, solicito la inserción de parte de mi discurso en el Diario de Sesiones porque seguramente el tiempo no me va a alcanzar.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1a de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

          Efectivamente, nuestro país fue adelantado en el mundo en materia de legislar a favor de los trabajadores a principios del siglo pasado.

          La ley 9.688, de 1.915, consistió en un adelanto muy importante para consagrar derechos a los trabajadores, pero sucede que fue sancionada hace aproximadamente cien años. En el artículo 17 ya se establecía una opción en aquella época, pero quiero recordar que después de esa ley este Parlamento aprobó distintas leyes en la materia: limitación de la jornada de trabajo; indemnización por despido; sueldo anual complementario; salario mínimo, vital y móvil; convenciones colectivas de trabajo; ley sindical; derecho de huelga; asignación universal por hijo; movilidad jubilatoria; matrimonio igualitario. También convalidó e hizo suyos con la reforma de 1994 tratados de derechos humanos y tratados internacionales.

          ¿Qué quiero decir con esto? Que realmente estamos avanzando en la consagración de la ampliación de derechos. Uno tendría que advertir que no puede haber ninguna regresividad en los derechos frente al principio de progresividad enunciado por el artículo 75, inciso 19 de la Constitución Nacional.

          Personalmente me tocó batallar bastante en cuanto a la ampliación de derechos. De allí mi compromiso con los trabajadores y con el derecho laboral.

          Cuando se modifica el Código Civil con la llamada ley Borda –número 17.711‑, esta posibilidad de ampliar derechos del trabajador recurriendo también a normas que se habían consagrado en el Código Civil, la modificación de su artículo 1113, inicié un juicio que terminó con un fallo plenario. Me refiero al fallo 169, llamado “Alegre Cornelio c/Manufactura Algodonera Argentina”. Este fallo se sancionó el 10 de octubre de 1971, por lo que ahora se acaba de cumplir un nuevo aniversario. De esta manera estoy confesando mi antigüedad y mi vejez.

          Hasta allí llegamos avanzando en materia de derechos, tanto legislativa como jurisprudencialmente. Eso ocurrió hasta que comenzó lo que en uno de mis trabajos denominé la tercera década infame. Allí se sancionó la ley 24.028, que con la excusa de generar empleo y disminuir el índice de litigiosidad realmente terminó reduciendo los costos laborales y los derechos de los trabajadores.

          El paso siguiente en este verdadero iter criminis que voy a relatar fue un acuerdo marco firmado el 25 de julio de 1994 entre la conducción de la CGT de ese entonces, las seis, siete u ocho grandes cámaras de empresarios y el gobierno nacional. Ese acuerdo marco abrió la puerta a una intensificación de la flexibilización laboral que ya había comenzado en 1989 con el dictado de dos decretos referidos al tema de los tickets canasta.

          Pero en materia de normas sancionadas por el Parlamento fue la ley 24.013, de empleo, la que expresaba la promesa de generar empleo y demás, cuando en realidad sucedió exactamente lo contrario.

          Reitero que este acuerdo marco fue suscripto el 25 de julio de 1994, días antes de la reforma de la Constitución Nacional que operó en agosto del año subsiguiente.

          A partir de dicho acuerdo marco, en 1995 se sancionó un verdadero paquete de leyes flexibilizadotas. Entre ellas podemos mencionar la ley 24.464, ampliatoria de los denominados “contratos basura”, y la 24.467, que otra vez puso como mascarón de proa a las pequeñas empresas. Pero lo que esta última norma hizo –y en este Parlamento hemos logrado modificar varios de sus artículos- fue establecer una diferenciación entre iguales. De esa manera quitó derechos a los trabajadores. Esto lo hizo en lugar de diferenciar entre distintos, ya que no hay trabajadores grandes, medianos y pequeños, sino que son todos iguales. Lo que se tendría que haber hecho es tratar de sostener a la pequeña empresa, ya que en materia de dación de empleo probablemente sea una de las más importantes. En definitiva, se hizo exactamente lo contrario.

          También debo mencionar la ley 24.522, de quiebras, que este Parlamento también modificó. De esa forma se logró evitar que una mera presentación en convocatoria de acreedores suspendiera por tres años los convenios colectivos de trabajo. Logramos sacar los juicios laborales del ámbito de la justicia comercial para llevarlos al de sus jueces naturales, es decir, a la justicia del trabajo. Eso lo hizo este Congreso de la Nación.

          También quiero citar la ley 24.557, que nos ocupa. Realmente el desafío mayor que uno encontró frente a la sanción de esa norma fue cómo hacer para compatibilizar el sistema de la seguridad social con un sistema de lucro que es lógico, legal y legítimo en una sociedad con una economía de mercado como la nuestra. Pero esa compatibilización es muy difícil de obtener debido a que cuanto mayor es la seguridad social, menor es el lucro que se obtiene.

          Por último, debo mencionar la ley 24.635, que es de carácter procesal y que para bien del resto del país solo rige en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta norma legal estableció un servicio de conciliación laboral obligatoria, lo que constituye una especie de privatización del acceso a la Justicia.

          De esta manera llegamos al mes de febrero de 2002 con una Corte Suprema de Justicia cuya integración había tenido lugar durante el gobierno del doctor Carlos Menem. Dicho tribunal dictó el denominado fallo “Gorosito”, por el que se determinaba que la ley 24.557 era inconstitucional. Debo reconocer la persistencia de muchos abogados laboralistas que a pesar de la declaración de constitucionalidad siguieron litigando y planteando la inconstitucionalidad de esta norma.  Esto lo remarco para información de todos, porque el abogado que defiende a trabajadores –a diferencia de otros colegas que se dedican a otras especialidades‑ no percibe honorarios a cuenta, no percibe nada en concepto de gastos que pueda tener y, además, si pierde el juicio,  no cobra honorarios.  Por ende, los compañeros abogados laboralistas que siguieron insistiendo con la inconstitucionalidad de esa norma merecen nuestro reconocimiento.  

          ¿Cuándo se produce el cambio?  Con el dictado del decreto 222 del año 2003, de nuestro querido y entrañable compañero Néstor Kirchner, que integra la Corte con una nueva composición, con la que uno puede tener discrepancias de ideas y de pensamiento –esto es propio de la República y de la democracia‑, pero nadie duda de su independencia, de su probidad y de sus conocimientos jurídicos.

          Así llegamos al año 2004; realmente, una primavera.  Lo digo porque el 21 de septiembre de ese año la Corte dictó la primera inconstitucionalidad de la ley 24.557, en cuanto restringía el acceso de los trabajadores a la Justicia.  Esto es lo que nos dio mayor fuerza para seguir trabajando en aquel momento, porque salvo Francis Fukuyama, nosotros sostenemos que la historia siempre continúa; la historia no termina en éxito ni en fracaso.

          Como jefe de los abogados de la CGT,  me tocó organizar una jornada el 10 de noviembre de 2004, que se celebró en el Salón Felipe Vallese, de la CGT. Fue una reunión multidisciplinaria y multisectorial, a la que concurrieron unas seiscientas personas, entre abogados de empresas, de sindicatos, de trabajadores, profesores universitarios, camaristas, economistas y constitucionalistas.  Como conclusión de esa jornada, analizamos la posibilidad de redactar un anteproyecto que contemplara una reforma integral de la ley, buscando la forma de compatibilizar esa contradicción a la que ya me referí. 

          Así, en el año 2005 el Consejo Directivo de la CGT unificada, luego el Comité Central Confederal y, finalmente, un Congreso ordinario tomaron como suyos ese anteproyecto.  Además, los compañeros de la CTA, con quienes conversé en aquel momento, tenían amplias coincidencias con el proyecto.  Incluso, hoy advierto que esa coincidencia continúa con muchos compañeros. 

          Con posterioridad, durante mi primer mandato como diputado de la Nación, presenté esa propuesta, que debí reproducir en los años 2006, 2008 y 2010.  El proyecto que presenté tantas veces fue el que me asistió en esta oportunidad para impulsar el dictamen de minoría que lleva mi firma. 

          Hay cosas que vengo planteando desde hace tiempo y, por ende, no puedo entrar en contradicciones.  En 2006 mantuve una reunión –voy a dar los nombres y apellidos, porque es importante que todos estén informados‑ con el doctor Daniel Funes de Rioja, a la sazón asesor de la Unión Industrial Argentina y quien ocupaba –todavía mantiene ese cargo‑ la presidencia de la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo.

           En aquel momento pensaba que era muy difícil que se pudiera sancionar una reforma integral de la ley, pero frente al reclamo de litigiosidad de las cámaras empresarias, me pareció que era importante buscar la forma de acortar los caminos. 

          No lo hacía porque me preocupara la litigiosidad que pudiera sufrir una empresa; lo que me preocupaba –y me sigue preocupando‑ era que un trabajador tuviese que ir a la Justicia para que le reconocieran un derecho. 

          Lo que hay que hacer no es difícil; en parte es lo que propone el proyecto sancionado por el Honorable Senado: aumentar las indemnizaciones por las incapacidades derivadas de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales.  Pero en este último caso hay que ampliar el listado. Ya que estamos hablando de los juicios, quiero hacer un breve paréntesis para referirme a la mentira en que se fundó la ley 24.557. La mentira era que habían aumentado estrepitosamente los juicios. Investigué personalmente qué referencia podía tomar para comparar. Tomé el año 1991, con la ley 24.028, que bajaba costos y reducía derechos, para ver cuántos juicios se habían iniciado entonces y cuántos en 1994 o 1995. Tengo las estadísticas al día de hoy, que pido permiso para insertar para no ser tan latoso con los números. Aclaro que voy a dar números redondos.

          En  1991, tanto en la Justicia Civil como en la del Trabajo, se habían iniciado en la Capital Federal cerca de 22 mil pleitos; me refiero a la acción civil y a la especial. ¿Cuántos teníamos en el período de 1994 a 1995? Se habían reducido en un 60 por ciento. O sea que no solamente no aumentó la litigiosidad, sino que, si hubiese habido estadistas preocupados por la salud y la suerte de los trabajadores, tendrían que haberse sorprendido porque se redujo mucho la cantidad de juicios. Esta es la verdad.

          En aquel momento publiqué un artículo, cuyo título –se lo puso el periodista- era “Juicios Mentirosos”. La mentira era lo que habían fundamentado en aquella ley. Obviamente, no alcancé resultados en esa reunión y, entonces, no tuve más remedio que seguir insistiendo con mi proyecto de ley, tratando de ver cómo podíamos salvar las deficiencias que presentaba el sistema de riesgos del trabajo.

          Con mi insistencia estoy planteando, en realidad, un proyecto integral de reforma, como decía recién, pero con algunos aspectos que considero importantes y que mostraron una gran reacción contraria por parte de las cámaras empresarias.

          Me refiero, por ejemplo, a la participación de los trabajadores en el control de lo que sucede con la producción en los lugares de trabajo. Esto es hasta de sentido común. ¿Cómo el trabajador no va a aportar su experiencia de trabajo al pie de la máquina para decir cuáles son los riesgos que ella entraña? ¿Cómo no va a poder participar? Pero no se trata solamente de una cuestión de sentido común o de un derecho humano. Es un derecho constitucional, porque el artículo 14 bis de la Constitución Nacional consagra el derecho de los trabajadores al control de la producción, y qué mejor control de la producción que aquel destinado a evitar accidentes de trabajo.

          En la prevención, el deber de seguridad a cargo del empleador  no se tiene que limitar a cumplir la normativa vigente, sino que también debe adoptar todas las medidas complementarias, según el tipo y ambiente de trabajo, los materiales empleados, la experiencia y la técnica necesarios para tutelar la integridad psicofísica y la dignidad de los trabajadores.

          Existe un proceso nuevo que se inició con las privatizaciones, que es el de tercerización. Hasta allí tenemos que extender la responsabilidad con toda claridad. La tercerización es un proceso absolutamente legítimo en la medida en que no se use para eludir la ley o para evadir la legislación. Entonces, en estos supuestos de contratación y subcontratación hay que establecer una responsabilidad interempresaria.

          También hay que tener en cuenta lo que sucede con los fabricantes y suministradores de maquinarias. Me estoy refiriendo a algunos aspectos contenidos en este dictamen de minoría.

          Asimismo, hay que terminar con la predisposición de los trabajadores a enfermarse, que la ley 24.028 no consideraba. Como había una predisposición, se hablaba de la concausa, mientras nosotros sostenemos que tiene que haber una indiferencia en la concausa. Es decir que esta predisposición del trabajador no puede enervar su derecho frente a una incapacidad.

          Por otra parte, el listado de enfermedades no puede ser taxativo. Nadie puede negar la investigación o lo que puede determinar el médico sanitarista con relación a nuevas enfermedades que se produzcan. Entonces, no es aconsejable cerrar el listado, impidiendo la incorporación de nuevas enfermedades profesionales.

          En la Organización Internacional del Trabajo, cuando analiza estadísticamente la cantidad de juicios, las enfermedades profesionales constituyen el 38 por ciento del total. En nuestro país son el 2 por ciento. Esto quiere decir que para bajar los costos y maximizar las ganancias de las ART y de las empresas se está impidiendo este resarcimiento.

          Además uno piensa realmente en las pequeñas y medianas empresas ‑deberían ser consideradas en las normativas y las propuestas por las cámaras empresarias, que las ponen de mascarón de proa para defender su propia responsabilidad‑, que históricamente llegaron a pagar una prima 500 por ciento más cara que las grandes empresas. El dictamen de minoría que propongo establece un nivel de equidad para que las pequeñas empresas no subsidien a las grandes.

          Por otra parte, sigo entendiendo que es la Justicia del Trabajo la que debe intervenir. Obsérvese que la propia norma que estamos analizando, cuando establece el cúmulo en el caso de dolo del empleador –artículo 1.072 del Código Civil‑ no dispone la competencia en la Justicia Civil sino en la del Trabajo. Por eso debemos tener cuidado con ello, más allá de lo que dispone, por ejemplo, no solamente el inciso 22 del artículo 75 de nuestra Constitución Nacional, sino también el artículo 36 de la Carta Internacional Americana de Garantías Sociales, aprobada en Bogotá en 1948, que establece que en cada Estado debe existir una jurisdicción especial de trabajo y un procedimiento adecuado para lograr una rápida solución.

          A uno no le resulta ajena la suerte de aquel empleador que está injustamente sometido a un juicio. En el dictamen de minoría proponemos un fondo de expensas para que aquel empleador que gana el juicio que le inicia un trabajador no tenga que pagar costas. Esto apunta a dos cosas, no solamente a la equidad, sino también a evitar alguna patología en la que como abogado de los trabajadores sabemos se suele incurrir. Creo que es una ínfima minoría, pero aunque así lo sea, lo cierto es que existe una coacción a tratar de conciliar pleitos, porque igual la empresa va a tener que pagar costas. Es decir que uno trata de tener la mayor amplitud posible en esta cuestión.

          Yo hice una denuncia penal al entonces presidente en 1997, porque distrajo recursos con destino al seguro de vida colectivo de los trabajadores para subsidiar a las empresas y a las aseguradoras de riesgos del trabajo. Me parece que hay que terminar con esto, y el proyecto contenido en el dictamen que suscribo lo hace.

          Asimismo, entiendo que el Código Penal debe modificarse y ampliarse para establecer sanciones penales a los empleadores que violen las normas de seguridad e higiene del trabajo.

          Para finalizar, quiero hacer un homenaje a un laboralista, Carlos Moreno, que era abogado de los trabajadores de Loma Negra, y en las entrevistas con ellos descubrió que en esa empresa había silicosis. Esto figura en mi libro, que no voy a leer, pero pueden comprar: Carlos Moreno defendió a los trabajadores, lo que significó un aumento del costo laboral para Loma Negra, porque tuvo que pagar los juicios. En esa dictadura cívico-militar, estas empresas fueron responsables del homicidio del doctor Carlos Moreno, a quien rindo homenaje y dedico este dictamen. (Aplausos. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Bullrich.- Señora presidenta: creo que la discusión de este proyecto se basa en una aceptación común, por más que muchas veces esto no aparezca en palabras con tanta claridad.

          A partir de la ley de riesgos del trabajo el cuestionamiento no está en el sistema en sí mismo, sino en si se debe abrir o no una segunda vía, la de la Justicia. ¿Por qué es así? Porque el sistema de riesgos del trabajo, que ha tenido modificaciones a lo largo de su existencia, ha permitido una cierta previsibilidad para aquel trabajador accidentado o aquella familia que debe lamentar su muerte.

          Sin duda, toda política de riesgos del trabajo debe partir de un primer concepto: la prevención. La mejor política de riesgos del trabajo es que haya una disminución de los accidentes laborales. No obstante, dichos accidentes existen, son una realidad y es importante que los trabajadores que sufren un accidente de trabajo, o sus familias, puedan contar con una ayuda dineraria cuando deben dejar de trabajar o quedan desprotegidos.

          En consecuencia, lo que se está discutiendo no es la posibilidad de que exista un sistema de riesgos del trabajo. Lo que se está discutiendo es si dicho sistema es el único o si el trabajador puede, al mismo tiempo, recurrir a la vía judicial.

          Lo primero que debemos considerar es que el régimen de riesgos del trabajo, a partir del dictado de esta norma, de los decretos complementarios y de este último proyecto de ley, plantea que los trabajadores pueden prever cuánto cobrarán por el accidente que han sufrido, a diferencia de cómo es ahora, ya que existe una indemnización general de una sola vez.

          Por lo tanto, respecto de la doble vía, tenemos que analizar algunos aspectos. Está claro que todo sistema debe ser contemplado para el conjunto de las empresas. Las empresas más pequeñas de nuestro país tienen una problemática muy seria frente a un accidente de trabajo cuando estas dos vías están abiertas.

          No sé si este asunto se resolverá constitucionalmente. Veremos qué dice al respecto la Corte Suprema de Justicia, porque personalmente creo que lo que se plantea es la posibilidad de elegir entre una de las dos vías. Por lo dicho, creo que habría que contemplar en el artículo 4° que cuando el trabajador elija la vía de la Justicia y reniegue de la vía de la ART, debería litigar sin costas. De esta manera, estaríamos permitiendo al trabajador acceder realmente a la posibilidad de elegir la vía de la Justicia.

          Lamento que este proyecto no haya sido discutido y que hayamos vuelto al mecanismo de la “ley exprés”, porque muchos de los temas que hoy estamos analizando se podrían haber debatido seriamente. Está claro que esta iniciativa tiene una falencia por no contemplar el tema de la prevención.

          Hay una cantidad de normas que se están incumpliendo y que se podrían haber incluido en este proyecto. Me refiero al Convenio 155, de 1981, al Protocolo de 2002 –aprobados por la ley 26.693‑  y al Convenio 187 de la OIT –aprobado por la ley 26.694‑ que votamos el año pasado en forma unánime.

          Deseo plantear algunas inconsistencias que pueden generar problemas en el futuro. Se dice que se cumplió con todos los fallos de la Corte Suprema de Justicia en materia de riesgos del trabajo. Sin embargo, se ha prescindido de varios de estos fallos; en particular, la doctrina que se sentó en los fallos Castillo y Venialgo, ya que en este proyecto no se eliminan las comisiones médicas que crea el artículo 51 de la ley 24.241, y que están regladas por los artículos 21, 22 y 46 de la ley 24.557, que tienen una declaración de inconstitucionalidad.

          El segundo problema que me parece que se va a plantear es que se sigue con el sistema cerrado de enfermedades profesionales y se dejan afuera una cantidad de patologías que sufren los trabajadores. Esta es una recomendación que hizo la OIT en el año 2002, la 194. Se confeccionó un nuevo listado actualizado a marzo de 2010, que sustituye el anterior de 1996. Considero que esta es una gran falencia del proyecto.

          Creo que tiene que ver con que es un proyecto no discutido y absolutamente cerrado, como los que permanentemente plantea el oficialismo. Repito que frente a la opción, deberíamos plantear la eximición del pago de la tasa de Justicia como un tema fundamental.

          Una cuestión que es un muy importante y no está bien resuelta en el proyecto se refiere a que la iniciativa propone aumentar las incapacidades laborales permanentes, pero no plantea nada en relación con la pérdida de la vida del trabajador.

           El proyecto podría haber resuelto un problema existente, que ha hecho que muchísimas empresas pequeñas y medianas de nuestro país hayan tenido enormes problemas para hacerse cargo de las dos vías cuando existe un accidente, por lo que finalmente muchos accidentes no tuvieron ningún tipo de reparación; esto hizo que muchísimas empresas terminaran trabajando fuera del sistema.

          La falta de debate y de discusión sobre este proyecto va a generar una posible declaración de inconstitucionalidad. Por la metodología que se ha adoptado para discutir el proyecto, más allá de que considero que presenta algunos elementos positivos, no lo voy a acompañar.

 

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Germano.- Señora presidenta: quiero hacer algunas observaciones al Orden del Día N° 1.072 y destacar una anomalía que voy a describir puntualmente; se refiere a una conducta que se viene desarrollando en las reuniones de las comisiones de la Cámara.

          Es legítimo que la mayoría pueda imponer su voluntad mediante el voto de sus legisladores en relación con cualquier proyecto tratado en comisión, cuando el debate ha llegado a un razonable fin. Sin embargo, en la determinación de ese razonable fin las formas deben ser prolijamente respetadas para garantizar precisamente la expresión democrática de todos.

          Casi los únicos proyectos que se tratan en el recinto provienen últimamente de dictámenes de reuniones conjuntas de comisiones, lo que constituye una práctica habitual que está dejando de lado la visión específica y especializada de cada comisión, desaprovechando su incumbencia en particular.

           Esto, sin lugar a dudas, responde a la determinación política de imponer sin debate proyectos ya cerrados, sobre los que el oficialismo no admite modificación alguna. Esta conducta está basada exclusivamente en una mayoría numérica, despreciando la opinión diferente y firmándose dictámenes aun antes de cerrar el debate formal.

          En este marco, el pasado 9 del corriente se citó a una reunión conjunta de las comisiones de Legislación del Trabajo, de Presupuesto y Hacienda y de Legislación General. Ya en el inicio de la reunión y antes de empezar el debate, comenzó a tomar cuerpo la idea de que el proyecto con sanción del Senado iba a ser dictaminado por la mayoría sin aceptar modificación alguna.

          Sin embargo, distintos diputados plantearon la necesidad de dar participación a invitados que, naturalmente, eran parte involucrada como protagonistas en esta temática. Este reclamo fue aprobado por el oficialismo, que aceptó que se invitara a participar a la semana siguiente a representantes gremiales, colegios profesionales y otras asociaciones. Todos quedamos con la convicción de que la intención de cerrar la presentación de dictámenes ese mismo día no había sido más que eso, una intención, y que la sensatez de valorar el intercambio de opiniones había primado, en el sentido de escuchar en la semana siguiente a distintos sectores del quehacer laboral.

          Cuando el martes 16, luego de finalizado el segundo encuentro conjunto de las comisiones y después de haberse escuchado a quienes habían sido invitados, quise presentar un dictamen,  se me notificó que el plazo para ello había vencido el viernes anterior. Frente a mi insistencia se argumentó que el vencimiento se había establecido en la primera reunión a la que hice referencia.

          Para asegurarme de ello, revisé la versión taquigráfica de esa primera reunión, donde queda absolutamente claro que no fue manifestado públicamente en ningún momento la determinación de cerrar al día siguiente el plazo para la presentación de nuevos dictámenes. Lo más parecido que pude encontrar en esa versión taquigráfica sobre el establecimiento de un plazo es la expresión de uno de los presidentes de comisión, diciendo que él aconsejaba a los diputados opositores que presentaran sus dictámenes en 24 horas.

          Señora presidenta: un consejo no es una resolución; una recomendación no se puede hacer pasar como una resolución. Está claro ahora que el consejo formulado escondía veladamente que no se recibirían más dictámenes, a pesar de continuarse con un debate virtual, escuchando en comisión a los invitados.

          Este proceder vulnera una de las más caras condiciones de la democracia y del Congreso: la de construir un ámbito de libre debate de ideas y opiniones. Este proceder, que vengo a exponer por repetido, rompe con las reglas básicas de las normas de convivencia y de una mínima buena educación.

          En la ceremonia que describo,  los invitados son recibidos para que manifiesten sus objeciones a la boda, cuando la boda ya se ha consumado. Un verdadero acto de desprecio por su opinión y sus ideas, que no debe repetirse. Por eso solicité que se incorpore al orden del día –pero no está en mi banca- el tema en cuestión, que se me había negado.

          Aprovechando los minutos que me quedan, quiero expresar de qué se trataba el dictamen que iba a presentar, que era un proyecto del año 2010 y que fue vuelto a presentar el año pasado.

          Después de la exposición del diputado Recalde, con su sapiencia y sabiduría, y de la encendida defensa de De Gennaro, intentar hacer una descripción de la relación entre obreros y empresarios parece un atrevimiento.

          ¿Cuál es la fotografía? Esta es la pregunta que le hice al ministro Tomada cuando concurrió, y por cierto no digo que no haya querido responderla, sino que pudo haberla olvidado en el debate. La fotografía de hoy de la relación entre obreros y empresarios muestra que tenemos los tribunales desbordados por juicios provenientes de la doble vía, y como resultado de esos juicios, los empresarios no saben a quiénes pertenecerán las empresas.

          ¿Qué ofrece el proyecto que nos envía el Poder Ejecutivo para solucionar la situación? Absolutamente nada. Lo único positivo que se puede encontrar en este proyecto es que evidentemente el Poder Ejecutivo ha tomado nota de lo que viene ocurriendo.

          ¿Y qué es lo que viene ocurriendo? Por un lado, el sistema funciona con las aseguradoras de riesgos del trabajo, con la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y, por otro lado, con los empleadores. ¿Qué tiene que hacer un empleador? Tener sus establecimientos en las condiciones que fija la Superintendencia, que exige contratar con una aseguradora de riesgos del trabajo; pero no cualquiera, sino que debe ser de las incluidas en la nómina de las autorizadas para tal cometido.

          ¿Qué quiere decir que un empresario cumple? Ello significa que respeta las condiciones de higiene y de salubridad, que contrata una ART. Así, debería tener garantizado el cumplimiento de su trabajo. Respecto del empleado, siempre van a existir accidentes y enfermedades profesionales. Todo lo que en tal sentido se gaste en materia de prevención nunca resultará poco y siempre será bienvenido.

          ¿Es mala la lógica de la ley al decir que no tiene más responsabilidad empresarial el empleador que cumple? De ninguna manera. Lo que ocurre es que la Corte, con buen criterio declaró la inconstitucionalidad de aquel artículo que permitía al señor empresario no comparecer a juicio, aunque ahora deberá hacerlo a raíz de la cuestión de las responsabilidades civiles. No está mal que eso ocurra y que la Corte así haya procedido. Ahora bien; decir que la inconstitucionalidad de ese artículo fue la que provocó tamaño desbarajuste en el sistema judicial –no son pocos quienes dicen que, dada la cantidad de causas, las demandas llegan a 2.500 millones de dólares-, es de una sencillez absoluta.

          La única verdad es que la mayoría de esos juicios se originaron en las paupérrimas indemnizaciones pagadas por las ART por el desconocimiento de una nómina más amplia de enfermedades profesionales, como bien explicó el señor diputado Recalde.

          ¿Qué solución proponía el proyecto presentado? En esta temática, la responsabilidad subsidiaria es exclusiva del Estado, pues éste es quien fija las condiciones, quien dice cuáles son las ART, quien tiene el poder de policía para aplicar los correctivos a todo aquel que no respete en su empresa las condiciones requeridas.

          Entendí ‑y entiendo‑ que debió haberse declarado en emergencia el artículo 39, que tantos inconvenientes nos ha causado, generándose un fondo de aplicación específica administrado por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. No hubiese sido tan difícil ni problemática tal implementación; con el 0,5 por ciento de aportes sobre la masa salarial –no estoy buscando un Estado bobo que pague todo desde rentas generales-, que tomando valores a septiembre, aproximadamente, representan 45.000 millones de pesos por mes, podría conformarse un fondo de 220 millones de pesos mensuales; y si autorizáramos un 1 por ciento, estaríamos en un monto de 440 millones de pesos. No es poco dinero para solucionar los problemas. Si tales valores fuesen anualizados, llegaríamos a los 2.500 millones de pesos.

          Señora presidenta: el proyecto del Poder Ejecutivo, por un lado, aumenta las indemnizaciones tarifadas –es decir que da más plata-, pero por el otro, dispone que la mayor cantidad de dinero estará disponible siempre y cuando el trabajador renuncie a lo que legítimamente le corresponde, si así lo creyera conveniente. No se puede privar al trabajador de su derecho a litigar. Se bajan los honorarios de los abogados y se establece una cierta actualización con el tiempo. ¿Saben cómo va a terminar esto? Terminará como ocurre con todas las actualizaciones en el país: totalmente fuera de foco. De esta manera, nuevamente caeremos en la inconstitucionalidad, ya que nadie puede ser privado de su derecho a reclamar judicialmente.

          Por lo expuesto, no voy a acompañar el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo, pues tal iniciativa está abonada fundamentalmente por las grandes asociaciones empresarias que muy bien responden a la famosa curva de Lorenz. El 6,5 por ciento de los empleadores cubren los puestos de trabajo del 95 por ciento. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Ocaña.- Señora presidenta: brevemente, fundaré mi voto negativo al proyecto en tratamiento, tal como lo expreso en la observación presentada respecto de los dictámenes emitidos por las comisiones.

          La iniciativa en debate no es más que un nuevo parche a la norma que establecía un sistema ineficiente e insuficiente de reparación de los daños ocasionados por el hecho o en ocasión del trabajo. Esa ineficiencia ha sido reconocida por el propio Poder Ejecutivo nacional, que en abuso de facultades reglamentarias que no posee promulgó infinidad de modificaciones, adecuación y mejoras mediante el dictado de varios decretos en detrimento del sistema de división de poderes establecido por la Constitución Nacional.

          Este proyecto de reforma en tratamiento no subsana las inconstitucionalidades decretadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Al contrario, caprichosamente se insiste en legislar de manera contraria a derechos humanos fundamentales consagrados en nuestra Constitución Nacional, vulnerando las garantías del juez natural, de la obligación de no dañar y el consecuente derecho de reparación integral a la víctima, contrariando el derecho protectorio garantizado en el artículo 14 bis para los trabajadores. Queda en claro que la limitación de la responsabilidad de los empleadores establecida en el tope de las indemnizaciones, como los regímenes previstos en la norma sobre el pago de estas últimas y la atribución de la competencia civil en las acciones derivadas por un accidente de trabajo –además de la falta de una clara regulación en materia de prevención de accidentes-, no beneficia a los trabajadores.

          Resulta evidente que la norma beneficia a los empleadores y a las ART que por un lado han visto bajar el costo laboral y, por otro, que se establezca un sistema de tope indemnizatorio que justamente las beneficia.

          Lo más grave es el establecimiento de la obligación para el trabajador –en caso de no aceptar la prestación dineraria por parte de la ART- de optar por la Justicia civil. Evidentemente esto lo perjudica.

          Se está vulnerando claramente la garantía del juez natural que debe entender en las cuestiones relativas al contrato de trabajo. Tampoco se garantiza el acceso a una Justicia efectiva y gratuita al trabajador desde el inicio hasta la finalización del proceso. Esto claramente lo perjudica.

          Surge entonces la siguiente pregunta: ¿por qué estamos tratando esta norma que no soluciona el problema de fondo y que perjudica a los trabajadores?

          En declaraciones públicas nos hemos enterado de que la futura ley ha sido parte de una negociación entablada entre el sector patronal y algunos sindicatos. ¿Por qué hay asociaciones de trabajadores que apoyan este proyecto de ley?

          La respuesta está en el decreto 1.720 que fue dictado por el PEN en el mismo momento que envió este proyecto de ley al Congreso de la Nación. Por dicho decreto se incorporó un nuevo actor al sistema de prevención de riesgos. Son las llamadas ART mutual, similar al sistema de mutuales que se ha implementado. ¿Quiénes pueden conformar estas nuevas organizaciones? Por un lado, los firmantes de convenios colectivos sectoriales, esto es, las organizaciones de empleadores conjuntamente con asociaciones sindicales con personería gremial. Se produce claramente una confusión de roles que deben cumplir dichas asociaciones sindicales.

          Me parece que lo más claro es que el decreto 1.720 fija que serán ahora las obras sociales las que van a brindar los servicios, con lo cual, con estas mutuas, se ha abierto una enorme caja de ingresos a los sectores sindicales, los que emulando los años 90 –antes apoyaban a las AFJP- ahora están de acuerdo con las mutuas.

          Entiendo que es imposible apoyar este proyecto de ley, por lo que adelanto mi voto negativo.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta, que comparte su tiempo con el señor diputado Alfredo Carlos Dato.

 

Sr. Kosiner.- Señora presidenta: he escuchado plantear a algunos señores diputados preopinantes que estaban participando en la sesión con preocupación. Yo debo decir que nuestro bloque participa en el tratamiento de este proyecto de ley con profunda convicción.

          Cualquiera que escuche parte de esta sesión y que no viva en nuestro país podría interpretar que está frente a un gobierno de extrema derecha que vulnera permanentemente los derechos de los trabajadores y que tiene una profunda insensibilidad social. Sin embargo los argentinos ‑fundamentalmente los trabajadores argentinos‑ conocen el esfuerzo que hizo el gobierno de Néstor Kirchner desde el año 2003 y de la actual presidenta para volver a colocar a los trabajadores argentinos en la condición de protagonistas y de sujetos de los derechos en la República Argentina.

          Fue nuestro gobierno el que tuvo el desafío de bajar del 24,7 por ciento al 7,1 por ciento la desocupación, que fue heredada de gestiones totalmente incapaces de poder garantizar efectivamente los derechos sociales de los trabajadores.

          No debemos olvidar que muchos de esos trabajadores a los cuales hoy se dice que se reivindica y se protege integraban la masa de más del 50 por ciento de pobres en la Argentina, y fue este gobierno, el que hoy propone este proyecto de ley, el que reduce ese porcentaje al 8 por ciento.

          También fue nuestro gobierno el que volvió a reunir luego de catorce años al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil y el que volvió a poner en vigencia los convenios colectivos de trabajo para que nuevamente los trabajadores sean los protagonistas en las discusiones bilaterales con las empresas para fijar las condiciones y remuneraciones de su trabajo. Fue también nuestro gobierno el que incorporó a más de 2,5 millones de jubilados al sistema de previsión y el creador de la asignación universal por hijo.

          ¿Por qué hago esta introducción? Porque este proyecto de ley no es un eslabón perdido: es una medida más en la cadena de iniciativas que propone nuestro gobierno como consecuencia de un proceso de optimización de leyes laborales y previsionales.

          Este proyecto de ley tiene como claro objetivo realizar un ordenamiento en el régimen de reparación de los daños derivados de enfermedades y accidentes profesionales. Este proceso se había iniciado con la ley 25.877, que estableció un nuevo marco regulatorio en materia del derecho individual y del derecho colectivo de trabajo que determinó el sistema de inspección, balance social y conflictos en servicios esenciales.

          Fue nuestro gobierno, el gobierno de Néstor Kirchner y el de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el que logró la ley 26.425, apoyada por este Congreso, que en materia de seguridad social unificó el sistema de jubilaciones como único, solidario y de reparto.

          Cuando la presidenta de la Nación decidió remitir este proyecto al Congreso dijo “No se va a impedir a nadie ir a juicio; cualquier trabajador que no esté de acuerdo con los montos fijados por esta ley podrá reclamar ante la Justicia civil en los términos del artículo 113 del Código Civil”. Esto es lo que representa el presente proyecto. Se busca disminuir el impacto de la industria del juicio, que desalienta la actividad generadora de empleo, en especial de las pymes.

          Entre los años 2004 y 2012 los juicios laborales crecieron dieciséis veces. Solamente en 2012 se han registrado 67 mil nuevos juicios laborales lo que representa un incremento anual del 42 por ciento. ¿Por qué hago referencia a esto? Porque la característica de gobernar, de gestionar, no solamente implica plantear lo ideal, sino compatibilizar los intereses sectoriales.

          Nuestra responsabilidad como integrantes de este gobierno es generar las condiciones óptimas para que los trabajadores mantengan sus empleos y para que cada vez haya más trabajo en la Argentina. Más allá de los discursos, este proyecto de ley va en esa dirección. En los considerandos de esta iniciativa la señora presidenta de la Nación expresa que claramente se establecen como objetivos una mejora en las prestaciones dinerarias que van a percibir los trabajadores y la determinación de medidas de perfeccionamiento de la gestión.

          Este proyecto de ley también responde a la necesidad de no seguir mirando hacia el costado, de plantear una adecuación de nuestra legislación a los fallos jurisprudenciales. Me refiero puntualmente al caso Aquino, que marcó el camino a seguir en el sentido de determinar que la realidad que en la actualidad nos gobernaba en materia de riesgos del trabajo era arbitraria, discriminatoria e inconstitucional.

          Asimismo, determinó que la ley de riesgos de trabajo hoy, sencillamente, no tiene eficacia prácticamente en ninguno de sus contenidos. Dicho fallo declara la invalidez del inciso 1) del artículo 39 de la mencionada norma legal, por el que sólo se admite la vía del Código Civil para el caso de dolo en la ocurrencia de los eventos dañosos.

          Además, a los efectos de ir adelantando mi análisis quiero señalar que se tiene en cuenta el criterio que establecen los tratados internacionales que respaldan el ya citado fallo Aquino. Me refiero a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que resguarda la dignidad de las personas, que no deriva en un reconocimiento o gracia de las autoridades o poderes sino que es algo intrínseco e inherente a todos y cada uno de los seres humanos por el solo hecho de serlo.

          Por otra parte, la redacción actual de la ley de riesgos del trabajo sólo repara la capacidad de ganancia del damnificado sin contemplar otros daños admitidos por el principio de la reparación integral, a la vez que la igualdad del tratamiento ante la ley establecida por el artículo 16 de la Constitución Nacional, que no admite que se distinga negativamente a quien ve lesionada su capacidad laboral por un infortunio, privándolo de aquello que se concede a los demás habitantes en circunstancias similares. Ello es así en razón de la ausencia de toda relación lógica y normativa entre la condición de trabajador y la denegación del acceso a la Justicia para solicitar la aplicación del régimen general previsto en el Código Civil.

          Por eso esta ley se basa en los principios de la reparación dineraria computada desde el acaecimiento del daño o la configuración de la relación de causalidad adecuada de la enfermedad profesional, estableciendo el pago de una indemnización adicional como pago único y en concepto de reparación integral del daño. Se determina un mecanismo de opción entre las indemnizaciones previstas en este régimen y las que pudiera establecer algún otro sistema de responsabilidad.

          Esta elección de la vía de reparación deja sin efecto las restricciones determinadas en el artículo 39 de la ley 24.557, lo que torna perfectamente constitucional el proyecto de ley que la señora presidenta de la Nación ha remitido a este Parlamento.

          En lo concerniente al momento de la opción, el cambio resulta trascendente ya que se podrá hacer una vez recibidas todas las prestaciones médicas y pagados los salarios del período de curación, lo que refuerza el criterio de plena libertad del trabajador.

          A fin de permitir que mi compañero de bloque haga uso de la palabra prosiguiendo el análisis de este proyecto de ley, quiero decir, para aquellos sectores que han planteado que podría ser una vergüenza el tratamiento de este proyecto de ley, que vergüenza es la propuesta que tuvieron para este país en 2001, cuando dijeron que el ajuste era el único camino para reactivar la economía; vergüenza es recortar los salarios de los empleados públicos; vergüenza es el aumento del impuesto al consumo; vergüenza es la eliminación o fusión de oficinas públicas; vergüenza es la paralización de las obras de infraestructura; vergüenza es la eliminación de los planes sociales; en definitiva, vergüenza es tener incapacidad para gobernar. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

 

Sr. Dato.- Señora presidenta: en primer término, intentaré mostrar una pequeña fotografía sobre cómo está funcionando el sistema en estos momentos, cómo lo mejora el proyecto de ley que tenemos bajo análisis y también voy a aprovechar para referirme a algunos aspectos de la propuesta que aparecen como discutibles.

          Pese a todo lo que se dice, el sistema de riesgo del trabajo en la Argentina es uno de los que más beneficios presenta en el mundo.  Digo esto porque en la Argentina se cubren todas las discapacidades desde el 1 por ciento, mientras que en Chile se cubre sólo desde el 15 por ciento y en España desde el 33 por ciento.  Esto determina que la litigiosidad en la Argentina se dé desde aquellas discapacidades que tiene sólo el 13 por ciento.

          En materia de salarios caídos, en la Argentina se paga el 100 por ciento, en España en 75 por ciento y en Chile también el 100 por ciento, pero sólo del salario básico.

          Por otra parte, el coeficiente por el que multiplica la Argentina, previo un pago fijo, es de 53 veces, mientras que en España es de sólo 24 veces y en Chile de 15 veces.

          Además, los indicadores actuales de siniestralidad muestran en la Argentina una disminución de la tasa de accidentes de trabajo y que los siniestros por muerte se redujeron un 56 por ciento.  Al respecto, cabe aclarar que en esta siniestralidad tiene una fuerte incidencia el accidente in itinere, que no responde a un problema de seguridad industrial.

          En cuanto a la actuación de la Superintendencia de Seguros, cabe remarcar que la cantidad de visitas a empresas ha crecido un 360 por ciento; las recomendaciones de mejora, un 250 por ciento, y también ha aumentado sustancialmente la cantidad de inspectores, a punto tal que en nuestro país hay un inspector cada 13 mil empleados, cuando lo recomendado por la Organización Internacional del Trabajo es de 1 cada 20 mil empleados.

          Los montos que abona el sistema también se encuentran entre los más altos, junto a los de Alemania, diferenciándose de España, Estados Unidos e incluso Francia.

          Entonces, ¿qué ha pasado en torno al tema de la litigiosidad?  Al enervar la vía judicial del artículo 39 de la ley 24.557, se producía en el trabajador la necesidad de ir a pleitear.  Esta instancia tiene dos momentos que son importantes: el primero, cuando la Corte declaró la inconstitucionalidad de ese artículo; el segundo, cuando la presidenta de la Nación dictó el decreto 1.694/09 que, tal como indicó el señor miembro informante, fue elaborado en función de una delegación prevista en la propia ley de accidentes del trabajo 24.557. 

          ¿Cómo ha evolucionado el tema de los juicios?  El señor diputado preopinante anticipó una cifra que es correcta, ya que habló de aproximadamente 70 mil juicios.  Sin embargo, esta historia comienza en 2003 con 2.947 juicios.  Es decir que al día de hoy este indicador ha crecido prácticamente 42 veces.  Si analizamos los datos hacia atrás veremos cómo decrece el número de juicios, ya que en 2011, los juicios fueron 57 mil; en 2010, 54 mil juicios, y en 2008, 27 mil juicios. 

          Ahora, ¿qué ocurre con los nuevos montos que se fijan y las nuevas indemnizaciones?  Tengo aquí un ejercicio de simulación que he realizado, que contempla los tres momentos que presentan los accidentes de trabajo en la Argentina. Uno de ellos, allá con la ley 24.557 pura, otro, con el impacto que produce el decreto 1694, y el último con el proyecto de ley.

          Si tomamos un trabajador de 40 años en tres niveles distintos de salario, tenemos que una persona con un salario de 3 mil pesos cobraba 230 mil pesos hasta 2009, en 2010-2012, en función del decreto presidencial, cobra 378 mil pesos y con el nuevo proyecto se va a 629 mil pesos. O sea que tenemos un incremento del 66 por ciento con respecto al 2009 y del 174 por ciento con respecto a 2010-2012.

          Tomemos otro salario de 7 mil pesos, siempre con una incapacidad del ciento por ciento: 230 mil pesos hasta 2009, 722 mil hasta 2012 y hoy, 1.042.000 pesos. Hay un aumento del 44 por ciento con respecto a la cifra de 2009 y de un 353 por ciento con respecto a las cifras anteriores.

          Un abogado laboralista me decía con razón que el temor iba a ser ahora exactamente al revés: que la siniestralidad se va a encarar exclusivamente por el reclamo ante las aseguradoras de riesgo de trabajo porque el negocio no va a ser el juicio, teniendo en cuenta los montos y la poca necesidad de prueba que ellos tienen.

          Nos introducimos en una cuestión que aquí ha sido maltratada y despreciada. Me refiero a que el proyecto manda a la justicia civil al reclamo que tiene otro ámbito de responsabilidad.

          La historia de los accidentes en la Argentina muestra que desde 1915 no había otra alternativa que acudir a la justicia civil. Creo que en algún momento lo hizo Joaquín V. González, luego los socialistas en el 30, pero es Perón el que impone la justicia del trabajo. No obstante ello, en la ley 9.688 se seguía reclamando por la justicia civil.

          Luego aparece ese interregno de la ley 23.643, que tuvo una vigencia corta, desde 1988 hasta que se dictó la ley 24.028 en el año 2001. Estas leyes no modificaban para nada ese aspecto de acudir a la justicia civil.  Por su parte, la ley que estamos tratando de modificar no posibilitaba la acción civil sino en función de que hubiera dolo por parte del trabajador según lo que establece el artículo 1072. ¿Qué decía la ley 24.557 acerca de la posibilidad de acudir a la Justicia? Sólo contemplaba la posibilidad de la impugnación de los dictámenes de las comisiones médicas. Esa impugnación se hacía de la siguiente manera: la comisión médica provincial ante el juez federal de la zona; y un recurso de apelación ante la Cámara de Seguridad Social de la Nación.

          Es cierto que cuando estudiábamos derecho social o laboral, el procedimiento laboral tenía algunas características tuitivas como por ejemplo la inmediación, la concentración de las diligencias, la impulsión procesal de oficio y la celeridad. En ese marco de los procesos laborales hay modelos como el de la provincia de Buenos Aires, con oralidad y audiencia, hay modelos de doble instancia o modelos escriturales de instancia única.

          Actualmente el problema del procedimiento de la provincia de Buenos Aires –que está celebrando sesenta años- tiene que ver con la agenda. Es decir que hoy quien quiera llevar adelante un  juicio en la provincia de Buenos Aires, tiene que esperar tres años para que le fijen la audiencia. Esto, frente a la posibilidad de acudir a la justicia civil.

          Es verdad que el proyecto acierta cuando dice que vaya a la justicia civil nacional mientras no se transfieran los juzgados, como se ha dicho aquí. Cuando invita a las provincias no era indispensable, pero como existe una cultura de fijar la competencia de la ley, no era indispensable porque cualquier tribunal superior lo que hace para determinar la competencia es ver la sustancia de la pretensión. Y cuando va a la justicia civil lo hace no sólo con la amplitud de conocimiento y prueba propia de esa justicia sino a abordar sistemas de responsabilidad muy superiores.

          Antes la responsabilidad objetiva estaba prevista en el artículo 1113 del Código Civil, y creo que si sancionamos el proyecto de ley de reforma será el 2782. Por eso entiendo que el único riesgo que tendrá el trabajador es que no irá a la justicia civil porque los montos que se fijan en el nuevo proyecto harán que no sea apetecible, por decirlo de alguna manera. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires, quien compartirá este término con el señor diputado Tunessi.

 

Sr. Santín.- Señora presidenta: quiero plantear esta discusión desde un lugar distinto, porque casi estamos debatiendo un proyecto de ley que tiene que ver profundamente con la seguridad social desde el lado estrictamente económico.

          Cuando el propio presidente de la Cámara concedió el uso de la palabra al miembro informante creía que era el diputado Feletti quien iba a informar, porque como sostuvo el senador Pichetto, esta ley la necesitamos para generar empleo.

          Soy un viejo legislador que viví el período 1991-1995 en esta Cámara y por lo tanto el proceso de las privatizaciones. En aquel momento tuve el honor de cerrar en nombre de mi bloque, la Unión Cívica Radical, la oposición al proyecto referido a las AFJP.

          Aquella iniciativa ponía la seguridad social en manos del Estado para que el mercado resolviera lo que teóricamente no podía solucionar el Estado. Veníamos siguiendo la receta del Banco Mundial, según la cual los países en vías de desarrollo no teníamos mercados de capitales, y por lo tanto debíamos generar instrumentos para tener mercados locales.

          Como costó mucho sancionar esa ley y estuvimos casi un año escondidos detrás de las cortinas, como nos decían, terminaron permitiendo a los sindicatos crear administradoras de fondos de pensión. Así consiguieron el quórum necesario para que ese maléfico proyecto se convirtiera en la ley 24.241.

          Junto con esa ley se discutió el tema de las ART, que en definitiva no es una ley de riesgos del trabajo. Observen que el oficialismo manda un proyecto que se denomina régimen de ordenamiento de la reparación de los daños derivados de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, y en rigor la seguridad social es una función indelegable del propio Estado.

          El Estado nunca puede delegar la seguridad social, porque si la pone en manos del mercado lo único que hace éste es hacer negocios y no resolver los conflictos.

          ¿Para qué se sanciona una norma como ésta? Para reparar daños, pagar manos, brazos, cabezas, muertos, pero no para evitarlos, porque eso nunca lo hará el mercado.

          ¿Cómo alguien puede imaginar que una determinada ART que compite con otra va a obligar a un empresario a establecer medidas de seguridad y perder el cliente? Es mucho más fácil subir la prima que evitar el daño. En la práctica, el daño se cobra al empresario; éste lo traslada a precios y entonces es pagado por otro. En definitiva, la seguridad en manos del mercado termina siendo una estructura que lo único que resuelve son los daños.

          Es de imaginar que en el marco de cualquier proyecto nacional y popular, se debe trabajar por la inclusión, la igualdad y la equidad para dar a los trabajadores las herramientas necesarias. Recordemos que son trabajadores con alto nivel de profesionalidad, pero con un grado de siniestralidad tres veces mayor que el de los europeos, y no porque estos tengan un nivel cultural tres veces mayor.

          Nuestro régimen de riesgos del trabajo está basado en la reparación de daños y no específicamente en la prevención. ¿Hacia dónde deberíamos haber ido? Deberíamos haber aprovechado este momento para discutir un nuevo régimen en la Argentina. Sé que no se dan las mismas condiciones que cuando se estatizaron las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones. Acá no vinieron los bancos a entregar el paquete porque tenían problemas como consecuencia de la crisis de 2008. El gobierno estuvo atento y reaccionó perfectamente frente a los bancos que estaban huyendo. No hubo ningún juicio de parte de una AFJP; se quedaron con 5.000 de los 10.000 trabajadores, y el resto quedó en manos del Estado. De manera que el Estado reaccionó bien: se quedó con esos fondos, que fueron importantes porque se volcaron a la política económica.

          En este caso en particular, estamos hablando de los negocios de otros bancos. Cabe remarcar que de las veintitrés ART, las ocho primeras concentran el 80 por ciento del mercado y facturan más de 20.000 millones de pesos por año. Obviamente, es un negocio fabuloso; pero es un negocio con la vida de la gente, con el riesgo de la gente.

          Si estuviéramos pensando en la seguridad social, estaríamos analizando algo absolutamente diferente. Un amigo me preguntó si este tema iba a discutirse hoy en el Congreso, por la poca repercusión que tuvo. En este caso, me pasa lo mismo que con las AFJP. En aquel momento, las AFJP invertían más de 50 millones de dólares en campañas publicitarias y, como el Estado estaba de acuerdo, nos hicieron creer que ganaban la revolución cultural. No se podía hablar de otra cosa que no fuera a favor de las AFJP. Ahora, ni los diarios opositores ni los oficialistas hablan de otra cosa que no sea a favor de las ART. ¿No llama la atención al bloque oficialista nacional y popular que vaya a votar con el PRO? ¿No llama la atención que este tema haya sido anunciado específicamente en la reunión de empresarios?

          Nosotros podríamos estar en el Congreso cambiando parte de la historia, revirtiendo algunas cuestiones. La presidenta no necesita pedir el 5 por ciento a las ART. Si el sistema se queda con las ART se puede hacer como con el fondo de las garantías solidarias y trabajarlo específicamente como una herramienta económica al servicio de los proyectos nacionales. Y no hacerlo con un pedacito que es el 5 por ciento, que es lo que la presidenta fue a pedir el otro día a las ART que pongan en esa tarea de la inversión nacional.

          Entonces, no sé cómo el bloque oficialista da este debate. No veo ni a los jóvenes de La Cámpora ahí en las tribunas defendiendo que la presidenta volvió a consolidar el modelo. Aquellos que creemos específicamente en una seguridad social en manos del Estado, aquellos que nunca hemos tenido renunciamientos frente a estos temas y los hemos planteado a lo largo de la historia, venimos a reclamar que repiensen esta ley que va solamente en favor de los empresarios, en contra de los trabajadores y en definitiva termina con la flexibilización laboral.

          Esta es una ley que nos hace retroceder a todos los argentinos, no hace sólo retroceder al gobierno. Los argentinos teníamos la oportunidad de dar un salto en calidad, como lo dimos con el tema de las AFJP; tenemos un salto en calidad en la seguridad social de América Latina. Podíamos diferenciarnos de aquellos que entregan la seguridad social al mercado; sin embargo, decidieron renunciar. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Tunessi.- Señora presidenta: en la misma línea quisiera poder expresar al bloque oficialista si tiene plena conciencia del enorme retroceso hacia los 90 que significa votar esta ley. Quiero saber si han tomado plena conciencia de que para explicar los beneficios de esta ley hay que recurrir más al pasado que al futuro, hay que recordar los logros obtenidos y no los por venir, y hay que estar recordando como siempre, como una muletilla permanente, aquella cuestión del 2001, que es lo único que parece justificar cualquier decisión.

          Háganse cargo muchachos, estamos votando una ley que se parece demasiado a la de los 90, se parece demasiado al menemismo, en un contexto que cada vez más se parece a aquellas circunstancias. 

          Volvemos a escuchar hablar en la Argentina de que para generar empleo y competitividad en la economía hay que hablar del costo laboral. Volvemos a escuchar en la Argentina que para terminar con el empleo en negro hay que flexibilizar, hay que bajar los costos. Están votando la ley más antiperonista de los últimos años y más antiobrera de los últimos veinte años en la Argentina. (Aplausos.)

          Háganse cargo de votar la ley más antiobrera, que les está sacando hasta el fuero laboral. Fue el producto de la lucha del peronismo por dar derechos a los trabajadores, un fuero especial que hoy tiene jerarquía de tratado internacional en la Argentina. Y no sólo los mandamos al fuero Civil y Comercial sino que además de tarifarles las indemnizaciones les estamos quitando los principios básicos del derecho laboral, porque se atreven a poner en el texto que van a votar –y háganse cargo- que todas estas cuestiones de accidentes de trabajo serán iniciadas por la vía del derecho civil y se aplicará la legislación de fondo, de forma y los principios correspondientes a ese derecho.

          Yo creía, al menos así me enseñaron en la facultad, en la calle y lo aprendí escuchando a los viejos dirigentes obreros del peronismo, que todavía regía la norma más favorable al trabajador, el in dubio pro operario, y la irrenunciabilidad de los derechos básicos de los trabajadores.

          ¿Dónde ha quedado todo eso? ¿O tenemos que agradecer, como escuchaba decir recién a un diputado, que no se prohíbe ir a la justicia? Bueno sería que tuviéramos que agradecerlo. No he visto nunca una actitud tan patrimonialista, tan paternalista, tan antiobrera como la de decir “agradezcan que los dejamos ir a la justicia civil. Eso sí, no van a cobrar la tarifada y van a ir tres, cuatro, cinco años a la justicia civil a ver cuándo les toca cobrar la indemnización para una retribución justa e integral”.

          En este contexto se parece a los 90. Nosotros no hemos negado que la Argentina del kirchnerismo pagaba altos salarios; nosotros no hemos negado que la Argentina de Kirchner, después de la recuperación y cuando había tipo de cambio competitivo y superávit gemelos, hasta el 2008, pagaba altos salarios, los más altos del continente. Y queremos que ése siga siendo el camino, no el ajuste, no la flexibilización laboral, no el achique de los costos por vía de sacrificar a la parte más débil de la relación, que son los trabajadores.

          Pero eso cambió y ahora tenemos cepo cambiario. Y nos quieren decir que el cepo cambiario es para quitarles los dólares a los ricos que los atesoran y para industrializar el país. ¡Mienten! Eso no es para industrializar el país. El componente industrial, del sector manufacturero, en el PBI del año 2012 es menor que el de 2002. Asuman esa realidad. No han industrializado la Argentina y ya no se pagan los salarios más altos de América Latina. Hemos gastado las divisas derrochándolas en un populismo sin futuro, sin proyecto, importando energía cara y no pagando lo que se produce en el país, despilfarrando y no controlando la inflación que cercena los ingresos de los trabajadores, que son los más afectados.

          Por supuesto que queremos una industria, no como sustitución de importaciones, porque no queremos salarios de China, no queremos los salarios baratos de la mano de obra esclava sino salarios altos. Estamos de acuerdo con que las divisas del campo subsidien a las industrias, para que haya trabajo en la Argentina. Pero éste no es el camino que han elegido sino que han optado por el ajuste a los trabajadores, porque la economía no cierra por otra vía. Están haciendo lo mismo que hicieron en los 90.

- Ocupa la Presidencia el señor      presidente de la Honorable Cámara, doctor Julián Andrés Domínguez.

Sr. Tunessi.- Nosotros queremos que haya salarios altos y una industria que sea subsidiada. La industria argentina tendrá que ser subsidiada, no nos oponemos, para que haya pleno empleo y los argentinos tengan trabajo. Pero no queremos un ajuste por el lado del trabajador, una vuelta a los 90, que es lo que están haciendo.

          Hemos esperado ocho o nueve años, desde la declaración de inconstitucionalidad de esta ley que nos rige, para que manden al Congreso esto, que no soluciona ninguno de los problemas sino que los agrava y profundiza, precarizando las relaciones del trabajo. No se solucionarán los inconvenientes de las pequeñas y medianas empresas.

          ¿Por qué no hablamos de prevención? ¿Qué les hubiera impedido enviar un proyecto que contuviera un capítulo referido a prevención, con comisiones mixtas de trabajadores y empresarios a los fines de atender lo relativo a seguridad e higiene, con el objeto de evitar la ocurrencia del siniestro o que suceda lo que no supimos prevenir? ¿Por qué no enviaron un proyecto de ley que tuviera contenido humano, en vez de éste que importa una actitud regresiva a los 90?

          La sintonía fina se parece mucho al neoliberalismo y el ajuste de esa década. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.

 

Sr. Aguilar.- Señor presidente: hace exactamente tres meses falleció el último de los treinta trabajadores víctimas de silicosis, como dijo el señor diputado Recalde. Me refiero a los trabajadores de la molienda en La Toma, Rosario. Ese último trabajador fue mi padre. Por eso, cuánto me hubiese gustado trabajar en una ley en la que verdaderamente se involucrara a todos los sectores, sobre todo el de los trabajadores.

          La protección constitucional del trabajador debe ser mayor cuando se encuentra en juego un valor fundamental como es su propia vida y su salud. Por lo tanto, nuestra principal preocupación debe enfocarse en la prevención de los accidentes y enfermedades del trabajo, tema ausente en la ley que hoy tratamos, que es tan pobre que de ninguna manera solucionará los problemas que hoy tiene el sistema, que debe convertirse en un verdadero sistema de seguridad social. Lamentablemente, no lo es.

          Como señala Ackerman, en los verdaderos sistemas de seguridad social la característica fundamental es que el asegurado es el trabajador, que es la verdadera víctima y quien tiene la necesidad de cobertura; mientras tanto, en el sistema de la ley de riesgos del trabajo el asegurado es el empleador.

          En un verdadero sistema de seguridad social el trabajador debe ser devuelto a su hogar en las mismas condiciones que salió a cumplir con sus obligaciones laborales; pero desde la perspectiva de la seguridad social no basta con ello sino que, además, se requiere prevención, lo cual se omite en la reforma de la ley.

          De allí la necesidad de una reforma integral, discutida y consensuada entre los distintos sectores involucrados, con tiempo suficiente y acorde a la envergadura del problema, y no esta reforma parcial, con un tratamiento exprés que carece de toda justificación, con la que se intenta emparchar el sistema sin brindar las soluciones necesarias a los trabajadores que ven afectado su bien más valioso, que es la capacidad de su trabajo, o lo que es peor, su propia vida.

          En atención a los derechos supremos que están en juego es preciso que nos tomemos el tiempo necesario que el tema amerita, a los fines de sancionar una ley acorde con un verdadero sistema de seguridad social.

          Como anticipé, la presente reforma de la ley de riesgos del trabajo no solucionará los problemas que sufren los trabajadores accidentados o enfermos, a quienes sí han dado respuesta nuestros tribunales. De tal forma se ha pronunciado la Corte Suprema por medio de diversos fallos, fijando los parámetros fundamentales para la protección de la vida y la salud del trabajador.

          Ante un accidente o enfermedad vinculada con la actividad del trabajador, la solución es la reparación integral del daño causado y no el pago de una tarifa, que se masifica sin tener en cuenta el sufrimiento del trabajador.

          Estamos hablando de derechos humanos y no meramente de un derecho económico. Esta situación terrible para el trabajador enfermo o incapacitado –incluso para su familia, en caso de muerte-, se verá agravada con la eliminación de la llamada “doble vía”.

          Esa opción excluyente que se pretende imponer con esta reforma implica un retroceso respecto del criterio actual de nuestro máximo tribunal. Este sistema perverso desalentará a invertir al empleador por prevención, pues se lo exime únicamente de responsabilidades. En la actualidad, esta opción excluyente no existe en el mundo. Sólo está prevista en el régimen de Finlandia, pero no está contemplada en ningún otro país que posea un régimen de seguridad social, de cobertura de accidentes y de enfermedades profesionales.

          El inglés Beverig, padre de la moderna seguridad social, descalificó desde siempre este sistema de opción excluyente. No se puede dejar pasar el error en el que se incurre en el artículo 5º del proyecto, ya que omite incluir las prestaciones por incapacidad permanente provisoria, entre las que no implican el ejercicio de la opción.

          El cambio de competencia de la Justicia del trabajo por la civil, cuando el trabajador reclama la indemnización integral por accidente o enfermedad del trabajo, contradice la doctrina de la Corte Suprema de Justicia.

          El juez laboral es ante quien se deben tramitar todas las acciones referentes al contrato de trabajo. Es quien tiene la especialidad en la materia y quien está en mejores condiciones para aplicar los principios protectores del trabajo.

          Además, como se establece que el juez civil debe aplicar la legislación de fondo, de forma y los principios del derecho civil, el trabajador no será tratado en su condición de tal sino como una persona más.

          En el fuero civil el trabajador no contará con el beneficio de gratuidad que establece la ley de contrato de trabajo. Deberá solicitar el beneficio de litigar sin gastos, que no se otorga en todos los casos.

          Cabe resaltar que si el trabajador pierde el juicio civil, también habrá perdido –por ejercer la opción excluyente- las prestaciones e indemnizaciones de la ART.

          No se puede creer que hoy estemos debatiendo este tema. Por eso es oportuno recordar que fue Perón quien desde la Secretaría de Trabajo, con el apoyo de los sindicatos, creó los tribunales de trabajo para brindar la efectiva protección a los obreros.               

          La futura ley será un retroceso que nos llevará directamente a perjudicar a quienes debemos defender.

          Por las razones expuestas, acompañé la iniciativa presentada por el señor diputado Germano, por medio de la cual se declaraba en emergencia el artículo 39, inciso 1º, de la ley de riesgos de trabajo, asegurándole al trabajador el cobro de la indemnización. El dictamen en minoría lamentablemente no pudo ser incluido debido a la vergonzosa actuación de la comisión, ya que se estaba firmando el dictamen de mayoría mientras el señor ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social estaba exponiendo. Por ello son pocas las expectativas de poder mejorar esta iniciativa debido al trámite acelerado que se le imprimió.

          Acompañar esta reforma parcial significaría una traición a los trabajadores, a los que me comprometí a defender desde esta banca. Como señalaba Ángel Carcoba Alonso en su libro El modelo obrero: “La salud no se vende ni se delega, se defiende.” (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Camaño.- Señor presidente: vengo a este debate con la tranquilidad de haber pertenecido al bloque oficialista al momento de dictarse la ley de riesgos de trabajo y no haberlo acompañado. Digo esto porque muchos de los legisladores del bloque oficialista quizá supongan que el bien preciado es la disciplina parlamentaria. No, el bien preciado es la defensa de las convicciones, tal como dice vuestra propia presidenta.

          Solicito autorización de la Presidencia para proceder a la lectura en mi intervención a fin de poder expresar mi posición en el tiempo que me corresponde.

          En líneas generales se trata de la reinserción de la llamada opción civil excluyente con renuncia a la indemnización tarifada que fue diseñada en 1915 e incorporada en la ley 9.688. Los requisitos de esta ley son más restrictivos y tienen al agravante de derivar las acciones civiles a la Justicia civil, además de proponer que en el ámbito civil no se deberán tener en cuenta los principios del derecho del trabajo sino la legislación de fondo correspondiente al derecho civil. Esto contradice la doctrina constitucional de la Corte Suprema de Justicia en materia de daños laborales y en especial lo expresado en los casos Aquino y Llosco.

          Tampoco se tuvo en cuenta el dictamen del grupo de expertos de relaciones laborales. Quisiera que el ministro de Trabajo pudiera explicar las razones por las cuales viene a vulnerar lo que su propia comisión ha escrito de su puño y letra en la resolución 502/2005 del Ministerio de Trabajo. Esta resolución decía lo siguiente: “Con relación al sistema de reparación de los daños provenientes de un accidente o enfermedad de trabajo, será indispensable tener en cuenta la doctrina de la Corte Suprema de Justicia…” –cita el caso Llosco‑ “…según la cual la percepción, por parte del trabajador, de las prestaciones que derivan de la ley de riesgos para resarcir la incapacidad permanente, no impide que ejerza su derecho a obtener indemnizaciones por la vía de la acción civil, sobre la base de que ambos regímenes legales el especial y el derecho civil) resultan independientes.” Esto decía el ministro de Trabajo en el año 2005.

          Por allí han mencionado que el proyecto establece algunas mejoras en materia de indemnización. Es cierto, pero de acuerdo con la ley 24.557 el Poder Ejecutivo nacional está autorizado por la vía del decreto para imprimir dichas mejoras. No necesitábamos esta reforma. Esas mejoras las hicieron con el decreto 1.694 del año 2009.

          Sin fundamento ni otra pretensión más que la de obstruir la libre actuación del trabajador accidentado se determina que el damnificado sólo podrá iniciar su reclamo judicial una vez notificado por los órganos administrativos del sistema de los importes que le corresponden percibir por las indemnizaciones tarifadas de la ley. Esta opción excluyente con renuncia implica que si el trabajador percibe las indemnizaciones por incapacidad permanente del régimen tarifado se va a ver privado de las acciones por mayores daños que le correspondan en el derecho civil, lo que no está incluido en la indemnización tarifaria. Es un retroceso altamente gravoso para las víctimas, porque se impide al trabajador percibir la reparación tarifada y aspirar también a una sentencia que reconozca el daño mayor sufrido, es decir, una reparación justa, cosa que el ordenamiento jurídico reconoce a las demás personas dañadas en accidentes de tránsito, de transporte, como consecuencia de daños ambientales y mala praxis médica, entre otros. Todos van a tener la posibilidad de reclamar el daño; el trabajador, no.

          No sólo se postula obligar al damnificado o a sus derechohabientes a una elección que es inconstitucional sino que también se propone que esta opción se efectúe en un lapso acotado cuando el estado de necesidad de la víctima pueda llevarla en el contexto del infortunio a tomar decisiones apresuradas en contra de sus intereses, con el agravante de la falta de patrocinio jurídico obligatorio, que existe en la ley de riesgos de trabajo. Este es un criterio anacrónico que hoy venimos a reafirmar con este proyecto vulnerando así nuevamente el principio de defensa en juicio que tiene el trabajador.

          Una de las garantías constitucionales esenciales es el acceso directo a un tribunal competente. Así lo establecen los artículos 8º y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Necesariamente todos debemos tener un recurso efectivo y rápido, y el derecho debe ser prontamente oído por el tribunal independiente e imparcial.

          El proyecto además acentúa la desprotección de las víctimas al disponer que en el supuesto de ejercer la acción del resarcimiento pleno ella debe dirimirse en la justicia civil. Le imponen el juez del fuero, que no debe tener en cuenta los principios del derecho del trabajo. Esto es lo grave. No se trata de una injusticia o la otra, sino qué percibe el juez de la justicia civil, quien va a tener que tomar la ley de forma y de fondo, y los principios que corresponden al derecho civil.

          Esta propuesta contradice la doctrina de la Corte Suprema fijada en la causa Munilla, adhiriéndose al dictamen del Procurador General de la Nación donde declaró competente al fuero laboral en los juicios por accidentes del trabajo fundados en el derecho civil.

          Esta norma procesal que aparta del conflicto al juez natural acentúa la desigualdad que afecta al trabajador en el marco del contrato de trabajo, pero que también lo afecta en el proceso judicial. De modo que despojarlo de la atención del fuero especializado no tiene otra finalidad que acentuar su debilitamiento, como se verificó claramente cuando las causas laborales contra empresas concursadas o en quiebra fueron, en virtud de la ley 24.552, derivadas a la justicia comercial.

          Voy a expresar un pensamiento de Fernández Lamadrid que, para muchos de nosotros, tiene la entidad necesaria y suficiente como para hacerlo. Dice Fernández Lamadrid: “Cuando debe acudirse a otra rama del derecho para suplir un vacío normativo en el ámbito laboral, las normas respectivas deben ser interpretadas a la luz de los fines propios del derecho del trabajo. Debe manejarse con mucha prudencia la normativa civil y cuidar en todos los casos que la interpretación y alcances que se dé a su inserción en la relación laboral respondan a los principios del derecho del trabajo”.

          Hay falencias en el proyecto, señores diputados. Entiéndanlo. Hay artículos que están mal redactados. Lo dijo mi compañero de bloque: el artículo 5º tiene un error. Se olvidaron  -no sé si lo hicieron ex profeso-  de incluir las prestaciones por incapacidad permanente provisoria que beneficia a los damnificados con más del 50 por ciento de incapacidad hasta la total obrera.

          Señor presidente: quiero que el miembro informante me diga si están de acuerdo con este artículo porque, de esa manera, a ese trabajador que trae aparejado el salario al cobro de un accidente lo están dejando sin una cosa o sin la otra.

          La ILT no se acepta como opción por el régimen tarifado, porque se entiende que no constituye una indemnización sino una sustitución de ingresos mientras duran las curaciones, y esto tiene un carácter salarial.

          Similar naturaleza poseen las prestaciones por incapacidad permanente provisoria, de modo que su percepción no puede ser interpretada como un ejercicio a favor del régimen especial, sobre todo porque estos niveles de incapacidad  -siendo provisorios-  no pueden reclamar la incapacidad definitiva, y ni siquiera está agotado el procedimiento administrativo obligatorio que exige el proyecto para el ejercicio de la opción establecida.

          Por lo tanto, es imperioso que el miembro informante aclare esta situación.

          El artículo 9º claramente está desajustado. Por favor, señores diputados: tomen las órdenes del día. Nos está remitiendo a los decretos 658 y 696, que han quedado derogados por leyes que ha votado este Parlamento.

          El 27 de julio de 2011 fueron sancionadas las leyes 26.693 y 26.694, por las cuales los listados de enfermedades están en consonancia con la Convención de la Organización Internacional del Trabajo. Esta iniciativa tiene un desajuste, y hay que corregirla.

          Se destaca que se ha logrado una mejor opción con respecto al régimen pasado. Pero en ese régimen se optaba a partir del mismo momento del accidente o toma de conocimiento de la enfermedad y sus consecuencias invalidantes.  Ahora se está planteando realizar la opción una vez que se hayan brindado todas las prestaciones médicas y cobrado todos los salarios en período de curación.

          Eso es algo que parece bueno, pero durante la vigencia de la ley 9.688 –estoy hablando del año 1915‑ la precepción de los salarios por incapacidad temporaria hasta el alta o la recepción de atención médica del empleador o su asegurador se consideró como un ejercicio de la opción por acción tarifada y la renuncia a la acción civil, ya que sólo actuaba como impedimento la percepción de la indemnización por incapacidad permanente. El proyecto en análisis es más restrictivo, porque obliga a la víctima a esperar los dictámenes de las comisiones médicas.

          Se me está agotando el tiempo, señor presidente.  Por eso, quiero hacer hincapié en el mensaje que en dos oportunidades los jueces de la Corte dieron a los legisladores.  Uno de ellos fue en oportunidad del caso Aquino, cuando la Corte señaló que si se trata de establecer reglamentaciones legales en el ámbito de protección de los trabajadores dañados por un infortunio laboral, el deber del Congreso es hacerlo en el sentido de conferir al principio que prohíbe a los hombres perjudicar los derechos de los terceros toda la amplitud que éste amerita y evitar la fijación de limitaciones que, en definitiva, implica alterar derechos reconocidos por la Constitución.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Ha vencido su tiempo, señora diputada.

 

Sra. Camaño.- Gracias por su paciencia, señor presidente.  Simplemente quiero agregar que este proyecto es inconstitucional.  Lo lamentable es que mientras tanto hay trabajadores que habrán de morir y otros que se verán dañados.  (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Lozano.- Señor presidente: adelanto que voy a acompañar el dictamen que defendió mi compañero, el diputado Víctor De Gennaro, que contiene un proyecto que ha sido promovido por la Central de Trabajadores de la Argentina, en el que se plantea –creemos que esto es imprescindible‑ un cambio de fondo y de régimen.  En esto no se parece en nada a la propuesta oficial, que maquilla y blanquea la lógica de los 90, y que justamente por eso rechazamos.

          ¿Qué nos dice el gobierno?  Nos ha dicho que elevando los montos indemnizatorios, incorporando mecanismos de actualización, exigiendo la renuncia al juicio, cambiando al fuero civil y reduciendo los honorarios de los abogados se resuelve el problema.  En realidad, lo que están haciendo es acorralar al trabajador que sufre el accidente, planteándole que renuncie a sus reclamos y que cambie de fuero. Con esto pretenden restituir un equilibrio precario que no va a funcionar, porque es claro que en la Argentina de hoy las políticas de los 90 políticamente no funcionan.  Por ello, esto se va a caer antes que tarde.

          Esta propuesta no soluciona tres cuestiones que son fundamentales. No resuelve el manejo privado con fines de lucro de fondos públicos de la seguridad social; no resuelve el hecho de que se mantenga la connivencia entre las aseguradoras de riesgo del trabajo y las empresas, porque son socias en la estrategia de reducción de los costos laborales y, por último, no incorpora a los trabajadores en la prevención, dando una muestra más de este peculiar caso de experiencia que se dice peronista, pero que no convoca a participar a los trabajadores en los ámbitos en los que debe hacerlo.

          ¿De qué estamos hablando?  Hablamos de un sistema que sólo cubre al 51,4 por ciento de los trabajadores, es decir, a 8.498.000 trabajadores sobre una población activa de 16,5 millones de personas. Esta cobertura está estancada desde 2008, revelando que esto no lo resuelve el negocio privado, sino que requiere de política pública.

          Además, los días de baja e incapacidad se han incrementado un 14 por ciento en 2010 respecto de lo que ocurrió en 1997. La duración media de las bajas también está por encima de lo que ocurría incluso en la época de la convertibilidad.

          En 1997 la duración promedio de las bajas e incapacidades era de trece días; hoy es de más de treinta y un días. Las jornadas no trabajadas entre 1997 y 2002 eran en promedio de 1.435 días; entre 2003 y 2010, de 2.200 días. Los casos registrados de accidentes son cerca de 600 mil, y si uno incorpora los no registrados, nos acercamos a los 900 mil casos de accidentes laborales.

          Entre los años 2003 y 2010 el número de trabajadores cubiertos creció en un 80 por ciento, pero los días de baja y de incapacidad laborar aumentaron un 104 por ciento. La cifra de trabajadores fallecidos entre 2003 y 2010 creció un 28  por ciento, y tenemos entre seis y siete muertes por día. 

          Esta realidad de agravamiento del cuadro de accidentes laborales coexiste con el manejo de un mercado que se ubicó en el orden de los 13 millones de pesos para el año pasado y que está cercano a los 20 mil en el presente año. Esta notable expansión de accidentes, de días, de bajas y de muertes tiene que ver con un incremento del 1.300 por ciento en la facturación de este mercado desde el año 2003, crecimiento que duplicó el incremento de la recaudación en el mismo período y donde sólo seis empresas controlan el 64 por ciento del total de la facturación de ese mercado. Tres de ellas integran el pool de la élite empresaria del país.

          Están pretendiendo hacernos votar el retorno a los 90 con un sistema que es un pingüe negocio para pocas empresas que por esta vía integran la élite de conducción empresaria del país, mientras se cubre a la mitad de los trabajadores y tenemos seis o siete muertos por día. Están defendiendo el negocio financiero y están haciendo primar el enfoque de la reducción de los costos laborales por sobre la vida y la salud de los trabajadores.

          Es bueno decir cómo se llama esta ley.  Esta ley se llama empresa Prevención ‑número uno del mercado‑, empresa Consolidar ‑número dos‑, empresa Asociart ‑número tres‑, empresa La Caja ‑número cuatro‑, empresa Mapfre ‑número cinco‑, empresa La Segunda, número seis. Son ellas. Y leyendo la página 18 del “Buenos Aires Económico” del día de hoy, también se arroja luz sobre lo que estamos votando. Es Galeno, un actor principal de la medicina privada, el que además de haber comprado Consolidar, está comprando Mapfre. Sólo dos empresas en la Argentina –Prevención y Galeno- se quedan con el 40 por ciento del mercado.

          Lo que estamos discutiendo es mantener el negocio privado de la salud y fortalecer la estrategia de reducción de costos laborales como criterio para generar empleo. Es algo que está absolutamente asociado a la estrategia de los 90. Es la lógica que propone alguien que es un esbirro del grupo Techint, como Ignacio De Mendiguren, y alguien que representa el interés del capital concentrado. Eso es lo que pretenden hacernos votar, y no tiene absolutamente nada que ver con cualquier discurso vacío de contenido nacional y popular. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Zabalza.- Señor presidente: en primer lugar, quiero destacar que las bases estructurales de nuestra posición como Frente Amplio Progresista han sido marcadas por las participaciones de los diputados De Genero y Stolbizer, que con diferentes enfoques han puesto de manifiesto nuestra oposición al proyecto de ley en consideración.

          Quiero también aprovechar esta oportunidad para destacar la conducta viva y activa de un dirigente sindical como Víctor De Genaro, cuyas palabras tienen una riqueza particular porque provienen del sector de los trabajadores. Es un dirigente gremial que ha comprendido cabalmente que además de la actividad gremial hay un marco global en el cual debe participar el movimiento obrero argentino. No se puede construir un país sin un rol activo del movimiento obrero encarnando un nuevo proyecto nacional.

          Como bien decía el señor diputado Recalde, esta preocupación por la salud de los trabajadores y la vida comienza en 1915 con la sanción de la ley del entonces diputado socialista Alfredo Palacios. Hasta ese momento el empleado tenía que demostrar el criterio de culpa en un accidente, y a partir de entonces se produjo un cambio, pasando a ser el dueño de la máquina el que responde por el accidente. Esa es la esencia de la legislación que a partir de 1915 y por obra de diversos legisladores –muchos socialistas nos honran en esa labor‑ fue modificando y avanzando en la Argentina hasta explotar positivamente en materia de derechos en el primer gobierno encabezado por Juan Domingo Perón.

          Posteriormente tuvimos avances y retrocesos. Hubo retrocesos en las épocas en que la voluntad soberana del pueblo fue violada al intentar avanzar sobre los intereses, la vida y la salud de los trabajadores.

          Los avances se produjeron en democracia, y a veces no tanto, porque también padecimos los años noventa y la década más cruel del neoliberalismo personificada en 2001.

          En la actualidad la vida y la salud de los trabajadores están regladas por dos leyes: la 19.587, de higiene y seguridad en el trabajo, que es de la dictadura militar, y la de ART, que es de Menem, como bien lo explicitó el señor diputado Lozano y otros colegas.

          Por los compromisos internacionales asumidos por este gobierno, como por ejemplo los convenios de la OIT números 155 y 187, que fueron refrendados por él; por la propia legislación del Mercosur, que muy clara y taxativamente plantea el tema de la participación de los trabajadores en las tareas de prevención, y por algunas declaraciones en el sentido de que podíamos avanzar, nosotros teníamos alguna esperanza. Sin embargo, lamentablemente nos han enviado un proyecto de ley corto en cuanto a contenidos sociales, no en lo atinente a su texto, y fundamentalmente en lo referido a la justicia social y la dignidad de los trabajadores.

          Este proyecto de ley no garantiza la salud de los trabajadores sino el lucro de las empresas. Además, implícitamente tiene un contenido negativo que ignora todo el avance de la legislación en este sentido al negar la participación del propio trabajador en el mejoramiento de sus condiciones de trabajo.

          Por otra parte, este texto remitido por el Poder Ejecutivo no asegura que se garantice la reparación integral de los trabajadores, que es la base de todos los fallos que ha dictado la Corte Suprema de Justicia de la Nación después de 2004. No serían los únicos fallos de la Corte que se desconocen en este momento, pero en verdad nos preocupa. porque el tema de la reparación integral no se aborda exclusivamente planteando una cifra dineraria que se pueda reajustar.

          El tema es mucho más profundo porque tiene que ver con la integralidad del trabajador y su familia, con que después de un accidente que él no produjo se pueda reincorporar a una vida de normalidad y dignidad. Por eso nosotros no compartimos este proyecto ni la forma en que se elaboró. Creemos que el mecanismo adecuado es la concertación, el diálogo, entre los sectores involucrados. Aquí hay dos sectores básicamente involucrados: los trabajadores y sus organizaciones, y los empresarios. Obviamente, este diálogo tiene que ser convocado por el Poder Ejecutivo y debe respetar un lineamiento básico. No es posible un lineamiento para que todos escuchen lo que quieren escuchar, y otro de acuerdo con el público al que está dirigido.

          Es necesario tener un único mensaje que vaya de la mano del progreso social, en una Nación que contenga a todos, de respeto a la vida, la salud y la seguridad de los trabajadores y sus familias.

          En esta puja de intereses que está viviendo el país, se ha optado por disminuir al más débil. Lamentablemente, estamos en el inicio de ese camino que los argentinos debemos reconstruir, pero en sentido inverso. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Obiglio.- Señor presidente: en primer lugar, quiero hacer referencia al tratamiento vergonzoso que ha recibido este proyecto de ley en comisión. No culpo al presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo –que es un buen amigo a quien respeto‑ sino al bloque de la mayoría, porque con su decisión no pudimos debatir el tema.

          Algunos de nosotros consideramos que esta iniciativa tiene muchos aspectos positivos y que se podrían haber hecho incorporaciones para mejorarlos. Tanto es así que el ministro Tomada y el único miembro informante del Frente para la Victoria manifestaron en el ámbito del plenario de comisiones que se trataba de un proyecto de ley perfectible. Entonces pregunté por qué no podíamos hacerlo perfecto. ¿Qué necesidad había de discutirlo en un día en un plenario de comisiones? Apenas sentados los legisladores, el oficialismo ya estaba haciendo circular el dictamen para su firma. Esto demuestra que el tratamiento ha sido absolutamente incorrecto.

          A ello debemos agregar el hecho de que en ese plenario se dispuso invitar para la semana siguiente a representantes de los trabajadores, del sector privado y a todo aquel que quisiera aportar algo para mejorar la norma. Llegado el día, los invitados se encontraron con la sorpresa de que los dictámenes habían sido firmados. Es más; a la oposición se le dio un plazo de veinticuatro horas para definir su postura. Es decir que a las veinticuatro horas de sentarnos a debatir, tuvimos que tomar una decisión: presentar nuestro dictamen, firmar el de mayoría, firmar en disidencia, etcétera.

          ¿Qué sentido tenía entonces invitar a todas esas personas a exponer sus posiciones y brindar elementos para mejorar la iniciativa? Evidentemente, ninguno.

          Este fue uno de los motivos por los cuales toda la oposición no dio quórum. Ninguno de nosotros, más allá de las diversas posturas frente a la norma, estaba de acuerdo con el procedimiento implementado para un debate tan importante.

          A continuación, haré referencia a tres cuestiones centrales: las ventajas de esta iniciativa, algunos aspectos que criticamos y otras propuestas que pensamos impulsar, aunque tengo entendido que no serán tenidas en cuenta durante el tratamiento en particular.

          Respecto de las ventajas, este proyecto elimina algunas fallas de la ley vigente por las cuales ha sido declarada inconstitucional. Se elimina la acumulación de las acciones, que ha sido sumamente perjudicial para las pequeñas empresas; se brinda la opción de cobrar el seguro más un plus del 20 por ciento o la de ir a la vía civil para una reparación que el trabajador considere que sería mayor a la del seguro; se aumentan los topes indemnizatorios; se establece una pauta objetiva de ajuste que hasta el día de hoy no teníamos en la ley vigente, y es uno de los motivos esenciales por los cuales la Corte Suprema declaró inconstitucional la ley vigente; se establece una indemnización adicional del 20 por ciento como un incentivo para que funcione este mecanismo de aseguramiento; se acortan los plazos de liquidación, de determinación de la incapacidad y del pago de la indemnización.

          Principalmente se genera previsibilidad en los desarrollos empresariales, sobre todo para los pequeños porque es bien sabido que en el caso de una incapacidad total o de un fallecimiento, la empresa que tiene que asumir el pleito sobreviniente, o sea que tiene que soportar el pago de lo que prevé la ART más el plus que luego reclama el trabajador en esa acumulación de acciones, seguramente irá a la quiebra. Por eso, definitivamente genera mucha previsibilidad.

          ¿Cuáles son las críticas que tenemos a este proyecto, que creo que son centrales? Fíjense que todos estamos debatiendo cómo es la reparación, y cuando llegamos al punto en el que solamente hablamos de reparación es que toda la prevención ha fallado. Toda esta ley se focaliza en lo que es reparación, no hay ninguna palabra sobre lo que es la prevención.

          Y lo que nosotros tenemos que hacer como legisladores es evitar justamente que haya más accidentes, no buscar la forma de reducir los juicios. Y lo que estamos haciendo con esta ley, que es correcto pero no absolutamente completo, es reducir la litigiosidad, pero no estamos dando una solución para que haya menos accidentes en la Argentina.

          Esta ley se limita únicamente a dar más dinero por menos salud, y creo definitivamente que esto no es adecuado. Por otro lado, no se tiene en cuenta la problemática desde el punto de vista de la salud pública y la seguridad social, sino que solamente se enfoca esta ley en el sistema de responsabilidad y en cómo van a ser los pagos.

          Tampoco se dan soluciones para la atención médica inmediata de los trabajadores que han sufrido algún accidente, y es justamente esto lo que morigera las secuelas que puede tener un accidente y limita los problemas que puede llegar a tener ese trabajador en el futuro. Nada se dice sobre nuevas medidas para que el trabajador sea mejor atendido y con mayor celeridad.

          Tampoco se incorpora ninguna nueva norma en materia de seguridad e higiene, absolutamente ninguna. Todo esto nos demuestra que hay temas buenos en la ley. En general, la ley está bien, pero no se ataca la generalidad del problema; estamos atacando solamente las consecuencias con algunas herramientas que son correctas pero no estamos yendo a la causa, a la prevención.  No estamos buscando evitar nuevos accidentes.

          En el 2010 hubo 630 mil siniestros; en el 2011, 675 mil siniestros en la Argentina. ¿Qué medidas está proponiendo esta ley para que haya menos siniestros? Ninguna, lo que está dando son soluciones para el cobro, para que el sistema funcione mejor, para que el trabajador cobre más rápido, para que las empresas puedan prever cuáles van a ser sus costos laborales, pero de ninguna manera se está trabajando para reducir los siniestros, los 675 mil casos anuales que ha habido a un número menor.

          Nosotros tenemos algunas propuestas para mejorar esta ley que ojalá sean consideradas luego en el debate en particular. Creemos que definitivamente deberíamos establecer incentivos para que el trabajador pueda denunciar incumplimientos en las normas de seguridad e higiene en las empresas. Hoy en día no hay ningún incentivo, sino todo lo contrario, el trabajador en muchos casos no se anima a denunciar cuáles son las fallas que está habiendo en materia de seguridad e higiene.

          Por otro lado, deberíamos dar la posibilidad al trabajador a negarse a cumplir sus tareas si no se están cumpliendo las normas de seguridad e higiene que efectivamente prevé la normativa.

          Asimismo, estamos proponiendo la creación de comités de seguridad y de salud donde participen principalmente los trabajadores en conjunto con los empleadores, y que juntos busquen las soluciones para cada uno de los rubros donde se tiene que trabajar.

          Estamos proponiendo el incremento de las prestaciones dinerarias cuando un accidente se produce por algún incumplimiento de las condiciones de seguridad e higiene. Esto quiere decir que si el accidente se produce porque la empresa, el empleador, no cumplió con las condiciones de seguridad e higiene de la ley, la indemnización aumenta todavía más.

          Asimismo, y esto es crucial porque varios de los diputados preopinantes lo mencionaron, hay que obligar a las ART a intervenir en la fiscalización del cumplimiento de la normativa de seguridad e higiene. En caso de ser incumplida, y que la ART no haya cumplido su deber de fiscalización, debe hacérsela solidariamente responsable en el pago de las mayores indemnizaciones que correspondan. Esta es una gran solución para que las ART sean mucho más responsables y para obligarlas a involucrarse en la prevención de los accidentes de trabajo.

          Finalmente, la ley de seguridad e higiene data de 1972, con lo cual definitivamente ha quedado fuera de nuestra época y merece ser revista en su totalidad, actualizándola a las condiciones de seguridad e higiene que tenemos en esta época.

          Para terminar quisiera referirme al objetivo que teóricamente tiene el bloque de la mayoría de mejorar las condiciones sociales de la población y de los trabajadores en particular.

          Realmente no creo en ese discurso. Creo que no es así porque si lo fuera además de estar discutiendo esta ley estaríamos debatiendo el aumento de los haberes jubilatorios y del salario mínimo, los proyectos de ley para elevar el mínimo no imponible de ganancias, los proyectos para reducir el IVA a los productos de la canasta básica, los que eliminan el impuesto a las ganancias en las jubilaciones, y entre muchos otros, los que proponen la reincorporación de los trabajadores que han sufrido una incapacidad por algún accidente laboral y que hoy en día están quedando afuera de sus trabajos.

          Si vamos a discutir proyectos que mejoren las condiciones de vida de los ciudadanos, de los trabajadores, traigamos todos esos proyectos y no nos limitemos a discutir uno solo, que más allá que consideremos que en su mayor parte está bien, en ningún momento se abrió el debate ni se aceptaron modificaciones o sugerencias del resto de los partidos que integran esta Cámara. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Neuquén.

 

Sra. Comelli.- Señor presidente: en mérito al tiempo que comparto con el diputado Garramuño y dado que nuestra postura está expresada en los fundamentos de la disidencia que hemos firmado, a ellos me remito.

          Quiero expresar que compartimos los objetivos planteados en el proyecto del Poder Ejecutivo: la necesidad de disminuir la litigiosidad, que se produce por múltiples causas, el establecimiento de un régimen que brinde prestaciones plenas, accesibles, automáticas y mejorar la situación de los trabajadores en cuanto a la cuantía de los montos indemnizatorios, que han sido aumentados.

- Ocupa la Presidencia la señora      vicepresidenta 1ª  de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sra. Comelli.- Apoyamos estos principios generales en un marco de referencia donde hubo progresivas mejoras para los trabajadores en los últimos años.

          No obstante este acompañamiento en general entendemos necesario hacer algunas precisiones en orden al debate de esta ley, que en realidad reiteran lo que ha quedado claro y es que estamos nada más que ante un proyecto que habla del resarcimiento de los accidentes de trabajo.

          En ese sentido, tenemos algunas objeciones u observaciones basadas en íntimas convicciones y también de orden constitucional.

          Sobre una de ellas se habló aquí y es la vinculada a la opción por un sistema de responsabilidad, como lo contempla el artículo 4°, que es excluyente para el trabajador en cuanto a poder optar de modo acumulativo por otro en aras de una reparación integral.

          Destacamos como positivo el cobro del salario pleno en el período de recuperación, la indemnización actualizada cada seis meses para poder mantener el carácter resarcitorio de la misma, así como los intereses contados desde el día del accidente, el pago único en moneda, sumado a la indemnización equivalente a un 20 por ciento más de la suma que surja en definitiva. Sin embargo, todo ello no puede ir en desmedro de la posibilidad del trabajador de acceder a una reparación plena en el mandato del sistema de responsabilidad, que tiene base en nuestra Constitución Nacional.

          Si bien es cierto –como señaló el miembro informante- que estamos discutiendo un régimen para el resarcimiento de los accidentes de trabajo, aun con el deseo de mejorar la situación del trabajador en cuanto a montos y celeridad de pago, sentimos –junto con otros señores diputados- que estamos legislando para la patología y las consecuencias de lo que en realidad es el problema de base.

          La problemática está dada por las condiciones laborales en las que se desempeña el trabajador. Allí debemos poner el mayor énfasis. Me refiero a la obligación del empleador de garantizar las condiciones mínimas de seguridad y salubridad. Ésta debería ser la medida legislativa pronta en nuestra agenda, a los fines de ser concretada en un régimen que determine obligaciones para la parte más fuerte de la relación.

          Básicamente, nuestras observaciones contemplan tres ejes. Por un lado, la transferencia de las competencias de la Justicia laboral a la civil, en materia de aplicación de la ley de responsabilidades en accidentes del trabajo; por el otro, lo relativo a los montos variables de las remuneraciones, y finalmente, el punto relativo a enfermedades profesionales. Entiendo que estamos desaprovechando una ocasión más que importante para ampliar y mejorar el listado de enfermedades profesionales, pues aquellas que no se contemplan –alteraciones en columna, hernia y várices- son las que se presentan en la mayoría de los casos, pero en general no están reconocidas por las ART.

          Como abogada, deseo señalar que la alta litigiosidad no es causada –como alguien señaló y como también han indicado las cámaras- por la “industria” del juicio, sino que surge de los accidentes de trabajo reales que se producen por falta o carencia de las condiciones laborales pertinentes. Entonces, no se trata de que esto sea provocado por los abogados.

          Más allá del proyecto de ley en debate, que encuadramos solo como un régimen de resarcimiento de accidentes del trabajo, debemos seguir analizando todas estas cuestiones. Así, urge actualizar el régimen de prevención de riesgos del trabajo, que por supuesto no podrá darse en ningún debate o negociación de marco transaccional con quien es la parte fuerte de la relación laboral. Por otro lado, el control no se negocia. Ésta será la gran deuda pendiente, ya que la prevención es una actitud y una decisión política. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.

 

Sr. Garramuño.- Señora presidenta: quisiera expresar los sentimientos encontrados que nos produce el proyecto de ley en consideración. Digo “encontrados” porque compartimos los objetivos que tal iniciativa tiene en cuenta, pero nos genera dudas la constitucionalidad de algunos aspectos indicados en la norma.

          Por otro lado, nos duele no poder aprovechar la oportunidad del debate de esta iniciativa para actualizar la legislación respecto de algunos temas de manera acorde a los tiempos que corren.

          Subrayaré los aspectos que consideramos positivos; entre ellos, propender a fijar prestaciones claras y automáticas que eviten interpretaciones distintas ante una misma problemática en la cobertura de los daños.                    Por lo dicho, también se disminuye la litigiosidad, estando de acuerdo con la eliminación del pacto de la cuota litis.

          También implica que exista mayor Justicia al mejorar la situación del trabajador en relación con los montos indemnizatorios, ya que a los que se fijen se establecerá un incremento adicional del 20 por ciento. Dicha suma tendrá una actualización por el RIPTE, que tiene en cuenta el aumento del costo de vida y la depreciación de la moneda.   

          Corrige ­–y esto es importante- una situación de inequidad e incertidumbre que padecen las pequeñas y medianas empresas, ya que en muchos casos abonan alícuotas superiores a las grandes. Cabe destacar que lo regulado en el presente proyecto sobre gastos de comercialización evita que las pymes tiendan a subvencionar en dicho rubro a las empresas más grandes.

          Debemos señalar que nos genera dudas la constitucionalidad del segundo párrafo del artículo 4º, donde se señala que el trabajador debe optar entre cobrar la indemnización indicada en la presente norma o la que le pudiese corresponder con fundamento a otro sistema de responsabilidad, como ser demanda por daños y perjuicios en sede civil, indicando que los distintos sistemas de responsabilidad no son acumulables. Creemos que este artículo va a tener como mínimo los mismos inconvenientes que tuvo el artículo 39 que en este proyecto se deroga en parte, ya que se limita más aún la posibilidad del trabajador de acceder a una íntegra reparación.

          Está en contra de los sucesivos pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia sobre el tema, encontrando fundamento en la Constitución Nacional y en los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional. O sea que estamos hablando de normas que son vinculantes para este Poder Legislativo.

          También nos queda una enorme deuda que tiene que ver con el dictado de una nueva ley de siniestros en el ámbito laboral, buscando mejorar las condiciones en las que el trabajador desempeña sus tareas, garantizando adecuadamente la seguridad y la salubridad en función del tipo de tarea que lleve adelante.

          En el artículo 9º se deja pasar la posibilidad de actualizar el listado de enfermedades profesionales, que está vigente desde 1996. Prácticamente no se contemplan patologías psiquiátricas y otras enfermedades causadas por el trabajo.

          En función de lo expuesto, adelanto nuestro acompañamiento al presente proyecto de ley, tanto en general como en particular, salvo el artículo 4º, por los motivos expuestos. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-  Tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.

 

Sra. Terada.- Señora presidenta: en primer lugar corresponde la siguiente pregunta: ¿es necesario regular de nuevo los riesgos del trabajo? Indudablemente la respuesta es afirmativa, ya que la primera ley de accidentes de trabajo data de 1915. Fue la famosa y recordada ley 9.688, que tuvo once reformas legales, con cinco decretos que se sumaron a dichas modificaciones.

          Posteriormente, se sancionó la ley 23.451 de 1984, pero fue vetada. O sea que tuvo poca vida. Todo esto creó confusión y motivó la sanción de la ley 24.028. Posteriormente, so pretexto de la existencia de alta litigiosidad, se sancionó la ley 24.557 en octubre de 1995.

          O sea que han pasado casi diecisiete años de esta última sanción legislativa que regula los riesgos del trabajo.

          Pero ahora pretendemos modificar la norma y a la vez estamos desperdiciando la oportunidad de efectuar una modificación real y sustancial, porque lo que se está produciendo es una suerte de parche.

          ¿Por qué decimos que es un parche? En primer lugar, porque no existe un estudio integral de los riesgos de trabajo. En segundo término, porque no se recoge el contenido del Convenio 155 de la OIT ni lo relativo al Protocolo 2002 relativo a la seguridad y la salud de los trabajadores, que fuera aprobado por esta Cámara por la ley 26.693, que es del año pasado pero no se recoge en el proyecto de ley que se pretende sancionar ahora.

          Fundamentalmente no se incluye todo lo referido a la prevención de accidentes de trabajo, como ya lo mencionaran algunos diputados que me antecedieron en el uso de la palabra. Y lo que es más grave aún es que en este proyecto de ley se pretende que los accidentes de trabajo no se resuelvan por la vía del juez natural, que es el laboral, sino por la vía civil. Esto significa nada más ni nada menos que dejar sin efecto principios básicos del derecho laboral que tienen una implicancia real en defensa de los derechos de todos los trabajadores. El primero de ellos es la no aplicación del principio in dubio pro operario, que en el fuero civil no tendría ningún efecto.

          Otro principio que quedaría sin vigencia es el de la irrenunciabilidad de los derechos del trabajador, quien por supuesto sería objeto de presión por parte de las aseguradoras para que acepten el ofrecimiento inmediato. Seguramente la urgencia y necesidad existentes van a determinar que renuncie a esa otra vía. Esto contradice lo que claramente establece el artículo 14 bis de nuestra Constitución Nacional, que dice que el Estado tiene que garantizar la irrenunciabilidad de los derechos laborales.

          El principio laboral de la indemnidad es otro de los que se ataca, porque le pone un techo al valor de la vida de los trabajadores con una tarifación cerrada, sin camino y como una opción que obliga al trabajador a que si encuentra un daño mayor tenga que acudir fuera del juez natural ‑o sea, el juez civil‑ y deba agotarse previamente la vía administrativa.

          Otra cuestión que nos preocupa es el avance sobre los derechos de las provincias en relación con el uso de facultades no delegadas por ellas a la Nación en lo referido a las regulaciones procesales. Obsérvese que en primer lugar se limita el inicio de la acción judicial a la  notificación. ¿Qué pasa si ínterin la empresa aseguradora de riesgos del trabajo entra en quiebra y no puede cumplir con esa notificación? El trabajador no va a poder hacer uso de la vía civil de reclamo.

          Por  otro lado, se invita a las provincias a adherir a esta ley, fijando solamente para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la competencia civil. Pero, ¿qué pasa si las provincias no adhieren? ¿Qué sucede con la aplicación de esta ley para todos los trabajadores de las provincias que no adhieran a la ley?

          Otra cuestión que nos preocupa y que vemos que realmente establece una gran desprolijidad en el texto de la ley es la referida al artículo 17 inciso 3°), que dice que en las acciones judiciales previstas en el artículo 4° resultará de aplicación lo dispuesto por el artículo 277 de la ley 20.744. Aclaro que esta ley es la de contrato de trabajo, cuyo artículo 277 dice textualmente: “Todo pago que deba realizarse en los juicios laborales se efectivizará mediante depósito bancario en autos a la orden del Tribunal interviniente…” y luego continúa diciendo que “Queda prohibido el pacto de cuota litis que exceda del veinte por ciento el que, en cada caso, requerirá ratificación personal y homologación judicial.” A contrario sensu de lo que establece la ley, al decir que queda prohibido el pacto de cuota litis que exceda del 20 por ciento en realidad está permitiendo el pacto de cuota litis –que es el acuerdo que se hace entre el abogado y el trabajador‑ que  no exceda ese porcentaje. Sin embargo el artículo 17 inciso 3°) prohíbe claramente el pacto de cuota litis. Entonces, ¿cómo juzgaría la aplicación de este artículo, en donde desprolijamente por un lado se establece una cosa y por el otro algo diferente?

          Recordemos que la ley de contrato de trabajo es de orden público y por ende una normativa de mayor rango que la que hoy tenemos en tratamiento. Entonces, a nosotros nos quedan dudas acerca de cuál sería la aplicación y el sentido.

          Por otro lado, la litigiosidad no se va a agotar justamente por el hecho de que se sancione esta ley. Al contrario; esto va a dar motivo a mayores juicios y planteamientos por inconstitucionalidades porque justamente lo que estamos haciendo con esta iniciativa es volver a los años 90 y dejar sin efecto toda la doctrina que la Corte Suprema ha fijado en los casos Castillo, Aquino y Milone, por los que ha establecido la inconstitucionalidad de muchas normativas y donde expresamente ha señalado que justamente la justicia laboral es la competente en la materia.

          Por último, si es cierto que al oficialismo le interesa la litigiosidad, tendría que preocuparse por el pago de los juicios de los jubilados y no permitir que en el presupuesto de 2013 se fije un porcentaje que implica la atención de un tercio de todos aquellos jubilados que hoy tienen sentencia firme y liquidación aprobada, pero no pueden acceder al cobro frente al reclamo que han hecho.

          Por todas estas razones, desde la Coalición Cívica-ARI vamos a votar en contra de este proyecto porque entendemos que toda la serie de irregularidades que hemos mencionado nos impiden su aprobación. Además, consideramos que estamos perdiendo una oportunidad histórica de sancionar una ley de riesgos del trabajo que contemple todos los aspectos que se han dejado de lado en esta iniciativa.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Heller.- Señora presidenta: quiero adelantar el voto favorable del bloque Frente Nuevo Encuentro al dictamen de mayoría del proyecto de ley que estamos considerando.

          Voy a fundamentar el sentido de nuestra decisión, pero previamente deseo expresar que la misma forma parte de un proceso y un desafío más amplios que tenemos por delante a los efectos de seguir desarrollando el sistema de prevención laboral a fin de disminuir la siniestralidad en el campo del trabajo, que creemos que debe ser el enfoque principal.

          También entendemos que no es correcto plantear el debate en términos de resarcimiento versus prevención, como si se tratara de dos categorías antagónicas que pueden considerarse por separado.

          Creemos que ambos conceptos deben complementarse a fin de hacer más protectorio al mundo laboral, y de esa manera fortalecer la cultura del trabajo digno y decente.

          Detrás de este planteo que aquí hemos escuchado a través de diversos diputados preopinantes, surge la idea de que no se ha hecho nada en esta materia. En realidad, estamos en las mismas condiciones que en 1995, cuando se sancionó la ley 24.557 en este Congreso.

          Entendemos rotundamente que no es así. A las instituciones jurídicas y políticas hay que analizarlas como parte de un proceso y no como si cada una fuera un acto estanco que se analiza en sí mismo y se lo saca del contexto.

          Este proyecto va en la dirección correcta porque, siguiendo fallos de la Corte Suprema de Justicia, deroga el artículo 39 de la ley 24.557 para terminar con algunas disposiciones inconstitucionales que esa norma establece.

          Recordemos que la ley de riesgos del trabajo sancionada en los 90 discriminaba negativamente a los trabajadores al fijar cifras indemnizatorias que, en un comienzo, equivalían aproximadamente a la mitad de la reparación que podría lograr un ciudadano que recurría a la vía civil.

          El sistema era cerrado ya que prohibía taxativamente la posibilidad de que el trabajador recurriera a la vía civil violando el principio constitucional de defensa.

          Al establecer valores resarcitorios fijos se cubrían sólo los daños de pérdida funcional y no se tenía en cuenta el carácter de reparación integral del daño.

          Peor aún: esas cifras indemnizatorias se otorgaban fraccionadas en forma de renta vitalicia, y con el transcurso del tiempo se transformaban en montos verdaderamente indignos.

          En consonancia con aquella política neoliberal, la Corte Suprema de aquel entonces ratificó la constitucionalidad de una ley que era inconstitucional, dando lugar a lo que se denomina el empobrecimiento de la víctima, promovido por esa ley injusta que establecía los salarios del accidentado sin actualizarlos, excluía algunos rubros salariales, tenía topes congelados y no establecía piso indemnizatorio alguno.

          A esta altura no podemos desconocer que esta situación comenzó a revertirse a favor de los trabajadores a partir del proceso político iniciado en mayo de 2003, entre otras cosas con la integración de una Corte Suprema de Justicia independiente, lo que dio cabida al concepto de reparación integral del daño laboral.

          En ese camino hay que recordar también el decreto 1.694, del 5 de noviembre de 2009, por el cual se inició un proceso de reestructuración del régimen de riesgos del trabajo, que incluyó el dictado de una serie de medidas que permitieron proteger más a las víctimas y otorgar un grado de previsibilidad mayor a los empleadores, a través de un conjunto de medidas, entre las que señalamos: actualización de los valores indemnizatorios, eliminación de los techos establecidos de pisos mínimos como garantía y, además, se triplicaron en términos generales las prestaciones de incapacidad.  Para finalizar este listado, debo mencionar que la reciente resolución 915 del 19 de octubre de 2012, convocó al Comité Consultivo Permanente de la ley sobre riesgos del trabajo.   En los considerandos del decreto se indica que aún restan por superar importantes deficiencias en el sistema.

          Para esa primera reunión del Comité, está previsto el tratamiento de temas relevantes, tales como la incorporación de más ítems al listado de enfermedades profesionales –esto viene a cubrir una de las grandes deficiencias del régimen actual‑, el análisis de la tabla de evaluación de incapacidad, la evaluación del funcionamiento de las comisiones médicas y otros temas contenidos en los lineamientos establecidos en el plan estratégico Argentina Salud y Seguridad 2011‑2015.

          A pesar del conjunto de medidas que hemos comentado y que son favorables a los trabajadores, uno de los temas que persiste y que debe resolverse es el referido al sistema indemnizatorio de la ley 24.557, particularmente en relación con los trabajadores que sufrieron pérdidas funcionales permanentes en ocasión del trabajo.

          En ese sentido, destacamos los aspectos que en opinión de nuestro bloque este proyecto viene a subsanar: la actualización de los mínimos para que todos los trabajadores, especialmente aquellos que cobran salarios más bajos, tengan una reparación adecuada al daño; que las prestaciones en dinero por incapacidad permanente mantengan su valor real a lo largo del tiempo, estableciéndose un mecanismo adecuado de actualización, como lo es el RIPTE, y que esa actualización se efectúe en los mismos plazos que los dispuestos en el Sistema Integrado Previsional Argentino; el cómputo de los intereses del monto indemnizatorio desde el momento mismo del accidente; la incorporación de un 20 por ciento adicional a las indemnizaciones, con el objeto de reparar el daño integral que el trabajador hubiere tenido; la imposición de un pago único e inmediato de la reparación del daño, superando las consecuencias nefastas que trae la normativa vigente; la incorporación de un capítulo destinado a regular las alícuotas de las ART y el control y supervisión de sus gastos, con el objetivo de evitar que el sistema cause un mayor recargo en las alícuotas que se puedan establecer y, por último, que las alícuotas no deben estar regidas por las leyes del mercado, como sucedió hasta ahora, sino que deben estar reguladas como corresponde en un servicio de estas características y, al mismo tiempo, deben vincularse con el mapa de riesgo que cada empresa tenga.  El objetivo es revertir una situación de iniquidad, donde las pymes deben pagar alícuotas superiores a las que abonan las grandes empresas.

          Es en todos esos aspectos que fundamos nuestro voto afirmativo al dictamen de mayoría. Estamos convencidos de que significa un avance en el funcionamiento del sistema de riesgos del trabajo y que es un paso más en un camino que ya empezó a recorrerse y que deberá continuar y profundizarse a fin de resolver las cuestiones que tienen que ver con la prevención integral de los riesgos del trabajo.

          Quiero agregar que enmarcamos esta sanción dentro de un conjunto normativo registrado en los últimos años con el objetivo de derogar el andamiaje jurídico impuesto por el neoliberalismo.

          En ese camino iniciado en el año 2003 destacamos: la norma que suplantó a la denominada ley de flexibilización laboral, la ley 26.425, que consagra el Sistema Integrado Previsional Argentino y deroga el régimen de las AFJP, la ley 26.417, que establece la movilidad por dos veces al año de todas las prestaciones a cargo del Sistema Integrado Previsional Argentino; la modificación de la ley de quiebras, para facilitar el funcionamiento de las fábricas recuperadas por sus trabajadores; la ley 26.727, sobre el nuevo régimen de trabajo agrario, más conocida como ley del peón rural, y la ley 26.390, sobre la prohibición del trabajo infantil y protección del trabajo adolescente.

          Nuestro bloque tiene un claro compromiso con este proceso, integrado a un claro proyecto político de fortalecimiento y ampliación de los derechos de los trabajadores activos y pasivos.

          Estamos convencidos de que todavía falta mucho por hacer, también en el plano de los riesgos del trabajo.  Desde este Congreso hoy estamos dando otro paso para hacer más equitativo el proceso de reparación de los daños, que era sumamente injusto hasta el presente. Pero el objetivo principal sigue siendo –y en ello debemos comprometernos todos- lograr un sistema integral y eficiente para la prevención de los riesgos del trabajo.

          Estoy convencido –y así piensa nuestro bloque- de que estamos avanzando en la destrucción del andamiaje neoliberal y conservador que hizo crisis en diciembre de 2001, y que al mismo tiempo vamos encontrando cauces  hacia un nuevo orden, posibilitando relaciones sociales más equitativas, más democráticas, más participativas y más justas.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Mouillerón.- Señora presidenta: es difícil agregar mucho más a lo ya dicho sobre este proyecto de ley que viene a este recinto después de haber tenido un exiguo tratamiento en el Senado y ninguno en las comisiones de esta Cámara. Solamente hubo dos reuniones a solicitud del presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo, una de las cuales fue para tomar nota del proyecto y escuchar al señor ministro de Trabajo, que vino a explicar la iniciativa. En realidad, la conclusión de esa primera reunión fue que se trataba de un proyecto que debíamos  discutir y que habíamos esperado durante mucho tiempo. En la Comisión de Legislación del Trabajo desde hace más de dos años se esperaba el proyecto que elevaría el Poder Ejecutivo. Por ese motivo esperaban su tratamiento seis proyectos que se encontraban en la comisión. Hubo reproches porque no llegaba la respuesta del Poder Ejecutivo. Pero conociendo la complejidad y la importancia del tratamiento de ese proyecto que debía venir a poner orden en lo que había sido una malparida ley de la década del 90 –tal vez la peor en compañía de la referida a las AFJP, prima hermana de ésta- creíamos que veníamos a escuchar un proyecto que indudablemente sería superador no sólo de lo que existía hasta ahora, que es la ley 24.557, con algunas reformas, sino también de los proyectos que muchos diputados, aunque sea de manera parcial, habían hecho llegar para su consideración.

          Entonces, con una mirada hacia adentro de esta Cámara, puedo decir que es lamentable y vergonzoso que un proyecto de esta envergadura, en un gobierno peronista que se dice popular, venga a la discusión directamente al recinto, sin escuchar ya no sólo a nosotros, los diputados, sino tampoco a quienes vinieron a expresar su pensamiento. Cabe aclarar que concurrieron a manifestar su opinión los más calificados y distinguidos hombres del derecho ligados al mundo laboral, los referentes de las distintas representaciones sindicales, y alguna que no vino también mandó a decir por nota que no coincide con este proyecto, haciendo notar que poco valía la pena asistir a esa reunión porque la mayoría de la Cámara ya había producido dictamen.

          En relación con esa ley que fue producto de reproches permanentes desde su sanción todavía hoy no sabemos quiénes son sus padres o padrinos. Pero si hoy se sanciona este proyecto que modifica la 24.557 esta ley tendrá padres y padrinos. Los que no se animaron a poner la cara hasta ahora se harán cargo de que esta ley siga en pie y esta reforma no sirva para que de una buena vez por todas los trabajadores tengan el reconocimiento suficiente y la atención que recae sobre la salud de los que trabajan, aquellos que todavía intentan hacer que nuestra patria crezca a partir de sus manos, acompañando un proceso productivo que todos quisiéramos ver mejor.

          Hoy se rindió homenaje a Néstor Kirchner, y tengo para mí que en su advenimiento al orden nacional como presidente de la República dio pasos importantes. No los niego, los reconozco, porque además lo acompañé siendo ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, así como acompañé la labor del ministro Tomada y sus colaboradores en el Consejo Federal.

          Este proyecto de reforma de las ART fue uno de los que más espacios ocupó en los debates nacionales junto con el de trabajadores a domicilio, que a pesar de haber sido sancionado por unanimidad en esta Cámara lamentablemente duerme el sueño de los justos en el Senado, y con lo que debía ser la protección de la ley de contrato de trabajo para los trabajadores rurales, que se cumplió a medias. Sucede que junto con eso destruimos el andamiaje que necesitaba la ley para su cumplimiento: el Renatre, por lo cual cabe preguntar cuál es la función que está cumpliendo la Renatea.

          Lamento decir esto porque en verdad, a partir de que se abrieron las discusiones paritarias, habíamos empezado a crecer en materia laboral. Debo reconocer que se realizaron ingentes esfuerzos para ir contemplando todo aquello que había sido destruido en la nefasta década del noventa, como se la califica. Prueba de ello es que en la Comisión de Legislación del Trabajo hemos aprobado y traído al recinto más de 25 proyectos de ley con modificaciones a la ley de contrato de trabajo, siempre pensando en llevar justicia fundamentalmente a los trabajadores.

          Como se ha dicho en este debate de mil maneras, este proyecto es regresivo. No he encontrado una sola voz de los representantes sindicales de origen peronista que se atreva a defenderla. Es indefendible; quienes expusieron se manifestaron en su contra, y afuera están los que intentan hacer justicia desde la calle, que es el ámbito en el que pueden expresarse.

          Lamentablemente en este recinto no hemos escuchado una defensa. Me asustó ver cuando el presidente de la Cámara iba a otorgar el uso de la palabra al diputado Feletti, no porque lo descalifique sino porque me asustaba que un economista informara un proyecto de ley laboral desde el peronismo, habiendo tantos trabajadores y representantes sindicales que conocen, han luchado y peleado por esta modificación de la ley de riesgos del trabajo. (Aplausos.)

          Estoy seguro de que hoy estamos bailando al compás de una música y una letra dictada por la Unión Industrial Argentina. No me cabe ninguna duda. Son los que han hecho más lobby. Los he recibido en mi despacho, ¿y saben lo que me han dicho? Que eran peronistas, que como tales venían a trasmitirme que esta ley iba a traer justicia y que estaban cansados de ver cómo el accidente in itinere se llevaba a las pequeñas y medianas empresas.

          ¿Por ventura creen que uno puede seguir poniendo el oído a gente que habla de esta manera? Les conté qué me decían los referentes productores del campo cuando íbamos a inspeccionarlos: que no ponían baño para los trabajadores porque hacían sus necesidades afuera, y que si ponían jabón se lo comían. Lo único que pude decirles en ese momento es que tanto a los trabajadores como a mí nos gusta comer jamón y no jabón. (Aplausos.)

          Esta norma es regresiva; volvemos a un sistema injusto que, en forma indirecta gracias al ex presidente Kirchner, la Corte puso límites a tanta inequidad. Lamentablemente volvemos a retroceder.

          Los sistemas injustos acunados desde estos lugares sólo generan su destrucción. Estoy seguro de que la Corte encontrará el camino para que este tema vuelva a su cauce natural.

          A continuación haré referencia a algunas expresiones de varios señores diputados preopinantes y a algo que nos ha llamado la atención.

          Con fecha 19 de octubre –hace cinco días‑ el ministro de Trabajo de la Nación convocó para conformar el Comité Consultivo Permanente de la Ley de Riesgos del Trabajo, que nunca había sido integrado, a entidades de los trabajadores y empresarios para tratar, entre otros temas, la implementación de la ART‑Mutual y la evaluación de la política nacional en materia de salud y seguridad laboral.

          ¡Cuánta razón teníamos cuando pedimos en la comisión que nos dieran quince días más para lograr una norma más justa!

          Pido a mis compañeros de la bancada oficialista que no cometan el error de otros peronistas que agacharon la cabeza cuando no estaban de acuerdo con la sanción de la ley 24.557. Serán los responsables –como dijo otro señor diputado‑ de este nuevo desquicio. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Solanas (F.E.).- Señor presidente: el presente proyecto de ley sobre reforma de las ART es claramente contrario a los intereses de los trabajadores. Continúa asegurando a las ART el lucro con los trabajadores que son víctimas de los siniestros laborales y no termina con la famosa litigiosidad, dados sus claros aspectos inconstitucionales y discriminatorios.

          Estamos ante un favor grosero al poder económico y a las Aseguradoras de Riesgo del Trabajo. Las ART son producto de la privatización del sistema de la seguridad social. Su existencia incuba en una gran contradicción. Son las sociedades comerciales con fines de lucro que operan en el sistema y tienen intereses opuestos a los de las víctimas de accidentes y enfermedades. Lo que ellas ganan, lo pierden los trabajadores siniestrados. La Corte Suprema de Justicia ha declarado la inconstitucionalidad de los artículos 21, 22 y 46 de la Ley de Riesgos del Trabajo, cuestionando la obligatoriedad de recurrir a una vía administrativa ante organismos de orden federal, como son las comisiones médicas, pero sin embargo la reforma que se intenta votar insiste en la necesidad de recurrir a ellas como una vía para la determinación de la incapacidad laboral.

          Seamos claros, los conflictos entre las ART y las víctimas de siniestros laborales se dirimen ante las comisiones médicas, que actúan como tribunales médico‑ administrativos. Esta situación encuentra al trabajador en una abismal disparidad frente al tremendo poder económico de las aseguradoras y su ejército de médicos, abogados, contadores y actuarios.

          Ésta es la realidad de los trabajadores argentinos frente a esta ley de típico cuño neoliberal. Ahora, desde el punto de vista de los intereses laborales, este proyecto es también discriminatorio, porque obliga al trabajador a renunciar a uno de los sistemas de responsabilidad que lo puede proteger, que es la Justicia laboral. Además, lo inhabilita a utilizar una de las herramientas más eficaces para solicitar reparaciones adicionales  si lo considera justo.

          Obligar a la víctima de un siniestro laboral a optar por un sistema de responsabilidad renunciando a otro, es un claro retroceso respecto de la situación actual, afectándose el principio de progresividad, cuya vigencia ha declarado la Corte Suprema en varios pronunciamientos con fundamento en nuestra Constitución Nacional y en el derecho internacional de los derechos humanos.

          En el mundo laboral, en el que rige como postulado fundamental el principio de irrenunciabilidad de los derechos, exigir al trabajador que opte entre un sistema de responsabilidad y otro, sin garantizarle el debido asesoramiento médico y legal, vicia de nulidad tal manifestación de voluntad. Pretender que el colectivo de trabajadores sea el único que no pueda utilizar los mecanismos existentes para defenderse ante los siniestros y para limitar los efectos de la correlación de fuerzas desfavorable que se le presenta ante sus patrones, es claramente inconstitucional.

          En síntesis, Proyecto Sur ve con enorme agrado las propuestas que se hicieron algunas horas antes por parte del diputado Víctor De Gennaro, de creación de un banco reparador, de crear los delegados de salud laboral, y de crear el instituto  de salud que haga el seguimiento de todos estos siniestros. Nosotros estamos ante un hecho no sólo vergonzoso sino que recuerda la siniestra e hipócrita historia de los años 90, cuando Domingo Cavallo hablaba de solidaridad previsional para hacer votar a la mayoría justicialista la ley de las AFJP.

          Estamos ante otra ley que parece dictada por Domingo Cavallo, aquel que en el 93 le redujo a las patronales al 50 por ciento los aportes que debían hacer para promover la creación de empleo y mayores salarios. Estamos ante una ley y un Parlamento de una gran impostura. Hemos escuchado discursos que realmente son una burla a la credibilidad. Pocas leyes más antiperonistas y más traidoras al legado de Juan Perón y su modelo argentino, donde la protección de los trabajadores estaba en la centralidad de su proyecto político.

          La verdad que es una vergüenza escuchar a legisladores de una bancada que se dice de procedencia peronista, como a otros legisladores de sectores de izquierda, que no titubearon en votar a cuatro manos la ley antiterrorista. (Aplausos.)

          Voy a terminar diciendo que ayer el gobierno nacional, la presidenta de la Nación, capituló ante los fondos buitres al abandonar la Fragata Libertad, y hoy capitulan groseramente los derechos laborales de los trabajadores, que son derechos humanos indivisibles.

          ¿Hasta cuándo va a capitular esta Cámara de Diputados su reglamento y el respeto mínimo que nos debemos para debatir democráticamente leyes tan esenciales como ésta? Hasta ahora venimos votando a libro cerrado, sin modificar una coma, y llegando a las comisiones con los dictámenes ya firmados. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Rodríguez.- Señora presidenta: voy a ser breve porque la evidencia es mucha. Por lo tanto, una se pregunta: si un gobierno tiene un vicepresidente de la UCEDE, si cree que la huelga es extorsión, si le pide a los obreros y trabajadores que sean solidarios con los empresarios, si promueve leyes absolutamente antiobreras como ésta, entonces ¿no es un gobierno gorila? Les podrá gustar o no a los compañeros, pero en las viejas épocas eso se llamaba gorilaje. (Aplausos.)

          Desde el gobierno pretenden decir que la alta litigiosidad por accidentes es un problema y entonces atienden a la preocupación de la Unión Industrial sobre el impacto que esto puede tener en la rentabilidad empresarial. Desde ya, esta manera de formular el problema es preocupante. Es claro que una persona preocupada por los intereses de los trabajadores tiene que inquietarse por la cantidad de accidentes que ellos sufren y no por los costos que esos accidentes generan. Supongo que todos vamos a coincidir que es mucho más grave el costo que tiene que afrontar un trabajador que la pérdida de las ganancias de los empresarios.

          Para ser realmente breve porque algunos diputados y diputadas preopinantes han sido claros y precisos con relación a la cuestión de la inconstitucionalidad, no tiene sentido sobreabundar en ello. De la misma manera con la cuestión económica que está detrás, el tema de las aseguradoras, sobre el cual los diputados Lozano, De Gennaro y Camaño fueron sumamente claros, incluso sobre aquellos aspectos técnicos que increíblemente quedan sin resolver.

          Quiero volver a una cuestión política que también fue observada pero deseo remarcar porque merece serlo durante toda la jornada de hoy.

          No podemos desconocer que este proyecto llega aquí, pese a todo lo que diga el oficialismo, con el apoyo de aquellos a quienes dicen enfrentarse, es decir, Clarín y La Nación; el primero, habiendo directamente ocultado la trascendencia del debate de esta ley, y el segundo, el diario de Bartolomé Mitre, apoyándola desde sus editoriales. Si no, lean la nota que el diario La Nación publicó el 22 de octubre, que dice: “Puede decirse que el proyecto mejora la protección económica de los trabajadores frente a infortunios laborales...” –los accidentes no son “de la naturaleza”- “...además de permitirles cobrar la indemnización al contado y no en forma de rentas”. Obvio comentario por el tema rentas. Continúa: “Y genera más certidumbre de cobertura para el empleador y el asegurador”.

          Por otro lado, nos encontramos con que de Mendiguren, nada menos que representante de la patronal, dice: “La iniciativa del Ejecutivo le pone fin a la industria del juicio. Acá, todos pusimos lo mejor para diseñar una ley a favor de los trabajadores que también beneficiará a las pymes, que al fin y al cabo son el gran motor de la economía”.

          En verdad, sobre las declaraciones del titular de la UIA podríamos hacer muchas consideraciones. Por ejemplo, la fórmula de la industria del juicio nos recuerda a la expresión acuñada por Bernardo Neustadt, que fue el primero en utilizarla y luego fue levantada por Domingo Cavallo ‑como señalara el señor diputado Solanas-, que usó esa misma fórmula para decir cómo debían menoscabarse los derechos de los trabajadores.

          Para diseñar una política a favor de los trabajadores, estos son los primeros que deberían estar participando; luego, los representantes. Por lo tanto, señor de Mendiguren, absténgase de tanta generosidad, pues creo que los trabajadores se lo van a agradecer.

- Ocupa la Presidencia la señora      vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

 

Sra. Rodríguez.- Frente a esta situación de elogios de patronales y del corazón más rancio de la derecha ideológica argentina, recuerdo una anécdota que ha llegado a nosotros, con diferencias, sobre una situación sucedida en el Parlamento alemán. Estando brindando su discurso el social demócrata Augusto Hebel, al ser interrumpido por los aplausos de la derecha se frenó y preguntó en voz alta: “¿Qué te pasa, viejo Hebel, que hasta los burgueses te aplauden?”.

          En esta oportunidad, a punto de sancionarse una ley absolutamente antiobrera, que desconoce los principios centrales del peronismo, del Partido Justicialista, pregunto a quienes se reivindican como peronistas y creen representar los intereses de los trabajadores: “¿Qué pasa, viejo Hebel, que hasta los burgueses te aplauden?”. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Tierra del Fuego.

 

Sra. Fadul.- Señora presidenta: en primer lugar, quiero mencionar algo que ya he dicho en otras oportunidades. Deseo referirme al tratamiento que se ha dado a este proyecto, crítica que haré cada vez que el oficialismo elija imponer el número inmerso en una metodología que a nadie sirve, y menos aun a nuestros representantes.

          Es así como asistimos, hace unos días, a la presentación del proyecto que estamos tratando, donde el ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y el superintendente de Riesgos del Trabajo nos explicaron las supuestas bondades de la iniciativa. Ni siquiera estaba cerca de concluir la reunión del plenario cuando el oficialismo comenzó a firmar el dictamen de mayoría que hoy consideramos.

          Luego, para una semana después se convocó a quienes deberían ser los grandes destinatarios de la reforma que se impulsa, es decir, los trabajadores. Lo que realmente preocupó fue que no se los escuchara. Reitero, por si no se entendió, que se convocó a una reunión para escuchar a los principales destinatarios del proyecto, como bien supo interpretar un dirigente gremial, “con todo cocinado”. Ésta fue la definición.

          Una ley para los trabajadores, donde ni siquiera se los escucha en tiempo y forma ni se hace presente la mayoría de los legisladores oficialistas, no puede ser avalada, al menos por este bloque. Es imposible prestar oídos sordos a los sectores que se manifestaron contrarios a la reforma y declamar lo que se declama. El camino que se transita, blindando los proyectos del Poder Ejecutivo sin considerar siquiera los aportes de otras fuerzas políticas, termina resultando perjudicial para todos. Dicho esto, pasaré a efectuar algunas consideraciones particulares.    

          En primer lugar, hay algo que ya se ha dicho pero considero imprescindible reiterar: el primer error está íntimamente ligado a la forma de encarar la reforma de un sistema que todos estamos convencidos de que hay que modificar.

          El eje de la discusión relativa a todos los accidentes de riesgo del trabajo debe ser la prevención, minimizando la siniestralidad al máximo posible. Éste debería ser el objetivo principal de todo proyecto que se pretenda encarar.

          Por supuesto que luego de un accidente debe asegurarse al trabajador una justa e importante reparación. Pero ocuparse de ésta soslaya lo que debería ser nuestra principal preocupación: la salud de los trabajadores.

          Por otro lado, hay algo que ya fue mencionado por otros señores diputados y que es presentado por el oficialismo como una de las grandes bondades del proyecto: la prohibición de la “doble vía”. La opción excluyente de recibir la reparación de la ART o acudir a la Justicia

-además de ser claramente inconstitucional- significa un despropósito si lo que realmente se busca es defender al trabajador y velar por sus intereses.

          Acá no me voy a referir a la progresividad que debe marcar el avance del derecho laboral ni a ningún otro aspecto jurídico. Simplemente trataré de apelar al sentido común.

          Imaginemos por unos segundos la lamentable situación que vive la familia de un trabajador que sufre un accidente y tal como lo indica el proyecto a los quince días la ART le indica cuál es la suma que le ofrece como reparación. El accidentado o sus derechohabientes en el peor de los casos, ¿van a estar preparados para tomar semejante decisión? ¿Es posible separar esta elección de un muy probable estado de necesidad de quien se busca proteger?

          La opción que se le está dando a los trabajadores es muy simple: la reparación ahora o el ejercicio de sus derechos. Lógicamente, en el momento de mayor vulnerabilidad. ¿Esto es en beneficio del trabajador o de quiénes?

          Basta con sopesar los sectores que acompañan esta iniciativa y los que la rechazan para darse cuenta de que el relato nuevamente está disociado de la realidad. Mucho más honesto hubiera sido admitir que este proyecto no mejora la situación de los trabajadores, que intentar justificar lo injustificable.

          El argumento de intentar reducir la litigiosidad, apoyándose en una disminución de los derechos laborales, constituye el regreso a una Argentina que no deseamos.

          Existe otro elemento que muestra a las claras de qué manera se considera al trabajador en el proyecto del oficialismo: el 20 por ciento que se propone agregar para que la reparación sea integral. Por eso me pregunto: ¿todos los accidentes son iguales? Pretender fijar un porcentaje igual para todos es deshumanizar al trabajador.

          Ahora resulta que son un número. Son todos iguales. La reparación para todos equivale a un 20 por ciento más. Tarifar para llegar a una reparación integral es algo irreconciliable con el mismo concepto de integralidad al que se pretende arribar.

          Creo que es necesaria una reforma, pero esta propuesta está lejos de ser una solución y avanza en un camino inaceptable. Los trabajadores se quejan al punto de sentirse discriminados, como escuché decir a algunos dirigentes gremiales el martes de la semana pasada. Los especialistas mayoritariamente están en desacuerdo. El bloque de la mayoría, que suele actuar sin fisuras, muestra disidencias. Todas estas son demostraciones de que se está equivocando el camino.

          Aquí se nos está proponiendo nada más y nada menos que un remedio neoliberal que ya sabemos que no sirve para llegar a la cura. ¿Acaso no tuvimos ya sobradas experiencias en el pasado? No por nada Perón dijo: “La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.”

          Por todo lo expuesto el bloque del partido Federal Fueguino no va a acompañar el dictamen de mayoría, con la decepción de saber que se va a desperdiciar una gran oportunidad ‑no ya del oficialismo ni de la oposición sino de todos los argentinos‑ y con la tristeza de saber que los mayores perjudicados serán aquellos a quienes más deberíamos proteger. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Favario.- Señora presidenta: para que nadie diga después que en una maniobra artera traigo el cuchillo bajo el poncho, anuncio ahora, al comenzar mi exposición, que he de terminarla planteando una moción de orden para que este asunto vuelva a comisión.

          Para fundar mi propuesta, aunque sea reiterativo pregunto: ¿hasta cuándo se va a seguir legislando de esta manera? No bien entran los proyectos que interesan al bloque oficial, se tratan. Llegamos a la comisión y ya tienen el dictamen. Nada se debate, porque –como diría el diputado Feletti‑ las posiciones están cristalizadas, y entonces la reunión de comisión se convierte en un ensayo de la sesión, donde se dicen discursos que al día siguiente se repiten en el recinto de la Cámara. Ni tan siquiera se guardan las formas: se escucha a funcionarios o invitados cuando ya se han firmado los despachos. ¿Para qué los escuchamos, señora presidenta, si estamos poniendo el carro delante del caballo? Después se pasa por sobre el reglamento y se convoca a sesión especial para aprobar todo de urgencia.

          En algunos casos estamos sesionando sin haber podido leer los dictámenes. Pregunto: ¿con qué necesidad? Porque el oficialismo tiene los votos suficientes para imponer su voluntad cuidando las formas, evitando estas groserías, y en el caso de esta ley incluso cuenta con el apoyo de sectores que no son kirchneristas. Así ocurrió los otros días en la reunión conjunta de comisiones donde invitaron al secretario general de la CGT, a otros dirigentes gremiales y a especialistas del derecho laboral, pero después de haber firmado los dictámenes. Esto fue una provocación que generó un hecho bochornoso sin ninguna necesidad. Así no se puede legislar. Estamos tratando un despacho invalidado por abuso de una mayoría que impone su voluntad sin posibilitar el debate previo en comisión, sin que las comisiones funcionen como deben, conforme las prescripciones reglamentarias que constituyen las reglas de juego del funcionamiento parlamentario.

          El 11 de septiembre la señora presidenta de la Nación, en la cena con los empresarios, anunció la presentación de este proyecto. El 3 de octubre lo aprobó el Senado. El 9 de octubre la Cámara de Diputados lo aprobó en comisión. El 16 de octubre se llevó a cabo la reunión conjunta con los invitados, y hoy, 24 de octubre, se va a sancionar en este recinto. ¡Vaya si no es una ley exprés!

          ¿Una norma de esta importancia en el derecho laboral argentino no merecía que se hubiera escuchado fundamentalmente a los trabajadores? Después quieren vendernos la imagen de un gobierno progresista. Ni el peor de los gobiernos conservadores seguramente hubiera tenido tanto desprecio por los trabajadores y los dirigentes sindicales.

          La reunión conjunta del día 16 posibilitó escuchar no sólo a los dirigentes gremiales sino también a prestigiosos especialistas, que fueron identificados por el señor diputado De Genaro en su exposición. Por lo tanto, no voy a reiterar sus nombres que, de por sí, constituyen autoridad en materia laboral.

          Los expositores merecían ser escuchados porque estaban haciendo aportes para mejorar el proyecto de ley. Los representantes del oficialismo que estuvieron presentes en la reunión del día 16 pueden dar fe de la solidez de las argumentaciones expresadas, como así también de algunas objeciones planteadas en el marco del derecho que se expusieron en dicha reunión.

          No voy a tener la osadía ni la pretensión absurda de pedir a los diputados del oficialismo que tiren este proyecto al canasto. Simplemente, se trataría de una torpeza de mi parte. Sí creo que el proyecto puede ser sensiblemente mejorado con algunas de las propuestas razonables que hemos escuchado, que aclaran muchas de las dudas que también se han planteado en el curso de esta sesión.

          El sentido común, la prudencia, nuestra responsabilidad como legisladores y los reclamos de muchos diputados que se hicieron oír esta tarde, me indican, de acuerdo con mi conciencia en base a un espíritu de colaboración en beneficio de esta Honorable Cámara, en resguardo de los derechos de los trabajadores y en aras del prestigio legislativo, que lo más conveniente es que el proyecto vuelva a comisión.  Por esta razón, de conformidad con lo que establece el artículo 127 del reglamento interno en su inciso 8), hago moción de orden de vuelta a comisión.  (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Adbala de Matarazzo).- A partir de este momento comenzaremos con la lista de oradores que disponen de 5 minutos para su exposición.

          Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Favario.- ¡Tiene que votar mi moción, señora presidenta!

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Rossi.- ¡Qué vamos a votar si no hay quórum!

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Señor diputado: su moción se va a votar en el momento que corresponda.

          Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Yarade.- Señora presidenta: necesitamos seguir consolidando el desarrollo económico, necesitamos seguir creciendo en nuestro país. Como gente del interior, sabemos perfectamente lo que representan las pymes para muchas regiones de nuestro país. Las pymes son el motor de nuestra economía, porque son las grandes generadoras de puestos de trabajo. 

          Además, como representantes del interior sabemos también que cada vez que nos encontramos con una persona que tiene una pyme nos pide dos cosas: financiamiento y previsibilidad.

          En lo que respecta al financiamiento, hemos avanzado muy fuerte con la reforma del Banco Central, mejorando la situación crediticia de muchas empresas que antes no tenían acceso al mercado de capitales.  Esto nos permitió posicionar a las economías regionales.

          En cuanto a la previsibilidad, tenemos que ir legislando sobre muchos de los conflictos laborales que hoy enfrentan las pymes en cada una de nuestras provincias.  Paralelamente, hemos avanzado en la sanción de muchas normas, como la ley de cooperativas y la recuperación de fábricas.  Entre los años 2011 y 2012 se han sancionado catorce leyes que tienen que ver con los trabajadores.

          A pesar de todo lo que hemos hecho, necesitamos seguir avanzando. La industria del juicio ha distorsionado el sistema de ART. Necesitamos reparar este daño.  Necesitamos un sistema suficiente e integral para los trabajadores.

          Desde el momento que se decretó la inconstitucionalidad, la industria del juicio ha registrado un avance notable en su cuantía. Digo esto porque de 2.900 juicios hemos pasado a 70 mil. Este dato se ha incrementado un 42 por ciento por año o, en otros términos, podríamos decir que se ha multiplicado 24 veces. Las más afectadas por todo esto son las pymes, que justamente son las que generan puestos de trabajo en el interior del país.  Por eso digo que toda esta situación nos afecta sobremanera. 

          Además, tienen un pasivo contingente de 7 mil millones, de los cuales casi 3 mil millones son de honorarios. En estos casos, actúan abogados mayoristas.  Hay denuncias fuertes por parte de la Superintendencia de Seguros, como ocurrió en Mendoza y en Córdoba. Hay honorarios que realmente son desmedidos, ya que oscilan en el 50 por ciento.

          Este proyecto le pondrá un límite a esa situación, porque estamos fijando un techo del 20 por ciento a esa situación que sobrepasa nuestras pequeñas y medianas empresas, nuestros pequeños emprendedores.

 

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, doctor Julián Andrés Domínguez.

 

Sr. Yarade.- Quiero destacar además los beneficios que tuvieron lugar desde la aplicación de esta ley. Fueron muchísimos. Por ejemplo, en materia de incapacidades tenemos el ciento por ciento de cobertura; en nuestro país se cubre desde el uno por ciento de incapacidad. No pasa eso en Chile, que muchas veces se toma como ejemplo, donde arranca a partir del 15 por ciento; tampoco ocurre en España, donde comienza en el 33 por ciento.

          También hemos avanzado fuertemente en lo que representan los salarios caídos, donde existe un ciento por ciento de  cobertura más adicionales. Eso no se da en otros países. Ocurre lo mismo con los pagos: acá no hay topes, mientras que en España, por ejemplo, hay un tope del 24 por ciento y en Chile del 15 por ciento.

          Por otra parte, cabe destacar el gran avance que han tenido los indicadores de siniestros. La tasa de incidencia bajó un 22 por ciento pero el 20 por ciento de las pymes tiene una cuantía mayor a las grandes empresas. Lo mismo sucede en la tasa de fallecimiento, que se redujo en un 56 por ciento desde la aplicación de la ley. Un 42 por ciento pertenece a los in itinere, pero las pymes tienen una incidencia seis veces mayor que las empresas grandes. Ese es el gran problema: afecta a nuestras pequeñas y medianas empresas. Hemos avanzado mucho en el control colocando inspectores, pero este proyecto va a ayudar a regular en función de los beneficios que muchos trabajadores hoy no tienen.

          Por ejemplo, en cuanto a los plazos, se establecen quince días a partir de la notificación o de la homologación de un acuerdo de incapacidad laboral. Avanzamos en el pago único y no rentado, como venía siendo hasta ahora. Avanzamos en un adicional del 20 por ciento del daño moral. Es un adelanto realmente notable que estamos haciendo en estos días.

          Asimismo, hay avances en materia de prestaciones. Antes el trabajador tenía que decidir sin las prestaciones médicas, sin tener los salarios. Ahora lo va a hacer cuando tenga cubierta esa situación, a partir de este momento.

          También a partir de una incapacidad menor del 50 por ciento va a haber un 20 por ciento de cobertura,

  y un 50 por ciento más si la incapacidad supera aquel 50 por ciento. En cuanto al piso de reparación, pasa de 1.800 a 3.800 pesos.

          Tenemos un costo de cobertura del 3 por ciento, altamente superior al de otros países. En Chile es del 1,7 por ciento y en Estados Unidos, del 2,1 por ciento.

          Nuestro sistema creció nueve veces en materia de recursos. Tenemos que resolver esta situación. Esta ley está avanzando en legislar para las pequeñas y medianas industrias, que son las grandes generadoras de puestos de trabajo y de la actividad económica de nuestro país.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Solicito a los señores diputados que guarden silencio dentro del recinto.

          Tiene la palabra el señor diputado por La Pampa.

 

Sr. Forte.- Señor presidente: parafraseando al general Perón cuando decía que la única verdad es la realidad, quiero expresar que encuentro un tremendo abismo entre el relato oficial y la realidad.

          Hoy hablamos de los derechos de los trabajadores y de las pymes, pero la realidad es que la cuota Hilton se la quedaron diez frigoríficos; la realidad es que el negocio del biodiesel quedó para cuatro; la realidad es que a los trabajadores se les sigue cobrando impuesto a las ganancias, no hay ajuste y resulta que la inflación está devorando los sueldos. La realidad nos indica que el índice de pobreza es cada vez más alto y que una cosa son los números que dice el INDEC y otra distinta lo que cuesta vivir todos los días. La realidad es que no estamos destruyendo la industria del juicio sino castigando notablemente a los sectores más vulnerables que son los trabajadores, sobre todo los que menos ganan, porque se está jugando con la necesidad de la gente.

          Este proyecto de ley no rompe con la segunda vía, con la industria del juicio, sino que significa un apriete financiero y económico a los trabajadores. Es muy sencillo, les dicen: “Agarrá tanto ahora o vamos a la justicia civil, que sabrá Dios cuándo se expedirá”. Ni hablar cuando un trabajador pierde su vida, pues queda la viuda con sus hijos, sin trabajo; obviamente aceptará la plata inmediata antes que esperar lo que disponga la justicia civil. Por eso, señor presidente, la verdad sigue estando muy lejos de la realidad.

          Se da la espalda a los trabajadores y se delinea este proyecto en los grandes centros urbanos, desconociendo la realidad del interior, donde cada vez hay más desocupados, el comercio cada vez trabaja menos, las pymes  están destruidas, el proceso de industrialización y creación de fuentes de trabajo es una mentira.

          Este proyecto no prevé cómo frenar los riesgos del trabajo ni cómo avanzar sobre los empresarios que no cumplen con las leyes de prevención, por lo cual cada vez están más lejos de la realidad cotidiana.

          Como la única verdad es la realidad, nos sorprende cómo se la va distorsionando. Siempre es muy factible realizar comparaciones entre 2000 y 2012; es obvio y no hace falta explicar que estamos mejor. Pero como vivimos en una República y no en un sistema de dinastías familiares, sería importante comparar alguna vez la Argentina de 2005 con la de 2012. Seguramente nos encontraremos con un país con una Corte Suprema independiente y otro en el que se pretende invadir la Justicia; uno donde se respeta la independencia de poderes y otro en donde ello no ocurre; uno donde se pelea por la escala social ascendente, y otro donde se está yendo hacia la escala social descendente. Por eso hay que sincerarse y reconocer que hay grandes cambios y explicarlos.

          Este proyecto claramente indica las distorsiones que se están produciendo. Tanto es así que este proyecto de ley que defiende a los trabajadores fue ovacionado por los grandes empresarios argentinos. Parece que para el modelo nacional y popular virtuoso, distribuidor de la riqueza, ahora los “progres” están en la Unión Industrial Argentina y la “corpo”, en la CTA y la CGT. Este proyecto que defiende a los que menos tienen es aplaudido hasta llegar al enrojecimiento de sus manos por la Unión Industrial Argentina, y hoy todos los laburantes de la CGT y la CTA están afuera pidiendo por favor que no votemos este proyecto que va en su contra. Por eso sostengo que existe una gran contradicción.

          Para que no me acusen de gorila terminaré citando otra frase de Perón, quien dijo: “Dividimos al país en dos categorías: una la de los hombres que trabajan, y otra la que vive de los hombres que trabajan. Nos hemos colocado abiertamente del lado de los que trabajan.” Indudablemente este gobierno se ha colocado del otro lado. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por San Luis.

 

Sra. Bianchi (I.M.).- Señor presidente: estamos analizando un proyecto de suma importancia que involucra a uno de los actores fundamentales del proceso productivo y del crecimiento de un país: nuestros queridos y tan manipulados trabajadores.

          Considero que no estamos tomando dimensión en esta Cámara de lo que significa la modificación de esta ley que estamos impulsando a través de las consecuencias que puede traer en el sistema económico productivo. Es más lamentable aún porque no responde a ninguna de las necesidades que los trabajadores nos han solicitado.

          Al escuchar el discurso de la señora presidenta cuando anunció el envío de este proyecto de ley al Parlamento, mencionó la excesiva litigiosidad que existe hoy día en el fuero laboral con motivo de la actual ley de ART. Asimismo manifestó que gran parte de esta litigiosidad se debía a la industria del juicio.

          Considero lamentable que el objeto de esta iniciativa del Poder Ejecutivo sea netamente económico y que sólo se busque frenar los litigios en la República Argentina. Si la ley fuera eficaz y diera una reparación integral al daño sufrido por el trabajador, ¿existirían tantos juicios? Es dable destacar que fueron los abogados quienes lograron por medio de acciones judiciales promover que los juzgados de primera instancia, la Cámara de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia declarasen la inconstitucionalidad que padece actualmente la Ley de Riesgos del Trabajo. Es decir, pusieron una luz a la necesidad de esta reforma más allá de sus matices.

          En relación con la prevención, hay que destacar que en el sector formal la Superintendencia de Riesgos del Trabajo verificó alrededor de 650.000 infortunios por año. A esto habría que agregar un 35 por ciento que proviene de los siniestros ocurridos en el sector no registrado, es decir, en el trabajo informal. Totalizarían 900.000 eventos dañosos anuales en la República Argentina ‑nótese que son cifras oficiales‑ si se adicionan los siniestros en el sector informal, suponiendo que estos se produzcan en igual cantidad que en el sector formal, aunque sabemos que en la realidad no es así dadas las condiciones más precarias del trabajo no registrado.

          Cuando dictamos normas, tenemos que garantizar, sobre todo, el derecho del trabajador en el marco del riesgo laboral. Debemos saber cuál es el bien jurídico a proteger: la integración psíquica y física del trabajador, situación que no se ve plasmada en este proyecto de ley. La prioridad es tranquilizar a un sector y salvarlo de los constantes pleitos. Entonces me pregunto qué lugar ocupan los accidentes de trabajo, las secuelas, los reclamos de los trabajadores y principalmente la salud. Ninguno.

          Respecto de los cincuenta y un artículos que componen la ley 24.557, once han sido declarados inconstitucionales por distintos fallos; pero lamentablemente el Poder Ejecutivo ha desoído una vez más la opinión de la Corte Suprema y, por lo tanto, quedan vigentes institutos  tales como el listado cerrado de enfermedades, los topes máximos previstos por los trabajadores, el pago en cuotas, el procedimiento con carácter obligatorio ante las comisiones médicas y la competencia de la Justicia.

          Por pertenecer a un sector que conoce al justicialismo, que sabe de su doctrina y lo vive en su provincia, quiero dejar claro que los derechos y las garantías de los trabajadores no son negociables. No voy a ser cómplice de esta ley engañosa y perjudicial para este país y miles de trabajadores que todos los días forjan su destino. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Cuccovillo.- Señor presidente: como integrante del bloque del Partido Socialista y el FAP, veo con inquietud y preocupación cómo el gobierno y el Frente para la Victoria han logrado sintetizar en este proyecto de ley el pensamiento de los sectores más conservadores del empresariado argentino.

          La Unión Industrial Argentina, a través de su vocero más importante –Daniel Funes de Rioja‑, nos decía hace unos años –y sigue repitiéndolo‑ que quien quiera el sistema de ley tiene que agotarse dentro del mismo, mientras quien quiera ir por la Justicia civil se quede ahí asumiendo los riesgos y las costas de eso. Es interesante ver cómo el gobierno impulsa lo que siempre plantearon los sectores más conservadores del empresariado argentino.

          Este proyecto es un mal parche a la actual ley de riesgos del trabajo. No incorpora ni reincorpora la protección integral del trabajador. Quienes se rasgan las vestiduras por los derechos de los trabajadores, no hacen más que llevar adelante con esta modificación la esencia misma del neoliberalismo de la década del 90. Es en verdad lamentable que en esta presentación a fin de modificar la ley de riesgos del trabajo, no haya una sola mención a los riesgos que cada día tiene el trabajador en su empleo y sea solamente una cuestión de números y cálculos de dinero. Tanto el gobierno como las aseguradoras y los empresarios siguen tomando al compañero trabajador como un apéndice de una máquina que se gasta, se cambia y se tira.

          Hablamos cotidianamente sobre programas y planes de prevención en el delito, en la salud pública o en los accidentes de tránsito. ¿Por qué el Estado no se ocupa de la prevención de los accidentes laborales? ¿Por qué no se encarga de evitar las enfermedades profesionales?

          A fines de la década del 60 y principios del 70 ya existían los Comités de Salud y Seguridad en el Trabajo en algunas convenciones colectivas de algunos gremios, como el de Luz y Fuerza. Allí se jerarquizaba la vida del trabajador y no un resarcimiento por su accidente y discapacidad o su muerte.

          También tenemos el ejemplo de la provincia de Santa Fe. Allí existen los Comités de Salud y Seguridad en el Trabajo con el objeto de promover la protección de la vida y la salud de los trabajadores y el mejoramiento de las condiciones y medioambiente de trabajo.

          Hace pocos años tuvimos la posibilidad de sancionarla. Llegamos a trabajar en forma conjunta entre las comisiones de Legislación del Trabajo y de Acción Social y Salud Pública, estaba la predisposición de sus integrantes, con la presidencia de Sylvestre Begnis y Recalde, pero no alcanzó. Quizás faltó el interés por la causa  de los trabajadores por parte del Ejecutivo nacional, que no mandó a acelerar ese tratamiento, como sí lo hizo en esta ley de la Unión Industrial Argentina.

          Este proyecto retrotrae la situación de los trabajadores a principios del Siglo XX con la sanción de la ley 8.688, que en su artículo 17 disponía la opción entre la acción de indemnización especial o las que pudieran corresponderles según el derecho común, por causa de dolo o negligencia del patrón. Se le impone con este proyecto al trabajador la opción excluyente con renuncia no acumulable de acciones.

          Tampoco se habla aquí de las distintas condiciones de trabajo que perjudican la salud de los trabajadores, las nuevas tecnologías, los ritmos de producción, que incrementan las ganancias empresariales y perjudican proporcionalmente la salud de los trabajadores. Más ganancias para el empresario, menos salud para quienes trabajan porque se incrementan los accidentes y las enfermedades laborales. También se incrementan en esta situación el estrés laboral y las enfermedades psicosociales que repercuten no sólo en el trabajador sino también en el entorno laboral.

          He presentado un proyecto de ley a fin de que se incorpore un capítulo dentro del Código Penal denominado “delitos contra la seguridad en el trabajo” a fin de sancionar a los empleadores que no cumplan con las medidas de seguridad e higiene exigibles cuando se produzca alguna lesión o muerte de algún trabajador producto de este incumplimiento. Me consta que el presidente de la comisión lo ha empujado, pero el proyecto sigue esperando y la familia Burgueño que perdiera a su hijo en una tolva de cereales también sigue esperando.

          Según refleja el suplemento “Argentina Económica”  del Diario Miradas al Sur de agosto del 2008, el ministro de Trabajo Carlos Tomada decía que “el valor jurídico protegido tiene que ser la salud de los trabajadores, lo que implica la derogación de la actual ley, para que la prevención sea el valor fundamental y la reparación el valor complementario”. A su vez, Juan González Gaviola decía en la misma publicación: “En la ley que queremos el seguro de los trabajadores tiene que ser el plan B, primero tiene que estar la prevención”. Compartimos y apoyamos los dichos de Tomada y González Gaviola en relación con una ley de Riesgos de Trabajo; sería interesante saber si ellos siguen sosteniendo su posición.

          Los socialistas venimos aquí a plantear, como lo hemos hecho siempre a lo largo de nuestra historia, la defensa de la vida por sobre la restitución económica de la muerte. La defensa de la salud de los trabajadores no se hace viendo cuanto más o menos le pagamos a las compañeras o compañeros o a sus viudos o viudas. La defensa de la salud de los compañeros y compañeras se hace primeramente con la prevención, con un empleo que se cumpla en condiciones dignas. La salud no debe ser un costo; para nosotros los socialistas es un derecho irrenunciable. Como decían los trabajadores de Fiat en los años 60: la salud no se vende, se defiende.

          Cuando votemos en este recinto estaremos aprobando una modificación que en nada ayuda a los trabajadores. En ese momento los legisladores podremos comprobar si lo que expresamos y sentimos a lo largo de nuestra vida y de nuestros discursos es lo que plasmamos en la realidad. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- No encontrándose presente el señor diputado Gdansky, corresponde dar el uso de la palabra al señor diputado Luis Fernando Sacca.

 

Sr. Buryaile.- Señor presidente: en lugar del señor diputado Sacca va a exponer el señor diputado Casañas.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Argumedo.- Señor presidente: creo que tendríamos que humanizar un poco la situación y darnos cuenta de que estamos hablando de un tema donde por un lado se encuentra la tragedia de un trabajador y su familia, sea por muerte, incapacidad o cualquier otro aspecto que ha afectado duramente su salud, y por otro lado encontramos a las aseguradoras, cuyo objetivo es el negocio y el lucro. Aquí debemos tener en claro de qué lado de esta confrontación nos encontramos: si vamos a ser solidarios con la tragedia de los trabajadores o con el objetivo de lucro de las grandes aseguradoras.

          Aquí se dice que una de las correcciones que se busca con esta ley es bajar la litigiosidad de los juicios por accidentes de trabajo. Nos preguntamos si este aumento de los juicios se debe al hecho de ciertos negocios de los abogados o a un incremento del masoquismo de los trabajadores, que han decidido alguna forma de amputación o agresión hacia su persona de manera tal de entrar en el litigio por accidentes de trabajo.

          Se nos dice aquí que tenemos un modelo de inclusión que defiende a los trabajadores. Me permito dudar de esta afirmación. Debemos tener en cuenta que hasta comienzo de los 70 casi el 90 por ciento de los trabajadores argentinos estaba cubierto por el conjunto de los derechos sociales. Hoy esa cobertura no alcanza a más allá del 50 por ciento, porque el 50 por ciento de la población económicamente activa de la Argentina está precarizada, tercerizada, en negro o desocupada. Llamo la atención acerca de que esta proporción en los trabajadores jóvenes de entre 18 y 29 años alcanza al 75 por ciento.

          Si en nueve de los últimos diez años se ha crecido a tasas sin precedentes, como se reitera muchas veces, ¿cuántos más años de crecimiento a tasas sin precedentes vamos a necesitar para tratar de devolver al conjunto de los trabajadores esos derechos conculcados, principalmente a partir de la dictadura militar genocida, que fue la condición para imponer un modelo neoliberal de explotación de los trabajadores y de saqueo de nuestros recursos estratégicos?

          El tema es que frente a ese 50 por ciento y ese 75 por ciento de jóvenes trabajadores sin cobertura social, pareciera ser que los trabajadores en blanco tienen un cierto privilegio. Utilizo la palabra “privilegio” con cierta indignación, porque si esto se hace en nombre de un proyecto supuestamente nacional y popular e invocando la memoria del general Perón, es una verdadera herejía y una burla. Es la misma herejía que se hizo en esta Cámara cuando se votó la ley antiterrorista. Les digo a los legisladores que tengan cuidado con la obediencia debida, porque recuerden que la ley antiterrorista fue votada por víctimas, familiares e hijos de desaparecidos y fue repudiada por mucha gente que estaba cercana a ellos, pero era el conjunto de los organismos de derechos humanos que había llevado adelante la epopeya de la defensa de esos derechos contra la dictadura y sus secuelas.

          Por eso, les digo: ustedes saben que ésta es una ley vergonzosa. Como aquí se mencionó, no están las banderas ni los militantes; ni siquiera trajeron a los “gordos”, los dirigentes sindicales más vendidos de la historia.

          Señores del Frente para la Victoria: se cumplen sesenta y siete años del 17 de octubre de 1945, pero estamos haciendo leyes cada vez más regresivas. Por lo menos, no lo hagan en nombre de determinadas personas o tradiciones que son muy queridas para las mayorías sociales.

          Cuidado con la obediencia debida. He conocido a muchos que después de esa obediencia debida sintieron vergüenza cuando se abrieron los archivos. He conocido a muchos que se autocriticaron por haber votado la ley de flexibilización laboral. Las consecuencias fueron sufridas por mucha gente, y eso no se revierte. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

 

Sr. Casañas.- Señor presidente: hoy es un día histórico porque este gobierno nacional y popular, que proclama la redistribución y los derechos humanos, por primera vez en la historia democrática argentina ataca un derecho adquirido de los trabajadores.                      

          El proyecto del oficialismo habla de un régimen de ordenamiento de las reparaciones de los daños derivados de los accidentes y enfermedades profesionales, pero en ningún caso alude a la prevención, es decir, a la necesidad de tomar medidas para que no ocurran esos accidentes o que estos tengas un menor impacto, como si fueran lo mismo el valor indemnizatorio ‑la parte económica que se da a la viuda, viudo u otro familiar‑ y la vida de ese padre o madre, de ese ser que ya no estará más en casa.

          Esa sería una política de Estado de este gobierno nacional y popular, pero está claro que no tiene la menor intención de propiciarla, pues una política de Estado implica diálogo, debate, discusión entre todos los partidos.

          Preguntaría a la señora presidenta, Cristina Elisabet Fernández, qué va a hacer con el resto de las personas. La ley contempla el 44,5 por ciento de la población, a aquellos que tienen la suerte o la dicha de contar con un trabajo; ¿pero qué va a pasar con el 34,5 por ciento que no tiene trabajo registrado, que trabaja en negro? Se trata de mucha gente. ¿Qué pasará con el 8 por ciento, que ningún tipo de trabajo tiene?

          Como dijo la senadora por Tucumán, no se ve al “señor Estado”. Tenemos un Estado ausente. Desde el 25 de mayo de 2003 están en el poder, y cuántas cosas aún sin resolver... Habría sido bueno que el tucumano Carlos Marriero, de 21 años, oriundo de Lules, que recibió 250 pesos para ir a un acto a plaza de Mayo y murió aplastado por un farol, hubiese tenido algún tipo de cobertura social o alguna ART; o que Juan Valdez, de 54 años, empleado público de la Municipalidad de Tafí Viejo, a quien lo llevaron al hipódromo, donde se le cayó una tarima –ocasión en que se accidentados setenta tucumanos- hubiera tenido algún tipo de cobertura o asistencia del Estado.

          Este gobierno nacional y popular no se hace cargo de sus muertos ni de sus heridos; son muertos de la democracia, como las cincuenta y una personas muertas y los setecientos heridos en el accidente de la estación de Once. Desde el 22 de febrero esperamos que haya culpables, siendo que la señora presidenta, Cristina Elisabet Fernández, exigió que en quince días aparecieran los responsables. Ya pasaron ocho meses y todavía no hay culpables.                   

          Este gobierno nacional y popular prefiere los negociados con las empresas y los gremios amigos, en lugar de proteger la vida de los trabajadores. Sólo así se justifica el dictado del decreto 1.720 del corriente año, firmado el 19 de septiembre, por medio del cual se posibilita a las mutuales amigas entrar en un negocio millonario que se reparte más de 20 mil millones de pesos en ganancias.

          Sin embargo,  no se hace nada por esas veintisiete personas que diariamente se mueren por accidentes de trabajo o enfermedades laborales.

          La verdad es que muchas veces los amigos del Frente para la Victoria se jactan del 54 por ciento de los votos obtenidos. Lo dicen con mucho orgullo y los felicito. Tienen todo a favor para solucionarle la vida a la gente: mayoría en las dos cámaras y el apoyo popular.

          ¿Para qué quieren ese poder? ¿Para perder la Fragata Libertad por tener un canciller con pocas luces o para atacar el derecho de los trabajadores? (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).-  Tiene la palabra la señora diputada por Mendoza.

 

Sra. Fernández Sagasti.- Señor presidente: estamos ante un proyecto de ley que podríamos catalogar como uno de los más importantes en la legislación laboral. No sólo repercutirá en beneficio de los trabajadores y de los empleadores, sino de la economía en general.

          Hace más de una década que venimos escuchando de los diferentes sectores que el sistema de trabajo explota. Nuestra Corte Suprema de Justicia señala numerosas inconstitucionalidades. ¿Por qué? Porque los montos que fijaba la ley 24.557 eran absolutamente miserables. Se lesionaba todo tipo de derecho a las víctimas. Además del bajo monto, se lo pagaban en cuotas. ¿Qué dijo la Corte ante esta situación? Que la reparación a los trabajadores debería ser integral. Por esa razón se habilitó la vía judicial, pero nunca dijo que el sistema tarifario era inconstitucional.

          A partir de esas consideraciones, lo que podemos afirmar que lo que intenta este proyecto es llegar a una reparación justa y satisfactoria. Éste es el eje de la cuestión. Además, que sea rápida. Por eso establece una reparación que se actualiza semestralmente por medio del índice del RIPTE, que actualmente usa la jurisprudencia en la legislación laboral. Además, se fija un 20 por ciento adicional. Se trata de otro criterio que estableció la Corte Suprema en relación a la reparación integral, esto es, el daño moral y el lucro cesante.

          También se fija un plazo de quince días para el pago único. Si a pesar de ello el trabajador considera que la suma no es suficiente, una vez notificado del monto que le correspondería por este sistema, tiene la opción excluyente de recurrir a la vía civil por el daño que según hoy establece el artículo 1.113 del Código Civil.

          La futura norma va a desmantelar la “industria del juicio” que existge, a pesar de lo que han dicho muchos legisladores en este recinto. Pregúntenle al respecto a los condenados de la provincia de Córdoba o a los investigados en el Departamento San Martín, de Mendoza.

          Desalienta la “industria del juicio” por lo que he venido diciendo al aumentar las indemnizaciones en la ley de riesgos del trabajo, facilitando su acceso y haciendo que no sea necesario el reclamo judicial; prohíbe el pacto de cuota litis, que es algo muy importante, ya que se pone un tope al honorario de los abogados, además de obligar a que la indemnización de los trabajadores se efectúe en una cuenta del trabajador y no de los abogados.

          Las medidas que he enunciado son tomadas pensando exclusivamente en los trabajadores, porque he escuchado mucho en este recinto acerca de los derechos y de la “doble vía”, pero nadie se cuestiona lo que representa para un trabajador ir a un juicio. No es una tarea fácil para el obrero, sino que es una cuestión traumática. En primer lugar, porque hay que conocer un abogado que nos dé confianza y, en segundo término, por el tiempo que nos lleva.

          Con la futura norma la indemnización por muerte pasará de 180 mil pesos a 380 mil, más el 20 por ciento. O sea que estamos hablando de medio millón de pesos, que es lo mismo que hoy fija la Justicia laboral. Es así precisamente porque utiliza –repito‑ el mismo índice: el RIPTE.

          La mayoría de los que estamos acá ‑muchos se han pronunciado al respecto‑ estamos de acuerdo con que lo mejor sería que no hubiera accidentes laborales o, por lo menos, que se pudieran evitar lo máximo posible.

          Como dijo la presidenta de la Nación, esta es una tarea pendiente y larga que ella misma se comprometió a llevar a cabo con los trabajadores y empresarios. Es el mismo compromiso que tomó cuando derogó la “ley Banelco”, cuando propició más de 2.500 paritarias y cuando creó más de 5 millones de puestos de trabajo.

          En síntesis, creo que esta ley va a ser muy útil para todos los argentinos, para nuestro crecimiento y la creación de empleo genuino, que es lo que necesitamos y que, en definitiva, es la gran clave de este modelo económico: un  modelo de crecimiento con generación de empleo e inclusión social. (Aplausos.)

 

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

 

Sr. Biella Calvet.- Señor presidente: nos pone contentos que volvamos a traer al ruedo el tema de la situación sanitaria de los trabajadores de la República Argentina.

          Me viene a la memoria que por el año 2000, mediante un decreto de necesidad y urgencia se permitió al Poder Ejecutivo modificar el número de enfermedades profesionales para poder trabajar en su prevención. Lamentablemente, en este proyecto –como escuché decir a otros legisladores‑ solamente estamos hablando de la indemnización para casos que se dan tanto en el trabajo como in itinere.

          Quiero creer que el espíritu del Poder Ejecutivo es evitar que el lucro sea el fin último de las ART, pero sin lugar a dudas sobresale esta limitación importante en lo que es la indemnización integral de los trabajadores.

          Poner el tema de la salud laboral sobre el tapete es algo muy importante. Ojalá el Poder Ejecutivo redireccione toda la energía que tiene, que a veces, lamentablemente, aplica en proyectos de dudosa conveniencia en cuanto a la prevención de enfermedades laborales.

          Cuando uno habla de prevenir enfermedades, está haciendo referencia a anticiparse a accidentes, a capacitar a los trabajadores en higiene y seguridad en el trabajo y a la salud. Cuando uno pregunta a los trabajadores del interior, en especial a los de la provincia de Salta, qué es para ellos la salud, responden: “Estar sano, doctor, es simplemente sentirse bien al ir a trabajar”.

          Como están apareciendo nuevas enfermedades laborales y se ataca el medio ambiente, necesitamos seguir previniendo, pensando en las generaciones venideras.

          Cuando uno habla de prevención, me viene a la memoria el doctor Juan B. Justo, que fue el creador del Partido Socialista, quien en el año 1898 dijo que debemos extremar nuestra energía para alcanzar una capacitación inicial de los alumnos y mayor higiene y seguridad en el trabajo. Ya hace más de un siglo que se viene trabajando en ello. Lo sé porque, además de ser médico, soy profesor de primeros auxilios y capacito a un sinnúmero de empresas, tanto oficiales como privadas, en materia de higiene y seguridad. Cuando les consulto si saben que las ART tienen la obligación de capacitarlos en forma periódica, me responden que no y, lamentablemente, ello no se lleva a cabo.

          Cuando uno piensa en esto, dice: “¡Caramba!”. Si se pone blanco sobre negro, ¿cuántas empresas cumplen con la ley sobre Riesgos del Trabajo, dando cursos de capacitación? Sin ir más lejos, estuve preguntando en el Congreso, a los asesores, a los miembros de Seguridad y demás, quiénes toman cursos de capacitación en higiene, seguridad y primeros auxilios, y un escaso porcentaje lo hace a través de las ART, siendo esto opcional.Por eso es muy importante que sepamos que esto forma parte de la letra muerta de la ley.                         

          Cuando en Salta hacíamos hincapié en la importancia de llevar un médico más al Congreso, estábamos hablando de los aportes positivos que podíamos hacer al área de la salud de los argentinos en general y de los trabajadores en particular.

          Cuando se habla de disminuir los accidentes de trabajo mediante la promoción de la salud, se pretende bajar la cantidad de enfermos e incapacidades, permitiendo que los trabajadores puedan llevar el pan a su casa con el derecho inalienable del trabajo. Pero hoy no estamos hablando de ello,  sino simplemente de indemnizaciones en forma parcial.

          Teniendo en cuenta que mi compromiso fue que los argentinos no sólo podamos vivir más, sino también mejor, no voy a acompañar este proyecto. 

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Comi.- Señor presidente: quiero comenzar estas palabras haciendo una reivindicación a los abogados, porque se los hace aparecer aquí como los malos de la película. El oficialismo está buscando algún chivo expiatorio, algún culpable, y parece que los abogados laboralistas, que son los que defienden los derechos de los trabajadores, los asesoran y los asisten a la hora de un accidente, son los que este Congreso mereciera repudiar.

          Por lo tanto, en honor a los abogados que defienden en serio a los trabajadores hago este reconocimiento. Se ocupan de una rama del derecho que no da riqueza y no genera nuevos ricos, contrariamente a otros casos que, de la mano de esa profesión, en los momentos más terribles del país se han hecho millonarios. No son los abogados laboralistas los que se han hecho millonarios de la mano de la usura en los momentos en que la gente desaparecía en este país. (Aplausos.)

          Así que reivindico expresamente la profesión de abogado, más allá de todo lo que se diga y de todas las palabras que se tratan de encontrar, porque cuando se quiere explicar lo inexplicable se hacen discursos difíciles.

          Hoy es un día negro. Claramente lo que hoy se pretende votar constituye un agravio a los derechos de los trabajadores. Por eso, festejan los empresarios. Por eso, el proyecto se anunció en el lugar en que fue presentado y aplaudido  -como se dijo aquí-  a rabiar por los empresarios.

          Nuestro bloque ha suscripto con orgullo el dictamen del señor diputado De Gennaro, porque fue elaborado por los trabajadores y la CTA, y constituye una construcción plural. Asimismo, adhiero a su dictamen porque comienza con lo que debería ser una definición concreta de la ley que hoy tendríamos que tratar, donde no deberían buscarse beneficios para los empresarios.

          El dictamen suscripto por el señor diputado De Gennaro dice lo siguiente: “La presente ley tiene por objeto garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores mediante la aplicación de medidas y el desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de riesgos derivados del trabajo y la reparación de los daños e incapacidades ocasionadas por los accidentes”. Ese es el norte que debería tener el debate, pero no es lo que estamos haciendo.

          Tienen razón los diputados que sostienen que estos son los mismos argumentos que en su momento se utilizaron para bajar el costo del trabajo, hacer más eficiente la relación laboral y tantas otras cosas que también se dijeron en el Parlamento en los 90. Así nos fue, y hoy todavía estamos recorriendo ese camino.

          Pero este no es el único hecho que nos preocupa de este itinerario que ha elegido este gobierno, especialmente en estos últimos meses.

          En diciembre el Congreso votó la ley antiterrorista, que introdujo tipos abiertos como solamente las dictaduras militares habían hecho en este país, dejando a los jueces la posibilidad de que consideren qué es un hecho terrorista. Esto fue una vergüenza.

          Después la Gendarmería apareció espiando a los dirigentes sociales que protagonizaban protestas, y se trató de justificar este accionar diciendo que era un software, pero este fue un hecho absolutamente demostrado.

          Después le quitaron la personería a las entidades que decían que las cosas aumentaban, porque contradecían el discurso oficial.

          Hoy también podríamos hablar de la megaminería y el apoyo explícito que hacen a esta actividad, que destroza los recursos naturales de los argentinos, no solamente ahora, sino también para las generaciones futuras.

          Así, hoy vienen aquí y presentan este proyecto, y lo pretenden hacer con un tufillo nacional y popular, pero lo que en realidad hacen es extorsionar al trabajador para que elija entre una vía u otra.  De este modo, los trabajadores no pueden acceder a la Justicia, ya que deben aventurarse a lo que pueda establecer la Justicia Civil, si es que no quiere cobrar lo que le tarifaron con las indemnizaciones.

          En mi provincia dicen que si es blanco y negro, da leche y es rumiante, es una vaca.  Si ustedes nos quieren decir que esto es nacional y popular, permítaseme dudar.

          Para finalizar, quiero traer a colación en este debate una anécdota. En 2010, cuando la oposición era mayoría en este recinto, promediando un debate, el señor diputado Rossi nos dijo esa noche: “Miren las encuestas; se van a llevar una sorpresa”; sin duda ese fue un preludio del resultado electoral de 2011. Hoy les digo lo mismo: ustedes creen que pueden hacer cualquier cosa, que todo está permitido y que la mayoría es para siempre; miren las encuestas de estos días, porque no saben la que se les viene: la gente está harta de este modelo de prepotencia y de autoritarismo.  (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Pucheta.- Señor presidente: hoy más que nunca quería estar presente en esta sesión para fundar mi voto negativo a un proyecto que lo único que hace es ir en contra de los trabajadores. 

          Quien les habla es una militante social que no está de acuerdo con esta propuesta. Durante el debate se han aportado muchos números, pero lo único que yo sé es que esto va en contra de los trabajadores, gracias a los cuales se han llenado los bolsillos miles de empleadores. Hoy ustedes se ponen en contra de ellos.  De ahí mi voto por la negativa.

          No estoy de acuerdo con que se siga jugando con los trabajadores; no estoy de acuerdo con que se les siga recortando sus beneficios solo porque ustedes lo dicen o porque les parece que es lo mejor. Evidentemente, les importa muy poco aquel trabajador que se levanta temprano para ir a trabajar y enriquecer a quienes más tienen. Con este proyecto, van en contra de todos ellos. 

          Creo que con esta iniciativa solo pretenden endulzar los oídos de los trabajadores con una indemnización supuestamente mayor a la actual. Lo cierto es que de aprobarse este proyecto, se va a privar al trabajador de la doble vía ante un probable reclamo por un accidente laboral.

           Digo esto porque en caso de un accidente de trabajo, hoy el obrero puede cobrar el seguro de la ART y, al mismo tiempo, tramitar un juicio, si lo entiende necesario. Pero con esta propuesta, si el obrero opta por ir a juicio, ya no podrá cobrar el seguro de la ART. En este caso, caerán en el peregrinaje de los tribunales, con la posibilidad de no cobrar nada si pierden el juicio. 

          ¿Eso es lo que quieren hacer con este proyecto?  ¿Quieren dejar sin nada a los trabajadores y beneficiar a las patronales?

 

- Ocupa la Presidencia la señora      vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

 

Sra. Pucheta.- ¿Acaso no conocen el sufrimiento de los jubilados en su lucha por el 82 por ciento móvil?  Muchos de esos jubilados han muerto sin siquiera haber recibido una sentencia favorable. 

          Por estas razones digo que esta indemnización es puro cuento. Nos han dicho que lo que pretenden es frenar la industria de los juicios, cuando en realidad de todos los accidentes laborales solo el 8 por ciento termina en una instancia judicial. En mi opinión esta es una excusa más con la que solo buscan beneficiar a la patronal.

          Este expediente ha sido presentado como un nuevo proyecto de ART; sin embargo, no dice nada en materia de prevención. 

          Me enorgulleció escuchar al compañero
De Gennaro y por eso acompañé su proyecto. Él sí habla, ante todo, de resguardar al trabajador. ¿Cuándo vamos a pensar en el otro sin dejar de pensar en uno mismo?

          Por eso los problemas de los trabajadores se tienen que debatir día a día y no solamente cuando se le antoja al Poder Ejecutivo. No estoy de acuerdo con que siempre nuestra clase tenga que estar sufriendo privaciones porque el Poder Ejecutivo así lo quiere.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

 

Sr. Santillán.- Señora presidenta: ante todo quiero agradecer a algunos miembros de este cuerpo por su preocupación de tratar de hacernos recordar que somos peronistas.

          Aclaro que todo este bloque y el gobierno nacional en cabeza de nuestra presidenta todos los días demostramos que somos peronistas. Se demuestra porque se trabaja en función de la gente, por las gestiones de gobierno que se vienen llevando a cabo y porque los hechos concretos demuestran lo que se busca. El ejemplo concreto está dado por todo el avance que ha tenido la Argentina en estos años. Como peronistas debemos sentirnos orgullosos de ello. Estamos viendo al vaso que se está llenando; no está casi vacío como lo plantean algunos.

          Como somos peronistas, también tenemos muy en cuenta el proyecto de ley que estamos considerando. Como decía el general Perón, la única verdad es la realidad. Y como peronistas sensibles que somos, cuando vemos la realidad nos damos cuenta de cómo sufre un trabajador cuando tiene un accidente de trabajo por el eterno tiempo que llevan las gestiones para el cobro de la indemnización y por todas las situaciones que tiene que padecer para poder acceder a ese derecho, en el marco en que se venía desarrollando hasta ahora.

          Creo que esta modificación es muy positiva, porque es expeditiva, práctica y necesaria para los trabajadores, ya que actualiza y eleva los montos indemnizatorios cuando el trabajador sufre un accidente laboral. También establece el plazo máximo para el cobro efectivo del valor que le corresponde al trabajador accidentado. Hay que interpretar lo que le sucede a un trabajador accidentado, como decía recién.

          Se habla mucho en contra de este proyecto y no se tiene en cuenta que ataca el problema en forma directa y precisa, porque busca dar a la clase trabajadora la garantía de ejercer su derecho a una indemnización justa y actualizada.

           El ministro de Trabajo, cuando nos visitó en la Comisión, sostuvo que este proyecto no es una modificación total, sino de un artículo en beneficio del trabajador. También aclaró que es la continuación de una política implementada por el gobierno y coincidió con nuestra presidenta en cuanto a que queda pendiente la reforma completa de la ley 24.557, que indudablemente es muy necesaria e importante para profundizar la prevención. Hay que tener en cuenta esa perspectiva, y en ese sentido coincidimos plenamente con muchos diputados que me precedieron en el uso de la palabra.

          Tal como se lo viene haciendo en distintos programas desde el ministerio y la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, también hay que tener en cuenta cómo han disminuido considerablemente en los últimos años los índices de siniestralidad laboral.

          Más importante aún  es la reparación integral del daño en forma actualizada y rápida, gracias a estas modificaciones, porque se supo interpretar la necesidad de los trabajadores.

          Una vez más, quienes representamos al pueblo y defendemos sus derechos no lo hacemos sólo desde la retórica, como lo hacen algunos, sino sobre todo desde los hechos, donde se plasma la mejora en la calidad de vida de los argentinos.

          Voy a votar a favor de esta modificación, porque no es simplemente una cuestión política la que está en juego aquí y ahora. Son los derechos de aquellos trabajadores que están en sus casas a la espera de una solución para ellos y sus familias. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Cortina.- Señora  presidenta: en un tramo de la sesión en la que se trató la ley de matrimonio igualitario, el diputado Agustín Rossi dijo que después de las palabras del diputado Ricardo Cuccovillo ya no hacían falta más discursos, que estaba claro lo que había que votar. Con mucho respeto sostuvo que los otros discursos estaban de más.

          Quizá en esta sesión muchos discursos estén de más después de la brillante intervención del colega y compañero de mi Interbloque, diputado Víctor De Gennaro, pero en estos breves minutos diré algunas cosas.

          Como saben los compañeros peronistas, socialistas y de izquierda, la lucha y la discusión en favor de la seguridad y la higiene en el mundo del trabajo –a partir de disminuir los riesgos de los trabajadores- prácticamente nacieron con el movimiento obrero. Los socialistas estamos orgullosos de que el primer antecedente fuera la ley de accidentes del trabajo sancionada en 1915, de autoría de Alfredo Palacios.

          Próximamente se cumplirán cien años, y es notable que ya en aquella época se hablara de que los peligros ocasionados por el funcionamiento de la máquina deben estar a cargo de la industria. Hace casi cien años el concepto indicaba que la responsabilidad objetiva era del empleador.

          Todos sabemos que hubo un terremoto político, social y económico en la Argentina: la década del 90, en la que, de la mano de las recetas neoliberales, los costos laborales elevados eran el mal de las economías, por lo cual se desguazó el Estado y se flexibilizó el trabajo.

          Para satisfacer a los organismos internacionales de crédito se puso en marcha un conjunto de reformas, entre ellas una vergonzosa moneda de dos caras: por un lado, la eliminación del sistema de jubilación estatal y la creación de las AFJP, y por el otro, las ART, como nuevo sistema de riesgos del trabajo.

          El objetivo era claro: se excluía al empleador como sujeto pasivo directo. Esto importó un enorme retroceso para los trabajadores en su conjunto y tuvo como consecuencia el nacimiento de lo que se conoce como la doble vía,  habilitada por la Corte.

          ¿Qué tiene que ver esta ley con la estatización de las AFJP? ¿Quieren una cara de la moneda con las convicciones que todos compartimos y otra con la profundización de la década del noventa? ¿Quieren sancionar una ley que los jueces laborales ya han dicho que no podrán aplicar? Es un proyecto de ley que no podrán aprobar con quienes defendimos la estatización de las jubilaciones, y que tendrán que sancionar con otros sectores políticos que no son afines al oficialismo.

          Todos los supuestos beneficios, el 20 por ciento adicional, la aceleración o el acortamiento de los plazos y la actualización semestral, no sirven para esconder el beneficio en favor de los empresarios. Incluso, frente a los industriales usan los mismos escenarios y discurso: es para terminar con la industria del juicio, tomando los mismos argumentos que utilizaba Cavallo en los 90. El eje es el mismo: mantener disminuida la responsabilidad empresaria en lo que respecta a la seguridad y los riesgos del trabajo, que muchas veces sufren nuestros trabajadores.

          Hoy es un día triste, porque estamos perdiendo la oportunidad histórica de avanzar en un nuevo marco legal que exprese una visión integral de la seguridad, la salud de los trabajadores y el medioambiente del trabajo, en lugar de priorizar la prevención y la defensa de su integridad psicofísica por sobre la garantía de la ganancia empresaria.

          Votaremos en contra del dictamen de mayoría oficialista porque no somos hipócritas. Por las mismas razones que acompañamos la estatización de las AFJP, jamás podríamos votar por la afirmativa este dictamen. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Cardelli.- Señora presidenta: en el último tiempo el gobierno nacional ha empezado a dar señales en una dirección diferente. El antecedente de esta norma es la ley antiterrorista, que también se votó por mecanismos y procedimientos que nada tienen que ver con la consulta a la ciudadanía y menos aún con los antecedentes que tenía este gobierno en materia de juicio y castigo a los genocidas.

          Ahora aparece esta iniciativa que claramente tiene un sentido “antitrabajador”, justo con el mismo procedimiento, ya que la consulta a las organizaciones sindicales prácticamente ha sido inexistente; en todo caso, las que fueron consultadas no tuvieron presencia pública para debatir y debieron denunciar en otros ámbitos.

          Tampoco un proyecto de estas características ha tenido la suficiente consulta. De modo que el procedimiento utilizado ha sido francamente antidemocrático. No se puede negar que esta iniciativa expresa un acuerdo político del gobierno con algunos sectores, donde la prioridad la tienen los empresarios. Está claro que los empresarios están pidiendo –más aún, exigiendo‑ condiciones para invertir, algunas de las cuales –así lo plantearon el año pasado‑ son poner techo a las paritarias, establecer un bajo salario mínimo y contar con una ART donde el costo de la salud laboral sea realmente bajo.

          Insisto con lo que dije al principio: este gobierno empieza a hacer concesiones y a dar señales hacia otros sectores. No solo sigue presente el modelo mercantilista, sino que se ha profundizado. Hay sectores de la sociedad en los que el Estado no se encuentra presente: la educación, la salud y las ART.

          De ninguna manera se puede decir, como tantas veces se ha jactado el gobierno, que tenemos más Estado en el control de la salud de los trabajadores o del empleo en negro. En todo lo que se vincula con la protección de los trabajadores, venimos heredando la legislación que se generó en los años 90 con el achicamiento del Ministerio del Trabajo; nada ha mejorado en materia de protección laboral.

          Hay que decir la verdad: para las ART, los trabajadores son una fuente de ingresos, mientras no se enfermen mucho y denuncien poco. Podríamos decir que los trabajadores funcionan como un negocio, pero también como un enemigo. ¿Cómo podemos esperar que de las ART aparezcan políticas de prevención? No les interesa absolutamente para nada el tema de la prevención, porque tienen que vender sus servicios a las empresas y éstas no quieren pagar costos laborales.

          Creemos que esta norma acentúa o profundiza un cierto gesto hacia otros sectores, concretamente los más poderosos. Teniendo en cuenta estos conceptos, no vamos a votar favorablemente este proyecto de ley, y como adherimos a la propuesta de la Central de Trabajadores Argentinos adelanto que apoyaremos el dictamen presentado por el compañero De Gennaro.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por La Rioja.

 

Sr. Martínez (J.C.).- Señora presidenta: estamos asistiendo a un debate muy importante y, por lo que veo, con un oficialismo dividido en su línea argumental: por un lado, están los ortodoxos y en el Senado, Pichetto. 

          Se habla de cuestiones que yo pensaba que ya no se iban a escuchar en boca de gente de este gobierno, como la generación de empleo, la industria del juicio, la flexibilización y la reducción de costos: todo lo que Menem y Cavallo decían en su momento cuando impusieron este tipo de leyes, con las flexibilizaciones y las privatizaciones en el país.

          Pero también desde el mismo oficialismo, escuchamos a diputados como Heller, con el respeto que le tengo, y a otros que ponen en línea a este proyecto con uno pro revolucionario, como si hubieran bajado de Sierra Maestra y llegaran al recinto para que lo aprobemos.

          Lo cierto es que en su momento Menem puso la seguridad social en manos de los privados, y este gobierno con este proyecto y con otras actitudes consolida esa línea de trabajo.

          Debemos decir que las estadísticas indican que tenemos el triple de siniestros que en Europa, cerca de 900 mil siniestros por año. Tenemos que hablar del fracaso de este sistema y de esta ley; teníamos la oportunidad de sentarnos a trabajar para hacer una ley nueva, poniendo hincapié en algo que este proyecto no menciona: la prevención, que es lo que más nos debe interesar.

          Este sistema fracasó. Respecto de los argumentos no tengo tiempo para darlos en su totalidad, pero coincido con lo que dijeron los señores diputados Santín, Bazze y otros de nuestro bloque, como así también lo que mencionó el señor diputado De Gennaro, que me parece que ha sido muy claro.

          Quiero ocupar el poco tiempo que me resta para explicar lo que pasa en nuestra provincia, La Rioja, y en nuestros municipios, como también en otros lugares de nuestro país. La ley 24.557 plantea el tema del autoseguro. En su artículo 3° dice que el empleador autoasegurado deberá acreditar la solvencia económica y financiera y la capacidad para garantizar el otorgamiento de las prestaciones.

          Hace mención a los municipios y las provincias, y esto ha sido utilizado por los municipios y las provincias, como la nuestra, no dejando ninguna posibilidad a los trabajadores, porque no han armado un sistema propio. En nuestra provincia el trabajador que tiene un siniestro no cuenta con una oficina para reclamar, y no le queda ninguna posibilidad después de que acude por la vía administrativa al Ministerio de Hacienda. Sólo le queda recibir lo que le dan, pero es muy poco y para colmo no se lo pagan.

          Cuando pretende hacer el reclamo judicial, se da cuenta de que la causa está prescripta, porque transcurrieron dos años. Es el peregrinar que tienen los trabajadores de nuestra provincia, y en los municipios es mucho peor, porque éstos no tienen autonomía, no son empleadores, no tienen ley de coparticipación y dependen de la voluntad del intendente. Por eso normalmente no tienen dónde reclamar un siniestro de estas características. Podemos decir que por La Rioja no ha pasado el peronismo.

          Pensaba que con este debate íbamos a tener, como en otras oportunidades, las gradas llenas con los amigos del trabajo, las ONG, las organizaciones de derechos humanos, los chicos de La Cámpora y otras agrupaciones que recorren la cadena nacional con la presidenta, alegrándole la vida, cantándole y haciéndola bailar. Yo pensaba que iban a estar en las gradas tirando los panfletos que normalmente arrojan, pero no están y las gradas están vacías.

          Eso seguramente se debe al reconocimiento de que esta iniciativa no tiene nada que ver con el supuesto proyecto nacional y popular que el oficialismo dice defender. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Moyano.- Señor presidente: voy a hacer un aporte escueto, porque voy a insertar mi discurso, pero me parece importante abordar algunas cuestiones y reflexiones que tienen que ver con la historia, para que tengamos en claro el sentido político y el valor simbólico que tiene la aprobación de este proyecto de ley.

 

- Ocupa la Presidencia el señor      presidente de la Honorable Cámara, doctor Julián Andrés Domínguez.

 

Sr. Moyano.- Creo que no tiene demasiado sentido a esta altura profundizar sobre los tecnicismos y sobre que este proyecto de ley –que va a ser ley cuando lo voten, yo no lo voy a votar- reafirma la inconstitucionalidad del artículo 39 de la ley 24.557.

          Este proyecto fue tratado en una reunión conjunta de las comisiones, y no entiendo por qué. Nos hemos sentido manoseados los diputados que formamos parte de la Comisión de Legislación del Trabajo, ya que el proyecto tendría que haber pasado por esa comisión. Sin embargo, como advirtieron que allí perdían, llamaron a tratarlo en una reunión conjunta de las comisiones.

          En esa reunión el diputado De Gennaro hizo referencia, y la presidenta lo dijo también, a que esta ley era aprobada por los trabajadores. En este sentido me gustaría compartir algunos hechos históricos.

          En 1995 fue sancionada la ley 24.557, con el acompañamiento de sectores sindicales, llamativamente los mismos sectores sindicales que en 1998 llamaban a la hoy presidenta de la Nación para que diera quórum para que se aprobara la ley de flexibilización laboral de Erman González. Y lo dijo la presidenta en la asunción del día 10 de diciembre de 2011, pero no quiso hacer nombres. Yo los voy a dar, porque creo que es un dato que debemos tener en cuenta, pues nos tiene que llevar a reflexionar y entender el sentido político y el valor simbólico que tiene esto.

          Una nota del diario La Nación del 7 de marzo de 1998, que se titula “Nuevo apoyo de la CGT a la reforma laboral”, dice: “Tras un asado con Menem, Daer dijo que ya no hay objeciones al proyecto oficial; también se habló de una segunda reelección”. Hay coincidencias claras con la reunión que tuvo ese mismo sector sindical con nuestra presidenta Cristina. Y sigue el texto de la nota: “Con un asado y el compromiso de impulsar un pacto social para luchar contra el trabajo en negro, el presidente Menem pareció convencer a la dirigencia sindical de que apoye el proyecto oficial de modernización laboral.

          “La delegación sindical estuvo compuesta por Daer, Armando Cavalieri (mercantiles), Rubén Pereyra (Obras Sanitarias)...” –no sé por qué no estuvo José Luis Lingieri‑ “...Luis Barrionuevo (gastronómicos), Andrés Rodríguez (UPCN), Carlos West Ocampo (sanidad) y Oscar Lescano (Luz y Fuerza)”, infaltable cuando se trata de entregar intereses o derechos de los trabajadores.

          En este sentido tenemos que destacar –y de hecho es la misma actitud que he adoptado con el diputado Plaini- que cuando en el año 1998 estos mismos sindicalistas llamaban a la hoy presidenta para que diera quórum, ella sin tener una actitud dubitativa no lo hizo. Hoy nos encontramos con este mismo sector sindical aplaudiendo esta iniciativa, y según Cavalieri se van a ahorrar plata los empresarios y los trabajadores o, mejor dicho, los sindicatos.

          Es bochornoso el hecho de que vemos a empresarios defendiendo únicamente este proyecto de ley. Comparto con algún diputado opositor cuando hace referencia a que no hemos escuchado un argumento sólido que sostenga la defensa de este proyecto de ley, que indudablemente se tiene que llamar “proyecto de de Mendiguren” o, como bien lo definió Horacio Verbitsky –creo que es la mejor calificación que he escuchado-, “el engendro de la UIA”, porque no es otra cosa que eso.

          Quiero manifestar la postura de la central obrera a la que pertenezco de oposición a este proyecto de ley, porque no hace otra cosa que reafirmar el negocio de las ART, con la vida y la sangre de los trabajadores, subiendo el precio a los brazos, a los ojos y, en definitiva, a la salud.

          Quiero remarcar, como señalé en mi discurso, que no voy a votar este proyecto. La dignidad se encuentra en los establecimientos de trabajo, en los peajes, en los camiones, en el trabajador que hace el día a día de la patria, y de ninguna manera se halla en la aprobación de este proyecto de ley, que es un engendro de la UIA. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.

 

Sr. Pérez.- Señor presidente: ha llegado a nuestro análisis el proyecto de ley que acompaña el mensaje 1.721 del Poder Ejecutivo, elaborado dentro del marco de las transformaciones laborales.

          El citado mensaje expresa que se trata de un proyecto que atiende la reparación de los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales. Pensé que esta iniciativa venía a resolver los problemas de los trabajadores, como la parte más débil de toda relación laboral, pero sin embargo me encontré con un proyecto hecho a medida de los de Mendiguren y otros que sostienen la misma idea. ¿Por qué digo esto?

          Analizando el proyecto, particularmente su artículo 4°, advierto que se dice al trabajador: “Ocurrido un accidente de trabajo te corresponde tanto, más un porcentaje determinado en el artículo 3°, conforme a un ajuste dispuesto por el artículo 8°, y se acabó. Si no te gusta, hacé juicio, pero no en el fuero laboral, sino en el civil”.

          Todos sabemos que litigar en el fuero civil no es lo mismo que hacerlo en el fuero laboral, porque los tiempos son distintos y los jueces tienen criterios diferentes. Entonces, tendremos al trabajador esperando durante años la decisión de la Justicia, y mientras tanto no podrá trabajar en razón de su incapacidad, a lo que debemos sumar las consecuencias familiares y sociales que ello implica.

          En caso de que el trabajador no acepte esa vía, debe elegir otra, que es excluyente; me refiero a la indemnización tarifada, con un ajuste, según la valoración del índice RIPTE, elaborado por un organismo del Estado. Me pregunto si tal índice será como los que elabora el INDEC. En tal caso: pobre trabajador.

          Se está jugando con la necesidad del trabajador y de su familia, máxime aun cuando aquel se encuentra en una situación de completa vulnerabilidad a raíz de un accidente o aquella debe afrontar una situación de fallecimiento de un familiar. Nosotros, como peronistas, no podemos permitir esto. Además, se niega al trabajador el derecho a recurrir al fuero natural, que es el laboral. Así, los trabajadores no tendrán derecho a acudir a jueces laborales; una barbaridad que, como peronistas, nos duele, porque el fuero laboral fue creado por Perón para que los trabajadores tuvieran un ámbito especializado en la Justicia a los fines de defender sus derechos. Sin embargo, se los excluye de este derecho de orden público y de carácter irrenunciable. A continuación plantearé otra situación.    

          ¿Qué pasaría si el trabajador, dado su estado de necesidad, aceptara recibir la indemnización tarifada que se le propone, aunque esta no le satisfaga o sea injusta e insuficiente? ¿Vamos a prohibirle que se presente ante la Justicia para reclamar lo que considera justo, basándose en sus legítimos derechos? ¿Acaso tal prohibición no es inconstitucional?

          El acceso a la Justicia es un derecho humano fundamental que garantiza la igualdad ante la ley. ¿Acaso el trabajo no se encuentra protegido por el artículo 14 bis de nuestra Carta Magna? Entiendo que sí, y también se lo protege mediante distintos tratados internacionales que han adquirido jerarquía constitucional de acuerdo con el artículo 75, inciso 22, de nuestra Constitución. Este proyecto de ley no va a resolver nada y va a perjudicar al trabajador. Entiendo que de ninguna manera va a disminuir las cuestiones judiciales y los trabajadores van a tener que ir a reclamar por sus derechos.

          En función de lo expuesto, adelanto que al igual que mis compañeros del Frente Peronista votaré por la negativa. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).-  Tiene la palabra el señor diputado por la  Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Prat-Gay.- Señor presidente: los diputados preopinantes de mi bloque han expresado en forma clara nuestra postura en relación con este proyecto de ley.

          Lo ha dicho con mucha claridad el diputado Comi: se trata de una extorsión al trabajador, al que se le da la opción –prácticamente la obligación- de tomar la única vía que se le ofrece.

          Explicó muy bien la señora diputada Terada cuáles son las objeciones jurídicas que tenemos en relación con este proyecto de ley, y con más elocuencia lo explicará el señor diputado Piemonte –un militante de la causa de los trabajadores-, cuando haga el cierre del debate por parte de nuestro bloque.

          Quería hacer una o dos observaciones, porque creo que en su fervor por defender un proyecto que va claramente en contra de los intereses de los trabajadores, el oficialismo ha cometido errores.

          Se nos dijo que es un gran premio –una gran zanahoria- incrementar las indemnizaciones en un 20 por ciento.

          A lo largo de toda la sesión se nos ha hablado del caso de fallecimiento contemplado específicamente en el punto 6. del artículo 17. Por supuesto que se han inflado los números, porque solamente representa el 6 por mil de los casos que legislará la futura norma. Solamente se están contemplando 61 fallecimientos entre un millón de trabajadores. Para los demás solamente habrá un incremento del 20 por ciento en las indemnizaciones, como zanahoria para no ir por la vía judicial.

          Ese 20 por ciento ni siquiera cubre la inflación del INDEC entre 2009 y 2012. Ni hablar de la inflación real.

          Si tenemos en cuenta las actualizaciones de las indemnizaciones desde 2003 –porque pareciera que la vida empieza en ese año-, solamente en algunos casos aislados las indemnizaciones habrían aumentado más que la inflación acumulada en todo ese tiempo.

          Hablando de la inflación futura acumulada quiero remarcar una cuestión. Los diputados oficialistas han dicho que una de las virtudes de este proyecto tiene que ver con la actualización que se va a producir en función del índice del RIPTE. ¿Cuál es la virtud de la movilidad? En realidad, con esto el oficialismo está reconociendo lo que quiere esconder: que la inflación es más alta que lo que publica el INDEC.

          Si aplicamos la movilidad para las indemnizaciones, ¿por qué no la aplicamos para subir el mínimo no imponible? Existe un proyecto de ley de la oposición para este caso. O sea que para una cosa sirve el ajuste y para otra no. En definitiva, ya se han agotado los argumentos.

          Es bastante claro que no es cierto que este proyecto de ley vaya a resolver la inconstitucionalidad que estableció la Corte Suprema de Justicia en relación con el artículo 39, que se elimina por un nuevo artículo 4°. En realidad, es el mismo artículo 39.

          Como ha dicho la señora diputada Terada, posiblemente se vaya a incrementar la “industria del juicio”, como consecuencia de que según nuestra interpretación la ley será inconstitucional. Entonces sólo nos queda preguntarnos a quién va a beneficiar y a quién va a perjudicar. O sea, quién gana y quién pierde. Veamos quién celebra y quién protesta. Celebra la Unión Industrial y protesta la mayoría del sindicalismo argentino. No tengan ninguna duda de que con esta iniciativa ganan los empresarios y pierden los trabajadores.

          Muchos diputados preopinantes han hecho una excelente comparación con los años 90. Creo que eso es efectivamente así: en los 90 había atraso cambiario y estancamiento del empleo. Durante la gestión de Cristina Kirchner el empleo se incrementó solamente en 700 mil puestos de trabajo, 160 mil por año, menos de lo que aumenta la población económicamente activa cada año.

          Hay un problema en el empleo y ‑exactamente igual a la receta de los 90‑ se lo combate con atraso cambiario y con medidas que ajustan el costo laboral y perjudican a los trabajadores.

          Por esta razón y por las razones que se han mencionado previamente en nuestro bloque vamos a votar por la negativa el dictamen de mayoría.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Cerrando la lista de oradores, tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Cleri.- Señor presidente: la vez pasada escuchamos un debate que estaba muy lejos de la realidad. Hoy me da la sensación de que muchos diputados quizá nunca han visitado un estudio jurídico ni visto cómo sufre un trabajador por tener que esperar y mostrar su incapacidad para cobrar en algún momento una indemnización justa e integral.

          Para los que no conocen la realidad, cuando un trabajador sufre una incapacidad tiene que ir a un abogado, que le dirá qué incapacidad tiene, y luego a la ART. Hace todo un trámite donde se expide una junta médica y muchas veces el diagnóstico es de una enfermedad que no está listada, de manera tal que el trabajador debe ir a juicio o bien decidir si acepta o rechaza la oferta económica que le puedan hacer, como el pago en cuotas. ¿Qué sucedía? Este trabajador perdía su tiempo y financiaba a la ART y al estudio jurídico, que tenían una rentabilidad a costa del empobrecimiento del trabajador.

          Hoy estamos trayendo un proyecto de ley donde diputados de izquierda y otros de derecha nos pegan. Nos golpean tratando de basarse en la historia y por cuestiones que no atienden la realidad concreta nos quieren demostrar que no somos peronistas, porque ellos nos dicen que seguimos avanzando en el sentido de la defensa del trabajador y el proyecto nacional. (Aplausos.)

          Estamos modificando el artículo 39, dando lo que se llama una ley corta, para empezar a ver cómo cambiamos esta realidad y avanzamos un paso más para que los trabajadores puedan estar en mejores condiciones que las que tenían con el sistema menemista neoliberal. Por votar en contra a ninguno se le podrá decir que no es neoliberal, porque se es neoliberal según la forma de vida, no por apoyar o no un proyecto de ley. Estoy convencido de que la forma de ser de muchos sigue siendo neoliberal y por no apoyar proyectos colectivos así están.

          Voy a dar ejemplos que se citaron acá. Hablaré de la provincia de Santa Fe, porque me da mucha lástima, y no de otro tema. Me da una vergüenza absoluta tener que hablar de la provincia de Santa Fe en estos términos, cuando uno antes se paraba orgulloso cuando la nombraba. Hoy esta provincia es una vergüenza por la política de complicidad con el narcotráfico.

          Todos los diputados presentes deben saber que la prevención estaba en cabeza de las ART, de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, de las provincias y seguramente también de los municipios, que son los que generan las ordenanzas para habilitar a algún tipo de empresa que esté en condiciones adecuadas de seguridad para que el trabajador preste servicios allí.

          En la provincia de Santa Fe levantan la bandera de las comisiones mixtas. Tenemos 48 mil empresas y hay 1.100 comités delegados de la provincia que previenen. Hay 32 mil microempresas, 9 mil pequeñas, 2.900 medianas y 1.700 grandes. Parece que el número coincide. El comité mixto funciona en las empresas grandes, porque seguramente no llegan adonde deben llegar, que son las empresas pequeñas y medianas. Puede ser una cuestión de Estado de un gobierno tener presencia o simplemente hacer la plancha.

          Pero más allá de esto, en la provincia de Santa Fe, que tiene en cuenta el tema de la prevención que aquí se ha venido a discutir  -y seguramente tenemos que profundizarlo-, hay 85 agentes en el Ministerio de Trabajo, de los cuales solamente 17 son inspectores y se ocupan de las construcciones en la ciudad de Rosario, que representan el 30 por ciento.

          En la ciudad de Rosario crecen edificios y se hacen inversiones privadas, porque público no hay nada, excepto lo que hace el gobierno nacional. El 70 por ciento tiene fallas eléctricas y el 60 por ciento no cumple con los requisitos necesarios para que el trabajador tenga seguridad cuando va a trabajar. De esta manera, la sangre del trabajador sigue estando a costa de seguir vendiendo una Barcelona, una ciudad que verdaderamente es una máscara que encubre un marketing que en algún momento se podía disfrazar, pero que hoy, cuando tienen que dar la cara, no lo hacen.

          He escuchado que un diputado dijo que el peronismo no llegó a La Rioja. Le podemos decir que, además de llegar el gobierno nacional y popular, el 29 de mayo se inauguró el albergue estudiantil universitario, con una inversión de 15 millones de pesos.

          Esta política no sólo es de índole universitaria, sino que también brinda vivienda, asignación universal y trabajo digno. La dignidad se da cuando el trabajador llega a su casa, tiene la respuesta del Estado, puede llenar la olla y compartir el alimento en la mesa con su familia.

          De esta manera, sabe que hay un Estado presente e inclusivo que defiende al pueblo y a los trabajadores, pero no a las corporaciones. (Aplausos.)

         

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Piemonte.- Señor presidente: a partir de lo planteado por la señora diputada Camaño, tuve que rearmar mi intervención, porque creo que podríamos hablar horas de los fallos judiciales, de la inconstitucionalidad y de todos los detalles de la iniciativa.

          En este sentido, anticipo que voy a insertar todos los análisis pormenorizados que he realizado, porque si bien lo dijeron muchos señores diputados, no quiero que queden afuera de mi intervención.

          Tampoco voy a hablar del tratamiento que ha tenido el proyecto en esta Cámara, es decir, del análisis exprés, tipo escribanía, palabras que tanto molestan al señor diputado Feletti cuando las mencionamos.

          Creo que el tratamiento de este proyecto ha sido inédito: desde la sanción del Senado pasaron dos días hábiles hasta que se firmó el dictamen, pero no se escuchó a un solo diputado, ni siquiera al presidente de la comisión cabecera.

          Creo que este trámite inédito marca el valor que el oficialismo otorga al Congreso de la Nación y a la división de poderes en la Argentina.

          Pero este es un debate más profundo. No voy a hablar de estas cosas. Reitero que voy a insertar el análisis de este proyecto de ley y no me voy a referir a este tema.

          Este debate es eminentemente político. A partir de lo que decía la señora diputada Camaño, tenemos que preguntarnos cómo procedemos y tomamos las decisiones cada uno de nosotros. Ella lo graficaba muy bien cuando decía que, siendo parte del oficialismo, votó en contra de la ley de ART.

          Creo que el oficialismo no puede ni debe usar el argumento que utilizaron Pichetto y Cavallo, tendiente a la disminución de la industria del juicio y de la generación del empleo. Esos argumentos se han repetido todas y cada una de las veces que se han votado proyectos en contra de los trabajadores en nuestro país. Espero que no volvamos a escuchar ese argumento en el cierre del bloque del Frente para la Victoria.

          Quiero hacer una aclaración. Ya lo dijo el señor diputado Solá en la sesión anterior: muchas veces el debate que se da en esta Cámara, que tiene que ver con el folclore de dónde nos paramos y cómo nos revoleamos por la cabeza la historia del menemismo y de la Alianza, es superfluo y no va a las cuestiones de fondo.

          Más allá de que casi todos hemos cometido errores y hemos estado en algunos lugares equivocados, también casi todos nosotros hemos tomado decisiones muy valientes durante nuestra historia política.

          Yo apoyé el gobierno de Menem. Pertenecí al Partido Justicialista. Era secretario general de un sindicato docente.  En este sentido, como ustedes saben, en general los gremios docentes no son peronistas y, sin embargo, me hice cargo públicamente de dar ese debate en cada una de las escuelas.  ¿Saben cuánto duré en el gobierno peronista que asumió en 1989?  Creo que fueron sólo 48 horas, cuando Menem decidió que Roig y Rapanelli eran sus ministros de Economía y que Bunge y Born iba a manejar los destinos del país. En ese momento pasé inmediatamente a la oposición.  Por suerte lo hice, porque estuve en contra de esta ley de ART que se aprobó en 1996.

          No fueron decisiones fáciles. Fue un momento de mucho desasosiego en la trayectoria política de muchos de nosotros. 

          Después de eso acompañé al Frente Grande, de la mano de Chacho Alvarez, cuando nos incorporamos a la Alianza.  Pero también tuve que tomar una decisión difícil cuando de la Rúa puso como ministro de Economía a Cavallo.  Para nosotros ése fue un antes y un después. ¿Saben quién me contesto en la mesa del Frente Grande cuando sostuvimos que con Cavallo no podíamos seguir en el gobierno más allá de cualquier tipo de crítica?  Graciela Fernández Meijide y Carlos Raimundi. Ellos sostenían que había que “bancar” a Cavallo. Después, con Carlos Raimundi compartí parte del ARI.

          Por eso les digo que no tiene sentido que nos corran con la historia. Hemos estado en lugares distintos y equivocados alternativamente, pero también hemos tomado decisiones importantes en la vida política de cada uno de nosotros. En lo personal no me arrepiento de haber dejado la Alianza ni de haber dejado el menemismo y desde allí haber construido el ARI junto a “Lilita” Carrió, también desde la nada. 

          Soy un hombre de partido y entiendo la importancia de las decisiones colectivas. Pero hay momentos en la historia de cada uno de nosotros en el que la conciencia y las convicciones van mucho más allá de las cuestiones partidarias, de gobierno o de bloque. Coincido en que el 99 por ciento de las veces seguramente vamos a compartir lo que plantee nuestro gobierno, nuestro bloque o nuestro partido, pero siempre habrá un margen que tiene que ver con nuestra historia, con nuestra conciencia y nuestras convicciones en el que tenemos que tener el coraje de decir “no”. 

          No hace falta ir muy atrás para corroborar lo que estoy diciendo. Hace muy poco me pudieron ver en esta Cámara votando a favor de la estatización del 51 por ciento de las acciones de YPF cuando la mayoría de mi partido y de mi bloque no coincidía con mi postura. Lo hice en función de mi historia, de mi lucha y de mis convicciones. En este caso, creo que muchos integrantes del oficialismo deberían proceder con el mismo coraje. 

          Por otro lado, quiero hacer dos aclaraciones. En la última sesión, en la que se trató el presupuesto, el diputado Rossi manifestó que no aceptarían sugerencias de la oposición porque tenía una posición cerrada; es más, dijo que no se iba a tomar el tiempo ni el trabajo para hacerlo. ¿Saben quién se está oponiendo hoy a este proyecto de ley?  El propio presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo, que fue designado en ese cargo por el oficialismo. Entonces, es mentira que no aceptan las sugerencias de la oposición porque tenemos una posición cerrada. La verdad, es que ni siquiera aceptan las sugerencias del presidente de la comisión que ustedes mismos designaron. 

          Están actuando mal. Están desprestigiando a esta institución, el Congreso de la Nación, que es la encargada de generar los consensos necesarios en los temas centrales de la Argentina. 

          Estoy seguro de que ustedes saben que este proyecto de ley es malo, que es inconstitucional y que ni siquiera es perfectible, tal como lo señaló la señora diputada Nebreda en la reunión de comisión. Este proyecto va en contra de los trabajadores. Va a ser una ley menemista.  A tal punto es así que trascribe un artículo de la ley 24.028, que ni siquiera Menem pudo aplicar en lo atinente al cambio del fuero laboral por el civil. La eliminación de la doble vía es una barbaridad que ustedes van a aprobar en el día de hoy. Esto se inscribe en la concepción neoliberal de la política, es claramente inconstitucional y se inscribe también en el negocio de las corporaciones financieras que van por 20 mil millones de pesos.  ¡Esto es lo que van a votar en el día de hoy! 

          Cuando apresen a algún militante social porque le aplicaron la ley antiterrorista, ustedes se van a arrepentir de haberla votado. Cuando algún trabajador tenga un accidente de trabajo grave y a los quince días les vaya a preguntar qué tiene que hacer, si aceptar la extorsión de la ART o ir a un juicio civil que demore cinco o seis años, se van a arrepentir de votar esto.

          Ustedes saben que este proyecto no está hecho en defensa de los trabajadores sino para bajar el costo empresarial. Yo entiendo que algunas veces los gobiernos deben ceder a la presión empresaria. Fue un lobby muy fuerte del empresariado argentino. Pero ya no en términos personales, sino de fuerza política, ¿cuál es el papel de esa fuerza? ¿Aceptar mansamente la imposición que le hacen al gobierno de Cristina para aplicar esta ley? ¿O son ustedes –mucho más que la oposición- capaces de decir que no y de detener ese lobby? ¿Qué creen que va a pasar si no se vota esta iniciativa? ¿Piensan que se va a debilitar el gobierno? No, se reabre la negociación, se les dice: “señores empresarios, así esta ley no pasa. Señores empresarios, con la vida de los trabajadores no se juega.” Ese es el poder de ustedes. Ejérzanlo.

          En la reunión de la Comisión de Legislación del Trabajo el diputado Rossi le gritaba a un miembro de su bloque: “Vos tenés que votar esta ley porque entraste por Cristina y te lo manda Cristina.” Muchos de los que estamos acá entramos por Cristina, por Binner, por Carrió, por Solanas, por Macri, por Alfonsín o por quien sea. ¿Pero saben qué? Muchas veces tenemos que proceder independientemente de lo que nos ordena el líder en cuestión porque debemos votar de acuerdo con nuestras convicciones, nuestra historia y nuestra coherencia y ejercer el pequeño poder que tenemos de votar lo correcto.

          Quiero finalizar diciendo lo siguiente: en casos en que se juega con la vida y la muerte de los trabajadores, no hay orden que valga, venga de donde venga. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Pinedo.- Señor presidente: lamento mucho la actitud de maltrato innecesario que el oficialismo le ha prodigado a la oposición y a buena parte de la sociedad argentina en el tratamiento de este proyecto.

          Me da la impresión de que eso es lo que ha generado un debate duro como el que tuvimos hoy y sin duda ha provocado que el proyecto de ley que estamos tratando sea menos bueno de lo que podría haber sido.

          Estamos discutiendo ni más ni menos que la ley que regula los accidentes de trabajo en la Argentina. Este tema tiene por lo menos dos componentes: por un lado, cómo prevenir los accidentes, cómo proteger a los trabajadores, y por otro lado, cómo indemnizar los daños que se generan cuando sucede el accidente. Este proyecto se ha limitado a analizar lo segundo, que es un tema que viene con mucho conflicto de la justicia argentina y ha perdido la oportunidad de que trabajemos seriamente en lo primero, que es lo que se ha propuesto desde nuestro bloque y también desde otras bancadas.

          De todas maneras, tenemos que opinar sobre la iniciativa que está en discusión. En el día de hoy  hubo muchos discursos que parecen orientados a sostener que en realidad no debería existir seguro que ampare los accidentes de trabajo. Pareciera que lo único positivo para los trabajadores de la Argentina fuera poder hacer juicios de monto indeterminado para garantizar su bienestar. Pareciera que habría algo malo en que haya seguros para resguardarnos de los accidentes de trabajo, como hay seguros de responsabilidad civil para resguardarnos de otro tipo de accidentes.

          Como lo muestra la historia de la sociedad civilizada y como sabe cualquier persona que carece de los recursos para afrontar una emergencia en materia de salud o los resultados de un accidente grave de tránsito, un drama en su casa o un incendio, el seguro cumple una poderosa función social.

          Durante todo este debate se trató el tema como si estuviéramos hablando de los trabajadores de Paolo Rocca por un lado, y de Paolo Rocca por el otro. Ciertamente si a Techint se le hace y se le gana un juicio por cualquier accidente de trabajo generado en esa empresa, lo puede pagar. El drama surge cuando se le produce un siniestro a un señor que tiene una peluquería, una panadería o un taller para reparar autos, que muchas veces si sufre un siniestro tiene que cerrar y despedir a todos los trabajadores.

         

- Ocupa la Presidencia la señora      vicepresidente 1° de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sr. Pinedo.- La función social del seguro es que los más desprotegidos puedan hacer frente a indemnizaciones altas que sus trabajadores merecen.

          Si tuviéramos que dejar a los empresarios más pequeños sin la posibilidad de asegurar a sus trabajadores no podrían pagarles las indemnizaciones altas que los accidentes de trabajo de esos trabajadores merecen. Quizá podríamos llevarlos a la quiebra como solución ante un accidente laboral, pero eso no daría más recursos al trabajador que lo sufrió.

          Resulta obvio que es socialmente relevante y hace a la justicia social permitir que haya seguros para actividades de riesgo y para el acontecimiento de siniestros de este tipo que, insisto, ponen en peligro a los más pequeños emprendedores de cualquier iniciativa de contenido económico de la Argentina, que no son perversos plutócratas explotadores de sus vecinos. No es verdad que todos, ni siquiera la mayoría, lo sean, y es sabido que el principal empleador en nuestro país son las pequeñas y medianas empresas y no las grandes.

          Un fallo de la Corte sostuvo que la ley de Menem era inconstitucional porque prohibía acudir a la Justicia y porque los valores de indemnización eran muy bajos dado que no se habían actualizado por la inflación, por lo cual el régimen debía caducar.

          Ni bien ingresé a la Cámara de Diputados me apercibí de este problema, que hoy estuvo un poco ausente del debate, y traté de redactar un proyecto de ley  para encarrilar nuevamente el tema de los seguros de los accidentes del trabajo.

          Pensé que si los jueces pueden decir que una indemnización es integral cuando tenga determinados contenidos, ¿por qué los legisladores no podemos poner tales contenidos en una norma y que eso sea una indemnización integral?

          La discusión sobre las ART viene de lejos y se le han buscado muchas vueltas para ver cómo garantizar la función social del seguro y que esto sea constitucional.

          El Poder Ejecutivo ha avanzado con una idea: mantener la vía judicial abierta pero dar pautas que permitan que los riesgos sean asegurables. ¿Qué quiere decir esto? Que se puede asegurar cuando hay una incógnita, pero no cuando hay dos. Es decir, se puede asegurar en el caso de un accidente de auto asumiendo el riesgo de que existió; pero no si además del riesgo de que el accidente se produzca, existiera el riesgo de no contar con una pauta sobre cuánto corresponde pagar en caso de accidente. Alguna pauta razonable de indemnización integral de acuerdo con los criterios de los jueces argentinos habría que buscar. Por eso propuse en su momento que se actualizaran las prestaciones de indemnización, que es lo que busca de alguna manera el proyecto que estamos discutiendo.

          Considero que hay mucho espacio para proteger los derechos de los trabajadores de verdad y no de la boca para afuera, y comprender que la estructura productiva moderna no es la del siglo XIX con enormes empresas textiles en Brighton, Inglaterra, donde millones de trabajadores no tienen ningún derecho. Esa estructura productiva no existe en la Argentina y probablemente tampoco en el resto del mundo.

          Realmente creo que había mucho espacio para defender el derecho de los trabajadores y buscar acuerdos suficientes con gente que tenga un poco de sentido común, buena fe, buen corazón y comprometida social y políticamente. Lamentablemente no se ha buscado ese camino.

          De todas maneras, es bueno para los trabajadores que se hayan aumentado de manera sustancial las indemnizaciones de riesgos del trabajo y que exista una actualización permanente y periódica para que no dejen de ser una reparación integral, que es lo que busca la Corte Suprema. Es bueno garantizar la asegurabilidad de los riesgos del trabajo, porque eso permite la subsistencia de las pequeñas empresas en la Argentina, y también dar previsibilidad para generar empleo y producción en nuestro país.

          Por las razones expuestas, acompañaremos en general este proyecto de ley, y adelanto que durante el tratamiento en particular haremos algunas observaciones. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.

 

Sra. Ciciliani.- Señora presidenta: en lo personal, siento la desazón de la oportunidad perdida. Creí que iba a tener la posibilidad de votar una ley importante, como lo pude hacer en muchas ocasiones en estos tres años que llevo de diputada.

          Con el tratamiento de esta norma estamos olvidando una cara de la moneda: la prevención junto con la reparación. Hablamos de un modelo productivo antiguo, atrasado, que no entiende que las condiciones de trabajo mejoran necesariamente la productividad de la empresa. No hay ninguna contradicción en cuidar la vida de los trabajadores con el lucro de una empresa. Estamos seguros de que cuidar la salud y la vida de los trabajadores redundará en una mayor productividad de las empresas y de la sociedad en general.

          No quiero abundar en temas que ya han sido explicitados hondamente por todos los compañeros del FAP. Simplemente deseo hacer una reflexión ante la enorme irresponsabilidad y la falta de respeto a la comunidad política santafesina de parte del señor diputado Cleri. Tal vez por ser joven no ha podido valorar el esfuerzo que hemos hecho los legisladores y la comunidad política toda. Este no es un proyecto del socialismo sino que ha sido promovido fundamentalmente por los trabajadores sindicalizados de origen peronista. Todos ellos, ya sea que estuviesen afiliados a la CGT o a la CTA, defendieron en la Legislatura de la ciudad de Santa Fe poder avanzar en sus derechos, y al frente de eso estaba un hombre intachable en la defensa de los intereses de los trabajadores, como es Carlos Rodríguez, que ha trabajado con Alfonsín, con Néstor Kirchner y en el gobierno de Santa Fe. Pero no trabajó para Hermes Binner, trabajó para defender la calidad de vida de los trabajadores.

          Vino a Santa Fe a crear un Ministerio de Trabajo. Después de veinticuatro años de gobierno peronista en la provincia encontramos una Secretaría en la que los expedientes estaban en el baño y también se vendían. Hubo escuchas telefónicas que demostraban que había inspectores que vendían los expedientes, la salud y la seguridad de los trabajadores a los empresarios. A eso fuimos a la provincia de Santa Fe, pero no lo hicimos  solo nosotros, los socialistas. Lo hicimos con el Frente Progresista y con los peronistas que anteponían los trabajadores a las cuestiones políticas.

          Tener hoy en Santa Fe a 172 mil trabajadores representados por su delegado de prevención, que lleva en su bolsillo una guía para la acción, que puede defender sus derechos teniendo la potestad de parar la producción si ve riesgo para la vida de los trabajadores, es un avance cualitativo.

          El diputado Cleri, que ha sido legislador porque alguien lo puso con el dedo y no porque haya hecho muchas cosas en su vida, no sabe lo difícil que es luchar contra el poder. (Aplausos.) En Santa Fe hemos dado el debate político y la lucha contra los empresarios que veían en esto un riesgo para sus emprendimientos.

          En la última evaluación tripartita realizada, los empresarios reconocieron que mejoró dentro de las plantas el diálogo social y se redujo la accidentabilidad en el trabajo. Falta mucho por hacer, vamos por más, y este año en Santa Fe empezaron a trabajar los comités mixtos en las escuelas y en los hospitales. Veo que también en esta Cámara de Diputados hemos comenzado a discutir las mejoras en las condiciones de trabajo, y en esto tenemos mucho para avanzar.

          Debo reconocer el trabajo conjunto efectuado a lo largo de estos años entre el gobierno de Santa Fe y el Ministerio de Trabajo de la Nación. Hemos encontrado en este Ministerio un respaldo cuando tuvimos que sumar inspectores. Se han integrado cien inspectores a la planta porque cuando llegamos no había ninguno. Pero nosotros creemos que la mejor defensa la hace el trabajador cuando defiende sus propios derechos.

          Por eso Estévez Boero propuso en el año 1986 la creación de los comités mixtos en el ámbito nacional; después lo propusieron Binner y Mónica Fein. Ahora como Interbloque FAP volvimos a presentar la propuesta, de modo que vamos a seguir luchando, trabajando, y militando decentemente, pensando en los trabajadores y en la gente porque creemos firmemente en la política, somos decentes, no tenemos nada que ocultar y respetamos a las fuerzas políticas adversarias.

          Jamás las vamos a tratar como nos trataron a Vicky y a mí ayer en la reunión conjunta de comisiones. Nos sentimos agraviadas como mujeres y como políticas por un diputado que realmente tiene poco para mostrar en sus antecedentes en la vida política. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Donda Pérez.- Señora presidenta: no nos sorprende que este proyecto haya visto la luz en la cena de la UIA. La verdad  es que no nos sorprende el entusiasmo que despertó en los sectores empresariales. La verdad es que no nos sorprende que se hayan puesto felices los mismos que se alegraban y palmeaban el hombro cuando en este país se cercenaban los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

          Por eso venimos a oponernos desde el Frente Amplio Progresista, sentados en estas bancas, pero también en la calle se manifiestan los trabajadores y trabajadoras, ocupados y desocupados, en contra de este proyecto de ley de vergüenza.

          Este no es un proyecto de ley que cubre los riesgos del trabajo de los trabajadores. Este es un proyecto de vergüenza, porque una ley de riesgos del trabajo debe tener la voluntad de proteger a los trabajadores frente a los accidentes, prevenir esos accidentes, y en el caso de que ocurra inevitablemente un accidente, procurar la mejor reparación para el trabajador y su familia.

          Es evidente que el gobierno y el PRO no opinan en ese mismo sentido. El leiv motiv de este proyecto parece ser, como la misma presidenta dijo en su discurso de presentación, darle competitividad a la economía.

          Lo primero que quiero decir es que los argentinos y argentinas sí tenemos memoria. Ya sabemos qué se esconde detrás de este concepto. Durante todo el día se me vino a la cabeza la letra de un tango muy popular, Volver, cuando dice: “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve”. Tengo miedo. Tengo miedo de volver a la mentira de los 90, cuando la política cambiaria fue en detrimento de la competitividad productiva y a Cavallo se le ocurrió aplicar el concepto de devaluación fiscal. Claro, como no podían devaluar por la ley de convertibilidad, lo que hicieron fue tratar de bajar lo que los empresarios llaman “costos laborales”. Así, recortaron los aportes patronales.

          Llaman “costos laborales” a la fuerza del trabajo que genera la riqueza en este país y en el mundo. Quedó demostrado que un fajo de billetes no se reproduce por sí mismo si no hay hombres y mujeres que trabajan para lograr riqueza.

          Nosotros creemos que es importante tener un gobierno que implemente medidas económicas que recuperen la competitividad, pero también sabemos que no va de la mano de bajar esos costos laborales, que en realidad para nosotros no lo son. No va de la mano de recortar los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Señora diputada, se terminó su tiempo.

 

Sra. Donda Pérez.- Están volviendo a la alianza neoliberal de los 90 con la UCEDE, hoy llamada PRO.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Donda Pérez.- ¡Chiflen todo lo que quieran! ¡Me daría vergüenza estar sentada con ustedes que votaron la ley antiterrorista! (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado Marcos Cleri, por haber sido aludido.

 

Sr. Cleri.- Señora presidenta: en la política lo más importante que uno tiene es la palabra y se le debe dar un verdadero contenido, porque la política del piripipí de decir mucho y no mostrar después lo que se hace ha degenerado en que no se tenga confianza en la misma.

          Hoy dicen otra cosa que ayer. Hoy soy el joven Cleri. Soy joven, tengo 30 años, pero eso no es un valor en sí mismo. Ayer estaban pidiendo que hubiera cupo joven en las listas. Gracias a Dios una visionaria, una compañera que va delante de todos, sin que hubiera una ley dio participación en las listas de diputados nacionales, provinciales y concejales a muchos jóvenes. Me refiero a nuestra querida presidenta de la Nación. (Aplausos.)

          Va a ser difícil, después de lo que algunos dicen hoy, tratar de sostener esto con un promedio de edad en sus listas de más 60 años. Nos quieren correr por izquierda diciendo que hay que poner un cupo joven, pero muchas veces sin que exista la ley, la decisión política está.

          En el día de ayer, en la reunión de las comisiones de Prevención de las Adicciones y de Presupuesto y Hacienda, tratamos un proyecto para tratar de sacar a los pibes de la droga. Nuevamente, vemos por los medios de comunicación a ONG que intentan sacar a los pibes de la droga, y el señor diputado Horacio Pietragalla Corti nos habló desde el corazón en el sentido de por qué confeccionó ese proyecto y por qué éste contó con el aval de la bancada del Frente para la Victoria. ¡Pero qué dicotomía! Mediante un proyecto se pretende sacar a los pibes de la droga mientras en  Santa Fe tenemos a un ex jefe de policía narco, que cobraba coimas, que vendía y distribuía drogas por toda la provincia. (Aplausos.)

          Me parece que hay que tener sentido, contundencia. Para seguir enamorando de la política a los pibes, hay que darles un verdadero contenido y acción. Ésta tiene que darse todos los días, y la política debe ser utilizada para transformar la realidad y no para seguir engañando a la gente. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

 

Sr. Thomas.- Señora presidenta: está de más decir que nuestro bloque va a votar en contra del proyecto oficial; oportunamente, propusimos un dictamen de minoría, que en el apuro y la desprolijidad de la reunión conjunta de las comisiones no fue aceptado; por lo tanto, se transformó en una observación total.

          Charlábamos con algunos compañeros del bloque acerca de que si hoy estuviera sentada aquí, en una banca, la presidenta de la Nación, que nunca quiso ser la recluta Cristina Fernández de Kirchner, seguramente votaría en contra de este proyecto.

          Hoy, las bandejas no están ocupadas por simpatizantes. En la calle, detrás de la vallas, están los trabajadores, que son quienes recibirán, entre comillas, estos beneficios y esta ley dedicada a mejorar sus condiciones laborales. Las centrales de los trabajadores están en contra, y los diputados oficialistas del Frente para la Victoria de origen sindical también se oponen a la presente iniciativa o están apretando los dientes para aprobarla. ¿Por qué está ocurriendo esto?

          A diecisiete años de la entrada en vigor de la ley de riesgos del trabajo, profundamente conflictiva en razón de la inconstitucionalidad de muchos de sus artículos y del fomento de la litigiosidad, el Poder Ejecutivo envia el proyecto que estamos considerando, que consiste en una modificación parcial y restrictiva que lejos de adecuarse a los estándares que propone la Corte Suprema y hacer foco en evitar los accidentes y las enfermedades laborales en su etapa primaria, desprotege más al trabajador generando a su vez mayor inseguridad jurídica.

          En otras palabras, este gobierno ‑que constantemente defenestra las políticas neoliberales de los 90‑ impulsa una ley basada en el razonamiento propiamente neoliberal, que juzga y estimula el empleo y la producción limitando y disminuyendo la responsabilidad de los sectores empresarios.

          Varios de mis compañeros de bloque más capacitados que yo desde el punto de vista técnico han detallado la cuestión con minuciosidad, artículo por artículo. De la misma manera, la cuestión fue advertida por nuestro espacio en el Senado. Los argumentos que hoy defiende este proyecto oficialista para bajar la litigiosidad son los mismos que esgrimió Domingo Cavallo, y miren cómo le fue.

          Como a menudo va ocurriendo, encontramos una profunda contradicción entre el discurso oficial, que condena las restricciones del sistema vigente de acceso a la Justicia, y la supuesta solución que esboza la iniciativa. La paradoja es que no hay solución para los trabajadores, pues se verán perjudicados, ni para los empresarios, ya que el daño sigue existiendo. El proyecto sólo beneficia a las empresas aseguradoras. ¿Por qué estamos votando esto? Vuelvo a la misma pregunta inicial.

          Lejos de otorgar una protección mayor y simple a los trabajadores, el proyecto impone la opción excluyente con renuncia, que obliga al damnificado entre la reparación tarifada o la emergente del derecho común, de modo tal que si percibe la primera, renuncia al derecho de poder acceder a la Justicia y viceversa.

          En segundo lugar, y en íntima relación con lo expuesto anteriormente, establece la jurisdicción civil sobre la laboral al momento de fijar el quantum de las indemnizaciones.

          En consecuencia, evidentemente que lo que se busca con la norma enunciada es que no se aplique al trabajador que opta por la acción civil ni la legislación de fondo laboral ni las normas procesales ni los principios del derecho laboral.

          Por el contrario, no regirá el principio de gratuidad propio del fuero laboral ni el principio más favorable al trabajador, conquistas históricas. Incluso en la apreciación de la prueba ni el impulso de oficio entre otros derechos.

          Parece inadmisible que una administración que se precia de justicialista –o como le gusta a la presidenta, de peronista- nos invite a convalidar semejantes trazos normativos.

          Es menester destacar también que tratándose de una norma procedimental, no delegada al Congreso, no puede válidamente extenderse por ley nacional la competencia de las acciones a todo el país. Por este motivo es que se invita a las provincias a adherir a esta asignación de competencia al fuero civil. Por supuesto que adelantamos que va a haber serios inconvenientes para que las provincias adhieran a esta norma.

          Otro de los puntos que destacaron mis compañeros de bloque, que resulta totalmente discordante entre la exposición de motivos, la defensa del Poder Ejecutivo del proyecto y la letra propia de la iniciativa tiene que ver con la fundamental prevención de los riesgos laborales.

          Cristina dijo que quedaba pendiente una ley de prevención de riesgos del trabajo. ¿Por qué la dejamos pendiente y no la tratamos antes? ¿Por qué no tratamos un proyecto integral que abarque el punto central de una ley de este tipo?

          El proyecto de ley no contiene un solo artículo que modifique la reglamentación actual de la prevención y la falta de controles.

          Todas las legislaciones avanzadas del mundo hacen hincapié en la prevención, como una herramienta inclaudicable para disminuir la siniestralidad.

          Nuestro gobierno ha suscrito con los demás países de Iberoamérica, para el trienio 2011-2014, la Estrategia Iberoamericana de Salud y Seguridad en el Trabajo, donde se destaca la prevención como el elemento distintivo sobre el que se debe trabajar para proteger a nuestros obreros.

          Aún más, el año pasado fue destacado por el Poder Ejecutivo nacional como el año de la salud y seguridad de los trabajadores y del trabajo decente. Sin embargo, ¡miren lo que estamos por votar! ¿Justo cuando nos decidimos, después de años, a modificar nuestra legislación específica, nos olvidamos de la prevención? ¿No será que le estamos haciendo un favor vaya uno a saber a qué sector que pudiera beneficiarse con semejante omisión?

          Otro de los argumentos del oficialismo consiste en detener la denominada “industria del juicio”. Sin embargo, el gobierno no repara en que lo que es altísimo no es únicamente el número de procesos judiciales sino la propia siniestralidad.

          Según datos de la propia Superintendencia de Riesgos del Trabajo en 2011 hubo 675 mil siniestros laborales de trabajadores registrados, lo que representa el 51 por ciento de la fuerza de trabajo. Durante 2010, según datos de la misma Superintendencia, hubo 871 muertes por accidentes. Es decir, 2,38 muertes por día. Pese a estas elevadas y preocupantes estadísticas, en 2011 se judicializaron 58.364 siniestros, lo que no llega al 8 por ciento de la siniestralidad registrada.

          Cabe destacar que esos números tienen en cuenta únicamente a los trabajadores registrados y la siniestralidad detectada. Pero dada la gran cantidad de trabajo informal, en nuestro país los números reales deben ser ampliamente mayores.

          Es relevante destacar que así como no existe punto alguno sobre prevención, nada se expresa acerca de las enfermedades laborales, como ha dicho el señor diputado Aguilar. Esto se produce como consecuencia de que las ART niegan en los tribunales, en forma casi sistemática, su existencia. Para la OIT cerca del 38 por ciento del total de siniestros laborales son producto de enfermedades profesionales. En nuestro país no llegamos al 3 por ciento. ¿Esto es parte del milagro argentino, del modelo nacional y popular? No, esto es por la actitud refractaria de las ART.

          No hace falta que reitere en este recinto que el peronismo vino a la historia y a nuestra patria a dignificar a los trabajadores y a sus derechos; a convalidar los derechos sociales y aumentarlos en gran manera. Cualquier cosa en contra de lo que acabo de expresar, no será acompañado por nuestro bloque. Por lo tanto, vamos a votar negativamente. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires, que comparte su tiempo con el señor diputado Ricardo Gil Lavedra.

 

Sr. Alfonsín.- Señora presidenta: considero –y no me siento dueño de la verdad‑ que la organización de los trabajadores, sobre todo en un régimen legal como el que existe en la Argentina, debe ser independiente de los partidos políticos, estén en el gobierno o en el llano. Entiendo que la subordinación o dependencia de la organización de los trabajadores a un partido político termina perjudicándolos, que las organizaciones y dirigentes de los trabajadores deben defender los intereses de los trabajadores, con responsabilidad ‑por supuesto‑ y atendiendo a las restricciones que impone la realidad.

 

- Ocupa la Presidencia el señor      presidente de la Honorable Cámara, doctor Julián Andrés Domínguez.

Sr. Alfonsín.- Sin perjuicio de que comparto con muchos esta idea, es cierto que en los últimos tiempos nos preguntaron frecuentemente cómo podía ser que ciertos sectores u organizaciones importantes del trabajo se hayan distanciado del gobierno. Todos sabemos a qué me refiero. Y se sorprenden al escuchar la respuesta, cuando yo creo que es fácil explicar este distanciamiento. Desde mi punto de vista, tiene que ver con el hecho de que después de las elecciones ha cambiado el rumbo, las políticas, las filosofías que inspiraban la anterior gestión de gobierno.

          Quiero señalar algunos datos objetivos, que seguramente tuvieron que haber generado desconcierto primero y enojo después en las organizaciones de los trabajadores. Recuerdo, por ejemplo, que durante la campaña se hablaba de aprobar un proyecto de ley que garantizara lo que la Constitución establece: la participación de los trabajadores en las ganancias.

          Todos recordarán cómo se hizo campaña y cómo desde el radicalismo manifestamos nuestra alegría y disposición a debatir este proyecto, porque nos parece que es una deuda que tenemos con la Constitución Nacional y con la justicia social.

          Durante la campaña también dijeron que iban a discutir el mínimo no imponible. En varias ocasiones incluso dijeron que había que revisar la naturaleza misma de este impuesto, si el ingreso de los trabajadores era gravable o no. Después de la campaña dijeron que no iban a modificar el mínimo no imponible, es decir que incumplieron, como en el caso de la participación de los trabajadores en las ganancias.

          Durante la campaña reivindicaban las paritarias, la libertad de los trabajadores y los empresarios para pactar el nivel de los salarios y su actualización en función de la situación socioeconómica.

          Después de las elecciones el discurso de la presidenta en el Congreso propuso poner a la discusión salarial un techo que estaba por debajo de la inflación que se registraba en la Argentina.

          Por supuesto que todos estos incumplimientos, que en el fondo revelan cambios en la filosofía de gobierno, tienen que generar conflictos con la organización de los trabajadores. ¿Qué pretendían? ¿Que los trabajadores saltaran de contentos cuando les decían que no iban a poder aumentar los salarios al nivel de la inflación? ¿Pretendían que saltaran de contentos cuando les dijeron que no iban a modificar el mínimo no imponible? ¿Pretendían que saltaran de contentos cuando les dijeron que iban a cajonear el proyecto que había nacido en el propio oficialismo de participación de los trabajadores en las ganancias? ¿Cómo se pueden sorprender con esas cosas?   

          Seguramente muchos se han sentido manipulados durante la campaña electoral. Inevitablemente, la reacción tenía que producirse.

          Este es un proyecto más que seguramente sorprende a los trabajadores. Esta iniciativa no hace otra cosa más que regresar a la legislación de la década del 90. Esto es peor todavía, porque al menos dicha legislación fue corregida por la acción de la Justicia, que la hizo menos liberal, menos injusta y menos inequitativa.

          Para reparar esa corrección de la Justicia ahora ustedes sancionan una norma que le da fuerza de ley a la exclusión de la opción judicial. Otra vez la seguridad social  -en este caso, los riesgos, las angustias, los accidentes, los problemas de los trabajadores y de los empresarios, sobre todo de las pymes- ofrece una oportunidad de negocios para el mercado que, como todos saben, es el paradigma de la libertad pero, al mismo tiempo, también es el paradigma de la desigualdad.

          Obviamente no son los trabajadores los que están en mejores condiciones en el mercado. Por eso hago mías las palabras del diputado Santín y de otros colegas, quienes han reivindicado la necesidad de que el Estado tenga una presencia fuerte a la hora de defender los intereses de los trabajadores, porque el mercado no tiene esa función.

          No estoy haciendo un juicio crítico, pero el mercado no tiene horizonte moral, ético ni temporal. Simplemente tiene el propósito de tener la mayor rentabilidad posible. De manera que debe ser la política la que debe hacerse cargo de esta situación.

          Estoy seguro de que muchísimos de los que están aquí saben en su fuero íntimo que lo que decimos es cierto.

          Quiero decir otra cosa, señor presidente, aunque seguramente me van a contestar que no se elimina la opción judicial sino que se reconoce el derecho a ejercerla, porque no está prohibido ejercerla.

          ¿Saben una cosa? Tampoco está prohibido ir a la universidad. ¿Pero cuántos compatriotas nuestros no pueden ir? Sabemos que no está prohibido.

          Tampoco conozco ninguna ley que diga que está prohibido curarse pero, a pesar de que se reconoce el derecho, ¿cuántas madres tienen que sufrir la angustia y el dolor que implica el no poder garantizar a su hijo el derecho a la salud?

          Tampoco está prohibido tener vivienda o trabajo. Acá no está prohibido ir a la vía judicial. ¿Pero creen los trabajadores, que son los que se encuentran en mayor estado de necesidad, que van a poder ejercer esta opción con libertad? El derecho está reconocido. Ustedes lo saben mejor que nosotros, sobre todo los que no formaron parte del gobierno en la década del 90 y los que sinceramente son críticos con esa década.

          No me refiero a los que hoy se han vuelto críticos con la década del 90 diciendo que con el derecho no alcanza y es necesario garantizar condiciones materiales para que ese derecho pueda efectivamente ser ejercido.

          Voy a ir terminando mi exposición, porque quiero ceder el uso de la palabra al presidente de mi bloque.

          Este proyecto tampoco va a resolver el problema de las pymes, porque la Justicia se va a encargar de corregir las injusticias, tal como lo hizo en los años 90.

          Este es un negocio para las ART. Para ellas sí es un negocio extraordinario, pero no va a resolver el problema de las pymes y mucho menos el de los empleados.

          Creo que tenemos que trabajar más tiempo en esta iniciativa. Vamos a consensuar seguramente un proyecto más justo, equitativo y mucho más igualitario.

          Si la Presidencia lo permite, cedo la palabra al señor diputado Gil Lavedra. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Gil Lavedra.- Señor presidente: quiero hacer algunas consideraciones breves.

          Mucho se ha dicho a lo largo del debate en el día de hoy. En septiembre de 2004 la Corte dictó el fallo Aquino, y esta es la primera vez después de ocho años en que el gobierno envía un proyecto de ley de este tenor al Congreso. Todos tenemos la sensación de que han desperdiciado esta oportunidad, aun cuando muchos compartimos la necesidad de sancionar una norma que regule el equilibrio entre dos intereses en juego: por un lado, la necesidad de respaldar la necesidad plena del trabajador y, por otro lado, tratar de dar certeza y previsibilidad al pequeño y mediano empresario.  Esto es posible.

          Incluso, han obviado buenos proyectos que había en el Ministerio de Trabajo, que trataban de fundir la vieja ley de seguridad e higiene con la de accidentes y enfermedades del trabajo, apuntando claramente a la prevención. La mejor manera de evitar un siniestro es apuntar a la prevención, que está ausente en este proyecto de ley.

          Esta propuesta tampoco va a obtener el efecto deseado, porque es mentira que con esto se va a evitar la industria del juicio.  Lo digo porque el texto que se va a someter a votación contiene dos normas que, como ya se ha dicho en este recinto hasta el hartazgo, son inconstitucionales.  Tengamos en cuenta que la propia Corte ha establecido ‑tanto en el caso Aquino, pero sobre todo en el caso Llosco‑ que se puede acumular la indemnización tarifada como la de derecho común. La Corte también ha dicho que no se puede establecer el registro cerrado de enfermedades, sino que tiene que quedar abierto según cual fuere la dolencia del trabajador. 

          Lo que acabo de señalar es importante, porque como ustedes saben los tribunales aplican el principio de seguimiento condicionado a los fallos de la Corte. En consecuencia, por esos dos fallos la litigiosidad no va a bajar.

          Con este proyecto se está perjudicando al trabajador, porque contiene malos mecanismos de prevención, que podríamos decir que son inexistentes.

          Durante el debate también se ha hablado del pasado y del futuro.  Sin duda, todos tenemos pasado, y en estos debates políticos se tiende a mirar hacia atrás.  Pero tenemos que mirar el pasado para aprender de los errores que pudimos haber cometido.  Aquí estamos dictando normas para el futuro, aprendiendo de las malas enseñanzas del pasado. 

          Sinceramente, me pregunto a qué se debe la falta de imaginación y por qué` se intenta volver a una receta fracasada de los 90. ¿Por qué volver a la indemnización tarifada de los 90 y al mismo esquema vigente en una década que todos repudian? ¿Por qué no aprovechamos esta oportunidad para implementar un sistema más flexible y más armonioso?   Hay maneras de conciliar ambos efectos.  Hay maneras de establecer mecanismos de prevención, de fijar etapas de conciliación en las cuales luego se podría renunciar a esa instancia, pero no podemos echar por la borda el principio protectorio respecto de los derechos del trabajador. 

          Además, causa extrañeza que sean ustedes quienes hacen todo eso, es decir que sean ustedes quienes echen por la borda algunos principios que desde el 14 bis en adelante ha costado defender con mucho esfuerzo desde todos los partidos políticos.

          La aparición de este proyecto de ley con tufillo de los 90 no es utilizada por nosotros para reprocharles características neoliberales ni para que vuelvan a argumentar con el tema del pasado. Lo que decimos es que no hay que repetir estas recetas. Me gustaría saber por qué persisten en repetir una receta fracasada que no va a arrojar ningún resultado. 

          En un contexto económico en el que claramente se advierte una desaceleración de la economía, porque según el propio INDEC está bajando el índice de la construcción, el de la industria y el empleo industrial, ¿por qué se recurre a la fórmula de los 90? No sea cosa que frente a este contexto hayan decidido recurrir al ajuste. 

          Por otra parte, todas las explicaciones que han dado a lo largo de este debate son insuficientes. Están perdiendo la oportunidad de sancionar una norma que sirva. 

          Por estas razones, desde el bloque de la Unión Cívica Radical vamos a votar en contra de este proyecto, porque no solamente no va a solucionar ningún problema, sino que, por el contrario, los va a agravar.  Además, como nos tienen acostumbrados desde el oficialismo, induce a apartarse claramente de la Constitución Nacional, en un rasgo verdaderamente bobo, porque jamás sancionaría una norma que sé que van a declarar inconstitucional.

          Por último –esto es lo decisivo-, porque nos parece que es profundamente inmoral. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Rossi.- Señor presidente: sin ninguna duda las leyes tienen distintos objetivos. Algunas de ellas son profundamente simbólicas, ayudan a construir una mirada y un tipo de sociedad. Recuerdo que cuando por iniciativa de Néstor Kirchner votamos el feriado inamovible del 24 de marzo, argumentábamos fundamentalmente esto. Queríamos decir a todos los argentinos, sobre todo a las nuevas generaciones, que el 24 de marzo no era lo mismo que el 23 o el 25. La verdad es que fue un acierto, como tantos otros de nuestro compañero Néstor Kirchner, porque a partir de esa decisión todos los años nos enorgullecemos, ya que en esas marchas del 24 de marzo cada vez hay más jóvenes, más militantes, más pueblo repudiando un hecho al que nunca queremos volver.

          También se suele interpretar la realidad y plasmarla en una ley que en el futuro permita modificar conductas o alentarlas en un determinado sentido. Esto es lo que seguramente haremos la semana que viene cuando votemos la ley que amplíe la frontera de derechos para permitir a los jóvenes de dieciséis años ejercer el derecho de votar. Interpretamos una realidad porque hay claramente una mayor participación juvenil en la Argentina. Al interpretar esa realidad mediante esa ley seguramente vamos a lograr que incluso quienes hoy la miran con algún escepticismo, al momento de la votación terminen haciéndolo por la afirmativa.

          Para ir entrando en el tema específico, quiero decir que también las leyes sirven para resolver problemas. Lo que nosotros teníamos en el sistema de riesgos del trabajo era un problema que no era neutro, porque tenía perjudicados y beneficiarios. La situación actual del sistema de riesgo del trabajo perjudica fundamentalmente a los trabajadores y a las pequeñas empresas y beneficia a las ART.

          Entonces, el voto negativo es funcional al mantenimiento de las actuales condiciones. (Aplausos.) Si no se modifica el sistema se mantienen las actuales condiciones. Nosotros venimos a proponer una modificación del sistema que favorece a los trabajadores y a la pequeña empresa y disminuye los niveles de rentabilidad de las aseguradoras de riesgos del trabajo. Además, crea el instituto de las mutuas para que deje de ser un sistema con rentabilidad.

          Me detendría a analizar este elemento, porque en general en la historia de nuestro espacio político no se han producido las modificaciones a los sistemas todas al mismo tiempo ni de una misma manera.

          Recuerden lo que sucedió con las AFJP, no las nacionalizamos de un día para el otro: primero modificamos el régimen, permitiendo que se pudiera salir del sistema de las AFJP y volver al de reparto; después dispusimos que los que no optaban quedaban dentro del sistema de reparto, y luego agregamos el inciso q) para orientar las inversiones de las AFJP. Me parece que ese es un elemento a tener claramente en cuenta para analizar la creación de las mutuas con este sistema.

          El proyecto de ley que estamos analizando tutela y defiende a los trabajadores y a la pequeña empresa. Tutela y defiende a los trabajadores, porque el sistema no elimina la doble vía, como aquí se ha dicho, sino que fortalece una vía, y es obligación del Estado hacerlo.

          Fortalecer la vía administrativa significa permitir al trabajador, que es víctima de una situación que le genera un accidente de trabajo y lo deja en una discapacidad parcial o total, recibir una indemnización en forma inmediata y en un único pago.

          El sistema vigente lleva al trabajador a litigar, y para obtener lo que le corresponde deben pasar más de cinco o seis años. Yo reivindico a los abogados laboralistas; muchos de ellos tuvieron una trayectoria intachable en la historia política argentina –muchos hoy están sentados en nuestras bancas‑ al defender los intereses de los trabajadores en la dictadura. Sin embargo, negar que exista el “carancheo” con los accidentes de trabajo es negar la realidad. Negar que después de seis años para anticipar el cobro muchos trabajadores terminan vendiendo la posibilidad de obtener un resarcimiento en esos juicios a sus propios abogados o a los grandes estudios patrocinantes también es negar la realidad. Y el Estado no tiene que mirar hacia el costado.

          Nosotros venimos a proponer a todos los trabajadores un nuevo sistema, que en muchísimos casos duplica las indemnizaciones que ya habían sido aumentadas por un decreto del Poder Ejecutivo, agrega un 20 por ciento y que no tiene tope, pero sí piso.

          Imaginemos lo que pasa por la cabeza de un trabajador. Si estás laburando, tenés un accidente de trabajo y quedás con una discapacidad parcial o total, ¿cuál es la tranquilidad y el sentido amplio del resarcimiento anímico, material y moral? ¿Encima tenés que “morfarte” cinco años en la vía judicial para que te paguen, cuando inmediatamente podrías tener una vía administrativa que te da lo que te corresponde y te indemniza en el sentido resarcitorio más amplio?

          Nosotros no tenemos contradicción alguna, señor presidente. Muchos diputados hoy han hablado más dirigiéndose a nuestro bloque que defendiendo sus posiciones políticas. En verdad queda feíto terminar siempre tratando de interpelar al bloque oficialista y señalar algún tipo de contradicción.

          Es mentira que las centrales de trabajadores estén en contra, sólo algunas. También es mentira que tiene que haber una contradicción entre prevención y resarcimiento. Es lo mismo que decir que existe una contradicción entre niñez y adultez.

          Esta norma no viene a hablar de la prevención, pero sí del resarcimiento. La Corte Suprema de Justicia no declaró inconstitucionales algunos artículos de la ley vigente vinculados con cuestiones de prevención, sino aquellos relacionados con el resarcimiento en cuotas, con las indemnizaciones bajas, con el no pago único, etcétera. Hoy venimos a abocarnos a resolver este problema.

          La presidenta de la Nación declaró como Año del Trabajo Decente, la Salud y Seguridad de los Trabajadores a 2011. En el Consejo Federal del Trabajo desarrollan planes de prevención el gobierno nacional y las administraciones provinciales. Ese mismo año, la Central de Trabajadores Argentinos –dirigida por Hugo Yasky‑ y la CGT, encabezada en ese momento por Hugo Moyano, fijaron políticas de prevención para el conjunto de la sociedad argentina con objetivos para el próximo quinquenio: reducir un 25 por ciento la siniestralidad e incrementar un 29 por ciento la población cubierta por el sistema de riesgos del trabajo.

          La población cubierta ha aumentado todos los años, mientras que la siniestralidad creció hasta 2008, fundamentalmente por la mayor cantidad de trabajadores, y a partir de ahí empezó a disminuir.

          El gobierno nacional, junto con las provincias ‑todos sabemos que la policía del trabajo está en manos de ellas‑, implementa permanentemente planes de prevención. Concretamente, desarrollan planes de prevención secundaria a partir de un registro de las empresas que tienen mayor índice de siniestralidad. Esto se vincula con una labor intensiva de la SRT y las ART para bajar los riesgos del trabajo. Asimismo, se ocupan de la prevención primaria, trazando líneas de trabajo concretas que tienen en cuenta dónde pueden estar los riesgos, independientemente de que el daño se produzca.

          Todos los diputados saben que la Argentina tiene un sistema de prevención y de higiene en el trabajo, independientemente de la norma que estamos considerando. De lo que menos se habló es de lo que esta ley va a favorecer al trabajador: aquel que sufra un accidente cobrará lo que le corresponda de manera inmediata. Por supuesto que no queremos que sufran accidentes laborales, pero una vez que se producen: ¿qué hacemos? ¿Seguimos dejando como está el sistema resarcitorio?

          Por otro lado, en el marco del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social se logró un acuerdo entre algunas de las centrales de trabajadores y algunas organizaciones empresarias. Ese es el acuerdo que venimos a tratar acá. Entonces, ¿de dónde sale la idea de que todos los trabajadores están en contra? Algunas centrales sindicales están en contra y expresan su posición; otras, vinieron y manifestaron su opinión favorable públicamente. Del mismo modo, algunas organizaciones empresarias están de acuerdo y otras no.

          Respecto de las pymes, que dan trabajo a casi el 46 por ciento de los argentinos, el sistema de riesgos del trabajo es muy difícil de sostener en la situación actual, porque la ART cubre un pedazo del riesgo; después hay que ir a la Justicia, porque son pocas las que aseguran a una pyme en materia de riesgo extraordinario.

          Una empresa grande tiene un flujo de programas, de negocios y de ingresos por cinco o siete años. La estadística en ese lapso se compensa en algún momento. Sin embargo, una pyme no tiene esa posibilidad. Entonces, con esta idea venimos a proponer este proyecto de ley, que no es la sanción del Senado, sino el proyecto de ley que envía la presidenta de la Nación.

          Somos el bloque oficialista, no somos librepensadores ni somos parte de una entelequia, sino que somos parte de un proyecto político que hemos sostenido en nuestro gobierno en cada una de las circunstancias. (Aplausos.)

          Somos el mismo bloque que vino a nacionalizar YPF, que vino a modificar la Carta Orgánica del Banco Central, que vino a  modificar el Estatuto del Peón Rural y vino a establecer un límite a la extranjerización de tierras. Somos parte de ese proyecto político y estamos orgullosos de ello; no somos parte de otro proyecto político.

          Comenzamos esta sesión recordando a Néstor Kirchner.    Lo primero que hicimos con Néstor fue resolver el problema de los trabajadores docentes en Paraná, a los cinco días de haber asumido, porque hacía tres meses que no había clases en la provincia de Entre Ríos.

          Con Néstor derogamos la ley Banelco. Este bloque, con el señor diputado Héctor Recalde a la cabeza, impulsó la derogación de los tickets canasta y de los pagos en negro.

          ¡Nosotros concretamos la nacionalización de las AFJP! ¡Nosotros, en soledad, votamos la ley de movilidad jubilatoria! ¡No nos acompañó nadie en ese tratamiento! Se van a arrepentir por no habernos acompañado en esa iniciativa. Muchos deben estar arrepentidos cuando ven que los aumentos de la movilidad jubilatoria se incrementaron más del 31 por ciento por año, porque nos decían que el índice de Movilidad Jubilatoria iba a estar en el orden del 1, 2 o 3 por ciento.

          Nosotros somos el proyecto político que generó más de 5 millones de puestos de trabajo. ¡Somos el proyecto político que tiene paritarias permanentes en la Argentina!

          ¡Somos el proyecto político que, en crisis, lo primero que hemos hecho es defender el trabajo! ¡Somos el proyecto político que hoy viene a defender a los trabajadores, porque nos da vergüenza que un trabajador que padeció un accidente de trabajo deba recorrer los pasillos de tribunales para recibir una retribución justa!  ¡Queremos dársela nosotros, carajo! (Aplausos.)

          Por eso, venimos a resolver problemas. No estamos para seguir mirando hacia afuera o hacia el costado. ¡Tenemos que seguir avanzando! En la campaña del 25 de mayo del 2003 prometimos un país normal y estamos tratando de construirlo. A veces los pasos son más grandes y a veces,  más cortos, pero siempre en el mismo sentido.

          ¡Nadie puede decir que esta iniciativa va en contra de los trabajadores! ¡Nadie puede decir que este proyecto no los proteja! ¡Nadie puede decir –como escuché a algunos- que esta norma está a favor de la muerte! ¿A quién se le ocurre una apreciación semejante? Se dicen cosas que a veces son difíciles de sostener un minuto después de haberlas pronunciado.

          ¡Venimos a mejorar un sistema que era indigno para los trabajadores argentinos! ¡Venimos a duplicar las indemnizaciones, que podrán cobrarlas en quince días! ¡Venimos a decirles a los trabajadores que tuvieron el infortunio de sufrir un accidente que lo van a cobrar de una sola vez!

          La Corte Suprema de Justicia nada nos dijo del sistema de prevención. Las sentencias de la Corte tenían que ver con las bajas indemnizaciones y el pago en cuotas. ¡Nosotros venimos a resolver cada una de estas cuestiones! Por eso, no tenemos ninguna contradicción.

          Mañana nos vamos a parar ante cualquier trabajador y le vamos a decir que no tiene que mendigar nada, porque la ley les otorga una garantía. (Aplausos prolongados.)

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Antes de pasar a votar el proyecto que se encuentra en consideración, corresponde votar la moción de vuelta a comisión formulada por el señor diputado Favario. Conforme  con lo dispuesto por el artículo 128,  la Honorable Cámara efectuará la votación cuando la misma cuente con quórum.

          Se va a votar la moción del señor diputado Favario.

- Resulta negativa.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Se va a votar en general el dictamen…

 

Sr. Lozano.- Pido la palabra.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Lozano.- Entiendo que la votación va a ser nominal.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- No está pedida.

 

Sr. Lozano.- Entonces, pido votación nominal.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Si usted habla del proyecto de ley, señor diputado, su votación es nominal.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Moreno.- Quisiera pedirle al diputado Lozano un ejemplo de una ley que no se haya votado de manera nominal.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Se va a votar en general el dictamen de mayoría de las comisiones de Legislación del Trabajo y otras, recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado, sobre régimen de ordenamiento de la reparación de daños derivados de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, Orden del Día N° 1.072.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 225 diputados presentes, 140 han votado por la afirmativa y 83 por la negativa, registrándose además una abstención. No se ha computado el voto de un señor diputado.

Sr. Secretario (Bozzano).- Se han registrado 140 votos por la afirmativa y 83 por la negativa. (Aplausos.)

 

aquí votacion nominal

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Resulta afirmativa.

 

Sr. Salim.- Señor presidente: solicito que quede constancia de mi voto por la afirmativa.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Se toma nota, señor diputado.

          Tiene la palabra el señor diputado por Chubut.

 

Sr. Pais.- Señor presidente: prima facie, por así haberlo resuelto nuestro bloque, anticipamos que no vamos a aceptar modificaciones en el tratamiento en particular de este proyecto de ley. Sin perjuicio de ello, pedimos que la iniciativa se vote por capítulos, ya que tiene tres bien diferenciados y compatibles: ordenamiento de la cobertura, ordenamiento de la gestión del régimen y disposiciones generales, que contiene un solo artículo.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Obiglio.- Señor presidente: nosotros queremos proponer el agregado de varios artículos en materia de prevención, ya que consideramos que esta norma no brinda una solución integral en la materia. Atento a lo que ha dicho el señor miembro informante, mencionaré los cuatro puntos centrales que queremos proponer y pido autorización para insertar el articulado en el Diario de Sesiones.

          Los temas centrales en materia de prevención son artículos que dispongan incentivos para que el trabajador denuncie los incumplimientos en las normas de seguridad e higiene; la posibilidad de que el trabajador se niegue a cumplir con su tarea si hay incumplimientos en materia de seguridad e higiene; creación de comités de seguridad y salud con la participación de trabajadores y empleadores; incremento en las prestaciones dinerarias cuando el accidente se produce por incumplimiento en materia de seguridad e higiene; hacer solidariamente responsables a las ART cuando ha habido incumplimiento en los controles de seguridad e higiene; actualizar en general la ley de seguridad e higiene, que es de 1972, y otorgar por ley el beneficio de litigar sin gastos para aquel trabajador que decida ir directamente a reclamar por la vía civil.

         

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Favario.- Señor presidente: según me informa el personal de Secretaría, mi voto no fue identificado, por lo cual quiero aclarar que he votado en forma negativa el proyecto de ley.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Queda registrado.

          Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Camaño.- Señor presidente: más allá de la aclaración del miembro informante, quisiera que constaran en la versión taquigráfica algunas cuestiones...

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Si me permite, señora diputada, antes de que continúe en el uso de la palabra se va a proceder a votar la propuesta formulada por el miembro informante en el sentido de proceder a la votación por capítulos.

          Se va a votar.

- Resulta afirmativa.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración el capítulo I, que contiene los artículos 1° a 9°.

          Continúa en uso de la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Camaño.- Señor presidente: en el artículo 3° del proyecto se habla de un equivalente del 20 por ciento que se pagará de más. Han omitido colocar el accidente in itinere. Si bien es cierto que el artículo dice “mientras se encuentre a disposición del empleador”, lo real es que debería especificarse correctamente –si esa es la voluntad del oficialismo‑ que el accidente in itinere también está contemplado en la suma extraordinaria que representa ese 20 por ciento.

          En el artículo 5° ‑éste es el problema más serio‑ se ha omitido –no sé si ex profeso o sin querer‑ la prestación por incapacidad permanente provisoria. A raíz de tal omisión, no se permite que el damnificado tenga la posibilidad de optar. Así, condenamos al accidentado a que se vaya a la solución tarifada.

          En el artículo 9° se mencionan los listados de enfermedades profesionales, y se alude a dos decretos que actualmente no tienen vigencia ya que fueron superados por leyes sancionadas por el Congreso. Si bien es cierto que, hacia el final, el artículo dice “o los que los sustituyan en el futuro”, en realidad las leyes no son el futuro, sino parte de la legislación actual.

          Indudablemente, se ha cometido un error. No creo que haya habido mala intención; simplemente, no se ha tenido en cuenta que aquellos decretos fueron superados por las leyes 26.693 y 26.694.

          Más allá de que el miembro informante ha dicho que no aceptará modificaciones, me he referido a estos tres gruesos errores que contiene el proyecto de ley, por lo que dejo expresa constancia de ellos.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Quedan incorporadas las observaciones formuladas por los señores diputados Obiglio y Camaño.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Recalde.- Señor presidente: en razón de que se va a votar por capítulos, quiero dejar constancia de mi voto negativo respecto de los artículos 4° y 9°, capítulo I, y del artículo 17...

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Señor diputado: estamos considerando hasta el artículo 9°, del capítulo I.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Ledesma.- Señor presidente: como no habrá modificaciones, quería solicitar la inserción de mis objeciones en relación a los artículos 4° y 9°, y 17, inciso 2°.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.

 

Sr. Garramuño.- Señor presidente: en el mismo sentido, expreso mi voto negativo al artículo 4°.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- Se va a votar el Capítulo I, que contiene los artículos 1° a 9°.

- Resulta afirmativa.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración el Capítulo II, que contiene los artículos 10 a 16.

          Se va a votar.

- Resulta afirmativa.

 

Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración el Capítulo III, que contiene el artículo 17.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Ledesma.- Señor presidente: quería adelantar mi voto negativo a los tres artículos que ya he mencionado, debido a que no se van a autorizar modificaciones. Igualmente voy a insertar mi postura.

          Adelanto que votaré negativamente el artículo 17.

 

Sr. Presidente (Domínguez).-  Quedará debida constancia de su voto, señor diputado.

          Se va a votar el Capítulo III, que incluye el artículo 17.

 

- Resulta afirmativa.

- El artículo 18 es de forma.

Sr. Presidente (Domínguez).-  Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley. (Aplausos.)

          Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

          Como el miembro informante indicó que no se iban a aceptar modificaciones, simplemente quedan registradas.

- 10 -   

dia nacional de la lucha contra la trata de personas

 

 

aquí orden del día n° 999

 

 

Sr. Presidente (Domínguez).-  En consideración en general.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Pietragalla Corti.- Señor presidente: lamentablemente, tenemos que conmemorar el día 3 de abril como consecuencia de que en esa fecha arrebataron a Marita Verón de los brazos de Susana Trimarco.

          Los que conocemos el caso Marita Verón sabemos que gracias a la lucha de Susana Trimarco –estaba viniendo para acá; espero que llegue, porque quería estar presente- se visibilizó la trata de personas en el país.

 

- Ocupa la Presidencia la señora      vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo.

Sr. Pietragalla Corti.- No teníamos conocimiento de que existiera ese delito. Si bien distintos actores lucharon, Susana se encargó de mostrarle a toda la sociedad argentina que el delito existía.

          No sólo lo hizo con denuncias y colocándose delante del poder de turno de la provincia de Tucumán, sino también imponiéndose ante el Poder Judicial y policial, que actuaban en complicidad con el flagelo.

          Sabemos que muchas fueron las trabas que estos tres poderes le impusieron a Susana para llegar a la verdad. Pero ella ayer en esta casa dijo –cuando se le entregó el Premio Néstor Kirchner- que hubo un hombre      -dentro de pocos días vamos a conmemorarlo debido a los dos años de su partida- que la recibió a la semana de haber leído una carta de ella. Puso todo el Estado para poder avanzar contra esta lucha. Ese hombre fue Néstor Kirchner.

          Como dije antes, Susana denunció la complicidad del poder político, del Poder Judicial y del poder policial. Ella misma nos contó que hubo detenidas que estuvieron en cautiverio como víctimas de trata, y que al ser liberadas tenían que declarar ante jueces que se habían acostado con ellas cuando estaban en situación de trata. Sabemos que los policías que recibían las denuncias de este delito eran los mismos que también habían estado en esos lugares usufructuando esta problemática y abusando de las mujeres que eran mantenidas en estos albergues, prostíbulos o whiskerías.

          Tenemos el compromiso con Susana, como Frente para la Victoria y como uno de los sectores que representa a la juventud, de seguir difundiendo esta temática para que todo el  mundo, incluyendo el poder político, sepa que esto todavía existe con la complicidad de las policías provinciales.

          Sabemos que la investigación del comisario de Santa Fe empezó con la averiguación de un caso de trata de personas y que la policía es uno de los eslabones necesarios para mantener este delito vigente.

          Muchas veces cuando se llega a un allanamiento es la misma policía la que delata este delito y cuando las fuerzas policiales están llegando para realizar las detenciones correspondientes ya no hay mujeres que puedan mostrar situación de trata.

          El día 3 de abril en muchos colegios e instituciones educativas se va a conmemorar el Día Nacional contra la Trata. Quiero rendir este homenaje a Susana Trimarco, una mujer jefa de un hogar que tuvo que imponerse ante las aberraciones de un Estado, como fue el Estado provincial de Tucumán, enmarcado en una impunidad total. Lo bueno es que se equivocaron, que tocaron a la mujer equivocada, porque no se escondió a llorar sino que puso los ovarios donde había que ponerlos y se enfrentó a los poderes corruptos de esa provincia. Hoy Susana Trimarco es una guía para nosotros, como lo son las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, porque su lucha nace del amor a un hijo y de su búsqueda, lo que les permitió mostrarnos la verdad de este delito.

          En el breve tiempo que me resta quiero decir también que tenemos el orgullo de haber celebrado los treinta y cinco años de las Abuelas de Plaza de Mayo. (Aplausos.) Nuestras queridas abuelas encontraron y restituyeron a 107 nietos, muchos de los cuales estamos sentados en estas bancas.

          La llegada de Néstor Kirchner marcó un antes y un después para nuestras queridas abuelas. Cuando Néstor llegó a la Casa de Gobierno en el año 2003 había 75 nietos restituidos; hoy, gracias a las políticas llevadas a cabo por este gobierno, podemos contar 107, es decir, 39 nietos más. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Tucumán.

 

Sra. Córdoba.- Señora presidenta: como comentaba nuestro compañero Horacio Pietragalla, el 3 de abril de 2002 era secuestrada en Tucumán “Marita” Verón. A quienes estamos aquí no nos cabe ninguna duda de que su mamá, Susana Trimarco, se ha convertido en un ícono de la militancia en la lucha contra la trata de personas. Es un ejemplo más de aquellas mujeres que transforman su dolor en una fuerza arrolladora y la aportan a una causa colectiva más allá de su sufrimiento personal.

          Es un orgullo para mí compartir la autoría de este proyecto con Horacio, porque pertenecemos a dos generaciones distintas pero significamos la continuidad de un mismo proyecto que abrió las puertas para iniciar en la Argentina una etapa de verdadera política de Estado en la lucha contra la trata de personas.

          Junto al bloque del Frente para la Victoria he sido partícipe, en 2008, de la aprobación de la ley 26.364, sobre trata de personas. Esta iniciativa ha permitido involucrarnos como Estado no solamente en la represión penal del delito sino que también ha dado un impulso para la visibilidad de las víctimas invisibles.

          Como todos sabemos, la trata de personas es un delito que no siempre se denuncia. Gracias a la aprobación de la ley y a la política de Estado que se ha llevado adelante con programas de lucha contra la trata y de asistencia y rescate, las víctimas han tenido una nueva visibilización en los últimos años.

          El proyecto que hoy estamos considerando tiene como objetivo la difusión, la concientización y la prevención en toda la sociedad argentina en relación con la trata de personas.

          Si hiciéramos un análisis de los actores que participan en la comisión de este delito observaríamos claramente que existe una brecha insalvable entre el poder de los tratantes y la vulnerabilidad de las víctimas.

          Si bien hemos avanzado como Estado en las políticas de combate a la trata de personas, existen tres momentos en este proceso: la prevención, la penalización y la reparación de las víctimas.

          En un ejercicio de honestidad colectiva debemos reconocer que estas políticas, más allá de los esfuerzos que se realizan, todavía no logran alcanzar la expansión que las bandas que se dedican a la trata de personas han logrado en el mundo.

          Debemos tener en cuenta que se trata del segundo ilícito global, es decir, es el delito que más dinero mueve después del tráfico de armas, y ahora está por encima del tráfico de drogas.

          Tanto desde el Estado como desde las organizaciones no gubernamentales tenemos que evitar, a través de la prevención, que más niñas y jóvenes caigan dentro de las redes de la trata de personas.

          Por eso, el objetivo de fijar el 3 de abril como la fecha nacional en la lucha contra la trata de personas queremos que involucre no solamente a los actores gubernamentales  -los estados nacional y provinciales-  sino también a los organismos no gubernamentales y los medios de comunicación.

          En los medios públicos se percibe el compromiso cuando emiten spots y campañas en las que se involucran actores y otras personalidades en la lucha contra la trata, pero los grandes monopolios y los canales privados no ceden espacios para prevenir acerca de este delito.

          Desde esta banca reclamo a todos aquellos que hablan sobre la responsabilidad social empresaria para que abran las puertas de esos medios privados para empezar a involucrarse con un problema que no es solamente de las víctimas sino de toda la sociedad argentina.

          Quiero destacar el coraje que ha demostrado nuestra querida presidenta Cristina cuando prohibió por decreto la publicación del Rubro 59, donde de manera encubierta se facilitaba la trata de personas. No lo hicimos nosotros, pero lo hizo ella: puso la firma para defender una vez más la dignidad de nuestro género.

          La trata de personas es uno de los delitos que viola todos los derechos humanos y cuyos efectos han alcanzado la vida de tres generaciones. Digo esto porque en la Argentina hoy tenemos el testimonio de Susana Trimarco, de Marita Verón y de Micaela, la hija de Marita, que con sus 13 años se ha expuesto filmando spots publicitarios comprometiéndose en su corta edad en la lucha contra la trata de personas.  Estas son las generaciones que nosotros debemos proteger. 

          Piensen lo que significa para alguien de 13 años haber vivido toda su vida con custodia policial, y lo que implica tener que vivir la adolescencia custodiada siempre por un patrullero ubicado en la puerta de su casa.

          Por esa razón debemos poner todo nuestro esfuerzo en la prevención y en el mejoramiento de las herramientas para la judicialización.

          En este Congreso todavía tenemos una materia pendiente, a pesar de haber hecho un gran aporte con la ley contra la trata de personas, porque después de haber estado vigente en estos años, tenemos que promover su modificación, toda vez que no podemos seguir transitando la incoherencia de decir que la trata de personas es un delito aberrante, pero que siga siendo un delito excarcelable. 

          Por último, quiero decir que he firmado esta propuesta ratificando mi compromiso con el proyecto político que inició Néstor Kirchner, que fue el primer presidente que creó un programa contra la trata de personas, incluso antes de que nosotros sancionáramos la ley.  (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Donda Pérez.- Señora presidenta: en principio, saludo la presentación de esta iniciativa y, además, expreso nuestra alegría por el hecho de que se incluya en la agenda pública un tema tan preocupante, que debe ocuparnos especialmente.

          Recordar el día de la desaparición de Marita Verón y establecerlo como el día de la lucha contra la trata de personas en la Argentina, no hace más que poner en evidencia uno de los grandes flagelos que tenemos en nuestro país; es uno de esos delitos complejos que debemos resolver.

          Al mirar a los ojos a Susana Trimarco y a “Mica”, la hija de Marita, que tenía 3 años cuando se llevaron a su mamá, recuerdo a esas mujeres que hace poco cumplieron un nuevo aniversario. Me refiero a las abuelas de Plaza de Mayo, que todos los días salen de sus casas decididas a buscar a sus hijos, a sus nietos y a sus nietas. Esto no hace más que recordarme a mi abuela, Leontina Puebla, que la primera vez que la vi me dijo llorando que algún día quería recuperar los restos de mi mamá para poder llevarle una flor. Susana Trimarco, con los ojos llenos de lágrimas, ayer nos dijo exactamente lo mismo en un salón de esta Casa: que quería encontrar a Marita, esté viva o no, pero que por fin quería dormir tranquila.  Micaela merece saber qué pasó con su mamá y dónde está.

          La verdad es que las víctimas de la trata de personas hoy son las desaparecidas en democracia. Digo “las” porque el 80 por ciento de las víctimas de este delito somos las mujeres. Esta es otra de las formas de violencia a las que las mujeres somos sometidas en esta sociedad. Las mujeres –repito- somos sometidas a diferentes formas de violencia, que después tratan de invisibilizar.  ¡Cuánto más efectivas serían las políticas que el Estado debe implementar si contáramos con estadísticas a las cuales recurrir!  Lo cierto es que no las tenemos. ¿Por qué? Porque la trata se termina con leyes, con decisión política y con voluntad de terminar con la connivencia entre los sectores delictivos, las fuerzas de seguridad, la política y la Justicia. Pero también se termina con  presupuesto. Para terminar con la trata y con la violencia hacia la mujer estamos pidiendo que se sancione una ley de emergencia. En la Argentina las mujeres estamos viviendo situaciones de violencia, y la ley de emergencia sirve para exigir que se otorgue el presupuesto que necesitamos para implementar esas políticas del Estado que todavía no logramos.

          Estoy de acuerdo con la diputada preopinante. Necesitamos campañas de prevención. El sector privado y el público tienen la responsabilidad social, cada uno desde su espacio, de combatir este flagelo. Sin embargo, mucha más responsabilidad tiene el Estado, y nosotras hace tiempo estamos pidiendo un programa de protección de testigos para que realmente se las proteja de manera eficiente y eficaz en la lucha contra ese delito. Estamos exigiendo que se implemente la ley de prevención contra las diferentes formas de violencia hacia la mujer y que se empiece a discutir sobre otra forma de violencia en la que el Estado nos somete a seguir muriendo, que es la ilegalidad de las interrupciones voluntarias del embarazo. En este sentido, desde esta banca repudio el accionar del jefe de gobierno porteño. La verdad que es una vergüenza vetar lo que decidió la Legislatura porteña para reglamentar un derecho que las mujeres tenemos desde 1920.

          Pero también quiero exigir al ministro de Salud que implemente el protocolo sobre abortos no punibles. En la Argentina no necesitamos una ley de aborto no punible. Necesitamos discutir la legalización. El aborto no punible ya lo tenemos especificado en nuestro Código Penal desde el año 1920.

          Queremos exigir que se terminen las distintas formas de violencia. Marita es un símbolo de esa violencia a la cual estamos sometidas. Susana es un símbolo de esa fortaleza de las mujeres, como también lo son las Abuelas de Plaza de Mayo, las Madres de Plaza de Mayo y las miles de mujeres que siguen peleando para sacar adelante a su familia, a sus hijos, salir adelante ellas y vivir felices en su país, en su sociedad, siendo parte de este pueblo pero con un Estado presente. Necesitamos al Estado presente para que en este país las mujeres seamos iguales. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Rodríguez.- Señora presidenta: quiero hacer un pedido. No soy quién para hacerlo pero de todas maneras, en nombre del Movimiento Social de Mujeres, el movimiento feminista, que desde hace muchos años viene luchando en temas de violencia contra las mujeres, pido que por favor no convirtamos a estos temas en cuestiones que directamente tienen que ver con campañas políticas partidarias. Me refiero a que pareciera que las víctimas de trata fuesen de determinado partido político. Lamentablemente las víctimas de trata son muchísimas, de todos los grupos sociales y no solamente son mujeres pobres. Las mujeres somos víctimas de trata porque tenemos hambre, porque tenemos frío, porque fuimos violadas, porque nos echaron de nuestras casas, porque tuvimos problemas de adicciones, en fin, por muchísimos de estos problemas, y pertenecemos a cualquier partido.

          Ninguno desde de los partidos que estuvo en el gobierno tuvo política públicas para las víctimas de trata. Entonces, nadie puede arrogarse haber sido defensor en esta materia.

          Creo que básicamente –acompaño la iniciativa porque entiendo que está muy bien colocarla en la agenda pública- debemos hacernos cargo de la deuda que este Congreso tiene con esas víctimas, todas las mujeres prostituidas, porque efectivamente todas son mujeres, y la mayoría niñas y adolescentes.

          Este Congreso –el gobierno tampoco lo ha hecho‑ tiene pendiente la reforma de la ley de trata, a la cual en su momento nos opusimos en el convencimiento de que tenía problemas. Lo cierto es que hay un consenso casi unánime de que debe ser reformada. Pese a la sanción del Senado y a que creemos debe ser reformada, no se ha avanzado en ese sentido, lo que constituye una deuda de la que debemos hacernos cargo.

          No quiero que siga habiendo Susanas Trimarco a las que estemos exigiendo que cumplan funciones del Estado. ¿Qué más vamos a pedir a Susana Trimarco? Lo que ella hizo lo debe hacer el Estado. Es madre de una víctima y la mayoría de las víctimas no tienen madres como Susana Trimarco. Es una mujer excepcional, así como las Madres y las Abuelas son mujeres excepcionales.

          Tenemos una democracia justamente para que el Estado se haga cargo de esto, implemente políticas públicas y no pedir que ciertas mujeres tengan que poner arrojo, valentía y hasta sus vidas al servicio de esto. Lo debe hacer el Estado, lo tenemos que hacer nosotros.

          Está muy bien que el Estado tenga políticas públicas y que se usen minutos de los medios de comunicación para hacer por ejemplo campañas de prevención, pero nosotros debemos sancionar leyes para instrumentar campañas de prevención. Nosotros decimos a los medios que tienen que usar algunos minutos para hacer campañas referidas a estos temas. Por ejemplo, lo hemos hecho para los partidos políticos, y creemos que es valioso para la democracia el debate público. Si consideramos que en este momento la trata de personas es una de las violaciones más grandes a los derechos humanos, empleémoslo en este caso.

          Reivindican a la presidenta por el tema del rubro 59, y yo creo que tiene razón. Sin embargo, entiendo que no era la manera adecuada sino que correspondía que nosotros adoptáramos las medidas.

          Efectivamente hay un tema a debatir: la pornografía, pero se tiran contra el grupo Clarín y los grandes medios por otros temas. ¡Tírense contra los grandes grupos y los medios de comunicación por la pornografía! ¡A ver si tienen las agallas o si en realidad todos están en la misma versión ideológica, y cuando están en juego otros temas se puede debatir y tener divergencias, pero cuando se trata de negocios millonarios como la pornografía y la trata de personas, dicen: bueno, acá ya estamos hablando de otros números.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sra. Rodríguez.- Yo no escuché a nadie, y no estoy hablando de una ley penal, un tema moral o una obscenidad sino de cuestiones de resarcimiento. Yo digo: dañaron a una mujer, paguen, y esto nunca lo escuché.

          Podemos estar echándonos la culpa con Clarín por otros temas, pero no en este. Yo no veo que se enfrenten a los grupos poderosos cuando se trata de defender los derechos humanos de las mujeres. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Neuquén.

 

Sra. Comelli.- Señora presidenta: desde nuestro interbloque queremos sumar nuestro voto afirmativo al proyecto en consideración en homenaje y como testimonio de una triste y repugnante realidad de explotación, tormentos, amenazas.

          Me siento feliz de haber podido avanzar en la tipificación de esta figura allá por 2008, pero tal como lo señaló la diputada preopinante, tenemos una deuda que bien podríamos saldar de aquí a fin de año. Este es el mejor homenaje que podemos hacer a Susana, a Micaela, a todas y cada una de las más de tres mil jóvenes mujeres y niñas que han sido recuperadas.

          Es un buen momento para reflexionar sobre el tema de trata de personas y tantos otros vinculados con los derechos humanos de las mujeres. Un Estado de derecho, democrático, se mide por muchas variables; por ejemplo, la libertad de expresión. Pero también se mide por el respeto hacia las políticas públicas que garantizan la plenitud de los derechos humanos de las mujeres. Cuando una mujer dice “no”, es no.

          Para hacer realidad este homenaje necesitamos darnos el tiempo suficiente para aprobar las leyes pendientes, para que el Senado sancione definitivamente la iniciativa que le enviara la Cámara de Diputados sobre excarcelación de violadores seriales. Ninguno de nosotros quiere que se repitan situaciones como la de Tatiana.

          Debemos demostrar una firme actitud social y de condena porque ésa es la mejor prevención: sin clientes, no hay trata. Entonces, denunciemos al cliente porque sin él no hay trata. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Storani.- Señora presidenta: adhiero al proyecto del señor diputado Pietragalla. Es muy importante que recordemos el trabajo que hicimos en las escuelas el día 3 de abril de 2002 a raíz de la triste historia que marcó la vida de Marita Verón, y la lucha que ese ícono que es Susana Trimarco llevó adelante junto con su nieta.

          Quiero rescatar al movimiento feminista argentino, señalar que en aquel momento nos constituimos en la Red No a la Trata, con más de cien organizaciones sociales de todo el país, y que recibimos a Susana Trimarco con todas sus angustias cuando estábamos reunidas en el Consejo Nacional del Menor. Ninguna sabía cómo moverse; íbamos a empezar a trabajar sobre el Protocolo de Palermo, es decir, sobre la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, que no ha sido aprobada por ley en la Argentina. Susana se desarmaba en llanto, pero nunca más la vi llorar. Esta mujer tiene una gran valentía, que le ha permitido pasar por todos esos prostíbulos y salvar a más de cien mujeres. Ayer hemos premiado justamente a Susana.

          Tengo que adherir a lo dicho por el señor diputado Pietragalla respecto de la provincia corrupta donde tuvo lugar el caso de Marita Verón y donde sigue sin esclarecerse la muerte de Paulina Lebbos, quien fuera trasladada en un remís al igual que Marita Verón. Por este caso están acusados muchos integrantes de la administración de Miranda y de la gobernación de Alperovich. Hemos ido a los juicios con Susana; escuchamos los testimonios y participamos de diversas marchas con otros diputados. Esperamos que este caso se esclarezca.

          Como bien dijo el señor diputado Pietragalla, se trata de provincias corruptas que dan lugar a estos hechos. Lo mismo ocurrió en La Rioja con “Pili” Mercado, caso que todavía no se ha esclarecido. Existen alrededor de setecientas mujeres desaparecidas por la red de trata de personas en nuestro país.

          Sabemos de los esfuerzos que se están llevando a cabo desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, pero también, conocemos las fallas. La ley 26.364 se encuentra vigente desde el 2008; solamente tenemos doce condenas y desconozco si hay algún proxeneta preso. Esta es la realidad de la Argentina y la realidad de esta Cámara es que no hemos debatido en todo este año la sanción de esta iniciativa que vino del Senado. No tuvimos una sola reunión de comisión para tratar este tema y estamos en deuda con esta cuestión.

          Hoy las mujeres víctimas, mayores de 18 años, tienen que probar si consintieron o no ser explotadas. Estas falencias tiene la ley actual, con todo el debate que se produjo en esta Cámara y con la ausencia de su sanción por parte de este Congreso.

          Felicito la iniciativa, pero me gustaría que el señor diputado preopinante me aclare lo que ha señalado respecto de la provincia, donde estos casos siguen sucediendo y tienen un entramado complicado.

          Auguro que trabajemos conjuntamente con las organizaciones sociales y que también les reconozcamos su labor, porque todos los días 3 de cada mes nos reunimos frente al Congreso con la foto de todas las desaparecidas en  honor a Marita Verón. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Tucumán.

 

Sra. Mirkin.- Señora presidenta: soy diputada nacional por la provincia de Tucumán y fui ministra de Desarrollo Social. Durante ocho años ejercí mi gestión en el gobierno provincial y trabajé conjuntamente el problema de la trata y la violencia contra las mujeres.

          La provincia de Tucumán no escapa al resto de las circunstancias de la Argentina, de América Latina ni del mundo en relación con la trata contra las personas, pero especialmente contra las mujeres y los niños.

          Considero que no se trata de un flagelo sino de un crimen de lesa humanidad, porque tiene que ver con un patrón cultural donde las mujeres no somos ciudadanas de primera como el resto del mundo. Esto provoca que las mujeres nos ocupemos de los problemas de las mujeres como si fuera un problema exclusivamente nuestro, pero le incumbe a los varones y a las mujeres.

          Tal como ha mencionado la compañera diputada preopinante, no es un problema de partido político sino de defensa de derechos humanos fundamentales.

          Fui ministra de Alberto Lebos. Acá se habla graciosamente de algunos funcionarios del gobierno provincial del que he formado parte. En aquella oportunidad fue encontrada muerta la hija del compañero Lebos.

          Quisiera que se señalen cuáles son las políticas que los gobiernos provinciales venimos desarrollando en el tema de tratas, porque se trata de un delito federal. La provincia de Tucumán ha sancionado una ley de trata de personas, se está trabajando fuertemente en esta cuestión y lo ha reconocido ayer la madre de Marita Verón, la señora Susana Trimarco.

          Nosotros no salimos a decir -por parte del gobierno provincial- dónde tenemos escondidas a las mujeres que son rescatadas de la trata ni cuántos problemas de vivienda, salud y trabajo hemos resuelto. Consideramos que si las exponemos las estamos revictimizando.

          En este sentido, un conjunto de compañeras con las cuales venimos trabajando fuertemente esta cuestión queremos solicitar no ser aludidas de este modo en un problema que es grave, que debiéramos intentar resolver, como venimos intentando, por lo menos en las comisiones de las que formo parte. Venimos intentando darle respuesta al tema de que no puede haber consentimiento. Hay clientes de todos los sectores y profesiones. Mientras haya clientes va a haber trata, y la trata da plata. El comercio con el cuerpo de las mujeres, la esclavitud de las mujeres, da plata, y eso es porque hay clientes. Sépanlo los varones, porque mientras haya prostitución y pornografía, no es con el cuerpo de los varones sino de las mujeres, en Tucumán y en toda la Argentina. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la provincia de Buenos Aires.

 

Sr. Solá.- Señora presidenta: obviamente este pequeño bloque va a apoyar el proyecto de ley de los diputados y diputadas del Frente para la Victoria para instituir el 3 de abril como el Día Nacional de la Lucha contra la Trata de Personas.

          Quiero decir que tengo un enorme respeto por la militancia, generalmente femenina, social y política en contra de la trata y a favor de la defensa de la mujer en general. Creo que estos han sido años gananciosos en términos de conciencia sobre la problemática de la mujer en general y sobre el delito más grave, que es el de trata, además de otros como el trabajo esclavo, que si bien afecta a hombres y mujeres, lo hace en mayor medida con éstas.

          Con el debido respeto a esa militancia y con la expresa mención del aumento del grado de conciencia de la sociedad a raíz de esa militancia, y el aumento del grado de organización de la sociedad argentina en defensa de las víctimas de este tipo de delitos, quiero decir que seguimos requiriendo permanentemente de figuras señeras a las que señalamos como héroes o en este caso heroínas, como Susana Trimarco.

          Después de muchos años de democracia y años de un gobierno que se ha propuesto el trabajo social de una manera muy especial y como una de las claves de su gestión, seguimos requiriendo de heroínas que por motivaciones personales, por agallas, por convicción, por estar bien acompañadas o por lo que fuere, lleven adelante este tipo de acciones. Cuando en el Congreso debamos recibirlas y premiarlas, podremos convenir que mientras esto ocurre, hay un aumento en el grado de conciencia que en buena medida atribuyo a la política, y específicamente a quienes gobiernan. Pero al mismo tiempo no hay un acompañamiento de acciones de Estado que estén en relación directa con ese aumento del grado de conciencia.

          Nos agarramos la cabeza y nos impresionamos cuando suceden cosas como lo que acaba de ocurrir en Chaco, el caso de un violador serial que además es un asesino, y que ha sido liberado por un juez porque no funcionaron, no solamente las neuronas del juez sino los mecanismos de control antes de la liberación.

          No hago hincapié en esto para utilizar este terrible y candente tema de la trata para chicanear o hacer críticas sino que hablo desde la única experiencia que tengo en ese sentido, que es la de gobernador de una gran provincia con infinidad de problemas de inseguridad.

          No hay posibilidad de que haya una empatía concreta entre este grado de conciencia de las mujeres y de aquellas que tienen funciones públicas sobre la cuestión, y la acción del Estado mientras no exista un compromiso federal asumido por el gobierno nacional respecto de las policías provinciales y la Gendarmería, porque también está involucrado en este tema de la trata el control de la frontera. La Gendarmería hace la vista gorda en la frontera para eso y muchas cosas más, como el paso de gente que viene a trabajar de manera esclava. Ninguna posibilidad habrá de que no haya una cuota de hipocresía en seguir hablando de la trata, si no hay control de las policías provinciales; pero tampoco habrá posibilidad de que exista control de esas policías. Cambian los gobernadores o se impone el control desde el gobierno federal, que varias cosas impuso cuando quiso hacerlo, bien o mal, con críticas de nuestra parte, y a veces, con nuestro apoyo.

          Sin embargo, el control no está; y la policía federal es tan culpable como las provinciales, porque fuera de la capital tiene delegaciones vacías, que son una mentira ya que no hacen inteligencia en el sentido social de la palabra.

          La Policía Federal ni siquiera tiene ley orgánica, y nadie desde la política le ha dicho cómo debe ser. Sólo hay enunciados, pero se rige por un decreto ley del dictador Aramburu, de febrero del 58.

          Existe un proyecto consensuado con Seguridad Democrática y muchísimos otros organismos, pero no puede ser tratado en esta Cámara porque existe una prohibición política de confeccionar una ley orgánica para la Policía Federal.

          Mientras en la provincia de Buenos Aires tuvimos control policial, hubo ley y no existió policía que no supiera qué podía pasarle a raíz de esa ley. Es decir que primero debemos sancionar una ley, a efectos de discutir todo sobre su base. Por ejemplo, podríamos discutir el control sobre los comisarios ‑no es caro hacerlo‑, desde el punto de vista estadístico y mediante la computación. Además, discutiríamos acerca de los premios y castigos para el buen policía y el mal policía.

          Los policías de la provincia de Buenos Aires que veo y conozco estacionan su patrullero en los lugares más “dormidos” para jugar con el teléfono o dormir. Es lo mismo el policía que investiga y arriesga su “cuero” que el que nada hace; cuando llega el momento de los ascensos son lo mismo, porque no se cumple con la ley orgánica.

          En la Policía Federal ocurre exactamente lo mismo. Se reemplazó una gran cantidad de comisarios en la zona sur de la Capital, no en Tucumán ni en Jujuy ni en Catamarca ni en aquellos lugares donde existe la leyenda del feudalismo y entonces pareciera que sólo allí ocurren estas cosas.

          La trata tiene que ver con Capital Federal, La Matanza, Esteban Echeverría, Tigre, con todos; no basta solamente con citar a los gobernadores que en muchos casos hacen la vista gorda.

          Estamos frente a una cuestión de seguridad, no solo de conciencia. Mientras no asumamos, todos, el tema de la seguridad como centro de la cuestión, no habrá igualdad en la Argentina, y menos aún entre las mujeres. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Bertol.- Señora presidenta: adhiero fervientemente al proyecto que estamos tratando, y hago mío el discurso –del principio al final- pronunciado por la señora diputada Marcela Rodríguez. En relación con este tema hay una enorme ausencia del Estado. Además, me molesta muchísimo que algunos dirigentes políticos pretendan tomar como bandera propia una cuestión tan sensible que a todos nos atraviesa.

          Finalmente, solicito autorización para insertar en el Diario de Sesiones el resto de mi discurso.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Comi.- Señora presidenta: como Coalición Cívica deseo expresar nuestro apoyo y acompañamiento a la iniciativa en debate. Sin perjuicio de ello, brevemente quisiera reclamar que no nos quedemos respecto de estas cuestiones, como han sostenido otros legisladores.

          En la Comisión de Legislación Penal, que preside el doctor Albrieu ‑por quien tengo el mayor de los respetos‑, en su momento se hizo el amague de empezar con el debate del proyecto venido del Senado, pero luego la discusión se frenó en razón de que el bloque mayoritario no tiene en claro qué quiere en la materia la Casa Rosada.

          En consecuencia, como señalaran miembros de mi bloque en una discusión anterior, reivindico la competencia de este Parlamento en el tema. Debemos abocarnos al debate de la sanción del Senado, porque se nos va el año. Algunos creemos que deben hacerse modificaciones y que tenemos el derecho de hacerlo. Esto no puede ser un combo cerrado. No es posible que en aras de que algo sea aprobado, sigamos votando cosas que no son buenas y tienen que mejorar. Podrá ser la mirada mía la que triunfe o no. Casi seguramente no, pero tenemos que tratar este tema ya porque se nos va el año.

          Está muy bien el proyecto que han presentado los señores diputados y reivindicamos el coraje y la figura extraordinaria de Susana Trimarco, pero lo que nos compete es mejorar la ley de trata que tenemos. Podrá haber sido un avance pero es muy mala. Además, lo que vino del Senado también es malo.

          Nos pagan el sueldo para que nos ocupemos de estos temas. Por eso invitamos de buena fe a quienes integramos las respectivas comisiones a tratar este tema ya, antes de fin de año. De lo contario, hacemos jueguito para la tribuna.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-  Si la Honorable Cámara está de acuerdo, esta Presidencia propone votar nominalmente en general y en particular en un solo acto, atento a que el proyecto no tiene disidencias ni observaciones.

- Asentimiento.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-  Vamos a esperar unos minutos que los señores diputados vayan ocupando sus bancas para votar.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Pietragalla Corti.- Señora presidenta: quería aclarar una cosa que creo que corresponde. Desde 2008 que se votó la ley de trata fueron rescatadas en el país casi 4 mil mujeres que estaban en cautiverio. Si eso no es política de Estado, que por favor después pasen por mi despacho y me expliquen qué es.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-  Se va a votar nominalmente en general y en particular el Orden del Día N° 999.

 

 - Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 187 señores diputados presentes, 186 han votado por la afirmativa.

Sr. Secretario (Bozzano).- Afirmativos, 186 votos. No hay votos negativos. (Aplausos.).

 

 

Aquí votación nominal

 

 

 Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Queda sancionado el proyecto de ley.   

          Se comunicará al Honorable Senado.

 

- 11 -   

capital nacional de la pequeña y mediana empresa agroindustrial

 

Aquí orden del día N° 686

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-  En consideración en general y en particular.

          Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Cleri.- Señora presidenta: en primer lugar, quiero agradecer a todos los diputados que debatieron este tema en las comisiones de Pequeñas y Medianas Empresas y de Legislación General.

          Solicito autorización para insertar mi exposición en el Diario de Sesiones.

          Únicamente quiero recordar unas frases de Néstor Kirchner cuando visitó Las Parejas por última vez. Sostuvo que era el corazón vivo de una Argentina que renace y que ahí estaba claramente expresado el proyecto nacional y el proyecto del gobierno, además de haber un Estado presente. (Aplausos.)

 

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-  Se va a votar nominalmente en general y en particular.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 165 señores diputados presentes, 160 han votado por la afirmativa, registrándose además 3 abstenciones. No se ha computado EL voto de un señor diputado.

Sr. Secretario (Bozzano).- Se han registrado 160 votos por la afirmativa y ninguno por la negativa.

 

 

 

aquí VOTACION NOMINAL

 

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Para una aclaración tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Perotti.- Señora presidenta: esta declaración nos parece un justo homenaje a quien fue Heraldo Mansilla, intendente de la ciudad de Las Parejas, que falleció el 7 de abril pasado. Fue un hombre que luchó permanentemente por su comunidad, por ese perfil industrial. Su sueño era obtener un reconocimiento de este logro que se ha planteado con este proyecto de ley para toda su comunidad de trabajadores y empresarios.

          Sirva este proyecto como homenaje a un luchador, un gran dirigente como ha sido Heraldo Mansilla. (Aplausos.)

         

Sr. de Petri.- Señora presidenta: quiero dejar constancia de mi voto afirmativo.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Para una aclaración tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. De Gennaro.- Señora presidenta: quiero dejar constancia de mi voto afirmativo.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Queda registrado, señor diputado.          

          Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Rossi.- Señora presidenta: también quiero dejar constancia de mi voto afirmativo.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se toma nota, señor diputado.

          Queda sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Honorable Senado.

- 12 -   

- 13 -   

juzgado nacional de primera instancia en san miguel de tucumán

aquí orden del día nº 661

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- En consideración en general y en particular el dictamen de las comisiones de Justicia y otra recaído en el proyecto de ley venido en revisión venido del Honorable Senado por el cual se crea el Juzgado Federal de Primera Instancia Nº3, con asiento en la ciudad de San Miguel de Tucumán,  provincia de Tucumán.

          Se va a votar nominalmente.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 167 señores diputados presentes, 166 han votado por la afirmativa.

Sr. Secretario (Bozzano).- Se han registrado 166 votos por la afirmativa y ninguno por la negativa. (Aplausos.)

 

 

aquí VOTACION NOMINAL

 

Sra. Pucheta.- Solicito que quede constancia de mi voto afirmativo.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se tomará nota, señora diputada.

          Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

 

 

- 14 -   

- 15 -   

día nacional de la memoria en el deporte

aquí orden del día nº 856

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- En consideración en general y en particular el dictamen de las comisiones de Deportes y otra recaído en el proyecto de ley por el que se instituye el 8 de enero de cada año como Día Nacional de la Memoria en el Deporte, en conmemoración del atleta Miguel Sánchez, desaparecido en el año 1978.

          Tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.

 

Sra. Pilatti Vergara.- Señora presidenta: este proyecto de ley tiene por objeto instituir el 8 de enero de cada año como Día Nacional de la Memoria en el Deporte en conmemoración del atleta Miguel Sánchez, desaparecido en la última dictadura militar, y también establecer que la Secretaría de Deportes de la Nación y las autoridades correspondientes de las distintas jurisdicciones acordarán en el marco del Consejo Nacional del Deporte la inclusión en los respectivos calendarios deportivos de una maratón bajo la modalidad que se determine, denominada “Carrera de Miguel”.

          Tres de las peores dictaduras del siglo XX han tenido un objetivo en común: utilizar el deporte para autoproclamarse adalides de la hombría, la virtud y el coraje mientras desembozadamente protagonizaban las más aberrantes violaciones a los derechos humanos fundamentales que haya conocido la humanidad.

          Hablamos de Mussolini, en aquel Mundial de Fútbol de 1934; de Adolfo Hitler, referido a los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936; de la dictadura cívico-militar argentina de 1976 a 1983 en torno al Mundial de Fútbol. Los dos primeros dieron pie al Holocausto. El capítulo argentino introdujo en el diccionario necrológico mundial el neologismo de “desaparición forzada de personas”, sirviendo de escuela mortuoria para las sangrientas dictaduras latinoamericanas contemporáneas gracias a la Doctrina de la Seguridad Nacional y a su correlato regional, el Plan Cóndor.

          Es por ello que no extraña que los deportistas comprometidos con la realidad nacional hayan sido blancos de persecución bajo la férrea dictadura que se instauró en la República Argentina a partir del 24 de marzo de 1976.

          Mientras celebrábamos los preparativos de aquel Mundial en 1978, el 8 de enero fue secuestrado el atleta Miguel Sánchez, un compatriota de origen tucumano proveniente de una familia muy humilde que alrededor de los años 70, a los dieciocho años de edad, vino a Buenos Aires a buscar un mejor futuro.

          Por sus dotes deportivas, jugó al fútbol en el club Gimnasia y Esgrima de La Plata y después, por su velocidad, comenzó a practicar atletismo representando al Club Banco Provincia, de Berazategui, en una serie de maratones. Ayudado por amigos, compañeros del banco y familiares pudo participar de muchas maratones llegando inclusive a correr en los años 1976 y 1977 la tradicional Maratón de San Silvestre en San Pablo, Brasil.

          Volviendo de esta última maratón en 1977, el 8 de enero de 1978 fue secuestrado, detenido y desaparecido. Hasta el día de hoy no se sabe nada de él, y tan así es que ni siquiera figura en los informes de la CONADEP.

          Esto pasó desapercibido en la historia argentina hasta que en el año 2000 un periodista italiano que visitaba nuestro país adquirió un libro que tenía que ver con los años de la dictadura y el deporte, y es así como descubrió la historia de Miguel.

          Teniendo en cuenta que Miguel era militante político de la juventud peronista en la unidad básica de Berazategui, escritor y atleta, este periodista, conmocionado por su historia -que se asemejaba a sus habilidades, deseos y objetivos-, comenzó a organizar en Roma la “Carrera de Miguel”.

          Esta maratón comenzó con muchos obstáculos políticos, pero como dice el mismo periodista, sea del signo que fuera el alcalde de Roma, la carrera de Miguel se hace todos los años, participando entre 15 y 20 mil maratonistas aproximadamente en cada una de las oportunidades.

          En nuestro país, esporádica y desorganizadamente se realiza bajo distintas modalidades en diversas localidades y ciudades, pero a partir de esta ley pretendemos que Miguel Sánchez comience a ganar una de las carreras más importantes de su vida, que es aquella que tiene como meta a la memoria.

          Su espíritu solidario y su matriz de atleta sobreviven entre nosotros. El periodista Gustavo Veiga decía: “Su fuerza radica en que nos congrega y rebela de furia al mismo tiempo a quienes no lo conocimos”.

          Cuando la última dictadura lo secuestró y le decretó su destino de desaparecido estaba convencido de que su ejemplo no sobreviviría el paso del tiempo. No contaron con que su poder residía precisamente en eso, en su condición de argentino con ideales firmes y un compromiso de lucha.

          Miguel Sánchez es el atleta emblema de una juventud comprometida con la realidad de su época. Como dije, este reconocimiento ya ha trascendido las fronteras de nuestra República inspirando la concreción de la “Carrera de Miguel” por todo el mundo.

          Como representantes del pueblo argentino creemos que la mejor manera de homenajear a todos los deportistas detenidos y desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar es fomentando la realización de estos eventos en todos los rincones de nuestra República para que también en el ámbito deportivo la memoria, la verdad y la justicia sean una realidad. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Barbieri.- Señora presidenta: quiero agradecer a la diputada Pilatti Vergara por haberme invitado a participar de la firma de este proyecto que me permite expresar mi visión sobre la dictadura militar, sobre los derechos humanos y, en un segundo escalón, sobre el deporte como ciencia social.

          Este reconocimiento a Miguel Sánchez constituye un justo homenaje a un deportista que se convirtió en un emblema de esa juventud comprometida con la realidad de una época de la historia de nuestro país.

          En su persona, también estamos haciendo un reconocimiento a todos los deportistas desaparecidos de nuestra patria durante la última dictadura.  Recordemos que han sido más de treinta y cinco los deportistas desaparecidos.

          Al instar a la Secretaría de Deporte de la Nación y a los órganos que administran el deporte en cada una de las provincias a incluir en sus respectivos calendarios, a partir de la sanción de esta ley, una prueba pedestre con el nombre “Carrera de Miguel”, estamos realizando un aporte al recuerdo permanente y a la memoria de lo que fue el plan sistemático de desaparición de personas en la Argentina.  Lo hacemos con el objetivo claro y preciso de que las viejas y nuevas generaciones tengan una memoria permanente, busquen la verdad y obtengamos justicia sobre esa etapa negra de nuestro país. 

          Además, a través de este proyecto estamos destacando los valores que promueve el deporte, los que se encuentran en el sentido más opuesto al que han pretendido darle a lo largo de la historia de nuestra humanidad los distintos regímenes autoritarios. Digo esto porque el deporte es, precisamente, una herramienta fundamental de la relación intercultural y un medio para mejorar al hombre.  Ningún gobierno democrático de la posmodernidad debería caer en la tentación de utilizarlo como un panfleto.

          Ortega y Gasset decía: “Se debe considerar a la actividad deportiva como primaria y creadora, como la más elemental, seria e importante de la vida, y la actividad laboriosa como derivada de aquella, como su mera decantación.  ¡La vida propiamente dicha es sólo la de cariz deportivo!  Lo otro es relativamente mecanización y mero funcionamiento.”

          El deporte es un lenguaje  universal, un factor de integración cultural que favorece el desarrollo de actividades múltiples e incluyentes y refuerza la cohesión y la convivencia social, convirtiéndose entonces en un derecho fundamental en las sociedades modernas y en un derecho básico de la vida de todo ser humano.

          Es por ello que con la sanción de este proyecto de ley estamos reconociendo y recordando a un hombre como Miguel Sánchez; estamos haciendo un homenaje al deporte, a los derechos humanos y a la vida misma.  (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

 

Sr. Santillán.- Señora presidenta: no quería dejar pasar este momento sin señalar que Miguel Sánchez nació en la misma ciudad en la que actualmente resido, es decir, en Bella Vista, un pueblo de la provincia de Tucumán.

          Lamentablemente, nuestro pueblo ha sufrido a la dictadura militar de manera salvaje.  Ese sufrimiento fue tan salvaje en una etapa de nuestra sociedad, que de los compañeros, de los vecinos y de los obreros desaparecidos durante la última dictadura no se hablaba.

          Gracias a Dios nos enteramos por una eventualidad de que en Italia se realizaba una carrera en nombre de Miguel Sánchez y que después se fue trasladando de a poco a distintas provincias, especialmente a Buenos Aires y Tucumán.

          Creo que es muy importante instaurar esta fecha para conmemorar el Día Nacional de la Memoria en el Deporte porque va a fortalecer a nuestra Argentina, a nuestra provincia y a mi ciudad en particular en el tema de la identidad, esa identidad por la cual hemos sufrido mucho, que de a poco vamos descubriendo nuevamente y de la que nos sentimos muy orgullosos. Pido autorización para insertar mi discurso. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se va a votar en general y en particular en  forma nominal.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 167 señores diputados presentes, 166 han votado por la afirmativa.

Sr. Secretario (Bozzano).- Han votado 166 señores diputados por la afirmativa.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Quedará constancia del voto afirmativo de los señores diputados Juri y de Pedro.

 

- 16 -   

dictámenes de la comisión bicameral permanente de trámite legislativo

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Corresponde considerar las órdenes del día de la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo sin disidencias ni observaciones solicitadas para esta sesión especial. (Órdenes del día 798 a 803, 805 a 8411, 813 a 816, 821, 822, 824 a 826.

 

aquí ordenes del día 798 a 803, 805 a 811, 813 a 816, 821, 822, 824 a 826.

 

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Landau.- Señora presidenta: más allá de la inserción que voy a solicitar del discurso que tenía previsto para fundamentar de los distintos decretos de necesidad y urgencia que vamos a tratar hoy, solamente quiero hacer un par de aclaraciones.

          La primera de ellas es que se trata de decretos que fueron enviados por el Poder Ejecutivo durante los años 2010 y 2011 y que no tuvieron ocasión de ser tratados por la comisión correspondiente. Finalmente, esa inacción parlamentaria fue resuelta hace poco en una reunión plenaria de la comisión que emitió los dictámenes que estamos considerando en el día de la fecha.

          Resalto esto por la objeción formal que planteó oportunamente la oposición. El hecho de no haber sido tratados dentro de los diez días no implica ningún fenecimiento de término preclusivo, toda vez que la inacción parlamentaria sólo hace nacer el derecho a que este plenario proceda al tratamiento concreto de estos decretos. Por eso ahora estamos ejercitando esa facultad que la Constitución da al plenario de cada una de las Cámaras.

          El dictamen que oportunamente emitió la comisión no ha tenido carácter vinculante, precisamente porque la condición de asesor de este cuerpo que importa el despacho de cada una de las comisiones sólo contribuye a su asesoramiento. Esto es lo que se está considerando.

          Desde nuestro punto de vista, el reparo que se formula respecto al tratamiento que oportunamente dio la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo que presido carece de total fundamento.

          Asimismo, recuerdo que estos decretos observaron la formalidad que exige la Constitución en cuanto al procedimiento correspondiente, y no incursionan en las materias expresamente vedadas por nuestra Carta Magna para ser tratadas por decretos de necesidad y urgencia. Esto significa que se observó toda la formalidad que exige la necesidad de emitir el dictamen pertinente.

          Hecha esta aclaración, atento lo avanzado de la hora, solicito la inserción en el Diario de Sesiones de la fundamentación del dictamen de mayoría.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires, quien comparte el término con los diputados Albarracín y Gil Lavedra.

 

Sr. Tunessi.- Señora presidenta: en la convocatoria figura que los proyectos de resolución por los que se ponen en consideración los distintos DNU son sin disidencias ni observaciones. Quiero modificar eso, porque entiendo que los señores diputados debieran conocer la actividad de la comisión bicameral en un tema tan importante.

          Cabe aclarar que hemos formulado observaciones. En la reunión del miércoles 15 de agosto de 2012 los diputados de la oposición manifestamos precisamente el rechazo a la inclusión de estos decretos en el tratamiento de la comisión bicameral por su manifiesta incompetencia, al haber fenecido los plazos estrictos y perentorios que tiene para abocarse a la consideración, y que están vinculados con la excepcionalidad de la medida.

          No se trata de plazos meramente formales, por eso son preclusivos y tienen que ver con la necesidad de hacer de una cuestión excepcionalísima algo habitual, sin plazo, que puede ser tratada en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.

          Dijimos entonces que la perentoriedad de los plazos para el tratamiento es un requisito constitucional que surge del artículo 99, inciso 3°, que establece con claridad que esta comisión bicameral asesora tiene raigambre constitucional, debe recibir el DNU de parte del jefe de Gabinete personalmente, y dentro de los diez días debe abocarse a su tratamiento. Si no lo hiciera, el asunto pasará a ser considerado de manera inmediata por el pleno de cada una de las Cámaras.    El artículo 19 de la ley 26.122 establece que la Comisión Bicameral tiene un plazo de diez días para expedirse, mientras que el artículo 20 dispone que vencido ese término sin que se haya elevado el correspondiente despacho, las Cámaras se abocarán al expreso e inmediato tratamiento del decreto de conformidad con el artículo 99 de la Constitución. 

          Nosotros no queríamos que se trataran en el ámbito de la comisión porque pretendíamos que la Cámara se abocara en particular a cada decreto de necesidad y urgencia que integran esa retahíla, esa larga lista a la que nos tiene acostumbrados el gobierno nacional. Entre ellos se encuentran el presupuesto del año 2011 y una enorme cantidad de asuntos que sería importante considerar porque como datan de 2010, la comisión no tenía que tratarlos.

          Estuvieron más de un año sin esta perentoriedad, sin esta urgencia, sin que el inmediato tratamiento fuera necesario. No había ninguna razón; ni siquiera la judicialización respecto de la conformación de la comisión bicameral, que bien podría haber emitido dictamen en tiempo y forma aun cuando no fuera favorable al oficialismo, ya que éste tenía asegurado su tratamiento en el recinto.

 

Sra. Conti.- La oposición no daba quórum, señor diputado Tunessi.

 

Sr. Tunessi.- Pida la palabra, señora diputada.

          El dictado de un decreto de necesidad y urgencia debe estar fundado en una situación de excepcionalidad, traducida en la imposibilidad de seguir el trámite ordinario para la sanción de las leyes. Resulta forzoso concluir que la crisis política habilitante para el dictado de tales decretos refleja la falta total de respuesta del Poder Legislativo ante una necesidad súbita, imperiosa e  inminente de la administración para dictar una norma. Tal es el resguardo, el celo, el cuidado que pone la Constitución para impedir precisamente que el Poder Ejecutivo asuma facultades que son propias del Poder Legislativo.

          La expresión “necesidad y urgencia” alude a un decreto que únicamente puede ser dictado en circunstancias excepcionales, que tornen imposible seguir el procedimiento normal para la sanción de las leyes. De allí la necesidad de respetar escrupulosamente los plazos de la Constitución Nacional.

          En resumen, deben concurrir circunstancias excepcionales: que la necesidad y la urgencia no puedan ser satisfechas por vía ordinaria para la sanción de las leyes, y que la materia de que se trate no esté expresamente prohibida para los decretos de necesidad y urgencia.

          Nada de eso se ha cumplido, y está claro que la necesidad y la urgencia no eran tales, porque pudieron ser explicados durante más de un año en comisión, y debieron esperar entre seis meses y un año para que el cuerpo se abocara a su tratamiento.

          El listado de estos decretos de necesidad y urgencia constituye una muestra palmaria de la falta de urgencia. Los plazos largamente expirados nos llevan a considerar la cuestión fuera de tiempo, sin ninguna necesidad y urgencia.

          Los plazos son perentorios, preclusivos, taxativos. No es una formalidad que los tratemos hoy, mañana o pasado. Estamos hablando de diez, doce o quince DNU, porque muchas veces la presidenta ni siquiera puede esperar el trámite exprés de las Cámaras con mayoría absoluta, porque al día siguiente necesita anunciar una ley en una conferencia de prensa. Ese es destrato que le dan a las instituciones. Ni siquiera pueden esperar los tiempos, los diez días del trámite exprés a libro cerrado; así es como se sancionan las leyes del Parlamento hace bastante tiempo.

          Como si fuera poco, si mañana a la tarde a la presidenta se le ocurre hacer una conferencia de prensa y anunciar determinada cuestión, se mandan diez o quince DNU juntos. ¡Ese es el respeto que se le da a la constitucionalidad en la Argentina! ¡Un poco más de atención!

           Acá estamos aprobando el presupuesto del año 2011. ¡Mandaron un DNU para aprobarlo y lo hicieron de esta manera! Es decir que forma parte de las iniciativas que no fueron tratadas en tiempo y forma oportuna.

          Digo esto para llamar la atención en el sentido de que ahora sí estamos abocados al tratamiento de los temas. ¡Finalmente, vinieron al recinto estos asuntos! ¡Luego de tantas vueltas, estamos tratándolos! La comisión no era competente y por eso lo dijimos -no por rigor formal-, era porque queremos respetar la Constitución.

          En consecuencia, no vamos a apoyar los DNU porque no tienen nada de necesidad ni de urgencia. Cualquiera de estas cuestiones podría haber sido satisfecha por el trámite de una ley ordinaria, normal, común y corriente. Dicho sea de paso, en este Parlamento las iniciativas se aprueban de manera exprés, en menos de quince días, es decir, en tiempo récord. Por esa razón, vamos a rechazar el tratamiento.

          Quiero decir que no existe un motivo para un destrato institucional de estas características, sobre todo, teniendo mayorías tan claras en ambas Cámaras. Me refiero a la necesidad de arrogarse facultades legislativas, atropellar a este Congreso, llevárselo por delante, no respetar los plazos ni las formas y aprobarlo cuando quieran para darle un viso de legalidad y constitucionalidad, que no tienen. Son nulos de nulidad insanable, no tienen ninguna necesidad ni urgencia, y son un desborde autoritario del Poder Ejecutivo, que no respeta al Congreso de la Nación. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor miembro informante para una aclaración, sin insumir el tiempo al bloque radical.

 

Sr. Landau.- Señora presidenta: no voy a hacer uso de la palabra para refutar ninguna cuestión, aunque realmente tendría una cantidad de elementos para hacerlo. Voy a informar que efectivamente existió la disidencia en el tratamiento en comisión por parte de la oposición.

          El tema que se replica aquí tuvo oportunamente el mismo debate en la reunión de comisión. Vale decir que la disidencia efectivamente existió.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

 

Sr. Albarracín.- Señora presidenta: queremos aclarar que el reloj no se detuvo cuando habló el miembro informante de la mayoría.

          Estas veintitrés órdenes del día que hoy tratamos no son solamente DNU sino que conforman una mezcla de diversas cuestiones. Tenemos diez DNU, tenemos quince asuntos relativos a facultades delegadas al Poder Ejecutivo y tenemos dos cuestiones que son vetos parciales. Se trata de facultades legislativas que ejerció excepcionalmente el Poder Ejecutivo.

          La pregunta que nos formulamos en la comisión y también nos formulamos ahora es la misma. ¿Están bien o mal ejercidas esas funciones por parte del Poder Ejecutivo? La verdad que hoy no podemos hacer un análisis detallado de cada uno de los elementos porque no nos daría el tiempo. Todos verán el tamaño de los órdenes del día y ello nos insumiría mucho tiempo. La respuesta de nuestro bloque ‑y por eso lo rechazamos in limine‑ es que desde el aspecto formal no deben ser considerados, pero tampoco desde el punto de vista sustancial.

          Hablemos primero de la oportunidad. ¿Qué sentido tiene en la Constitución el tema de los plazos? Se puede ser un poco más laxo con los plazos, pero estamos hablando de diez días para que el jefe de Gabinete envíe el DNU y de diez días para que la comisión lo trate e inmediatamente después pueda ser tratado por el cuerpo.

          La pregunta es: ¿diez días es asimilable a dos años? De ninguna forma. Esto es lo que hace perderle la pista a las facultades ejercidas. ¿Cómo vamos a controlar esas facultades? Por eso se establecen estos plazos breves, porque son facultades excepcionales y las tenemos que controlar casi inmediatamente. Esa es nuestra función porque son atribuciones legislativas, no son propias del Ejecutivo.

          Por ejemplo, entre las facultades delegadas hay al menos tres decretos sobre normas arancelarias del Mercosur dictados en los años 2010 y 2011 que tenían una vigencia de un año. Es decir que los decretos ya caducaron. ¿Ahora vamos a analizar si estuvieron bien o mal ejercidas las facultades delegadas? Es una barbaridad. En realidad, lo que estaríamos haciendo es regularizar la situación del funcionario que aplicó esos aranceles.

          Como el tiempo que me queda es escaso pido autorización para insertar en el Diario de Sesiones el resto de mi discurso.

          Simplemente, quiero agregar sobre el tema presupuestario que por un decreto de necesidad y urgencia se aprobó una modificación del presupuesto de 2010 que se prorrogó en 2011. Si les hablara de algunas de las cifras, son las mismas que tratamos en la sesión pasada, es decir, miles de millones de pesos, y eso se asignó por DNU. ¿Cuándo lo tratamos?  Cuando venció el ejercicio. Entonces, en vez de haber un seguimiento inmediato, se realiza cuando el ejercicio ya venció.

          Como no convalidamos este barniz de legalidad que pretende dar el Poder Ejecutivo y que hoy va a dar la Cámara a estos decretos, vamos a votar por la negativa. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a quien le quedan seis minutos.

 

Sr. Gil Lavedra.- Son seis minutos gracias a la prórroga que le contó al señor diputado Landau, pero voy a utilizarlos.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se le volvió a asignar los minutos…

 

Sr. Gil Lavedra.- ¡Cállese!

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- No me diga que me calle. Yo lo estoy respetando y usted me tiene que respetar.

 

Sr. Gil Lavedra.- Quiero referirme a un caso particular y pediría que me escuchen porque es un hecho grave. Voy a referirme a la promulgación parcial de la ley de lavado de dinero que eliminó la prohibición de que la UIF pueda ser querellante. Obviamente han cambiado el sistema persecutorio establecido por la ley que sancionamos. La posibilidad de constituirse como querellante tiene que ser establecida por ley no por esta cuestión amañada de una promulgación parcial, como fue en este caso. La Constitución dice que debe ser el Ministerio Público, no por la ampliación de facultades del Poder Ejecutivo que ha habido acá.

          Pero hay una circunstancia más grave. La ley de lavado de dinero fue sancionada con el concurso de todos los bloques, porque el gobierno tenía que ir a rendir examen frente al GAFI. Todos hicimos la contribución para poder sancionar la ley rápidamente. Y la exclusión de la posibilidad de que la UIF fuera parte querellante integró el acuerdo parlamentario que todos los bloques hicimos con el Frente para la Victoria. El Poder Ejecutivo desoyó este acuerdo parlamentario.

          Hace un rato ustedes gritaban orgullosamente que son el mismo gobierno, pero parecieran no ser el mismo gobierno; ahora, van a decir que rige la división de poderes y que el Ejecutivo tiene facultades propias. No es la primera vez que violan acuerdos parlamentarios; lo hicieron respecto de la ley de los partidos políticos, al igual que cuando con engañifas hicieron votar a otro partido, y luego vino el veto parcial.

          Hay dos posibilidades: o el bloque parlamentario del Frente para la Victoria no representa al gobierno y lo que acá acuerda no tiene validez para el Poder Ejecutivo, es decir que cuando ustedes acuerdan este hace lo que quiere, porque no lo representan y entonces ese pacto no está avalado por el gobierno, o sí lo representan y esto es un engaño hacia los demás bloques parlamentarios, para poder sancionar una ley y efectuar acuerdos que luego van a ser desconocidos por el Poder Ejecutivo.

          Señora presidenta: le pido disculpas por mi exaltación inicial, que en verdad obedeció al hecho de que, sinceramente, me da bronca este proceder, que hace mal al funcionamiento del Congreso. Es tradición que aquello que se pacta en el Parlamento se respete en el Poder Ejecutivo cuando permite la sanción de una ley por consenso. Acá todos los bloques aportamos a esa sanción a fin de ayudar al gobierno, que tenía perentoriedad para ir frente al GAFI. Se trató de una norma que establecía y ponía en su quicio la posibilidad de que las facultades persecutorias no se expandieran.

          Este veto parcial expande, ensancha y multiplica los órganos de persecución, y ello en alguna medida afecta la defensa en juicio de los posibles imputados. Más allá de las razones constitucionales por las que con esta promulgación parcial de la ley se ha desvirtuado el espíritu del sistema de persecución penal, expresamos nuestro profundo desagrado y repudio a la violación de un acuerdo parlamentario celebrado de buena fe entre la Unión Cívica Radical y el resto de los bloques de la oposición, y el Frente para la Victoria. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia sugiere al señor diputado que lea la versión taquigráfica, pues fui clara al decir “sin insumir el tiempo del bloque radical”. Además, quiero decirle que no me gusta que me traten de la manera como lo ha hecho, porque a ningún diputado he faltado el respeto.

 

Sr. Gil Lavedra.- Señora presidenta: le pido disculpas por mis expresiones, que sólo son entendibles en el calor del debate.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).-  Está disculpado, señor diputado.

          Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Rodríguez.- Señora presidenta: en realidad, en relación con estos decretos de necesidad y urgencia en particular, yo integraba la comisión cuando fueron dictados por el Poder Ejecutivo. Ellos tuvieron una primera discusión. Más aún; en algún momento los decretos fueron enviados en tiempo y forma por el jefe de Gabinete, pero según recuerdo, en la mayoría de los casos eso no sucedió dentro de los diez días.

          También es cierto que la culpa fue nuestra, porque en general no dimos quórum. Hablo en términos colectivos. Se trata de una Comisión Bicameral Permanente. Recuerdo que en enero estuvimos solas las señora diputada Conti y yo –ella no me dejará mentir-, y terminamos tomando un café.

          Hay requisitos formales que exige la Constitución. Le pido disculpas al señor diputado Landau, pero el artículo 99, inciso 3), de la Constitución Nacional es clarísimo cuando habla de que los decretos de necesidad y urgencia deben ser enviados por el jefe de Gabinete de Ministros. Tiene que venir personalmente, con la firma de todos los ministros. Sin embargo, el jefe de Gabinete no concurrió. Supongamos que lo disculpamos, pero ya está mal. Además, tiene un plazo, al igual que la comisión. Estos plazos no se cumplieron, porque si miran los mensajes son todos de 2010, con órdenes del día de 2012.

          En realidad tengo dictámenes sobre la mitad y nunca los pude presentar, porque jamás tuve la oportunidad de hacerlo.

          Uno podría discutir respecto de la validez o no de los decretos o del incumplimiento del artículo 99, inciso 3), pero lo que debe quedar en claro es que la Constitución no deja dudas de que la competencia de la comisión se termina.

          Por lo tanto, si querían traer este tema al recinto, lo podrían haber hecho el año pasado. ¿Por qué  no lo hicieron?

 

-Varios señores diputados hablan a la vez.

Sra. Rodríguez.- Yo he perdido muchas votaciones.

 

-Varios señores diputados hablan a la vez.

Sra. Rodríguez.- Lo cierto es que es una muy mala respuesta el hecho de no haber traído los decretos a la consideración de la Cámara porque hubieran perdido la votación. Son las reglas de la democracia. Ahora tienen mayoría, pero antes no. Sin embargo, este tema lo debimos tratar antes, porque lo dice la Constitución.  Insisto: la peor respuesta es decir que el tema no lo trataron porque hubieran perdido la votación.

          Se trata de decretos de necesidad y urgencia, que requieren la aprobación del Congreso, porque así lo exige la Constitución Nacional.   Aunque no les guste, es así. Cada vez que se trata el tema de los decretos de necesidad y urgencia siempre hablo y pierdo en la votación, pero son las reglas del juego.

          Lo cierto es que la Comisión en diez días debía elevar el dictamen para que la Cámara lo tratara. O sea que estas órdenes del día no son las que deberíamos estar votando ahora.

          Si fuera por una cuestión de rapidez, me debo remitir a todos los dictámenes que he suscripto sobre los decretos de necesidad y urgencia, porque efectivamente se violaron los artículos 29, 76 y 99, inciso 3), de la Constitución.

          Entiendo que no existen razones de necesidad para esos decretos de necesidad y urgencia. Para los decretos delegados no existen bases de delegación ni tiempo establecido para el ejercicio de las facultades delegadas.

          En relación con los vetos parciales, voy a votar negativamente, como lo hice con la ley de lavado y la de aduana con un dictamen de minoría. Yo mantengo mi postura. Si ahora el oficialismo quiere dar marcha atrás con lo que dijo, será su posición.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Ocaña.- Señora presidenta: simplemente quiero adelantar mi voto por la negativa y pedir autorización para insertar los fundamentos en el Diario de Sesiones, dada la hora avanzada de la sesión, que ha comenzado muy temprano.

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Prat-Gay.-  Señora presidenta: quiero adelantar el voto por la negativa de nuestro bloque y hacer una breve reflexión. Se trata de lo absurdo que es la interpretación de cómo se sancionan las leyes. Esta es la casa de las leyes y resulta que no solamente es más fácil sancionar un DNU, porque requiere una sola Cámara, sino que ahora descubrimos que además se tiene la ventaja de esperar a que se tenga una Cámara con mayoría en algún  momento del futuro para poder compensar la minoría que tenían cinco, seis, siete, ocho, nueve o diez años atrás.

          Han sido muy claros los argumentos del radicalismo. Quiero que esto quede asentado y que conste en la versión taquigráfica para que algún día alguien vea cómo se sancionaban las leyes en la Argentina en estos años. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se van a votar los proyectos de resolución.

 

- Resulta afirmativa.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Quedan sancionados los respectivos proyectos de resolución.

          Se harán las comunicaciones pertinentes.

          La Presidencia solicita el asentimiento de la Honorable Cámara para autorizar las inserciones solicitadas por los señores diputados.

 

- Asentimiento.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se harán las inserciones solicitadas.

          Habiéndose cumplimentado el objeto de la convocatoria, queda levantada la sesión.

 

Es la hora 22 y 7.-