Exposición del señor vicepresidente 2° de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, doctor Rafael Manuel Pascual
Para mí es un altísimo honor estar presente y presidir este acto de conmemoración de la ley que crea los Cuerpos de Taquígrafos de ambas Cámaras, y es a la vez una oportunidad única y magnífica para expresar lo que vengo viendo y sintiendo desde hace muchísimos años.
Como a muchos de ustedes no se les escapará, hace más de diez años que ingresé como diputado de la Nación en esta Cámara, y a lo largo de todo este tiempo de trabajo fructífero y tesonero -desde mi punto de vista, porque más allá de la capacidad que cada uno tiene, lo que importa es el esfuerzo que uno pone en la tarea que desempeña-, que llevo caminando los pasillos de la Cámara, he podido comprobar con qué esfuerzo, humildad, capacidad y vuelo técnico-profesional el Cuerpo de Taquígrafos de esta Cámara desarrolla su tarea.
Me parece que circunscribirnos a la conmemoración de los ciento veinte años de la sanción de esa ley y no destacar la importancia que tiene el trabajo que la mayoría de los que están presentes desempeñan, sería una tontería de mi parte.
Lo importante no es la fría cronología de los hechos significativos que han pasado en el país sino la tarea que las mujeres y hombres desarrollan. No tiene sentido la existencia de una sociedad si no es para beneficio de los hombres y las mujeres que la componen. Como nosotros entendemos a la democracia, como un estilo de vida y no como un sistema de gobierno, sabemos que sólo se puede perfeccionar cuando existe el Parlamento. El Parlamento sólo puede funcionar a pleno cuando todos los organismos que lo componen funcionan de la misma manera.
Es por eso que aprovecho esta oportunidad -como dije, única y magnífica- para rendirle homenaje a este trabajo silencioso, tesonero y -como manifestó quien me precediera en el uso de la palabra- de bajo perfil que el Cuerpo de Taquígrafos de la Cámara de Diputados desarrolla.
Paradójicamente, en este ámbito, en el Parlamento, donde la tarea central es el debate, los discursos y las expresiones orales, la columna vertebral es la tarea silenciosa que desarrolla el Cuerpo de Taquígrafos. Por eso levanto simbólicamente mi copa y brindo por todos ustedes. Les agradezco esta tarea apolítica y desinteresada que desarrollan habitualmente; les agradezco las correcciones de todos los horrores que los diputados cometemos en nuestras exposiciones en el recinto y en las comisiones; les agradezco el sentido común y la racionalidad que ponen de manifiesto para interpretar lo que nosotros decimos porque, si se tratara de una transcripción mecánica, la Cámara de Diputados sería una competencia de bloopers.
Brindo por todos ustedes y les agradezco nuevamente su tarea. (Aplausos.)