1. EL CONTEXTO ECONOMICO GLOBAL

La economía argentina atravesó, a partir del 2002, un proceso de recuperación más fuerte que el pensado originalmente y la etapa actual es precisamente la de consolidar esta recuperación en un periodo de mediano plazo. Desde el peor momento de la crisis, abril del año 2002, la economía ha transitado por tres etapas:

La evaluación del proceso de evolución macroeconómico durante la convertibilidad se ceñía al seguimiento casi exclusivo de unas pocas variables financieras, entre las cuales la principal era la asociada al llamado "riesgo país". En el contexto del nuevo modelo vigente, la adecuada lectura de este proceso de consolidación requiere, en cambio, concentrarse en el análisis de un conjunto de factores estructurales básicos sobre los cuales se asienta el plan económico en marcha, y cuya clarificación permite entender con una mejor perspectiva el rol de las políticas económicas llevadas a cabo durante la presente gestión.

El primero de los factores estructurales señalados corresponde al problema endémico de la volatilidad del crecimiento económico argentino. En los últimos 30 años, las tasas de variación del producto reflejan un alto grado de variabilidad, que trajo como consecuencia esperable una baja performance en términos de crecimiento. Durante el período mencionado, hay 14 años en los cuales las tasas resultaron negativas, y que en conjunto acumularon una pérdida total del 40% del PIB de un año.

Algunas de las caídas de estos años fueron particularmente graves. En los años 1981-82, que marcaron el final del llamado "Plan de Pautas Cambiarias", se produjo una pérdida total del 7% del PIB. La crisis que se desencadenó entre los años 1988 y 1990, y que dio lugar a dos hiperinflaciones, provocó una caída acumulada de 10 puntos del producto. La recesión que se inició a mediados de 1998 y que tuvo como consecuencia fundamental la caída del régimen de convertibilidad, fue la más duradera, y ocasionó una pérdida agregada del orden del 20% del producto bruto interno.

Como consecuencia de este desenvolvimiento, entre 1973 y 2003 la tasa de crecimiento promedio anual se ubicó en apenas un 0.9% del PIB, guarismo menor incluso al crecimiento de la población, que en el mismo período promedió 1.35%. Este comportamiento empeora severamente en los últimos años: desde la crisis del "tequila". A partir de 1995, la economía argentina mostró una declinación del PIB del orden del 0.5% al año, lo que representa casi un 2% de caída anual del PIB en términos per cápita.

El segundo de los factores estructurales citados se relaciona con la importancia que esta gestión le otorga a la evolución del tipo de cambio real efectivo. En este sentido, es indispensable que la política cambiaria atienda la situación de los mercados internacionales, las condiciones de sustentabilidad de las economías regionales locales, y la evolución de la productividad interna. Las consecuencias negativas que se producen al desestimar la evolución cambiaria son múltiples y muy importantes. En el corto plazo, una política cambiaria inconsistente tiene efectos negativos sobre la balanza comercial, y sobre la estructura de las exportaciones, que tienden a reprimarizarse y por lo tanto a perder valor agregado. En el mediano y largo plazo, un régimen de atraso cambiario deja secuelas negativas perdurables sobre la estructura productiva y del empleo.

Durante los últimos 30 años, la economía argentina atravesó dos experiencias de sustancial atraso cambiario, que muestran con claridad las consecuencias señaladas. La primera de dichas experiencias, el "Plan de Pautas Cambiarias", condujo a un retraso cambiario que duró alrededor de 5 años. El Plan de Convertibilidad, que comenzó en 1991, significó otros 11 años de atraso del tipo de cambio real. De esta manera, la mitad del período estuvo signado por un conjunto de políticas que desatendieron el contexto internacional, los problemas regionales internos, y la evolución de la productividad.

Debe tenerse en cuenta, además, que estas políticas suelen ser abandonadas en el marco de una profunda crisis cambiaria que potencia el comportamiento especulativo y corroe el normal desenvolvimiento productivo, lo que requiere un período de recuperación del colapso que normalmente no es menor a los dos años. De esta manera, a los años de políticas cambiarias inconsistentes debemos agregar el intervalo de normalización que requiere la economía para comenzar a recuperarse después de cada derrumbe.

El tercer factor está relacionado con el plano fiscal. La política fiscal es un instrumento que pierde eficacia en la medida que debe atender casi con exclusividad los compromisos de deuda. De esta manera, la autonomía actual de la política fiscal depende esencialmente del grado de endeudamiento público, es decir, de la acumulación de déficit fiscales de períodos anteriores. Cuanto mayor es la incidencia de los pagos de deuda pública en el presupuesto, más depende la política fiscal de la evolución de las expectativas de los mercados financieros locales e internacionales, cuya visión está sesgada por preocupaciones de corto plazo. De este modo, las consecuencias negativas de un alto grado de endeudamiento público incluyen la pérdida de autonomía de la política económica, y una poco preferible concentración de la misma en consideraciones de corto plazo.

Durante los últimos 35 años, las cuentas fiscales han mostrado saldos persistentemente negativos. Si observamos el déficit global, éste mostró déficits en todo el período, con la única excepción de los últimos dos años, 2003 y 2004. En el caso del resultado primario, los años de superávit son muy escasos, y sólo a partir de 2002 se observa un cambio de tendencia. Según las previsiones oficiales, el año 2004 mostraría un superávit que superaría largamente el 3% del PIB.

La gestión actual considera que a raíz de las experiencias vividas, debe respetarse una regla básica según la cual un país en desarrollo cuya relación entre su deuda pública y el PIB supera el 40% debe autoimponerse la generación de superávit fiscales permanentes, con el fin de desactivar todos los efectos potencialmente negativos de un endeudamiento excesivo. Es un hecho que nuestro país ha superado largamente esta relación, por lo que la recuperación de la autonomía de su política económica destinada a asegurar el crecimiento sostenible y a mejorar la situación social, requiere que las cuentas públicas muestren saldos positivos sistemáticos.

El cuarto factor estructural se refiere a la inversión. La tasa de inversión en relación al PIB se halla actualmente en el promedio de los años 90s, luego de que en el peor momento de la crisis llegara a representar apenas el 10% del producto, proporción que de mantenerse ni siquiera hubiera permitido compensar la depreciación natural del stock de capital de la economía. La productividad de esa inversión, que junto al nivel invertido determinan la disponibilidad futura de capital productivo, permitirá a la economía crecer en términos estables a un ritmo de alrededor de 3.5 puntos al año.

Para mostrar en perspectiva la importancia del ritmo de crecimiento que está experimentando la inversión desde el comienzo del proceso de recuperación, se puede comparar esta dinámica con crisis anteriores de la economía argentina. Si bien la caída observada fue la más notoria de todas, la recuperación también es la más importante. El mismo comportamiento se observa cuando se coteja la evolución de la inversión post-convertibilidad con experiencias de crisis y recuperación de otros países.

Las altas tasas de crecimiento de la inversión de estos últimos meses no es la única preocupación oficial, en tanto por sí solas no son suficientes para asegurar la sustentabilidad macroeconómica. En este sentido, también es relevante conocer el destino de la misma, su grado de concentración sectorial y regional, y el modo en que se financia. En estos aspectos también se observan cambios muy marcados. Durante 1998, un año en el que la participación de la inversión en el PIB podría considerarse adecuada, una proporción excesiva de la misma se concentraba en bienes no transables, lo que incluye el sector financiero, los servicios privados y las empresas públicas privatizadas. Los sectores transables en general, y la industria en particular, participaba con un peso muy bajo.

A partir de 2003, se observa un cambio del destino del gasto de inversión a favor de los sectores productores de bienes transables, con un retroceso de más de 10 puntos de la participación del sector no transable. Esta nueva naturaleza de la inversión es un ingrediente fundamental de la sostenibilidad del proceso de crecimiento, debido a que asegura la consistencia de largo plazo entre la evolución de la actividad interna y el comportamiento de las cuentas externas.

Otra característica de la recuperación evidenciada por la inversión es que la misma ha sido financiada exclusivamente con ahorro interno, a diferencia de la década del 90, cuando se dependió excesivamente de flujos externos, que se mostraron muy volátiles. Además, un marco macroeconómico estable y sostenible, con altas tasas de ahorro interno y cuentas fiscales ordenadas, posibilita que el renovado dinamismo de la inversión local se vea complementado por flujos reales de largo plazo de inversión extranjera directa.

El quinto y último factor estructural se relaciona con la participación de todo el conjunto de la población en el proceso de crecimiento. Las teorías del "derrame" pronosticaban una mejora automática en el bienestar de la población más pobre a partir del crecimiento. Esto no se ha verificado en la práctica, y en los hechos la pobreza ha mostrado un aumento a niveles pico en términos históricos. Otra consecuencia de la inacción respecto de las políticas sociales ha sido el marcado deterioro de la situación de las capas más pobres en relación a las más ricas. A principios de los 70s, la relación entre el ingreso promedio del decil más rico y el más pobre era de diez veces. En 1990 esta relación trepó a 20 veces, y llegó a 46 veces en el pico de la crisis de la convertibilidad. Hacia 2003 empieza a observarse una reversión de esta tendencia.

Como se indicó, en los 90s la atención no se centró en los aspectos distributivos porque se esperaba que el crecimiento resolviera este problema de manera "automática". El propio Banco Mundial ha producido recientemente un informe donde enfatiza el error de esperar que la redistribución se produzca únicamente gracias al crecimiento económico, reconociendo la necesidad de poner en funcionamiento políticas de ingreso explícitas. En definitiva, la distribución del ingreso está relacionada con el consumo, cuya evolución no sólo determina una buena parte del crecimiento económico, sino además las condiciones de estabilidad de la situación socio-política del país.

Estos cinco criterios básicos pueden ser entendidos como premisas del gobierno en materia de política económica. Estas se resumen en: reducción de la volatilidad, política cambiaria consistente, política fiscal autónoma con cuentas ordenadas, nueva naturaleza de la inversión y políticas de distribución del ingreso. Todas ellas apuntan al crecimiento sustentable con equidad.

Podríamos incorporar un sexto factor, extra-económico, que es el marco jurídico y las reglas de juego vigentes en la Argentina. Por un lado, ninguna política económica, por mejor concebida que esté, puede tener éxito sin un marco jurídico estable y creíble. Pero la inversa tambien es cierta, esto es, ninguna ley por sí sola basta si el marco macroeconómico que la encuadra no es consistente. Por ejemplo, la ley conocida como de "déficit cero", la ley de intangilibilidad de los depósitos, o la ley de protección de las reservas, simplemente no podían cumplirse en un contexto de colapso de las instituciones reales y financieras como el experimentado con la convertibilidad. Luego, estos factores extra-económicos están estrechamente conectados con la naturaleza del programa macroeconómico en marcha.

El Gobierno Nacional entiende que dando continuidad a estos criterios básicos que definen los lineamientos principales de la política económica, social y política, podremos modificar la dinámica de crecimiento de los últimos 30 años.

 

1.1 LA EVOLUCION ECONOMICA EN EL PERIODO RECIENTE

La evolución de la economía argentina durante el año 2003 y los meses transcurridos de 2004 ha sido un fiel reflejo de la consolidación de la fase de recuperación iniciada en el segundo trimestre de 2002, luego de haber sufrido una de las peores crisis en la historia económica del país.

En el año 2002 el PIB a precios constantes se redujo un 10,9%, magnitud similar a la caída experimentada en el año 1914 y aún mayor que aquellas sufridas en los años de crisis 1931 y 1932 durante la Depresión de entreguerras. El muy negativo desempeño en las variables económicas fundamentales (producto, consumo e inversión), estuvo acompañada por el fuerte deterioro en las variables sociales, como el desempleo urbano, que en el mes de mayo de 2002 alcanzó su máximo, ubicándose en el 21,5% de la Población Económicamente Activa. El colapso en la actividad económica fue la consecuencia de una prolongada recesión que culminó en una fuga masiva de depósitos del sistema financiero, una huida generalizada hacia activos externos, el default de la deuda pública y, en definitiva, el abandono forzado de la paridad del peso con el dólar, lo que trajo aparejado se tradujo en el derrumbe del esquema de Convertibilidad.

La implementación del programa económico diseñado en el segundo trimestre de 2002 fue sentando las bases para el retorno de la una mayor confianza, una fuerte recuperación de la producción y la estabilización de las variables financierasel fortalecimiento de las variables financieras. El afianzamiento de estas condiciones posibilitó la implementación de importantes medidas, tales como el levantamiento de las restricciones que pesaban sobre los depósitos bancarios, la flexibilización gradual de los controles cambiarios y el inicio de la reunificación monetaria mediante el rescate de las cuasimonedas.

En el año 2003 la actividad se recuperó en forma sostenida, alcanzando un nivel de crecimiento del PIB del 8,8% (magnitud que no se observaba veía desde 1997), en un contexto de baja inflación (sólo 3,7% en el caso del IPC). Por primera vez en la última década el superávit primario consolidado superó los 2 puntos del PIB (fue de 2,3% para el Sector Público Nacional), y, pese a la recuperación de las importaciones que acompañó a la mejora registrada en el nivel de actividad, el superávit de cuenta corriente se mantuvo en niveles muy elevados el superávit en cuenta corriente, tal como aconteciera durante el año 2002. Asimismo, la economía comenzó a monetizarse en forma pronunciada mejorando, al mismo tiempo, aunque desde niveles muy preocupantes, las variables sociales y laborales (desempleo, salarios, pobreza e indigencia, entre otros).

El excepcional desempeño de la economía sorprendió a la mayoría de los analistas privados (locales y extranjeros) y en cierta alguna medida, superó las propias expectativas del gobierno en cuanto a la velocidad con que se verificó la recuperación y se afianzó el contexto de estabilidad macroeconómica.

Con el objetivo de analizar detalladamente el rumbo de la economía en el último período los últimos tiempos se procederá en los apartados siguientes a describir especificar la evolución de las principales variables en 2003 y durante 2004, para luego pasar a analizar el escenario base de las proyecciones macroeconómicas para el año 2005.

Por el contrario, las exportaciones netas han contribuido negativamente a la recuperación del producto, ya que la mejora en la absorción interna y en la actividad trajeron aparejados una fuerte recuperación de las importaciones. Pese al crecimiento de las exportaciones, en un contexto de precios internacionales altamente favorables para las commodities que Argentina exporta, el ritmo de crecimiento de las importaciones fue aún mayor y ello determinó una reducción paulatina del superávit comercial, que aún así se mantuvo en valores muy elevados.

Para lo que resta del 2004 se espera que el consumo siga impulsado por la sostenida recomposición del salario real y del empleo que se vienen verificando desde comienzos de 2003, así como por el impacto favorable de la reducción de la incertidumbre y la recuperación del crédito, que está creciendo velozmente en el segmento de préstamos personales y financiamiento con tarjetas de crédito.

Del lado de la oferta se observa que, siguiendo las señales emitidas por la nueva configuración de os nuevos precios relativos, la aceleración del crecimiento estuvo se encuentra liderada por los sectores productores de bienes. No obstante, aquellos servicios más relacionados con la producción de bienes, como comercio minorista y mayorista y transporte, almacenamiento y comunicaciones, también vienen mostrando un fuerte dinamismo en los últimos trimestres.A su vez, en el corto y mediano plazo, parecería no haber restricciones a la expansión de la oferta agregada originadas en límites a la capacidad instalada existente, aún cuando a nivel sectorial puedan plantearse tales situaciones en casos puntuales. De hecho, la capacidad instalada comenzó a aumentar en 2003, y el proceso se está consolidando en 2004 de la mano de un rápido aumento de la inversión, que es notorio en los sectores productores de bienes transables donde, justamente, la producción está más cerca del límite de capacidad. Por último, merece ser destacado que las dificultades en materia energética que se plantearon en los primeros meses de 2004 crisis energética que vive el país han sido atemperadas vía diferentes medidas adoptadas por desde el Poder Ejecutivo, al punto de no representar un freno relevante al crecimiento.

Sin embargo, la evolución más reciente de los índices de precios durante el 2004 da cuenta de una moderada aceleración del ritmo de crecimiento para el año en curso, en función deal ajustes pendientes de de precios relativos, especialmente en de algunos sectores que estuvieron en condiciones actualmente pueden de rrecomponer los márgenes perdidos a partir del rezago que arrastraban desde la salida de la Convertibilidad inicios de la devaluación,. A ello se sumaron sumado a los aumentos tarifarios definidos por el Gobierno en algunos sectores proveedores de servicios públicos y a la creciente presión de costos originada en la suba internacional de los precios de las materias primas. En efecto, en los primeros ocho siete meses del año 2004 el IPC acumulaba una variación respecto de diciembre de 4,1 3,8%, mientras que el IPIM creció 7,44,8% en el mismo período.

Esta aceleración respecto a 2003, que en una apreciación superficial podría ser interpretada como una tendencia, estuvo en realidad explicada por factores puntuales (subas en los precios de las verduras, ropa, gastos de reparaciones y expensas de vivienda, cigarrillos, etc.), por cierto traslado a precios de los aumentos de salarios, y por un proceso de recuperación de márgenes que es una de las distintas manifestaciones de la gradual convergencia a precios relativos de largo plazo menos "extremos" que los que se observaron en la etapa inmediata posterior al fin del régimen de Cconvertibilidad. En este contexto, durante lo que resta del año la tasa de inflación podría subir moderadamente, acumulando un crecimiento de 6.5%, diciembre contra diciembre. Estos guarismos están en línea con las previsiones, ubicándose de hecho por debajo delen el límite inferior de la banda fijada en el acuerdo con el FMI (7%-11%).

Por su parte, las importaciones de bienes mostraron un notorio desempeño durante el 2003, motorizadas por la recuperación de la economía doméstica. De esta forma, al cierre del año alcanzaron un monto de US$ 13.833 millones (destacándose las compras de bienes de capital, principalmente, y de bienes intermedios), verificando un crecimiento en torno al 54%. No obstante, este guarismo debe relativizarse teniendo en cuenta que durante el 2002 las compras al exterior habían exhibido una contracción próxima al 56% respecto del año previo, con lo cual la base de comparación ha sido muy baja. Con todo, la balanza comercial de mercancías finalizó 2003 con un superávit de US$ 16.447 millones, apenas unos US$ 789 millones menos que en 2002.

El saldo de la cuenta corriente en el primer trimestre de 2004 (último período para el cual se dispone de estimaciones) fue positivo en U$S 374 millones, muy por debajo de los U$S 2.071 millones que había mostrado en igual período de 2003. La principal razón de este desempeño fue el fuerte incremento que mostraron las importaciones de bienes como reflejo del mayor nivel de actividad. También influyeron, si bien en menor magnitud, los mayores pagos de renta originados por la inversión extranjera directa y el aumento en el déficit de servicios, asociados respectivamente a la mejora en los resultados de las empresas y la mayor demanda interna. El resultado de la cuenta corriente y del balance de pagos continuó siendo positivo, lo cual permitió que las reservas internacionales ascendieran a US$ 18.07668 millones a fines de agosto julio de 2004.

El fuerte crecimiento de las importaciones continuó en los primeros siete meses del corriente año. En efecto, las importaciones aumentaron 69 70% en este período, con un incremento generalizado a todos los rubros, aunque el aumento fue más pronunciado en las importaciones de bienes de capital, que reflejaron el fuerte dinamismo que adquirió la inversión en el período. La participación de los bienes de capital en el total de importaciones pasó del 15,9% 7% en el primer semestre de 2003 al 22,9% 3% en el mismo período de 2004.

Por el lado de las exportaciones también se verificó una tendencia creciente en los primeros siete meses el primer semestre de 2004. , aunque lejos de las tasas observadas en las compras al resto del mundoAsí, las ventas al exterior fueron 1 12% 3% superiores a las correspondientes a igual período de un año atrás. En el agregado, este Este aumento del valor de las exportaciones obedeció exclusivamente a la a una suba de los precios del 11%, dado que las cantidades exportadas experimentaron un leve retroceso de 1%.se mantuvieron prácticamente constantes Sin embargo, la totalidad de la caídas de los volúmenes exportados se debió a la contracción de las exportaciones de productos primarios, rubro en el que las contidades colocadas se redujeron un 18% respecto de igual período del año anterior. En el resto de los rubros se observaron incrementos en los volúmenes exportados, especialmente en la caso de las manufacturas de origen agropecuario (MOA) y en las manufacturas de origen industrial (MOI). Las manufacturas de origen agropecuario (MOA), que explicaron más de casi tres cuartas partes del aumento de las ventas al exterior, aumentaron 29% 31%, como resultado de subas del 22% 25.4% y 5% 4% en los precios y en las cantidades, respectivamente. Entretanto En tanto, las manufacturas de origen industrial explicaron un 30% cuarto del crecimiento de las exportaciones totales, y creciendo ron un 15% 13.7% anual en valores , (5% 2.5% en precios y 9% 10.8% en cantidades).

Por último, en resumidas palabras concluimos que: tanto por el mayor crecimiento proyectado para nuestros principales mercados (especialmente Brasil y países asiáticos), como por la elevada competitividad de la producción local y los favorables buenos niveles de los precios internacionales de commodities, permiten prever se prevé para el corriente año 2004 la consolidación de este buen desempeño exportador. Asimismo, se espera que continúe con firmeza la recuperación de las importaciones, en un contexto de sólido crecimiento de la demanda doméstica.

De acuerdo a los resultados difundidos por la en la última EPH, la nueva medición señala una importante disminución de la desocupación en el cuarto trimestre de 2003, si bien aún se ubica en niveles elevados. En efecto, la tasa de desempleo se situó hacia el último trimestre del año pasado en el 14,5% de la población activa frente a un nivel de 20,8% registrado en igual período de 2002. Se consolida así una trayectoria de fuerte declinación de la desocupación. Dicha tendencia encuentra sus bases, principalmente, en el importante crecimiento que ha exhibido la demanda de trabajo a lo largo del año pasado, reflejando una elevada elasticidad producto del empleo. Esta elevada reacción del empleo a la evolución del PIB es consecuente con los cambios de precios relativos asociados a la nueva configuración macroeconómica que se va plasmando desde el abandono del régimen de Convertibilidad, en un contexto en donde la oferta laboral ha conservado una evolución relativamente estable.

Estas tendencias continuaron durante el corriente año En particular en el presente año la caída de la tasa de desocupación en el primer trimestre es un reflejo de la dinámica del sector productivo. En efecto, en el primer trimestre de 2004 volvió a reducirse la tasa de desocupación a 14,4%, frente al 20,4% observado en igual período del año anterior. la tasa de desocupación bajó de 20,4% en el primer trimestre de 2003 a 14,4% en el primero de 2004La tasa de empleo, a su vez, pasó de 36,3% de la población total en el primer trimestre de 2003 a 38,9% un año después, un incremento significativo en términos históricos que refleja el un aumento aludido de la elasticidad producto del empleo como, consecuencia del cambio del régimen de política económica.

Acompañando la incipiente recuperación de los niveles de empleo, los salarios en los diferentes sectores de la economía han seguido muy de cerca esta evolución durante el 2003 y en lo que va de 2004. Mientras los salarios de los trabajadores registrados del sector privado continuaron con la tendencia alcista iniciada a mediados de 2002, se observó también una sostenida recuperación, más firme sólida hacia el último trimestre de 2003, de los salarios correspondientes a los trabajadores no registradosl sector informal de la economía.

La suba del salario real se debió tanto al aumento de la demanda de trabajo como a la política de ingresos implementada por el gobierno, que estableció para los trabajadores del sector privado asignaciones no remunerativas de monto fijo en sucesivas etapas (parte de la cuales fueron gradualmente incorporadas al salario básico a partir de julio de 2003), la elevación de las prestaciones mínimas de seguridad social, ajustes al salario mínimo y una suma no remunerativa para los empleados públicos nacionales con salarios inferiores a los $ 1.000.

Se espera que durante el 2004 continúe la tendencia decreciente en la tasa de desempleo y la mejora de los salarios, tanto para los trabajadores registrados como no registrados, de tal forma que los indicadores sociales puedan mejorar sus guarismos, reduciendo aún más la proporción de la población que se encuentra debajo de las líneas de pobreza e indigencia.

El resultado primario del Sector Público Nacional alcanzó durante el 2003 un importante superávit de $ 8.688 millones, equivalente a 2,3% en términos de PBI, unos $ 900 millones superior a la meta establecida en 2,1% del PIB. Asimismo, tomando en cuenta los pagos de intereses de la deuda en situación regular, el resultado global del Sector Público Nacional también fue superavitario en unos $ 1.800 millones, magnitud equivalente al 0,5% del PIB.

Como se dijo, laLa performance de las cuentas fiscales durante 2003 fue impulsada, básicamente, por una evolución favorable de la recaudación tributaria, en un contexto de recuperación de la actividad económica y de aplicación de eficaces acciones en materia de administración tributaria y control de la evasión. En efecto, los ingresos impositivos alcanzaron durante 2003 un monto de, aproximadamente, $ 60.740 millones, frente a los $ 40.034 millones verificados en 2002. Los tributos "tradicionales" que exhibieron comportamientos más expansivos fueron el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto a las Ganancias, que en conjunto explican cerca del 56,5% de la recaudación tributaria total. Dentro de los impuestos "no tradicionales", el aporte más relevante procedió de las Retenciones a las Exportaciones, con un crecimiento del 83,4%, y del Impuesto a las Transacciones Financieras, que verificó un avance de 21,5%.

Resulta interesante señalar el cambio acontecido en los patrones de contribución a las variaciones en los Recursos Tributarios Totales. Durante 2002, el incremento en la recaudación de los gravámenes considerados no tradicionales, las retenciones a la exportación y los impuestos que gravan las transferencias transacciones financieras, habían representado el 140% de la variación en la recaudación tributaria total, compensando las bajas en la recaudación acontecidas en los gravámenes tradicionales de mayor relevancia, como el Impuesto al Valor Agregado y el Impuesto a las Ganancias. A partir del año 2003, merced a la recuperación experimentada por el nivel de actividad y a la reducción de los niveles de evasión, se produjo una disminución en la importancia relativa de las retenciones a las exportaciones y del impuesto a las transacciones financieras frente a una contribución algo mayor del IVA y de Ganancias. Esta tendencia se acentuó en los primeros meses de 2004, con contribuciones relativas muy superiores de los impuestos tradicionales respecto de los no tradicionales, esperándose un importante crecimiento de los recursos tributarios para todo el año calendario.

Por su parte, el Gasto Público Nacional se mantuvo dentro de los límites presupuestados, verificando un incremento de 25,7% respecto al registro del año 2002. Las partidas de mayor crecimiento fueron las transferencias a las provincias, con 39,3% de aumento interanual, en especial las originadas en compromisos de coparticipación (57,7% de incremento), y las transferencias al sector privado (28,1%), explicadas casi exclusivamente por los recursos destinados al financiamiento del "Plan Jefes y Jefas de Hogar". Habida cuenta de la excedentaria posición alcanzada por el gobierno y del cumplimiento en exceso de las metas fiscales comprometidas, en los últimos meses del 2003 se dispusieron aumentos en las jubilaciones mínimas, el pago de un adicional en concepto de aguinaldo para perceptores del "Plan Jefes y Jefas de Hogar", y el adelanto del calendario de pago de sueldos y aguinaldos a empleados públicos y jubilados.

En el primer semestre de 2004, el fuerte incremento de la recaudación permitió alcanzar al gobierno nacional un superávit total aproximado al 4,3% del PIB y uno primario de 5,6% del PIB. La explicación está en el aumento de los ingresos de sector público que crecieron un 44% respecto al primer semestre de 2003. En definitiva, la reactivación económica acompañada por mayores ganancias de las empresas, los elevados precios de los commodities que aumentaron la recaudación por retenciones, y la mejora en la administración tributaria y en el control de la evasión, se combinaron para permitir semejante desempeño recaudador.

Por el lado del gasto se observaron aumentos, aunque mucho menos pronunciados que los de los ingresos. El Gasto del Sector Público no Financiero, base caja, creció 24% en el primer semestre de 2004. Mientras que el gasto primario aumentó 29% los pagos de intereses disminuyeron 20% en el mismo período.

Estos favorables desarrollos se vieron reforzados por el positivo desempeño de las cuentas fiscales provinciales, que exhibieron un importante superávit primario de casi $ 6.000 millones en el primer semestre de 2004. Entre los factores que contribuyeron a este resultado puede mencionarse no sólo el crecimiento registrado en las transferencias por coparticipación sino la positiva evolución verificada en los tributos de origen provincial y la contención observada en la evolución del gasto primario.

No obstante el comportamiento fiscal favorable del primer semestre del año, los resultados no pueden extrapolarse para el resto del año. Por un lado, la recaudación sube estacionalmente en el mes de mayo debido a la concentración de vencimientos de los impuestos a las ganancias y a los bienes personales. Los ingresos generados por el primero de estos impuestos, en particular, alcanzaron su máximo histórico, brindando recursos que representan 4,7% del PIB. Al mismo tiempo, por el lado del gasto se verificarán incrementos durante el resto del año. En efecto, el desempeño de las cuentas públicas a partir de la favorable recaudación tributaria brindó espacio para permitió dio lugar a la ampliación de los gastos, en particular aquellos vinculados con las cuestiones sociales o de inversión, que son los que mejoran la productividad de la economía.

Entre los gastos adicionales pueden mencionarse los destinados a la sustentabilidad del suministro eléctrico, al Plan Estratégico de Justicia y Seguridad 2004-2007, al incremento del Fondo del Incentivo Docente, a aumentos en los haberes previsionales, el Programa de Reforma y Reestructuración Laboral del Personal Docente y No Docente de las Universidades Nacionales, el Fondo Especial para el Desarrollo Científico y Tecnológico, el Plan Nacional de Regularización del Trabajo, incremento de la dotación actual de cargos del Ministerio de Desarrollo Social, actividades relacionadas con el Censo Nacional Económico, etc.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los aumentos previstos en las erogaciones del Estado se dan en un contexto donde el gasto del sector público aún se encuentra en niveles bajos en términos del PIB (21% en el primer semestre de 2004), incluso en comparación con otros países de desarrollo comparable al de Argentina.

Las operaciones cambiarias del Banco Central cumplieron el doble objetivo de reducir sustancialmente la volatilidad del tipo de cambio, proveyendo al mismo tiempo a la economía de los medios de pago necesarios en un contexto de fuerte recuperación. La emisión respaldada plenamente con reservas, derivada de las operaciones cambiarias, no estuvo dirigida como en el pasado a financiar las necesidades de los agentes como el gobierno o el sector financiero, constituyendo la forma más razonable de atender la demanda de dinero actual. Por su parte, la emisión de LEBAC marchó de acuerdo a la estrategia de reducir las tasas de interés, un requisito indispensable para el retorno del crédito y la consolidación de la recuperación económica.

La demanda creciente de saldos reales permitió un exitoso levantamiento de las restricciones financieras impuestas desde diciembre en 2001, y los nuevos depósitos del sector privado comenzaron a acompañar la incipiente reactivación económica A fines de 2003 los depósitos privados de efectivo en pesos y dólares alcanzaron a $73.778 millones, $12.932 millones (21%) más que a fines de 2002 y la tendencia de crecimiento continúa en los primeros meses de 2004.

La política monetaria del BCRA atendió las necesidades de liquidez de la economía a través de la monetización del superávit de la cuenta corriente. El Programa de Unificación Monetaria permitió la eliminación de las monedas de circulación limitada ("cuasimonedas" provinciales) por dinero de circulación nacional controlado por la autoridad monetaria. Entre mayo y diciembre de 2003 el monto total de cuasimonedas retirado de circulación fue de V.N.$ 7.508 millones, 98% del stock a tal fecha.

La emisión de LEBAC, principal factor de absorción del excedente de oferta a lo largo del año 2003, continuó realizándose a tasas decrecientes. La profundización del mercado de LEBAC permitió ir estableciendo una tasa de referencia de corto plazo para el mercado financiero, proceso que continuó en los últimos meses con la decisión del BCRA de impulsar el mercado de pases con el propósito de tornar más fluido un mercado interbancario que mostraba signos de segmentación, y de regular adecuadamente la liquidez. El establecimiento de una tasa de referencia permitiría eventualmente a la autoridad monetaria contar con un nuevo instrumento de política monetaria e ir abandonando en forma gradual la formulación del programa monetario en base a metas de base monetaria amplia y otros agregados monetarios, consolidándose el rol de "tasa de referencia" que se pretendía que tuvieran estos instrumentos.

Los medios de pago privados continuaron evolucionando según las necesidades de monetización de una economía en proceso de recuperación. La recuperación del agregado monetario M3 a lo largo de 2003 alcanzó a 36,2%, en términos reales.

Junto a un crecimiento de los agregados monetarios compatible con una baja significativa en la tasa de inflación durante el 2003 se logró cumplir ampliamente con las metas cuantitativas previstas en el programa monetario. Con un incremento de la base monetaria amplia de $9.827 millones, el sobre-cumplimiento de la meta correspondiente acordada con el FMI fue de $878 millones. El aumento de los activos internos netos, por su parte, fue inferior a la meta en $6.396 millones. Contrariamente a lo ocurrido en 2002, el crecimiento de la base monetaria amplia resultó, exclusivamente, del superávit externo del sector privado en virtud de la mejora de la situación fiscal y del fortalecimiento del sistema financiero.

Las tasas de interés han mostrado una tendencia descendente hasta agosto de 2003, cuando llegaron a mínimos valores mínimos en décadas. Tales niveles se han mantenido hasta fines de 2003 y se redujeron, incluso, en los primeros meses de 2004. Reflejando la elevada liquidez del sistema financiero todas las tasas de interés han caído pero las activas lo hicieron a un ritmo menor al de las pasivas; sin embargo, en los últimos meses del año se ha profundizado la caída de las tasas activas, brindando las condiciones necesarias para una recuperación del mercado del crédito.

Justamente, En cuanto al comportamiento de los préstamos al sector privado, después de una la fuerte retracción iniciada ya a fines de 1998, los préstamos al sector privado (que pasaron de representar alrededor de 22% del PIB a poco menos de 8% en la actualidad) comenzaron a recuperarse en forma incipiente desde agosto de 2003 y, en forma más firme, en los primeros meses de este año. En este sentido, la variación anualizada de los últimos seis meses arroja un crecimiento del orden del 36%. de los mismos evidenciada posteriormente a la devaluación y pesificación de los depósitos a inicios del 2002 –que continuó la contracción iniciada ya a fines de 1998-, debe destacarse que el crecimiento promedio mensual de los tres últimos meses (mayo-julio) del presente año ronda los $700 millones (similar al promedio mensual en el período 1997-98), lo que equivale a una tasa de crecimiento anualizado de 35%, con el consiguiente impacto positivo que ello tiene sobre el nivel de actividad. Esta recuperación del proceso de intermediación financiera se espera que consolide las positivas tendencias observadas en la evolución del nivel de actividad.

Por último, cabe mencionar que el BCRA continúa con el proceso de recuperación y acumulación de Reservas Internacionales en un contexto de bajas tasas de interés iniciado en julio del 2002.

En síntesis, el gobierno ha delineado un conjunto de objetivos tanto económicos como sociales que están guiando sus pasos, dentro de los que se puede mencionar la obtención de un nivel de crecimiento sostenido, la generación de empleo y la reducción de la pobreza y de la inequidad. En este marco, las autoridades se proponen apoyar el potencial de crecimiento de la economía a través de las necesarias inversiones sociales y de infraestructura, a fin de fomentar un crecimiento duradero, equitativo y con un bajo nivel de inflación, reduciendo al mismo tiempo la vulnerabilidad ante los shocks externos y fortaleciendo las finanzas públicas a los efectos de establecer las condiciones para una reestructuración exitosa de la deuda pública, que garantice la sostenibilidad de la misma.

En virtud de todo ello, las perspectivas actuales permitirían la elaboración de escenarios macroeconómicos aún más optimistas respecto de las posibilidades de crecimiento para lo que resta de este año y para los próximos períodos que el aquí presentado. Sin embargo, la prudencia indica que es preferible mantener como previsión un escenario moderado, especialmente tratándose de proyecciones para el presupuesto nacional.

1.2. LAS PROYECCIONES MACROECONOMICAS

En el siguiente cuadro se presentan las proyecciones para el período 2004-2005 correspondientes al Producto Interno Bruto y a los principales componentes de la oferta y la demanda agregada final a precios corrientes. También se presentan las tasas de variación nominales y reales (a precios constantes de 1993) correspondientes al mismo período, así como las tasas de variación de los índices de precios implícitos de cada uno de los componentes. Cabe destacar que se trata de proyecciones de grandes agregados macroeconómicos, cuya evolución promedia los comportamientos de precios y cantidades de distintos sectores.

Proyecciones Macroeconómicas. 2004 – 2005

Concepto

PIB

Consumo

Inversión

Expor-taciones

Impor-taciones

2004 Millones de $ corrientes

425.137

316.613

79.410

105.290

79.901

Variaciones reales (%)

6,5

6,7

32,5

5,8

44,2

Variaciones nominales (%)

13,1

12,8

39,6

12,2

49,7

Variación (%) Precios implícitos

6,2

5,8

5,3

6,0

3,8

2005 Millones de $ corrientes

476.360

356.477

92.001

116.787

93.979

Variaciones reales (%)

4,0

3,8

7,6

5,9

10,6

Variaciones nominales (%)

12,0

12,6

15,9

10,9

17,6

Variación (%) Precios implícitos

7,8

8,5

7,7

4,8

6,3

A continuación se resumen la evolución del IPC, del Tipo de Cambio Nominal y de las Exportaciones e Importaciones, expresadas en millones de dólares.

Concepto

2004

2005

IPC punta a punta % (IV Trimestre contra IV Trimestre)

6,3

7,9

TIPO DE CAMBIO $/U$S (Promedio del Periodo)

2,95

3,05

CUENTA COMERCIAL. Mercancías

Exportaciones FOB (Millones de dólares)

Importaciones CIF (Millones dólares)

33.763

21.937

34.190

24.249

 

1.3. LA EJECUCIÓN DEL PRESUPUESTO NACIONAL EN EL PRIMER SEMESTRE DE 2004

La gestión financiera de la Administración Pública Nacional en base devengado (Administración Central, Organismos Descentralizados e Instituciones de Seguridad Social) durante el primer semestre de 2004, puede observarse en el siguiente cuadro:

 

EJECUCION PRESUPUESTO NACIONAL

En Millones de Pesos

CONCEPTO

Presupuesto 2004

Ejecución I Semestre 2004

% Ejecución

Recursos Totales

82.105,7

37.446,4

45,6

- Corrientes

81.096,2

37.174,5

45,8

- Capital

1.009,4

271,9

26,9

Gastos Totales

67.729,4

28.677,1

42,3

- Corrientes

60.611,0

26.642,7

44,0

- Capital

7.118,4

2.034,5

28,6

Resultado

14.376,3

8.769,3

61,0

En el período analizado, la Administración Pública Nacional tuvo un superávit de $ 8.769,3 millones, lo cual representó un excedente de recursos del 30,6% respecto de los gastos corrientes y de capital, destinado a la atención de aplicaciones financieras. El resultado financiero positivo del primer semestre obedeció a la mejora de los ingresos tributarios, por el comportamiento de la actividad económica y las acciones orientadas al fortalecimiento de la administración tributaria. El resultado financiero primario -no comprende los intereses de la deuda- ascendió a $ 11.526,8 millones de superávit.

Los recursos totales percibidos durante el primer semestre de 2004, con respecto a la proyección anual de recursos se ubicaron en el 45,6%. Los recursos corrientes, que constituyeron prácticamente la totalidad de los recursos percibidos por la Administración Nacional, están conformados en su mayor parte por los ingresos tributarios y las contribuciones a la seguridad social, los que ascendieron a $ 29.219,7 millones y $ 5.730,8 millones, respectivamente.

Dentro de los recursos tributarios destinados a la Administración Nacional, o sea descontando los fondos coparticipables a las provincias, tuvieron mayor significación el Impuesto a las Ganancias ($ 8.741,6 millones), el Impuesto al Valor Agregado ($ 7.257,7 millones), los Derechos de Exportación ($ 4.958,5 millones), los impuestos sobre Créditos y Débitos Bancarios ($ 3.083,9 millones) y a los Combustibles ($ 1.576,6 millones) que representaron el 87,7% del total de recursos tributarios.

La elevada tasa de variación de la recaudación tributaria (41,9 %) durante el primer semestre de 2004 con relación a igual período del año anterior está determinada fundamentalmente por el nivel alcanzado en los impuestos a las Ganancias, al Valor Agregado, Internos, Créditos y Débitos Bancarios y los Derechos de Importación.

Los recursos provenientes del impuesto a las Ganancias experimentaron un crecimiento de 75,2% originado por los mayores ingresos en concepto de anticipos, retenciones e impuestos determinados de las sociedades que reflejan mejores resultados obtenidos en el ejercicio fiscal 2003.

Los ingresos derivados del Impuesto al Valor Agregado, neto de reintegros a los exportadores, aumentaron 64,2% debido a la mejora en la actividad económica, el aumento sostenido del consumo y el mayor grado de cumplimiento del tributo. También influyeron en el mismo sentido, los menores montos de devoluciones en efectivo pagados a los exportadores, la suba en el nivel de precios y los mayores ingresos derivados de los regímenes de facilidades de pago.

La recaudación por impuestos Internos se elevó 45,0% debido a los aumentos registrados en los ingresos del impuesto a los cigarrillos (34,0%) y del resto de los productos gravados, tanto nacionales como importados (75,5%).

Los ingresos por el Impuesto sobre los Créditos y Débitos Bancarios presentaron un incremento de 31,0%, que se explica por el aumento en el monto de las transacciones bancarias gravadas, atribuible a la variación en los niveles de actividad económica y de precios; así como por el rescate de las cuasimonedas durante el año 2003.

Los ingresos por Derechos de Importación registraron un aumento de 62,5% relacionado con el crecimiento de las importaciones que viene acompañando la recuperación de la actividad económica. Los derechos de Exportación se incrementaron 4,8%, producto del aumento en el nivel de las exportaciones (13,5%) en parte compensada por una reducción del derecho promedio originada en el cambio de composición de las ventas al exterior. Los recursos provenientes del impuesto sobre los Combustibles se elevaron 4,2%, como consecuencia del aumento en las ventas de los combustibles gravados.

La recaudación del impuesto sobre los Bienes Personales aumentó 21,1% influida por el ingreso del gravamen correspondiente a las acciones o participaciones en el capital de la totalidad de las sociedades. Cabe destacar que, durante el primer semestre de 2003, solamente ingresaban aquellas con patrimonio neto mayor a $ 300.000. También se señalan los mayores ingresos en concepto de anticipos, originados en los aumentos de los impuestos determinados en los ejercicios fiscales de los años 2002 y 2003.

El aumento de 8,7% en la recaudación del impuesto sobre la Ganancia Mínima Presunta es explicado por los mayores ingresos en concepto de anticipos –producto de la incorporación de contribuyentes que antes pagaban el impuesto a las Ganancias- y de la finalización de los planes de competitividad.

Los ingresos por Contribuciones a la Seguridad Social fueron 25,5% superiores a los del año anterior. Dicho aumento se justifica fundamentalmente por los incrementos de la cantidad de cotizantes y de la remuneración imponible, dada la incorporación gradual de la suma no remunerativa en los salarios del sector privado desde agosto de 2003.

Por último, los recursos de capital se incrementaron 176,0% debido a la percepción, durante el primer semestre, de $ 217,4 millones por transferencias provenientes del Fondo Fiduciario de Infraestructura del Transporte destinadas a financiar obras de infraestructura en el ámbito de la Dirección Nacional de Vialidad. En 2003, ingresaron $ 73,3 millones por el mismo concepto.

Los gastos totales de la Administración Pública Nacional en el primer semestre del año devengaron el 42,3% del total autorizado para el ejercicio, totalizando $ 28.677,1 millones. Este monto representa un incremento del 10,2% ($ 2.660,4 millones) respecto a igual período del año anterior, mientras que el gasto primario (no incluye intereses) ascendió a $ 25.919,6 millones representando un aumento del 14,9% ($ 3.355,0 millones). Seguidamente se señalan las principales variaciones:

Con relación a los intereses, la comparación interanual (-$ 694,6 millones), en la cual incide el diferimiento de una parte de la deuda, comprende la atención de los intereses de los préstamos garantizados, de los BODEN y de los vencimientos de la deuda con los organismos internacionales de crédito.

A continuación se incorpora un detalle de los gastos por concepto durante el período analizado.

ADMINISTRACION PUBLICA NACIONAL

En Millones de Pesos

CONCEPTO

Ejecución

I Sem. 2004

Porcentaje Devengado

Estructura Porcentual

GASTOS CORRIENTES

26.642,7

44,0

92,9

Remuneraciones

3.678,6

46,4

12,8

Bienes y Servicios

1.221,9

30,1

4,3

Rentas de la Propiedad

2.760,4

41,3

9,6

Prestaciones de la Seguridad Social

10.316,0

47,1

36,0

Transferencias al Instituto Nacional de Servicios Sociales p/Jubilados y Pensionados

402,2

46,1

1,4

Transferencias por Asignaciones Familiares

1.196,8

55,6

4,2

Transferencias a Provincias y Municipios

3.159,4

42,0

11,0

Transferencias a Universidades

1.011,4

47,0

3,5

Otros Gastos

2.896,0

39,4

10,1

GASTOS DE CAPITAL

2.034,5

28,6

7,1

Transferencias a Provincias y Municipios

1.448,6

42,3

5,1

Otros Gastos

585,9

30,2

2,0

TOTAL GASTO

28.677,1

42,3

100,0

Del análisis de la composición del total del gasto de la Administración Nacional, surge que el 36,0 % se destinó a atender las jubilaciones y pensiones administradas por la Administración Nacional de Seguridad Social, las ex-cajas previsionales provinciales transferidas a la órbita de la Nación, el Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares de las Fuerzas Armadas, la Caja de la Policía Federal, el Servicio Penitenciario Federal, la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval Argentina, el Poder Judicial (magistrados y funcionarios retirados y jubilados del Poder Judicial), Policías de ex Territorios Nacionales y las pensiones no contributivas.

En orden de importancia siguen las transferencias a provincias y municipios y las remuneraciones, con una participación del 16,1% y 12,8% del gasto total, respectivamente.

En lo que se refiere al Sector Público Nacional en base caja (Administración Nacional, Empresas Públicas, Fondos Fiduciarios, Entes Públicos no Estatales y Organismos Descentralizados expresamente excluidos de la Administración Nacional), el resultado global registró una mejora de $7.605,8 millones, respecto al observado en el primer semestre de 2003, al pasar de un superávit de $1.422,6 millones a un superávit de $ 9.028,4 millones. En el resultado primario la mejora ascendió a $6.902,3 millones debido al sensible aumento de los recursos percibidos ($ 11.738,3 millones), parcialmente atenuado por la suba del gasto primario ($ 4.836,0 millones).

El nivel del superávit primario superó a la meta programada con el Fondo Monetario Internacional ($ 5.550,0 millones) en prácticamente un 110% ($ 6.282,2 millones).