- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a
los diecisiete días del mes de noviembre de 2020, a la hora 12 y 25:
- 1 -
Sr. Presidente (González).- Con la presencia de 187
señores diputados y señoras diputadas, en forma presencial y remota, queda
abierta la sesión especial conforme al requerimiento efectuado por los señores
diputados y las señoras diputadas en número reglamentario.
Invito
al señor diputado nacional por el distrito electoral de Corrientes doctor Jorge
Antonio Romero a izar la bandera nacional en el mástil del recinto, y a los
señores diputados, señoras diputadas y público presente, a ponerse de pie.
- Puestos de pie los señores diputados y el
público presente, el señor diputado Jorge Antonio Romero procede a izar la
bandera nacional en el mástil del recinto. (Aplausos.)
- 2 -
Sr. Presidente (González).- Invito a las señoras y los
señores legisladores y al público presente a entonar las estrofas del Himno
Nacional Argentino, interpretado por el músico sanjuanino Rolando García Gómez,
director del Complejo Auditorio Juan Victoria, de la provincia de San Juan, a
propuesta del señor diputado nacional Walberto Allende.
- Puestos de pie, los señores diputados y
el público presente entonan las estrofas del Himno Nacional Argentino. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Muy linda versión del Himno
Nacional Argentino.
- 3 -
Sr. Presidente (González).- Por Secretaría se dará
lectura de la resolución dispuesta por esta Presidencia, convocando a la sesión
especial.
Sr. Secretario (Cergnul).- Dice así:
“Buenos
Aires, 13 de noviembre de 2020.
“Visto
las presentaciones efectuadas por el diputado Máximo Carlos Kirchner y otras
diputadas y diputados por las que se solicita la realización de una sesión
especial para el día 17 de noviembre de 2020 a las 12 horas, y su posterior
ampliación, a fin de considerar diversos expedientes y
“Considerando
los artículos 14, 35 y 36 del Reglamento de la Honorable Cámara,
“El
presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación
“Resuelve:
“Artículo
1°.- Citar a las diputadas y a los diputados para el día 17 de noviembre de
2020 a las 12 horas, a fin de considerar los siguientes expedientes:
1)
Orden del Día N° 123. De ley. Aporte solidario y extraordinario para ayudar a
morigerar los efectos de la pandemia. Creación (expediente 4.534-D-2020).
2)
Orden del Día N° 219. De ley. Ley 26.815, de manejo del fuego. Modificación
sobre el lapso mínimo de años que garanticen la recuperación y restauración de
las superficies incendiadas (expediente 5.222-D.-2020).
3)
Orden el Día N° 254. De ley. Garantizar la formación integral en ambiente con
perspectiva de desarrollo sostenible y con especial énfasis en cambio climático
para las personas que se desempeñen en la función pública (expediente
90-S.-2020 y otros).
4)
Proyecto de ley venido en revisión sobre Mensaje 79/2020 y proyecto de ley de
Presupuesto General de la Administración Nacional para el Ejercicio Fiscal del
año 2021 (expediente 92-JGM-2020)”.
El
artículo 2° es de forma.
Sr. Presidente (González).- Se informa que en la
reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria se acordó tratar en primer
término el Orden del Día N° 268, sobre aceptación de las modificaciones al
proyecto de ley de Presupuesto General de la Administración Nacional para el
Ejercicio Fiscal del año 2021.
Sírvanse
expresar su asentimiento.
- Asentimiento.
- 4 -
Sr. Presidente (González).- Se invita a las señoras
diputadas y señores diputados, y al público presente, a ponerse de pie a fin de
guardar un minuto de silencio en homenaje a la memoria de los 44 tripulantes
fallecidos en el ARA San Juan.
- Puestos de pie, los señores diputados y
el público presente guardan un minuto de silencio en homenaje a la memoria de
los 44 tripulantes fallecidos en el ARA San Juan. (Aplausos.)
- 5 -
Sr.
Presidente (González).- A
continuación invito a la Cámara a guardar un minuto de silencio en homenaje al
exintendente de Gualeguay, Federico Bogdan, recientemente fallecido.
- Puestos de pie, los señores diputados y el público presente
guardan un minuto de silencio en homenaje a la memoria del exintendente de
Gualeguay, Federico Bogdan. (Aplausos.)
- 6 -
Sr.
Presidente (González).- Corresponde
pasar al término reglamentario previsto para plantear las cuestiones de
privilegio. La Presidencia ha registrado seis pedidos de la palabra para
plantear cuestiones de privilegio.
Tiene la palabra la señora diputada
Austin, por Córdoba.
Sra.
Austin.- Señor presidente: la
cuestión de privilegio que vengo a presentar tiene que ver con el presidente de
la Cámara de Diputados, que en este momento está presente virtualmente, a raíz
de la responsabilidad que le confiere el Reglamento de la Cámara de Diputados
en cuanto a la obligación y la responsabilidad de conceder los giros de los
proyectos que ingresan a esta Cámara.
Como bien sabemos todos los diputados
y diputadas que estamos aquí, nuestra labor está regida por el reglamento de la
Cámara de Diputados, que además está al amparo de la Constitución Nacional.
Dicho reglamento contiene una suerte de disposiciones que permiten reglar el
normal funcionamiento de esta Cámara.
Para decirlo con claridad, son nuestras reglas de juego. Se trata de
nuestra propia Constitución para establecer el modo, la forma y las reglas en
las cuales nos vamos a regir.
La razón por la que vengo a presentar
esta cuestión de privilegio es porque abiertamente, aviesamente y de manera
absolutamente irregular se ha vulnerado lo que establece el reglamento en
cuanto al otorgamiento de los giros de los proyectos. En particular, estoy
haciendo mención a un expediente de mi autoría, que es del año 2019 ‑el
expediente 3.951-D.-2019‑, que se refiere a la prohibición y regulación
de plásticos de un solo uso.
Se trata de un proyecto en el que
muchos diputados a lo largo de este tiempo nos han acompañado para que podamos
tratarlo. Lo comenzamos a analizar el año pasado, y fíjese, señor presidente,
que nuestro reglamento establece con claridad los momentos en los cuales se
otorgan estos giros, las facultades y quiénes pueden pedir la ampliación.
Cuando este proyecto ingresó allá por
2019 el giro le fue conferido a dos comisiones: Recursos naturales y
Conservación del Ambiente Humano y Presupuesto y Hacienda. Esos giros fueron publicados en el Boletín de
Asuntos Entrados, la herramienta que formaliza esos giros, de acuerdo con el
Trámite Parlamentario Número 111 y el 20 de noviembre de 2019 los giros fueron
aprobados por la Cámara.
El reglamento dice que es posible
pedir la ampliación de los giros hasta treinta días después de que hayan sido
aprobados por la Cámara. Me animo a decir que desde el 20 de noviembre de 2019
a la fecha han pasado bastante más que treinta días.
En segundo lugar, dice con claridad,
ya no el reglamento, sino la resolución de Presidencia del 21 de octubre de
1988 -que es la que rige los cambios de giros‑, que se admitirán pedidos
de cambio de giro en situaciones y plazos como los que se especifican a
continuación.
Primero, hace referencia a los treinta
días y, en segundo lugar, se establece que se admitirá el cambio de giro cuando
lo pida el autor del proyecto -aclaro que yo no he pedido ningún cambio de giro
ni ampliación‑ o cuando lo pidan las comisiones que consideren que tienen
competencia, pero tampoco ha ocurrido así.
La presidencia de la Comisión de
Industria, donde se ha girado, no pidió el cambio de giro. Tampoco la comisión
que tuvo tratamiento en su momento, como la de Recursos Naturales y
Conservación del Ambiente Humano. Es decir, en una abierta violación al
reglamento y a las resoluciones que rigen el funcionamiento de esta Cámara, se
decidió de manera arbitraria ampliar el giro incluyendo la Comisión de
Industria.
Una cosa más: el reglamento es muy
claro en cuanto a estas situaciones. Ninguno de los extremos ocurrió: ni lo de
los treinta días ni la petición del autor o de las comisiones.
Pero, además, el reglamento dice que
cuando las comisiones ya han dictaminado fenece cualquier posibilidad de pedir
ampliación de giro. Y esto es algo que ya
ocurrió: días pasados en la comisión de Recursos Naturales en un trabajo
conjunto que hicimos con diputados de distintos bloques, llegamos a un acuerdo
y el día 6 de noviembre dictaminamos por unanimidad.
El día 14, cuando el proyecto estaba
por ser tratado en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, a alguien se le
ocurrió que podía cometer la picardía de pretender ampliar el giro de manera
extemporánea, fuera de lo que establece el reglamento y en clara violación a
las disposiciones que regulan esta Cámara.
Lamento muchísimo tener que estar
haciendo esta petición por un giro que es nulo y pedimos sea dejado sin efecto,
más aun en una sesión como la de hoy, donde venimos a tratar temas que nos
competen, vinculados con el ambiente.
Sr.
Presidente (González).- Diputada
Moreau: ¿me estaba pidiendo una interrupción?
Sra.
Moreau.- Sí, presidente.
Sr.
Presidente (González).- Previo a
eso, la Presidencia informa que la cuestión de privilegio planteada será girada
a la Comisión de Asuntos Constitucionales, para su consideración.
Para una interrupción, tiene la
palabra la señora diputada Moreau, por Buenos Aires.
Sra.
Moreau.- Señor presidente:
simplemente quiero aclarar que hay que cuidar el reglamento en todo
momento.
La verdad es que, por nota, el bloque
Juntos por el Cambio pidió agregar el giro de la ley de etiquetado frontal a la
Comisión de Industria, y así lo dispuso la Cámara.
Sr.
Presidente (González).- Ya se dará
esa discusión en la Comisión, señora diputada…
Sra.
Moreau.- Le pido un minuto,
presidente.
Además, los acuerdos políticos se
cumplen…
Sr.
Presidente (González).- Diputada:
empecemos por respetar el reglamento. Esa discusión se va a dar en el seno de
la Comisión de Asuntos Constitucionales…
Sra.
Moreau.- Laburen si quieren
laburar. Las comisiones tienen que trabajar una vez por semana, y durante
cuatro años no lo hicieron…
- Varios señores diputados hablan a la vez.
- 7 -
Sr.
Presidente (González).- Para otra
cuestión de privilegio, tiene la palabra el señor diputado de Lamadrid, por la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. de Lamadrid.- Señor presidente: la
cuestión de privilegio que quiero plantear es contra el presidente de la
Cámara, quien hoy no puede estar presente por motivos de público conocimiento.
El origen de esta cuestión de privilegio tiene
que ver con la poca y nula predisposición que el presidente de la Cámara ha
tenido en estos meses para que el Parlamento funcione de manera presencial en
plenitud, como corresponde.
Sra. Moreau.- Pido la palabra, señor presidente...
Sr. De Lamadrid.-
Voté en contra de las sesiones virtuales porque nunca le creí al gobierno,
y advertí a la Cámara que esa medida...
Sr. Presidente (González).- Discúlpeme, señor diputado
De Lamadrid.
Informo
a la señora diputada Moreau que en el segmento correspondiente a las cuestiones
de privilegio no se permiten interrupciones. Debe esperar a que el señor
diputado en uso de la palabra finalice su intervención.
Sr. de Lamadrid.- Señor presidente: de todos modos, no
le doy la interrupción a la señora diputada.
Sr. Presidente (González).- Termine de plantear la
cuestión de privilegio, señor diputado.
Sr. de Lamadrid.- Decía, señor presidente, que la
cuestión de privilegio tiene que ver con la nula predisposición del presidente
para que la Cámara funcione en plenitud, como corresponde.
Yo
nunca le creí al gobierno que el mecanismo de sesiones virtuales era por
sanidad, porque siempre sostuve que era por una cuestión política, a fin de
sancionar, bajo este mecanismo, leyes duras y de negativo e inconmensurable
impacto institucional para que Cristina Kirchner pudiera llevar adelante su
cometido.
Se han
levantado la cuarentena y el aislamiento; no hay restricciones para circular en
el seno de la sociedad. Está volviendo el colegio y, primero que nada,
volvieron los casinos. Todo está volviendo a la normalidad; volvió el fútbol,
volvió el teatro, volvieron los gimnasios y hasta hay misas de manera
presencial en todo el país.
Sin
embargo, nosotros seguimos funcionando bajo la metodología virtual. Debemos
retomar la presencialidad; debemos recuperar las funciones del Parlamento, al
que han querido inoperativizar y desnaturalizar, menguando su rol y avasallando
y silenciando a la oposición y a las voces críticas.
Esto es
una farsa. Yo no estoy en contra de la modernidad ni de esta herramienta, pero
no se puede disociar de las manos en las cuales está.
Durante
todos estos meses, desde Juntos por el Cambio hemos planteado que debíamos
recuperar la normalidad. En tal sentido, presentamos diversas notas y el 1° de
septiembre asistimos a una sesión de la Cámara en la que se nos consideró
ausentes. Presentamos notas para que la sociedad supiera que la estábamos
representando y que no estábamos dispuestos a votar leyes importantes bajo este
mecanismo.
No
obstante, tuvimos que hacerlo porque el presidente de la Cámara sigue de manera
obediente las decisiones de la vicepresidente, que es quien manda y gobierna.
Así, tuvimos que votar un traje a medida de Cristóbal López, que se llamó
“moratoria”; tuvimos que votar el presupuesto y ahora nos quieren hacer votar
el impuesto a la riqueza.
¿Quieren
que les diga dónde pretenden terminar? En que Cristina pueda contar con la
reforma judicial y designar al procurador que quiera. Ello como mínimo y, si
pueden, van a intentar seguir con este mecanismo.
Señor
presidente: no podemos permitir más esto. Los diputados nacionales somos
trabajadores esenciales y debemos trabajar como cualquiera de ellos. Exigimos
normalizar el Parlamento de la República. De lo contrario, vamos a recurrir a
la Justicia y es una vergüenza que tengamos que hacerlo para que el Parlamento
funcione como dispone la Constitución Nacional. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- La cuestión de privilegio pasa a la Comisión
de Asuntos Constitucionales.
- 8 -
Sr.
Presidente (González).- Para una cuestión de privilegio, tiene la palabra el señor diputado De
Marchi, por Mendoza.
Sr. De Marchi.- Señor presidente: la cuestión de
privilegio que quiero plantear tiene clara procedencia reglamentaria y
constitucional y es en contra del señor presidente de la Nación por el uso
abusivo que viene realizando en el último tiempo de una herramienta que debiera
ser de carácter excepcional, como son los decretos de necesidad y urgencia.
El
artículo 76 de la Constitución prohíbe en forma expresa a este Parlamento la
delegación de facultades legislativas, pero establece una excepción que tiene
que ver con la emergencia pública y que se condice con el artículo 99, inciso
3), del texto constitucional, que en forma expresa dice: “El Poder Ejecutivo no
podrá en ningún caso, bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir
disposiciones de carácter legislativo.” Y seguidamente dice: “Solamente cuando
circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios
previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes...”
Podría
triplicar esta enumeración en el último tiempo, pero si solo tomamos octubre y
lo que va de noviembre, se han emitido decretos de necesidad y urgencia que
tienen que ver con asuntos ordinarios de trámite legislativo, abusando
claramente de una herramienta que debiera ser excepcional, como ya lo hemos
dicho.
Por
ejemplo, se ha dictado el decreto de necesidad y urgencia 833 de 2020, por el
que se modifica la ley de emergencia; se ha dictado el 823 del 2020, por el que
se extienden los pagos del ATP; se ha dictado, inclusive, el 847 del 2020, por
el cual se acepta la renuncia del interventor del Enargas. Han dictado decretos
de necesidad y urgencia al extremo de que cuando cometen errores en esa
catarata que emiten todos los días, corrigen cuestiones materiales con otro
DNU. Ese fue el caso, por ejemplo, del 818 del 2020.
También
fijaron derechos de exportación, como lo hicieron a través de los decretos 785,
789 y 790 de 2020; generaron un programa de compensación en el ámbito de la
agricultura argentina, y prorrogaron exenciones del impuesto a las ganancias
para algunas categorías, a través del decreto 788 de 2020.
En fin,
podría estar horas mencionando decretos, que ni siquiera debieron ser normales
porque en muchos casos hubiera alcanzado con emitir una resolución al respecto.
Sin embargo, “ordinarizan” una herramienta excepcionalísima para transformar al
Poder Ejecutivo en una especie de imperio. Ya no solamente pretenden manipular
al Poder Judicial, sino que a su vez reemplazan a través de esta herramienta al
propio Poder Legislativo.
Para
finalizar, señor presidente, quiero hacer notar este hecho, que no planteo como
una cuestión meramente reglamentaria, sino porque es muy importante. Y lo grave
es que todos los días en este Parlamento empezamos a naturalizar cosas que
hasta hace muy poco tiempo no hubiéramos imaginado que podían suceder.
El
dictado permanente de decretos de necesidad y urgencia de clara improcedencia
constitucional responde a dos motivos básicos. El primero, por supuesto, es el
que mencionamos recién: prefieren trabajar a sola firma y no someter los
asuntos importantes a la consideración de este Parlamento. El segundo, y mucho
más grave, es que esta actitud denota una enorme improvisación y un rumbo
errático en la conducción diaria de los asuntos del gobierno.
Por lo
tanto, solicito que cuando se haga el giro correspondiente de esta cuestión de
privilegio se le dé la importancia que tiene y no quede solamente como una
mención más en una sesión legislativa de este tiempo.
Sr. Presidente (González).- La cuestión de privilegio
pasa a la Comisión de Asuntos Constitucionales.
- 9 -
Sr.
Presidente (González).- Para una cuestión de privilegio, tiene la palabra el señor diputado Wolff,
por Buenos Aires.
Sr. Wolff.- Señor presidente: la cuestión de
privilegio es contra el presidente de la Cámara y contra el presidente de la
Nación, en la misma línea que la planteada por el señor diputado Álvaro de
Lamadrid. En tal sentido, mi planteo se refiere a la presencialidad en las
sesiones, tal cual todos sabemos, no digo ya nosotros, que vivimos en un
microclima.
El
artículo 14 del Reglamento de la Cámara de Diputados, permítame leerlo, señor
presidente, dice taxativamente: “Los diputados no constituirán Cámara fuera de
la sala de sesiones, salvo los casos de fuerza mayor.”
Evidentemente,
ya no es fuerza mayor abrir los casinos; hasta está abriendo el Casino Buenos
Aires, ubicado en esta ciudad. Evidentemente no es fuerza mayor cada uno de los
argentinos que hoy está yendo a sus lugares de trabajo. Pero parecería que sí
es fuerza mayor seguir utilizando este mecanismo o este artilugio para no
tratar temas trascendentes de cara a la sociedad.
Pero,
además, parece que el presidente de la Cámara y el presidente de la Nación
están exentos: pasamos de la ASPO a la DISPO y vemos que los dos han tenido que
mantener algún tipo de aislamiento porque ellos no cumplen los requisitos que
nosotros tenemos que cumplir.
Entonces,
quiero pedir al presidente de la Cámara que empecemos a llamar a las cosas por
su nombre. Nosotros acá vivimos en un microclima: venimos, nos lavamos las
manos y nos sentamos a un metro y medio de distancia. Pero nuestras autoridades
se juntan, se abrazan y se sacan fotos de manera casi burlona, invitando a la
ciudadanía a creer que nosotros somos una casta superior.
Pero lo
importante es recalcar por qué pasa esto. Pasa porque hay muchos actores de
este instituto ‑tan sagrado para el funcionamiento de la República‑
que quieren esconder mucho de lo que se está haciendo, como el ajuste salvaje
contra los jubilados. Hablando de este tema, todos recordarán lo que nos pasó
el 14 de diciembre de 2017: vinimos acá y tuvimos que tolerar las piedras, que
muchas veces vinieron de puertas abiertas desde acá adentro.
Entonces,
quiero pedir al presidente de la Cámara que por favor dé la cara y diga que
todo esto es para sostener y tratar el terrible ajuste que se le va a hacer a
la clase pasiva ‑a los jubilados de la Nación‑ desde la casa de
cada uno de los diputados, escondiéndose de la sociedad, que pavorosamente ve
cómo nosotros ‑no los que no estamos de acuerdo con escondernos en nuestra
casa‑ nos transformamos en una casta especial que puede reunirse a la luz
del día, que puede votar a escondidas y que puede hacer un ajuste disfrazado de
una virtualidad que la Argentina ya no tiene. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- La cuestión de privilegio pasa a la
Comisión de Asuntos Constitucionales.
- 10 -
Sr. Presidente (González).- Para otra cuestión de privilegio, tiene
la palabra el señor diputado del Caño,
por Buenos Aires.
Sr. del Caño.- Señor presidente: quiero plantear una cuestión de
privilegio contra la ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires por las
declaraciones brutales que realizó en el día de ayer.
En un
video hemos visto cómo la ministra señala y ataca a la docencia por ser de
izquierda, como si ella fuera una policía ideológica de cuál es el pensamiento
que debe tener la docencia. Dijo que cada vez más docentes provienen de los
sectores populares y son más grandes; o sea, los atacó por su edad, porque
vienen de los sectores populares y son de izquierda. Ya no se sabe por qué más
los podría atacar. Parece que le está saliendo bien copiar a Bolsonaro.
Esto es
muy grave. Durante esta pandemia, la docencia ha sido un ejemplo, a pesar de
los salarios devaluados y las terribles condiciones, porque no se garantizaron
la conectividad y los materiales ni a los docentes ni a los alumnos; muchas
familias ni siquiera tuvieron acceso a ellos. Sin embargo, dicha funcionaria
los ataca con esas declaraciones.
Si
fuese así, es decir, si la docencia fuese como esta funcionaria, no tendríamos
educación pública. Si los estudiantes fuesen como esta funcionaria, no
tendríamos educación pública. Fueron los docentes, la comunidad educativa y
todo el pueblo argentino los que han luchado y han sostenido la educación pública
ante los permanentes ataques de los gobiernos, particularmente del gobierno de
la fuerza política a la que pertenece la ministra de Educación de la ciudad de
Buenos Aires.
Y ni
hablar de este proyecto para que los estudiantes denuncien a los docentes que
hacen activismo político. ¡Es increíble! ¡Es como si estuviésemos en la
dictadura, señor presidente! Pero esto ya lo hemos visto, ya que cuando fueron
gobierno en la provincia de Buenos Aires quisieron poner a los padres en contra
de los docentes; y ahora quieren poner en contra a los estudiantes.
Por
eso, señor presidente, quiero plantear esta cuestión de privilegio como un
desagravio a todas las trabajadoras y trabajadores de la Educación, a la
docencia, a los estudiantes. Que les quede claro que lo único que logran con
estos ataques es fortalecer la lucha y la coherencia de la docencia; y, por
supuesto, de la izquierda.
Y ya
que la ministra dijo que cada vez más los docentes son de izquierda, quiero
decir que me siento orgulloso de que muchos de nuestros compañeros y compañeras
sean parte de los que todos los días se cargan la educación pública, de los que
pelean y de los que educan a nuestros hijos.
Con
estas palabras, señor presidente, dejo planteada esta cuestión de privilegio
contra la ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires.
Sr. Presidente (González).- La cuestión de privilegio pasa a la
Comisión de Asuntos Constitucionales.
- 11 -
Sr. Presidente (González).- Para otra cuestión de privilegio, tiene
la palabra la señora diputada Del Plá, por Buenos Aires.
Sr. Del Plá.- Señor presidente: en el mismo sentido, la cuestión
de privilegio que deseo plantear es contra la ministra de Educación de la
ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña.
Quiero
sumarme a la presentación que ya ha hecho el legislador Gabriel Solano, del
Frente de Izquierda, en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
exigiendo la renuncia de la ministra. También quiero sumarme a las
declaraciones y pronunciamientos de la enorme cantidad de sindicatos; entre
ellos, ADEMyS, Suteba Multicolor y tantos otros que están repudiando esos
dichos, que van al hueso del ataque a la docencia de la educación pública.
Ese
ataque lo venimos soportando gobierno tras gobierno, pero tuvo una agudización
especial en aquellas declaraciones del expresidente, cuando habló de “los que
caímos en la educación pública”, y ahora la tiene en las declaraciones de la
ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires lanzando estas
declaraciones.
Pero
esas declaraciones no las hace en cualquier momento, sino en un momento en el
que se está presionando para regresar a las clases presenciales, cuando no hay
condiciones para ello y cuando la docencia se rebela y le estampa en la cara
que son los gobiernos los responsables de este vaciamiento de la escuela
pública.
Cuando Soledad Acuña dice que el problema de
la docencia es que tiene una mala formación porque a los institutos ingresan
cada vez más estudiantes de mayor edad que han fracasado en otras tareas,
pregunto: ¿cuál es la crítica? En primer lugar, ya sabemos que quieren liquidar
los institutos de formación de la ciudad para crear la UNICABA; hasta el
momento, han fracasado por la enorme movilización popular de docentes y
estudiantes de esos institutos para defenderlos. Del mismo modo, hubo que
defender los institutos en todo el país porque estaban siendo atacados,
justamente, vaciándolos.
Pero,
como dije la semana pasada cuando me tocó abordar este tema, todos los
gobiernos pretenden descargar sobre los estudiantes el resultado de la crisis
educativa, que no es más que el resultado de la crisis económica y social de
sus gobiernos.
Y
entonces ‑volviendo al tema‑, ¿cuál sería el problema de que una
persona que ha sido despedida de su empleo decida ir a estudiar para ser docente?
¿Cuál sería el elemento para criticar? ¿Cuál es el problema de que sea una
persona que proviene de la clase trabajadora?
Los
dichos de la ministra son extremadamente clasistas. Le quiero recordar que la
enorme mayoría de los docentes provenimos de la clase trabajadora por lo
siguiente: ¿qué integrante de la burguesía va a dejar su salud física y mental
en una tarea que se paga de manera absolutamente miserable?
Ninguno
de estos tecnócratas que se la pasan dando consejos tienen la menor idea de lo
que significa trabajar en dos o tres cargos para poder llegar a fin de mes. ¡No
tienen ni idea! Pero tampoco tienen idea de lo maravilloso que es desarrollar
la tarea docente, que a pesar de todas esas penurias la desarrollamos con todo
orgullo.
Les voy a contar mi caso.
Teóricamente, yo sería una de las fracasadas de la ministra Soledad Acuña,
porque ingresé a la Universidad de Buenos Aires pensando en otro tipo de
carrera, en una carrera de investigación, mientras tenía un empleo precario.
Pero cuando perdí ese trabajo, que
tuve durante muchos años ‑que consistía en vender café en un mercado
mayorista de verdura, como la enorme mayoría de la juventud de este país, que
no tiene otra alternativa que acceder a trabajos precarios‑, decidí
ingresar a la docencia, siendo todavía estudiante.
Una vez que puse un pie en un aula no
me quise ir más; no me quise aun ocupando esta banca de diputada, porque estoy
ligada intrínsecamente al destino de la clase a la que pertenezco, de la que
estoy orgullosa y a la cual la ministra cree que puede hacer una crítica.
Entonces, reivindico a cada una de
las, los y les estudiantes que, en el momento de la vida que sea, deciden
ingresar a un instituto de formación docente para dedicar su vida a la
maravillosa tarea de enseñar. Esa
maravillosa tarea no va a ser empeñada ni empañada por ninguno de estos
funcionarios que tienen que dejar esos puestos de una buena vez y permitir que
de la educación nos encarguemos los trabajadores de la educación, los padres y
los estudiantes. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(González).- La cuestión de privilegio planteada será girada a la Comisión de
Asuntos Constitucionales para su consideración.
- 12 -
Sr. Presidente (González).- Para otra cuestión
de privilegio, tiene la palabra el señor
diputado Martínez, por Santa Fe.
Sr.
Martínez.- Señor presidente: me parece que queda
claro que esta cuestión de privilegio es contra los integrantes de Juntos por
el Cambio, que se dirigieron recién al recinto con un claro intento ‑que
no es la primera vez que sucede, lamentablemente‑ de denostar
sistemáticamente la tarea de esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
Denostan la tarea que realizamos
cuando, por ejemplo, se refieren en forma despectiva y con adjetivos
absolutamente impropios al presidente de la Cámara de Diputados. Yo puedo tener
diferencias con cualquier diputado o diputada, pero que aquí se diga que el
presidente de la Cámara actúa aviesamente en las atribuciones que le
corresponden en la administración del reglamento, me parece que realmente es
una actitud que no corresponde.
Estamos orgullosos del presidente de
la Cámara, y lo decimos claramente. Además, ejerce ese cargo porque nosotros
nos ponemos de acuerdo. Cuando criticamos al presidente de la Cámara, de alguna
manera también nos estamos criticando a nosotros mismos.
En segundo lugar, me parece que
también denostamos la tarea del Congreso de la Nación, y específicamente de
esta Cámara de Diputados, cuando criticamos el protocolo de sesiones remotas,
que también nosotros hemos aprobado y que está vigente hasta el 30 de noviembre
por acuerdo de los presidentes de los bloques en el ámbito de la Comisión de
Labor Parlamentaria.
Muchos de lo que estamos aquí
trabajamos arduamente en el ámbito de las comisiones de Modernización
Parlamentaria y de Peticiones, Poderes y Reglamento para que tengamos este
protocolo hoy vigente.
Quiero decir algo en nombre de mi
bloque. En este momento tenemos tres integrantes de nuestra bancada que no pueden
asistir a esta sesión ‑y que van a estar en algunos casos conectados en
forma remota‑ porque están contagiados de COVID-19. Dos de esos
compañeros son de Catamarca y uno, de Santiago Del Estero.
En ese sentido, voy a hacer una
pregunta contrafáctica: ¿cómo podrían ellos participar de esta sesión si
nosotros hoy no tuviéramos el protocolo de sesiones remotas activado? Me parece
que es importante tener eso en cuenta. Obsérvense también a ustedes mismos: son
92 de 116, y hay un montón de integrantes de su bloque que están en este
momento presentes en las pantallas mediante las que nos comunicamos.
Cuando denostamos el protocolo de
sesiones remotas también estamos hablando de ellos: los que no pueden venir acá
por distancia, por dificultad en el transporte o por tener que cuidarse porque
son personas de riesgo.
En tercer lugar, también debemos decir
con claridad que muchas veces hacemos aquí adentro declaraciones que,
obviamente, son parte del juego parlamentario que existe. Pero después vamos a
Pasos Perdidos a hablar con la prensa, y no hacemos más que expresarnos en
contra del Congreso y de esta Cámara de Diputados. Me parece que de ese modo
nos estamos afectando a nosotros mismos.
Por último, quiero señalar que también
se está creando un clima no muy positivo para la sesión que viene. No me cabe
la menor duda de que lo que se hizo hasta este momento está perfectamente
planificado por el principal bloque de la oposición, porque están tratando de
generar un ambiente negativo en una sesión donde vamos a intentar avanzar en
legislar sobre un tema muy importante para los argentinos.
Por otra parte, quiero decir que hoy,
17 de noviembre, para nosotros es un día especial, es un día en el cual
nosotros reivindicamos la militancia política.
- Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Martínez.-
Somos militantes políticos y ‑cierro con esto‑ hace tres días, el
14 de noviembre, ¿sabe a quién recordamos, diputado Iglesias? El 14 de
noviembre recordamos el nacimiento de John William Cooke. ¿Sabe lo que dijo? En
un momento dijo que la antipolítica, la
despolitización, es la continuidad del antiperonismo por otros medios.
Cuando ustedes están denostando la política, no están haciendo otra cosa que
hablar en contra del movimiento nacional y popular más importante de este país.
(Aplausos.)
Sr. Presidente
(González).- La cuestión de privilegio planteada será girada la Comisión de
Asuntos Constitucionales para su consideración.
Diputado Negri: ¿me está pidiendo la
palabra? Silencio, por favor. ¡Diputados: les pido silencio!
- Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr.
Presidente (González).- ¡Diputado: le voy a dar la palabra al diputado
Negri!
- 13 -
Sr. Presidente (González).- Para otra cuestión de privilegio, tiene la palabra el señor diputado Negri, por Córdoba.
Sr. Negri.-
Señor presidente: no acostumbro a plantear cuestiones de
privilegio, pero me veo obligado a hacerlo, no por algo personal con el colega,
aunque va dirigida a él.
Ni nosotros hacemos antipolítica ni
estamos negando haber consentido la situación de anormalidad que la pandemia
trajo. Pero también es cierto que llega el tiempo de la normalidad, y eso es lo
que se ha dicho y reclamado.
En segundo lugar, quiero decir que, en
el caso de los colegas de cualquier bloque, que por la situación de pandemia no
han podido estar presentes y lo han hecho remotamente, no es válido el ejemplo
que se ha dado para plantear una cuestión de privilegio.
Vencido el plazo del ASPO, que es el
motivo por el que adherimos desde esta Cámara con una resolución, cuando
retornemos a la normalidad, puede estar enfermo cualquier colega ‑ojalá
que ninguno‑, como ocurrió siempre en esta Cámara, y tenía licencia por
enfermedad. Nos ocurrió a cualquiera. Sin embargo, la Cámara no se paralizó por
eso. Tampoco había sesiones remotas. Entonces, esa argumentación carece de toda
legitimidad.
Finalmente, quiero decir que nosotros
no armamos, no planificamos, ni damos golpes por atrás. Nosotros conversamos y
discutimos de frente. Puede gustar o no, pero quiero aclarar que no vamos a
repetir la lección que sí tuvimos nosotros durante cuatro años. Teníamos veinte cuestiones de
privilegio y treinta pedidos de apartamiento del reglamento por sesión. ¡Y
guarda con decir que no! Porque no era desde las bancas, sino que se iban al
humo del presidente de la Cámara y saltaban porque decían que en nombre de la
democracia se les impedía hacer uso de la palabra.
Nosotros
no hemos planificado seis cuestiones de privilegio porque queremos debatir los temas
que se van a tratar hoy. Porque no tenemos nada que esconder. Porque tenemos
sanas diferencias. Porque tenemos una visión distinta de cómo resolver los
problemas de la Argentina. Porque nos hacemos cargo del pasado. Pero ustedes
siempre están llegando y no tienen nada que ver con lo que ocurrió en la
Argentina. Y así no hay solución.
De
manera tal que no se den por agraviados. No tenemos tretas, no mandamos a
hablar a escondidas, aceptamos las reglas establecidas en la reunión de la
comisión de Labor Parlamentaria y si decimos que no hay apartamientos del
reglamento no los pedimos ni mandamos a nadie a escondidas para que los pida.
Actuamos con franqueza y de frente. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(González).- La cuestión de privilegio planteada pasa a la Comisión de Asuntos
Constitucionales.
- 14 -
Sr. Presidente (González).- Tiene la
palabra el señor diputado Yacobitti, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Yacobitti.- Señor presidente: solicito
que la Cámara se aparte de las prescripciones del reglamento para formular una
moción de preferencia.
El 18 de agosto del corriente año
presenté, junto con otros señores diputados de otros bloques, el proyecto de
ley contenido en el expediente 4.253-D.-2020, que tiene como objetivo que los
trabajadores puedan deducir del impuesto a las ganancias los gastos
correspondientes a la canasta de artículos básicos necesarios para aprovechar
la educación que reciben. Me refiero básicamente a la educación pública.
Estoy hablando de los gastos de un
curso de idiomas, de la conectividad, de una computadora, de los materiales de
estudio, etcétera. Es decir, las cosas básicas respecto de las cuales todos
sabemos que por más que se vaya a la escuela primaria o secundaria o a la
universidad pública le hacen falta a una familia de trabajadores.
Reitero
que este es un proyecto por el que se procura generar una deducción para los
trabajadores. En esta iniciativa establecemos un tope para que solamente puedan
efectuar esta deducción aquellos trabajadores que perciban salarios entre
55.000 y 145.000 pesos netos. Estas personas no deberían pagar el impuesto a
las ganancias. Pero como los mínimos de este tributo están absolutamente
desactualizados, hoy lo terminan pagando los miembros de la clase trabajadora.
El
proyecto tiene muchas argumentaciones. Creo que, fundamentalmente, el fondo de
la cuestión es entender a la educación como una inversión y no como un gasto.
Al respecto, quiero señalar que todos los viernes hablamos con familias que nos
cuentan sus experiencias para poder incorporar distintos elementos a este
proyecto. Así, a medida que vamos militando sobre esta iniciativa nos vamos
cruzando con distintas personas. Quiero contar la historia de una de ellas,
Norma, de la provincia de Chubu
Norma
tiene 53 años. Recién hablamos de la docencia. Precisamente ella es docente
desde hace 28 años y tiene tres hijos: uno en la primaria y dos en la
universidad pública, más precisamente en Tandil y en Olavarría. Uno estudia
Ciencias y Gestión de la Computación y otro, Medicina. Por eso, por la carga
horaria no pueden trabajar.
Además,
Norma es único sostén de familia, ya que su marido, que es trabajador informal,
no consigue empleo.
En
noviembre ella cobró el sueldo de septiembre. En promedio percibe, con la
antigüedad y todos los premios, 110.000 pesos por mes. Pero solo recibe
aproximadamente el 70 por ciento de su salario. ¿Por qué? Porque el Estado ha
decidido que se le descuente el resto, ya que para aquél Norma obtiene una
ganancia.
Me
parece que debemos entender que no solamente es injusto que a Norma se le
descuente ese impuesto, sino que, además, para el Estado esa es una mala manera
de recaudar.
Sr. Presidente (González).- La Presidencia solicita al señor diputado que redondee su
exposición.
Sr. Yacobitti.- Sí, señor presidente.
El
Estado está recaudando mal, le está sacando hoy un poquito a Norma y eso hace
que ella no pueda pagar el transporte a sus hijos ni los materiales de estudio.
Ni siquiera estoy hablando de que tenga que pagar alguna institución privada,
porque todos estos casos corresponden a la escuela y la universidad públicas.
Si
no entendemos que estamos en una pandemia y que lo que hicieron los países del
mundo que salieron de lo único similar que tenemos a ellas, que son las
guerras, fue triplicar el presupuesto destinado a educación, nos vamos a
equivocar.
Cuando
se cobra el impuesto a las ganancias a los trabajadores lo que se está haciendo
es que se tengan que privar de brindar a sus hijos las herramientas necesarias
para educarse. Eso, a futuro, no solamente es una mala manera de recaudar
impuestos por parte del Estado, sino que además significa la posibilidad de que
los jóvenes caigan en el delito.
Sr. Presidente (González).- La Presidencia solicita nuevamente al señor diputado que
redondee su exposición.
Sr. Yacobitti.- Sí, señor presidente, pero esta es una sesión en la que vamos a
hablar de la riqueza y de los trabajadores, por lo que me parece importante
señalar esto.
Sr. Presidente (González).- Como se prevé que esta sesión será muy extensa, en la
reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria hemos arribado a un acuerdo en el
sentido de respetar los tiempos.
Sr. Yacobitti.- Estos trabajadores tienen que pagar ese impuesto. Por eso es importante
que votemos una moción de preferencia con dictamen para que podamos discutir
con tiempo este proyecto.
De
todos modos, me parece que a los trabajadores como Norma se les acaba el tiempo
y sus hijos no pueden aprovechar la educación que actualmente les está
brindando el Estado.
Por
lo expuesto, solicito que se vote esta moción de preferencia en forma nominal.
-
Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Presidente (González).- Señores diputados y señoras diputadas: se los voy a decir
por única vez: en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria hemos
intentado arribar a un acuerdo. En ese sentido, he pedido expresamente a la
totalidad de los señores presidentes de bloque que hablen con sus diputados, a
fin de respetar los tiempos. Esta sesión será maratónica. En consecuencia, si
no respetamos los tiempos se extenderá por veinticuatro horas.
Por
lo expuesto, a partir de este momento procederé a cortar el uso de la palabra a
aquellos señores diputados que no respeten el tiempo.
Tiene
la palabra el señor diputado Iglesias, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Iglesias.- Señor presidente: solicito que la moción de apartamiento del
reglamento se vote en forma nominal.
Sr. Presidente (González).- Así se hará, señor diputado.
Se
va a votar nominalmente la moción de apartamiento del reglamento formulada
por el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a fin de aprobar
una moción de preferencia, con dictamen de comisión. Se requieren las tres
cuartas partes de los votos que se emitan.
-
Mientras
se practica la votación nominal:
Sr.
Presidente (González).- La Presidencia
procederá a preguntar, de manera verbal, el voto de 28 señores diputados que el
sistema no ha podido registrar.
Además de llamarlos dos veces, como
dice el reglamento, solicito, por favor, a los diputados presentes y a los que
están conectados en forma remota, que estén atentos al momento de votar. De
otro modo, cada votación requerirá de un tiempo enorme.
Señor diputado Ansaloni: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr.
Presidente (González).- Al no haberse
expresado, el señor diputado Ansaloni, es considerado ausente en la votación.
Señor diputado Bormioli: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
Sr.
Bormioli.- Voto por la negativa, señor
presidente.
Sr.
Presidente (González).- Señor diputado
Cornejo: ¿puede expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr.
Presidente (González).- Al no haberse
expresado, el señor diputado Cornejo es considerado ausente en la votación.
Señora diputada Estévez: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
Sra.
Estévez.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sr.
Presidente (González).- Señor diputado
Ferraro: ¿puede expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr.
Presidente (González).- Al no haberse
expresado, el señor diputado Ferraro es considerado ausente en la votación.
Señora diputada Figueroa: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr.
Presidente (González).- Al no haberse
expresado, la señora diputada Figueroa es considerada ausente en la votación.
Señora diputada Frade: ¿puede expresar
el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr.
Presidente (González).- Al no haberse
expresado, la señora diputada Frade es considerada ausente en la votación.
Señor diputado García De Luca: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr.
Presidente (González).- Al no haberse
expresado, el señor diputado García De Luca es considerado ausente en la
votación.
Señora diputada Ginocchio: ¿puede expresar el sentido de su
voto?
Sra. Figueroa.- Por favor,
señor presidente.
Sr.
Presidente (González).- Sí, la escucho.
Sra.
Figueroa.- Mi voto es negativo, pero acá no me da la opción de votar.
Sr.
Presidente (González).- ¿Diputada Ginocchio?
Sra.
Ginocchio.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).-
Señora diputada González: ¿puede expresar el sentido de su voto?
Sra. González.- Mi voto es
negativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).-
Señor diputado Carlos Gutiérrez: ¿puede indicar el sentido de su voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- Al no haberse expresado, el
señor diputado Gutiérrez es considerado ausente en la votación.
Diputado Koenig, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sra. Caparrós.- Señor
presidente: pido la palabra.
Sr. Presidente (González).-
Tiene la palabra la señora diputada Caparrós, por Tierra del Fuego.
Sra. Caparrós.- Señor
presidente: deseo aclarar que mi voto es negativo. Hubo un error en el sistema
y quería aclararlo.
Sr.
Gutiérrez (C.M).- Señor presidente...
Sr.
Presidente (González).- Sí, señor diputado Gutiérrez.
Sr. Gutiérrez (C.M).- Mi voto es
negativo, señor presidente. Me aceptó el voto, pero no me podía “desmutear”,
cosa que yo ya manifesté en la anterior sesión respecto del “desmuteo” de los
micrófonos cuando se trata de esta situación que usted está canalizando en este
momento. Repito, mi voto es negativo.
Sr.
García De Luca.- Pido la palabra, señor presidente.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra el señor diputado García De
Luca.
Sr.
García De Luca.- Manifiesto mi voto afirmativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).-
Señor diputado Koenig: ¿puede manifestar el sentido de su voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr. Presidente (González).-
Al no haberse expresado, el señor diputado Koenig es considerado ausente en la
votación.
Diputado Lacoste: ¿puede manifestar el sentido de su voto?
Sr. Lacoste.- Señor
presidente: mi voto es afirmativo. Estoy en el edificio Anexo y “mutean” el
micrófono desde allí.
Sr. Presidente (González).-
Señora diputada Macha: ¿puede indicar el sentido de su voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr. Presidente (González).-
Al no haberse expresado, la señora diputada Macha es considerada ausente en la
votación.
Señor diputado Martiarena: ¿puede indicar el sentido de su
voto?
Sr. Martiarena.- Mi voto es
negativo, presidente.
Sr. Presidente (González).-
Señora diputada María Rosa Martínez: ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sra. Martínez (M.R.).- Mi voto es
negativo, señor presidente.
Sra.
Macha.-
Pido la palabra, señor presidente.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Macha.
Sra. Macha.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sr.
Presidente (González).- Señora diputada Morales Gorleri, ¿puede indicar
el sentido de su voto?
-
Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera a la
diputada Morales Gorleri ausente a la hora de votar.
Señora
diputada Navarro, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sra. Navarro.- Mi voto es negativo,
señor presidente.
Sr.
Presidente (González).- Señora diputada Rey, ¿puede
indicar el sentido de su voto?
-
Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- No habiéndose
manifestado, se considera a la diputada Rey ausente a la hora de votar.
Señora
diputada Scaglia, ¿puede indicar el sentido de su voto?
-
Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera a la diputada Scaglia
ausente a la hora de votar.
Señora
diputada Uhrig, ¿puede indicar el sentido de su voto?
-
Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- No habiéndose
manifestado, se considera a la diputada Uhrig ausente a la hora de votar.
Sr. Koenig.- Señor presidente…
Sr. Presidente (González).- Señor diputado
Koenig, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sr.
Koenig.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Señor diputado
Valdés, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sr.
Valdés.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Señora diputada
Vallejos, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sra.
Vallejos.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Señor diputado
Yedlin, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sr.
Yedlin.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Señora diputada
Yutrovic, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sra.
Yutrovic.- Mi voto es negativo, señor presidente.
Sra.
Morales Gorleri.- Pido la palabra.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Morales Gorleri.
Sra.
Morales Gorleri.- Mi voto es afirmativo, señor presidente.
Sra.
Rey.-
Pido la palabra.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Rey.
Sra.
Rey.-
Mi voto es afirmativo, señor presidente.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra la señora diputada Moreau, por
Buenos Aires.
Sra.
Moreau.- Señor presidente: el diputado Cisneros me dijo que quiere
aclarar el sentido de su voto porque fue tomado mal.
Sr.
Presidente (González).- Señor diputado Cisneros, ¿puede
indicar el sentido de su voto?
-
Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Se cierra la votación.
- Finalizada la votación nominal, conforme al tablero electrónico, sobre
253 señores diputados presentes, se han registrado 115 votos afirmativos, 124
negativos y 3 abstenciones.
Sr.
Secretario (Cergnul).- Hubo 115 votos por la afirmativa, 124 por la negativa y 3
abstenciones[1].
Sr. Presidente (González).- Queda rechazada la
moción.
- 15 -
Sr.
Presidente (González).- Tiene
la palabra la señora diputada Lospennato, por Buenos Aires.
Sra.
Lospennato.- Señor presidente: tenemos por delante una sesión que hemos
estipulado que durará 23 horas y todavía no hemos comenzado a analizar su
temario. Pido a mis compañeras y compañeros secretarios parlamentarios de los
bloques que tomen nota de los diputados que tienen este problema de conexión
para que los llamen uno por uno e intentemos a partir de ahora que las
votaciones se pueden resolver rápido.
En segundo lugar, el protocolo señala que cuando un
diputado no votó, pero está en Webex, tiene que ser llamado dos veces y después
ser considerado ausente. Así, una vez considerado ausente, está ausente. No
puede ser que a los 10 minutos aparezca y pida la palabra, porque la verdad es
que desordena la sesión. Nuestra obligación es estar atentos a la sesión. Si el
diputado fue llamado dos veces y perdió la oportunidad de votar, está cumplido
el protocolo y corresponde considerarlo ausente. (Aplausos.)
Sr.
Presidente (González).- Diputada: espero que tenga toda la suerte del
mundo y que le hagan caso; suerte que yo no tengo. (Risas y aplausos.)
- 16 -
Sr. Presidente (González).- Para una moción de apartamiento del
reglamento, tiene la palabra la señora diputada Dolores Martínez, por la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Sra. Martínez (D.).- Señor presidente:
vengo a poner en consideración de este cuerpo una moción de orden en los
términos del artículo 127 inciso 10, a fin de solicitar el apartamiento de las
prescripciones del reglamento y tratar de manera urgente o especial el proyecto
de resolución por el que se cita a este recinto al señor ministro de Salud,
doctor Ginés González García, para que en el marco del artículo 71 de la
Constitución Nacional y del artículo 204 del reglamento de esta Cámara informe
de manera verbal sobre cuestiones relacionadas con la administración de la
pandemia, específicamente en lo relativo a las aparentes compras masivas de
vacunas de diverso origen y estado de desarrollo, con los errores en los
conteos de los resultados de los tests y
la homogeneización de la carga (expediente 6.035-D.-2020).
Por otro lado, es importante conocer el impacto de las
campañas educativas y de difusión de información. Asimismo, es primordial
evaluar su efectividad para pensar en los efectos que pueda tener una segunda
ola, como la que hoy afecta al hemisferio norte.
En este sentido, también pedimos una explicación sobre los
protocolos para acompañar el regreso urgente a las clases presenciales. Esto es
considerado esencial en los países de Europa, donde se tiene como un error el
cierre de las escuelas durante la primera ola de la pandemia.
Queremos saber qué piensa y qué planifica el señor ministro
al respecto. Asimismo, pedimos que informe cómo fueron afectadas por la
pandemia otras áreas importantes de la salud pública. Me refiero a asuntos
atinentes al calendario de vacunación obligatoria, a los servicios de salud
mental y sexual, y al control de enfermedades no transmisibles. Y, en caso de
haberse visto afectadas, queremos conocer los esfuerzos que está realizando el
Ministerio para lograr su regularización.
Estamos a punto de cumplir un año de iniciada la pandemia
del COVID-19. Con aciertos y desaciertos, el Ejecutivo pudo tomar decisiones en
el marco de la pandemia y de las nueve emergencias. De hecho, dictó sesenta y
un decretos de necesidad y urgencia, de los cuales cuarenta y cuatro ya fueron
validados por este Congreso. Eso no quita que tenga la suma del poder y se
desentienda de cómo funciona el sistema político en la Argentina, que es de
pesos y contrapesos.
Entiendo que el ministro tuvo suficiente tiempo para venir
a informar a este Congreso. Sin embargo, solamente lo hizo dos veces y desde la
última oportunidad pasaron doscientos treinta y un días.
Por lo expuesto, pido a este cuerpo y a todos los bloques
políticos que ante la situación más grave que afecta a nuestro país, acompañen
este pedido. Hoy la Argentina ocupa los primeros lugares en el ranking mundial de casos positivos en
términos absolutos, contabilizando aproximadamente 1.200.000.
Sr.
Presidente (González).- Señora
diputada: le pido que vaya redondeando.
Sra.
Martínez (D.).- Ya finalizo, señor presidente. Pronto estará entre los
cinco países con más muertes acumuladas por millón. Este es un pedido de
transparencia y rendición de cuentas ante el Congreso y principalmente ante la
ciudadanía.
Sr.
Presidente (González).- Señora diputada: por favor, finalice su
exposición porque si no, tendré que cortarle el uso de la palabra.
Sra.
Martínez (D.).- Necesitamos que el ministro venga a darle confianza a
nuestra sociedad.
Sr. Presidente (González).- Se va a votar la
moción de apartamiento del reglamento formulada por la señora diputada Dolores
Martínez.
Sra. Martínez (D.).-
Señor presidente: solicito que la votación sea nominal.
Sr. Presidente (González).- Así se hará, señora
diputada.
Sra. Cerruti.- Señor presidente: solicito el
uso de la palabra.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la
señora diputada Cerruti, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sra. Cerruti.- Gracias, señor presidente.
Espero que tenga la misma energía para cortar la palabra a todo el mundo.
Sr. Presidente (González).- Intento tenerla. Me
la van a agotar en veinticuatro horas, señora diputada.
Sra. Cerruti.- Señor presidente: entendiendo
lo que expresó el presidente del bloque de Juntos por el Cambio, y la
secretaria parlamentaria, estamos todos contestes con el espíritu de que esta
sesión transcurra de la manera en que debe hacerlo, sin interrupciones,
dilaciones ni nada por el estilo. Sabemos que se necesitan tres cuartas partes
de los votos que se emitan para aprobar un apartamiento del reglamento; además,
sabemos que no se va a conseguir si el voto de la primera minoría es negativo.
La
diputada tiene todo el derecho de pedirlo. Pero yo hago un llamado a la
reflexión, dado que cada una de estas votaciones tarda veinte minutos, como la
que acaba de transcurrir. Les pido a la señora diputada y a las autoridades del
bloque de Juntos por el Cambio que nos pongamos de acuerdo en hacer la votación
a mano alzada.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el
señor diputado Cano, por Tucumán.
Sr. Cano.- Señor presidente: no sé si es
factible realizar el voto a mano alzada o si se puede tener en cuenta la manera
en que cada uno votó el anterior pedido de apartamiento del reglamento, sin
necesidad de efectuar una votación nominal.
Sr. Presidente (González).- No, señor diputado.
La votación es nominal o a mano alzada.
Hay
un pedido de la diputada Cerruti a la diputada Dolores Martínez para ver si
accede o no a que, en lugar de que la votación sea nominal, sea por signos.
Tiene
la palabra la señora diputada Moreau, por Buenos Aires.
Sr. Iglesias.- ¡Uh!
Sra. Moreau.- ¿Qué problema tiene, diputado
Iglesias?
Sr. Presidente (González).- No dialogue, señora
diputada.
Sra. Moreau.- Simplemente quiero aclarar el sentido
de nuestro voto. Nuestro bloque no acompaña este apartamiento del reglamento,
con lo cual es imposible llegar al número de votos que se necesita.
Le
pido al diputado Mario Negri, presidente del interbloque de Juntos por el
Cambio, que evalúe votar a mano alzada porque el número no está.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el
diputado Negri, por Córdoba.
Sr. Negri.- Habiendo aclarado la diputada
preopinante que el bloque del oficialismo no quiere acompañar que venga el
ministro, en ese caso vamos a obviar ‑previa autorización que me ha dado
la diputada requirente, no es que la estoy desautorizando‑ el llamado a
votación nominal.
Aprovecho
para dejarles un mensaje, un gestito de idea. Tengan alguno similar ustedes,
alguna vez. Gracias. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Se va a votar a
mano alzada la moción de apartamiento del reglamento a fin de incluir en el
temario de esta sesión el expediente solicitado por la diputada Dolores
Martínez. Se requieren las tres cuartas partes de los votos que se emitan.
-
Resulta negativa.
Sr. Presidente (González).- Queda rechazada la
moción.
- 17 -
Sr. Presidente (González).- Para un pedido de
apartamiento del reglamento, tiene la palabra el señor diputado Iglesias, por
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Iglesias.- Señor presidente: nosotros no
tiramos piedras, nosotros no robamos lapiceras, nosotros no arrebatamos
micrófonos, nosotros no consideramos que cuando se critica a la política se nos
critica solo a nosotros, porque no creemos ser toda la política, sino una parte
de ella. Los que creen ser toda la política son los totalitarios; los
totalitarios que creen ser toda la política, toda la Patria, todo el pueblo y
todo el país.
Nosotros
no creemos esto, señor presidente. Creemos ser una parte y como una parte de la
política que somos, cuando muy ocasionalmente el gobierno a cargo hace algo
bien, queremos apoyarlo.
Por
eso, solicito el apartamiento del reglamento para considerar el expediente
5332.-D.-2020, del diputado Buryaile y otros integrantes de Juntos por el
Cambio, que declara su beneplácito por el voto de respaldo del gobierno
nacional al informe presentado por la alta comisionada del Consejo de Derechos
Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, sobre la situación de los derechos
humanos en Venezuela.
Estamos
seguros de que el bloque oficialista estará muy contento de apoyar la decisión
sabiamente tomada por el canciller Solá.
Particularmente,
estoy seguro de que el diputado Valdés, quien el otro día tuvo un lamentable
inconveniente en la reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto y
tuvo que pasar a cuarto intermedio sin fijar ‑como establece el
reglamento‑ cuándo se retomaría.
Estoy
seguro de que el diputado Valdés estará feliz de apoyar la decisión de la
Cancillería, de su canciller y del oficialismo a favor de reconocer y de
condenar los infames delitos cometidos por la dictadura de Maduro en Venezuela
y que tan bien describió la resolución tomada por nuestro representante en las
Naciones Unidas.
Con
respecto a la votación, como estoy seguro de que el bloque oficialista va a
acompañar esta moción de su canciller, le pido a la diputada que está a cargo
de coordinarlo que anuncie el voto favorable, así nos evitamos la votación
nominal. En el caso de que no sea así, iremos a votación nominal. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la
palabra la señora diputada Moreau, por Buenos Aires.
Sra. Moreau.- Señor presidente: acompañamos
a nuestro gobierno, a nuestro canciller. (Aplausos.)
No acompañamos la moción presentada por el diputado Iglesias.
Sr. Iglesias.- ¡Qué lástima! Entonces que la
votación sea nominal.
Sr. Presidente (González).- Señor diputado
Iglesias, sabiendo que no existe el número, ¿usted requiere nuevamente la
votación nominal?
Sr. Iglesias.- Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Le agradezco la
predisposición.
Se
va a votar en forma nominal la moción de apartamiento del reglamento solicitada
por el señor diputado Iglesias.
- Mientras se practica la
votación nominal:
Sr. Presidente (González).- Diputada Camaño,
¿está solicitando el uso de la palabra?
Sra. Camaño.- Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la
señora diputada Camaño, por Buenos Aires.
Sra. Camaño.- Le estoy pidiendo la palabra
para una moción de orden.
Estoy
de este lado de la sesión porque soy una persona de riesgo, soy
inmunosuprimida; de hecho ya transcurrí mi primer COVID y en este momento, por
ejemplo, estoy con hisopado.
Digo
esto, señor presidente, porque mi deseo más grande es estar en ese recinto,
como todos comprenderán.
¿Qué
daría por volver a la normalidad, y que todos los argentinos y el planeta
puedan volver a la normalidad? Me cuesta muchísimo trabajo seguir la sesión
desde la computadora.
Sr. Presidente (González).-
Se está votando, señora diputada.
Sra. Camaño.- Yo pedí una moción de orden.
Me cuesta mucho trabajo seguir la sesión desde la computadora, señor
presidente.
Sr. Presidente (González).- Diputada Camaño, si
usted me permite, ¿podemos terminar la votación y luego pide la moción de
orden?
Sra.
Camaño.- Señor presidente: quiero colaborar para que presida con
tranquilidad porque mucho me temo que esta tarde se va a ir con un infarto.
Sr.
Presidente (González).- No es para tanto, señora diputada. Luego de
finalizada la votación, le cederé el uso de la palabra.
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- Cerrada la votación, se tomará el voto nominal a
los trece diputados que no pudieron registrar su voto.
Señor diputado Angelini, ¿puede indicar el sentido de su
voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera al
diputado Angelini ausente en la votación.
Señor diputado Ansaloni, ¿puede indicar el sentido de su
voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera al
diputado Ansaloni ausente en la votación.
Señora diputada Ayala, ¿puede indicar el sentido de su
voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera a la
diputada Ayala ausente en la votación.
Señor diputado Berhongaray, ¿puede indicar el sentido de su
voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera al
diputado Berhongaray ausente en la votación.
Señor diputado Bogdanich, ¿puede indicar el sentido de su
voto?
Sr.
Bogdanich.- Señor presidente: mi voto es negativo.
Sr.
Presidente (González).- Señora diputada Camaño, ¿puede indicar el
sentido de su voto?
Sra.
Camaño.- Señor presidente: me voy a abstener de votar.
Sr.
Presidente (González).- Señor diputado Cornejo, ¿puede indicar el
sentido de su voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera al
diputado Cornejo ausente en la votación.
Señora diputada Frade, ¿puede indicar el sentido de su
voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera a la
diputada Frade ausente en la votación.
Señor diputado Martiarena, ¿puede indicar el sentido de su
voto?
Sr.
Martiarena-. Señor presidente: mi voto es negativo.
Sr.
Presidente (González).- Señora diputada Medina, ¿puede indicar el
sentido de su voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera a la
diputada Medina ausente en la votación.
Señor diputado Rego, ¿puede indicar el sentido de su voto?
Sr.
Rego.-
Señor presidente: mi voto es afirmativo.
Sr.
Presidente (González).- Señor diputado Ramón, ¿puede indicar el sentido
de su voto?
- Luego de unos
instantes:
Sr.
Presidente (González).- No habiéndose manifestado, se considera al
diputado Ramón ausente en la votación.
Se cierra la votación. Por Secretaría se dará lectura del resultado de
la votación.
-
Finalizada la votación nominal, conforme al tablero
electrónico, sobre 253 señores diputados presentes, se han registrado 109 votos
afirmativos, 133 negativos y 2 abstenciones.
Sr. Secretario (Cergnul).- Hubo 109 votos
por la afirmativa, 133 por la negativa y 2 abstenciones[2].
Sr.
Presidente (González).- Queda rechazada la moción.
- 18 -
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora diputada
Camaño, por Buenos Aires.
Sra. Camaño.-
Señor presidente: es difícil seguir una sesión de manera remota. Muchas veces
eso no forma parte de lo que uno quiere sino de lo que uno puede.
Cada vez que hay sesión me siento con
muchísima humildad a tolerar de qué manera se desarrolla, muchas veces desde un
lugar hostil, dentro del recinto. Por cierto esta es la metodología elegida
entre todos, porque a la hora de determinarla nadie propuso una mejor opción y
los protocolos contaron con la totalidad de los votos de la Cámara. Estamos
sesionando porque, en democracia, la casa de la democracia funciona conforme a
las mayorías.
Es muy difícil seguir la sesión. Nunca
ocurrió algo como esto. No sé por qué le están haciendo al presidente semejante
desbarajuste en la sesión. Me parece que deberíamos tener todos la humildad de
aceptar que tenemos que tratar en serio de no sacarnos ventajas. Vamos a
considerar un temario. Hasta aquí hemos tenido una metodología de
funcionamiento. No voy a votar favorablemente todas las cuestiones del temario
y de hecho seré muy crítica con algunos de los temas.
La moción concreta que quiero hacer es
que vayamos al temario de la sesión especial que se ha pedido, que seamos
respetuosos de nuestra palabra porque es lo único que tenemos. Lo único que tenemos
es nuestra palabra, amén de la representatividad.
Estos tiempos no sencillos. La
sociedad está pasando peripecias. No vivimos tiempos sencillos ni son momentos
para hacer chicanas o para tomar ventajas para ninguno de los lados.
Por lo tanto, señor presidente, mi
moción es que ordenemos la sesión conforme a lo que hacemos habitualmente, que
es primero plantear las cuestiones de privilegio, luego, si hay, hacer los
homenajes, y más adelante comenzar con los temas de la sesión.
La diferenciación que tenemos entre
quienes tienen la posibilidad de hablar desde el recinto y quienes no somos
dueños de nuestra palabra es muy difícil, porque la palabra de los que estamos
de manera remota depende de un funcionario de la Cámara, depende de que de
algún modo le hagamos llegar al presidente algo que le permita visualizarnos.
Así que en mérito al respeto que nos
debemos como seres humanos, abandonemos esta posición de dilación que estamos
tomando, adentrémonos en los temas y seamos respetuosos. Cuando consideremos el
temario tendremos la oportunidad de ser picantes y dejar nuestras ideas.
La moción concreta es que consideremos
el temario del día.
Sr. Presidente
(González).- Señora diputada: solamente queda un apartamiento que planteará la
diputada Ávila. Entiendo lo que dice la diputada Camaño, pero no creo que me lo
hagan a mí. Le soy absolutamente franco.
Solicito a los señores diputados que
están presentes y a los que están conectados de manera remota que a la hora de
las votaciones tengan la atención debida, porque si no, lo único que hacen es
generar una pérdida de tiempo importante a aquellos que están presentes y
esperando su voto.
Tiene la palabra la señora diputada
Lospennato.
Sra. Lospennato.-
Señor presidente: estamos siguiendo la sesión tal como fue acordada en la
reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria. Todas las cuestiones de
privilegio, todos los apartamientos de reglamento fueron anunciados en la
reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria. Aquí nadie está dilatando nada.
Y, por otra parte, no se puede faltar
a la verdad. Hubo sesiones con más de veinte pedidos de apartamiento del
reglamento y donde se plantearon más de cuarenta cuestiones de privilegio
cuando nosotros éramos oficialismo, y los escuchamos y respetamos porque es el derecho
que les otorga el reglamento y que también nos lo otorga a nosotros. Estamos
cumpliendo con lo acordado.
La
verdad, creo que la propuesta de la diputada Camaño, primero, va en
contra de un acuerdo de labor; segundo, dejará a la diputada Ávila sin poder
plantear un apartamiento que correctamente pidió donde tenía que pedirlo.
Por lo tanto, nos oponemos a esa
moción, pedimos que se respete el acuerdo tomado en la reunión de la Comisión
de Labor Parlamentaria, que la diputada Ávila solicite el apartamiento del
reglamento, para luego adentrarnos a considerar el temario tal como estaba
programado. (Aplausos.)
Sr.
Presidente (González).- Le pido a la diputada Camaño que, si lo
considera pertinente, retire su moción. Si lo hace, voy a darle la palabra a la
diputada Ávila para terminar con este segmento y comenzar con los temas de la
sesión.
Sra.
Camaño.- Señor presidente: yo estoy tratando de colaborar, no de
obstruir. La verdad es que esta rémora del pasado no me parece válida, ya que
las circunstancias no son las mismas.
Sr.
Presidente (González).- Le agradezco mucho, diputada.
- 19 -
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra la señora diputada Ávila, por
Tucumán.
Sra.
Ávila.-
Señor presidente: voy a ser muy breve.
Pido esta moción de apartamiento del reglamento y moción de
preferencia habida cuenta de que el 31 de agosto pasado presenté, junto con
otros diputados nacionales, una iniciativa impulsada por la Asociación de
Periodistas de la República Argentina –APeRA‑ que propone instituir el
día 6 de noviembre de cada año como el Día Nacional de la Rememoración del
Primer Izamiento de la Bandera Argentina en las Islas Malvinas, al cumplirse
los doscientos años de ese importante e histórico acontecimiento.
La gesta de Malvinas y la defensa de nuestra soberanía son
una prioridad de todos los gobiernos argentinos, sin distinción de banderías
políticas. Es un tema que ya habíamos tratado en la Comisión de Labor
Parlamentaria, pero lo quería hacer público porque considero que es muy
importante visibilizar lo que significa Malvinas para los argentinos. Todavía
sigue siendo una herida abierta. Se trata de la última guerra de la Argentina
en el siglo XX.
La intención es, sobre todo, visibilizar el coraje de
nuestros héroes de Malvinas, muchos de los cuales son veteranos que están con
vida y tienen la oportunidad de hablar.
Señor presidente: quisiera que este tema tan importante –ya
que la fecha del 6 de noviembre se recordó en casi todo el país‑ pueda
ser tratado, si no en esta sesión, en la próxima. Me parece de vital
importancia poder homenajear el coraje de nuestros héroes veteranos, que no
solamente tuvieron que pasar por la guerra en 1982, sino también por la
indiferencia de toda una sociedad cuando volvieron de Malvinas, lo que es
sumamente injusto.
Entonces, el objetivo es instalar esta fecha en el
calendario, que no significa agregar un día no laborable sino visibilizar el
acontecimiento histórico de Malvinas para que lo conozcan las nuevas
generaciones.
Hay diputados de otras bancadas que han presentado
proyectos similares. Hemos tenido contacto con los diputados de Tierra del
Fuego, así como con los veteranos de guerra y con las enfermeras que estuvieron
acompañando a nuestros soldados. En este sentido, considero que es sumamente
importante que este proyecto pueda ser aprobado sin distinción de banderías
políticas. Malvinas todavía sigue siendo una herida abierta para todos los
argentinos y estoy segurísima de que a través de la vía diplomática vamos a
conseguir que vuelvan a ser argentinas, como lo han sido siempre.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra la señora diputada Álvarez
Rodríguez, por Buenos Aires.
Sra.
Álvarez Rodríguez.- Señor presidente: en relación con el apartamiento del
reglamento que plantea la diputada Ávila, quiero manifestar que Malvinas es una
causa argentina y de todos los argentinos. Nuestro gobierno, con la
estructuración del cumplimiento de la ley que aquí votamos, conformó la
comisión para esta causa. Asimismo, los doscientos años del izamiento de la
bandera en Malvinas se celebró en consonancia no solo en la Quinta de Olivos
con un izamiento sino también en distintos puntos de las veinticuatro
provincias argentinas.
En este sentido, aceptamos la propuesta de la incorporación
de este proyecto pero para la próxima sesión. Por eso no acompañamos la moción
pero el bloque del Frente de Todos asume este compromiso para la próxima
sesión.
Sr.
Presidente (González).- Se va a votar la moción de apartamiento del
reglamento planteada por la diputada Ávila. Se requieren las tres cuartas
partes de los votos que se emitan.
- Resulta
negativa.
Sr.
Presidente (González).- Queda rechazada la moción y queda constancia de
que el bloque del Frente de Todos toma el compromiso político de tratar el tema
propuesto por la diputada Ávila en la próxima sesión.
- 20 -
aceptacíon de las modificaciones al proyecto de ley de presupuesto
nacional para el ejercicio 2021
Sr.
Presidente (González).- Corresponde considerar el dictamen de la
Comisión de Presupuesto y Hacienda por el que se aceptan las modificaciones
introducidas por el Honorable Senado al proyecto de ley de presupuesto nacional
para el ejercicio 2021. (Orden del Día Nº 268).
aquí
ORDEN DEL día n° 268
Sr.
Presidente (González).- En consideración.
Tiene la palabra el señor diputado Heller, por la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Sr.
Heller.- Señor presidente: efectivamente, ayer se reunió la
Comisión de Presupuesto y Hacienda, donde consideramos este problema que se
planteó en el Senado al momento de tratar el presupuesto.
Hubo un error material, que ha asumido la Secretaría de
Hacienda a través de una nota que remitió a ambas Cámaras. Me refiero a la
omisión de la remisión de una cantidad de planillas complementarias, todas
ellas con detalles de obras que fueron incorporadas en el extenso tratamiento
del presupuesto que hiciéramos en el recinto.
De todos modos, esta omisión no altera para nada el
contenido de lo que hemos tratado. Tanto es así que el miembro informante y el
presidente del bloque oficialista en el Senado resaltaron expresamente que la
Cámara Alta no modificaba absolutamente nada de lo sancionado por esta Cámara
de Diputados, sino que, a los fines de cumplir con el sistema de formación de
leyes establecido en la Constitución, hacía falta una ratificación a través de
la incorporación de las mencionadas planillas complementarias.
Esto lo hemos explicado ayer en la Comisión de Presupuesto
y Hacienda, donde además emitimos dictamen. Hoy venimos a pedir formalmente la
aprobación de este proyecto de ley por parte de este Honorable Cuerpo.
- Ocupa la
Presidencia la señora presidenta de la Comisión de Legislación General,
doña Cecilia Moreau.
Sr.
Heller.- Quiero agregar, además, que el diputado Pastori solicitó
una aclaración particular respecto del artículo 13, que establece la vigencia
del Fondo Nacional de Incentivo Docente, creado por ley 25.053 y sus
modificaciones, por el término de un año. El diputado preguntó si eso implicaba
la instalación de un impuesto. La respuesta es negativa. Este artículo figura
al solo efecto de poder asignar los fondos, esto es, de crear las condiciones
de transferir lo que corresponde a cada provincia, ya que la reglamentación
anterior estaba vigente hasta 2020.
En mérito a la brevedad y tratando de recuperar tiempo,
solicito a esta Honorable Cámara la aprobación de la remisión del Senado, que
no es otra cosa que la ratificación de lo que hemos aprobado en esta Cámara de
Diputados.
Sra.
Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el diputado Pastori, por
Misiones, quien comparte el tiempo con el diputado Juan Manuel López.
Sr.
Pastori.- Señora presidenta: voy a ir al grano en orden a ganar
tiempo. Nos vamos a abstener, tal como lo hicimos en el tratamiento de la ley
de presupuesto de 2021. En ese momento la posición del interbloque fue la
abstención en general. Por lo tanto, también nos abstenemos en la votación de
esta corrección que viene del Senado.
Quiero agradecer la aclaración que acaba de hacer el
presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda ante una pregunta que le
hicimos ayer en la reunión de comisión. Su respuesta ha quedado clara.
Entonces, no se trata de restablecer el impuesto llamado “Fondo Nacional de
Incentivo Docente”, que fue derogado en el año 2000, sino de posibilitar la
prosecución de las transferencias que la Nación hace a las provincias para que
estas puedan complementar el salario docente.
Por último, quiero aclarar que en el tratamiento que
estamos teniendo en este momento también hay una fe de erratas. En este caso
proviene del Senado, ya que en el proyecto
que ha venido con la sanción de la Cámara revisora también se trasuntó un error
en el artículo 2°, en el que omitieron consignar las cifras correspondientes a
los recursos de capital y a los recursos totales, cuando hacía mención al
cálculo de recursos; es decir, que el Senado ahora tuvo que hacer una fe de
erratas, con lo cual esto también forma parte del tratamiento que estamos
teniendo en este momento.
Dicho esto, señora presidenta,
dejamos, entonces, clara la abstención de nuestro bloque.
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra
el señor diputado López, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. López.-
Señora presidenta: quiero adelantar el voto negativo del bloque de la Coalición
Cívica. Las razones las dio por este bloque la diputada Paula Oliveto el 28
octubre, cuando se trató el presupuesto.
La Argentina no está para chicanas ni
para comentarios que tengan que ver con sacar réditos políticos, así que vamos
a ser muy prudentes y muy breves. Solamente vamos a decir que en esa
oportunidad ningún miembro de nuestro bloque votó el artículo 11, que es de las
planillas.
- Ocupa la Presidencia el señor vicepresidente 1° de
la Honorable Cámara, doctor Álvaro Gustavo González.
Sr. López.-
Lamentamos la situación de un presupuesto que va y viene de una Cámara a la
otra y donde no queda claro, más allá de lo que dijo el miembro informante del
oficialismo, dónde estuvo la falla. Es un presupuesto que, como también se dijo
en su oportunidad ‑es lo último que resalto‑, creaba impuestos.
Por esas razones, y por las que
expresó el 28 de octubre la diputada Oliveto, vamos a votar en contra del
proyecto de presupuesto.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor diputado
del Caño, por Buenos Aires.
Sr. del Caño.- Señor presidente: quiero ratificar, como ya lo
hicimos en la sesión en la que se trató el presupuesto, nuestro voto negativo
por tratarse de un presupuesto de ajuste.
Además, quiero ratificarlo doblemente
luego de la publicación de la reunión del ministro Guzmán con los principales
empresarios de la Argentina, en la que dijo que el déficit fiscal estipulado en
el presupuesto, que es del 4,50 por ciento, sería aún menor, es decir que
estaría dispuesto a aceptar alrededor del 3,8 o 3,9 por ciento, ya que el Fondo
Monetario exigiría el 3 por ciento de déficit. Sabemos que eso lo van a pagar
los trabajadores y el pueblo, por eso ratificamos aún más nuestro voto negativo
a un presupuesto ajuste.
Sr. Presidente (González).- Se va a votar el dictamen de la
Comisión de Presupuesto y Hacienda por el que se aceptan las modificaciones
introducidas por el Honorable Senado al proyecto de ley de presupuesto nacional
para el ejercicio 2021 (Orden del Día 268).
- Mientras
se practica la votación nominal:
Sr. Presidente (González).-
La Presidencia procederá a preguntar, de manera verbal, el voto de aquellos
diputados que el sistema no ha podido registrar.
Señor diputado Ansaloni: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Al no haberse
expresado, el señor diputado Ansaloni es considerado ausente en la votación.
Señor diputado Cornejo: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Al no haberse
expresado, el señor diputado Cornejo es considerado ausente en la votación.
Señor diputado Enríquez: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
Sr. Enríquez.- Me abstengo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Señora diputada
Frade: ¿puede expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Al no haberse
expresado, la señora diputada Frade es considerada ausente en la votación.
Señora diputada Joury: ¿puede expresar
el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Al no haberse
expresado, la señora diputada Joury es considerada ausente en la votación.
Señora diputada Lehmann: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Al no haberse
expresado, la señora diputada Lehmann es considerada ausente en la votación.
Señor diputado Martiarena: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
Sr. Martiarena.- Mi voto es afirmativo, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Señora diputada
Morales Gorleri: ¿puede expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Al no haberse
expresado, la señora diputada Morales Gorleri es considerada ausente en la
votación.
Señora diputada Rey: ¿puede expresar
el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- Al no haberse
expresado, la señora diputada Rey es considerada ausente en la votación.
Señor diputado Sarghini: ¿puede
expresar el sentido de su voto?
Sr. Ansaloni.- Señor presidente…
Sr. Presidente (González).- ¿Sí, diputado?
Sr. Ansaloni.- Voto por la afirmativa.
Sr. Presidente (González).- Señor diputado: tomaremos su voto
afirmativo, pero a partir de este momento vamos a intentar que todos estén
atentos al momento de votar, así no perdemos más tiempo.
Señor
diputado Sarghini: ¿puede expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).-
No habiéndose manifestado, el señor diputado Sarghini es considerado
ausente a la hora de votar.
Señor
diputado Vara: ¿puede expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- No habiéndose manifestado, el señor
diputado Vara es considerado ausente a la hora de votar.
Señor
diputado Wolf: ¿puede expresar el sentido de su voto?
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (González).- No habiéndose manifestado, el señor
diputado Wolf es considerado ausente a la hora de votar.
Señoras
diputadas Austin y Dolores Martínez: como no es posible modificar mecánicamente
el sentido de su voto ‑según me han requerido‑, les iba a pedir que
envíen una nota para hacerlo, pero pueden manifestarlo ahora públicamente, si
lo desean.
Sra. Austin.- Señor presidente: quiero solicitarle que se rectifique
mi voto y que se consigne mi abstención. Por un error involuntario, lo marqué
en forma equivocada.
Sr. Presidente (González).- Diputada Dolores Martínez: ¿su
rectificación es en el mismo sentido?
Sra. Martínez (D.).- Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- Se deja constancia de sus
manifestaciones, señoras diputadas.
Se
cierra la votación.
Por
Secretaría se dará lectura al resultado.
-
Finalizada la votación nominal, conforme
al tablero electrónico, sobre 252 señores diputados presentes, 139 han votado
por la afirmativa y 20, por la negativa, registrándose además 83 abstenciones.
Sr. Secretario (Cergnul).- Se registraron 139 votos
afirmativos, 20 negativos y 83 abstenciones.[3]
Sr. Presidente (González).- Queda definitivamente sancionado el
proyecto de ley.[4]
Se
comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado. (Aplausos.)
- 21 -
Sr. Presidente (González).- Corresponde considerar los dictámenes de
la Comisión de Presupuesto y Hacienda ‑Orden del Día N° 123‑
recaídos en el proyecto de ley por el que se crea un aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los
efectos de la pandemia (expediente 4.534‑D.‑2020).
AQUÍ ORDEN DEL DÍA N° 123
Sr. Presidente (González).-
En consideración en general.
Tiene la palabra el señor diputado Heller, por la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, presidente de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda y uno de los autores del proyecto.
Sr. Heller.- Señor presidente: en primer lugar, y en función de esta mención que acaba de
hacer, quiero agradecerle al señor diputado Kirchner, presidente de nuestro
bloque, del Frente de Todos, que me solicitó hacerme cargo de trabajar en la
elaboración de este proyecto.
Debo
decir que siento no ser el autor porque ha sido el bloque el que ha trabajado.
En realidad, hemos tenido un problema, porque el Reglamento solo permite la
firma de 15 diputados y, en realidad, lo habrían firmado los 117 integrantes
del bloque.
A lo
largo del tratamiento de este proyecto, las diputadas y los diputados de
nuestro espacio y de otros han colaborado, han hecho aportes que nos han
permitido mejorar el contenido del proyecto en consideración, que cuenta con
dictamen de comisión.
Hecha
esta primera aclaración, quiero comenzar por el título y el subtítulo de este
proyecto, que no son casuales: “Aporte solidario y extraordinario para ayudar a
morigerar los efectos de la pandemia”, “Aporte solidario, extraordinario y por
única vez vinculado a los patrimonios de las personas humanas”. Con esto ya es
posible sintetizar cuáles son los alcances y el objetivo de esta iniciativa.
No es
un proyecto que vaya contra alguien. Esto es imprescindible plantearlo desde el
comienzo. No está pensado contra personas determinadas, no es una confrontación
entre los que más tienen y los que menos tienen. Al contrario; por eso hemos
incluido el criterio de solidaridad en el proyecto y hemos aclarado que es
extraordinario.
Estamos
frente a una situación de emergencia, que es la que le da el carácter
extraordinario y excepcional a esta iniciativa, que se aplicará por única vez.
Se
pretende, bajo el sustento de los principios constitucionales de solidaridad,
alcanzar a aquellas personas humanas titulares de grandes fortunas, de manera
que la solidaridad se exprese en la cantidad de personas que, en el otro
extremo, sean beneficiarias de este aporte solidario y que podrán ‑como
dice el título del proyecto‑ morigerar los efectos de la pandemia que
estamos sufriendo.
No hace
falta extenderse demasiado para explicar lo extraordinario e infrecuente del
caso; ojalá pasen al menos cien años para que la humanidad tenga que
enfrentarse nuevamente a una situación como esta.
En el
análisis que hemos hecho y en el proyecto que hemos presentado no hemos podido
dejar de considerar la situación de partida. Entre 2015 y 2019, los ingresos
tributarios y de la seguridad social de la Nación disminuyeron 3,1 puntos
porcentuales del PBI, principalmente como consecuencia de las decisiones que
tomó el gobierno anterior de reducir los gravámenes sobre sectores de elevada
capacidad contributiva ‑concretamente, un ejemplo de ello es la
suspensión, eliminación o reducción del impuesto a los bienes personales‑.
El gasto primario en ese período retrocedió 5,4 puntos, produciendo un fuerte
ajuste de partidas que son críticas ‑lo hemos vivido y lo hemos visto‑
para la salud de la economía y el bienestar de las familias.
Simultáneamente,
en el mismo periodo, los intereses de la deuda aumentaron 2 puntos porcentuales
del PBI, llegando a representar un 3,4 por ciento, mientras que en 2021 solo
representarán un 1,5 del PBI; ello, gracias a la exitosa negociación que
tuvimos con los acreedores privados.
Hay que
decir que ya se comenzó a revertir esta situación de debilidad de los ingresos.
Gracias
a las modificaciones impositivas de la ley de solidaridad social y reactivación
productiva, los ingresos han crecido 1,5 del PBI, incluidos los menores
ingresos por moratoria. Sin embargo, no es suficiente.
También
quiero decir que hay otras noticias que nos alegran y nos hacen ser optimistas
al mirar el futuro. Ayer el INDEC publicó una noticia respecto a la utilización
de la capacidad instalada en la industria en septiembre de 2020. Ese mes,
todavía bajo las consecuencias de la pandemia, la utilización de la capacidad
instalada en la industria se ubicó en el 60,8 ‑un nivel superior al
registrado en el mismo mes de 2019, cuando era del 57,7 por ciento‑. Es
decir, desde el punto de vista industrial, la situación económica heredada era
peor a la actual, a pesar de las consecuencias que se han debido atravesar como
resultado de la pandemia.
Los
esfuerzos realizados para enfrentar esta situación de pandemia sanitaria son
enormes, pero aún no son suficientes. El costo fiscal directo del paquete de
ayuda por la pandemia a hogares y empresas ha llegado a un 4,9 por ciento del
PBI; se destinó más de un 2 por ciento del PBI para inyectar en créditos y
garantías. Es un esfuerzo importantísimo dadas las características y la
situación de la Argentina y las nueve emergencias con las que nos enfrentábamos
aun antes de la pandemia.
Según
la información brindada por los funcionarios del Ministerio de Economía al
considerar el presupuesto, ese 4,9 se puede comparar con el uno por ciento
promedio de los países de bajos ingresos, con el 3,1 de los emergentes y con el
8,9 de los desarrollados.
Desde
la CEPAL, nos advierten que los mecanismos tradicionales de recaudación
tributaria se han visto severamente afectados por la caída de la actividad y
que es preciso, mientras se corrigen los problemas estructurales, adoptar
medidas de emergencia.
La
secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, afirmó que una situación
excepcional requiere de respuestas excepcionales. En una presentación que
realizó esta semana en las
Jornadas Monetarias y Bancarias 2020 del Banco Central de la República
Argentina, que se
están llevando a cabo, manifestó que para mantener la política fiscal expansiva
se requiere de un marco de sostenibilidad centrado en los ingresos. Asimismo,
señaló que hay que fortalecer la recaudación tributaria, sobre todo el impuesto
a la renta de las personas físicas, de las corporaciones, y extender el alcance
de los impuestos sobre el patrimonio, la propiedad y la economía digital, una
de las grandes ganadoras de esta pandemia.
Podría
hacer innumerables citas al respecto de este tipo de cuestiones. Muchos de
aquellos que están en desacuerdo con este proyecto de aporte solidario sostienen
que lo que se necesitan son menos impuestos. Y les vuelvo a recordar: el que
estamos tratando es un aporte extraordinario a las fortunas personales. Sin
ninguna duda, los impuestos son esenciales para poder sostener un gasto público
de calidad en la medida que se necesite. Nosotros no somos hinchas del déficit
fiscal. Es mentira. Somos enemigos del ajuste. El déficit fiscal hay que
resolverlo con crecimiento de los ingresos y no con ajustes que afectan la
calidad de vida de la población.
En la
Argentina, como en toda la región de América latina, los impuestos que se
cobran son más bajos que en los Estados integrantes de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos, es decir, la OCDE. Me refiero a los países centrales.
Les voy
a dar una serie de datos rápidos que la propia Alicia Bárcena expresó en estas
jornadas a las que hice referencia. En el año 2018, la recaudación de impuestos
sobre la renta en la región de América latina y el Caribe fue del 6,3 por
ciento del PBI; en los países de la OCDE fue del 11,6 por ciento. En lo que
respecta a las contribuciones sociales, las mismas llegaron al 4 por ciento en
la región y al 9,1 por ciento en los países de la OCDE. Los impuestos sobre la
propiedad fueron del 0,8 por ciento en nuestra región y del 1,9 por ciento en
los países centrales.
En las
nóminas salariales del sector público, los porcentajes son del 0,2 en el caso
de los países de América latina y del 0,4 en los de la OCDE. En los únicos
impuestos importantes en los que la región está por encima de lo que se aplica
en la OCDE, son los indirectos, como el IVA: 11,5 por ciento contra un 10,5 del
PBI, es decir, en los impuestos regresivos. Eso es lo que hay que modificar en
el futuro cuando pasemos a discutir la reforma impositiva.
Por
otro lado, en este proyecto que estamos tratando planteamos la necesidad de
generar un aporte extraordinario, excepcional y de carácter obligatorio para
poder morigerar los efectos de la pandemia.
Se ha
planteado además que, para que no haya ningún tipo de duda, los fondos que se
recauden se destinen a fines absolutamente establecidos. Se establece que un 20
por ciento es para gastos de medicamentos -particularmente vacunas, un hecho
fundamental que está en discusión-; un 20 por ciento para subsidiar a las
pymes, un sector productivo que está sufriendo un efecto de pinzas debido a la
crisis que viene de arrastre y que estamos atravesando; un 20 por ciento para
el Programa Integral de Becas Progresar, gestionado en el ámbito del Ministerio
de Educación; un 15 por ciento para el Fondo de Integración Socio Urbana, es
decir, para ayudar al desarrollo y la mejora en las condiciones de vida de los
habitantes de los barrios populares; y un 25 por ciento está destinado a un
programa vinculado a la explotación de hidrocarburos ‑en especial el gas‑,
para resolver un problema crónico que tiene la Argentina en la materia.
Esto no
solo ayudará a mejorar la situación del equilibrio cambiario, necesario para
reducir las importaciones a realizar, sino que permitirá que el gas natural
llegue a millones de familias que hoy no lo tienen. Eso tiene que ver también
con la salud y con la mejora en las condiciones de vida.
Se nos
ha dicho que hay quienes tendrán que vender sus bienes para hacer frente a este
aporte. Eso es falso, de toda falsedad.
Según
lo que nos ha dicho la AFIP, estarían alcanzados por este aporte menos de diez
mil personas. El número estaría aproximado a los nueve mil doscientos y pico.
Como hay que presentar una nueva declaración jurada y eso pudo haber tenido
algún cambio, vamos a decir un número redondo: menos de diez mil personas. Este
número es equivalente al 0,8 por ciento del total de contribuyentes que
presentaron la declaración jurada del Impuesto a los Bienes Personales en
diciembre del 2019; afecta al 0,02 por ciento de la población total de la
Argentina.
¿Cómo
me pueden venir a decir que las pymes están alcanzadas? ¿Acaso no hay nueve mil
personas en la Argentina cuya riqueza está por encima ‑según sus propias
declaraciones y tomando los bienes a los valores fiscales‑ de los 200
millones de pesos? Entonces, es una falacia querer decir que esto va a afectar
a las pymes o a la producción.
De
acuerdo con la información disponible ‑y según lo que nos ha dicho la
AFIP‑, el 42 por ciento del total de los bienes declarados por los
contribuyentes potencialmente alcanzados son activos y bienes dolarizados, y de
ese porcentual, el 92 por ciento está declarado en el exterior. ¡Qué lejos
estamos de querer afectar a alguna actividad productiva!
Según
los relevamientos que hemos hecho, por ejemplo, los activos rurales que tienen
los nueve mil contribuyentes alcanzados, representan en promedio el 2,4 por
ciento de sus bienes declarados. Pero miren qué casualidad: sus activos
monetarios y financieros son en promedio 25 veces lo que tendrían que pagar de
aporte en la medida en que esta ley sea sancionada. O sea, tienen, en promedio,
una liquidez que es 25 veces superior al
aporte que les correspondería según la escala.
Asimismo,
está previsto que aporten quienes tienen bienes propios declarados por encima
de 200 millones, con una escala que comienza en el 2 por ciento y llega al 3,5
para quien supere los 3.000 millones.
Además,
hay una tasa adicional por los bienes en el exterior, que recarga para cada una
de las categorías un 50 por ciento. Pero, a aquellos que tienen bienes en el
exterior, si repatrian el 30 por ciento de sus tenencias financieras -no les
pedimos que repatrien las tenencias físicas e inmobiliarias que declararon
tener- se les permitirá eliminar la alícuota diferencial para todo el conjunto
de los bienes declarados en el exterior.
Muchos
de los que blanquearon en su oportunidad dejaron la plata afuera, no la
trajeron. Ahora tienen la oportunidad de traer esa plata que blanquearon,
ingresarla al país, ayudar a mejorar la situación en cuanto a las reservas y,
de esa manera, quedar exentos de pagar esa alícuota diferencial.
Con el
ánimo de ajustarme al tiempo disponible, que es escaso para expresarme sobre un
proyecto de esta magnitud…
Sr. Presidente (González).- Es como en la televisión: el tiempo es
tirano.
Sr. Heller.- Sí, pero en la televisión cuando el tema es
interesante le dan un poco más de tiempo.
Sr. Presidente (González). Se lo estoy dando.
Sr. Heller.- Me lo está sacando porque me está interrumpiendo. Pero
no importa, señor presidente. (Risas.)
Según
los cálculos que hizo la AFIP, nuestra expectativa es que se van a recaudar más
de 300.000 millones de pesos. Este monto va a crecer un poquito porque casi la
mitad de los bienes está en el exterior, a valores dolarizados, y varió el tipo
de cambio oficial de diciembre hasta acá. Entonces, esos valores se pueden
incrementar. Estamos hablando de que la recaudación estimada puede ser de 320 o
325 mil millones.
Quiero
agregarle que 252 personas ‑de esas nueve mil y pico‑ aportarían el
50 por ciento del total de lo que pensamos recaudar. Entonces, tengamos un
poquito de sentido común, dejemos de mirar hacia los costados y de decir que
vaya a saber de qué se trata.
Voy a
finalizar con una cita de una publicación. La Fundación Mediterránea tiene una
publicación que se llama IERAL. En su número 42, del 16 de octubre de este año ‑es
decir, de hace poco‑, publicó una nota referida a este aporte. Hace allí
una serie de observaciones sobre el principio de retroactividad, de
confiscatoriedad, etcétera. Pero hay un párrafo en el que dicen la verdad, y
voy a leerlo: “Pero más allá de los importantes argumentos ‘micro’ contrarios
al impuesto que se quiere aprobar, lo más importante de la discusión tiene que
ver con la señal que generaría tal impuesto, de ser aprobado. ¿Señal sobre qué
y hacia quiénes?” -se pregunta la publicación- “Hacia todas las empresas y
personas que aún no tienen claro el actual rumbo económico y político de la
Argentina. Rumbo respecto a la alineación política internacional del país,
sobre la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, sobre el
respeto al derecho a la propiedad privada, sobre la forma en que se determinan
los precios en ciertos sectores económicos no monopólicos, entre otras
preocupaciones existentes, y que afectan la seguridad jurídica para hacer
negocios en el país.” Ahí está la verdad. Lo que les duele es el ejemplo, no el
importe.
En
cuanto al importe, si alguien tiene 200 millones y pasa a tener 196, seguro que
eso no le va a cambiar la vida. No quieren aceptar el precedente de que el
Estado, a través de su representación -en este caso, de quienes somos
legisladores- legisle estableciendo que esto es legítimo, sobre todo ante una
situación de emergencia y excepcionalidad.
Es
simplemente solicitar un aporte extraordinario para atender a los que están
sufriendo, a los que menos tienen, a los que tienen necesidades insatisfechas.
Este proyecto es de estricta justicia, y por eso esperamos que tenga hoy la
sanción que merece. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor diputado
Laspina, por Santa Fe.
Sr. Laspina.- Señor presidente: comenzaré haciendo algunas
consideraciones respecto de cuestiones de técnica tributaria, para después
meterme más de lleno en temas que tienen que ver con el fondo de la discusión
política de este impuesto, que creo que es lo que más debería preocuparnos hoy
en el debate en este recinto.
Lo
primero que debemos considerar es que la emergencia no habilita a violentar la
Constitución Nacional. Los principios allí establecidos son la base del
progreso social y material de nuestro país. Por lo tanto, deben ser respetados
en cualquier circunstancia, independientemente de quiénes se vean afectados.
Este
impuesto básicamente violenta el principio de no confiscatoriedad establecido
en el artículo 17 de la Constitución, y también el de razonabilidad en la
tributación, contemplado en el artículo 28 de nuestra Carta Magna, ya que opera
como una doble imposición respecto del impuesto que ya rige sobre los bienes
personales. Básicamente estamos hablando del mismo sujeto imponible, la misma
base imponible y una sobrealícuota respecto de dicha base imponible.
Este
tributo, además, es confiscatorio. Si uno toma como antecedente el fallo Candy,
se considera confiscatorio cuando existe una absorción por parte del Estado de
una porción sustancial de la renta o de la propiedad.
En un
mundo de tasa cero -ni hablar este año, en que todos los activos han caído y la
rentabilidad empresaria ha colapsado-, el aporte llega hasta el 7,5 por ciento
en el caso de la alícuota máxima en relación con los activos en el exterior. Es
decir, una alícuota absolutamente confiscatoria, que seguramente va a gatillar una
avalancha de juicios.
El
alcance del impuesto es algo que debemos destacar. Se gravan activos que
alientan el ahorro nacional, a diferencia de Bienes Personales en que los
títulos públicos, el ahorro de los argentinos volcados a financiar las actividades
del Estado, están exentos. Acá se gravan los depósitos y, fundamentalmente, los
campos, los bienes rurales y los activos empresarios. Es decir, es un impuesto
a la inversión en la Argentina, independientemente de a quiénes alcance.
Por
otra parte, se dijo algo de la liquidez. Llegan muchos casos, mucha evidencia
anecdótica de empresarios que se encuentran alcanzados por este impuesto; me
refiero a empresarios pymes. Se habla de 9.000, de 12.000, pero no sabemos
cuántos de esos empresarios son realmente pymes o dueños de campos. Una empresa
en el conurbano bonaerense que haya tenido una inversión en un galpón, en dos o
tres tornos, en un tractor o lo que fuere, seguramente alcanza la base
imponible de este impuesto.
Cuando
llegue el momento de pagar este tributo, posiblemente ya esté fundido, después
de una pandemia y seis meses de cuarentena, que fue la más profunda y extensa
del mundo, como lo dicen todas las publicaciones especializadas.
¿Cuál
es la lógica económica de subir impuestos en medio de una recesión? Se habla de
un “no al ajuste”. Esta es la misma inconsistencia conceptual de cuando se
critica el endeudamiento y no se quiere bajar el déficit fiscal. Se le llama
“no ajuste” cuando hay que subir impuestos.
Este
gobierno, desde que asumió, ha subido doce impuestos. Lleva no sé cuántos meses
en el gobierno, y lo único que ha hecho, además de obviamente asistir en la
pandemia -que es algo que han hecho todos los países en el marco de la
necesidad-, ha sido aumentar doce impuestos en el país más gravoso del planeta,
cuestión a la que luego voy a referirme.
¿Cuál
es la lógica de pegarle un tiro en el pie de los empresarios que tienen que
empujar el carro hacia la salida de esta enorme recesión que se ha gatillado en
la Argentina por la pandemia? Dicho sea de paso, nuestro país ha tenido la
cuarentena más dura del planeta y, por tanto, tiene una de las caídas del nivel
de actividad más altas del mundo: 12 por ciento este año, según estimaciones
oficiales.
Quiero
referirme por un minuto a la lógica política de este impuesto. Ya dije antes
que debemos cumplir con lo que establece la Constitución en cualquier
escenario. No importa si la Constitución Nacional afecta a una persona, a mil o
a muchas más; tampoco si esa persona a la que le violan sus derechos es la más
rica o la más pobre de la Argentina. Los principios y derechos constitucionales
deben ser respetados, independientemente de la condición patrimonial del
ciudadano argentino que se ve afectado.
Digo
esto porque las mayorías circunstanciales no habilitan a violentar derechos
constitucionales. El Estado de derecho está por encima de las mayorías
circunstanciales en la Argentina. Si no, estamos a un paso del fascismo, del
autoritarismo, donde una mayoría circunstancial impone algo a la fuerza, coercitivamente,
a una minoría, violentando sus derechos. No me refiero a pagar un impuesto,
sino a aplicar medidas que violan la Constitución Nacional.
El
respeto a la Constitución Nacional tiene que ser parte central del debate en
este Parlamento, por más que esto ahora esté afectando quizás a los más ricos,
aunque -como dije antes- no necesariamente uno podría calificar como rico a
alguien que tenga una empresa que posee un galpón, un tractor y dos o tres
tornos, como puede ocurrir en una pyme del conurbano bonaerense.
Yo no
creo en las ideologías. Pienso que las ideologías le han hecho mucho daño a la
humanidad. El comunismo y el fascismo en el siglo pasado han generado violencia
y muertes. Sin embargo, sí creo en las ideas. La creación de este impuesto
nació hace ya varios meses, cuando empezó la pandemia y parecía que se
necesitaban muchos recursos fiscales. Pero después el gobierno echó mano del
balance del Banco Central para financiar una gran expansión del gasto público,
que era necesaria en medio de la pandemia.
Hoy,
muchos meses después y casi sobre el final del año, cuando el gobierno nos
habla de que la vacuna está por llegar, estamos debatiendo este impuesto de
emergencia. Es como si la emergencia hubiera transcurrido durante toda la
pandemia, pero recién ahora, cuando nos acercamos al final -o por lo menos
estamos próximos a contar con la vacuna- estamos discutiendo esta realidad.
En un
mundo en el que los países compiten para atraer inversiones, nosotros nos damos
el lujo de crear nuevos impuestos. Los argentinos necesitan que seamos
creativos en generar riqueza y empleo, no impuestos. Ya se aumentaron doce
impuestos en lo que va de esta gestión de gobierno.
Tenemos 165 impuestos
y este sería el número 166, que se aplicaría en el país más gravoso del
planeta. Según el Banco Mundial, la Argentina tiene desde hace más de diez años
una calificación positiva igual a cero, ocupa el ranking 189 entre 190 países
analizados, y tiene una carga tributaria formal sobre el sector corporativo del
106 por ciento. En la gestión anterior, la del expresidente Macri, esa carga
fiscal había bajado del 137 al 106 por ciento, es decir que iba en la dirección
correcta, pero no se llegó a seguir reduciéndola.
Entonces,
en este contexto, en el del país más gravoso de la Tierra se nos ocurre
inventar un impuesto nuevo, que se promete por única vez en un país que ha
vivido de emergencia en emergencia desde 2002 hasta ahora. En este sentido, se
ha prorrogado la ley de emergencia económica, entre otras iniciativas, y hoy
tenemos más de diez leyes de emergencia sancionadas por el Congreso.
Mientras que la Argentina ocupa el lugar
número 189 en un ranking de 190 países, es decir que estamos al fondo de la
tabla, Latinoamérica tiene una carga impositiva promedio del 47 por ciento.
Nuestro país tiene una carga impositiva del 106 por ciento, que es la más alta
de Latinoamérica, la de Brasil es del 65 por ciento y la de Venezuela es del 75
por ciento, que también se encuentra al fondo de la tabla. No por casualidad se
trata de los países que comparten el podio de una recesión -yo diría de una
hiperrecesión y una depresión económica- que lleva más de diez años.
Cuando
escucho las comparaciones que se realizan con el resto del mundo, con Estados
Unidos, las recomendaciones de organismos internacionales, etcétera, me
resultan bastante graciosas. Es como si yo quisiera jugar al tenis como Novak
Djokovic y empezará por pegarle un pelotazo el juez de línea. Es decir que para
jugar al tenis como Djokovic tenemos que hacer las cosas buenas que él hace y
no las que ha hecho mal.
En este
caso, estamos haciendo algo que está mal, porque es falso que el impuesto a la
riqueza sea parte de un debate en el resto del mundo. Entre los países de
Latinoamérica que participan del G20, solo Perú y Ecuador lo empezaron a
debatir, pero lo descartaron. No hay ningún otro ejemplo que se pueda citar.
El
informe de Oxfam, que se cita en los fundamentos, se refiere a un impuesto
patrimonial que hoy ya existe en la Argentina, con una alícuota del 2 por
ciento para el rango de entre uno y cincuenta millones de dólares; del 3 por
ciento, entre 50 y 100 millones de dólares, y del 3,5 por ciento para más de
100 millones de dólares. Nosotros ya tenemos establecido el impuesto a los bienes
personales, e incluso se encuentra por encima de eso, pero ahora llegaríamos a
imponer el 7,5 por ciento. Entonces, esa comparación es absolutamente falsa e
irrelevante.
Cada
vez que se sube un impuesto, en el fondo se busca financiar el gasto que es más
superfluo en el margen. La prueba de ello es que, en el medio de una emergencia
sanitaria, con casi 45 o 50 por ciento de pobreza en la Argentina -el ministro
Arroyo ayer mencionó que es del 45 por ciento-, destinamos el 25 por ciento de
estos ingresos de emergencia a financiar a Enarsa, la famosa empresa de los
buques -tantas veces cuestionada-, como si ese plan fuera parte de la
emergencia. Se trata de un plan de largo plazo, con otras prioridades. Reitero
que el 25 por ciento se destinaría a Enarsa.
No
entiendo por qué no se destina al incremento de la cantidad de respiradores o
camas hospitalarias. Consideramos que, efectivamente, se destinará a cuestiones
que no tienen que ver con la emergencia que estamos viviendo. Eso muestra la
falacia de la creación de este impuesto y también la explicación de lo que
estamos viendo.
Este
impuesto no tiene un afán recaudatorio -como se quiere hacer creer‑, sino
ideológico. La prueba de ello es que hoy esta cuestión se encuentra en
tratamiento después de muchísimos meses de iniciada la pandemia y hay una
movilización fuera del Congreso por el día de la militancia. Fíjense si no
tiene una connotación ideológica y política, siendo que el gobierno busca
alimentar una base ideológica que está quebrada, por la necesidad de promover
un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que no es el culpable del
ajuste que ha iniciado el gobierno y que ya ha anunciado el ministro Guzmán por
todos los medios.
Se
presenta la necesidad de que el kirchnerismo, en su cuarto gobierno, se
enfrente por primera vez a una situación en la cual se han agotado los
recursos, lo cual es similar al escenario que recibió el expresidente Mauricio
Macri en 2015. Es decir: reservas negativas, el FGS de la ANSES absolutamente
vaciado, y sin capacidad de emitir moneda, porque esto es en definitiva lo que
explica la enorme crisis cambiaria que hoy sufren los argentinos. Ahí se acaba
la ideología; acá se acaban las palabras, la retórica y las bases políticas.
Es
preciso ordenar las cuentas y le toca a este gobierno explicar cómo lo
concretará. Ante esa realidad, el gobierno tira una bomba de humo -como es todo
esto-, que le generará un enorme perjuicio.
El
gobierno nacional se pega un tiro en el pie en materia de inversiones. Cuando
alguien quiera desarrollar un proyecto de inversión en la Argentina, tendrá en
cuenta las palabras que aquí se dijeron: “Si tenés 200 millones, no te cuesta
nada tener 193 millones”. Cabe precisar que, en el país vecino, la tasa
impositiva es del 47 por ciento y acá la formal sería del 106 por ciento.
Por
otro lado, allá la inflación es de un dígito y acá se extiende largamente de un
dígito. En ese sentido, lo primero que hizo este gobierno fue implementar la
suspensión del ajuste por inflación, que es una forma de cobrar un falso
impuesto a las ganancias a las empresas.
Entonces,
el impuesto depende de dónde, cómo y en qué circunstancias se implemente.
Considero que esta iniciativa es un tiro en el pie que se da el gobierno, pero
también es un daño enorme que provoca a todos los argentinos en cuanto a la
recuperación de la credibilidad en las inversiones en la Argentina, de nuestro
propio empresariado, de la UIA, del campo. No me refiero al sector financiero o
a los banqueros -que ahora salen a despotricar-, sino a las empresas que
ustedes dicen defender y les están pidiendo por favor que no graven los activos
empresarios. Entonces, al menos, que al que puso fierros e invirtió en la
Argentina para generar empleo no se lo castigue con esta supuesta solidaridad
de la cual se habla.
Si
algún diputado tiene estos millones y es alcanzado por este impuesto, que haga
una donación, que además la descuenta del impuesto a las ganancias. Esto de
hacer solidaridad con el dinero ajeno, de hundir al capital productivo y de
golpear a las empresas privadas es quitar empleo a los argentinos, que desde
hace diez años padecen que no se haya podido crear.
La
justicia social en la Argentina se llama creación de empleo y no creación de
impuestos. Ya probaron con la emisión monetaria y dijeron que no generaba
inflación, pero ella es del 4 por ciento mensual y está en ascenso. Además,
existe un ciento por ciento de brecha cambiaria, y ahora van a decir que la
creación de impuestos no genera recesión.
Esto es
otro experimento. Nosotros somos conejillos de indias de un gobierno que
ahogará a la economía con más impuestos en el país más gravoso de la Tierra.
Esto lo menciona el Banco Mundial; se cita al Fondo Monetario Internacional, a
Oxfam, pero no se mencionan las estadísticas que no convienen.
Nosotros
queremos defender a los argentinos y decirles a quienes quieran apostar al país
y crear empleos, que hay otro camino y que hay una oposición que no se subirá
al populismo ni se dejará llevar de la nariz por su retórica.
Vamos a
votar en contra de esta iniciativa, aunque perdamos votos, porque cuando este
modelo inexorablemente fracase queremos que el país tenga una alternativa para
tomar otro camino, que no sea el de exprimir la naranja del sector privado,
ahogando la inversión y el empleo.
No se
trata de defender a los ricos sino de defender a los argentinos que necesitan
que el empresariado invierta y cree empleos, porque ellos no quieren vivir de
la dádiva del Estado o de un político. El argentino medio no quiere eso, pero
lo acepta porque no le queda otra.
- Ocupa la Presidencia la señora presidenta
de la Comisión de Legislación General, doña Cecilia Moreau.
Sr. Laspina.- Reitero que considero que hoy el peronismo es
llevado de la nariz por sectores radicalizados de una izquierda antigua, que
atrasa cincuenta años. ¡Tiene que abrir los ojos y volver a la lógica de la
producción, del empleo y de empresa con trabajadores! ¡No se trata de ricos
versus pobres; trabajadores versus empresarios; campo versus industria;
porteños versus provincia! Ese modelo de país nos ha hundido en esta grieta de
la cual no podemos salir.
Reitero
que votaremos en contra de la implementación de este impuesto, a pesar del
costo político, porque entendemos que una enorme cantidad de argentinos
comprenderá que esta lógica maniquea a la cual nos quiere llevar el
kirchnerismo es la que nos ha ubicado en esta hiperdepresión que sufrimos desde
hace diez años ‑de la cual no podemos salir‑ y nos ha colocado en
el lugar del país más gravoso de la Tierra, que castiga la inversión, el empleo
y las exportaciones al mismo tiempo. ¡Por eso no hay inversión, empleo ni
exportaciones, porque lo único que hacemos es agregar impuestos! Este Congreso
funciona como una usina inagotable de ideas para subir impuestos. En total son trece los impuestos que se subieron desde
que asumió el presidente Alberto Fernández.
En
tal sentido y con toda humildad, queremos ser una alternativa para que cuando
este rumbo fracase, como lo hará inexorablemente si no se modifica, podamos
mostrar a los argentinos, a los empresarios, a quienes
quieren crear empleo, invertir y dar empleos de calidad en la Argentina, que
hay otro camino posible y que nosotros estamos dispuestos a defenderlos. Muchas
gracias, señora presidenta. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Moreau).- Gracias, diputado Laspina.
Vamos
a comenzar con el tiempo de los bloques. Reitero el pedido del señor diputado
Álvaro González para no tener que “desmutearlos”. Por favor, ajustémonos a los
tiempos.
Tiene
la palabra el señor diputado Casaretto, por Entre Ríos.
Sr.
Casaretto.-
Señora presidenta: estamos viviendo la situación extraordinaria de una pandemia
de impacto global que llega a la Argentina en una circunstancia muy difícil, ya
que nosotros, en diciembre del año pasado, tuvimos que sancionar nueve
emergencias debido a cómo se encontraba el país en ese momento. Sobre esas nueve emergencias llegó la
pandemia, y teníamos dos opciones: o el Estado no intervenía, o lo hacía.
Por
supuesto, nuestra concepción política nos llevó a decidir que el Estado debía
dar un paso adelante para el sostenimiento de la República Argentina.
Por
lo tanto, a esta altura nuestro país ha invertido casi 7 puntos del PBI en
relación con el sostenimiento de las empresas, de los empleos, de las provincias
y de los municipios. Si analizamos la asistencia que dio la Argentina a esos
sectores empresarios, diría que existen muy
pocos antecedentes en los que exista un Estado que apoye la iniciativa y
la actividad privada, que apoye al que invierte y también que tenga como objeto
la conservación de las fuentes de trabajo.
En
tal sentido, inscribimos muchas medidas que fueron tomándose a lo largo de los
meses. Por ejemplo, los créditos a tasa subsidiada, a tasa cero, el Fondo de
Garantía de Sustentabilidad, el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo
y la Producción (ATP), otros programas que beneficiaron a las empresas y
además, se apoyó a las familias.
Sin
embargo, naturalmente el Estado necesita financiamiento y en ese sentido, la
mayoría de los países recurrió a la emisión de deuda pública para financiar el
bache generado en la actividad económica por la pandemia.
Nosotros
nos encontramos con que nuestro país ya estaba endeudado en más de un 90 por
ciento del PBI y que sus vencimientos
estaban concentrados en una deuda impagable. Por lo tanto, prácticamente
teníamos vedado el acceso al financiamiento, al crédito.
Por
supuesto, teníamos la posibilidad de recurrir a la emisión monetaria, a una
política macromonetaria activa. De hecho, se recurrió a la asistencia del Banco
Central, al Tesoro. Sin embargo, necesariamente debíamos reforzar también la
posibilidad recaudatoria del Estado en los impuestos existentes, o en alguna característica de apoyo adicional.
Quisiera mencionar que aquí el 5 de
abril se celebró una jornada a la que se llamó “Unidos por la Argentina”, en la
que se hizo, a través de todos los medios de comunicación, una convocatoria a
un aporte solidario para la pandemia. En dicha jornada participaron ‑anoté
hoy‑ 66 artistas, 36 conductores, 23 periodistas, 16 deportistas, 54
actores y todos los canales de televisión de la Argentina. Este evento,
organizado con la Cruz Roja, arrojó un saldo -rendido al 23 de abril- de 88
millones de pesos. Naturalmente,
entendemos que con ese tipo de financiamiento voluntario tenemos muy pocas
posibilidades de incidir, por ejemplo, sobre un ATP que importa 90 mil millones
de pesos en un solo pago; es decir, estamos lejísimos.
Por eso, decidimos avanzar en este
aporte solidario pero obligatorio sobre aquellos sectores que tienen capacidad
contributiva en la República Argentina.
Por lo tanto, con esta medida vamos a ir sobre aquellos sectores que
tienen más de 200 millones de pesos y con una expectativa de recaudación de
300.000 millones de pesos.
Además de todo lo que acabo de
mencionar acerca de lo que ya invertimos,
esta ley prevé en sus artículos 7° y 8° los destinos en los que vamos a
invertir. En tal sentido, en primer lugar, estamos pensando en un porcentaje
afectado a la compra de equipamiento médico, a la protección, a los
medicamentos y a las vacunas; en segundo término, en apoyar a la pequeña y
mediana empresa, a nivel general; en tercer término, en invertir en becas
progresar para los jóvenes; y por último, en el Fondo de Integración Socio
Urbana para los barrios populares de todo el país, y también la inversión en
energía y en gas natural.
Claramente esta inversión será
destinada a toda la República Argentina, porque la ley establece que debe tener
un sentido de aplicación federal, en todas y cada una de las provincias de
nuestro país.
Por lo tanto, nosotros entendemos que
pueden pedirse esfuerzos a distintos sectores de la sociedad. Algunos dicen que
el gobierno tiene plan económico. ¡Por supuesto lo tiene! Y este aporte solidario
se inscribe dentro de nuestra concepción de plan económico.
Consideramos que tener un plan
económico no significa que sea liberal o de ajuste; no significa aplicar una
carga impositiva menor para los sectores más poderosos; y tampoco es lo que
hizo Macri al inicio de su gestión, que bajó los impuestos a los bienes
personales y a las ganancias y también las retenciones a los sectores más
poderosos de la sociedad. Esa no es la única manera de gobernar.
Nosotros tenemos otros valores, otros
principios, otros conceptos, y los llevaremos adelante con todas las medidas
que tienen una lógica económica y una lógica particular. Yo escuchaba al
diputado preopinante…
Sra. Presidenta (Moreau).-
Señor diputado, se ha cumplido su tiempo. Por favor, redondee su exposición.
Sr. Casaretto.- Para finalizar, señora presidenta, este es un
impuesto y un aporte voluntario de estricta justicia, no descapitaliza a las
empresas y no afecta a las inversiones. No es un impuesto, sino un aporte
solidario que no es inconstitucional ni confiscatorio.
Aquí se trata de pedir un esfuerzo a
los sectores más poderosos de la sociedad para invertir en la base de la
pirámide social, en los trabajadores y en los sectores que menos tienen. Muchas gracias, señora presidenta.
Sra. Presidenta
(Moreau).- Tiene la palabra la señora diputada Vallejos, por Buenos Aires.
Sra. Vallejos.- Señora
presidenta: estamos ante un debate largamente esperado por la sociedad
argentina y ello no es casualidad.
Nuestro pueblo viene de transitar
cuatro años signados por el aumento de la desocupación, la destrucción del
tejido productivo, la depresión de salarios y jubilaciones, el crecimiento de
la pobreza y un ofensivo avance de la desigualdad. Sobre ese saldo se montó la
pandemia que, como sucedió en todo el mundo, no pudo ser contrarrestada en sus
efectos económicos y sociales y, lamentablemente, ha profundizado aquellos
dolorosos resultados que nuestro país ya cargaba como un lastre.
La pandemia agudizó y probablemente
expuso de manera más cruda una realidad que no es nueva. Desde que el neoliberalismo se impuso en el
mundo, y particularmente en estas pampas desde mediados de la década del 70, la
desigualdad avanzó a pasos gigantescos.
En tal sentido, no pocos especialistas
advirtieron durante años sobre este fenómeno y llamaron la atención de los
Estados sobre la necesidad de frenar la cada vez más acelerada carrera hacia la
concentración de ingresos y riqueza en cada vez menos manos. Una concentración que debilita a las mismísimas
democracias, no solo por el poder de facto que esas élites ejercen sobre los
resortes institucionales, sino por la innegable percepción de que ante la
desproporción entre los privilegios de unos y la magnitud de los despojos de
enormes mayorías, ideas fundantes como las de ser iguales ante la ley lucen
cada vez más como una consigna demasiado alejada de una realidad donde millones
no pueden ejercer su derecho a vivir bajo un techo digno, a trabajar para
sostener a sus familias y, ni siquiera, a comer todos los días. Este es el
fondo del debate que se instaló en diversos países, entre ellos la Argentina.
Iniciativas
como el aporte extraordinario que estamos debatiendo son un intento de paliar
en algo los vergonzantes niveles de injusticia que lastiman a nuestra sociedad.
Antes
de la pandemia, la ONU marcaba que había unos quince millones de compatriotas
que no podían asegurar su alimentación en un país productor de alimentos, y que
entre 2015 y 2019 la brecha de desigualdad entre el 10 por ciento más rico y el
10 por ciento más pobre trepó de dieciséis a veintiuna veces.
Nuestro
país tiene niveles de concentración del ingreso de 5 a 10 puntos por encima de
lo que se observa en los países que consideramos desarrollados. Incluso, estamos
entre los países de mayores niveles de concentración del ingreso de la región,
porque el uno por ciento más rico ya antes de la pandemia se apropiaba del 15
por ciento del ingreso nacional. Todos estos son indicadores que, tristemente,
al día de hoy han empeorado.
Tal es
el nivel de concentración en pocas manos que este aporte recae sobre menos de
9.300 personas, apenas el 0,02 por ciento de nuestra población.
Pero de
los aproximadamente 300.000 millones que esperamos recaudar, cerca de la mitad
va a ser aportado por solo 252 personas, que son las que están en la cima de la
pirámide.
A pesar
de todo eso, no tardamos en comprobar cómo el neoliberalismo modeló la cabeza
de muchas personas, inoculando falacias económicas nunca verificadas, pero
diseñadas para mantener un statu quo de insoportable y creciente
desigualdad.
Pero también ha corrompido sus espíritus,
porque los inhibe de conmoverse frente a una situación de injusticia tan
flagrante como la que nos toca vivir. En este contexto, se ha querido socavar
esta iniciativa acudiendo a argumentos tan remanidos como refutados por datos
duros, frente a los que cualquier ciencia seria se inclinaría, aunque eso
lamentablemente no ocurra en el campo de la economía en el que se dirimen todo
el tiempo intereses, muchos de ellos, tan poderosos como para imponer ideas que
no importa si chocan contra la realidad y las estadísticas siempre que se
acomoden a la preservación de ciertos privilegios.
Hace meses que escuchamos sobre una
supuestamente asfixiante presión tributaria, soslayando el hecho de que no
estamos debatiendo un impuesto sino un aporte por única vez, un aporte
extraordinario en una circunstancia que probablemente sea la más extraordinaria
que le haya tocado vivir, por lo menos a mi generación.
Pero
además es mentira. La presión tributaria efectiva en la Argentina se ubica
cerca de 10 puntos por debajo de los niveles que existen en los países de la
OCDE y cerca de 15 puntos por debajo de los europeos.
Hemos
escuchado -tal vez sea el argumento más difundido- que esta iniciativa atenta
contra las inversiones, soslayando que el aporte no recae sobre el patrimonio
de las empresas, sino sobre las fortunas personales acumuladas por las menos de
9.300 personas humanas más ricas de la Argentina en función de sus patrimonios
declarados. Pero también es mentira.
Durante
el anterior gobierno se instrumentaron reformas tributarias, entre las que
resalta el aplanamiento de las alícuotas de bienes personales, que es el
impuesto que grava la riqueza en nuestro país. Ello implicó que la tasa de
recaudación sobre el total, por ese impuesto, cayera del 1,36 por ciento
promedio durante el periodo 2003-2015 hasta el 0,74 durante 2015-2019. Es decir que cayó prácticamente a la mitad.
Sin embargo, ¿creció la inversión cuando se redujeron los impuestos que pagan
los ricos? No. Mientras los ricos
pagaron menos impuestos, la inversión cayó de una tasa promedio de 21,1 por
ciento a una de 19 por ciento. Dicho de
otro modo, cuando los impuestos a los ricos eran más altos, había más y no
menos inversión en la Argentina.
¿Saben
por qué? Porque en esos años, cuando los ricos pagaban más impuestos, por
primera vez desde la irrupción de la última dictadura cívico-militar estábamos
construyendo una sociedad con menos desigualdad, menos pobreza, menos
desocupación y con más consumo y más demanda efectiva. Por ende, había más
empresas abiertas, más producción y más inversión producto de una variable en
términos económicos determinada no por las concesiones hechas por el Estado, sino por la pujanza de la demanda efectiva.
Sra. Presidenta (Moreau).- Señora diputada: le queda un minuto. Le
pido que vaya redondeando.
Sra. Vallejos.- Voy redondeando, señora presidenta.
¿Sabe
qué sí pasó cuando se recortaron los impuestos a los ricos y cayó la
inversión? Sufrimos la mayor fuga de
capitales de nuestra historia. Según el INDEC, entre 2015 y 2019 los activos
externos de Argentina crecieron en más de 103.000 millones. No es casualidad
que el 80 por ciento de los activos declarados por los más ricos se encuentren
fuera de la Argentina.
En esos
años, para financiar esa descomunal exteriorización de ahorro nacional que se
fugó y no se invirtió, se contrajo una deuda externa que nos dejó al borde del
colapso con la complicidad del Fondo Monetario Internacional.
Tengo
el íntimo convencimiento de que esta vinculación entre la deuda que pesa sobre
todos los argentinos y la fuga de los dólares apropiados por unos pocos,
refuerza el sentimiento social sobre la oportunidad de este aporte.
Para
cerrar, señora presidenta -porque me quedo sin tiempo-, quisiera simplemente
recordar las palabras de nuestro Papa Francisco en la Carta Encíclica Laudato
si’, cuando dijo que “especialmente
debemos preocuparnos de las enormes inequidades que existen entre
nosotros, pues seguimos tolerando que unos se consideren más dignos que otros”.
Dejamos
de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria sin
posibilidades reales de superación, mientras otros ni siquiera saben qué hacer
con lo que poseen; ostentan vanidosamente una supuesta superioridad y dejan
tras de sí un nivel de desperdicio que sería imposible generalizar sin
destrozar el planeta.
Seguimos
admitiendo en la práctica que unos se sientan más humanos que otros como si
hubieran nacido con mayores derechos.
Quiero
pedir a mis colegas, pero también al conjunto de la comunidad argentina, que
miremos a nuestro alrededor y permitamos que nos exasperen las inequidades, que
trabajemos para construir un país donde ningún argentino se sienta con más
derechos que otros. Asumamos esta iniciativa como un acto de reparación y un
puntapié inicial para tantos otros debates, a partir de los cuales podamos
parir una Argentina con mayor igualdad para que nuestros hijos no reciban como
legado un país hipotecado por la deuda externa, sino una patria donde impere la
justicia social.
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra la señora diputada Uceda,
por Mendoza.
Sra. Uceda.- Señora presidenta: escuchaba a un diputado preopinante y su discurso me
pareció un poco confuso. Incluso, me generó la duda de si no era falaz.
Me
quiero referir a algunas cuestiones técnicas. Si algo no tiene este proyecto es
la intención de enfrentarse al tema o al debate de la doble imposición,
básicamente porque estamos debatiendo un aporte que no podría significar la
doble imposición con otro impuesto porque tiene una naturaleza jurídica
distinta.
Pero
supongamos y démosle la gracia de considerar que es una doble imposición. La
Corte ya ha dicho que la doble imposición no es inconstitucional, siempre y
cuando no supere el límite de la confiscatoriedad. Otro de los temas criticados
en este proyecto.
Sin
embargo, en cuanto a las teorías económicas, en el mismo fallo Candy que citó
ese diputado preopinante ‑esta es la dicotomía del derecho cuando se mira
un fallo de un lado o del otro lado de la biblioteca‑ fue muy clara la
Corte. Dijo que para que exista confiscatoriedad se debe producir absorción por
parte del Estado de una porción sustancial del capital. ¿Qué quiere decir
esto? Modificar la condición del
contribuyente; modificar la capacidad de ahorro de los sujetos alcanzados.
Si de
verdad vamos a creer que gravar con un 2 por ciento, por este aporte, una
fortuna de 200 millones va a modificar la condición sustancial económica de los
sujetos aportantes, vamos a pasar por bobos.
Pero, además, la Corte ha sido muy clara en este sentido.
El hecho de que sea extraordinario es lo que garantiza que no va a ser
confiscatorio, porque se cobra por única vez. El texto lo dice expresamente, a
diferencia de lo que ocurre con la ley del impuesto al cheque –que ha sido
traída a colación-, que disponía que era por tiempo indeterminado y de manera
transitoria. En ese caso se permitieron las prórrogas, pero acá está muy claro.
Entonces, no quieran ver fantasmas donde no los hay.
Les pido
que dejen de afirmar que no van a venir inversiones por este proyecto. Durante
cuatro años gobernaron y sostenían que las inversiones vendrían porque ustedes
eran confiables o porque eran los amigos de los dueños de las empresas que iban
a invertir. Pero no solo que no vinieron, sino que se fugaron un préstamo del
FMI. ¡De “pobreza cero” a fundir a la Argentina!
Yo les
quería comentar, tanto a la señora presidenta como a los señores diputados, un
artículo que el Financial Times
-periódico británico financiero por excelencia- publicó el 3 de abril, en el
que textualmente ‑y le pido que me deje leer, para no equivocarme-
admitió la necesidad de que los gobiernos lleven adelante reformas sustanciales
y adopten un rol activo en la economía. La redistribución –se sostiene en el
artículo- debe ser reinstalada en la agenda pública. Los impuestos sobre las
rentas y la riqueza –continúa- deben volver a estar presentes en el escenario
de esta reconstrucción global.
Pero esta
no es una novedad, ni tampoco lo es en nuestro país. ¿Sabe, señora presidente,
cuándo fue la primera vez que se instauró un impuesto a las grandes fortunas?
En noviembre de 1814, en mi región de Cuyo, que entonces se llamaba Nuevo Cuyo,
y lo hizo José de San Martín.
Mendoza
estaba atravesando una situación crítica; se le había cerrado el comercio
exterior con Chile, la situación era gravísima, y el entonces gobernador de
Cuyo, general San Martín, el Padre de la Patria, asumió su rol de gobernador
para ordenar las cuentas. Y lo hizo de verdad, no como otros gobernadores, que
dicen que nos ordenaron las cuentas, pero nos dejaron una provincia endeudada.
En aquel
momento, en verdad San Martín tomó las riendas y logró reconvertir la
provincia, modificando el dispositivo de acumulación. Esto lo hizo mediante un
sinfín de contribuciones, así como con este impuesto extraordinario sobre las
grandes fortunas.
Esto es
algo curioso, porque se trataba de un impuesto sobre el capital de las
personas, dotado de carácter extraordinario y calculado sobre la base de una
declaración jurada presentada ante el Cabildo. Casi el mismo espíritu.
¿Por qué
lo hizo así, el general San Martín? “Porque son tiempos de revolución”, decía.
Y claro que estos también lo son. Tenemos que dotar al Poder Ejecutivo de
herramientas necesarias, y eso es lo que vamos a hacer. Financiaremos y
reforzaremos el sistema de salud –que el gobierno anterior transformó en
Secretaría-, apoyaremos a las pymes con subsidios y con créditos, urbanizaremos
los barrios populares mediante el régimen del Renabap, financiaremos el
relanzamiento del plan Progresar y generaremos programas de exploración y
desarrollo de la producción del gas natural. ¡Mire si la provincia de Mendoza
no va a estar contenta!
Estos son
tiempos de revolución porque el mundo se está debatiendo nuevamente cómo vamos
a redistribuir las riquezas.
La
desigualdad no es económica, sino ideológica. Esto lo dice Piketty, cuya
lectura recomiendo a algunos de los diputados y diputadas de la oposición. Ya
lo decía él: hay que volver a pensar cómo desarmar estas desigualdades y no
justificarlas. Eso es lo que estamos haciendo, dando una respuesta política e
ideológica a las desigualdades, que aumentaron durante los cuatro años de
gestión de Mauricio Macri y que fueron potenciadas por la pandemia.
Estamos
reconstruyendo la patria, señora presidenta, y la queremos con los argentinos y
las argentinas adentro. Queremos un país justo, igualitario y solidario. Eso es
lo que estamos pidiendo. Así como pusieron el hombro todos los efectores de
salud, todos los trabajadores y las trabajadoras de ese sector y también de la
educación, estamos pidiendo a aquellos que menos mal la pasaron, que aporten
una suma insignificante para poner a la Argentina de pie, de manera justa y
solidaria.
Sra.
Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado Pastori, por Misiones.
Sr. Pastori.- Señora presidenta:
parafraseando a Marta Nercellas, el proyecto en tratamiento es uno más de los
tantos agravios a la Argentina de parte de un gobierno que recurre a los
eufemismos para vestir de épica todo lo que acomete y, en especial, aquellas
cuestiones cargadas de un absurdo ideologismo, con un sesgo claramente
antiempresas y antiinversiones.
Este
eufemismo de aporte solidario o extraordinario para ayudar a morigerar los
efectos de la pandemia, dicho así, suena como una idea razonable, romántica y
hasta susceptible de generar seguimiento y simpatía para los inadvertidos.
Además, por supuesto, dicen que es extraordinario, solidario y –posiblemente-
por única vez.
A partir
de los años noventa, gran parte de los pocos países que tenían imposición al
patrimonio la derogaron. Solamente sigue vigente en muy pocos, pero en forma
mucho menos gravosa que en la Argentina y, además, alcanzando el patrimonio
neto -no el patrimonio bruto, como se pretende en nuestro país- y con alícuotas
sensiblemente inferiores.
No cabe
ninguna duda –y así lo sostienen todos los tributaristas del país- de que estamos
en presencia de un nuevo impuesto. Ello es así por cumplir con todas las
características que lo integran, a saber: surge de la ley, es coactivo u
obligatorio –no es voluntario- y está destinado a un fin público. En suma, es
un impuesto. No le busquen la vuelta para sostener lo contrario.
Si
arrancamos pretendiendo engañar desde el título, como que en realidad esto no
sería un impuesto, sino un pariente cercano que vino de vista, por única vez, y
al que tenemos que cobijar tolerando sus buenas intenciones, empezamos muy mal.
Estamos,
pues, ante un actuar malicioso y tramposo, que resulta inadmisible para
cualquier Estado que se precie de serio y confiable.
Pero este
detalle no es ingenuo. Al ser un impuesto, le caben todas las garantías
constitucionales con que nuestra Carta Magna ampara los derechos de los
contribuyentes para defenderse de la voracidad fiscal de gobiernos con
tendencias autoritarias. Además –un detalle no menor-, necesita de la mayoría
absoluta de los votos de cada Cámara, por lo que, si hoy se sanciona aquí el
proyecto, ello solo será posible con el concurso de los bloques aliados.
Tampoco
enerva la condición de impuesto el hecho de que pretenda aplicarse por única
vez. En todo caso, es un impuesto extraordinario. No tiene límite de vigencia,
como sí lo tienen los impuestos ordinarios, como es el caso del IVA, por
ejemplo.
Por si
fuera poco, el propio texto de la iniciativa remite, para su aplicación,
percepción y fiscalización, a la AFIP, con sujeción a lo dispuesto en la ley
11.683, nada más ni nada menos que la ley de procedimiento tributario.
Señora
presidenta: las cosas son tal y como son, y no como las partes aseguran que
son. Esto se llama principio de la realidad económica y está normado en el
artículo 2° de la misma ley 11.683.
Además,
siendo un impuesto de tipo directo, la potestad originaria corresponde a las
provincias, según lo establecido en el inciso 2 del artículo 75 de la
Constitución Nacional. Sin embargo, en este caso, contrariando el principio
general de todo impuesto coparticipable, todo lo recaudado va a ir a la Nación.
En efecto, este no será un impuesto coparticipable con las provincias.
Este es un
impuesto grosero, mal diseñado, con serias falencias de técnica legislativa
tributaria, que grava por igual tanto a la inversión financiera como a la
productiva, sin distinguirlas; es decir, grava capital de trabajo, mercaderías,
insumos, bienes de capital, maquinarias, herramientas, inmuebles, automotores
afectados a la producción, propiedades rurales e incluso la vivienda familiar.
En este último caso, no se exime del impuesto a la vivienda familiar, como sí
lo hace el impuesto sobre los bienes personales.
Para las
pymes y el empleo, este impuesto es una segunda pandemia. Les pega de lleno a
las pymes agroindustriales, fabriles, industriales y de servicios, motores
fundamentales en la generación de empleo. Le pega también al campo al gravar
los inmuebles rurales sin establecer un mínimo no imponible que quede exento y,
como recién decía, sin desgravar tampoco las viviendas de uso familiar.
¿Qué están
buscando? ¿Acaso están apuntando a que se sigan yendo las empresas y los
empresarios de la Argentina, como lo estamos viendo continuamente? ¿No se dan
cuenta de que están conspirando contra el éxito de su propio gobierno, al que
dicen defender, ralentizando la recuperación económica? Este gravamen no va a
ayudar ni morigerar absolutamente nada. Seguirá espantando inversiones, esas
que tanto necesitamos los argentinos.
Hay muchas cuestiones constitucionales
controvertidas. Por ejemplo, como bien se dijo aquí respecto del principio de
no confiscatoriedad, al sumarse el impuesto a los bienes personales quedará
absorbida una parte importante de la propiedad o la renta. De esta manera, se
verá afectado el artículo 17 de la Constitución Nacional que establece que la
propiedad privada es inviolable.
Si
hablamos del principio de igualdad, resulta cuestionable la intención del
proyecto de fijar alícuotas diferenciales por el solo hecho de que algunos bienes
están situados en el exterior, aun cuando la persona tenga exactamente la misma
capacidad contributiva.
Respecto
del criterio de nacionalidad, la iniciativa incorpora un concepto absolutamente
ajeno a la doctrina y a la legislación tributarias no ya de nuestro país sino
del mundo, ya que cualquier persona, por el solo hecho de tener nacionalidad
argentina, aunque resida en un país considerado no cooperante o de baja o nula
tributación, será considerada como residente argentino. Es decir, se crea una ficción
legal de residencia.
Por
otro lado, el proyecto grava en forma imprecisa activos invertidos en vehículos
transparentes. Incluso, deja librado al decreto la delimitación de los alcances
en cuanto incluir, dentro de la base imponible, los aportes a trusts,
fideicomisos, fundaciones de interés privado, etcétera. En otras palabras,
pasaría a gravar bienes de los cuales el titular ‑futuro contribuyente‑
ya se ha desapoderado; o sea, bienes que ya no le pertenecen o de los que ya no
dispone.
Venimos
a este recinto no solo a oponernos a un muy mal impuesto. Venimos a bregar por
el esfuerzo compartido con solidaridad en el marco de la democracia, pero sin
populismo tributario. En los inicios de la recuperación democrática, Raúl
Alfonsín nos enseñó acerca de la ética de la solidaridad. Por eso, nuestra
propuesta es, definitivamente, la siguiente: queremos que las grandes fortunas
paguen los impuestos que no pagan, que realicen el esfuerzo que no realizan y
la solidaridad que les resulta ajena. Vayamos juntos a buscar esos patrimonios
ocultos, esos inmuebles subvaluados, esas fortunas escondidas en empresas de
papel y refugiadas en paraísos fiscales o en cajas de seguridad sin estar
registrado su origen. Es ahí donde hay que poner el foco, para librar una batalla
seria contra las formas de evasión más sofisticadas y, de manera general,
combatir el incumplimiento tributario y la elevada informalidad.
El
objetivo debe ser la ampliación de la base impositiva a partir de capturar a
quienes no pagan. Tenemos los instrumentos para hacerlo, ya que la Argentina ha
firmado acuerdos de cooperación tributaria internacional. Entonces, pongamos en
acción esos mecanismos.
Un
nuevo impuesto no es otra cosa que cazar en el zoológico y beneficiar a los
evasores de siempre. De nada sirve que se lo revista de la máscara discursiva
de gravar a los ricos, ya que es una salida facilista que esquiva el verdadero
desafío: buscar a los evasores que escapan al compromiso del esfuerzo
compartido.
Lamentablemente,
la moratoria vigente ilustra, de manera palpable, lo que estoy diciendo, ya que
no solo no se combate la evasión, sino que, cuando es detectada y se intenta
penalizarla, aparece una moratoria exculpatoria con una ley a medida. Tal es el
caso de Cristóbal López.
Para
esto no necesitamos sancionar una ley, sino que nuestra administración
tributaria se ponga a trabajar como es debido y estreche esfuerzos con otros
países en materia de cooperación. Hay que hacer la tarea.
La
repatriación forzada es un mito sin fundamento. Es cierto que la Argentina
necesita urgentemente de inversión y el retorno de los ahorros de los
argentinos que están depositados en el exterior o guardados debajo del colchón.
Si dichos fondos están declarados, su regreso y transformación en inversión y
empleo será la respuesta a una Argentina que ofrece seriedad y la posibilidad
de un futuro; pero, el gobierno está haciendo todo lo contrario.
Alternativamente, si ese capital está escondido y es fruto de la evasión
tributaria, la corrupción o el lavado, debe ser detectado y penalizado.
Cito
nuevamente a Marta Nercellas: en la Argentina, el empresario actúa como puede;
muchas veces, no como quiere o como se debe. En ocasiones, tiene que
privilegiar el bien mayor desconociendo el bien menor.
-
Ocupa
la Presidencia el señor vicepresidente 1° de la Honorable Cámara, doctor Álvaro
Gustavo González.
Sr. Pastori.- No hay ciudadano modelo en la vida real. Quien decide
es una persona concreta ‑con nombre y apellido, de carne y hueso‑
que trata de salvar su empresa. Entonces, no puede ser juzgado desde un mundo
imaginario o ideal. Pongámonos en sus zapatos. Los invito cordialmente a que se
sitúen en el siguiente escenario: pagan sus impuestos o cierran su empresa
dejando un tendal de desempleados.
No
busquemos en el empresario un héroe; pero, tampoco un villano, porque no es lo
uno ni lo otro. Es una persona que hace lo que puede, que, en este contexto, es
muy poco.
Hubo
ciertos momentos históricos en que los parlamentos asumieron la función de
defender a los ciudadanos frente a las imposiciones elevadas o excesivas
pretendidas por los señores feudales y los autoritarios. Hubo un tiempo en que
los parlamentos defendían a los ciudadanos de los abusos y la voracidad fiscal
de los Estados autoritarios y feudales. Ahora vemos que esos principios
jurídicos en los que deberían basarse las normas, ya no se respetan. Las han
vuelto irreconocibles.
Se
utiliza el término “aporte” como eufemismo de “impuesto”. Ni héroes ni
villanos, señor presidente; se está transformando a los empresarios que quedan
en sobrevivientes de lo absurdo y grotesco de políticas públicas impregnadas de
un ideologismo que solo augura mayores males a los argentinos. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor diputado
Campos, por Buenos Aires.
Sr. Campos.- Señor presidente: hoy me embarga un sentimiento de
tristeza porque realmente pensé que el Frente de Todos no iba a impulsar este
impuesto.
Hace
apenas dos semanas, en el marco de la sesión en la que tratamos el proyecto de
ley de presupuesto, hice hincapié en que la Argentina había iniciado su camino
hacia la decadencia en la década del 50, cuando se instaló y consagró el
siguiente concepto político: se conquista a la gran masa del pueblo ‑y,
por lo tanto, al voto de los ciudadanos‑ combatiendo el capital.
En
aquella ocasión también dije que, a lo largo de los años, esa idea había
permeado en todo el arco de la dirigencia política ‑no solo el peronismo‑
y que había resultado letal para el desarrollo y el progreso del país. Particularmente
para los más postergados, ya que la pobreza, por definición, es falta de
capital. No se puede sacar a alguien de la pobreza si se erradica el elemento
necesario que permite alcanzar ese objetivo.
Dos
semanas después, el oficialismo envía para su tratamiento este proyecto que
establece un nuevo impuesto: el número ciento sesenta y seis, si consideramos
todos los que rigen en nuestro país. Impuesto nefasto si los hay; como veremos,
sobran las experiencias mundiales que desaconsejan este tipo de gravámenes.
Según lo que ellas indican, es un pésimo impuesto.
Si se
me permite, mencionaré el caso de Francia, país donde se estableció un impuesto
a las grandes fortunas; el ISF, de acuerdo con su sigla. En 2016, previo a su
derogación por el presidente Macron, Francia vivió el mayor éxodo de
inversiones jamás visto. Si ponemos la situación en cifras, podemos decir que
dicho impuesto permitía recaudar 2.600 millones de euros, pero producía una
pérdida en la recaudación de 12.000 millones al año. Se calcula que, mientras
estuvo vigente, el Estado francés perdió 125.000 millones de euros.
Este
impuesto es pésimo porque alejará todo atisbo de inversión en la Argentina.
Nadie más querrá traer su capital porque quedará a tiro de esta verdadera
salvajada tributaria. Porque es eso, señor presidente; no puede ser catalogado
de otra manera, cuando hay ciertos patrimonios que este año tendrían que pagar
el 7 por ciento de lo conseguido durante toda una vida de trabajo en caso de
que sus activos se encuentren fuera del país.
Este
gravamen también es pésimo porque, como declaró un miembro del oficialismo ‑no
nosotros‑, cae sobre bienes productivos, convirtiéndose, en consecuencia,
en un impuesto a la producción. Pregunto al oficialismo lo que preguntó un
diputado de su propio espacio: una pyme que tiene una maquinaria de 2 millones
de dólares, ¿debe caer dentro del impuesto a la fortuna? ¿Ustedes saben la
cantidad de pymes que tienen alguna máquina que vale 2 millones de dólares?
Muchísimas. Por lo tanto, un gravamen a los bienes productivos así planteado es
lo peor, y creo que es una pésima salida a la pandemia que va a requerir de una
gran inversión. Esto lo dice el actual presidente del BICE que creo que todavía
es diputado de esta casa, el doctor José de Mendiguren, y lo suscribo
plenamente.
Entonces,
si tenemos experiencia internacional debidamente acreditada que dice que este
es un pésimo ejercicio tributario, que vamos a recibir menos tributo de lo que
vamos a recaudar, si además tenemos a gente del propio bloque que les dice que
este es un impuesto antiproducción, si sabemos por lo tanto que esto va a ser
malo para el empleo, la inversión y la recaudación del Estado, y que va a ser
una fuente generadora de nuevos desempleados, la pregunta que hago al Frente de
Todos es: ¿por qué lo hace? ¿Por qué impulsa este nuevo impuesto? Esto es lo
que tenemos que respondernos.
No creo
que el Frente de Todos haga esto para ser reconocidos en Uruguay o Paraguay
como mecenas de esos pueblos, que es lo que está ocurriendo en este momento.
Soy un convencido de que lo hacen por lo que dijimos al principio: porque creen
que se conquista el voto del pueblo combatiendo la inversión y el capital. Es
decir, lo hacen pensando en las próximas elecciones; no hay otra explicación
que la búsqueda de un supuesto rédito político a corto plazo.
Lo que
el oficialismo quizás no ha evaluado debidamente es que desde el 10 de
diciembre del 2019 estamos en otro país, políticamente hablando. La sociedad
argentina ha acompañado el fenómeno, la epopeya de Juntos por el Cambio de que
un gobierno no peronista haya logrado concluir su mandato en toda la historia
argentina. Fíjense lo que ocurrió en 2019, fue un hecho histórico. Por lo
tanto, algo está cambiando en la Argentina.
Creo
que hoy se va a producir un segundo hecho político totalmente inédito: por
primera vez una parte sustancial de la dirigencia política, quizás un 45 por
ciento de esta Cámara, va a votar en contra de un impuesto maquillado como
políticamente correcto. ¿Quién no quiere sacar al 0,2 por ciento de los
habitantes de este país, los que más plata tienen, para teóricamente atender
cuestiones de salud, etcétera? Todos queremos hacer eso; el problema es si es
bueno para el país.
Este
proyecto de ley es un creador de pobreza, es un verdadero cementerio de
empresas pymes y empleo. Esta ley debería llamarse “cementerio de empresas
pymes y empleo”. Quizás lleguen a sancionarlo porque aparentemente tienen los
votos, pero va a ser producto de una visión vetusta, fruto de mirar la realidad
2020 con los anteojos de 1950.
Hoy se
va a producir un hecho político trascendental: Juntos por el Cambio se gradúa
de dirigencia política responsable, con mirada puesta en el mediano y largo
plazo para beneficio de los más necesitados.
Realmente,
estoy orgulloso de formar parte de este bloque que va a producir este notable
hecho político y que ayuda a crear la tan necesaria esperanza en la Argentina.
Termino
citando a un gran político del siglo XX que dijo que cada vez que alguien actúa
en función de un ideal ético emite una pequeña onda de esperanza, que unida a
cientos de miles de ondas de poder semejante genera una corriente capaz de
derribar las murallas más altas de la opresión, la corrupción y la
desesperanza.
Hoy la
Coalición Cívica y todo Juntos por el Cambio cumple en emitir esta señal de
esperanza a toda la sociedad argentina. Estoy orgulloso de formar parte de este
bloque que, mirando el largo plazo, se opone y se planta frente al tributarismo
populista. (Aplausos.)
Sr.
Presidente (González).- Tiene
la palabra el señor diputado Rodríguez, por Buenos Aires.
Sr. Rodríguez.- Señor Presidente: quiero enfatizar que
nuestro interbloque en su mayoría ha discutido, ha analizado y ha sopesado
pormenorizadamente todos los aspectos que constituyen la base de este proyecto
y en su mayoría hemos decidido acompañarlo.
Digo
“en su mayoría” porque hay posiciones que con mucha razonabilidad y respetables
argumentos han decidido algo distinto. Lo decidimos de esa manera, a pesar de
que aquí algunos se entretienen con el deporte de poner motes a los bloques.
Somos “bloques aliados” cuando algunos de nosotros pensamos que es razonable
acompañar una determinada propuesta. Somos “bloques no aliados” cuando por
ejemplo nos opusimos a la reforma judicial o frenamos el intento de
expropiación de Vicentin que le hubiese traído al gobierno el compromiso nada
más y nada menos que de salir a endeudarse en dólares, porque eso decía el
proyecto en su artículo 3º. También somos bloques no aliados cuando algunos de
los miembros de nuestro interbloque votaron negativamente el aumento de las
retenciones, cuando un sector de esta Cámara decidía no dar quórum a un
gobierno con nueve días de ejercicio de su gestión gubernamental, después de
haber ganado con el 48 por ciento. Somos bloques no aliados cuando con mucho
respeto, pero con mucha firmeza, claramente nos opusimos a la dolarización de
la deuda en pesos.
Les
pido a los compañeros, a los señores que se ocupan de poner rótulos a nuestro
interbloque, que no pierdan tiempo en eso porque nosotros sabemos bien dónde
estamos y por qué, algo que puede o no ser compartido con el mismo respeto que
nosotros no compartimos algunas posiciones de otros bloques.
Dicho esto, hemos decidido mayoritariamente
acompañar este proyecto porque en un mundo que atraviesa y seguirá atravesando
la consecuencia de la pandemia que le pega muy especialmente a los más
humildes, y en la Argentina también a la clase media trabajadora, a aquellas
mujeres y hombres que pelean cada día por salir adelante, este es un
instrumento que basado en una filosofía solidaria viene a traer un
acompañamiento parcial para ir saliendo del pozo social, económico y productivo
en el que estamos.
Pero,
así como mayoritariamente hemos decidido acompañar este proyecto también
tenemos propuestas y advertencias que compartir. La primera es respecto de la
administración de los fondos. Es muy importante que la discusión y el
compromiso de este Congreso no termine solo con la eventual aprobación de la
norma porque las políticas públicas son las que se terminan implementando, no
solo lo que se aprueba en términos legales.
Aquí
comparto una pregunta que debería ser el disparador de un compromiso a futuro:
¿estos fondos que eventualmente resulten de la recaudación de este nuevo
tributo, van a ir de inmediato a formar parte de los recursos que ya están
previstos en el presupuesto? Porque si vamos a canjear estos recursos
recaudados por lo que ya hemos aprobado en el presupuesto vamos a estar
haciendo ahorro o ajuste. ¡De ningún modo! ¡Ojo al piojo! Estos recursos deben
permanecer blindados, indisponibles, embargados y solo ejecutarse de manera
automática cuando se termine de gastar o ejecutar el último peso para cada una
de las finalidades previstas. Por ejemplo, si el presupuesto nacional
dispusiera de 1.000 millones de pesos para pymes, solo cuando se gaste el
último peso es aceptable que se ponga a disposición del Poder Ejecutivo la
ejecución de lo devengado por el 20 por ciento que recaude de este tributo,
porque hay un 20 por ciento que va a las pymes.
Este es
un tema central que no es estrictamente de discusión legislativa sino de
administración de gobierno. Y es esencial para no confundir recursos
adicionales con aquellos que terminan sustituyendo lo que el presupuesto tiene
previsto. Si así no se hiciese, se desnaturalizaría en la práctica el espíritu
de este proyecto.
En
segundo lugar, el esfuerzo redistributivo que supone este proyecto debe ir
acompañado de otros esfuerzos y de políticas en las que claramente haya una
distribución inversa. ¿Qué es, si no regresivo, el proyecto que se aprobó y se
está ejecutando, que consiste en dolarizar deuda en pesos a los fondos
especulativos que vinieron a hacer ‑cito a algunos colegas‑ carry trade durante el gobierno de
Macri? ¿Qué sentido tiene seguir dando dólares a los fondos especulativos
extranjeros que hoy están en la Argentina? Ya se les dio 750 millones de
dólares. ¡Ni un dólar más! No hay ninguna obligación de darles otros 750
millones de dólares en diciembre, como se dice por ahí.
La
ampliación presupuestaria que se aprobó, en su artículo 7° prevé la posibilidad
de que el gobierno pueda darlos, está habilitado para hacerlo, pero no está
obligado. Y no solo que no está obligado, sino que seguir dando a los fondos
especulativos la posibilidad de canjear pesos por dólares sería una señal
totalmente contraria a las políticas que hoy se necesitan.
Finalmente,
este proyecto no sería completo, y sus impactos no serían íntegros si a la par
no discutiésemos de inmediato ‑si es posible, antes de fin de año‑
un impulso para las verdaderas generadoras de empleo y crecimiento en la
Argentina, que son las pymes. Cero impuesto a las ganancias a todas las pymes
que reinviertan sus utilidades en equipamiento, en bienes de capital, y creen
trabajo: esa ha sido y sigue siendo nuestra propuesta.
Sr. Presidente (González).- Impecable en el uso del
tiempo, señor diputado.
Tiene
la palabra el señor diputado Contigiani, por Santa Fe.
Sr. Contigiani.-
Señor presidente: estamos ante un tema que, por lo que he escuchado, parecería
que se divide así: de un lado están los que se sienten dueños y propietarios de
la producción, de la importancia para un país de los sectores que invierten y
que desarrollan; se sienten dueños. Y por el otro lado, los que se sienten
propietarios de los principios de estricta justicia que también tiene que haber
en un país.
Creo
que la realidad es mucho más compleja que este blanco y negro. Porque a los que
defienden este principio de justicia estricta a la hora de sostener y
fundamentar este proyecto, les digo que no se crean que estamos ante una
situación épica. Vamos a necesitar de un montón de instrumentos ‑muchos
más que este‑ para tratar de reconstruir a la Argentina.
A los
que se sienten dueños de la producción y de las inversiones, les recuerdo que
es muy importante la política para el desarrollo, y que los mercados y las
tasas de retorno del capital por encima de la producción de la economía real de
bienes y servicios nos llevaron a una brutal concentración económica en la
Argentina, a la pérdida de pequeños y medianos productores, de pymes, de
trabajo, y a una economía primarizada. Por eso, no es un blanco y negro.
Nosotros
acompañamos en general este proyecto, pero desde otro lugar. Lo hacemos desde
un principio ético, desde la idea de una Nación que se tiene que hacer cargo de
los más vulnerables y de los que más necesitan. Lo hacemos desde la idea de una
economía de mercado social fundada en la ética social y, como se dijo recién
acá, de la ética de la solidaridad.
No es
un motivo ideológico el que me anima a sostener y apoyar esta iniciativa, ni
siquiera técnico porque, si así fuera, tendríamos que ir hacia una reforma
tributaria integral, que es lo que se requiere ‑mucho más que esta
iniciativa‑ en la Argentina.
Ahora
bien, ¿cuál es el punto de partida? El punto de partida es tremendo, que a mi
modo de ver, justifica este principio ético que debemos defender en esta
iniciativa, por encima de otras contradicciones, por encima de las
complejidades, algunas que han mencionado opositores con razón, pero prevalece
este principio ético.
¿Cuál
es el punto de partida tremendo en nuestro país? Cuatro crisis superpuestas. La
primera, la crisis estructural de cuarenta y cinco años de la Argentina en
decadencia. Crecimos al 0,2 por ciento anual, mientras crecimos a tasas chinas
en términos de pobreza: 7 por ciento anual. Hemos aumentado la población en 20
millones de argentinos en cincuenta años, y hemos mandado a la pobreza a 18 millones
de argentinos. Esta es la realidad tremenda de la que todos debemos hacernos
cargo, porque todos hemos fracasado.
Cabe
destacar la importancia de revalorizar la política para salir de este gran
fracaso de la Argentina. Ahora, el punto de partida es 41 por ciento de pobres,
10,5 por ciento de indigencia y 56,3 por ciento de chicos pobres menores de 14
años. En Rosario, provincia de Santa Fe, 551.000 personas pobres en el área
metropolitana, 176.000 indigentes. Estamos hablando del área del mundo agroexportador,
desde donde exportamos el 80 por ciento de lo que sale de la Argentina. De eso
tenemos que hacernos cargo. Por eso, esta iniciativa se fundamenta en la idea
de hacernos cargo por el otro, de hacer un esfuerzo.
Otro
punto de partida que debemos tener en cuenta es fundamental, y traigo el dato
de un estudio de la Cepal y de Oxfam de marzo de 2016 ‑lo pueden buscar‑:
“Tributación para un crecimiento inclusivo”. Dicen la Cepal y Oxfam que,
haciendo un estudio para países de América Latina en 2016, previo a las nuevas
concesiones impositivas de la gestión de Macri, el 10 por ciento más rico de la
Argentina, que concentra más del 70 por ciento de la riqueza, tributa entre el
8 y el 9 por ciento de su renta disponible, cuando un trabajador paga el impuesto
a las ganancias, que tributa el 35 por ciento.
Esa es
la reforma impositiva que debemos hacer. Los salarios pagan ganancias. La
estructura tributaria argentina está basada en el IVA, en los aportes y
contribuciones a la seguridad social, y no en los aportes patrimoniales que, en
todo caso, en toda la jurisdicción nacional y provincial llegan al 1,22 por
ciento del PBI.
Estos
son datos de la Cepal. Este también es un punto de partida que debemos analizar
para la discusión integral que se viene, a fin de encontrar una reforma
tributaria que aliviane la carga de los que trabajan, de los que producen en
serio y para que los que tienen más paguen más, en aras de construir un país
con oportunidades para todos.
Este es
otro punto de partida del que tenemos que hacernos cargo. Y es un tema
importante que también nos muestra que la baja impositiva sobre los sectores
concentrados no siempre da resultado, como algunos sostienen en ciertas
exposiciones que he escuchado.
La
teoría del derrame fracasó en los Estados Unidos. Fracasó en Europa, con una
Unión Europea que está elevando los niveles de subsidio, endeudándose porque
estamos ante una crisis tremenda.
Hablaba
de cuatro crisis. La histórica estructural de un país decadente; la crisis
política, porque no nos ponemos de acuerdo para generar un proyecto de país
donde todos seamos responsables; las crisis macroeconómicas, donde no hemos
obtenido resultados buenos, tanto con macroeconomías estatistas como con
macroeconomías liberales financieras, y la pandemia en este año 2020. ¿Qué más
podemos tener en contra para un país?
Ese es
el fundamento para pedir este esfuerzo, este principio ético de tratar de
contribuir en un momento muy delicado del país. Pero no cantemos victoria.
Hagámonos cargo, a partir de este esfuerzo que estamos pidiendo a los sectores
patrimonialmente más concentrados, los mismos que han tenido grandes beneficios
en sucesivas devaluaciones que tuvo el país, y no tienen la culpa de ello.
Es
nuestra la culpa de que esos patrimonios se hayan beneficiado con grandes
devaluaciones, mientras al pueblo argentino le quedaba el aumento de precio en
góndola; o cuando tenían retorno del 13 por ciento en dólares entre pesos,
dólar y LEBAC.
Entonces,
para ir redondeando y cumplir con el tiempo previsto: no cantemos victoria. Este no es un punto de llegada; es más, diría que no tendría
que existir en términos de que representa un período de esfuerzo debido a un
momento crítico del país.
Lo que tendría que existir es una
reforma tributaria integral, una política de desarrollo y un gasto público
eficiente. No es cierto que el gasto público de la Nación y de las provincias
representa mucho más que en otros países, pero eso lo podemos discutir en otro
momento.
Necesitamos una política caliente para
las inversiones, una ley de inversiones. Esa es la agenda a la que tenemos que
comprometernos todos detrás de este pedido extraordinario y excepcional.
Por eso, sin tirar culpas, pido que
todos asuman sus responsabilidades para encontrar un camino para la Argentina,
donde la producción de bienes y servicios y la inclusión sea más importante que
el retorno de la tasa capital y la especulación. Debemos ir a los temas
estructurales en serio. Por lo tanto, sin repartir culpas, hagámonos cargo.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la
palabra el señor diputado Carambia, por Santa Cruz.
Sr.
Carambia.- Señor presidente: voy a tratar de ser lo más
breve posible.
No me hace ninguna gracia discutir un
nuevo tributo en la Argentina, teniendo en cuenta la presión fiscal que
tenemos.
Me gustaría estar debatiendo alguna
exención impositiva para las pymes o evaluar la posibilidad de sacar algunos
tributos, como sucedió en algún momento en relación con el IVA para los
alimentos de la canasta básica que este gobierno, cabe aclarar... (inaudible)...,
impulsar.
Además, hay muchas medidas más que
podríamos estar debatiendo a favor de los trabajadores y de los que menos
tienen. La verdad es que, como decía recién, creo que tenemos que trabajar en
una nueva ley más abarcativa y, por sobre todas las cosas, prever todos los
tratamientos impositivos que tenemos. Pero, bueno, hoy estamos debatiendo esta
iniciativa.
Volviendo al proyecto de ley en
consideración, lo único que espero es que sea por única vez. En nuestro país ya
hemos debatido leyes que creaban tributos por única vez, pero terminaron
quedándose para siempre.
Me deja tranquilo que este aporte esté
dirigido a las personas más ricas del país. La recaudación estimada de 300.000
millones se alcanzará sin castigar a la clase media, como sí ha sucedido con
algunas otras cuestiones.
En cuanto al destino de los recursos,
personalmente creo que debería ser coparticipable, en esta distribución... (inaudible)
... de esta guerra que tenemos contra esta pandemia. Creo que nos hemos
olvidado de los municipios que vienen siendo la primera línea de trinchera ante
esta guerra. Por eso, me parece importante generar recursos para que podamos
seguir peleando.
Más allá de no estar de acuerdo con
muchos de los puntos de este proyecto de ley, la verdad es que desde nuestro
sector lo vamos a acompañar, apostando a la gobernabilidad, tal como lo venimos
haciendo desde hace más de un año.
Me tomo un minuto más, señor
presidente, para referirme a una situación que no tiene que ver con esta
iniciativa, pero la verdad es que no puedo dejarla pasar por alto. Me refiero
al conflicto que está ocurriendo hoy en Las Heras, provincia de Santa Cruz.
Quiero aclarar que mi hermano es el intendente de dicha localidad.
Tenemos un gran conflicto político y
armado, y quiero pedir expresamente a la gobernadora que interceda y nos ayude
a destrabarlo, porque no queremos otro “Sayago”, comisario que fue abatido
durante una protesta popular. Por lo tanto, pido a la gobernadora que nos dé una
mano para poder solucionar esta situación. Si así no fuere, la hago responsable
de lo que pudiera llegar a pasar en dicha localidad.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la
palabra la señora diputada Sapag, por Neuquén.
Sra.
Sapag.- Señor presidente: Winston Churchill decía
que algunas personas consideran a la empresa privada como un tigre depredador
que debe ser fusilado; otras la ven como una vaca que se puede ordeñar y muchas
otras personas, como un caballo sano tirando de un carro robusto.
Esta frase describe con asombrosa
precisión lo ocurrido en los debates que he seguido muy atentamente en
comisión. Por acción u omisión aquí hay muchos que quieren matar al tigre y
otros tantos seguir ordeñando la vaca, aun ante síntomas muy claros de
desnutrición.
Sin embargo, somos pocos los que
queremos ocuparnos de tener sano y vigoroso el equino para que pueda seguir
tirando de un carro cada día más pesado.
¿Qué significa mantenerlo sano y
vigoroso? Simplemente, poner al país a
producir y volver a crear empleo para nuestra gente, dejando temas superfluos
de lado, y enfocándonos en los desafíos que tenemos por delante, creando valor
y empleo. Para eso, debemos alinearnos detrás de la inversión privada.
No podemos pedir más a un Estado
enorme, deficitario y adicto a las fuentes de financiamiento. Necesitamos
apoyarnos en la iniciativa del sector privado y de la inversión nacional, pero
sobre todo extranjera, capital que invierte, produce y genera empleo.
Señor presidente: hay mucho capital
disponible en el mundo. Las tasas están en niveles muy bajos. Oportunidades de
inversión en el país también existen, y de las más atractivas: campo, energía,
industria, turismo, servicios y áreas del conocimiento. Es decir, podría agotar
el tiempo disponible describiendo oportunidades de inversión.
El capital no pide mucho para
invertir; solo algunas reglas y acuerdos básicos. Pide seguridad, certidumbre,
reglas claras, pero cuando no las encuentra, se retira en busca de lugares más
seguros.
El capital no va a cualquier lugar ni
pierde el tiempo. Busca lugares prósperos donde poder desarrollarse. Así
funciona la economía a nivel global y el desarrollo de los países.
Entonces, yo me pregunto: ¿qué
prosperidad o atractivo pueden ver los inversores en un país donde la creatividad
tributaria está a la orden del día? ¿Qué atractivo puede tener un país donde
parece que los recursos nunca alcanzan y el cambio de reglas es moneda
corriente? Si no generamos condiciones mínimas para los inversores, se
continuará acrecentando esta situación y, con ella, un empeoramiento constante
en las condiciones de vida de la gente.
Debemos atraer inversiones en vez de
repelerlas. Debemos crear empleos en vez de destruirlos. La salida no es sector público contra
sector privado, sino sector público con sector privado. Debemos abandonar
falsas dicotomías y trabajar todos juntos detrás de un mismo objetivo: el
bienestar de los argentinos.
En la
provincia de Neuquén, vi con mis propios ojos el impacto de la inversión en la calidad
de vida de nuestro pueblo. Reglas claras, precisas, confiables y concretas
permitieron en los últimos diez años una inversión sin precedentes en la
historia patagónica argentina. No solo está mejor quien es empleado
directamente para trabajar en las nuevas empresas, sino que también mejoraron
las pymes de todo el país que dan servicio a los nuevos emprendimientos, los
servicios y el comercio en general. Todos están mejor porque tienen más
trabajo.
Lamentablemente,
también pude ver cómo las regulaciones, los cambios de reglas repentinos y la
incertidumbre paralizaron la producción, impactando sobre todo el ecosistema
productivo. Estos no son conceptos teóricos; son hechos concretos y
comprobables.
Sobre
el proyecto en consideración me llaman la atención los detalles técnicos para
volver a gravar la misma capacidad contributiva y que la recaudación de este
impuesto ‑debemos llamarlo por lo que es‑ no sea coparticipable.
Estos detalles terminan por redondear un proyecto erróneo e inoportuno en su
fondo y, a su vez, lleno de debilidades en sus formas.
Este
impuesto va a traer más costos políticos y sociales que beneficios económicos
y, además, se va a judicializar. Hay distintos argumentos que sirven para
plantear su inconstitucionalidad. Por ejemplo, podríamos señalar que es
inconstitucional porque se vuelve confiscatorio. En este punto, debemos
considerar el artículo 17 de nuestra Constitución Nacional, referido al derecho
de propiedad; o el artículo 4°, que habla de la equidad y el principio de proporcionalidad;
o los artículos 28 y 33, sobre razonabilidad. Todos ellos se ven afectados por
este proyecto.
En
síntesis, podría demostrarse que la aplicación de este impuesto, superpuesta
con otros tributos vigentes, como los impuestos sobre los bienes personales y
sobre las ganancias, resulta confiscatoria y, por lo tanto, inconstitucional,
por absorber una parte importante de la renta y del capital del contribuyente.
Señor
presidente: la pandemia ha tenido un impacto inconmensurable sobre la economía en
su conjunto. En este marco, me llama la atención pedir un aporte solidario a un
sector que ha hecho un esfuerzo enorme, muchas veces invisible, por mantener
los puestos de trabajo y las empresas en marcha.
Es
imprescindible que todos los funcionarios políticos también realicemos un
aporte solidario, que este proyecto debería incluir. Debemos pedir y dar,
acompañar el esfuerzo; es ético, es moral, es justo.
No voy
a votar afirmativamente este proyecto. ¿Sabe por qué? Porque va en sentido
opuesto a la salida que pienso que el país necesita. No voy a traicionar mis
convicciones ni ser demagoga. Necesitamos salir imperiosamente del círculo
vicioso de gasto, impuesto y pobreza, para ir a un círculo virtuoso de
inversión, producción y empleo. Necesitamos crear riqueza en vez de destruirla.
Quiero
cerrar con un fragmento de Juan Domingo Perón, justamente expresado en esta
Casa en marzo de 1974, en oportunidad de la apertura de las sesiones
ordinarias. El general Perón dijo: “Para el quehacer privado se establecerán
marcos dentro de los cuales el empresariado desenvolverá su capacidad creativa.
Si tanto el Estado como el sector privado comprenden que su meta es la misma,
el bienestar de toda la comunidad, la determinación de los límites de acción no
puede ser conflictiva. Sin embargo, el Estado deberá evitar que estos marcos
que encuadren la actividad privada sean excesivamente cambiantes o confusos,
pues esto sumiría al empresariado en la incertidumbre, desalentaría las
inversiones y fomentaría la especulación.”
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor
diputado Del Caño, por Buenos Aires.
Sr. Del Caño.- Señor presidente: para empezar, quiero
decir que desde el Frente de Izquierda no solamente estamos por verdaderos
impuestos progresivos a las grandes fortunas, sino que nuestro programa
integral apunta a la expropiación de los expropiadores del pueblo, a ese núcleo
de banqueros, de grandes terratenientes y de grandes empresarios que se
valieron del genocidio para multiplicar sus ganancias a sangre y fuego,
generando esta espiral permanente de atraso y decadencia del país.
Hoy
estamos frente a una maniobra, frente a un engaño, porque se intenta ocultar un
nuevo ajuste contra el pueblo trabajador. Pero todos sabemos que el sol no se
puede tapar con una sola mano. Como dije anteriormente, Guzmán anunció que el
presupuesto de ajuste, que se votó hace un rato nomás en esta Cámara, va a ser
aún peor. Y les dijo a Magnetto y a otros grandes empresarios de la Argentina
que el déficit fiscal, establecido en el presupuesto en un 4,5 por ciento, va a
ser menor al 4 por ciento. ¿Quién lo va a pagar? ¿Los banqueros, los grandes
empresarios, los millonarios? No. Lo van a pagar los jubilados, los
trabajadores y los sectores populares.
Hoy se
ratificó un presupuesto que presenta un ajuste brutal en las principales
partidas, además de tarifazos. En este sentido, Larreta se adelantó ‑no
quiso ser menos‑ y anunció un tarifazo en el subte. Pero este presupuesto
termina con el IFE para 2021; diez millones de familias se quedan sin este
sustento, que sabemos que es poco, pero que encima van a recortar para el año
2021; y después dicen que no hay ajuste.
Además,
como ya hemos denunciado, se reduce el presupuesto para la salud en un 10 por
ciento, y también el presupuesto para las universidades. Este presupuesto
recorta un 36 por ciento la Tarjeta Alimentar y reduce un 7 por ciento la
Asignación Universal por Hijo en términos reales. Ello cuando estamos en medio
del crecimiento de la pobreza. En la Argentina, más del 60 por ciento de los
niños, niñas y adolescentes son pobres. Este es el verdadero plan y lo que hoy
se intenta ocultar.
También
quiero decir algo muy importante. La misión del Fondo Monetario Internacional
fue recibida con música para sus oídos, con una nueva fórmula de movilidad
jubilatoria que pretende desenganchar dicha movilidad de la inflación. Además,
contradictoriamente dicen que quieren custodiar los ingresos de los jubilados
y, al mismo tiempo, ahorrar. Me pregunto de dónde va a salir ese ahorro: del bolsillo
de las jubiladas y los jubilados, por supuesto.
Entonces,
miremos el trato tan dispar que particularmente ha tenido el ministro Guzmán
con los jubilados y los trabajadores, a favor de grandes bonistas, como
Templeton y Pimco. A estos fondos de inversión, que trajo Macri y que Guzmán
dice “pobres, quedaron atrapados en la incertidumbre”, para que sus inversiones
no se devalúen les van a garantizar bonos en dólares ‑que este Congreso
votó y que nosotros rechazamos‑ y bonos en pesos atados a la inflación.
Pero a los estatales les dio un 7 por ciento de aumento y la inflación que
reconoce Guzmán es del 32 por ciento, aunque por supuesto va a ser mucho mayor.
Entonces,
señor presidente, fíjese qué sensible es el ministro frente a los bonistas y
qué tan ajustador con el pueblo.
Todos
sabemos que este ajuste no cierra sin represión y, por eso, el gobernador
Kicillof, junto con Berni, y con el apoyo de Alberto Fernández, desalojaron a
las familias de Guernica que continúan luchando por tierra para vivir. Muchas
de esas familias humildes votaron allí, en la tercera sección electoral de la
provincia de Buenos Aires, al gobierno de Alberto Fernández. Les quemaron las
casillas, les pasaron la topadora; eso es lo que quieren ocultar, que este
ajuste no cierra sin represión.
Después
de haberlo anunciado hace ocho meses, hoy nos traen este proyecto de ley que se
intenta presentar casi como un acto revolucionario, pero que en realidad es un
camuflaje de este ajuste contra el pueblo. Es como si alguien que te sacó 100,
de repente viene y te dice “Bueno, te voy a devolver 2,50 pesos”, y quiere que
le firmes un papel que diga “Sí, me parece muy bien”, y además que hagas una
fiesta. Realmente es algo inaceptable.
Señor
presidente: de lo recaudado de este impuesto, casi la mitad se va a destinar a
la exploración de gas con el método de fracking
o al beneficio de empresarios, mientras se elimina el IFE. Ahí se ven
claramente las prioridades.
Por
otro lado, quiero señalar algo que acá se dijo por parte de la oposición de
Cambiemos. Se dijo que este es un impuesto confiscatorio, una doble imposición;
en fin, una serie de cosas realmente increíbles.
Señor
presidente: el que ha confiscado el salario del pueblo trabajador y las
jubilaciones ha sido el gobierno de Cambiemos ‑precisamente aquellos a
los que ellos representan: los ricos y los grandes grupos económicos, que son
los que han confiscado permanentemente al pueblo‑, con la entrega que
hicieron bajo su gobierno al Fondo Monetario Internacional y a los
especuladores.
Quiero
recordar que el 13 de mayo de este año ‑hace varios meses‑ tanto la
derecha de Cambiemos, que realmente no tiene cara, como el Frente de Todos
rechazaron en este mismo recinto nuestro proyecto de impuesto a las grandes
fortunas, que hubiese aliviado a los sectores populares, que son los que más
han cargado con esta crisis, y será aún peor la carga que tendrán que soportar.
El
proyecto que nosotros presentamos en aquella oportunidad, al inicio de la
pandemia, era muy preciso. Lo presentamos cuando todavía no se había acordado
con los acreedores ni con el Fondo Monetario Internacional.
Votar
hoy esta ley como parte de un presupuesto de ajuste, cuando se paga millones a
los especuladores y al FMI, tiene como finalidad, para el oficialismo,
demostrar que los Rocca y los grandes grupos económicos también ponen algo;
pero esto es una farsa. Tenemos que decir la verdad: es una farsa. Acá los que
están poniendo son los trabajadores: en el segundo semestre se perdieron 3.700.000
puestos de trabajo. ¿A usted le parece, señor presidente?
Entonces,
no solo nos oponemos porque se trata de una norma que va a permitir recaudar
muy poco y por los destinos que tiene, sino fundamentalmente por lo que acabo
de decir: porque es un engaño, una farsa.
Por eso
nosotros nos vamos a abstener. No vamos a votar en contra, como hace la
oposición de derecha de Cambiemos, que obviamente defiende los intereses de los
ricos. Nosotros nos vamos a abstener para señalar claramente este engaño.
Nuestro
proyecto tenía un planteo muy claro. Era una medida de emergencia que no estaba
desligada o escindida de otro conjunto de medidas, porque sabíamos que era una
medida paliativa, que por supuesto hubiese permitido recaudar mucho más que lo
que va a permitir recaudar esta ley. Era una medida paliativa que no estaba
desligada de medidas de fondo, como el desconocimiento de la deuda, la
nacionalización del sistema bancario, el monopolio estatal del comercio
exterior y otra serie de medidas para que esta crisis no la pague el pueblo.
Por
eso, señor presidente, quiero pedir a todas aquellas personas que
verdaderamente quieren terminar con este ajuste contra el pueblo trabajador que
peleen para imponer a las centrales sindicales un verdadero plan de lucha. Hoy
las centrales sindicales están en la reposera, luchando por Twitter; escuchamos
alguna medida tibia de la CGT, cómplice de Macri, que dejó pasar todos los
ajustes.
Por
eso, hay que imponerles un verdadero plan de lucha para unificar todas las
peleas que está habiendo hoy. Hoy los trabajadores están dando muchas peleas ‑aunque
esto lo oculten los medios de comunicación‑, y esas peleas tienen que ser
unificadas para que esta crisis la paguen los que la han provocado y no las
mayorías populares.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora diputada Del
Plá, por Buenos Aires.
Sr. Del Plá.- Señor presidente: antes de comenzar a hablar del
tema en tratamiento, quiero manifestar que nos acabamos de enterar por las
redes y por los medios de que en este momento se está presentando nuevamente el
proyecto del Poder Ejecutivo sobre aborto legal, seguro y gratuito. Por lo
tanto, se terminaron las excusas y las dilaciones. Necesitamos el plan de
trabajo para empezar a tratar el proyecto sobre aborto legal, seguro y gratuito
en forma inmediata, porque nos lo reclaman las mujeres que mueren por los
abortos clandestinos. Así que basta de dilaciones y que sea ley. ¡Aborto legal
2020!
Dicho
esto, me parece muy importante lo que desde el Frente de Izquierda estamos colocando
en el debate. Hemos estado setenta y dos furiosas horas contestando ataques de
todo tipo. Es notable, porque los que no son votantes del Frente de Izquierda ‑es
más, incluso algunos simpatizantes del oficialismo‑ nos reclaman o
plantean a nosotros por qué no somos parte de su maniobra. Esto es
impresionante.
Debo
decirles que no es así; cuando uno va a hacer una maniobra, la tiene que
resolver solo y no pedir a los demás que aplaudamos. Justamente el problema que
estamos viviendo es que este proyecto de aporte solidario ha salido del cajón ‑donde
estaba guardado desde hace bastante tiempo‑ en un momento en el que crece
y crece el descontento popular por las medidas de ajuste que está tomando el
gobierno. Esto es muy notorio.
El
descontento popular no se mide solamente por aquellos que se dan cuenta de que
cada vez más la inflación creciente pulveriza el poder adquisitivo de los
salarios y de las jubilaciones. El descontento popular no se mide solamente por
aquellos sectores que, superando a las direcciones sindicales que pactan bajas
de salarios, aparecen en escena y luchan. En este sentido, quiero mencionar a
los sindicatos que pactan, por ejemplo, con la Unión Industrial Argentina; a
los que dejan pasar los despidos; a los que hacen la vista gorda y son
cómplices de la precarización laboral y el trabajo en negro, etcétera.
Frente
a esas situaciones, muchos trabajadores se dan el lugar y por eso aparecen en
escena todas las luchas y movilizaciones de distintos gremios que estamos
viendo: de aeronáuticos, telefónicos, docentes universitarios, docentes de la
ciudad, docentes que armamos una jornada nacional de lucha, etcétera. Pero
también se expresan porque los propios sectores del oficialismo tienen que
salir a criticar las políticas del actual gobierno. Entonces, cuando el río suena es porque ya no
hay manera de disimular el ajuste.
El
presupuesto que hoy se ha vuelto a ratificar tiene un ajuste muy claro rubro
por rubro, pero aparte va atrasado. ¿Por qué digo esto? Porque en las
estimaciones de ese presupuesto se plantea que este año va a terminar con una
inflación del 32 por ciento, pero eso no va a ser así, porque hasta los más
conservadores dicen que no bajará del 38 por ciento.
Sin
embargo, en las paritarias de los estatales nacionales y de los docentes
universitarios el gobierno ofreció un 7 por ciento de aumento. ¿Les suena? ¿Ven
la diferencia entre el 7 por ciento y el 38 por ciento? Bueno, eso se llama
depreciación del salario. Ese es el famoso ajuste fiscal con el que Guzmán dice
que va a mejorar los índices para contentar al FMI.
El otro
ajuste es el que recaerá sobre los jubilados. Lo de las jubilaciones es un
escándalo porque, con esta nueva fórmula que quieren imponer, siempre van a
retroceder; no hay manera de que avancen porque los salarios no avanzan, y la
recaudación, menos. Por lo tanto, siempre van a quedar para atrás. En
consecuencia, cada vez más los jubilados van a cobrar la mínima, y esa mínima
cada vez más va a estar a años luz de la canasta básica del jubilado. O sea, quieren
convertir en realidad ese viejo reclamo del Banco Mundial, del FMI y de todos
los sectores patronales de la burguesía internacional, que es que las
jubilaciones son un subsidio a la vejez y no el derecho a un salario diferido,
que es como se han conquistado las jubilaciones.
Como
esto está haciendo ruido, como este presupuesto de ajuste está haciendo ruido,
como la liberación de las tarifas desde el 1° de enero está haciendo ruido y
como el 3,8 por ciento de inflación de octubre está haciendo ruido ‑como
todo esto, que no es nada más y nada menos que un paquete de medidas de ajuste
está haciendo mucho ruido‑, hay que armar una maniobra distractiva y
entonces sacan del cajón este proyecto de aporte solidario. Es más, el hecho de
presentar hoy el proyecto sobre legalización del aborto también forma parte de
esa maniobra distractiva; por supuesto, no nos podemos hacer los distraídos.
Entonces, dicen: “Miren, les sacamos 72.000
millones de pesos a los jubilados en lo que va del año, pero también les sacamos
a los mega ricos”. Eso es lo que no se les pagó a los jubilados con la
suspensión de la movilidad jubilatoria, que por supuesto no fue a ningún otro
sector que no sea a los bolsillos de los bancos, que siguen acumulando a lo
loco con las Leliq, con los bonos y los acreedores.
El
argumento es bueno, y es el siguiente: “Miren que le sacamos a los jubilados
pero también le sacamos a los mega ricos”. Pero para no ponerlos tan nerviosos,
traen un proyecto que solo afecta a 9.398 personas. Entonces, cada vez que
alguien les pregunta, dicen: “No, solo va a afectar a 9.398 personas; que venga
la AFIP y nos diga el número exacto, para ver si son pocas personas”.
Entonces, luego de que traen este
aporte devaluado dicen: “¿Ven que por lo menos les sacamos un poquito?” Falso.
¿Por qué? Porque ya hemos denunciado que el 45 por ciento se destina a
sostenimiento y subsidio de los
capitalistas. O sea que lo que les sacan por una ventanilla se lo devuelven por
la otra.
Además, es falso que en el resto de
los rubros vayan a atender realmente los problemas de la pandemia. Les voy a
leer solamente una comparación entre el proyecto del Frente de Izquierda y esta
devaluada iniciativa que acá presenta el oficialismo.
Vamos al punto sobre el destino de la
salud. Nuestro proyecto no solo plantea recaudar 15.000 millones de dólares,
sino que en el punto c), a continuación del inciso referido a la compra de
insumos y equipamiento, pedimos claramente la contratación de mayor cantidad de
personal de salud, profesionales médicos, enfermeros y kinesiólogos para las guardias, rotaciones, bonificaciones
remunerativas y, por supuesto, el pase a planta permanente de todos aquellos
que están precarizados.
Por su parte, el proyecto oficial
establece que van a destinar el 20 por ciento a la compra y/o elaboración de
equipamiento médico. ¿Y los trabajadores de la salud? Bien, gracias. No están
en el proyecto oficial.
Quiero ser clara: estamos frente a una
estafa con todas las letras, una maniobra distractiva para disimular que
estamos ante un ajuste fenomenal. Van a tratar de implementar el ajuste como ya
se está haciendo, lo cual no evita que lleven al país nuevamente a una crisis
de proporciones extraordinarias. Pero tampoco evita que los trabajadores nos
pongamos de pie y enfrentemos estos planes de ajuste.
Por eso es necesario poner en marcha
un paro nacional y un plan de lucha que llevaremos adelante los sectores del
sindicalismo combativo, dado que las centrales sindicales están haciendo de
comparsa del gobierno.
- 22 -
Sr. Presidente
(González).- Quiero poner en conocimiento del Cuerpo que he recibido un llamado
telefónico del presidente de esta Cámara, el diputado Sergio Massa.
Me acaba de comunicar que, tal como lo
había expresado hoy en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria, volvió
a dar negativo el tercer test que le hicieron al integrante de la misión del
Fondo Monetario Internacional que había tenido contacto con él.
Por su parte, el segundo test que le
hicieron al presidente Massa también dio negativo. De manera que, hecha la
consulta a la autoridad sanitaria nacional correspondiente, esta ha determinado
que el aislamiento no tiene sentido, porque aparentemente se habría tratado de
un falso positivo. Por lo tanto, en breves momentos el diputado Sergio Massa
estará regresando a esta casa.
Sr. Presidente
(González).- Tiene la palabra el señor diputado Manzi, por Catamarca.
Sr. Manzi.-
Señor presidente: cada vez que vengo a una sesión aquí, sin haber estado en
contacto con ningún caso confirmado de COVID-19, y habiéndome hecho una prueba
de PCR al venir acá y otra antes de regresar a Catamarca, me obligan hacer
catorce días de cuarentena en mi casa.
Me parece que ya es hora de que las
cosas no sean tan asimétricas; creo que la autoridad sanitaria nacional debe
poner orden en este desorden. No puede ser que porque el tercer test da
negativo, a los pocos días ya se levante la cuarentena o se dé por finalizada
la situación de riesgo.
Me parece que acá la cuarentena y la
pandemia han dado lugar a mucha discusión y a distintas interpretaciones
científicas, pero lo menos que podemos pedir es que haya consistencia y
coherencia en el trato hacia los ciudadanos argentinos y hacia lo que se
considera útil desde el punto de vista sanitario, y no que quede librado al
antojo de cada gobernador o de cada intendente municipal. (Aplausos.)
Sr. Presidente
(González).- Cumplo en hacerle saber,
señor diputado, que exactamente lo que usted acaba de plantear fue expresado en
la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria por los presidentes de los
bloques del Pro, de la Unión Cívica Radical y de la Coalición Cívica en el
mismo sentido que usted lo ha manifestado y con los mismos motivos de su
posición.
En dicha reunión se resolvió generar
una comunicación desde la Presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación a
las distintas jurisdicciones para que se unifiquen criterios. De modo que dejo
aclarado que lo que usted expresó también fue planteado hoy por los titulares
de los tres partidos integrantes de Juntos por el Cambio.
Tiene la palabra la señora diputada
Frade, por Buenos Aires.
Sra. Frade.-
Señor presidente: esperemos que si Sergio Massa, el presidente de la Cámara, se
hace presente en esta sesión, no haya ningún caso de COVID-19, porque de lo
contrario lo vamos a hacer responsable a él.
Él es el primero en no querer las
sesiones presenciales, tal como lo dijo muchas veces en los canales de
televisión: que las sesiones virtuales vinieron para quedarse.
-
Varios
señores diputados hablan a la vez.
Sra. Frade.- Entonces, más allá de los alaridos que están pegando, ojalá
que por bien de todos no haya ningún caso, porque se lo vamos a atribuir a él.
Sr. Presidente
(González).- Sin ánimo de polemizar, ni mucho menos, quiero expresar que creo
en la responsabilidad del señor presidente de esta Cámara en el sentido de no
tener ninguna ningún inconveniente y haber hecho todas las consultas a las
autoridades sanitarias para hacerse presente en el recinto. De cualquier
manera, es una opinión personal.
Tiene la palabra la señora diputada
Álvarez Rodríguez, por Buenos Aires.
Sra. Álvarez Rodríguez.- Señor presidente: en el mismo sentido, sin ánimo de
polemizar, quiero decir que el señor presidente de la Cámara, que está
viniendo, está cumpliendo con todos los protocolos sanitarios, y por eso estuvo
aislado.
Quiero aclarar que de lo que se habla
es de un falso positivo, y se hace presente luego de tres hisopados negativos.
Lo digo también en el marco de que algunos diputados preopinantes están haciendo
este señalamiento cuando también alguno de ellos propició que se tomara dióxido
de cloro. Señalo con mucha prudencia que sería muy importante que todos nos
cuidáramos y mantuviéramos hacia delante la conducta que indica la cuestión
sanitaria.
- 23 -
Sr. Presidente
(González).- Prosigue la consideración del asunto en tratamiento.
Tiene la palabra la señora diputada
Polledo, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sra. Polledo.
Señor presidente: queremos sesiones presenciales.
En primer lugar, lo que está fuera de
toda duda es que no se trata de un aporte solidario. La solidaridad es algo muy
diferente, que parecen desconocer quienes impulsan este proyecto porque, para
empezar, no es obligatoria.
Por otro lado, estamos por votar un
proyecto de ley de dudosa legalidad, ya que se propone gravar dos veces el
mismo hecho imponible.
Este supuesto aporte es lisa y
llanamente un impuesto al patrimonio que vendría a aplicarse sobre los bienes
que ya están afectados por el impuesto a los bienes personales. Una persona que
ya pagó bienes personales por el 2,5 por ciento, ahora estaría sumando ‑según
la escala que le toque‑ hasta un 7,5 por ciento. No existe un registro
tan alto en la historia: estamos hablando de una confiscación del 7,5 por
ciento de sus propiedades.
Pero existe un relato vinculado a este
proyecto, al que me quiero referir ahora. A esta iniciativa se la ha llamado
“impuesto a los ricos” y se le ha adjudicado el propósito de ayudar a los
pobres por los efectos económicos de la pandemia.
Una de las motivaciones para quienes
impulsan este proyecto es presentar como defensores de los ricos a aquellos que
se opongan, o sea a nosotros, a la oposición, que vendríamos a ser los malos,
mientras que los integrantes del oficialismo vendrían a ser los buenos que
quieren ayudar a los pobres.
Pero la verdad está muy lejos de ese
relato, totalmente infantil, especialmente si tenemos presente que son los
mismos que se financian reduciendo los ingresos a los jubilados y congelando
los sueldos al sector público.
Para quienes entendemos que la manera
de crecer es atrayendo inversiones que den trabajo a los argentinos, la
aprobación de este proyecto será calamitosa, porque quienes más sufrirán las
consecuencias ‑no le quepa la menor duda‑ serán, como siempre, los
sectores más humildes.
El mensaje de este proyecto es una
invitación a que se sigan yendo las empresas y a que en el futuro a nadie se le
ocurra venir a radicarse en un país donde sus bienes no tendrán protección y
donde los problemas se solucionan confiscando el patrimonio de los que
invierten. Así defienden a los pobres los justicieros del paraíso populista, garantizándoles
pobreza por un largo tiempo. En realidad el problema es casi semántico porque
lo que defienden es la pobreza y no a los pobres.
Es en
el ecosistema de la pobreza donde se sienten más eficaces, aprovechándose de
las necesidades de los que menos tienen y más precisan. El clientelismo no
ayuda a los pobres y aprovecha sus necesidades. Hace negocios con las
soluciones habitacionales y los bolsones de comida, traficando miseria y
oponiéndose al progreso.
Decía
que esa era una de las motivaciones, porque hay otra que es estratégica y tiene
que ver con una concepción conspirativa de la lucha por el poder. Esto no es
algo que estoy inventando, sino que lo han dicho muchas veces. Recuerdo cuando
se hablaba del “ministerio de la venganza”. Un sector del oficialismo considera
que su salida del poder en 2015 obedeció a que perdieron una guerra contra los
medios concentrados y otros sectores productivos de la economía. Creen que eso
les pasó porque fueron demasiado blandos y esta vez se juramentaron ser
implacables.
De modo
que este no es un proyecto aislado, sino que obedece a una lógica persecutoria.
Dentro de ella se enmarca la destrucción de la ley de la economía del
conocimiento, la persecución de los “unicornios”, la virtual expulsión de
Galperin y otros empresarios exitosos que abandonan el país, la constante
destrucción de silobolsas, el Proyecto Artigas y la ocupación de campos
liderada por Grabois –que es acompañada por funcionarios‑, la inacción
frente a las ocupaciones de tierras por parte de tribus inmobiliarias de
supuestos mapuches y, por supuesto, este proyecto de ley de confiscación del
patrimonio.
Todas
estas acciones o iniciativas han sido impulsadas por ese sector con un objetivo
muy preciso: dañar en todo lo posible a los sectores productivos del país. Sabemos
que hay muchos dirigentes y funcionarios del oficialismo que no responden a esa
lógica y no creen en esa guerra. Pero es hora de que se animen a enfrentar
estos desvaríos.
Nosotros,
como oposición, hemos colaborado apoyando las iniciativas orientadas al
beneficio del conjunto. Pero no creemos en esa lógica de legislar en perjuicio
de un sector con el que supuestamente se disputa el poder. Entendemos que las
soluciones pasan por otro lado.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Presidente (González).- La Presidencia
ruega a los señores diputados que hagan silencio.
Continúa
en el uso de la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Sra. Polledo.- Como decía, entendemos que
las soluciones pasan por otro lado, es decir, por discusiones serias y entre
todos acerca del modelo de país que queremos construir. Busquemos soluciones
que no dañen la credibilidad del país ni su capacidad productiva.
Por las
razones expuestas, voy a votar en contra del proyecto de ley en tratamiento. (Aplausos.)
- 24 -
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra
el señor diputado Buryaile, por Formosa.
Sr. Buryaile.- Señor presidente: quiero
plantear una cuestión de privilegio. Me gustaría saber si es posible.
Sr. Presidente (González).- Las cuestiones
de privilegio pueden ser planteadas en cualquier momento de una sesión en la
medida en que tengan que ver con el tema en tratamiento, señor diputado.
Sr. Buryaile.- Señor presidente: la
cuestión de privilegio que deseo plantear se relaciona con la presente sesión.
Después
haré uso de la palabra para referirme al proyecto en consideración.
Sr. Presidente (González).- Para una
cuestión de privilegio tiene la palabra el señor diputado Buryaile, por
Formosa.
Sr. Buryaile.- Señor presidente: quiero
plantear una cuestión de privilegio contra el señor ministro de Salud de la
Nación por el trato absolutamente desigual que reciben mis comprovincianos en
relación con la visión que tiene respecto de la situación que usted acaba de
plantear.
Estoy
seguro de que el señor presidente de esta Honorable Cámara no tendrá ningún
problema de salud. Lo deseo fervientemente y me alegro mucho de que así sea.
Asimismo creo que está muy bien que, tomando todos los recaudos del caso, venga
a este cuerpo a presidir esta sesión.
Pero
quiero que con la misma celeridad con que se toma esta medida para un argentino
que tiene una responsabilidad política y funcional se haga lo propio con los
más de 7.500 formoseños que están varados, que tienen que hacerse una PCR antes
de entrar a la provincia y les debe dar negativa, que posteriormente tienen que
pagar 14.000 pesos para ingresar a mi provincia, que deben tener otra PCR
negativa y que deben permanecer encerrados durante catorce días.
Entonces,
¿saben lo que quiero? Que el señor ministro de Salud venga a esta Honorable
Cámara a explicarnos cuál es el modelo sanitario de la Argentina y por qué
nuestro país tiene
que vivir con
esta situación –es decir, con formoseños varados fuera de su provincia-
y hay un tratamiento discriminatorio para unos y otros.
Planteo
esto porque me hierve la sangre ante la violación de los derechos humanos que
estamos teniendo frente a esta situación.
Reitero
que me alegra y me parece muy bien que el señor presidente de esta Honorable
cámara venga a presidir la sesión tomando todos los recaudos para ello.
Sr. Presidente (González).- La cuestión de
privilegio planteada pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.
- 25 -
Sr.
Presidente (González).- Prosigue la consideración del asunto.
Tiene la palabra el señor diputado Buryaile, por Formosa.
Sr. Buryaile.- Señor presidente: cuesta un
poco concentrarse después de lo que acabo de decir. No obstante, quiero
referirme al proyecto de ley en tratamiento, por el que se establece un
impuesto disfrazado de aporte solidario.
En
materia tributaria debemos distinguir entre impuestos, tasas y contribuciones.
En esa temática no existen los aportes, a punto tal que en la iniciativa en
consideración tuvieron que utilizar la palabra “obligatorio”, ya que de lo
contrario se podía suponer que sería algo voluntario.
¿En qué
contexto del país se desenvuelve este proyecto de ley del oficialismo? En una
Argentina que necesita recuperar sustentabilidad económica y credibilidad
internacional, con una tasa de desempleo ajustada por participación laboral del
29 por ciento y un índice de pobreza del 41 por ciento -seguramente en el próximo
semestre ascenderá al 47 por ciento- y atravesando una de las peores crisis
económicas, con una caída del 12 por
ciento del producto bruto interno.
No
podemos negar la situación de la pandemia, pero tampoco su administración, que
es nada más y nada menos que la consecuencia de la cuarentena que estamos
enfrentando.
Vamos a
sufrir una caída enorme del producto bruto interno y un déficit fiscal del 8,5
por ciento aproximadamente, proyectándose un 4,5 por ciento para el año que
viene.
Este es
el contexto nacional en que nos encontramos.
Entonces,
el oficialismo presenta un proyecto de ley por el que se establece un impuesto
para tratar de resolver esta cuestión diciendo que se trata de un tributo que
se aplicará por única vez. Al respecto quiero decir que todos los que estamos
en esta Honorable Cámara sabemos que no hay impuestos que se apliquen por única
vez. Voy a tratar de creer al oficialismo de la misma forma en que les creyeron
los jubilados, aunque espero tener mejor suerte que ellos.
Si este
proyecto se aprueba –ojalá que eso no ocurra-, espero que el impuesto que él
establece se aplique por única vez, ya que de lo contrario el daño que se
producirá a la economía argentina será muy grande.
El
tributo cuya creación se propone mediante el proyecto de ley en consideración
grava bienes que el impuesto sobre los bienes personales –es decir, su hermano
gemelo- no alcanzaba. Así, por ejemplo, grava los depósitos en dólares que se
hacen para dar base al Banco Central, es decir, para dotarlo de los recursos
más escasos y que más necesita nuestro país, determinados por la divisa
estadounidense.
Al
mismo tiempo grava los bonos soberanos. Me refiero a los argentinos que
compraban títulos de deuda de nuestro país invirtiendo en él.
También
grava las viviendas, las sementeras, las cosechas y los bienes de capital,
confundiendo fundamentalmente a estos últimos con los bienes suntuarios.
Como
legisladores podemos regular los derechos consagrados por la Constitución
Nacional -me refiero a los derechos a la vida, a la propiedad y al trabajo,
entre otros-, pero nunca derogarlos.
Lo que
hoy está haciendo el oficialismo con este proyecto de ley es afectar
severamente la credibilidad del país. Cuando hablo de credibilidad me refiero
al cambio de las reglas de juego. No importa la emergencia en que la Argentina
se encuentre: no pueden ni deben afectarse derechos consagrados por la
Constitución Nacional. Nosotros, como diputados de la Nación, debemos hacer
cumplir eso.
El
tratamiento de este proyecto de ley tiene su origen básicamente en la esencia
del oficialismo. Se trata de una iniciativa de naturaleza populista-tributaria,
pero con un concepto y espíritu de concentración económica en el poder federal
pocas veces visto. En otras palabras, concentra los recursos en el estado
macrocefálico del gobierno nacional y somete a las provincias.
Los señores diputados de nuestro bloque que me
precedieron en el uso de la palabra han planteado perfectamente la situación
política en que estamos hoy. Pero quiero decir que la mayoría de los recursos
que se derivan de trece impuestos –me refiero a este cuya creación se propicia
y a todos aquellos que han aumentado- se destinan al gobierno federal y no a
las provincias.
Precisamente
las provincias debieron suspender los reclamos que habían planteado ante la
Corte Suprema de Justicia en contra del gobierno nacional. Me refiero a los
reclamos relacionados con el Fondo Federal Solidario y la rebaja del impuesto
al valor agregado, entre otros. De esta forma, hoy nuevamente los recursos se
concentran en el gobierno central.
Quizás
lo que debería hacer la Argentina es definir qué rumbo quiere. Es muy difícil
encontrarlo con un gobierno bifronte, porque hoy el poder político no está
concentrado en la Casa Rosada, sino en nuestros vecinos del Honorable Senado.
Esto es
producto de un gobierno bifronte que no termina de definir si es parte de un
capitalismo globalizado con
responsabilidad social o si es parte de un socialismo del Siglo XXI, como es el
modelo de Maduro. Estas son las definiciones y existe una enorme confusión.
¿Sabe cuál es esa enorme confusión, señor presidente? El concepto de empresa y
el concepto de empresario. La empresa es la que genera el trabajo, es la
conjunción de capital y trabajo, donde convergen los trabajadores y el capital…
Sr. Presidente (González).-
Por favor, vaya redondeando su exposición, señor diputado Buryaile.
Sr. Buryaile.- Ya finalizo, señor presidente.
Simplemente
quiero decir, quizás por la poca experiencia de los autores, por
desconocimiento o por desconcepto, este proyecto asimila un piso en Puerto
Madero con un campo, una Ferrari con un tractor, un yate con una cosechadora y
grava bienes de capital. Por lo tanto, estamos hiriendo mortalmente al sector
privado en medio de una feroz pandemia.
Simplemente,
para cerrar mi exposición, voy a citar a alguien que era bastante más
inteligente que todos nosotros, al menos que yo. No podemos esperar resultados
distintos si hacemos siempre lo mismo. Y siempre lo mismo, en este caso, es
tratar de exprimir al sector privado.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora diputada
Camaño, por Buenos Aires.
Sra. Camaño.- Estaba silenciada, señor presidente.
Sr. Presidente (González).- No la quieren dejar hablar, diputada. (Risas.)
Sra. Camaño .- Porque soy la oveja negra, a la que hacía
referencia el “Topo” Rodríguez.
Creo
que el punto de partida donde humildemente nos debemos parar en esta hora tan
trágica de la humanidad y en este momento de la Argentina quizás no sea el de
nuestras convicciones; en última instancia, nuestras convicciones son
individuales. Considero que el punto donde nos debemos parar es en el pacto
constitucional, porque los valores comunes que tenemos fueron los que aceptamos
hace doscientos años. Esos son los valores que nos rigen; ese es nuestro
contrato social.
Este
denominado aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los
efectos de la pandemia presenta algunos inconvenientes, tanto jurídicos como
técnicos, que permiten sembrar dudas sobre su legalidad en el sentido de su
constitucionalidad. Independientemente del nombre fraternal que se le ha
colocado, su propia naturaleza y el articulado dan cuenta de que se trata de un
impuesto y como tal, señor presidente, cabe reputarlo como establecido en los
términos del inciso 2°) del artículo 75 de la Constitución Nacional, esto es:
directo, por tiempo determinado, proporcionalmente igual en todo el territorio
de la Nación y fundado en exigencias del bien general del Estado.
A la
vez, es un tipo de impuesto coparticipable. La asignación específica que
dispone el artículo 8° haría que se debiera exigir la mayoría calificada que
prevé el inciso 3°) del artículo 75 de la Constitución, o sea la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
En primer lugar, es irrelevante que el
pretendido nuevo tributo reciba el nombre de aporte o que tenga un nombre
distinto al de impuesto a los bienes personales, con el que tiene puntos en
común que aun cuando no los identifique plenamente los puede asimilar a la hora
de discernir sobre su validez en términos de no confiscatoriedad. Existe una
sustancial correspondencia entre el impuesto a los bienes personales y el
tributo que se pretende crear con este proyecto: son los mismos sujetos
pasivos, el mismo hecho imponible y sustancialmente es la misma base imponible.
Respecto
a esto, señor presidente, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene
señalado: “Que la denominación dada al gravamen no es suficiente para definir
el carácter de éste, pues a tal efecto y para establecer su conformidad con la
Constitución Nacional, debe estarse a la realidad de las cosas y a la manera
cómo incide el impuesto, por cuanto de otro modo podría fácilmente burlarse los
propósitos de aquella.” Esto lo tiene dicho la Corte en el fallo 115 del año
1992, de la misma manera que el procurador General de la Nación lo sostuvo en
el caso Insúa Juan, en el dictamen que la Corte hizo suyo allá por el año 1987.
De modo
que, más allá del nombre escogido, su naturaleza jurídica se corresponde con la
de un tributo perteneciente a la categoría de impuesto, se verifica en la
especie de una detracción dineraria, que consiste en exigir a los sujetos que
se encuentran comprendidos en las circunstancias que la iniciativa señala, y
conforme al principio de primacía de la realidad que aplica la especie y ha
sido establecido en líneas jurisprudenciales firmes, más allá de la
denominación escogida, lo que define su tipificación como impuesto es su
naturaleza misma.
El
nombre elegido podrá, en todo caso, morigerar el impacto o la repercusión
negativa, pero no oculta ni disimula la realidad impositiva intrínseca de este
pretendido aporte.
El
principio de legalidad en materia tributaria tiene consagración específica en
los artículos 4°, 17 y 75, inciso 2°), de la Constitución, como modo de
aplicación específica del que con sentido amplio resulta el artículo 19 de la
Constitución, enfatizado por la prohibición del artículo 99, inciso 3°), en
materia de DNU y es extensible por la opinión mayoritaria de los autores a la
delegación, que está contenida en el artículo 76 de la Constitución.
De modo
que resulta absolutamente cuestionable el artículo 9° del proyecto, que
deposita la potestad de valuar los bienes en la AFIP. Esto es la definición de
aspectos que hacen al contenido propio del hecho imponible y que como tal
debían ser de definición legal estricta, para no vulnerar la garantía de
legalidad en materia tributaria, en un tema de la trascendencia, determinación
y cuantía del impuesto.
Varios
principios parecen venir a tallar en la consideración del proyecto de los
cuales, en lo particular, el acento debería estar puesto en lo de la no
confiscatoriedad, sin soslayar los restantes. Por caso, el principio de
capacidad contributiva que no resulta expreso en la Constitución, sino que
resulta de una creación doctrinal que ha justificado criterios progresivos en
función de los de igualdad y razonabilidad, que sí son acogidos por nuestra ley
suprema.
En
cambio, el principio de no confiscatoriedad es el que por su naturaleza se
encuentra más ligado al derecho de propiedad, y donde creo que la iniciativa
podría encontrar su mayor obstáculo o inconveniente. Por supuesto que esto va a
depender de cuestiones de hechos, de pruebas, sumado al planteamiento de
algunas acciones de validez, de declaración de certeza, fundados en el artículo
322 del Código, más que en el amparo que establece el artículo 43 de la
Constitución, y van a dilucidar el tema.
La
jurisprudencia de la Corte ha ido variando, pero en general pueden resumirse
los siguientes criterios en lo que concierne a establecer cuándo un impuesto es
confiscatorio. Primero, la presión debe recaer, en lo posible, sobre la renta y
no sobre el capital. Segundo, el límite debe ser ubicado en un porcentaje que
no tiene que superar el 33 por ciento; hoy es mucho más amplio. Tercero, la
doble imposición es admitida en la medida que no supere los límites de la
confiscatoriedad respecto de un mismo hecho imponible. Seguramente los
cuestionamientos van a derivar de esto último.
En
suma, señor presidente, podrían estar en juego principios básicos del derecho
tributario: la legalidad, la no confiscatoriedad, la equidad, la capacidad
contributiva y otros que son de base constitucional, como la legalidad, la
igualdad, la equidad y la razonabilidad.
Por otra parte, advierto que…
Sr. Presidente (González).-
Por favor, señora diputada Camaño, le solicito que redondee su
exposición.
Sra. Camaño .- Sí, señor presidente.
Desde
un sentido práctico, están tratando de generar un stock y la verdad es
que un stock no es un flujo; esto es pan para hoy y hambre para mañana.
Están desalentando las inversiones privadas, señor presidente, de esto no le
quepa la menor duda.
En
pandemia estamos viendo cómo el mundo está tratando de llamar inversiones para
resolver el problema gravísimo de la peste en las economías. Este proyecto
genera inseguridad jurídica y falta de previsibilidad. Este cambio de
comportamiento continuo de destruir las reglas hace que se pierda cada día más
confianza en el país. Es inevitable esperar un impacto negativo en lo fiscal,
también en lo económico y en lo social.
El
trabajo necesita de emprendedores. La existencia de estos emprendedores depende
de saber crear las condiciones adecuadas para que encuentren en el país un
ámbito que les permita crecer. El mundo pospandemia incentiva y colabora con
ingentes sumas dinerarias que se vuelcan al sector productivo.
Sr. Presidente (González).- Señora diputada:
vaya redondeando, por favor.
Sra. Camaño.- Finalmente, estas iniciativas que tienden a poner de
rodillas a algún sector, no ponen de pie al país.
Por lo
expuesto, mi voto será por la negativa.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora Frade, por Buenos
Aires.
Sra. Frade.- Señor presidente: estoy azorada por el
glamur utilizado por el oficialismo para nombrar las cosas. Realmente el oficialismo tiene la
virtud particular de no nombrar las cosas por su nombre. Este es un impuesto,
pero no porque se le ocurra a Juntos por el Cambio, sino porque cualquier
tributarista sabe que es coactivo y que está sujeto al procedimiento fiscal y a
la ley penal tributaria. De modo que no está en discusión que se trata de un
impuesto.
Los
impuestos no son neutrales y se originan a partir de políticas económicas. Pero
el presidente de la Nación dijo que no tiene políticas económicas. Entonces,
este es un manotazo…
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Presidente (González).- Pido a los
señores diputados que hagan silencio. Se lo digo especialmente al diputado
Selva.
Continúa
en el uso de la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
Sra. Frade.- Pareciera que soy graciosa hablando.
Bueno, mejor así, señor presidente.
El
oficialismo no vino acá a confrontar con el capitalismo. Me encanta la
facilidad con la que vienen a corrernos a partir de un supuesto socialismo que
distribuye la riqueza. Reitero que de ninguna manera vinieron a confrontar con
el capitalismo porque claramente se trata de una medida fiscal, de un manotazo. Ese mismo manotazo,
que es un hecho vergonzante, dan a los jubilados, a los asalariados y a la
clase media.
Alguien
ya dijo que esto es una maniobra de distracción; es el cotillón oficialista al
que nos tienen acostumbrados. ¿Con qué objeto? No hablar del tema central, es
decir, de una reforma tributaria.
Señor
presidente: el 70 por ciento de los impuestos de este país son indirectos. Esto
quiere decir que los paga todo el pueblo argentino. Recordemos que incluso han
restablecido el IVA a los productos de la canasta básica que el gobierno
anterior había eliminado.
Tenemos
uno de los sistemas tributarios más regresivos. Entonces, la comparación que
hacen con el mundo en lo atinente a lo que tan amorosamente llaman “aporte
solidario”, es una trampa mortal, es una mentira más de las tantas que el
oficialismo, permanentemente, nos pone en una bandeja.
Como
vimos, este accionar ya produjo consecuencias. Entre ellas, este año se
presentaron 1.860 declaraciones de bienes personales menos en la AFIP que
durante el período anterior. ¿Saben que significa esto? Que el anuncio de esta
ley ya empezó a traer consecuencias. La gente ya está midiendo, y no me digan
que este impuesto no lo va a pagar el pueblo porque nadie en este país cree que
este gravamen no se va a trasladar a precios. Están gravando la actividad
productiva. Pregunto: ¿de dónde piensan que saldrá el dinero y a qué se
destinará?
Creo
que tendrían que recaudar en los lugares adecuados. Son muchos los lugares en
los que este neoprogresismo podría recaudar, como por ejemplo en los
patrimonios de los sindicalistas. Hoy citaron a John Cooke. Pero no hay más
John Cooke ni más sindicalistas como Agustín Tosco; ahora tenemos a los Moyano,
al “Pata” Medina, y a todos los que por supuesto apoyan a este gobierno. Ahí
hay mucha plata.
También
hay mucho dinero en gobiernos que se han eximido mediante el dictado de
decretos provinciales del cumplimiento de las leyes nacionales, como es el caso
de La Pampa, donde por decreto quedó eximido del pago del impuesto a las
ganancias desde el gobernador hacia abajo. Aunque nadie dice nada, ahí hay
mucha plata.
También
está el caso de la desgravación del combustible abajo del paralelo 42, una
ficción, que nadie controla. ¡Miren si hay fondos! Ni hablar de los 500.000
millones de pesos solamente embargados por la Unidad de Información Financiera
en juicios por corrupción. Este dato está contenido en el informe 2016-2020.
Mucho de esos 500.000 millones de pesos es plata de acá adentro. Ahí hay mucho
para rescatar e invertir en las vacunas que quieren comprar, así como también
para dar solución al problema de las viviendas. Pero el neoprogresismo no toca
ese dinero.
Por
otro lado, más temprano un diputado habló de tener un poquito de sentido común.
Voy a pedirle al diputado Heller que tengamos un poquito de Constitución
Nacional, porque nosotros no juramos por el sentido común, sino por la
Constitución Nacional y este proyecto de ley tiene un articulado con muchísimas
disposiciones que son inconstitucionales.
Los
diputados de mi bloque ya señalaron varias, pero yo me voy a referir a una que
nadie mencionó: intentaron corregir las retroactividades alevosas y groseras
que había en el proyecto original, pero en el artículo 9° se indica que todas
las variaciones en los patrimonios operadas 180 días antes de la sanción de la
ley, serán consideradas ardid. Cualquier abogado sabe que no hay obligación sin
causa y que la causa es la ley. La ley nace…
Sr. Presidente (González).- Señora diputada:
le pido que redondee su exposición.
Sra. Frade.- Señor presidente: quienes hablaron
antes se pasaron del tiempo.
Sr. Presidente (González).- La única que se
excedió un par de minutos fue la diputada Camaño. Pero, no importa. Siga,
señora diputada. El problema es que si uno procede mal, después todos hacen lo
mismo.
Sra. Frade.- Lo que quiero decir es que como no hay obligación sin
ley y esta iniciativa será ley cuando esté promulgada, planteamos un delito que
ni siquiera sería de evasión sino de elusión.
Me
parece que habiendo tanta gente capacitada en esta Cámara, el tema de la
Constitución es una deuda que tenemos con el pueblo argentino. Desde diciembre,
cuando asumí mi cargo en esta Cámara, sistemáticamente estamos votando
inconstitucionalidades. ¿Vamos a llenar la Corte de reclamos? No voy a hablar
de la afectación a los patrimonios cuando se los computa sin considerar las
deudas. Me refiero sobre todo a la producción de este país y a lo señalado por
los diputados preopinantes acerca de lo que nos va a pasar. Por eso quiero
decirle al diputado Heller que no se trata de tener un poquito de sentido
común, sino de considerar la Constitución al votar un proyecto de ley. No
estamos en el bar de la esquina, sino en la Cámara.
Para
finalizar, pido que vayamos por los 500.000 millones de pesos embargados por
causas de corrupción de una década perdida. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra
el señor diputado Angelini, por Santa Fe.
Sr. Angelini.- Señor presidente: por favor, queremos sesiones
presenciales. ¡Basta de la virtualidad!
No voy
a acompañar este proyecto de ley que crea un nuevo impuesto en la Argentina. La
historia de nuestro país es contundente. Ningún impuesto en la Argentina fue
transitorio. Aunque todos nacieron para aplicarse temporal o excepcionalmente a
un pequeño grupo o a quienes más tenían, se quedaron para siempre y
lamentablemente afectan a una gran cantidad de argentinos.
Tenemos
claros ejemplos en el impuesto a los bienes personales y el impuesto a las
ganancias. Hoy
una familia tipo, que alquila y posee dos autitos, paga bienes personales.
En la
Argentina alguien está por debajo de la línea de la pobreza si tiene ingresos
menores a 45.000 pesos. Ahora, una familia tipo con ingresos mayores a 70.000
pesos, tiene que pagar impuesto a las ganancias. Más de 2.200.000 argentinos
pagan impuesto a las ganancias.
Por otro
lado, es una muy mala señal, un mensaje negativo a quienes tienen que ser el
motor de reactivación de la economía argentina. Si las empresas que están en
nuestro país se quieren ir o deciden no expandirse, o si las empresas que están
pensando invertir en Latinoamérica deciden no instalarse en la Argentina por la
gran carga tributaria y la falta de previsibilidad que existe en nuestro país,
¿de qué manera vamos a recuperar los más de 4 millones de puestos de trabajo
que se han perdido luego de este apagón económico que decidió el presidente de
la Nación de forma irracional?
Es momento
de buscar soluciones reales, de buscar consensos y un plan a largo plazo, dar
mensajes contundentes a los argentinos y al mundo económico, administrar
eficientemente, reducir los gastos innecesarios, bajar impuestos, dar
competitividad a quienes producen para que estos puedan exportar y, de esta
manera, nuestros productos se vendan en el resto del mundo e ingresen dólares,
que son tan necesarios en este momento. Solo así vamos a poder recuperar esos 4
millones de puestos de trabajo que se han perdido en estos ocho meses de apagón
económico; solo así podremos reducir la pobreza en la Argentina.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la palabra el diputado Romero, por Córdoba.
Sr. Romero (V.H.).- Señor
presidente: la verdad es que todos compartimos el análisis sobre la situación
fiscal que hoy tenemos en la Argentina. Claramente, venimos de muchos años con
una recesión importante, actualmente profundizada por la pandemia. Hay una
caída del producto bruto y de la actividad económica. Tenemos un Estado que
proyecta un déficit del 10,5 por ciento. También se registra una caída
importante en el consumo privado y en la inversión privada, con Estado que
gasta más de lo que tiene, pero que también tiene que hacer frente a la
situación de emergencia de muchos actores que están protegidos en esta
situación de pandemia y de recesión económica.
Sin dudas,
esta situación ha generado más informalidad, más desocupación, más pobreza, de
la que nosotros, como dirigentes políticos, urgentemente tenemos que ver cómo
salimos y trabajamos de manera consensuada para superarla.
En este
contexto, es evidente que el Estado necesita recursos. Tengamos en cuenta que
hablamos de un Estado que ‑como dije antes‑ incrementó el déficit
producto de una disminución en la recaudación, pero también aumentó el gasto.
En ese
sentido, debo decir que no es una buena decisión incrementar los impuestos. Hoy
tendríamos que estar debatiendo una reforma tributaria que apunte ‑básicamente‑
a disminuir los impuestos distorsivos y regresivos que afectan a los que menos
tienen y potenciar los impuestos que están relacionados de manera progresiva
con los ingresos y el patrimonio.
- - Ocupa la Presidencia la señora presidenta de la
Comisión de Legislación General, doña Cecilia Moreau.
Sr. Romero (V.H.).- Hay que
fortalecer el sistema tributario, dándole seguridad jurídica, reglas claras y
permanentes para potenciar la inversión y generar certeza y confianza, que es
lo que necesita la Argentina para salir adelante.
Con este
llamado “aporte extraordinario”, que claramente es un tributo y un impuesto, no
generamos fortaleza tributaria. Hay muchas inconsistencias desde el punto de
vista legal y constitucional, que ya explicaron muchos diputados preopinantes,
incluso quienes hablaron en nombre de nuestro bloque.
Quiero
referirme a dos temas puntuales que no se han mencionado aquí. Uno de ellos es
el principio de igualdad. Más allá de la desigualdad que hay en el tratamiento
de los bienes que se encuentran en el exterior, hay una desigualdad por la
falta de uniformidad en las valuaciones fiscales que tienen los estados
provinciales. Este punto genera una desigualdad, porque inmuebles de igual
valor real van a tributar de manera distinta, dado que en muchas provincias las
valuaciones fiscales están atrasadas.
El
problema es que hay provincias no han cumplido con el censo fiscal. Ahora, si
se las obligara a hacerlo, con un criterio uniforme de la valuación de todos
los inmuebles del país, estaríamos potenciando recursos del Estado con una ley
vigente. Simplemente hay que cumplirla para conseguir estos recursos que hoy se
buscan de manera extraordinaria gravando a un sector.
El otro
asunto importante al que me quiero referir es el de la confiscación, al que
tampoco se hizo mención. Aquí hay una doble imposición, ya que se trata de un
impuesto análogo al de bienes personales, pero hay un hecho que no queda en
claro: el costo fiscal de este impuesto es muy superior al 2 o 3,5 por ciento ‑en
el caso de los bienes ubicados en la Argentina‑ o del 3 al 5,25 por
ciento –en el caso de los bienes ubicados en el exterior. ¿Saben por qué?
Porque para que este impuesto sea neutro y no afecte el patrimonio hay que
sumarle otros impuestos nacionales. Digo esto porque el proyecto no contempla
la posibilidad de que el tributo se pueda deducir del impuesto a las ganancias.
Por lo tanto, cuando un contribuyente paga 4
millones de pesos, para no afectar su patrimonio esos 4 millones tienen que
generar ganancias líquidas que contribuyan a cubrir los gastos del impuesto a
las ganancias y de ingresos brutos, que afectan la renta de manera directa.
Entonces,
cuando alguien dice que estamos tratando un impuesto que va a costar un 2 por
ciento, tenemos que aclarar que en realidad va a costar el 3,3 por ciento.
Además, cuando los sumamos a todos, incluido bienes personales ‑que es un
impuesto análogo‑, se va al 7,91 por ciento en el caso de bienes
radicados en el país, y al 10,83 por ciento cuando se trata de bienes radicados
en el extranjero.
Reitero
que hay que generar ganancia del 10,83 por ciento del total del activo para
que, deducidos el impuesto a las ganancias y a los bienes personales, dé una
ganancia que permita cubrir el tributo. Por lo tanto, aquí claramente se va a
plantear el tema de la confiscatoriedad.
Para
concluir mi exposición debo señalar que si el oficialismo tiene los votos
suficientes para aprobar el proyecto, me permito hacer una propuesta: que se
incluya un artículo que permita descontar del impuesto a las ganancias para no
potenciar este alto costo.
Por otro
lado, reitero que necesitamos una Argentina que trabaje de manera eficiente en
el gasto. Digo esto porque la eficiencia en el manejo del gasto público no
implica ajustes, por ejemplo a los jubilados. Básicamente, necesitamos una
Argentina que tenga un programa económico que genere certeza y confianza, con
un sistema tributario progresivo que contribuya a la inversión y,
fundamentalmente, a genere trabajo como una forma de salir de esta situación
que padecemos los argentinos.
Sra.
Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado López, por la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Sr. López.- Señora presidenta:
referirnos a este tema implica hablar de la realidad de la República Argentina,
de nuestra economía, de la vida cotidiana de todos, pero principalmente de
todos los habitantes de este país, que ya tienen una vida cotidiana muy agotada
y cansada que no encuentra un horizonte ni un futuro, porque la angustia provocada por la
enfermedad y la crisis no los deja pensar ni vivir y soñar.
Evidentemente,
esa realidad nos afecta a nosotros, a los que hacemos política, porque debemos
tener motivaciones para hacer política, ya que hacemos política para ir detrás
de sueños, de ideologías y de consignas.
Creo
que ustedes están muy desmotivados desde diciembre del año pasado cuando
votaron el primer proyecto de ley. Recuerdo que muchos les dijimos que los
veíamos sin épica, votando una emergencia, votando un ajuste y votando una suba
de impuestos.
Desgraciadamente
ese camino se agravó y debemos ser muy contemplativos con todos, porque cuando
apareció la pandemia entramos a dimensiones desconocidas. Es entendible que la
situación nos haya paralizado al principio, pero no es entendible que no nos
permita reflexionar, aun con ideología, pero sin prejuicios ni preconceptos ni
ideologismo, cuando tenemos una responsabilidad tan grande frente a nuestros
hombros. Hablo en plural, porque la responsabilidad más grande la tienen el
presidente y su gobierno, pero a nosotros nos toca cierta responsabilidad, y la
asumimos y colaboramos con la situación.
Creo
que todos fuimos comprendiendo de a poco la dimensión del problema de la
Argentina que, como muchos han dicho hasta ahora, no es un inconveniente
actual, sino que la pandemia lo único que hizo fue agravarlo. El problema crece
día a día, se expande por todo el país, entramos en un territorio de crisis desconocido
a pesar de que tenemos una enorme experiencia en crisis a lo largo de los años
de nuestro país.
La
buena noticia, si se quiere, es que la vicepresidenta en alguna medida con la
carta abierta del 26 de octubre reconoció la situación y que el presidente –tal
vez con más dificultad‑ hizo lo mismo a lo largo de los días con los
gestos, las medidas y las acciones que tomó el ministro Guzmán.
Frente
a eso se ve un desánimo más grande en muchos de ustedes y los entiendo bien
como militantes políticos. Pero ese desánimo no lo subsanaremos con consignas.
Este impuesto no es ni más ni menos que una consigna política, una bandera
política –como quieran llamarlo‑ que caerá en saco roto por distintas
razones; por los problemas constitucionales que ya refirieron otros diputados,
por la doble imposición, por la eventual confiscatoriedad en algunos casos, por
los problemas de implementación y por la manera en cómo van a recaudar. La
Argentina tiene una política tributaria muy mala. Los que saben esconder fortunas,
los que acceden a grandes abogados, tal vez los que ahorran, y en general los
que especulan –no los que producen‑ sabrán defenderse de este impuesto.
Como este impuesto tiene graves problemas de constitucionalidad sabrán dónde
litigar y seguramente conseguirán declarar la inconstitucionalidad de la norma
que para nuestro sistema jurídico aplica para cada caso. Entonces, cada uno, si puede, si tiene los
medios y la posibilidad, litigará o no. Pero el impuesto castigará al corazón
productivo de la Argentina.
Esto
preocupa a mucho de nosotros, a Juntos por el Cambio y al bloque al que formo
parte, al productor agropecuario de Buenos Aires, de Santa Fe, de Córdoba y de
Entre Ríos, o sea a ese corazón productivo. ¿Qué es lo que van a hacer?
¿Venderán un tractor o un pedazo de campo o más vacas que de costumbre? ¿No
encararán la próxima campaña agrícola? Esto es un cachetazo para el productor
que nos tiene que sacar adelante. Tengo muchísimas reflexiones para dejar, pero
la prudencia debe estar a la orden del día.
Simplemente
quiero repetir lo que decían los cráneos de la economía el año pasado, los que
eran candidatos y los que no eran candidatos: la Argentina sale creciendo, de
la crisis se sale creciendo. ¿Cómo vamos a crecer? Con más impuestos les aseguro
que esto no va a suceder. Sin duda, no vamos a crecer con más impuestos a los
que ahorran y producen.
¿Cómo
vamos a crecer? Creo que lo vamos a lograr a través de una palabra que lo
resume: “desburocratizando” este país. Hay muchas burocracias y las conocemos
desde hace tiempo; puedo mencionar a la burocracia sindical, a la burocracia
política, a la burocracia de la Administración Pública y a la burocracia
empresarial. Pensemos entre todos cómo haremos esto, porque el mundo no nos
cree. La sociedad está agotada, está
harta de gestos que no encuentra, está cansada de que no le pongamos un
horizonte concreto. Nos hacemos cargo de lo que nos toca porque no supimos
explicar la dimensión del problema, pero ustedes en alguna medida lo reconocen
ahora y necesitan de estas leyes para continuar.
A falta
del IFE 4 y frente a una reforma previsional, esto no nos va a llenar el
corazón, las banderas ni nada, sino que nos generará un problema mucho más
grande que ojalá evitemos. Siempre estaremos acá dispuestos, no a subir
impuestos, sino para pensar cómo desburocratizamos este país que no sale
adelante hace demasiados años. Tenemos que encontrarle todos juntos una salida
a la Argentina. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Moreau).- Gracias, señor diputado.
Tiene
la palabra el señor diputado Suárez Lastra, por la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Sr. Suárez Lastra.- Señora presidenta: la señora diputada
por Mendoza del bloque del Frente de Todos citó como ejemplo la política
tributaria a la que apeló el general San Martín en ocasión de ser gobernador de
su provincia para financiar a un ejército en crisis. A partir de allí, me quedó
absolutamente claro que enfrentamos problemas del siglo XXI con cabeza del
siglo XIX.
También
mencionó a Piketty, quien entre otras cosas sostiene ‑no inventó nada
porque los conceptos son del marxismo‑ que no hay que confundir el
patrimonio con el ingreso. Además, una cosa es el stock y otra el flujo y a
efectos de evaluar la riqueza –sobre todo en un momento en que ésta evoluciona
de la manera en que evoluciona la producción de la riqueza y la productividad
como ocurre actualmente‑ no se puede pensar en hacer justicia y equidad
gravando exclusivamente patrimonios sin tener en cuenta ni siquiera el
patrimonio neto, o sea sin la reducción de los pasivos, cuando además la
economía Argentina arrastra una pérdida de rentabilidad de varias décadas.
Frente a la situación que vivimos, nos han dicho que este impuesto alcanzará a
nueve mil personas. Supongamos que sean quince o tal vez veinte mil. ¿No hay
nadie más a quien apelar para que haga un esfuerzo en las circunstancias
actuales? ¿No hay flujos de dinero,
inversiones o lugares donde buscar recursos para financiar al sector público en
esta emergencia?
Acá ha
habido pereza intelectual, ha habido pereza política para ponerse a trabajar y
ha habido falta de eficacia; esto era urgente y necesario. Como venía la
pandemia teníamos miedo a la cola de muertos en los hospitales. Pasaron siete
meses desde que empezaron a encontrar esta fuente de financiamiento. ¡Miren si
la sociedad argentina hubiera esperado a que esto estuviera resuelto para
encarar la situación y realizar importantes inversiones en materia de salud
pública, como bien se ha dicho acá!
Por
eso, me parece que lo más notable que sucede no solo es que se trata de una
mala ley –sobre lo cual no diré nada porque se ha dicho mucho y muy bien en
este recinto‑ sino que es una pésima decisión de política económica.
La
Argentina tiene que hacer un enorme esfuerzo de convocatoria a sus sectores
productivos porque estamos frente a esta pandemia que, a pesar de las
incertidumbres, miedos y perplejidades, nos genera una oportunidad. El mundo
demanda lo que producimos; tenemos un paquete productivo con condiciones de
generar riqueza y desempeño. No me refiero solo al polo agroexportador, sino
también a la economía del conocimiento, a la minería, a los sectores
productivos medios de servicios y al turismo. El país tiene una enorme riqueza
potencial, pero sobre todo tiene 400 mil millones de dólares en manos de
argentinos, de los cuales un 65 o 70 por ciento son prácticamente líquidos.
Muchas veces en la historia los titulares de esos fondos respondieron a los
estímulos de un país que alienta el trabajo, que da certeza jurídica y que
propone caminos para el desarrollo y estarían dispuestos a aportarlos. Pero lo
que estamos haciendo acá con esta mala decisión de política económica, que es
ineficiente e inequitativa en lo que hace a la recaudación, es alejar las
posibilidades de inversión en la Argentina, que es el único camino que tenemos.
Hablamos
de injustica. Tengan ustedes la bandera que quieran. Hoy es el día de la
militancia. Festéjenlo. Se lo merecen porque han hecho un enorme esfuerzo. Pero
que no sea esta mala ley y esta mala decisión política la excusa para pasarla
bien cuando estamos pasándola tan mal, porque va a haber que seguir enfrentando
problemas muy difíciles. Las fuerzas políticas de este Congreso están
dispuestas a trabajar con ustedes sobre todos los problemas que se vienen. Pero
ustedes decidieron que esto no se modificaba. Ustedes quieren hacer esta ley
horrible y quieren quedar como los abanderados de los pobres, dejándonos a
nosotros como los abanderados de los ricos. Pero el que se perjudica es el
pueblo argentino, por los meses que demoraron y porque no hubo ninguna
intencionalidad de dar una respuesta favorable frente a la emergencia.
No me
quiero exceder en el tiempo porque quiero ir al centro de mi planteo. Se trata
de una mala decisión de política económica porque separa a los argentinos que
tenemos vocación de llevar adelante a este país. Es una pésima decisión y ojalá
no encuentren los votos suficientes para aprobarla. Si hoy ustedes fracasan, va
a ganar el pueblo argentino y su posibilidad de crecimiento. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Moreau).- Aprovecho para transmitirle al
diputado Suárez Lastra nuestro repudio al escrache convocado en su domicilio
hace unos días. Estas acciones son siempre repudiables, sean de quien sean y
vengan de donde vengan. (Aplausos.)
Tiene
la palabra el señor diputado Juez, por Córdoba.
Sr. Juez.- Señora presidenta: los dos miembros de
nuestro interbloque que me antecedieron en el uso de la palabra son
especialistas en materia impositiva y han planteado con claridad los parámetros
que indican que este es un impuesto y no una contribución. Ninguna contribución
se consigue poniéndole a alguien una pistola en la cabeza. Mis compañeros lo
han planteado con absoluta inteligencia y me eximen de tener que ahondar en la
cuestión.
Quiero
ser muy respetuoso. Como decía el diputado preopinante, Facundo Suárez Lastra,
tengo la sensación de que ustedes saben que se trata de una mala ley y que no
van a recaudar una moneda, pero no les importa. Saben que esto se va a
judicializar y va a ser terrible. Seguramente mañana tendré a varios colegios
de abogados escrachándome en la puerta de mi casa. Se van a hacer ricos
solamente los abogados y los contadores, porque claramente esto va a terminar
en una terrible ola de litigios. Pero es claro que cuando todo termine en
la Corte, dentro de tres o cuatro años, la culpa va a ser de los jueces
apátridas que están en contra de los intereses populares. En ese caso, ustedes
van a convocar al pueblo en otro 17 de noviembre para explicar que fue la Corte
la que les cagó los recursos que ustedes necesitaban durante la pandemia.
Ustedes
saben que es una mala ley. Saben que esta no es la forma que tiene el Estado
para recaudar en medio de la situación de emergencia y angustia que está
pasando todo el mundo. Podríamos haber sido más inteligentes. Quiero tomar otra
palabra de Suárez Lastra: también han sido perezosos. Fueron perezosos al ir al
interior a consultar a esas 10.000 personas. Porque no es un problema de
cantidad. No importa si son 10.000 o 10 millones. Lo que es malo es malo. Y
esta ley es mala para 10.000 o para 10 millones.
A mí no
me van a correr con eso de que represento los intereses concentrados. No. Yo
soy un militante. Lo digo hoy que es 17 de noviembre. Hace treinta y cinco
años que milito. No tengo un solo amigo que defender con 200 millones de pesos,
porque no tengo amigos así. No milito en ninguna organización que esté
integrada por personas con 200 palos. Así que no me miren como vocero de ningún
sector concentrado de la riqueza. Simplemente, considero que se trata de una
pésima ley.
La
gente tiene necesidades. Si hubiésemos ido a preguntarles a los titulares de
estos recursos económicos sobre cómo podrían contribuir en el medio de la
pandemia, si nos hubiese importado salir de la pereza para ponernos a pensar en
la gente, si es cierto que el destino de estos recursos es para paliar la
situación conflictiva que estuvo viviendo la Argentina en estos últimos nueve
meses, haríamos todo lo contrario de lo que vamos a hacer. Pero, claro, acá lo
que importa es el discurso y la épica. Pareciera que estamos todos bajando de
Sierra Maestra con una boina, un vaso de ron y un habano para hacer la
revolución porque le metimos la mano en el bolso a los grupos concentrados de
la riqueza.
Pero no
vamos a juntar una moneda, presidenta. Cuando pase esta primera vuelta de
pandemia, va a venir la segunda vuelta, tal como ya ocurrió en el mundo. Vamos
a ver cómo amagamos, porque ahora dicen que esto es por única vez, pero
seguramente ya estarán pensando que vendrá otro 17 de noviembre para ver qué
hacemos. Le vamos a tomar el pelo a la gente.
Pero lo
que importa es el discurso. Tengo que reconocer que después de Spielberg no he
visto gente que genere efectos especiales más inteligentes que muchos de
ustedes. Son brillantes e inteligentísimos. Es tanto el dolor que aparece la
pregunta de cómo te vas a oponer a esto. Mi celular salta permanente con
llamados de amigos que me dicen: “Juez, ¿cómo te vas a oponer si esto lo va a
pagar un grupito muy reducido?”. No lo va a pagar nadie, presidenta. Usted lo
sabe. Sabe también que estamos usando el dolor de la gente de estos últimos
nueve meses. Todos tenemos amigos que la han pasado muy mal y otros que ni
siquiera la pueden contar.
Recién
arranca la sesión. Vamos a estar toda la noche escuchando palabras maravillosas
como “solidaridad”. Nos vamos a llenar la boca con palabras como “solidaridad”,
“contribuciones”, “aportes” y “generosidad”. ¿Cuál fue la nuestra, presidenta?
Con la mano en le corazón, dígame: ¿cuál fue la mía, la suya o la nuestra como
diputados de la Nación? ¿Cuál fue nuestra generosidad en medio de estos nueve
meses de angustia para con el resto del pueblo argentino? ¿Cuál fue nuestra
solidaridad? ¿Cuál fue nuestra contribución? ¿A dónde está nuestra reducción de
dieta? ¿En qué contribuimos? Pero, claro, ese grupo concentrado de la riqueza
tiene que contribuir. Nosotros no tenemos que hacerlo porque somos
diputados del pueblo. Ahí es donde la doble vara es jodida, presidenta. Ahí es
donde la gente nos pica el boleto y dice: “Nos volvieron a tomar el pelo”.
Señora
presidenta: tengo la certeza de que no vamos a recaudar una moneda. Pero eso a
ustedes no les interesa. Lo cierto es que hoy, 17 de noviembre, ustedes van a
festejar junto con la militancia con un discurso encendido que dirá que metimos
la mano en el bolso de los grupos concentrados. Sin embargo, la recaudación
será igual a cero. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra la señora
diputada Najul.
- Luego de unos instantes.
Sra. Presidenta (Moreau).- En este momento la diputada
Najul tiene problemas con el micrófono. Vamos a continuar con la lista de
oradores y, cuando la diputada resuelva el problema, volveremos a darle la
palabra.
Tiene
la palabra la señora diputada Campagnoli, por Buenos Aires.
Sra. Campagnoli.- Señora presidenta: me sumo a muchos de
los argumentos que he escuchado y que no quisiera repetir. Es hora de que
empecemos a darle valor a la verdad y usemos las palabras por lo que ellas
significan. Esto no es un aporte solidario porque la solidaridad no es
compulsiva, sino que es un impuesto al sector productivo. Por lo tanto, es
inconstitucional y confiscatorio. Lo único que va a hacer crecer es una
cantidad grande de amparos en la Justicia. Es lo único que vamos a lograr con
esto.
Evidentemente,
estamos ante un discurso demagógico para la tribuna estudiantil y la
militancia. Este impuesto no va a hacer lo que muchos piensan, que es afectar a
ese rico chupasangre que todo el mundo odia. Por el contrario, va a afectar a
la tallerista que quiso endeudarse para invertir y comprar más maquinaria, o al
chacarero que tiene 80 hectáreas en la provincia de Buenos Aires y seguramente
se endeudó comprando una cosechadora o una sembradora.
En un
país donde la vicepresidenta pretende no pagar ganancias por su abultadísima
pensión vitalicia de más de 400.000 pesos, donde se ajusta a los jubilados año
tras año, donde las empresas y las pymes en un año durísimo han tenido que
cerrar y donde el desempleo no ha hecho más que crecer, ¿vamos a seguir combatiendo
al capital? El capital es el único que va a poder hacernos salir de esta
situación generando riqueza y puestos de trabajo, que son tan necesarios para
que el país salga adelante y podamos salir de la pobreza.
La
riqueza hay que crearla y no podarla. Con esto lo que estamos haciendo es
podarla. Estos son manotazos de ahogado sin tener en cuenta una reforma
tributaria integral ni un estudio profundo del déficit fiscal. Como
decía antes, la tallerista seguramente se endeudó. Estamos gravando los activos
sin tener en cuenta el pasivo que tienen muchos de aquellos a los que hoy
estamos gravando con este impuesto.
Hoy urgen las inversiones. Los países que prosperan lo
hacen porque promueven la innovación, el mérito, se premia el trabajo, se
premia el respeto a la ley, a las inversiones, donde la tolerancia a la
inconducta de los funcionarios es nula, donde la impunidad no existe. Por eso,
ellos tienen opulencia, bienestar y más equidad social. Nosotros estamos muy
lejos de eso; nosotros no cumplimos con ninguno de estos parámetros que acabo
de nombrar. Así es que nosotros tenemos injusticia, corrupción, barrios de
emergencia y planes sociales en vez de trabajo.
¿No hay otras alternativas? Algunos hablaban de la falta de
creatividad para investigar otras posibilidades. Como bien citó la diputada
Frade, la UIF ‑la Unidad de Investigación Financiera‑ tiene
embargados en causas de narcotráfico, contrabando, crimen organizado y
corrupción, para ser exacta, la cifra de 623.000 millones de pesos; más del
doble de lo que se pretende recaudar con este impuesto. ¿No valía la pena ver
qué se podía hacer con esos bienes embargados que hay?
Hoy, este gobierno de científicos, qué fracasó en salud,
que fracasó en estadísticas, que fracasó en el trabajo, que fracasó en
economía, que fracasó en educación, que fracasó en vivienda, en previsión,
pretende que volvamos a seguir fracasando creando un impuesto que lo único que
va hacer es ahuyentar al capital.
Por eso, el ajuste que dicen que no lo van a pagar los más
humildes ya lo están pagando los más humildes. Los niños que no pudieron
conectarse a las clases remotas fueron los más humildes; los que van a colegios
privados, en su mayoría, pudieron tener clase. Entonces, con esto seguimos
ahondando la grieta entre los más humildes. Lo que van a lograr es que no
tengan trabajo a futuro. Yo sé que tal vez están emocionados con lograr la
sanción de esta ley, pero, ojo, señora presidenta, que puede ser pan para hoy
pero hambre para mañana. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Moreau).- Me dicen que está resuelto el
conflicto la diputada Najul. Ahí la veo, pero no se la escucha. Mientras sigue
conectada con la mesa de enlace, seguimos con la lista de oradores.
Tiene la palabra el señor diputado Orrego, por San Juan.
Sr. Orrego.- Señora presidenta: hoy la Argentina cuenta
con 160 impuestos. Un poco más todavía: son 166 impuestos. La verdad es que
tenemos una enorme presión tributaria y el gobierno nacional en vez de generar
políticas públicas tendientes a generar mejor y mayor producción, mejor y mayor
trabajo y además ser competitivos en los mercados del mundo, lo que hacemos es
todo lo contrario. Para producir se necesita confianza y la confianza se gana
en gramos y se pierde en kilos.
En este último tiempo, el gobierno ha generado muchas
contradicciones. No ha inspirado confianza. Por un lado, dicen que hay que
mejorar las exportaciones, pero, por otro lado, endurecemos el cepo; prometen y
dicen que van a mejorar la seguridad y tenemos usurpaciones y todavía sigue
liberando presos; dicen que van a mejorar el sector turístico y el presidente
ha vetado parcialmente esta ley, por lo tanto hay sectores que no se van a
poder financiar; generan el impuesto PAIS y no es coparticipable. En
definitiva, no inspiran confianza.
Voy a decir una verdad de Perogrullo. Gobernar es
administrar prioridades y las prioridades del gobierno no son las prioridades
que tiene la gente. Las prioridades que debe tener el gobierno son aquellas por
las cuales muchas familias pasan un enorme dolor por no saber lo que va a
pasar. Vivimos en una incertidumbre sanitaria, vivimos en una incertidumbre
económica y, además, le vamos a sumar una incertidumbre institucional, porque
el gobierno está poniendo el foco a la reforma judicial, que más que una
reforma judicial es una reforma política.
En definitiva, yo creo que las prioridades tienen que estar
puestas, obviamente, en la salud, en la economía, pero también en aquellos que
más lo precisan, es decir, en nuestros niños, en nuestros jóvenes, pero vemos
las partidas de este último presupuesto, y las que tienen que ver con los
programas de la infancia, han bajado. Además, también la prioridad tiene que
estar puesta en nuestros jubilados, quienes, lamentablemente, con en esta nueva
fórmula que ha aplicado el gobierno van a perder recursos.
Por último, no me quiero olvidar de algo tan importante que
son las pymes. Las pymes cumplen una función muy importante en la Argentina. En
nuestro país tenemos 856.000 empresas en general, y de esa cantidad el 98 por
ciento son pymes; y de ese 98 por ciento el 83 por ciento son microempresas, es
decir, un almacenero, un kiosco. Son muchísimas las empresas que,
lamentablemente, en la Argentina han bajado las persianas, inclusive, quizás,
para no levantarlas nunca más. Ya van más de 40.000.
Entonces, yo creo que hoy en la Argentina tenemos dos
posibilidades para salir de esta crisis.
Evidentemente una de ellas es mejorar el consumo interno, materia
difícil en estos tiempos, porque los salarios están resentidos y la inflación
golpea La otra posibilidad es fomentar
el comercio exterior que, claramente, es una necesidad para que entren divisas
y tengamos oportunidades.
Por último, quiero terminar el discurso con ojos de futuro,
por llamarlo de alguna manera. Esperemos que pronto dispongamos de la vacuna
contra Covid‑19 y también esperemos que pronto dispongamos de una vacuna
para mejorar la economía en la Argentina. En estos tiempos, a la gente ya no le
interesa si el gato es blanco o negro, sino que cace ratones; es decir que
resuelva los problemas que la gente sola no puede resolver.
Por eso, es que quiero pensar que entre todos los que
estamos en este recinto en un futuro podamos trabajar en un plan, junto con el
gobierno de pospandemia, para tener la Argentina en la que valga la pena vivir,
donde valga la pena invertir y en donde cada uno de los argentinos se sienta
parte.
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra la señora
diputada Najul, por Mendoza.
Sra. Najul.- Señora presidenta: el proyecto que
consideramos hoy creo que nació mal y va a terminar peor.
Lo que comenzó hace meses como un gesto más para la
tribuna, como una maniobra más de distracción, otra más de las tantas a las que
nos tiene acostumbrados el oficialismo, hoy está llegando a esta Cámara de
Diputados. Todos los que somos parte de este cuerpo sabemos que en nuestra
labor parlamentaria convivimos con errores y eso exige de nosotros un gran
control de cada iniciativa, de cada despacho, de cada proyecto. El ejemplo es
el presupuesto que hoy tuvimos que volver a votar. Pero el aporte solidario o
impuesto a la riqueza ‑o como quieran llamarlo‑ va más allá; creo
que está cruzado de inconsistencias desde el principio hasta el final.
El proyecto en sí mismo es un error; está mal planteado, no
se han evaluado, ni siquiera superficialmente, las consecuencias legales,
políticas y económicas que puede tener. En el plano judicial, sin duda, abre
dos frentes que van a confluir, más tarde o más temprano, en la declaración de
inconstitucionalidad de este nuevo impuesto, como ya mencionaron también los
diputados del interbloque que me antecedieron.
Por otro lado, pasan por alto también Bienes Personales y
está gravando los mismos bienes que alcanza este nuevo aporte.
Por su parte, nuestra Constitución, al proteger el derecho
de propiedad, prohíbe los impuestos confiscatorios, es decir, aquellos tributos
que reducen considerablemente el patrimonio de los ciudadanos. Por su parte, este nuevo impuesto
lesiona también los principios constitucionales de igualdad, no discriminación,
capacidad contributiva, inviolabilidad de la propiedad privada,
irretroactividad impositiva. Deja abierta la posibilidad de gravar bienes de
los cuales el contribuyente ya se ha desapoderado. Esto es inquietante.
Pero,
sin duda, el aspecto más preocupante es el económico productivo. Estamos
frustrando el proyecto antes de ponerlo en funcionamiento. ¿Cuántas veces hemos
dicho ‑en las comisiones, en las sesiones, en los medios, en los actos,
en las reuniones con la gente‑ que sin inversiones no habrá desarrollo?
Tengan por seguro que avanzar con esta iniciativa alimenta la desconfianza en
el país, en su marco legal, en su perspectiva de futuro.
Les
estamos cerrando la puerta a las inversiones genuinas que necesitamos más que
nunca para ampliar nuestra capacidad productiva, para generar trabajo.
Y, si
de coherencia hablamos, ¿cuál es el incentivo de blanquear fondos para la
construcción si, al mismo tiempo, se aumenta el pago en bienes personales y, de
buenas a primeras, creamos un impuesto confiscatorio que promete a los sujetos
alcanzados un desfile eterno por tribunales? A los mismos que les piden que
inviertan en un rubro fundamental para el país les demuestran que confiar en la
Argentina no tiene sentido.
Mi
intervención, al igual que la de tantos otros legisladores, tiene un final
cantado. Mientras no haya voluntad de discutir seria y responsablemente la
política tributaria argentina en el marco de un nuevo pacto federal, la
acumulación de estos parches impositivos, contradictorios entre sí, jamás nos
llevará a buen puerto. Si a esto le sumamos el deseo explícito del kirchnerismo
de asustar a inversores y de castigar a los que producen, tenemos cartón lleno.
Señora
presidenta: ¿este impuesto mejora la situación de un país que está en el
naufragio casi total, en una crisis casi absoluta luego de la cuarentena eterna
que hemos tenido ‑la más larga del mundo‑? No. ¿Empeora las
expectativas de futuro de un país que necesita inversiones fuertes de bienes de
capital y formalizar el mercado laboral, que tiene índices de informalidad
superiores al 50 por ciento? Sí, las empeora.
La
realidad se lleva puesto al relato, señora presidenta. Hablan como progresistas
emancipadores, pero legislan como conservadores rancios. Defienden un régimen
impositivo regresivo, la concentración de recursos en el Ejecutivo, la
discriminación de las provincias.
Piden
esfuerzos adicionales sin analizar en qué gasta la plata el Estado. Mientras
acorralan al sector privado con un impuesto improcedente, manejan el Estado con
opacidad y eluden la rendición de cuentas.
Hoy se
van a ganar la aprobación de los aplaudidores seriales, de los convencidos,
pero, a costa de ello, seguiremos dividiendo aún más al país, alejándonos de la
gente, hipotecando el futuro de los más chicos. Esto, si no es populismo
tributario, ¿qué es?
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado Cano,
por Tucumán.
Sr. Cano.- Señora presidenta: uno de los efectos negativos que
tendrá la iniciativa en consideración es que profundizará la pérdida de la
escasa credibilidad que tenemos como país para atraer inversiones ‑tanto
nacionales como extranjeras‑ que generen trabajo y recuperación de la
economía.
La
construcción de un relato, de algo épico, que tiene que ver con supuestas
sesiones de acontecimientos históricos que marcarán un antes y un después,
seguramente sirva para consolidar el populismo, pero de ninguna manera para
resolver los problemas que se dice resolver. En un presupuesto de más de 8.300.000.000.000
pesos, la creación de este impuesto ‑que supone una recaudación de
200.000 millones de pesos‑ no resolverá ningún problema estructural de
los que hoy tiene la Argentina.
En los
últimos doce meses, según los datos oficiales del INDEC, la Canasta Básica
Alimentaria aumentó un 45,8 por ciento. Hoy una familia, para no caer debajo de
la línea de pobreza, necesita casi 50.000 pesos de ingresos mensuales. Esta es
la realidad que hoy interpela a toda la dirigencia política.
Con
esta iniciativa va a pasar lo que ocurrió con el tratamiento de tantas otras.
Hace unos días se cumplieron diez años de la sanción de la Ley Nacional de
Salud Mental, que en su momento acompañamos ‑me tocaba presidir en ese
entonces la Comisión de Salud del Senado. Pasaron diez años y no se cumple con
la asignación del presupuesto que la ley dispone. No solo no se modificaron
ninguna de las cuestiones relacionadas con la salud mental en la Argentina,
sino que diría que, en estos últimos años, la crisis en ese ámbito se ha profundizado.
También
es responsabilidad del Congreso hacer un seguimiento de las leyes que votamos.
Si esta ley finalmente se aprueba, no resolverá absolutamente nada. No escuché
a ningún sector de la economía nacional ‑incluso que apoye a este
gobierno‑ que se haya manifestado a favor de la sanción de esta norma.
Decía
ayer un dirigente: “Hoy me preguntaron sobre el impuesto a la riqueza. Esto
está mal, está técnicamente mal. No podés cobrar sobre el stock. Si vos
tenés cien departamentos y los tenés todos vacíos, ¿cómo vas a pagar el
impuesto? ¿Qué vas a hacer? ¿Desarmar las mesadas, sacar el inodoro, vender los
departamentos? El impuesto es sobre el flujo, sobre la ganancia que esa
propiedad genera. Si te molesta el stock, entonces llamalo
‘expropiación’, que es lo que corresponde”.
¿Qué
diría Pagani si le preguntaran qué piensa de esta norma? La Serenísima acaba de
perder más de mil millones de pesos. ¿Qué diría un empresario con 200
empleados?: “¿Qué querés que haga para pagar este impuesto? ¿Qué querés que
venda; la máquina? ¿Qué querés que haga; que baje la materia prima?” Ayer,
Guillermo Moreno se refería a esto en una entrevista televisiva que le
hicieron.
Como
bien se ha dicho hoy ‑por ejemplo, los diputados Laspina, Pastori, Camaño‑,
esta iniciativa provocará que se vaya directamente a una judicialización, ya
que implica una doble imposición, es confiscatoria y grava el patrimonio de
empresas o empresarios.
El
Estado, por su parte, muestra una enorme contradicción. Asistió con los
denominados ATP a muchas empresas debido a que la pandemia profundizó la crisis
económica que teníamos. Hoy vamos a gravar con un impuesto a la riqueza a los
titulares de esas mismas empresas.
Le
vamos a poner un impuesto a una empresa de transportes que está facturando el
70 por ciento de los que facturaba en épocas normales y que tiene su patrimonio
en sus unidades, colectivos y talleres. Es un golpe mortal a la situación
económica que atraviesan las empresas que nosotros necesitamos que dinamicen la
economía, que inviertan. Me parece que aumentar los impuestos ‑que de por
sí ya son exorbitantes en la Argentina‑, en pleno proceso de recesión, es
una política que no le dará resultado a este gobierno, al igual que tampoco se
lo dio a otros gobiernos.
Tal
como lo hemos discutido en la Comisión de Presupuesto y Hacienda ‑escuché
al senador Lousteau también referirse a los temas que la política no quiere
discutir‑, hay distintas cuestiones pendientes de debate, como por
ejemplo los gastos tributarios: 1 billón de pesos; los impuestos discrecionales
o distintos; las ganancias que hoy no pagan los jueces: 41.000 millones de
pesos; el déficit de las empresas públicas ‑en Río Turbio se han
invertido 5.000 millones de dólares en veinte años, y este año en el
presupuesto se prevén 10.000 millones de pesos más para paliar el déficit que
tiene‑; el gasto de la política.
Con
respecto al gasto de la política, no me refiero al presupuesto de este Congreso
de la Nación. Si bien muchas veces se pone el foco en el presupuesto del
Congreso, hay legislaturas provinciales que tienen prácticamente el mismo
presupuesto de esta Cámara de Diputados.
Creo
que si no somos disruptivos, si la pandemia no interpela a toda la clase
política a tomar medidas disruptivas y seguimos construyendo discursos épicos
que no van a resolver los problemas de la Argentina, estamos perdiendo una
enorme oportunidad.
El
presidente dijo que iba a convocar a un consejo político, económico y social
donde podamos empezar a discutir los problemas estructurales que tenemos como
país. Ese es el único camino que nos queda para recuperar la economía en la
Argentina, para generar trabajo y darles una posibilidad a miles de argentinos
que hoy siguen viviendo en la pobreza. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado Asseff,
por Buenos Aires.
Sr. Asseff.- Señora presidenta: el Poder Ejecutivo y su
correlato legislativo en esta Cámara están hoy regocijados, gozosos pues se
encuentran combatiendo al capital, es decir, todo lo contrario de lo que la
enflaquecida y famélica economía argentina necesita. Creen que están siendo
épicos, justos y reparadores con los que menos tienen, es decir, los
desposeídos. Por eso, titularon este
proyecto -pomposamente- con el nombre de Solidario. Pero lamento decirles que
están errados. Esta iniciativa es arcaica, antiprogreso, descapitalizadora,
centralista, tiene una doble imposición inconstitucional y es francamente
confiscatoria.
Además,
es empobrecedora porque los efectos serán todo lo contrario de lo que dicen
esperar. A lo sumo será un poco de pan, casi un mendrugo para hoy y más hambre
y pobreza para mañana. El nuevo impuesto además de subir la presión tributaria
-de por sí insoportable si se quiere sanear la economía- desestimulará futuras
inversiones y, peor aún, va a fogonear la fuga de capitales y no se van a
incentivar las inversiones, tal como enseña el ABC de la materia.
Hace
tiempo que se sabe, y yo lo vi en la Facultad, auxiliado por esa obra maestra
de la economía política: el libro Curso de Economía Moderna de Paul
Samuelson. Más impuestos ahuyentan a los inversores y a los emprendedores.
Además, se agrava el cuadro por el cambio de las reglas, es decir, otra vuelta
de tuerca para la tóxica inseguridad jurídica que espanta al capital de riesgo.
Ese era el pensamiento de este Nobel de Economía. Hablamos de ideas viejas y
fracasadas, desgraciadamente vigentes y
por eso así estamos.
El
oficialismo persiste en no ponerse al día, sigue empecinado en ignorar que en
noviembre de 1989 -hace 31 años- se cayó con estrépito mundial el Muro de
Berlín. Con ello se patentizó que el
combate al capital y el socialismo extremista y estatizante fueron y son un
fracaso. Votaré en contra porque apuesto al progreso, a las inversiones
creadoras de trabajo y productora de bienes y servicios. Apuesto a que nuestros
jóvenes tengan porvenir en “su” y en “nuestro” país. Votaré negativamente con
la convicción de que combatiendo al capital hemos forjado el milagro al revés
más resonante del planeta. Me refiero a uno de los países mejor dotados en
recursos humanos y materiales con casi un 50 por ciento de pobres en proceso
decadente que augura una movilidad social descendente, única en toda la Tierra.
Será un voto negativo, pero afirmativo de que existe otro camino: el
capitalismo moderno, regulado suave e inteligentemente por un buen Estado. En
nombre del progreso, de los emprendedores, de las clases medias, de los
trabajadores y de los que aspiran a serlo, y de los jóvenes, votaré en contra
de este anacrónico proyecto y en favor del futuro, hoy plagado de sombras.
Por
otro lado, no es razonable que se anuncie una reforma tributaria, pero se ponga
a consideración un proyecto aislado. Esto se llama, literalmente,
improvisación. Le decimos no al populismo tributario, no al pobrismo; le
decimos sí a la prosperidad general.
Señora
presidenta: ya lo han expresado muy bien las diputadas Frade, Campagnoli y
otros legisladores preopinantes de nuestro interbloque. ¿Por qué no se impulsa la extinción de
dominio donde hay 623 mil millones y quizás más, si se profundizan las
investigaciones judiciales, y se querella a los corruptos, a los que cometen
delitos económicos? De esta manera, se obtendría más del triple de lo que se
podría recaudar con este impuesto.
Considero
que hay que crear riqueza, pero no más impuestos. Con más impuestos no se crea
riqueza. Estoy absolutamente convencido de que hay otro camino. Por eso vamos a
optar por sostener otro camino y hacerlo con mucha convicción y empeño. Quiero
decir finalmente que yo no defiendo a un porcentaje mínimo de la población. Estoy
convencido de que estoy defendiendo el futuro de 46 millones de compatriotas.
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado Flores,
por Buenos Aires.
Sr. Flores.- Señora presidenta: debatir este proyecto de aporte
solidario y extraordinario a las grandes fortunas suena muy bien; son palabras
hermosas y hasta podríamos decir que detrás de esta iniciativa existe una causa
noble. ¿Quién podría estar en desacuerdo en que el que más tiene debe aportar
en beneficio de la sociedad en un momento tan difícil como el que están pasando
las familias argentinas después de la pandemia? Creo que nadie. Pero esta idea
no es nueva, porque la están aplicando desde hace mucho tiempo. La sociedad
productiva, es decir, este sector que produce bienes y crea riqueza en el país,
nos viene diciendo algo en forma permanente que uno de los problemas para
producir más riqueza tiene que ver con el agobio que viene de parte del Estado
a través de las cargas impositivas. Eso es lo que está en discusión. Por lo
tanto, este proyecto que aparece como una causa noble, detrás y en el fondo,
tiene connotaciones perversas. No se
puede utilizar las necesidades de la gente en una situación difícil y de mucho
dolor por la pérdida del trabajo y de las changas. Esto ha hecho que las
familias sufran. Hoy, con la noticia de
que van a sacar el IFE, estamos viendo que estos sectores populares van a tener
más sufrimiento todavía.
En los
años 2001 y 2002 la Argentina sufrió las consecuencias de una crisis brutal
donde muchos perdieron todo. Muchas personas perdieron el trabajo. En ese
momento, en el que se evidenció que la Argentina podía fundirse, hubo un sector
de la sociedad que aportó solidariamente. Me refiero al sector agropecuario. Le
dijeron que con el impuesto a las retenciones podían ser solidarios y que su
aplicación era extraordinaria y por única vez. Se les dijo que, una vez que la
Argentina saliera de la crisis, dicho impuesto se eliminaría. Sin embargo, veinte
años después, los productores agropecuarios siguen pagando retenciones. Allá
por el año 2008 se puso en vilo al país cuando la aplicación de esas
retenciones estaba fuera de lugar. Eso era algo exorbitante. La voracidad del
Estado puso en tensión al país y hoy, si no tenemos en cuenta toda esta
situación, vamos a pasar por momentos parecidos.
Hoy
aparece la necesidad y la solidaridad. Esto lo pudimos comprobar en estas
últimas semanas y meses. Quienes trabajamos en los barrios carenciados hemos
visto que, ante la necesidad de la
población, las empresas hicieron un programa a través del cual un millón de
cajas de alimentos fueron repartidos sin clientelismo político. Y yo creo que
ese es el camino. Este proyecto nos dice que se pueden recaudar 300.000
millones de pesos. Pero como decían las diputadas Frade y Campagnoli, al igual
que otros diputados, si recuperamos lo robado se puede recaudar el doble de esa
cifra. Entonces, ¿por qué no hacemos eso?
Voy a
citar una frase textual del presidente de la Cámara, de febrero de 2016. Decía
el diputado Sergio Massa a un medio nacional: “Argentina necesita la ley de
extinción de dominio para recuperar los bienes de los que afanaron y se
hicieron ricos robándole la plata del Estado a los argentinos.”
Esto lo
suscribo con las dos manos. Creo que el presidente de la Cámara debe tomar ese
camino. Ese es el camino más importante para tener el dinero que se necesita
para empezar a recuperar el proceso productivo en el país. Entonces, no permitamos
que las diferencias nos sigan haciendo desaprovechar esta oportunidad.
Por
último, quiero reivindicar la labor de algunos que estuvieron trabajando, como
las diputadas Zuvic, Stilman y Oliveto Lago, quienes han tenido la valentía de
llevar adelante la propuesta de los juicios para recuperar lo robado.
En este
tiempo difícil, en el que muchos promueven el caos, nosotros no debemos avalar
la idea de que cuando se está peor, es mejor. En este sentido, quiero también
reivindicar a la ex diputada Carrió, quien fue parte de ese proceso que se
llevó a cabo para recuperar lo robado, y porque quiere mantener la paz entre
los argentinos.
Esta es
una gran oportunidad para repensar todo, y comenzar a pensar en el país y no en
los intereses particulares. (Aplausos.)
Sr. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado
Benedetti, por Entre Ríos.
Sr. Benedetti.- Señora presidenta: a pesar del nombre épico y
romántico que le han dado a esta iniciativa, no cabe ninguna duda -como bien se
ha dicho- de que estamos en presencia de un nuevo impuesto.
Cada
vez que se sanciona un nuevo impuesto en la República Argentina, este viene
para quedarse. Sobran ejemplos de casos como este, que fueron “por única vez”.
Tenemos el primer ejemplo en 1932, cuando por única vez se instauró el impuesto
a las ganancias; tenemos el caso de 1995, cuando se aumentó en 3 puntos la
alícuota del IVA “solo por un año”, y tenemos otro caso más reciente, de 2001,
cuando supuestamente solo por un año se instauró el impuesto al cheque. Así que
estamos asistiendo a la creación de un impuesto que, con los mismos argumentos
que el oficialismo está esgrimiendo hoy, seguramente se intentará replicar en
años subsiguientes.
Digo
que es un muy mal impuesto, porque no es un gravamen que solo alcanzará a las
grandes fortunas: alcanzará también al capital de trabajo de muchísimos
propietarios de pymes, que dan empleo a lo largo y ancho del país.
El
diseño de este impuesto no distingue entre lo que es una inversión financiera
-es decir, tener depositados 3 o 5 millones de dólares- y lo que son
inversiones en una empresa que genera trabajo y actividad económica.
Tampoco
es cierto que se va a afectar solamente a 9.000 contribuyentes. Nosotros
recibimos esta información de los 9.000 contribuyentes de boca de la jefa de la
AFIP, que provino de la base de datos del cierre de 2018. Es decir, todavía no
estaban las presentaciones de 2019; esto tenía que ver con las presentaciones
de bienes personales.
El
impuesto sobre los bienes personales, sabiamente, dispone que los
contribuyentes no están obligados a informar los montos de lo que son inmuebles
rurales, que tienen su propio sistema tributario; tampoco las participaciones
en acciones y en pymes, porque estas también tienen su propia lógica de
tributación. Así que esto realmente va a generar muchísimos más contribuyentes
que estos 9.000 sobre los que se está especulando en este momento.
Como
bien se ha dicho acá, se trata de un impuesto confiscatorio, porque muchas
empresas que hoy están sufriendo dificultades van a tener que vender o
malvender parte de sus activos para poder hacer frente a esta obligación.
Aquí no
hubo una ingeniería que, en todo caso, plantee variantes o innovaciones. No
hubo ideas para avanzar sobre aquellos que realmente han evadido y que tienen
sus fortunas -esas sí que son fortunas- afectadas en paraísos fiscales.
Tampoco
se ha propuesto -como ocurrió en muchos países del mundo que se citan como
ejemplo para justificar la situación en la pandemia - alguna sobretasa a las
rentas o a impuestos que ya están vigentes en nuestro país.
Por
eso, no solo se trata de un impuesto confiscatorio, sino que también es una muy
mala señal hacia el futuro. Es una señal que desalienta y que trae enormes
preocupaciones a todos aquellos que pueden invertir en el país, generar
actividad económica y fundamentalmente puestos de trabajo.
En todo
caso, es un aliento más a todos aquellos que están mirando hacia el otro lado
del charco o hacia otros países para radicar sus domicilios fiscales en una
primera etapa, y luego radicar allí sus actividades, que son las que
verdaderamente importan, porque generan trabajo. Piensen que nuestro país
necesita el desarrollo de distintas actividades para tener trabajo genuino.
Por
último, quiero decir que este impuesto es pan para hoy y hambre para mañana.
Digo que es pan para hoy, porque con este número mayor de contribuyentes el
gobierno se va a sorprender y quizá se enamore de un tributo de estas
características, porque los argentinos harán el esfuerzo para poder pagarlo.
Pero también digo que es hambre para mañana porque esto significa desaliento,
menos inversiones y menos confianza para trabajar, producir y generar empleo en
la República Argentina. (Aplausos.)
Sr. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado Cacace,
por San Luis.
Sr. Cacace.- Señora presidenta: venimos escuchando en los
discursos de esta tarde que se habla del sistema tributario, y creo que nadie
en esta Cámara duda de que este requiere de una profunda reforma. Pero
ciertamente debemos debatirla en conjunto para darle una mayor progresividad al
sistema.
Es
escandaloso -y esto se ha visto a través de los distintos gobiernos- que el 10
por ciento más pobre de la población sea el que más contribuye al pago de
impuestos y el que menos participa en la distribución de la renta nacional.
Digo esto porque cuando hablamos de un sistema tributario progresivo debemos
hablar no solo de aquellos que deben pagar más impuestos, sino también de
aquellos que deben pagar menos.
Nuestro
principal impuesto en la Argentina es el impuesto al valor agregado, que es un
impuesto regresivo. En este sentido, así como otros destacaron el peso que
tienen los impuestos directos en la Argentina en relación con lo que contempla
la OCDE, debemos marcar que los impuestos al consumo en la Argentina son más
altos que el promedio de América Latina y de la OCDE.
Es por
eso que con un grupo de diputados de nuestro interbloque presentamos un
proyecto sobre devolución del IVA al 30 por ciento más pobre de la población…
Sr. Presidenta (Moreau).- Disculpe la interrupción, señor diputado.
La
Presidencia solicita a los señores diputados que guarden silencio a fin de que
podamos escuchar al orador.
Continúa
en el uso de la palabra el señor diputado Cacace, por San Luis.
Sr. Cacace.- El proyecto que mencionaba contempla especialmente
a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y a los jubilados que
perciben el haber mínimo. Tengamos presente que los jubilados hoy están
cobrando 18.000 pesos, mientras que la canasta básica del adulto mayor ronda
los 43.000 pesos mensuales, y necesitan de la decisión de todo el arco político
para recomponer sus haberes.
Dijo el presidente de la comisión que no eran
hinchas del déficit. Sin embargo, este es el año que tenemos el déficit más
alto en toda la región desde la recuperación democrática, y no es solo a partir
de la pandemia. Se trata del mayor crecimiento que ha habido del déficit
primario en toda América Latina, entre 2019 y 2020.
En este
sentido, observo algunas contradicciones entre el discurso y la práctica cuando
se afirma que no se realiza un ajuste, ya que sí ajusta a través del recorte
del gasto público en las jubilaciones, siendo que los adultos mayores conforman
el principal grupo de riesgo en la pandemia.
Por
otro lado, tal como lo marcó en su intervención por nuestro interbloque el
señor diputado Laspina cuando se refirió al dictamen, así como se ajusta el
gasto también es recurrente la suba de impuestos por parte de este gobierno.
Cabe precisar que, desde la sanción de la ley de emergencia económica, subieron
las retenciones, la tasa de estadística, los impuestos internos, se creó el
impuesto PAIS y también se incrementó el impuesto a los bienes personales en
relación con el cual ahora estamos discutiendo un tributo que le es
absolutamente análogo.
Han
pasado solo unos días desde que tratamos el proyecto de ley sobre el
presupuesto nacional para el ejercicio 2021 y allí se plasmó la suba de
impuestos, en particular, el incremento de los impuestos internos. Todo esto en
medio de un anuncio que vino a hacer el ministro de Economía de la Nación,
Martín Guzmán, en el que no dijo ni una palabra en referencia al impuesto a la
riqueza, aun ante las preguntas de los diputados, pero sí se refirió a la reforma
tributaria que enviaría su ministerio.
Señor
presidente: desde el oficialismo necesitamos señales claras. Estamos
discutiendo hoy este impuesto a la riqueza para que en una o dos semanas
tengamos una nueva suba de impuestos en la Argentina, pero esta vez no será
promovida por legisladores del oficialismo, sino por el ministro de Economía.
Consideramos,
y así lo han manifestado todos los que han intervenido por nuestro interbloque,
que cuando estamos en plena recesión económica, con una caída estrepitosa de la
economía, no es un buen momento para aumentar impuestos. Esto lo hemos
discutido en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, y hemos sugerido
alternativas.
En este
sentido, planteamos que la Argentina ya tiene un impuesto al patrimonio. No es
que no tengamos un impuesto sobre los bienes que tienen las personas, pues
existe el impuesto a los bienes personales sobre el cual se podía realizar una
reforma. De hecho, se había incrementado en 2019. En definitiva, se está
estableciendo una alícuota adicional al establecer este nuevo impuesto
extraordinario que, en algunos casos, llegaría a gravar el patrimonio hasta en
una alícuota del 7,5 por ciento.
No se
quiso ir por esa vía y se decidió dar una señal equivocada, que es la de sumar
a los 165 impuestos que existen en la Argentina, con 41 impuestos de orden
federal, la creación de un nuevo impuesto en el orden federal porque claramente
lo es, dado que cuando uno tiene que realizar un pago obligatoriamente no se lo
puede llamar aporte ni bono contribución, sino que es un impuesto.
En la
Comisión de Presupuesto y Hacienda también señalamos que no se puede hablar de
impuestos directos sin coparticipar a las provincias, pues así lo establece la
Constitución, sobre todo, teniendo en cuenta el propósito con el que está
discusión se originó en marzo o abril.
Considero
que si se busca una recaudación para financiar la pandemia hay que puntualizar
que hoy las provincias son las que realizan el mayor gasto en relación con el
pago de los salarios de los médicos, los profesionales, los técnicos de la
salud, los enfermeros y el mantenimiento de los hospitales. Sin embargo, con
este impuesto están decidiendo una asignación específica de la que ni un peso
va dirigido a los gobiernos provinciales y municipales.
En virtud
de ello, no apoyamos este proyecto, pero sí compartimos que se debe realizar
una reforma tributaria. Para ello estamos dispuestos a discutir la cuestión en
forma integral, pero no bajo el formato de este proyecto que hoy está
impulsando el oficialismo.
Sra. Presidenta (Moreau).- Tiene la palabra el señor diputado
Estévez, por Santa Fe.
Sr. Estévez.- Señora presidenta: desde el bloque socialista
acompañaremos este proyecto que establece un impuesto extraordinario, porque
estamos en una situación extraordinaria, dado que esta pandemia está haciendo
vivir al mundo situaciones con esas características.
Cabe
precisar que decisiones como estas también se están tomando en distintos países
del mundo y consideramos que son urgentes; no sabemos por qué se demoraron
tanto. Se trata de decisiones que tienen que ser parte de un plan que, en este
caso, brilla por su ausencia.
El
razonamiento es muy claro, básico y de sentido común. ¿A quién le pediremos un
esfuerzo en el medio de una de las crisis más importantes que vive nuestro país
y que esta pandemia claramente profundizó? ¿El esfuerzo se lo vamos a pedir a
los jubilados y a las jubiladas de nuestro país?
Ellos
ya hacen demasiado esfuerzo, y vienen haciéndolo desde hace décadas con el
sistemático ajuste de sus jubilaciones. ¿A quién se lo vamos a pedir? ¿A la
pequeña y mediana empresa, a los trabajadores o a las trabajadoras? Está claro
que a los únicos a los que se les puede pedir este aporte extraordinario es a
los que más tienen.
Lamentablemente,
en este país hay algo que no es extraordinario, que es la desigualdad y la
pobreza estructural, que no son resueltas por este proyecto. Acá estamos en una
encerrona porque hace décadas que la pobreza en la Argentina se viene
convirtiendo en una pobreza estructural. En este sentido, existen cifras
dramáticas que no son resueltas por casi ninguno de los proyectos que tratamos
en esta Cámara.
Señora
presidenta: quiero decir con mucho respeto que no hay épica posible en el país
de los parches, donde el 50 por ciento de nuestros compatriotas está ubicado
por debajo de la línea de pobreza. Lo que tiene que haber no es épica, sino
humildad y, fundamentalmente, respeto hacia ese 50 por ciento de compatriotas
que viven en la pobreza.
La
Argentina necesita una reforma tributaria. ¿Cuánto tiempo más vamos a seguir
estirando este debate? Me refiero a una reforma tributaria integral y
progresiva, donde los trabajadores y las trabajadoras no paguen impuesto a las
ganancias, donde exista un impuesto a la herencia, donde la canasta básica no
tenga IVA, entre otras tantas cuestiones.
Esa
reforma tributaria integral tiene que acompañar un proyecto de país que
potencie la producción y que fortalezca a la pequeña y a la mediana empresa,
que es la que genera más trabajo. Lamentablemente, este debate ni siquiera se
asoma a estas cuestiones.
Quiero
mencionar un tema que me asombró al principio de la sesión cuando lo
explicaban. El 25 por ciento, es decir, el porcentaje más importante de lo
recaudado, se destinará a exploración, desarrollo y producción de gas natural.
No sé qué tiene que ver eso con la situación extraordinaria de la pandemia,
pero la explicación fue que es para garantizar el ingreso de divisas.
Menos
mal que hoy, en esta sesión, también trataremos dos proyectos que están
vinculados al cuidado del medio ambiente. Quizás en esa argumentación encuentro
la respuesta de por qué no avanza en el Congreso la ley de humedales.
Me
pregunto si vamos a seguir fomentando los combustibles fósiles. ¿Qué tiene que
ver esto con el futuro de nuestro país y del mundo? Nada. Tiene más que ver con
el pasado.
Por
eso, para no extenderme, quiero decir que la Argentina no está destinada a
vivir en esta realidad. Otros países pudieron cambiarla, pero hicieron las
cosas de una manera diferente: sin grieta, sin doble discurso y sin demagogia.
- Ocupa la Presidencia el
señor vicepresidente 1° de la Honorable Cámara, doctor Álvaro Gustavo González.
Sr. Estévez.- La Argentina necesita de un gran acuerdo
nacional. Por eso, desde el socialismo solicitamos una vez más al presidente de
la Nación que convoque a este Congreso para discutir, de una vez por todas, una
ley que permita construir en nuestro país un Consejo Económico y Social que
garantice el diálogo y nos permita concretar ese acuerdo. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Rey, por Buenos Aires.
Sra. Rey.- Señor presidente: como en otras
oportunidades estamos tratando un proyecto que tiene un nombre tan ostentoso
como falaz. Una vez más, el oficialismo elige un título que engaña y que
esconde lo que el cuerpo del proyecto encierra; por eso leemos que es
“solidario y extraordinario”.
La
solidaridad es un valor por excelencia; es sinónimo de apoyo, de respaldo, de
ayuda y de protección. La solidaridad es la colaboración que existe entre los
individuos, nos permite atravesar momentos difíciles, situaciones terribles y
nadie duda de que se trata de un valor que debe ser inculcado, abonado y
fomentado en nuestra sociedad de manera transversal. Todos podemos ser
solidarios. ¡Cuánto mejor sería nuestra sociedad si todos los fuéramos!
Sin
embargo, lo que no congenia con la solidaridad es la imposición, la obligación
y la existencia de una ley que nos obliga a ser solidarios y que nace en la
contradicción. Además, es más grave aún cuando por ley se obliga a ser
solidarios solamente a algunos.
El
presente de nuestro país y la realidad, requieren que busquemos soluciones
entre todos. Este proyecto va en dirección diametralmente opuesta, genera divisiones
y apuesta a resultados cortoplacistas que, a la larga, generarán mayores
problemas que aquellos que intenta solucionar.
Por
otra parte, afectar a quienes producen y generan trabajo genuino, nunca puede
ser el mejor camino. Es siniestro que se presente este proyecto como salvador
de los que menos tienen cuando ellos, los trabajadores, verán mermar puestos de
trabajo, lo que redundará en el aumento de los niveles de desempleo que ya hoy
son altísimos.
Entonces,
me pregunto para con quién es la solidaridad. Claramente, no para quienes
generan producción y empleo y tampoco para quienes trabajan. Este proyecto
parece ser solidario solo con quienes hoy manejan desacertadamente las
políticas de gobierno, que son los verdaderos responsables de no generar las
condiciones que permitan el crecimiento del empleo genuino.
Una vez
más el gobierno está poniendo la responsabilidad en otros sin asumir las
propias. Tal vez, sea el modo más fácil o la manera más rápida para tapar las
graves consecuencias de la mala administración de la economía en tiempos de
pandemia. Además, colocan la responsabilidad en un impuesto disfrazado de
aporte, que pone la mirada sobre unos pocos y crea así más divisiones, que no
es, precisamente, lo que necesitamos para salir adelante.
No voy
a acompañar este proyecto porque quiero que el gobierno asuma que es el
verdadero responsable y que empiece, de una vez por todas, a crear las
condiciones para que quienes tienen la capacidad de dar y generar trabajo y
empleo genuino puedan hacerlo. Eso no solo será de ayuda a los más necesitados,
sino que también les dará la dignidad que el trabajo otorga y que cada
argentino merece.
Señor
presidente: la gente necesita trabajo digno, que vendrá del sector privado. Los
argentinos y argentinas necesitamos que el gobierno genere las condiciones para
que así sea. Este proyecto no va en ese camino y por eso no voy a acompañarlo.
Queremos sesiones presenciales, señor presidente. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor
diputado Manzi, por Catamarca.
Sr. Manzi.- Señor presidente: esta crisis, esta
situación de emergencia difícil, es una oportunidad para revisar los grandes
temas nacionales y tomar el rumbo correcto.
En este
sentido, uno de los grandes temas nacionales es nuestro esquema tributario, que
consiste en un régimen plagado de impuestos, creados de manera transitoria,
pero que se quedaron para siempre. Se trata de un régimen que agobia a los
contribuyentes, que es complicado y no resuelve el problema de la evasión.
Sin embargo,
en lugar de observar con una visión de desarrollo, de futuro y de manera
sistémica, el gobierno hoy nos propone crear este impuesto a la riqueza.
Señor
presidente: pienso en el IVA, ese terrible impuesto que impacta más en los
pobres que en cualquier otro sector social, quienes por cada 100 pesos que
ganan deben pagar 21 pesos porque todo el ingreso de los sectores más humildes
de la Argentina se dirige, en general,
al consumo de alimentos.
Me
pregunto qué pasa con los sectores medios. Ellos y los sectores medios altos
son los naturalmente llamados a generar inversión en pymes, en comercios y en
pequeñas producciones. Además, también son llamados a ganar el mercado del
mundo, exportando sus vinos, sus uvas y sus nueces. Sin embargo, a ellos los castigamos
con el impuesto a las ganancias, el que también terminan pagando los sectores
asalariados y los jubilados.
Entonces,
en lugar de revisar el sistema tributario, nos proponen un nuevo impuesto a la
riqueza que no resolverá los números macro, que probablemente sea judicializado
y que no generará más que presión social y fuga de gente que radique sus
empresas en Asunción del Paraguay o en Montevideo.
Señor
presidente: este es un macro Estado que, como el mito del Dios griego Cronos,
se come a sus propios hijos; el perro va a terminar mordiéndose la cola.
Pensemos
en los sectores medios, en los profesionales, los comerciantes y los dueños de
pymes, que son hijos de la movilidad social, a la que aportaron los buenos
gobiernos del peronismo y del radicalismo. Hoy ellos están agobiados no
solamente por los impuestos, sino por leyes laborales que los inhiben de
reinvertir y de tomar más empleados.
No
pensemos con el prisma de la ideología simple y barata de consignas. Pensemos
en el país. Pensemos, señor presidente, en que para que haya justicia social
tiene que haber trabajo digno. La justicia social del eterno y permanente
subsidio es una justicia social elemental, básica y, por sobre todas las cosas,
mentirosa.
Pienso en una
empresa de salud del interior del país, por ejemplo, que es dueña de un
resonador, que en este momento -depende del modelo- puede valer entre un millón
y dos millones de dólares, que es dueña de un tomógrafo, que tiene setenta
camas y los aparatos para esas camas y que tiene algunas ambulancias. A esa
empresa, hasta hace poco, el Estado nacional la estuvo ayudando para que pueda
pagar los sueldos de sus empleados y que no quiebre debido al colapso que se
había generado en la asistencia sanitaria. Sin embargo, hoy pasa a ser un nuevo
contribuyente de un nuevo impuesto. Es decir que le dimos oxígeno y ahora la
asfixiamos.
Si este
impuesto sirviese para restablecer la deteriorada red de atención primaria,
para que las enfermeras y enfermeros argentinos mejoren sus sueldos y para que
esos 80 aborígenes salteños que hoy comenzaron una marcha de más de 500
kilómetros pidiendo justicia, desde el río Pilcomayo hasta la capital de Salta,
acusando a la funcionaria Donda de no escucharlos y de la insensibilidad, todavía.
Pero gran parte va a ir a parar a quién sabe dónde. Ya lo dijeron aquí: a
ENARSA.
Entonces,
¿en qué quedamos, señor presidente? El oficialismo tiene una gran virtud:
maneja muy bien los símbolos, los tiempos y los gestos. Hoy es el 17 de noviembre
y un día como hoy, hace 48 años, volvía el general Perón después de un exilio y
una proscripción de 18 años.
Yo
pregunto: ¿ustedes creen que por generar un impuesto a la riqueza el 17 de
noviembre van a disimular el terrible ajuste que les viene a todos los
jubilados de la Argentina? Señor presidente: la hora es para otras cosas.
Sr. Presidente (González).- Tiene la
palabra el señor diputado Berisso, por Buenos Aires
Sr. Berisso.- Señor presidente: el aporte solidario y extraordinario que nos
convoca hoy por única vez no es nada más ni nada menos que, como dijeron
diputados que me precedieron, un impuesto que seguramente llegó para quedarse.
No es un impuesto a la riqueza. No es un impuesto a las grandes fortunas, como
muchos legisladores y funcionarios pregonan en los distintos medios y así
profundizan las grietas ya existentes en nuestro país.
Este es un
impuesto que va directamente a pegarle a la producción. Durante el 2020,
mientras el gobierno elaboraba este proyecto, paralelamente, se intervino y se
trató de expropiar Vicentín, se produjeron usurpaciones a establecimientos
rurales, muchas veces con funcionarios nacionales dentro de las tomas y a lo
largo y ancho del país se siguen produciendo roturas de silobolsas y otros
hechos que generan la desconfianza y el temor del sector productivo. Así, los
que tienen espalda, se radican en el exterior, quedando cientos de familias
argentinas sin trabajo.
En ese
sentido, la pregunta no es cuánto más se le puede sacar al sector productivo,
sino qué va a hacer el gobierno con los recursos que recaude con este impuesto,
ya que llama la atención -y lo supo decir un diputado preopinante- que el 25
por ciento va a estar destinado a la exploración y el desarrollo de gas
natural.
Eso me
lleva a recordar el año 2005 o 2006, ese proyecto monstruoso que fue Gasoducto
del Sur, que iba a conectar Argentina y Venezuela con 15.000 kilómetros de
gasoducto y una inversión de 23.000 millones de dólares. Hubo fotos de los
presidentes, funcionarios, anuncios, etcétera. Pero todo terminó en la nada.
Mejor dicho, no en la nada, porque en el 2011 Argentina tuvo que empezar a
importar gas por 50.000 millones de dólares hasta el año 2018.
¿Qué
quiero decir con esto? Que estamos improvisando, señor presidente. ¿Cuál es el plan para
reactivar el país después de la pandemia? Un impuesto confiscatorio no puede
ser un plan.
Poner en
pie de igualdad a alguien que tiene cien hectáreas en la zona núcleo y una
cosechadora con alguien que tiene mil millones de pesos y vive de renta en el
exterior no es un plan.
Cuando se
ataca al capital privado productivo, se está atacando al motor que genera
empleo real y genuino. De esa manera se le están sacando pesos al Estado, que
ya de por sí tiene muchos compromisos adquiridos.
No le
demos una connotación política a este impuesto. Esta semana escuché decir a
funcionarios que con este impuesto se va a ayudar al gobierno nacional por el
gran esfuerzo que hizo durante todo el año producto de la pandemia. En
realidad, el esfuerzo lo hicieron todos los argentinos y las argentinas.
Por otro
lado, quiero responderle a una diputada preopinante que dijo que este impuesto
viene a palear los cuatro años de desigualdad del gobierno de Mauricio Macri.
Yo le diría a la diputada que camine un poco más el conurbano, ya que la falta
de agua potable, cloacas, asfalto y seguridad, y muchas otras cosas más, no son
producto de cuatro años, sino de más de treinta años en los cuales gobernaron
intendentes de su mismo signo político.
Por
último, señor presidente, este impuesto no le saca plata a los ricos para darle
a los que menos tienen. Este impuesto llega para darle un duro golpe a esta
agonizante economía y, por ende, a todos los argentinos.
Sr. Presidente (González).- Tiene la
palabra la señora diputada Carrizo, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sra. Carrizo (A.C.).- Señor presidente: se ha dicho bastante sobre este tema y vamos
a seguir escuchando. Por eso, en algunas cuestiones me voy a repetir con mis
colegas, pero no quiero dejar de enfatizar dos o tres puntos.
La primera
pregunta es: ¿quién puede estar en contra de un proyecto que redistribuye desde
los que más tienen a los que menos tienen en un país cuya desigualdad y brecha
entre los que más tienen y los que menos tienen es abrumadora? Argentina califica como una democracia
rezagada en la región. Es decir, es una democracia que produce pobreza. No
esperamos de la democracia eso, sino bienestar. Por ello, nadie podría estar en
contra.
¿Quién
podría estar en contra de que un gobierno constitucional cree, en un contexto
de emergencia, un fondo excepcional? Lo hizo Alfonsín en 1988 y la Corte tiene
dicho que es legal y legítimo.
La
pregunta es: ¿por qué estamos debatiendo gobierno y oposición algo en lo que
tendríamos que haber estado de acuerdo? Algunos colegas decían que la
estructura de pobreza y la desigualdad en la Argentina continúa y esta ley no
la toca un ápice.
Hablaban
de la reforma tributaria. A mí me encantaría que deje de ser una promesa y
quienes hoy tienen la llave para dar el quórum al oficialismo la condicionen
para empezar a hablar en serio de la reforma y la equidad fiscal que falta en
la Argentina.
No vale
decir que sería deseable. Vale decir que seamos exigentes y construyamos un
consenso que valga la pena transitar en la Argentina.
No me
gusta cuando se demoniza la idea de que la inversión solamente es el sector
privado. Yo no sé si un proyecto así afectaría la inversión. Es obvio que los
que más tienen, deben proveer al bien social y también es obvio que el Estado
puede generar inversión social.
Lo que
faltó aquí es un proyecto de para qué, faltó un dialogo entre Estado y
empresas. No hay una redistribución de los que más tienen a los que menos
tienen. Hay una redistribución de los que más tienen al que más tiene, que es
el Estado nacional argentino, que centraliza y asigna mal.
El 25 por
ciento de este fondo va a una multinacional como YPF. ¿Dónde están los
protagonistas de la pobreza argentina? No están acá. El resto de las
asignaciones tienen competencia e implementación en las políticas públicas de
las provincias.
Hace
poco tiempo sancionamos aquí un proyecto estimulante, sobre capitales alternas,
para que el gobierno nacional se traslade y empiece a generarse la praxis de un
federalismo más real. Ahora bien, el federalismo distorsivo fiscal sigue
vigente en la Argentina y este proyecto en tratamiento lo cristaliza.
Entonces,
se habla de asignaciones en salud, un poquito en educación, en barrios
populares. Claro que tenemos que hablar en serio de la descentralización en la
Argentina. Hubiese sido excelente una concertación, una negociación, y los
empresarios podrían haber aportado con placer. Es normal -en todos los países
lo hacen- que los que más tienen les den a los que menos tienen, pero hay un
diálogo, una estrategia.
Aquí se
habla de la pobreza, pero no es una cuestión de magnitud, y se confunde cuando
se cree que la pobreza está concentrada en el AMBA. Es una cuestión de
cantidad, pero la intensidad está en el interior, como en el NEA; ni hablemos
de Tucumán. Esto podría haber sido un proyecto de desarrollo focalizado.
A mí me
gusta cuando dicen que necesitamos distribuir la tierra. Claro que sí, pero no
es solamente tierra; no es que tengan tierra y sigan pobres. Es un proyecto de
desarrollo. Podríamos haber empezado con eso. ¿Por qué hoy no está esto aquí?
¿No quisimos? ¿No dialogamos?
Entonces,
lamento que, a 38 años de democracia en la Argentina, la historia que les
contemos a los ciudadanos sea la de las oportunidades perdidas. Sobra coyuntura
y falta estrategia. Esta era una oportunidad para avanzar en esa línea.
Se
equivocan quienes creen que hoy, votando esto, tranquilizan sus conciencias
creyendo que construyen justicia social en la Argentina. Nos equivocamos todos
si es así. No va a ocurrir. Los grandes debates de la estructura y de la
desigualdad profunda de la Argentina siguen ahí. El sistema tributario es uno;
“no sabe o no contesta”.
El año
que viene van a cumplirse ocho años desde que llegué a esta Cámara y estoy
cansada de escuchar que esta es una promesa incumplida. ¿Cómo puede ser que
compartamos la impotencia desde uno de los tres poderes del Estado con la
ciudadanía? ¡Ninguna impotencia! Esta era la oportunidad, pero será otra
oportunidad perdida.
Este
año transitamos dos grandes debates en esta Cámara. En cuanto al sistema
previsional en la Argentina, vamos a tratar la fórmula de movilidad. Es lo más
injusto que hay, con una mayoría que aporta y recibe poco, con jubilaciones de
privilegio que traccionan de ese fondo, sin aportar nada, y con jueces que no
pagan el impuesto a las ganancias. ¡Es inconcebible! Transitamos ese debate y,
entonces, compartimos la idea de que “todo por arriba y nada por abajo”.
Necesitamos reformas profundas en la Argentina.
La
equidad es otra cosa en democracia; son debates profundos. Necesitamos que los
empresarios también hagan la inversión, pero también necesitamos generar
confianza. ¿Dónde va esa plata? Este proyecto la saca de donde se la produce.
No es que no hay plata en la Argentina, pero el Estado la tracciona. Es un
Estado que centraliza, mira mal y asigna peor. Los cinco objetivos están mal;
violan competencias de coparticipación federal.
Entonces,
lamento no haber podido votar este proyecto, porque me hubiese encantado. No me
gusta exorcizar esta idea de empresarios víctimas. Los que más tienen…
Sr. Presidente (González).- Solicito a la señora
diputada que redondee su discurso.
Sra. Carrizo (A.C.).- Sí, ahora sintetizó.
Creo
que esta es una oportunidad perdida, y entonces me parece que desde la
dirigencia política en la Argentina a veces tenemos que dejar la coyuntura, y
esta era la oportunidad de empezar a pensar a mediano y largo plazo. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Ocaña, por Buenos Aires.
Sra. Ocaña.- Señor presidente: lo voy a privar de
mi imagen, porque tengo problemas con la Internet.
Sr. Presidente (González).- Es realmente una privación,
señora diputada.
Sra. Ocaña.- Muchas gracias por el piropo, señor
presidente.
Como
otras leyes del oficialismo con títulos pomposos -como aporte solidario,
extraordinario y obligatorio-, volvemos a tratar un aumento de impuestos, que
se suma a la pesada carga impositiva de la Argentina.
Como
dijo el miembro informante del dictamen de minoría, diputado Laspina, la
Argentina tiene 165 impuestos. Adviértase la gran imaginación que tenemos para
crear y gravar cosas. Doce de estos impuestos fueron creados por el gobierno de
los Fernández, impuestos que vienen, como en otros momentos de emergencia de la
Argentina, a ser por única vez, pero creemos que quizás vuelva cumplirse
aquello de que sea un impuesto para siempre.
Yo creo
que este impuesto -y es lo más grave- viene a espantar lo que la Argentina
necesita: inversiones productivas, así como generación de trabajos y de
oportunidades para sacar el país adelante.
La
Argentina viene de diez años de falta de crecimiento. Pueden poner el relato
que quieran, pero los datos muestran que esto es así. Este año se prevé una
caída del 12 por ciento del producto bruto, en el marco de una crisis sanitaria
mundial, pero agravada por las políticas llevadas adelante en la Argentina, con
la cuarentena más larga de la historia y del mundo.
El
aporte solidario es, en realidad, un impuesto porque es obligatorio, de
carácter coercitivo y, como aquí se dijo, viola garantías constitucionales.
Además, rompe el principio de legalidad, ya que genera doble imposición,
resulta confiscatorio y lesiona una vez más la resentida seguridad jurídica
argentina.
Los
diputados del oficialismo han menospreciado estos argumentos durante el
tratamiento en comisión, y hoy, en sus alocuciones, invocan cuestiones de
solidaridad para con los más necesitados, principios con los que por supuesto
todos estamos de acuerdo. Pero la verdad es que esos propósitos no se condicen
con los actos propios del gobierno. A modo de ejemplo, puedo citar las compras
para atender la demanda de insumos en el marco de la pandemia, que resultaron
tardías, ineficientes y sospechadas de corrupción.
También
sorprende un poco la decisión del destino de estos fondos. Aquí se mencionó
varias veces que el 25 por ciento de la recaudación va a ser destinada a
ENARSA. Nos preguntamos si estos fondos volverán a ser parte de los subsidios a
los empresarios amigos, y eso también nos preocupa, porque creemos que entre
esos empresarios no están justamente los sectores que necesitan ser ayudados.
Me
pregunto por qué, con esta imaginación que tenemos para crear impuestos, no
gravamos otros bienes. Varios de los diputados que me antecedieron en el uso de
la palabra mencionaron los bienes robados por la corrupción en la Argentina.
¿Por qué este Congreso votó, por ejemplo, revivir empresas liquidadas en
quiebra, como en el caso de Cristóbal López, y esos fondos no los dedicamos justamente
a esto? ¿Por qué no avanzamos con todos los bienes que hoy se encuentran
embargados en la Justicia y sancionamos definitivamente una ley que permita
recuperar los activos provenientes de esos delitos? En este sentido, yo tengo
la cifra de 500.000 millones de pesos, monto que claramente excede lo que el
miembro informante del dictamen de mayoría nos dijo que esperaba recaudar con
este gravamen.
El país
no avanza con este impuesto, señor presidente, porque estamos avanzando en
gravar bienes productivos, e incluso inversiones que quizás en este momento
están prendadas o hipotecadas. Nada de esto fue considerado.
Quiero
decir algo más, señor presidente. Por mucho título populista que se ponga a
esta ley, no puede ocultar ni tapar el fenomenal ajuste que el gobierno
nacional está llevando adelante contra las clases populares, los jubilados y
los pensionados. Estos fondos no van a destinarse a pagar el IFE 4 ni tampoco a
mejorar las jubilaciones y pensiones, que a partir de la suspensión de la
movilidad jubilatoria perdieron casi el 10 por ciento de su valor, en lo que
hace a la jubilación mínima.
Quiero
hacer una última reflexión, señor presidente. Mientras la Argentina grava las
inversiones productivas, los países de la región buscan que esas inversiones se
asienten en sus territorios. No tengo tiempo de suministrar la larga lista de
empresas que han anunciado su retiro del país o que ya lo han hecho, pero
quiero dejar una reflexión de presidente uruguayo Lacalle Pou, cuando empezamos
a hablar de este impuesto en la Argentina.
El 9 de
abril, ante una consulta periodística sobre la posibilidad de establecer este
impuesto en el Uruguay, Lacalle Pou dijo: “Hoy gravar al capital es amputar la
posibilidad de los que van a hacer fuerza en la salida de la crisis.”
Creo
que la Argentina necesita inversión y trabajo; no apelar a las viejas recetas
populistas.
Por las
razones expuestas, adelanto mi voto negativo.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor diputado de
Lamadrid, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. de Lamadrid.- Señor presidente: para esto querían inmortalizar
las sesiones virtuales. Para discutir, bajo esa modalidad, proyectos tan
importantes.
Antes,
el kirchnerismo utilizaba el Congreso como una escribanía; pero, al menos,
debía escuchar a la oposición. Tenía que dar la cara, debatir de cara al sol,
conocer nuestras posiciones. Hoy, ni eso hace; ni siquiera lo tolera, y se
queda en la comodidad del quórum exprés, de la mayoría, que le permite votar en
el marco de una sesión remota sin necesidad de dar la cara. De esta manera, nos
obligan a discutir temas importantes como si fueran tonterías de patio de
colegio.
Es una
paradoja que el aparente autor de este proyecto de ley que impulsa el mal
llamado “impuesto a la riqueza” figure en el padrón de quienes serán sus
contribuyentes. Pero no por tener bienes en abundancia ganados decentemente,
sino por haberse enriquecido indecente e impunemente en la función pública, su
madre.
Por eso
no valoran el esfuerzo, el mérito y lo duro que es progresar trabajando durante
años de sol a sombra, invirtiendo y dando trabajo a los argentinos. Hoy vienen
a expulsar las inversiones, la producción y la generación de riqueza.
Hablamos
de un nuevo impuesto en un país que ya tiene ciento sesenta y ocho, y que no es
para los más necesitados. Es para la caja política; será administrado sin
eficacia y sin coparticipar. El impuesto a la riqueza tiene tras de sí el
financiamiento de la reforma judicial…
Sr. Presidente (González).- Señor diputado: la señora diputada
Cerruti está pidiendo una interrupción. ¿Se la concede?
Sr. de Lamadrid.- No, señor presidente. Le pido por favor que hable
después.
Sra. Cerruti.- Pido la palabra para una cuestión de privilegio.
Sr. Presidente (González).- Señora diputada: cuando el señor diputado
termine su exposición, la Presidencia le concederá el uso de la palabra para
que pueda plantear la cuestión de privilegio.
Continúa
en el uso de la palabra el señor diputado de Lamadrid, por la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Sr. de Lamadrid.- Señor presidente: como decía, el impuesto a la
riqueza tiene tras de sí el financiamiento de la reforma judicial para que la
vicepresidente se pueda vengar de la Justicia, del campo, de quienes no se
arrodillan ante ella, de la clase media, de la capital ‑a la que quita su
coparticipación‑, de los distritos opositores, de los medios, de los
periodistas independientes, de quienes la enfrentan denunciando su corrupción y
su plan, de quienes intentamos rescatar al país para evitar que ella se
convierta en la Justicia.
El 1°
de septiembre sostuve que no saben gobernar sin plata y sin discrecionalidad.
Hoy, vienen a esta Cámara con ideas menemistas, como el Fondo Nacional de
Incentivo Docente. Es la misma lógica, las mismas ideas, las mismas recetas.
Como se recordará, aquel era un impuesto por única vez que consistía en quitar
el 1 por ciento a quienes tenían un automóvil. Hoy hacen lo mismo: emergencia,
superpoderes, gobierno por decreto, Estado de sitio en los hechos, ajuste a los
jubilados.
En
realidad, son coherentes. En Santa Cruz, cuando asumieron, mediante un decreto
las personas en actividad y en pasividad sufrieron una rebaja del 15 por
ciento. Luego, vetaron el 82 por ciento móvil; nuestros jubilados debieron ir a
la Justicia para hacerse atender y cobrar un módico aumento de sus haberes.
Se
quieren quedar con la producción nacional y expulsan empresas con matones
sindicales. Mercado Libre, LATAM, Walmart, Glovo, Norwegian, Emirates, BASF,
Axalta, Falabella, Nike no se fueron por la cuarentena; se fueron por los
Fernández. Todos los países, salvo Venezuela y la Argentina, donde quieren
vivir sin trabajar y a costa de quienes generan riqueza, protegen a aquellos
que dan trabajo.
¿Saben
qué es este impuesto, señores diputados? La nueva 125, disfrazada. Lo que se va
a recaudar con la sanción de esta ley es muy sencillo al lado de lo que debemos
recuperar que fue robado a los argentinos.
Reitero
que quieren establecer este impuesto para financiar la reforma judicial. Manejan
los recursos públicos como si se tratara de una alcancía privada, pero eso no
les alcanza. Ahora, directamente quieren poner en riesgo la actividad privada.
Necesitamos
luz, no más oscuridad. Necesitamos una nueva ley de coparticipación, y esa es una
deuda que tenemos con los argentinos desde 1997. También es preciso hacer una
reforma sindical y gravar la renta financiera.
No es
la urgencia la que impide trazar proyectos de largo plazo; es la ausencia de
proyectos la que nos mantiene anclados en el presente. El gobierno no tiene
plan; salvo el de la vicepresidente, que tiene por objeto profundizar el
pasado. Es una retrotopía con la que quiere llevarnos a una época anterior a
1860; es decir, a la desorganización nacional.
La
política es el futuro, es liberarnos del corto plazo y abrirnos a la tarea de
configurar lo que vendrá. Por eso debemos rescatar al país, para evitar que se
consuma el plan que nos lleva a Santa Cruz donde tendremos que volver a luchar
por la libertad.
Este no
es un impuesto a la riqueza; es un impuesto para generar más pobreza en la
Argentina. (Aplausos.)
- 26 -
Sr. Presidente (González).- Tiene
la palabra la señora diputada Cerruti, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sra. Cerruti.- Señor
presidente: planteo esta cuestión de privilegio en contra del señor diputado
preopinante.
Su discurso al inicio de la sesión fue que celebrábamos
sesiones remotas para no tratar temas importantes; ahora afirma que las hacemos
para analizar asuntos trascendentes. Antes o ahora, en forma presencial o
telemática, no solo escuchamos al señor diputado, sino que debatiremos todo lo
que haya que debatir. Pero lo que no vamos a permitir es que se insulte o acuse
a la señora vicepresidenta de la Nación y al señor presidente de nuestro bloque
de la manera que el señor diputado acostumbra a hacer.
En este ámbito, los
debates son políticos; entonces, si el señor diputado tiene que aprender a
discutir en un parlamento, que tome lecciones donde quiera. Analizamos ideas,
políticas, proyectos. No acusamos a nadie; por eso, reitero, no vamos a
permitir acusaciones infundadas contra el señor presidente de nuestro bloque y
la señora vicepresidenta de la Nación, y nada que tenga que ver con sus
pensamientos personales o que vaya más allá de la discusión política que
estamos dando.
Tanto de manera presencial como telemática, con mucha
paciencia hemos escuchado largamente al señor diputado insultar a la Cámara y
quejarse porque debatimos, porque no debatimos, porque sesionamos de manera virtual,
porque lo hacemos en forma presencial, porque estamos, porque no estamos… Nos
bancamos todo, menos que se insulte al señor presidente de nuestro bloque y a
la señora vicepresidenta de la Nación. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- La
cuestión planteada pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.
- 27 -
Sr. Presidente (González).-
Prosigue la consideración de los dictámenes de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda ‑Orden del Día N° 123- recaídos en el proyecto de ley del señor
diputado Kirchner y otros sobre creación de un aporte solidario y
extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia (expediente
4.534-D.-20).
Tiene la palabra el señor diputado Menna, por el Chubut.
Sr. Menna.- Señor
presidente: estamos creando un impuesto que tiene más de revancha que de un
efectivo propósito de recaudación fiscal.
Evidentemente, les da vergüenza llamarlo impuesto y por eso
acuden al eufemismo de denominarlo “aporte”. Lo mismo ocurrió con el ajuste a
los jubilados, cuando se suspendió la movilidad de la ley de emergencia, y con
el impuesto al dólar, que en aquella norma lo llamaron “solidario”. En este
caso, tampoco podía faltar aquella falsa apelación a la solidaridad.
El relato que se pretende instalar se basa en que esto no
es un impuesto. Sin embargo, el artículo 9° del proyecto en consideración
establece que la AFIP será la encargada de la “aplicación, percepción y
fiscalización del presente aporte”. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Es o no un
impuesto? ¿Es un aporte, pero lo recauda y fiscaliza la AFIP?
Sin duda, es un gravamen que además implica una doble
imposición, porque apunta al mismo hecho imponible del impuesto a los bienes
personales.
Además, es confiscatorio porque no se ha establecido un
mínimo no imponible. Es decir que, con un patrimonio inferior en un peso a los
200 millones, se paga cero; pero, con un peso más, corresponde pagar sobre el
total de esos 200 millones que, en el caso anterior, estaban libres de
gravamen. No se descuenta
una base imponible.
Este
impuesto tampoco toma en cuenta que las personas que formaron este patrimonio
que va a ser atacado, agredido, por este tributo ya tuvieron que pagar otros
impuestos como, por ejemplo, ganancias. Ese patrimonio que ahora va a gravar
este impuesto pudo formarse con lo que quedó de esa otra tributación, y además
es un patrimonio que sigue pagando impuestos como el inmobiliario, el
automotor, el de bienes personales, etcétera. Se trata de un impuesto que
desalienta que los ahorros y los activos que gravan se reinviertan en la
economía real; van a contramano del mundo.
Ante la
pandemia hay que sostener a las empresas, que son las únicas que dan empleo genuino.
Y este impuesto, por más que se niegue, ataca a esas empresas, ataca a las
pymes, porque muchas de ellas ‑tal vez la mayoría‑ están formadas
como empresas unipersonales, es decir, sus titulares son personas humanas.
Además,
en una muestra de que no han perdido esa inclinación a hacer el Estado Hood
Robin que tuvieron en los 90 cuando privatizaron YPF, Gas del Estado y tantas
empresas públicas como Aerolíneas Argentinas o las jubilaciones, en este caso
también están haciendo una contrasolidaridad. Basta leer el artículo 7, inciso
5, del proyecto de ley para observar que le están imponiendo tributos a las
pymes para financiar a las petroleras, como YPF, cuyo 49 por ciento es del
sector privado y cotiza en la Bolsa de Nueva York.
Otro de
los destinos de lo recaudado, según el proyecto, son las becas, pero resulta
que en la Argentina los chicos no tienen clase. ¿Por qué no resuelven primero
una realidad de chicos sin clases o de clases por WhatsApp en un país en donde
la gran mayoría de las personas no tiene acceso a Internet, no tiene
dispositivos o no tiene ninguna de las dos cosas?
Están
improvisando, caminan sin plan, y por eso no tienen la menor idea de cuánto van
a recaudar por este impuesto. De hecho, ni siquiera está presupuestado en ese
presupuesto desprolijo que tuvo que ir y venir porque se olvidaron las
planillas.
Este
tributo que se está debatiendo es un impuesto directo. Lean el artículo 75,
inciso 2, de la Constitución, que es una atribución de las provincias y no del
Congreso de la Nación. Y si bien el Congreso de la Nación puede ejercer esas
atribuciones transitoriamente, eso no hace que pierda su carácter
coparticipable. Son antifederalistas y centralistas, y pretenden que el Estado
nacional se apropie de todo este tributo.
Con el
argumento de que la pandemia demanda más recursos están creando este impuesto,
pero resulta que hace una semana en el dictamen de mayoría del proyecto de
presupuesto proponían crear un paraíso fiscal en la provincia de Misiones,
donde las empresas no iban a pagar ganancias, IVA, bienes personales, el
impuesto al cheque, etcétera. Por suerte primó la razón y ese artículo 124
quedó sin efecto.
Pero
¿en qué quedamos? ¿Se necesitan o no recursos? No es cierto que este impuesto
absurdo no afecta el trabajo y la “empresarialidad”. Muchas pymes industriales,
de comercios, de servicios, agrarias, ganaderas, etcétera, están estructuradas
como empresas unipersonales y este impuesto recae sobre los activos que forman
parte de su capital de trabajo, porque computa lo que valen los tractores, los
camiones y los bienes de capital; además, afectará a los hoteles y los
comercios, todo lo que no han querido atender negando la ley de emergencia
turística.
¡Ni
heladera llena ni aumento a los jubilados ni baja de Leliq! Este gobierno está
haciendo todo lo contrario de lo que prometió, y este impuesto es una parte más
de ese ajuste. Y así como han suspendido durante todo un año una fórmula de
movilidad jubilatoria y ahora pretenden imponer una fórmula que va a perjudicar
gravemente a los jubilados también vienen con esta propuesta que va a afectar a
las pymes. (Aplausos.)
Sr.
Presidente (González).- Tiene
la palabra el señor diputado Yasky, por Buenos Aires.
Sr. Yasky.- Señor presidente: hace dos años no
hubiésemos estado discutiendo este tema. Estamos debatiendo un aporte solidario
de los más ricos de este país porque estamos en una situación de desastre que
tiene que ver con algo que afecta a América Latina y al mundo: la pandemia.
A
algunos se les olvida, y se ve que es porque viven en alguna nube que les
permite sobrevolar la realidad, pero a la inmensa mayoría de los argentinos la
pandemia le produce penuria cotidiana de todo tipo.
Estamos
discutiendo este tema precisamente por eso y porque, además de la pandemia,
tenemos el desastre de cuatro años de un gobierno que favoreció a los más
ricos, de un gobierno que favoreció a los especuladores financieros, de un
gobierno que le bajó el impuesto a los más ricos de manera desembozada, y ese
impuesto que se le bajó a los más ricos no produjo la lluvia de inversiones que
supuestamente produciría.
Todos
los impuestos que les eliminaron a los ricos lo único que produjo fue
especulación financiera y salida de capitales del país. Por eso estamos
discutiendo en este recinto una medida extraordinaria. No es un capricho, no es
que se quiere elegir un tema para establecer un corte ni, como ustedes dicen,
distraer el ajuste; quédense tranquilos.
Si este
gobierno estuviera aplicando un ajuste los que hacen corridas cambiarias no las
harían, si este gobierno estuviera aplicando un ajuste, aquellos a los que
ustedes defienden nos estarían aplaudiendo de pie, como lo hicieron con Macri.
Si estuviésemos apretando las clavijas del pueblo tendríamos la caricia sobre
el lomo como la tenían los que gobernaban en nombre del partido de ustedes...(Aplausos.) Esto
es así.
¿Quiénes
defienden este aporte solidario? Vamos a ponerle nombre. Hace diez días se
publicó una solicitada que firmaban cuarenta nucleamientos que representan a
las pymes, al movimiento agrario, al cooperativismo, a los pequeños productores
familiares, etcétera. Esas son las pymes reales, no las que hablan ustedes.
Ustedes usan de escudo humano a las pymes y este impuesto pasa muy por arriba
de las pymes, muy por arriba de las medianas empresas y muy por arriba de
muchas grandes empresas.
Es
cínico venir acá a hablar en defensa de las pymes. ¿Qué pyme va a pagar un
impuesto sobre riquezas que están gravadas en más de 200 millones?
¿Y para
qué hace falta este aporte solidario? Hace falta para tener los recursos que el
Estado tuvo que poner para pagar el IFE y el ATP. Sí, les pagamos el salario a
muchos trabajadores de esas grandes empresas que van a tener que pagar ahora;
entonces, que devuelvan un poquito de la ayuda que les dio el Estado.
Necesitamos
dinero para enfrentar el COVID, necesitamos recursos para comprar vacunas,
necesitamos recursos para que los pibes vuelvan a la escuela el año que viene,
porque la idea es que si hay vacuna puedan volver a la escuela. Necesitamos
recursos para que en los barrios populares podamos generar reactivación de
planes de vivienda, y también necesitamos recursos para esa exploración que se
está planteando para el gas natural.
Esta es la pandemia; esto pasa en el mundo.
Coincido
con lo que decía el diputado Carlos Heller al principio, y lo dijo también un
diputado del oficialismo: esto sienta un precedente que los grandes grupos de
poder económico no quieren que ocurra, porque empezamos a iluminar un tema que
está oculto.
Es
verdad que la Argentina tiene una gran presión tributaria, pero ¿saben cuál es
la otra verdad que ustedes no dicen? La presión tributaria es sobre los
sectores populares. ¡Son unos hipócritas, en este país no pagan los que más
tienen! (Aplausos.) Y eso lo
tenemos que empezar a cambiar. Después de esto hay que empezar a discutir la
reforma tributaria. Les tomo la palabra a todos los que hablaron de reforma
tributaria, pero vamos a hablar en serio de una reforma, para que el que compra
polenta, el que hace horas extras o el que va trabajar a una escuela, no sean
los únicos que paguen impuestos. ¡Porque en la Argentina, los impuestos los
pagamos los que estamos abajo, y los que están arriba, evaden! ¡Los que están
arriba, eluden y llevan la plata a los paraísos fiscales! (Aplausos.)
Porque
si con todos los impuestos que el gobierno del señor Macri les perdonó hubiera
habido derrame hacia abajo, pero no: hubo derrame, pero el derrame fue a los
paraísos fiscales, y lo que se fue a los paraísos fiscales hay que pagarlo como
deuda externa. ¡Y ahora ustedes, con hipocresía y con cinismo, miran para el
costado, como si no tuvieran nada que ver con la deuda externa, con la fuga de
capitales y con el hambre de este pueblo!
Por eso
reivindicamos esto como un aporte extraordinario, como una salida para los que
menos tienen en el momento en que las penurias son mayores. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Ruarte, por Córdoba.
Disculpe,
diputada.
Diputado
Wolff: ¿puede plantear la cuestión de privilegio después del discurso de la
diputada o pide la palabra ahora?
Sra. Ruarte.- Señor presidente: no tengo problema en
ceder la palabra al diputado Wolff.
- 28 -
Sr. Presidente (González).- Para una cuestión de
privilegio, tiene la palabra el señor diputado Wolff, por Buenos Aires.
Sr. Wolff.- Señor presidente: escuchamos antes a
la diputada Cerruti, quien hizo uso de la palabra y pidió que no se nombrara a
la vicepresidenta ni al presidente de su bloque, con lo que no coincido porque
estamos en el debate político. Ahora parece que el diputado Yasky tiene derecho
a nombrar al expresidente Macri y hablar del tema impositivo, cuando hace poco,
en este recinto, se votó la exención de un impuesto a Cristóbal López, que se
hizo de un dinero con los aportes de la sociedad.
Entonces,
le pido a usted, que preside esta Cámara, que si vamos a ser coherentes,
permitamos el debate político y nombremos a todos los que tengamos que nombrar,
pero no tengamos doble rasero. No se puede nombrar a algunos sí y a otros no.
Bienvenido al debate político.
Sr. Presidente (González).- La cuestión de privilegio
será trasladada a la Comisión de Asuntos Constitucionales.
- 29 -
Sr. Presidente (González).- Prosigue la consideración
del asunto en tratamiento.
Tiene
la palabra la señora diputada Ruarte, por Córdoba.
Sra. Ruarte.- Señor presidente: en mi exposición
dejaré de lado todas las cuestiones técnicas a las que ya se han referido los
diputados preopinantes. Solo me centraré en algunos aspectos por los cuales voy
a votar en contra de este proyecto de ley.
En
primer lugar, como cordobesa quiero decir que, claramente, se trata de una
iniciativa inconstitucional que desconoce la realidad productiva de mi
provincia. Esta medida no solo afectará a los ricos y las grandes empresas sino
a todos los sectores, gravando los bienes afectados a la producción. Porque
Córdoba es una provincia productiva.
Particularmente
para nosotros, los cordobeses, significará la injusta transferencia de los
recursos productivos locales hacia el ámbito federal, lo que hace totalmente
incierto que los cordobeses vayamos a obtener algún beneficio de un tributo de
esta naturaleza. Por supuesto que la equidad vinculada a la relación
Nación-provincias se vulnera en este proyecto y, por ende, se vulnera el
federalismo, alterando reglas y legislando a ciegas, sin datos sobre el efecto
que tendrá en cada una de las distintas provincias.
Para
este aporte denominado solidario y extraordinario, ¿cómo están distribuidos
esos patrimonios entre todas las provincias? ¿Qué efectos tendrá en las
distintas jurisdicciones esa merma de dinero? ¿Por qué solo el Estado nacional,
si gran parte de las asignaciones del aporte extraordinario tienen competencia
jurisdiccional en las provincias? Un aporte extraordinario no puede carecer de
esas respuestas. Y yo, señor presidente, necesito dar respuesta a los
cordobeses.
En
segundo lugar, con una mirada un poco más amplia en este contexto de pandemia
mundial ‑tal como decía el diputado preopinante‑, en todos lados
están apostando a las economías y a los grandes capitales como promotores de la
reactivación de la crisis pospandemia. Se promueven herramientas fiscales y
monetarias que incentiven al sector privado a invertir para generar fuentes
genuinas de empleo, con ayuda para superar la crisis provocada por el COVID-19.
En la Argentina, lamentablemente, parece que estas prácticas no son imitables.
A la
fecha, no hay ningún país que haya sancionado una ley de estas características
extraordinarias, a pesar de haber algunos proyectos en tal sentido. La
Argentina ya arrastra una economía frágil y disfuncional: desempleo alto,
pobreza alta, empleo en negro. Sin empresas, no hay empleo, y sin empleo, toda
estrategia social termina siendo insuficiente.
Hoy más
que nunca, sin otras vías internacionales de financiamiento disponibles, la
inversión privada es la única alternativa para intentar una rápida reactivación
económica. Sin sector privado no hay salida de la crisis.
¿A la
pandemia y a la crisis que estamos viviendo le vamos a sumar otro factor de
beligerancia social? ¿Qué quieren lograr? ¿Empeorar las expectativas
empresariales? ¿Reducir la inversión deseable, cuando no directamente
expulsarla? Bueno, lo están logrando; lo estamos viendo en la Argentina en
estos días.
Por
último, no vemos ni un solo gesto de austeridad desde la administración que se
corresponda con el monumental esfuerzo que en ese sentido están haciendo las
familias y las empresas argentinas. La priorización de recursos y el foco de
actividades primarias, así como el modo de distribución de esos recursos y las
fuentes de financiamiento seleccionados constituyen un mapeo de los criterios
con que este gobierno enfrenta la agenda. En este sentido, la adopción
sistemática de impuestos como modo de sortear las dificultades, sin un debate
profundo, necesario y esperado sobre equidad, desarrollo y bienestar, ofrece a
la sociedad esa visión predatoria del Estado, que es necesario modificar.
La
riqueza de un país no se crea con buenas intenciones sino con políticas
idóneas, fomentando la inversión e incrementándola en educación y progreso,
cosa que dudo que este gobierno quiera lograr con la cantidad de cargas
impositivas que presenta a los contribuyentes. Quieren recaudar dinero de los
empresarios, y lo único que logran es aumentar el precio que pagan los
consumidores. Porque les informo que estos impuestos son trasladados a la gente;
los sectores más vulnerables son los que los van a padecer. Pido
encarecidamente a los diputados que reflexionemos antes de aprobar este
proyecto de ley porque generará más pobreza en la Argentina.
Con un
impuesto excesivo, que absorbe una parte importante de la renta, ya se está
afectando una garantía constitucional, que es el derecho a la propiedad. Doy un
ejemplo muy fácil de entender: si los bienes gravados tienen una renta y esa
renta es inferior al impuesto, el contribuyente deberá salir a vender parte de
su patrimonio para pagar el impuesto. Ahí es donde está siendo afectado el
derecho de propiedad, y no hay que ser científico para darse cuenta de esto.
Sr. Presidente (González).- Antes de dar la palabra a
la diputada Lena, la Presidencia informa que, en función de los señores
diputados que se han inscripto para hacer uso de la palabra, estaríamos votando
este proyecto de ley a la una y veinte de la mañana.
Por un
lado, reitero el tema del cumplimiento de los tiempos establecidos. Por el
otro, no voy a pedir que contengan sus pasiones pero sí que lo hagan en forma
innominada, así evitamos que cada alocución deba ser respondida con una
cuestión de privilegio. Es solo una sugerencia.
Tiene
la palabra la señora diputada Lena, por Entre Ríos.
Sra.
Lena.-
Señor presidente: el Frente de Todos ya nos tiene acostumbrados
a denominar de manera muy rimbombante y pomposa aquellas cosas que tienen
nombres concretos, y esta vez llaman “aporte solidario y extraordinario para
ayudar a morigerar los efectos de la pandemia” a este proyecto de ley, pero la
iniciativa que estamos debatiendo no es un aporte, no es solidario y mucho
menos está dirigido a financiar los efectos de la pandemia.
Vamos a hablar claramente: este es un
impuesto manotazo para tapar aquellos agujeros fiscales, como ya lo vimos en el
presupuesto nacional, que tienen cifras dibujadas en cuanto a la inflación, al
dólar y a la recaudación.
El denominado aporte solidario y
extraordinario pertenece claramente al género de los impuestos. Es una
prestación en dinero, es coercitiva y tiene un destino que es concreto.
Este impuesto no cumple con ninguno de
los principios constitucionales que se requieren y, en caso de sancionarse,
vamos a ver cómo el Poder Judicial va a
ejercer el control de constitucionalidad, donde existe una
jurisprudencia muy marcada y consolidada en esta materia.
Varios diputados marcaron cuáles eran
los principios constitucionales en materia de tributos que estaban vulnerados.
No vamos a volver a ahondar en ellos, pero los principios de no
confiscatoriedad, de razonabilidad jurídica, de legalidad, de igualdad y de
capacidad contributiva están siendo violentados con este proyecto.
Vamos a hablar claro también en
relación con algunas de las incoherencias de este gobierno y de los diputados
del Frente de Todos. Hace menos de un mes en esta misma Cámara sancionamos un
impuesto de emergencia para la actividad frutícola. Hoy, en este mismo recinto,
vamos a votar un manotazo extraordinario para los sectores productivos. Es
decir, sacamos con la mano izquierda lo que le dimos con la derecha.
Pero además, para terminar de
encuadrar esta ilegalidad futura de este impuesto, vamos a hablar sobre la
cuestión reglamentaria relativa a la sanción de este proyecto.
Este es un impuesto directo. La
competencia original la tienen las provincias conforme al artículo 75, inciso
2, de la Constitución Nacional. Por eso lo llaman “de emergencia” y por este
motivo también se impone la aprobación eventual con el voto de la mayoría
absoluta de ambas Cámaras ‑artículo 75, inciso 3‑.
Hay mucho por hacer en materia
tributaria en nuestro país. En el presupuesto hemos votado impuestos que gravan
distintos hechos imponibles sin ningún tipo de articulación general.
Hemos votado el impuesto a los seguros
de los automotores para financiar un organismo inútil y burocrático como la
Comisión Nacional de Regulación del Transporte, mientras que en el interior del
país se cae el sistema de transporte público.
Si quieren una reforma tributaria, que
es necesaria, vamos a estar para dar el debate, pero queremos una reforma
tributaria que contemple la forma concreta de perseguir la evasión en general,
y en particular la provocada por la corrupción y el delito. Debemos favorecer
la coordinación tributaria con las provincias así podemos eliminar el impuesto
a los ingresos brutos, y acelerar la investigación de las fortunas radicadas en
otros países con los cuales tenemos acuerdos de intercambio de información, en
particular los paraísos fiscales. Muchos conocen muy bien dónde quedan y cómo
se opera en ellos.
Por lo tanto, hay sobrados motivos,
señor presidente, para votar en contra de este proyecto que impone la mayoría.
Sr.
Presidente (González).- Tiene la
palabra el señor diputado Hagman, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr.
Hagman.- Señor presidente:
estamos discutiendo este proyecto de aporte extraordinario en un contexto en el
que en el mundo el 1 por ciento de la población más rica concentra niveles de
riqueza equivalentes al del 99 por ciento restante de la humanidad.
En las últimas cuatro décadas los
patrimonios de las grandes fortunas del mundo han crecido a una velocidad entre
tres y cuatro veces mayor que el promedio de la economía. Es decir, estamos
discutiendo este proyecto de aporte extraordinario en el marco de un
capitalismo salvaje que, entre otras cosas, nos ha dejado niveles de
desigualdad social sin precedentes. De hecho, creo que este proyecto tiene que
ver con eso.
Mientras en la Argentina discutimos si
los diez mil millonarios más ricos de la Argentina tienen que hacer un aporte
extraordinario en este contexto, tenemos cinco millones de niños y niñas bajo
la línea de pobreza.
Entonces creo que lo que nos tenemos
que preguntar todos y todas los que estamos acá es cuál es el nivel de
desigualdad que estamos dispuestos a tolerar como sociedad y cuál es el que
estamos dispuestos a aceptar, a naturalizar.
También debemos pensar cómo
administramos las crisis económicas, porque ellas son generadoras de más desigualdad.
Ustedes saben que en general las grandes crisis económicas provocan que la
riqueza y la economía se concentren más.
Entonces, lo que estamos discutiendo
con este proyecto es cómo evitamos que eso suceda, cómo se financia una crisis,
cómo repartimos los costos de una crisis y cómo hacemos para que esta crisis no
recaiga exclusivamente sobre los sectores medios y populares.
Y fíjense cómo funcionan los
privilegios, porque acá estamos discutiendo si las grandes fortunas tienen que
hacer un aporte extraordinario para financiar los costos de esta crisis, pero
el resto de la sociedad no tuvo la oportunidad de discutir si tenía que hacer
un aporte o no. Ya hizo el aporte. Ya cedió una parte de lo que tenía. Ya hizo
el esfuerzo, y acá estamos discutiendo si estos sectores privilegiados también
tienen que ceder una parte de lo que tienen, en función de un bien común.
De eso se trata esta discusión: de
poner el bienestar general, el bien común y el interés común por encima del
interés particular.
Todos los partidos políticos, todas
las cámaras empresarias, todos los gremios y todos los credos religiosos
estamos a favor de combatir la pobreza. Es un discurso en el cual parecería que
tenemos un consenso total pero, cuando hay que pasar de la palabra al hecho,
aparece un problema. Hay que tomar decisiones concretas y, a veces, en
contextos como este, dichas decisiones implican afectar algunos privilegios.
En momentos como este sucede que
tenemos que decidir entre el bien común, el bienestar general, el interés
general y el particular. Como alguien dijo por ahí, estos son momentos en los
cuales hay que elegir entre la Patria y el patrimonio. Para nosotros siempre
está primero la Patria pero hoy parece que para algunos están los patrimonios
antes que la Patria.
Invito a reflexionar: ¿dónde se
revelan los intereses que defiende una fuerza política? Si la política es
representación de intereses, ¿dónde se manifiestan? ¿En las campañas
electorales, donde todos decimos que queremos generar trabajo, bajar la pobreza
y hacer crecer la economía? En general, en las campañas electorales se dice más
o menos lo mismo.
En este tipo de discusiones, cuando se
revelan los intereses que defiende cada espacio político, se tiene que tomar
posición frente a debates y medidas concretas, incluso más allá de la
representatividad electoral porque, como se ha evidenciado hoy acá, uno puede
ser votado por el 40 por ciento de la población pero elegir representar en este
recinto al 0,02 por ciento de la población.
Creo que tenemos que reflexionar sobre
esto porque hace también a la democracia argentina.
Hoy es una fecha muy especial porque
se conmemora el Día de la Militancia Política. Por lo tanto, quiero cerrar esta
intervención hablando, no como dirigente, diputado o economista sino como
militante que podría estar allá afuera sosteniendo una bandera. Como a muchos
de mis compañeros y compañeras, me ha tocado estar en distintas trincheras,
siempre motivados por la misma ambición, es decir, transformar la realidad de
una manera más justa, persiguiendo esa idea de sentir como propio el dolor y la
injusticia ajena.
No creo que este proyecto resuelva
todas las injusticias de la Argentina pero sí hace honor y da sentido a toda
esa gente que está ahí afuera y que le dedica una parte importante de su vida a
hacer algo por los demás, a tratar de dejar esta sociedad, esta Argentina y el
mundo un poco mejor de como lo encontró.
Ese es el objetivo de este proyecto de ley: darle sentido a
todos y a todas las que militan por una sociedad y por una Argentina más justa,
más igualitaria, más solidaria y sin privilegios. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor
diputado Enríquez, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Enríquez.- Señor presidente: uno viene preparado
para decir determinadas palabras, con un discurso que va armando, pero cuando
uno escucha que se dice que quienes estamos en esta bancada representamos al
0,02 por ciento, me pongo a pensar en qué visión tan miope, por Dios. Nosotros
representamos al 45 por ciento de los argentinos que quieren laburo, pero para
que puedan conseguirlo hace falta inversión y productividad.
Los
kirchneristas que son nuevos ricos o que se hicieron ricos durante los últimos
gobiernos detestan la riqueza de los otros. Por eso este proyecto es impulsado
por un rico heredero y por un banquero sensible; banquero sensible con la plata
de él, no con la de los demás precisamente.
La
Argentina no crece ni genera empleo genuino desde hace más de una década. El
pésimo manejo de la pandemia, que hoy nos ubica en horripilantes niveles a
escala mundial, en un ranking siniestro, ha agravado un cuadro sumamente
delicado que no viene de los cuatro años que ustedes siempre echan en cara y
que no soslayan. Es claro, no tienen nada para el futuro y entonces es lindo
discutir sobre el pasado, porque ahí se está muy cómodo y se sigue haciendo un
devaneo de intelectuales, sin avanzar hacia el futuro.
Muchos
argentinos, en especial los más jóvenes y calificados, están pensando en
emigrar. ¿Cuáles son los destinos en los que se fijan? No son países
escandinavos ni lugares sofisticados, sino acá nomás: Paraguay y Uruguay. En
Uruguay, el presidente, Luis Lacalle, le saca la pata a la presión tributaria,
que en la Argentina tiene ribetes exorbitantes: 170 impuestos, como se dijo hoy
durante toda la tarde. Esos jóvenes quizás van a Paraguay o a Uruguay y no
saben qué es lo que van a hacer, pero de lo que están seguros es de que se va a
premiar el esfuerzo y que no se le va a declarar la guerra al mérito.
Aquí la
inversión es bajísima porque se hace todo lo necesario para desalentarla, y sin
inversión es fácil prever que los índices de pobreza van a crecer
estrepitosamente. Nos falta lo más importante de todo, que es la confianza.
Estamos esmerilando el tejido social a partir de la destrucción de la confianza
de los argentinos y no estamos generando inversiones genuinas.
En ese
marco, con el aporte solidario el kirchnerismo nos trae estos envoltorios, como
“la democratización de la Justicia” y siempre esta cosa edulcorada que
presentan, cambiando los nombres, porque cuando quieren hablar de ajuste, no
hablan de ajustes sino de una suerte de “sintonía fina”. Fíjense qué detalle.
Este aporte solidario, que de solidario no tiene nada porque para que lo sea no
tiene que ser compulsivo, es simplemente otro impuesto más. Se lo conoce como
impuesto a la riqueza, pero en realidad no es un impuesto a la riqueza, sino un
veto a la generación de riqueza.
Además,
el proyecto presenta, como ya dijeron algunos diputados, serios reparos
constitucionales. Desde 1932, cuando se estableció el primer impuesto
extraordinario a las ganancias ‑que se transformó después en impuesto a
los réditos‑, se violó totalmente lo que establece el artículo 75, inciso
2, de la Constitución federal, que señala que cuando se trata de contribuciones
directas establecidas por la Nación, estas deben ser por un tiempo determinado.
Por
otra parte, hay una doble imposición en relación con los activos ya gravados
por el impuesto a los bienes personales. No nos olvidemos de que acá hay una
cuestión retroactiva porque estamos gravando los activos existentes al 31 de
diciembre de 2019. Esa “doble Nelson” sobre los mismos bienes obviamente va a
generar demandas de inconstitucionalidad, porque estamos generando un impuesto
absolutamente confiscatorio. La Corte Suprema, en pacífica jurisprudencia,
sostiene desde antaño que los impuestos son confiscatorios cuando absorben una
parte sustancial de la renta o del capital. Estamos vulnerando el derecho a la
propiedad señalado claramente en el artículo 17 de la Constitución Nacional.
Estas
son algunas objeciones de orden constitucional, pero si este proyecto llegara a
superar el test de
constitucionalidad, sería igualmente nefasto porque el mensaje que
transmitiremos a la sociedad ‑si se aprueba‑ es que quienes
invierten, producen y crean empleo no son bienvenidos. Para el Instituto
Patria, usina del pensamiento de ustedes, tanto la propiedad privada como el
mérito es sospechosa y entonces ustedes se subordinan al héroe colectivo que,
casualmente, es la familia Kirchner y su séquito. Las personas que valoran el
progreso y la creatividad son la contracara de ese extraño progresismo.
Cierro,
señor presidente, para decir que el kirchnerismo desalienta la educación y la
inversión, que son los dos grandes motores del futuro. Quiere congelar a la
Argentina en un eterno pasado. Pero tengan cuidado porque la rebelión fiscal no
va a tardar en suceder. Tengan cuidado porque así comenzó el éxodo de las
clases productivas de Venezuela. Y si este es un nuevo ataque contra la
propiedad privada, no quiero pensar que lo próximo serán los saqueos de las
cajas de seguridad o la confiscación de los ahorros en las cajas de ahorro en
pesos y en dólares.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Corpacci, por Catamarca.
Sra. Corpacci.- Señor presidente: hoy estamos tratando
el proyecto de aporte solidario...
-
Se
interrumpe el audio.
Sr. Presidente (González).- Señora diputada: estamos
teniendo alguna dificultad con el audio y con su imagen. Le pido, por favor,
que trate de mejorarla.
Sra. Corpacci.- Decía que estamos hablando de personas
que, como mínimo, tienen 200 millones de pesos en bienes declarados, cuando
todos sabemos que se declara mucho menos de lo que se posee y que se toma la
valuación fiscal, que es muy inferior al valor real.
Este es
un aporte extraordinario porque la situación que vive nuestro país es
extraordinaria, como sucede en todo el mundo.
Recurrimos
a ellos porque son los únicos a los que podemos recurrir. ¿A quién podríamos
recurrir? ¿A los que tienen menos recursos? ¿A los que han sido castigados todo
este tiempo y están desocupados?
Este
aporte tiene fines específicos y aunque no se coparticipa ‑cosa que
reclamaron muchos‑ se distribuye federalmente. Este aporte se destina
fundamentalmente a la compra de vacunas y de otros insumos para la lucha contra
el COVID, en un sistema de salud que estaba desmantelado. Este aporte se
destina a volver a tener el programa Progresar, para que nuestros jóvenes se
capaciten.
Alguien
dijo que los chicos no iban a la escuela ni a la universidad. Esto se va a
pagar el año que viene y seguramente nuestros chicos ya van a poder volver a la
universidad, porque seguramente tendremos vacuna y seguramente estaremos mejor.
Este
aporte se destina a mejorar los barrios más vulnerables, su infraestructura y
hábitat, cosa que no sucedió durante los últimos cuatro años. Lo vivieron
ustedes, en la Capital Federal, con los barrios más carenciados.
Este
aporte se destina también a la investigación y al fomento de la producción de
gas, porque va a mejorar la balanza comercial y porque además los argentinos
podremos disfrutar del gas sin que nos manden abrigarnos si no nos alcanza para
pagar la tarifa.
Aclarado
el porqué y el para qué, señor presidente, quiero decir que me cuesta entender
que nos quieran dar recetas de cómo actuar aquellos que durante cuatro años nos
prometieron que llegarían al país las inversiones maravillosas que iban a
solucionar el problema de la pobreza, aquellos que nos dijeron que iban a
luchar contra la inflación y aquellos que nos dijeron que íbamos a vivir mejor.
Sin embargo, ¿sabe qué lograron en cuatro años, señor presidente? Una inflación
del 160 por ciento y un aumento de la pobreza en un 50 por ciento. Destruyeron
el país y hoy nos quieren dar recetas.
Escuché
a muchos legisladores decir que seamos humildes. Por favor, seamos humildes.
Dennos la oportunidad de gobernar. Ayuden a levantar este país. Las inversiones
van a seguir y vamos a poder crecer. Este es un aporte extraordinario por única
vez.
También
dicen que se va a judicializar. Es probable que sea así, porque muchos se
llenan la boca hablando de democracia pero se olvidan de que las leyes se
tratan y se definen en el Congreso de la Nación, pero cuando las cosas no salen
a su gusto, son los primeros que van a empujar para que se judicialice y van a
golpear las puertas del Poder Judicial. Espero que esto no suceda.
Sinceramente,
espero que podamos tener este aporte, que es tan necesario para salir de esta
crisis en la que estamos inmersos todos los argentinos.
Por
otro lado, señor presidente, no voy a permitir que me digan que soy vaga,
porque he trabajado en todas las comisiones, aunque sea virtualmente. A
aquellos que se quejan tanto quiero decirles que el año pasado, cuando eran
ellos quienes definían la realización de las sesiones, no tuvimos ni la mitad
de las sesiones ni la mitad de las reuniones de comisión que tuvimos este año.
Señor
presidente: quiero adelantar mi voto positivo porque lo contemplado en esta
iniciativa me parece una cuestión de justicia hacia todos los argentinos. Tanta
inequidad es insostenible.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora diputada
María Soledad Carrizo, por Córdoba.
Sra. Carrizo (M.S.).- Señor presidente: resulta un poco sorprendente
estar a esta altura del año aquí reunidos para tratar este tipo de proyecto
cuando suponíamos que estaríamos construyendo las bases de la seguridad y la
estabilidad post pandemia para poner en marcha a nuestro país. Sin embargo, no
resultó.
No voy
a detenerme en marcar los vicios constitucionales porque ya bien los señalaron
los integrantes del interbloque de Juntos por el Cambio que me han precedido en
el uso de la palabra.
Simplemente
voy a reflexionar o a repensar el mensaje que como diputados y diputadas de la
Nación hoy estamos dando a aquellos que nos están viendo en sus casas y se
preguntan por qué rechazamos este proyecto. Lo rechazamos porque creemos que
esta no es la forma en que se debe hacer política. No vamos a ser cómplices de
generar mayor inseguridad jurídica y mayor improvisación en las políticas
públicas de la Argentina. Y, sobre todo, como legisladores no vamos a hacer uso
de herramientas para seguir profundizando una brecha social.
Por
eso, a aquellos que nos están mirando en sus casas debemos decirles claramente
que esta es una iniciativa impulsada por una mayoría transitoria que hoy está
gobernando el país y que no tiene los consensos ni la voluntad política
necesaria como para que justamente no sea una imposición de la mayoría, como
viene haciendo este gobierno, acción tras acción, durante este año de gestión.
Señor
presidente: en todos los países del mundo, la calidad institucional es la base
del crecimiento a largo plazo, es la base de la estabilidad, es la base de
tener economías sustentables en crecimiento. Sin embargo, me pregunto: ¿en la
Argentina interesa la calidad institucional? Pareciera que no interesa, y esto
tiene grandes impactos: en la economía, en la incertidumbre, en la baja
confianza. ¿Cómo podemos pedir al sector productivo que siga confiando e
invirtiendo en nuestra Argentina si le ponemos palos en la rueda? Esta
iniciativa hace todo lo contrario como para que el sector productivo tenga la
voluntad y el compromiso de seguir invirtiendo en nuestra Argentina.
¿Y sabe
una cosa, señor presidente? La desconfianza se paga caro ‑y esto lo
podemos ver‑, porque se paga con mayor inflación, con empresas que
empiezan a emigrar, con mayor desempleo y con un valor del dólar por las nubes.
Evidentemente, ese costo lo pagan los que más necesitan que hagamos las cosas
bien.
Realmente
es triste ver cómo se quiere imponer con un relato esta falsa creencia de que
de un lado están los argentinos ricos y, del otro, la otra Argentina. Somos
todos argentinos, y para salir adelante necesitamos abrazarnos bajo la celeste
y blanca y ponernos a trabajar.
También
es importante desmitificar esta cuestión de que en muchos países de la región o
del mundo se han pedido aportes extraordinarios. ¿Sabe cuál es la diferencia,
señor presidente? Y no lo digo yo, sino que lo dicen los informes del Banco
Mundial de diciembre de 2019: “En Argentina la presión impositiva a la
producción es, por amplio margen, la mayor entre todas las economías relevantes
del planeta”.
No
podemos cargar más nuestro sistema tributario. Demos la discusión
verdaderamente. No seamos hipócritas y pongamos sobre la mesa la reforma
tributaria que realmente la Argentina está necesitando.
Señor
presidente: muchos de los que hoy están en el gobierno criticaban al gobierno
anterior ‑cuando eran oposición‑ porque decían que creaba nuevos
impuestos, más pobreza y mayor inflación. Lamentablemente, estas son hoy las
banderas de este gobierno ‑los datos lo están diciendo‑, pero ni
siquiera se sonrojan sino que las están llevando adelante.
Quiero
terminar mi exposición hablando de algo que es evidente pero que siempre es
necesario recordar: sin previsión, no hay confianza; sin confianza, no hay
consenso; y sin consenso, evidentemente vamos a vivir en el desorden.
Como
dije, esta es una iniciativa que quiere llevar adelante la mayoría que
transitoriamente está en el gobierno y que cree que imponiendo los números y
atropellándonos no se viola la Constitución. Pero el límite que tiene una autoridad
elegida constitucionalmente es nada más y nada menos que nuestra Constitución.
Llamemos
a la solidaridad, convoquémosla, no la impongamos. El esfuerzo ha sido y va a
ser muy grande. Es hora de que comencemos a achicar esa brecha, e
indudablemente este no es el camino.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor diputado
Gioja, por San Juan.
Sr. Gioja.- Señor presidente: en primer lugar, en este 17 de
noviembre quiero rendir un homenaje a la militancia, a los militantes. Es una
fecha muy cara al sector político que represento porque hace cuarenta y ocho
años, después de dieciocho años de exilio, y merced a la lucha, a la
resistencia y al trabajo de la militancia, regresaba al país el teniente
general Juan Domingo Perón. A partir de ahí empezó a escribirse otra historia
también en la Argentina. Vaya
mi homenaje a todos ellos y a toda la militancia.
En este día, en que los
peronistas estamos orgullosos de lo que festejamos, es muy bueno que estemos
tratando un proyecto de ley que tiene que ver precisamente con nuestra
doctrina, con lo que el justicialismo predica, es decir, la Justicia, la
solidaridad y la equidad.
Estamos hablando, señor
presidente, de pedir, de establecer, de reglar un aporte solidario
extraordinario por única vez ‑porque va a ser por única vez, no puede ser
permanente, ni mucho menos‑ a quienes más tienen, para que este sistema
impositivo que tiene la Argentina empiece a ser más progresivo.
Hemos escuchado hablar
mayoritariamente a la oposición por casi siete horas, y créanme que no entiendo
un montón de cosas. Creo que hablan con mucho resentimiento, como si no hubiese
sucedido nada en la Argentina. En nuestro país hubo elecciones, la mayoría de
los ciudadanos eligió el gobierno constitucional que hoy está gobernando. La
tarea de este Parlamento es precisamente trabajar conjuntamente con el
Ejecutivo para sancionar leyes.
Nos tocó el peor momento,
como siempre nos ha sucedido: siempre nos tocó bailar con la más fea. A las
consecuencias de los cuatro años del gobierno anterior tenemos que agregar lo
que le pasa al mundo, que lo siente mucho la Argentina, que es la pandemia.
Estamos tratando este aporte
solidario y, en línea con lo que decía el diputado de nuestro bloque por la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quiero referirme a cómo es la concentración en
la Argentina.
Cuando empezamos a hablar de
este tema decíamos que el impuesto alcanzaría a quince mil personas físicas. No
empresas ni compañías: personas físicas. Después dijimos doce mil, y cuando le
pedimos el informe a la AFIP, que tengo acá en mis manos, llegamos a la
conclusión de que son 9.298 personas.
Han declarado bienes
personales 888.631 personas, pero las que van a pagar este impuesto ‑porque
tienen declarados más de 200 millones de pesos en bienes‑ son 9.298
personas, es decir, solamente el 0,8 por ciento del total de los que están
empadronados y que declaran precisamente estos bienes.
Esto está demostrando cuánta
es la concentración en la Argentina y la justicia de este hecho, que tiene que
ver ‑insisto‑ con la solidaridad y con el momento más que difícil
que viven nuestro país y el mundo.
Me parece que otro dato muy
bueno para aportar es el siguiente: del total que pagarán esas 9.298 personas,
un poquito más de la mitad corresponderá solamente a 253 personas, que son
quienes han declarado valores por más de 3.000 millones de pesos.
Esto es lo que está
ocurriendo en la Argentina. ¿No es justicia pedirles a esos sectores, que no
son las pymes ‑por los números que estoy dando‑, que no son los
trabajadores, que no son aquellos a los que se hacía alusión, sino sectores a
los que les ha ido bien y les va bien, que no les va a pasar nada si tienen que
poner cuatro o seis millones de pesos, o lo que tengan que aportar en función
de los bienes que tengan declarados en la Argentina y en el exterior, porque un
40 por ciento de esos bienes está declarado en el exterior?
Entonces, creemos que esta
es una medida que tiene que ver con la equidad, con la justicia y con nuestros
principios. Además, es una medida federal, porque ‑como bien lo decía la
diputada Corpacci‑ la asignación de estos recursos es para el pueblo
argentino y tiene que ver con la pandemia, con la pequeña y mediana empresa –lo
que implica empleo‑, con la educación, con el futuro de nuestra empresa insignia
y madre en gas y petróleo, que es YPF, para brindar más gas y más servicios a
nuestra gente, y también tiene que ver los barrios populares que hay en toda la
Argentina. Por eso también es una medida federal.
Para terminar, convoco a
todos a que nos pongamos una mano en el corazón, veamos en qué país estamos
viviendo y tengamos la generosidad de reconocer que este aporte es necesario en
este momento crítico que vive la Argentina.
Sr. Presidente (González).- Tiene
la palabra la señora diputada Joury, por Buenos Aires.
Sra. Joury.-
Señor presidente: quiero recordar
brevemente algunos de los tantos problemas estructurales que tiene nuestro
país, que se fueron agravando con la pandemia.
La mitad de los argentinos
está bajo la línea de pobreza; la inflación es una enfermedad crónica que
afecta a los sectores más vulnerables; tenemos una crisis de credibilidad en
nuestra moneda nacional que genera que el dólar crezca constantemente; la
presión impositiva es insostenible para los sectores productivos y el déficit
fiscal crece a la par que aumenta el gasto público, entre otros problemas.
En este contexto nos
convocan para crear un nuevo impuesto, otro más, que obviamente es obligatorio,
no es un aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los efectos
de la pandemia, como lo dicen quienes generan un relato de cada hecho político.
Este es un tributo a la
inversión nacional y extranjera; es un impuesto a los pobres que, además,
violenta la seguridad jurídica, genera doble imposición, que seguramente
terminará no siendo extraordinario y que dudo que ayude a morigerar los efectos
de la pandemia cuando, por ejemplo, solo el 20 por ciento de lo que se recaude
se va a destinar a insumos sanitarios.
Por supuesto que hay que
mejorar la distribución de la riqueza y brindar mayores oportunidades a los
sectores más vulnerables. Todos coincidimos en eso, pero no creando impuestos
constantemente.
¿Por qué no fomentamos la
actividad económica a través de incentivos a la inversión, de la reducción de
la carga tributaria, de la expansión del crédito? No hay margen en nuestro país
para seguir creando impuestos. Eso ahuyenta la riqueza, como ya lo estamos
viendo con los miles de argentinos que se fueron y los otros miles que tienen
previsto hacerlo, porque no toleran la carga tributaria.
Justamente por eso este tipo
de impuestos patrimoniales está en extinción en el mundo: por la fuga de
capitales financieros y humanos que provoca.
Señor presidente: más
impuestos es más pobreza, más recesión y menos empleo. Si continuamos
presionando al sector privado y las empresas se siguen yendo del país, más que
un impuesto a las grandes fortunas esto va a terminar siendo un impuesto a los
pobres.
¿Qué empresa va a querer
invertir en un país con semejante inseguridad jurídica y presión tributaria?
¿Quién se va a hacer cargo de los millones de desempleos que se generen? ¿El
Estado? Encima, con este impuesto vamos a crear una doble imposición, porque ya
tenemos un impuesto patrimonial, que es el de los bienes personales, que aumentó
un 800 por ciento en diciembre del año pasado.
Todos sabemos que a lo largo
de la historia de la Argentina, los impuestos que han llegado de manera
excepcional o extraordinaria se terminaron convirtiendo en permanentes. Es el caso de los impuestos sobre los
bienes personales, a las ganancias y sobre los débitos y créditos bancarios,
entre otros. Es evidente que este tributo llegó para quedarse.
Si
verdaderamente queremos mejorar la situación del país debemos generar confianza
y seguridad jurídica.
Dejen
de presionar impositivamente al sector productivo, que es el que genera
inversiones y empleo.
Dejen
de asfixiar a los que trabajan y no dependen de ustedes.
Por
favor, dejen de dividir a los argentinos. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra la señora
diputada Mounier, por Santa Fe.
Sra. Mounier.-
Señor presidente: el proyecto de ley en consideración establece que el 20 por
ciento de la recaudación de este aporte solidario se destinará al
fortalecimiento del sistema de becas
establecido por el programa Progresar. En rigor de verdad, como docente debo
decir que este último me enorgullece.
Este
programa, previsto para jóvenes con edades comprendidas entre los dieciocho y
los veinticuatro años, consiste en el otorgamiento de un monto de dinero para
que puedan finalizar la educación obligatoria o continuar sus estudios
terciarios o universitarios. En ese sentido, apunta directamente a garantizar
el derecho a la educación de todos y todas.
Comenzó
en 2014 y fue una política pública de la gestión de la entonces presidenta de
la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
¿Pero
qué pasó durante el gobierno del presidente Mauricio Macri? En primer término,
hubo bajas arbitrarias. En julio de 2015 el número de beneficiarios ascendía a
825.000, pero en julio de 2019 se redujo a 539.000. Es decir que el número de
beneficiarios de esas becas registró una caída igual o superior al 40 por
ciento.
En
segundo lugar, se congeló el monto, lo que significó una pérdida del poder
adquisitivo entre un 45 por ciento y un 60 por ciento.
En
tercer término, el objetivo inicial de estas becas era cubrir el beneficio de
la Asignación Universal por Hijo, que finalizaba cuando los hijos y las hijas
alcanzaban los dieciocho años de edad. A esto debía sumarse la obligación de
una consulta o revisión de salud por año para cada uno de los beneficiarios.
Durante
el gobierno anterior estas becas se reformularon sobre la base del mérito
académico, es decir, se debía acreditar el 75 por ciento de aprobación de las
materias, lo que perjudicó especialmente a las mujeres estudiantes, que por
tener que dedicarse a las tareas de cuidado o estar cursando un embarazo no
podían asistir a clases. En consecuencia, la inasistencia les impedía cumplir
con ese meritocrático objetivo impuesto por la gestión anterior.
Nunca
más necesario que en este momento el fortalecimiento de este programa, ya que
precisamente la falta de insumos tecnológicos y de conectividad de muchos y
muchas jóvenes produjo su desvinculación pedagógica. En consecuencia, este
refuerzo económico viene a representar un acto de justicia y una garantía del
derecho a la educación de nuestros y nuestras jóvenes, lo que constituye un
principio muy caro para los sentimientos y el trabajo de nuestro bloque.
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor
diputado Carlos Alberto Fernández, por Buenos Aires.
Sr. Fernández (C.A.).-
Señor presidente: en los debates hay una técnica que se denomina ad hóminem y que consiste en descalificar a quien argumenta en contra, en
lugar de centrarse en los argumentos. Esa es la técnica que se ha venido
utilizando.
No me
siento responsable ni abanderado del 0,02 por ciento de la población por
sostener la postura que voy a intentar sostener. Tampoco creo que diría, si
utilizara la misma técnica, que del otro lado están aquellos que con el ropaje
de defender a los pobres terminan defendiendo la corrupción u otras cosas que
no corresponden.
Me
parece que si nos centráramos en los argumentos encontraríamos mejores posturas
comunes que atenderían las necesidades de la sociedad.
¿Cuál
es el contexto en que estamos debatiendo el proyecto de ley por el que se crea
este impuesto? Durante los primeros seis meses de 2020 se registró, en
comparación con el primer semestre de 2019, una brutal caída de la actividad
económica, equivalente al 12,9 por ciento, producto obviamente del apagón
económico generado por la cuarentena para combatir la pandemia.
De
acuerdo con el INDEC, la tasa de desocupación es del 13,1 por ciento, pero
todos los especialistas dicen que ese dato está subvaluado y representa menos
de la mitad de lo que en realidad es porque la gente, a raíz del apagón
económico producido por la cuarentena, no sale a buscar trabajo, lo cual,
lógicamente, genera una subvaluación del registro.
Por su
parte, como se ha explicado aquí, el nivel de pobreza casi alcanza a la mitad
de la población.
Además,
según el INDEC, desde abril hasta junio del corriente año se perdieron
3.750.000 puestos de trabajo.
En este
marco estamos debatiendo un proyecto de ley por el que crea un nuevo impuesto.
La Argentina tiene catorce empresas por cada mil habitantes, mientras que
Brasil tiene veinticinco; México, treinta y cuatro; Uruguay, cuarenta y ocho, y
Chile, sesenta y seis. No tengo que explicar aquí que las empresas son las que
generan empleo. Tenemos una de las tasas más bajas de la región en materia de
generación de empresas.
Por
otra parte, la tasa de inversión en el segundo trimestre del corriente año fue
del 9,5 por ciento del producto bruto interno. Se trata de un mínimo histórico,
pero no es solamente eso, sino una tendencia que comenzó en 2009 y que hasta
ahora no se ha logrado revertir. Desde ese año y hasta el presente venimos en
una caída constante de la tasa de inversión en la Argentina, lo que obviamente
genera una menor creación de empresas y de empleo, y por ende, la recesión en
que nos encontramos.
Esto
claramente preanuncia que la recuperación va a ser débil, en contraposición con
lo que necesitamos.
No me
voy a referir específicamente a los aspectos técnicos del tributo, ya que han
sido largamente explicados aquí. A mi juicio, la medida propuesta señala
claramente una dirección contraria a la que se requiere en este momento, en el
que debemos lograr una mayor cantidad de inversiones que a su vez permitan
crear más empresas y empleo, a fin de que en definitiva podamos recuperar esos
3.750.000 puestos de trabajo que hemos perdido.
¿Qué
necesitamos para salir de esta situación que he descripto sucintamente? Salvar
a las empresas existentes y crear otras. Para eso debemos brindar estabilidad y
seguridad jurídica, a fin de recrear la confianza. Esto es exactamente lo
contrario de lo que se está planteando aquí.
Con
esta finalidad, debemos entender que los impuestos no pueden ser una traba para
la actividad económica y el funcionamiento de la economía. Por eso es sumamente
importante que aumentemos el nivel de las inversiones.
El
diseño del proyecto en análisis tiene vicios que lo tornan insalvable. Pero lo
más importante es que genera resultados económicos no deseados que nos alejan
de medidas racionales. No se trata de la iniciativa en sí, sino de lo que ella
genera.
En
definitiva, queremos que las grandes fortunas paguen los impuestos vigentes que
hoy no pagan, que hagan el aporte solidario que hoy no realizan, que se amplíen
las bases de tributación y de contribuyentes y que paguen los tributos aquellos
que actualmente no lo hacen, a fin de generar la distribución correspondiente.
Pero
también debemos dar señales. En este sentido, pretendemos que la burocracia
estatal actúe con ejemplaridad: que paguen el impuesto a las ganancias los que
hoy no lo hacen, pretenden no pagarlo y esperan que se generen los gestos de
austeridad que se correspondan con el momento en el que vivimos.
Estas son las razones por las que no acompaño
el proyecto del oficialismo. Los que advertimos que puede generar un daño,
tenemos la obligación de plantearlo. Yo no voy a acompañar el populismo
tributario. Me resultaría fácil para que me aplaudieran hoy, pero lo que no
quiero es llorar mañana junto con la gente. De esto se trata. Por eso ‑repito-,
no acompaño el proyecto del oficialismo. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).-
Tiene la palabra el señor diputado Torello, por Buenos Aires.
Sr. Torello.- Señor
presidente: a las dificultades que trajo la pandemia también los argentinos
tenemos que agregarle todos los días alguna mala noticia que nos anuncia el
gobierno nacional. Ya todos sabemos que en realidad el plan es la constante
improvisación, el empobrecimiento generalizado de la sociedad, el desincentivo
y el ataque a quienes producen y trabajan.
Hoy esa mala noticia, en este plan de
improvisación constante, la damos desde el Congreso Nacional creando otro nuevo
impuesto, después de un año de profunda crisis económica. Entre este impuesto y
el impuesto al viento, que ahora es otro nuevo, ya tenemos casi 170. ¡Los
felicito! Si hay algo positivo en este proyecto es que por lo menos le han
cambiado el nombre de impuesto y le han puesto el de “aporte solidario”. Por lo
menos tienen un poco de vergüenza en poner un nuevo impuesto y lo esconden en
ese lugar.
Nadie
puede afirmar honestamente que esto no es un impuesto. Esto es muy importante
porque hace a la inconstitucionalidad de esta ley, que probablemente sea
judicializada. Además, como decía un diputado preopinante, posiblemente recaude
poco también. No es congruente pensar que incrementando los impuestos y
acrecentando la presión fiscal sobre las empresas y la sociedad mejorará la
situación del país. Esto habla de un enorme desconocimiento de cómo funciona la
economía.
Más
aún, no considero oportuno pensar que se puede aumentar la recaudación y
detraer más recursos de las empresas justo cuando está en juego su competitividad
y supervivencia. Pensar eso sería estar extremadamente alejado de la realidad
económica actual. Cualquier nuevo impuesto ayudará a desacelerar la economía,
alejar inversiones y disminuir el ingreso de todos los dólares que tanto dice
el gobierno necesitar.
Por el
contrario, entiendo que para mejorar el crecimiento necesitamos disminuir la
economía informal, mejorar el acceso al crédito, etcétera. Considero que este
proyecto va a provocar solamente efectos negativos en la actividad
agropecuaria, lo que implicará menos producción y reducción de empleo.
En ese
sentido, quiero hablar un poco de lo que son las pymes agropecuarias, a las
cuales ustedes dicen que no van a afectar. Una pyme agropecuaria normalmente
tiene todos sus activos en bienes productivos, no especulativos, y esos están
en cabeza de los productores.
Conozco
el caso ‑repito lo que dije en la reunión de comisión- de un contratista
rural que compró tres cosechadoras que valen 700.000 dólares cada una, más sus
equipos, y llega perfectamente bien a los 200 millones de pesos. Si queda como
uno de los que tiene que pagar este impuesto, va a tener que vender capital
para pagarlo. Me parece que siguen desconociendo el tema.
Yo
estoy convencido de que muchos de los autores de este proyecto no están entendiendo
cómo funcionan la economía, la inversión y el trabajo. Así que llegamos a esta
instancia porque existe un desconocimiento total de la cuestión.
Asimismo,
este proyecto no mantiene las exenciones que fija la ley de bienes personales;
por lo tanto, vuelven a insistir sobre los activos, dejando de lado los
pasivos, lo cual es un error básico. A mi entender, lo que busca este proyecto
es continuar fomentando la grieta entre el gobierno y gran parte del pueblo, el
de las empresas, las industrias, las pymes, el sector agropecuario, entre
otros, dándole a este último el rol de enemigos, un rol creado y alimentado por
el gobierno.
En ese
sentido, están muy claros los temas de los ataques a los silobolsas; los medios
oficialistas hablando de que el sector no liquida; las usurpaciones y la
tibieza del gobierno en moverse; el ataque a la propiedad privada, etcétera. De
este modo se intenta distraer a la población del enorme ajuste que están
haciendo.
Este
gobierno parece tener un ensañamiento con el sector productivo y empresarial,
con medidas que desincentivan el crecimiento, el desarrollo de la actividad
económica y las exportaciones. Se pide un esfuerzo solidario a los que producen
y arriesgan, pero la política vuelve a demostrar que no está dispuesta a hacer
su propio ajuste, como dijo el presidente cuando se le preguntó por qué no
reducía los gastos de la política y contestó que él vivía de su sueldo. Sería
bueno que dieran el ejemplo.
Por los
motivos expuestos, considero que aprobar este proyecto generará un daño enorme
a la actividad económica y, consecuentemente, un aumento de la pobreza. Desde
que asumieron, decidieron ir en contra del desarrollo y del crecimiento del
país. El diputado preopinante dio un montón de datos en ese aspecto: inversión por
el suelo, histórica baja inversión, caída del PBI, desempleo, etcétera. Eso es
consecuencia del manejo que han hecho ustedes, no es un tema de la pandemia.
¿Puede tener algo que ver la pandemia? Sí, puede tener algo que ver, pero los
niveles desastrosos en que hemos caído también tienen mucho que ver con el
manejo que ustedes han hecho.
Además,
tenemos una larga lista de empresas que se están yendo del país por estas malas
políticas. Debemos impulsar políticas que incentiven el trabajo y la inversión,
y dejar de espolear al sector productivo para seguir haciendo crecer un Estado
enorme, que si hay algo que ya demostró es su nivel de inoperancia.
Es urgente y necesario que el gobierno termine
con este plan de improvisación constante y defina un rumbo de crecimiento para
todos. Es tiempo de un diálogo con esta oposición, que siempre estuvo dispuesta
a ayudar y a escuchar a todos los sectores productivos que van a sacar adelante
el país, a los que hoy lamentablemente les vamos a generar un nuevo dolor de cabeza.
Lo que
sí quiero decir al oficialismo es que hay tres personas: el diputado De
Mendiguren, que está de licencia; el señor Moreno, y un “macro” amigo, banquero
el señor, que usan nuestros mismos argumentos. Por lo tanto, como dijo una
colega diputada que estuvo acá hace un tiempo, les pido que recapaciten, están
a tiempo de no hundir más a la Argentina. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra el señor diputado
Ferraro, por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Ferraro.- Señor presidente: no me voy a referir a aspectos
técnicos constitucionales, tributarios e impositivos, ya que varios diputados y
diputadas de mi bloque e interbloque lo hicieron con sólidos argumentos en el
transcurso del debate que estamos llevando adelante.
Por
supuesto que esto tiene esa mirada vinculada a lo que estamos discutiendo, la
creación del impuesto, pero también me parece que tenemos que poder dar un
debate, una argumentación y una contraargumentación desde el punto de vista
político. Por ese motivo, lo que voy a tratar de sostener y de argumentar en
esta intervención son algunas consideraciones que se juegan desde el punto de
vista político y simbólico en la pretensión del oficialismo con este proyecto.
¿Por
qué lo hago desde el orden de lo simbólico y de lo real? Porque está clarísimo.
Acá el oficialismo está construyendo un símbolo y una vez más pretenden
contarnos una historia, construir un nuevo capítulo en el relato o narrativa
que necesita solamente para autoconvencerse. ¿Cómo hacen esto? Como lo hicieron
en otras oportunidades en la Argentina, bajo una épica de cartón que pretende
seguir acrecentando las divisiones en nuestro país, consolidar escenarios cada
vez más binarios, de ustedes y nosotros, de pueblo y antipueblo.
Este
aporte extraordinario a la riqueza es una falsa y mentirosa dicotomía que
quieren instalar entre pobres y ricos.
Hay que
decir que la
riqueza no solo radica en lo material; también es simbólica, y lo simbólico
también construye lo real. Es falsa esa
división que conlleva al peligro de seguir generando más grieta y desunión
entre todos los argentinos.
Hemos
dicho muchas veces que este Parlamento tiene que ser capaz de construir y
generar leyes y más símbolos que cimienten una realidad mucho más justa, más
segura, más previsible y con menos antinomias.
Esto hay que señalarlo porque, como decía, es una épica y una narrativa
que hoy están queriendo construir para autoconvencerse.
Comenté
al principio de mi exposición que iba a hablar del orden de lo simbólico y lo
real. ¿Qué es lo real? Como dijeron varios diputados y diputadas,
desde lo real nos están escondiendo un brutal ajuste y de nuevo están metiendo
la mano en el bolsillo de nuestros jubilados.
También
desde lo real ‑y lo entrecomillo‑ nos dicen que van a recaudar
300.000 millones. Esa cifra se la come la planilla que refleja más de 260.000
millones incorporados al presupuesto. Además, si sumamos el plan Gas.Ar, hay
otros 130.000 millones, más los 700.000 millones de obligaciones a cargo del
Tesoro motivados en el déficit de muchas empresas públicas. Estos gastos no
tienen reflejo presupuestario. Además, tampoco sabemos cómo reajustarán las
partidas el jefe de Gabinete y el ministro de Economía.
Por
otra parte, me pregunto de qué solidaridad nos hablan. Previo a discutir un impuesto solidario o el
impuesto a la riqueza, ¿por qué no hablamos, presidente, de la solidaridad
cleptocrática de muchos empresarios amigos del poder, o de políticos y dirigentes
sindicales que se enriquecieron y evadieron impuestos en la Argentina sin
reparar ni un ápice en el daño ocasionado debido a la falta de infraestructura
y del deterioro de las escuelas y los hospitales?
Me
gustaría finalizar diciendo que por supuesto nosotros comprendemos y entendemos
que el mundo, y la Argentina no está para nada exenta, atraviesa una situación muy compleja.
En
alguna otra ocasión en este recinto dije que asistimos a democracias cada vez
más agrietadas, donde el estado de excepción, lo excepcional y la ausencia de
legalidad son moneda corriente. Entiendo
que parte de la discusión sobre este impuesto tiene que ver con ese
entendimiento. Remarco estos aspectos porque se suman a la falta de una nueva
o, si se quiere, una seria configuración macroeconómica para dotar de tranquilidad
a toda la sociedad. Si no, se impedirá ‑como muchos ya han dicho‑
incentivar las inversiones que necesitamos de parte de nuestras empresas, las
pequeñas y medianas, y de los emprendedores, con el fin de sostener y generar
empleo y divisas.
Por
último, hoy se irán con una victoria pírrica, pero nosotros, desde Juntos por
el Cambio y la Coalición Cívica, estamos convencidos de que la Argentina se
construye entre todos. Además, si seguimos con estos niveles de impuestos cada
vez más elevados y el ataque permanente a la iniciativa privada y emprendedora,
no tendremos salida como Nación. (Aplausos.)
Sr. Presidente (González).- Tiene la palabra
el señor diputado Moreau, por Buenos Aires.
Sr. Moreau.- Señor presidente: cada vez que tuvimos
que debatir cuestiones
vinculadas a la distribución del ingreso o de la renta, como se lo quiera
denominar, obviamente vivimos las tensiones que esta cuestión siempre acarrea,
no solo en el Congreso, sino en la sociedad.
Hoy
estaba leyendo un Diario de Sesiones de 1985, pero no por vocación histórica
sino porque es un debate que reproduce buena parte de los argumentos que aquí
se dieron. Fue en ocasión de la discusión de lo que se denominó “el ahorro
forzoso”. Se trataba de un proyecto enviado por el gobierno democrático del
doctor Alfonsín que, curiosamente, o no tanto ‑a pesar de ser una
iniciativa más laxa que esta porque precisamente preveía la devolución a dos
años de la sanción de la ley‑, generó exactamente el mismo debate que
estamos transitando aquí. Ustedes van a
identificar muy fácilmente los argumentos y cómo están copiados de alguna
manera en lo que estamos discutiendo aquí; pero les resultará difícil
identificar quién lo dijo.
Un
diputado de la oposición de aquel entonces decía: “El Poder Ejecutivo ha
manifestado que se trata de una contribución y no de un impuesto. Pero, de ser
así, ese propósito no puede cumplirse por el simple hecho de declararlo o
denominarlo una contribución…”, tal como aquí se dice respecto a la
denominación de aporte. Continúa así: “Es el contenido de la norma lo que
califica y la circunstancia de que hay de por medio una retención de capital,
sin que importe su monto, lo que determina la existencia de un tributo.” Son exactamente los mismos argumentos que acá
se están dando para transformar el aporte voluntario o extraordinario en un
impuesto.
Luego,
otro diputado decía: “Me pregunto, ¿por qué utilizar las palabras tan
contradictoriamente? ¿Por qué usamos la expresión ‘ahorro obligatorio’? El
único ahorro obligatorio o forzoso es el que se practica en los países
socialistas; se implantó en la Unión Soviética y así funciona desde su propia
creación. Ahí ahorran todos a la fuerza.” Obviamente todavía existía el régimen
soviético.
En este
caso pasa lo mismo. La oposición dice: “No se puede sostener que existe un
aporte obligatorio. Si es aporte, no tiene que ser obligatorio, tiene que ser
voluntario.” Entonces, reemplazan “Unión Soviética” por la palabra “populismo”.
Señalan que es un impuesto populista. Ya no hablan de que sea un impuesto
socialista, sino que dicen que es un impuesto populista.
Voy a
ahorrarles a algunos diputados ‑para que no se abochornen‑ las
intervenciones de los legisladores radicales de aquel entonces defendiendo el
ahorro forzoso.
Sin
embargo, dado que la discusión se trasladó al plano jurídico, aclaro que
también en aquella época se hicieron presentaciones en la Justicia, que creo
fueron recordadas por alguna diputada del bloque de Juntos por el Cambio.
¿Cuál
fue el fallo de la Corte, ya que hay tanta preocupación por lo que va a suceder
en la Justicia? El fallo de la Corte señaló: “El hecho de que el impuesto sobre
las altas rentas repercuta solo sobre las personas físicas…” –escúchese bien‑
“…y las sucesiones indivisas que obtengan ganancias netas superiores a 120.000
australes…” ‑en aquella época‑ “… no importa una infracción al
orden constitucional, en tanto el legislador a la hora de seleccionar
determinado hecho para gravarlo con una carga impositiva, repara en la
capacidad contributiva del mismo.” Y, por supuesto, declaró constitucional esta
norma. Así que al diputado de Juntos por
el Cambio por Córdoba que se preocupaba tanto y decía que la Justicia iba a
voltear la ley, le digo que no se preocupe porque ni es inconstitucional ni hay
doble imposición. Es cierto que seguramente van a encontrar algún juez por ahí que dicte una
cautelar; siempre, los grupos económicos más concentrados lo encuentran.
Asimismo,
no es menos cierto que cuando lleguen a instancias superiores ‑como
llegaron todos estos temas, o como han llegado recientemente a la Corte,
incluso, otros temas‑, la Corte no le va a dar la espalda a esto, no
solamente porque existe una demanda social, sino también porque efectivamente
esto no tiene nada de inconstitucional y no hay doble imposición.
Además, no
sé si va haber una lluvia de presentaciones. Es probable que alguno se esconda
detrás de un gran estudio jurídico para no dar la cara y haga alguna
presentación, pero bueno, ya tienen suficiente con algunos de los argumentos que
acá dieron los diputados para tratar de fundar la inconstitucionalidad.
Así que lo
único que tienen que hacer es copiar la presentación de los estudios, o quizás
ustedes copiaron de antemano la presentación que iban a hacer los estudios, no
sé, pero alguno de los dos se copió.
Quiero
referirme a que alguien pasó por acá y dijo que esto era “salvajismo tributario
contra la producción”. Salvajismo contra la producción fue el tarifazo en
dólares que llevaron adelante en la Argentina. Salvajismo contra la producción
fue el endeudamiento más alto de la historia argentina, de 100.000 millones de
dólares. Salvajismo contra la producción fue desregular el mercado de capitales
y permitir una bicicleta financiera que destruyó el aparato productivo de la
Nación.
¡Cómo es
posible que ustedes se atrevan a hablar de salvajismo tributario contra la
producción! Nadie destruyó al aparato productivo en Argentina como lo
destruyeron ustedes durante el gobierno de Cambiemos.
Entonces ‑cómo
les podría decir‑, tengan un poco de respeto por la realidad. No quiero
ser más duro que esto, pero la verdad, que ustedes vengan a plantear que están
preocupados por la producción cuando no hace un año dejaron un gobierno que
destruyó el aparato productivo de la Nación, al pueblo argentino no le resulta
muy creíble, por más que ustedes hagan el esfuerzo. (Aplausos.)
Además,
preocúpense por otros temas si quieren recaudar, no solamente por lo que hay en
los fondos que ustedes dicen que están inmovilizados como consecuencia de la
corrupción.
Podemos
apelar también a otros recursos. ¿Qué tal si la empresa Socma devuelve los 500
millones de dólares que se curró con los negocios del peaje, que representan
hoy 50 o 60.000 millones de pesos? ¿Qué tal si pagan los impuestos de 70.000
millones de pesos del Correo? ¿Qué tal si alguno de los parientes del
expresidente que blanqueó ilegalmente capitales devuelve lo que blanqueó?
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Moreau.- Eso es mucho más
fácil.
Sr.
Presidente (González).- Señor diputado: vaya redondeando su exposición.
Sr. Moreau.- Además, sostienen que
este gobierno no atendió a las empresas, cuando a doscientas sesenta y siete
empresas con más de quinientos trabajadores ‑y se supone que los
titulares de esas empresas pueden estar comprendidos en esto‑ se les
entregó el ATP.
Sr.
Presidente (González).- Por favor, señor diputado, vaya redondeando.
Sr. Moreau.- Bueno, pero si me
interrumpe no puedo redondear.
Sr.
Presidente (González).- Tiene razón, señor diputado. (Risas.)
Sr. Moreau.- Reitero que este
gobierno subsidió ‑o como quieran denominarlo‑ a doscientas
cincuenta y una empresas con más de quinientos trabajadores, sobre doscientas
sesenta y siete existentes en el país. ¿Eso no es ayudar a las empresas?
Este
gobierno subsidió simultáneamente la oferta y la demanda. Ustedes no hubieran
subsidiado nada, ni la oferta ni la demanda y el país hubiera caído en la
pandemia y en el caos porque lo único que hubieran subsidiado es la fuga de
capitales, como lo hicieron a lo largo de cuatro años. Esta es la realidad.
Por
último, acá se vive la irrealidad. Dejen de leer algunos diarios, vean la
realidad. Dicen que esto es antiempresa. ¡Qué casualidad! Ayer, la Cámara
Frigorífica de la Argentina decidió invertir 130 millones de dólares en
incentivar las exportaciones, y la Cámara de Automotores decidió duplicar la
producción de automotores para el año 2021.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Moreau.- En cuanto al campo, está invirtiendo. ¿Sabe por qué está
invirtiendo el campo, señor presidente?
Sr.
Presidente (González).- Señor diputado: me va a obligar a cortar el micrófono.
Sr. Moreau.- El campo está
invirtiendo y vamos a tener una cosecha mayor porque nadie lo agredió y porque
además tienen precios internacionales que les da rentabilidad. Esa es la
realidad, señor presidente.
Lo que
marca el sentido de una fuerza política no es preguntarle qué hace con los
pobres, porque todos acá van a decir lo mismo, sino preguntarles qué hace con
los ricos. Nosotros queremos redistribuir los ingresos en la Argentina.
Gracias, señor presidente. (Aplausos.)
Sr.
Presidente (González).- Tiene la
palabra el señor diputado Ritondo, por Buenos Aires.
Sr. Ritondo.- Gracias, señor
presidente.
Diputado
Leopoldo: espero que con este gobierno termine mejor que en el 83. Espero que
termine mejor, defendiendo las mismas cosas, intentando las mismas ideas. (Aplausos.)
Sr. Moreau.- Decíselo a tus colegas
radicales.
Sr. Ritondo.- Solo le digo que
espero que termine mejor, con las mismas ideas.
Le voy a
describir una radiografía rápida de lo que se puede hacer en once meses: cerrar
sesenta mil pymes; tener la más alta tasa de desocupación desde el 2002; solo
en el AMBA cerraron cuarenta comercios; más de veinte empresas internacionales
se fueron de la Argentina dejando a cincuenta mil argentinos sin trabajo;
inflación en aumento; doce aumentos de impuestos en once meses; este impuesto
nuevo; mayor déficit de la región; ciento por ciento de brecha en el dólar; 50
por ciento de pobreza; dos de cada tres chicos pobres; sin reservas líquidas en
el Banco Central; caída de la producción y de la actividad récord; ajuste a las
jubilaciones; aislamiento internacional; provincias que cierran sus límites
como si fueran fronteras; mayor índice de muertos por millón de habitantes, y
ser uno de los países que menos test hace del mundo.
Esta es
una radiografía de la Argentina en tan solo once meses. Todo sale a partir de
lo que dicen; entonces, a uno lo obligan a contestar que dejen de disfrazar el
pasado para justificar este presente.
En la
Argentina de hoy se necesita tener más ideas y pensar cómo hacemos para
invertir, no cómo hacemos para que se vayan. Se necesita tener ideas, pensar en
forma conjunta para atraer a aquel que quiera venir a invertir en la región,
para que no haga una comparación a simple vista y diga: “a la Argentina no voy
porque no hay seguridad jurídica, porque el impuesto que te cobran este año es
distinto al del año que viene, porque después te sacan otro nuevo impuesto; a
la Argentina no voy a invertir porque eso es lo que pasa.”
Esto es lo
que miran en el mundo, y competimos con países que limitan con nosotros, que
están en el mismo mercado común. Interesados en esto, nos van ganando por afano
porque las empresas se radican en Uruguay, en Brasil y en Chile; pegan en los
palos, pero en la Argentina no entran.
Entonces,
este mal llamado aporte, que es un impuesto, solidario, pero es obligatorio, lo
único que hace es espantar y generar más pobreza. Fijémonos en el ejemplo que
trajeron sobre el ahorro forzoso, que recién fue en enero de 1988. ¿Qué
resultó, qué se recaudó, cuántos argentinos entraron en ese default?
No tomemos
otra vez los ejemplos que le resultaron malos a la Argentina, pensemos en forma
conjunta cómo la hacemos atractiva. No puede ser que estamos trabajando en
forma conjunta una ley que haga que la construcción vuelva a desarrollarse y,
por otro lado, hoy estemos tratando esto.
¿Quién va
a venir a invertir, aumentando su patrimonio, si el año que viene tendrá que
pagar este impuesto? ¿Quién va a importar, si quieren exportar más carne, una
máquina para trozar en un frigorífico?
¿Quiénes
son los que van a invertir en la Argentina pensando que si se pasan de los 200
millones ‑cifra que en el mundo es poco más de un millón de dólares‑
deben pagar el impuesto a la riqueza?
Entonces,
ante esta realidad, la verdad es que quiero expresarle que me gustaría estar
debatiendo otras cosas. Me gustaría estar debatiéndolo no en forma virtual,
sino con todos los diputados sentados en su banca, que me parece que ya es el
momento. Salvo las escuelas y este Congreso, todo está funcionando. (Aplausos.)
Por lo
tanto, señor presidente, vamos a votar en contra. Los compañeros de mi bancada,
compañeros de la Unión cívica Radical y de la Coalición Cívica, ya expresaron
los motivos por los cuales para nosotros es imposible compartir esta
iniciativa.
Una vez
más pretendemos dejar de ideologizar la política económica, dejar de agrandar
la grieta, dejar de pensar en blancos y negros, en amigos y enemigos, en pobres
y ricos, para pensar en una Argentina de todos, que nos contenga a todos, cada
vez más justa y libre. Muchísimas gracias, señor presidente. (Aplausos.)
Sr. Presidenta (González).- Muchas gracias, señor diputado.
Tiene
la palabra el señor diputado Cano, por Mendoza.
Sr. Cano.- Señor presidente: solicito al diputado
Ritondo que se retracte de la chicana que hizo al principio de su alocución. El
gobierno del doctor Alfonsín ocupa un lugar de privilegio en la historia de la
Argentina, porque cumplió con creces el rol que tenía, que era consolidar la
democracia y ser un faro que iluminara el fin de las dictaduras en
Latinoamérica. Gracias, señor presidente.
Sr. Presidenta (González).- Tiene la palabra el señor diputado Ritondo,
por Buenos Aires.
Sr. Ritondo.- Señor presidente: lo que menos quise
es pronunciar algún tipo de insulto al doctor Raúl Alfonsín. Dije que hay
medidas en gobiernos que no terminan bien y que esperamos tener otra suerte,
más allá de apreciar todo lo que ha hecho por este sistema democrático el
doctor Raúl Alfonsín. Él y su gobierno tienen todo mi respeto.
Sr. Presidenta (González).- Gracias, señor diputado.
Tiene
la palabra el señor diputado Alderete, por San Juan.
Sr. Alderete.- Señor presidente: estamos frente a un
proyecto pedido por amplios sectores de nuestro pueblo desde hace varios meses.
Esta iniciativa tiene importancia económica para enfrentar esta dura crisis que
vivimos, y tiene un valor político muy importante.
Por una
vez y en las malas, cuando la crisis golpea, el esfuerzo no lo harán solo los
trabajadores, los pequeños comercios y las pymes, sino que pondrán los que más
tienen, los que siempre ganan, los que la juntan en pala a costa del
sufrimiento y hambre del pueblo argentino. Este es un hecho muy importante
porque marca el camino que tenemos que tomar.
Necesitamos
un sistema impositivo más justo, que no se financie con el IVA y el salario de
los trabajadores, sino que se grave a la riqueza, la renta y los patrimonios.
Es decir, debemos tener un sistema donde paguen más los que más tienen, a
diferencia de lo que ocurre actualmente, donde proporcionalmente pagan más los
que menos tienen.
El
pueblo entendió que estamos frente a una crisis sin precedentes. Por esa razón
ha sido paciente. La situación es difícil, se desplomaron las economías de todo
el mundo pero nuestro pueblo siempre está dispuesto a dar batalla para salir
adelante.
El
aislamiento por la pandemia que duró varios meses no podía hacerse de igual
manera en todos lados por las condiciones de pobreza estructural que tiene la
Argentina. Hay una enorme cantidad de personas que viven del trabajo informal.
Millones de personas no tienen acceso al agua potable.
Desde
el inicio dijimos que no había posibilidad de aislamiento social exitoso sin
apoyo social, alimentario y sanitario. No solo lo dijimos, pusimos el cuero
para que esto ocurriera. Siento un orgullo tremendo por esas mujeres que cobran
8.500 pesos por mes de un plan social y se pusieron al frente de comedores y
ollas populares para que al menos haya un plato de comida en cada casa. A
algunas, se les queman las piernas porque cocinan con leña. ¡Cuántos días puede
vivir una persona con 8.500 pesos! Ahí están
firmes todos los días. Miles de hombres y mujeres se pusieron al frente
de los barrios populares para ayudar a dar respuesta sanitaria. Se formaron
como promotores de salud, encabezaron los operativos Detectar, organizaron el
barrio, colaboraron con las familias que tenían algún caso positivo de COVID-19
para que pudieron hacer el aislamiento. Los trabajadores esenciales tuvieron el
funcionamiento de nuestra patria aún en los momentos más difíciles. Muchos
trabajadores desde sus casas cargaron con los costos de hacer esto. Las mujeres
principalmente trabajaron con los hijos en sus casas con la dificultad que eso
trae aparejado. Muchos, injustamente, cobraron el 70 por ciento de su salario
por el freno económico.
¿Van a
hablarle de esfuerzo a nuestro pueblo? Muchos trabajadores y trabajadoras
aportan mensualmente parte de su salario con el impuesto a las ganancias y los
multimillonarios no quieren poner por única vez un mínimo porcentaje de su
fortuna. El esfuerzo, ahora, les toca hacerlo a los que siempre ganan, porque
hasta ahora la crisis la estamos pagando los de abajo. En Argentina sabemos que
producto de la pandemia se perdieron muchos puestos de trabajo.
En
estos meses hay mucha gente desesperada porque creció el hambre y la pobreza,
por lo cual seis de cada diez pibes son pobres. La crisis la está pagando
nuestra gente.
- Ocupa la Presidencia el señor presidente
de la Honorable Cámara, doctor Sergio Tomás Massa.
Sr. Alderete.- Hay diputados y diputadas que quizás
privilegian los intereses egoístas de 9.298 millonarios. Le cuidan los
bolsillos a los más millonarios de la Argentina, porque si no, no tiene
explicación.
Los
poderosos de este país presionan, quieren condicionar al gobierno y nos quieren
hacer retroceder. Esto lo hacen desde los medios de comunicación que controlan,
con la corrida del dólar, con la subida de precios y con el desabastecimiento,
pero cuando el gobierno retrocede se envalentonan más.
Señores:
no tiren más de la cuerda porque van a hacer estallar a la Argentina. No tienen
idea de lo que es no tener para darle de comer a los hijos. Hay hambre en la
Argentina. El pueblo no resiste más ajuste.
Sr. Presidente (Massa).-
Señor diputado Alderete: por favor, vaya redondeando.
Sr. Alderete.- Sí, señor presidente.
Cuando
sea posible –ahora no podemos porque estamos en pandemia‑ vamos a
llenar las calles peleando por nuestros derechos. Todos estamos de acuerdo con
que hay que reactivar la economía, pero si los trabajadores y las trabajadores,
los jubilados, los sectores populares, no tenemos plata en el bolsillo, no hay
consumo, y sin consumo no hay reactivación económica en nuestro país.
Con el
gobierno del Frente de Todos hay esperanza en nuestro pueblo, pero esa
esperanza tiene valores concretos y reales: pan, trabajo, salud, educación,
tierra y techo para todos los que habitan en este suelo. Estamos dispuestos a
pelear hasta las últimas consecuencias por los sueños de nuestro pueblo.
Adelanto
mi acompañamiento con mi voto favorable a esta iniciativa. Muchas gracias,
señor presidente. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Massa).-
Gracias, señor diputado Alderete.
Quiero
reiterar, tal como lo hice hace un rato en una reunión de manera personal, mi
agradecimiento a la seriedad, al profesionalismo y la responsabilidad
institucional del vicepresidente de la Cámara, diputado Álvaro González, para
poner en marcha la sesión del día de hoy a la espera del resultado del hisopado
del enviado del Fondo Monetario Internacional respecto del COVID-19, que fue negativo.
(Aplausos.)
Aprovecho
para agradecer la presencia en este recinto del ministro de Economía,
licenciado Martín Guzmán; del ministro de Desarrollo Social, licenciado Daniel
Arroyo; del ministro de Desarrollo Productivo, licenciado Matías Kulfas; de la
directora del PAMI, licenciada Luana Volnovich; de la directora Ejecutiva de la
ANSES, licenciada Fernanda Raverta; y de varios intendentes, como Martín
Insaurralde, Mayra Mendoza y el intendente de San Vicente. Agradezco a todos
por estar presentes en este recinto. (Aplausos.)
Agradezco
a los diputados y diputadas la comprensión y la paciencia en las últimas
cuarenta y ocho horas mientras esperábamos que se confirmara el resultado
negativo del test de COVID-19 del enviado del Fondo Monetario
Internacional. Además, agradezco a muchos diputados por preguntar por mi salud.
El resultado del test mío de COVID-19 ha sido negativo también.
Tiene la palabra el señor diputado Bazze, por Buenos Aires.
Sr. Bazze.- Señor presidente: quiero saludarlo y
expresarle nuestra alegría por el resultado negativo de su test de COVID‑19
y porque se lo ve bien.
Estamos
debatiendo una situación compleja. Atravesamos una situación crítica en la
economía argentina. En este marco, el oficialismo viene a instalar un nuevo
impuesto que, desde nuestro punto de vista, no va a contribuir a mejorar el
estado de cosas. Al contrario, entendemos que va a presentar un nuevo problema.
Aprovechando
la presencia de tan importantes funcionarios, como son los señores ministros,
quiero decir que estamos preocupados porque advertimos que al gobierno nacional
le falta comunicar al conjunto de la sociedad argentina un programa económico.
Hace prácticamente un año que asumió el gobierno y, habiendo transcurrido casi
la cuarta parte del mandato, todavía no han dicho a los argentinos cuál es el
rumbo de la economía.
Nosotros
creemos que el gobierno rápidamente tiene que diseñar un programa que esté
vinculado con el crecimiento económico y con el desarrollo. Este crecimiento
económico tiene que estar basado fundamentalmente en la actividad privada. El
gobierno debe pensar seriamente en el crecimiento de la pequeña y la mediana
empresa, pero también en el de la gran empresa. En tal sentido, hay que evitar
la tremenda cuota de ideología que a veces se pone en estas cuestiones, porque
se trata de garantizar el trabajo de los argentinos. Es fundamental que el
gobierno trabaje en un programa que posibilite el crecimiento de todos los
sectores de las economías regionales, de los sectores productivos y de los
sectores vinculados con la exportación.
Estamos
convencidos de que es de esa manera que vamos a resolver la falta de trabajo en
la Argentina. Lo vamos a resolver a partir del crecimiento de la actividad
privada. Por supuesto que no estamos planteando de ninguna manera –jamás lo
haríamos‑ que el Estado deba retirarse hasta tanto se resuelva esta
situación. Estamos de acuerdo con que el Estado esté acompañando a los sectores
más desposeídos y vulnerables hasta tanto no logremos el crecimiento que
necesitamos para resolver el problema de la pobreza. Pero tenemos que crecer en
la Argentina desde la actividad privada, señor presidente.
Nosotros
creemos que no funciona ni es sustentable ninguna otra ecuación económica en
los casos en que se produce un crecimiento del Estado y una retracción de la
actividad privada. Por eso, entendemos que este proyecto va en la dirección
contraria de la que nos parece correcta a nosotros, más aún cuando entendemos
que debería haber un programa económico global y más completo.
El
gobierno ha manifestado en varias oportunidades –y yo mismo lo he dicho en este
recinto‑ que está trabajando en una reforma del sistema tributario
argentino. No entendemos por qué este proyecto, que tiene que ver con un
impuesto, no es parte de la reforma del sistema tributario de nuestro país. Se
podrá decir que estará vigente nada más que un año. Pero en realidad debería
ser parte de un programa económico que nosotros venimos reclamando desde la
oposición.
Recién
escuchaba algunas de las intervenciones y pensaba que los problemas que tenemos
en la Argentina no vamos a resolverlos hablando del pasado ni armando un
relato. Tenemos que ponernos a trabajar muy seriamente para resolver las
cuestiones más urgentes, y el gobierno nacional tiene la principal
responsabilidad en esto. Desde la oposición, nosotros podemos acompañar con
responsabilidad, pero es claro que la propuesta tiene que surgir del gobierno.
Por ahora, esa propuesta no la conocemos. Es cierto que se han manifestado
algunas cuestiones puntuales, pero nada de eso es parte de un programa integral
para hacer crecer la economía argentina.
Estamos
en una situación tremendamente compleja de la economía. Necesitamos un programa
y que el gobierno nacional asuma rápidamente la responsabilidad de ponerse a
trabajar en esa dirección. Queremos que el gobierno traiga a este Congreso la
reforma tributaria y el plan plurianual que piensa impulsar. Necesitamos que
exprese a la sociedad hacia qué rumbo va la economía.
Sr. Presidente (Massa).- Tiene la palabra el diputado
Casas, por La Rioja.
Sr. Casas.- Señor presidente: quiero aprovechar
este momento para saludarlo, ya que por teléfono no me he podido comunicar con
usted. Me alegra muchísimo que haya resultado negativo su hisopado y que ahora
esté con nosotros.
Hoy es
un día sumamente especial porque se conmemora la militancia. Por supuesto que
saludamos a todos. Es un día recargado desde el peronismo con una fuerte
consigna doctrinaria, pero no obstante todos los partidos políticos tienen
militantes y eso es bueno porque contribuye a la democracia.
Un día
antes de su regreso al país, el general Juan Domingo Perón expresó en una carta
que no era la fuerza la que iba a permitir desarrollarnos y que la Argentina
vivía una situación complicada. Posteriormente, dijo que había que aplicar la
inteligencia y la unión de todos los argentinos. Otro recuerdo muy querido y
simbólico es el abrazo Perón-Balbín, Balbín‑Perón.
Durante
este largo debate sobre el tema que estamos tratando se ha escuchado una serie
de conceptos que a uno lo alarman y preocupan. Inclusive, hasta hace un momento
un diputado expresaba conceptos sobre el presidente Raúl Alfonsín y un
colega de su mismo interbloque, con justo reclamo, le dijo que retirara el
sarcasmo con que lo hacía. Yo creo que no es con ese tipo de comportamientos
que vamos a avanzar en la Argentina. No es con sarcasmo ni discursos
altisonantes, ni tampoco echando la culpa a unos y a otros. Cuando alguien
desempeña una tarea, la desarrolla con total transparencia y honestidad, ya que
está encomendada por el voto popular. Se pueden cometer muchos errores, pero
también tener algunos aciertos. Cabe decir también que hay que hacerse
responsables.
Este
gobierno –que es nuestro gobierno pero también, más allá de toda pertenencia
partidaria, el de todos los argentinos‑ tiene la responsabilidad de
gobernar para todos y cada uno de los argentinos. En ese sentido, cada uno de
nosotros tiene que hacerse cargo del hecho de que esta Argentina no es el
producto de lo que ocurrió en estos diez últimos meses del gobierno del doctor
Fernández. La situación de paralización del país es producto de esta
pandemia, en la que estamos expuestos todos y cada uno de nosotros. Usted lo
vivió en carne propia, señor presidente. Pero también lo vive cada uno de los
argentinos y cada una de las argentinas. Por eso, el mejor remedio sigue siendo
quedarse en casa.
Pero
fíjense que entre los años 2015 y 2019 los ingresos tributarios de la Nación
disminuyeron un 2,1 por ciento del producto bruto interno. En parte esto fue
consecuencia de la acción deliberada de reducir los gravámenes sobre sectores
de gran capacidad contributiva. El gasto primario también retrocedió 5,4 puntos
del PBI, con un fuerte ajuste de partidas que fue afrontado por áreas en estado
crítico que son fundamentales, como la salud y la economía, atentando contra el
bienestar de las familias.
La
gestión anterior dejó un saldo de ocho trimestres de caída interanual del
producto bruto interno, incluyendo el primer trimestre de este año. Por ende,
el consumo privado tuvo la misma caída en ese mismo lapso de tiempo. La caída
de la inversión fue del 14 por ciento, en un gobierno cuyo eslogan era que
iban a traer una lluvia de inversiones.
Indudablemente,
había una inflación altísima que, al asumir el doctor Alberto Fernández la
presidencia, lógicamente produjo un incremento en los índices de precios al
consumidor. Todo esto es lo que, de alguna manera, uno tiene que reflejar,
porque se dicen cuestiones sobre un proyecto que fue explicado con
tranquilidad; lo ha hecho el presidente de la comisión, Carlos Heller. Creo que
ha planteado cuál era el objetivo concreto de este proyecto.
Lógicamente,
también va a ser tarea de este gobierno ‑y tarea de todo el Congreso
Nacional‑ debatir un sistema tributario que sea más justo, más
equitativo, y también debatir tener un gobierno de neto corte federal, que no
se vean beneficiados únicamente los sectores de mayor población, olvidándose
del norte argentino, del sur de la patria, del noroeste. Cada uno de los
argentinos debe ser parte y sentirse orgulloso de vivir en esta Argentina que
nos tocó, que la tenemos que defender a ultranza, más allá de las cuestiones
partidarias y de los sectores a los cuales nosotros representamos.
Este
proyecto trata de un aporte extraordinario que va a alcanzar exclusivamente a las
personas humanas de elevado nivel patrimonial, que posean una riqueza declarada
superior a los 200 millones de pesos. Entonces, no podemos decir que acá se va
a frenar a la Argentina.
En
definitiva, esta contribución va a venir a traer a nuestra patria un sentido de
mayor igualdad, y mejorar el sistema de salud pública que quedó destruido en la
gestión anterior y hoy tanta falta nos hace.
Por
último, quiero llamar a todos a la reflexión, incluida también la de quien les
habla. Tenemos que dejar los egoísmos, trabajar en unidad, como en ese abrazo
que se dieron Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín, para pensar en los
argentinos. Dejemos de lado las chicanas y empecemos a trabajar por las
argentinas y los argentinos, que tanta falta hace hoy en día.
Sr. Presidente (Massa).- Tiene la palabra el señor
diputado Cáceres, por San Juan.
Sr. Cáceres.- Señor presidente: quiero adherir a las
palabras de los diputados preopinantes en cuanto al resultado de su análisis.
También quiero insistirle, como hicieron durante esta jornada los diputados de
mi bloque, con respecto a las sesiones presenciales.
Yendo
al proyecto que propone el oficialismo, debo decir que es carente de sustento,
de argumentos; incluso hubo una diputada del Frente de Todos que ya admitió que
esto iba a ir a la Justicia, a los tribunales, con todo lo que esto conlleva,
con toda la gran pérdida de tiempo que conlleva a muchos argentinos. Se detecta
fácilmente una falta de plan, de orientación, de dirección, y esto más que nada
va a tapar los baches que producen la inactividad y la incapacidad del Estado
para resolver los problemas.
Hay
muchas cuestiones que podríamos seguir repitiendo, como se han dicho hoy en el
recinto, sobre la doble imposición, la confiscatoriedad y un montón de
cuestiones. La claridad sobre los destinos de los fondos poco tiene que ver con
la distribución federal, y deberían estar un poquito más detallados en el
proyecto.
También
debemos relacionar esto con otros mecanismos y prácticas del pasado del
kirchnerismo en cuanto al destino de los fondos. Hablo de los fondos de las
AFJP, de la plata de los jubilados de la ANSES y de las reservas del Banco
Central.
Ahora,
¿ustedes creen que esta herramienta va a sacar al país adelante? ¿Ustedes creen
que castigando a quien realiza bien la tarea, nos vamos a desarrollar como
país? Porque muchos de los que ustedes hoy castigan y perjudican, quizás, en
algún momento, solo tuvieron un sueño y muchas ganas de trabajar, pero lo más
importante es que hoy sostienen a la Argentina generando empleo genuino, algo
que ustedes no están haciendo.
La
Argentina necesita inversión y creación de trabajo genuino, y para eso
necesitamos seguridad jurídica y reglas claras, algo en lo que ustedes no están
colaborando. ¿Sabe qué, señor presidente? Es por eso que ustedes no van a sacar
el país adelante. Créanselo. No van a sacar el país adelante y la gente lo
sabe, la gente lo sabe y se queja, lo hace en las redes, lo hace dónde puede,
sale a marchar de norte a sur, desde el Río de la Plata hasta la Cordillera.
Salgan por acá a caminar, por las cuadras de acá; también vayan a Rawson, a
Chimbas o a Calingasta, por mencionar algunos lugares de mi querido San Juan.
¿Sabe
qué dice la gente de ustedes? Que son destructores seriales de la Argentina,
porque a la Argentina no la sacan estas personas que hoy vinieron y trajeron
ustedes, extorsionados bajo la migaja de un plan social. A la Argentina la saca
la gente de trabajo, trabajo que ustedes no promocionan, no promulgan, no nada.
Hace
falta la Argentina de la disciplina, del esfuerzo, la que distingue lo que está
bien de lo que está mal, la que trabaja de sol a sol, como lo hace el campo, la
que tiene mentes brillantes, emprendedores, esos que ustedes están echando,
porque no se les escapa alguna idea para retenerlos. Hace falta la Argentina de
Los Pumas, la Argentina de bien, la de la palabra, la que lucha contra la
corrupción. (Aplausos.)
Señor
presidente: ¿sabe qué? Es muy difícil que ustedes saquen el país adelante. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Massa).- Tiene la palabra el señor
diputado Eduardo Fernández, por Córdoba.
Sr. Fernández (E.)- Señor presidente: en primer lugar,
gracias por estar, porque usted es parte de este proyecto nacional y merece
estar esta noche. Dijeron algunas barbaridades, así que si algunos nos
contagiamos el coronavirus, bienvenido.
El
Estado argentino, el que encabeza el Frente de Todos, ha acompañado el sistema
productivo, y no solo por el efecto de la pandemia, sino por el estado en que
quedaron el sistema productivo, las pequeñas y medianas empresas, los
trabajadores, las cooperativas, luego de aplicar políticas que no fueron las de
las mayorías.
El
presupuesto 2020 que acabamos de ratificar, en el plano del Ministerio de
Desarrollo Productivo ha aumentado los recursos con respecto al presupuesto de
2019 en el 1000 por ciento. Si esto no es atender la producción y el trabajo,
¿qué es?
¿Qué
hicieron los otros cuatro años? ¿Cómo nos vienen a dar lecciones? Durante 2020,
el 90 por ciento del presupuesto del Ministerio de Desarrollo Productivo se fue
en transferencias al sector privado para sostener a las empresas.
En
2021, vamos a aumentar el 23 por ciento los gastos de capital.
La
asistencia productiva ‑para no poner tantos números‑ ha sido de 3,4
por ciento del Producto Bruto Interno. Los principales instrumentos fueron:
pago de salarios vía ATP, postergación y reducción de contribuciones, créditos
a tasa cero para monotributistas y autónomos.
Y nos
hablan de los emprendedores. Les hemos dado créditos a tasa cero, o las
garantías del FOGAR. Instrumentos como el FONDEP, el FOGAR, el Programa Global
de Crédito del BID, el Programa de Desarrollo de Proveedores, el Programa
de Producción Colaborativa de Economía del Conocimiento, el fondo para el capital
emprendedor, el Programa Nacional para el Desarrollo de Parques Industriales,
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PYME, las inversiones en
minería. Lo estamos haciendo.
Entonces,
el aporte solidario y extraordinario es parte de una política. Esta es la
política. Este es el programa; es claro. Esta es la dirección que hemos dado a
la economía.
Han
puesto a las pymes y a los empresarios a la orden del día en sus argumentos.
Nosotros pretendemos también como objetivo económico, en el aporte extraordinario,
poner a circular ‑directa e indirectamente‑ en la economía los
recursos inmovilizados en el patrimonio de pocos millonarios. No son
forzosamente sectores productivos, a menos que ustedes tengan el listado. Qué
mejor forma de hacerlo que promoviendo la demanda de bienes y servicios; ese es
el principal determinante para nosotros. El principal componente es el consumo
privado.
Por
eso, es necesario, no es una épica populista. Coincide con los intereses de las
mayorías porque, para que exista, debemos devolver los ingresos reales a la
mayoría.
El
gobierno de Macri bajó el impuesto al patrimonio, a la renta de las grandes
empresas. El resultado en cuatro años fue que la inversión productiva cayó un
16 por ciento.
De 2004
a 2015, esta fuerza política, que es tan criticada, hizo crecer la inversión
productiva un 83 por ciento.
Se
habla del criterio federal. Nada más federal que las políticas productivas. Han
hablado de las pequeñas y medianas empresas, y yo debo reivindicarlos.
¡Hay
muchísimos empresarios que han dado la cara defendiendo este proyecto con
nombre y apellido! ¡Hay que reivindicarlos! Tengo más de 20.000 firmas de
movimientos vecinales pidiéndonos que se considere este proyecto. También se
han manifestado los intendentes; por eso están acá. Hay jefes comunales y
Concejos Deliberantes que han apoyado este proyecto. Es épico.
Somos
conscientes de que no resuelve el problema estructural. El problema es si hoy
este Parlamento determina que podemos sacar al país adelante entre todos como
proponemos y solidariamente; nada más y nada menos.
Por
eso, este 17 de noviembre, brindo un homenaje a esos militantes, que no son
aplaudidores seriales sino conscientes de un proyecto nacional...
Sr. Presidente (Massa).- Diputado: vaya cerrando, por favor.
Sr. Fernández (E.).- ...que han defendido hasta con su vida, y no
merecen el insulto de la banca opositora.
Sr. Presidente (Massa).- Quiero agradecer la presencia en este
recinto del ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan
Cabandié.
Diputado
De Lamadrid: puede pedir una interrupción al diputado Zamarbide; de lo
contrario, lo anoto en la lista de oradores y aguarda su turno.
Sr. De Lamadrid.- Quiero plantear una cuestión de privilegio. Anóteme
para el final, señor presidente. No voy a restar tiempo a mi colega diputado.
Sr. Presidente (Massa).- Entonces, lo anoto para el final, señor
diputado. En consecuencia, para una cuestión de privilegio, se agrega al final
de la lista de oradores individuales el señor diputado De Lamadrid.
Tiene
la palabra el diputado Zamarbide, por Mendoza.
Sr. Zamarbide.- Señor presidente: en primer lugar, también celebro
que su test haya dado un resultado negativo y hoy nos pueda acompañar.
Hemos
dicho repetidas veces que el sistema impositivo argentino no funciona, y es una
pena que perdamos una oportunidad como esta para dar una discusión de fondo
sobre un sistema perverso que combina alta presión fiscal con una complejidad
tal que favorece la evasión y la competencia desleal. A la vez, hay un déficit
en los controles. Entonces, nuestro sistema termina perjudicando la actividad
económica y la generación de empleo.
Por
eso, hemos presentado un proyecto para reducir la alícuota general del IVA al
15 por ciento ‑hay estudios económicos que lo respaldan‑. Creemos
que la discusión de una reforma impositiva en la Argentina debería apuntar a la
reducción de impuestos al consumo y a la actividad económica, favoreciendo la
generación de trabajo y beneficiando a los más humildes.
De
hecho, nuestro sistema es tan malo que la Argentina debe ser el único país del
mundo que tiene una profesión clandestina: la del famoso comisionista de IVA,
un personaje que compra y vende facturas apócrifas para favorecer la evasión.
Ahora,
el gobierno nos presenta este proyecto, cuando no hay libro de Economía que
diga que se sale de una recesión como la actual ‑que se generó producto
de la cuarentena estricta en la que hemos estado durante meses‑
aumentando impuestos, sino, por el contrario, reduciendo y estimulando la
actividad económica. Digo esto porque pareciera que, durante décadas, en la
Argentina la salida ante el déficit fiscal crónico ha sido la creación de
nuevos impuestos o el incremento de las alícuotas.
En la
lógica del kirchnerismo no importa el hecho en sí sino el relato del hecho; no
importa el contenido práctico de una ley, sino el título. Entonces, le ponemos
“impuesto a la riqueza” para que parezca que con esto estamos generando
justicia social.
Este
impuesto terminará judicializado, y todos lo saben. Los únicos grandes
ganadores serán los abogados constitucionalistas y tributaristas que están con
el cuchillo entre los dientes esperando los jugosos honorarios que tendrán como
consecuencia de la clara doble imposición que habrá.
Todos
lo han reconocido; todos saben que habrá una superposición con el impuesto a
los bienes personales. Se trata de una ley confiscatoria, que no fija un mínimo
no imponible ‑lo que es una aberración desde el punto de vista del
derecho tributario‑ y que grava activos y no patrimonio neto.
Voy a
poner un ejemplo absurdo para que se entienda. Un patrimonio con un activo de
200 millones y un pasivo de 190 pagará 4 millones de impuestos, aunque su
patrimonio neto sea de 10 millones. Esta iniciativa también grava a los inmuebles
rurales, que son, en definitiva, activos productivos.
En fin,
en tiempos en que debemos fomentar las inversiones, el gobierno las espanta. La
única prosperidad que va a traer será en Uruguay y en Chile, es decir, en
aquellos países adonde expulsamos a empresas y emprendemos argentinos.
Aprovecho
la presencia de los señores ministros para recordarles que las inversiones son
muy difíciles de traer y muy fáciles de espantar; es muy fácil que se vayan.
Esto se va a terminar judicializando, recaudará muy poco y es, en definitiva,
un impuesto para la tribuna. Es hora de que vayamos en serio hacia un esquema
tributario que fomente el trabajo, y sea más justo en el fondo y no en la
forma. Tenemos que animarnos a bajar impuestos a la actividad económica.
Nuestra propuesta se basa en tres pilares y me gustaría que fueran aplicables
en cualquier reforma impositiva: reducir impuestos -bajar la presión
impositiva-, simplificar para evitar los vericuetos que favorecen la evasión y
controlar mejor para evitar la competencia desleal.
Señor
presidente: para no excederme con el tiempo quiero precisar lo siguiente. Si
vamos a pedir sacrificios económicos empecemos por los ricos que no pueden
explicar su patrimonio. Lázaro Báez tiene 1.412 bienes valuados en 205 millones
de dólares. ¿Dónde está el aporte solidario del exitoso empresario Rudy Ulloa?
(Aplausos). ¿Cuánto va a pagar Cristóbal López? Se han llenado la boca
hablando de los más humildes, pero en este recinto le condonaron la deuda del
impuesto a la transferencia de los combustibles. (Aplausos). Podríamos
seguir toda la noche nombrando casos. Este país no necesita más impuestos;
necesita, en primer lugar, que dejen de saquear los fondos públicos para los
amigos del poder. Paremos esta tendencia de cobrar impuestos a los que trabajan
y de aumentar alícuotas y crear nuevos impuestos mientras se han revoleado
bolsos con plata de las coimas en los conventos de la Argentina. Dejen de
presentar proyectos con nombre bonito como el de aporte solidario, que
solamente sirven para la tribuna, y trabajemos en construir un Estado y un
sistema fiscal que ayude y acompañe al emprendedor, al comerciante y al que
genera trabajo. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Massa).- Tiene la palabra el señor diputado Fagioli,
por Buenos Aires.
Sr. Fagioli.- Señor presidente: saludo a las compañeras y
compañeros ministros del Poder Ejecutivo por estar presente en esta sesión en
una noche tan importante.
Traje
algunas fotos que me gustaría mostrarles, sobre todo a aquellos diputados y
diputadas que han dejado muy en claro la distancia que tienen con nuestro
pueblo, para que pueda graficar lo que voy a ir diciendo. La idea es que, por
lo menos a través de las fotos, puedan ver la realidad de nuestro pueblo, de la
cual han sido responsables con sus políticas durante los cuatro años de
gobierno.
En esta
primera foto se aprecia a un compañero cartonero al que se lo ve claramente
trabajando, revolviendo la basura, buscando un cartón o algún material
reciclable para vender.
En esta
segunda fotografía se ve otra realidad. Concretamente, la de nuestras madres
del conurbano que viven solas, cuidando a sus hijos, que muchas noches se
desvelan porque tienen que quitar el agua cuando llueve y se les inunda la
casa, y a la mañana tienen que levantarse para ir a trabajar. Pero cuando
vuelven del trabajo tienen que ver de dónde sacan agua, porque tienen una
conexión precaria que necesitan para poder vivir.
En la
tercera foto se aprecia a un padre yendo a trabajar después de un día de inundación.
Ese padre, seguramente, trabaja y se desloma todos los días durante quince
horas, pero los fines de semana no tiene la posibilidad de descansar, porque
junto a sus vecinos se tiene que organizar para ver cómo hace para que esa agua
pueda drenar.
Sr. Iglesias.- ¡Veintiocho años gobernaron la provincia, caradura!
Sr. Fagioli.- Finalmente, en esta fotografía podemos ver a las
compañeras de los comedores y merenderos populares que tanto trabajo hacen por
nuestro barrio. (Aplausos). Por cierto, lo hacen con fuego, porque el
gas natural no llega a los barrios populares. (Aplausos)
Hay
miles de ejemplos que podemos dar y no me alcanzaría el tiempo. Ejemplos no
solo de cómo los sectores populares intentan salir adelante sino cómo se
esfuerzan para ayudar a la comunidad entera. Estos compañeros y compañeras
viven, consumen, trabajan, producen y aportan también a la economía de este
país. Viven en situaciones de mucha precariedad en barrios sin servicios, sin
asfaltos, sin zanja ni recolección de residuos.
A
muchos se les ocurre decir que estos compañeros no trabajan lo suficiente, ni
hacen el mérito o no se esfuerzan para poder progresar. Y quieren convencernos
de que ahogamos económicamente a las diez mil personas más ricas del país, y
que los que están ahogados económicamente, porque su vida entera ha sido
precarizada, sufren esa realidad porque no se han sacrificado. Esto es una
mentira terrible.
Muchos
deben pensar de qué estoy hablando. Efectivamente, se trata de que vivimos en
una sociedad profunda y obscenamente desigual. Después del saqueo descomunal
que sufrió la economía argentina con una fuga de capitales sin precedentes, con
una deuda tomada que la fugaron íntegramente sus amigos, nuestra
responsabilidad es terminar con esa desigualdad galopante y avanzar para que
todos y todas en nuestro suelo puedan vivir con un piso de igualdad y dignidad
inquebrantables. Vamos a avanzar en la conquista de derechos para nuestro
pueblo.
Esas
imágenes que les acabo de mostrar hay que seguir mirándolas. Hay que hacerse
cargo y encontrar soluciones, porque no se puede seguir mirando para otro lado,
criminalizando y estigmatizando, como lo hicieron ustedes en su gobierno, solo
beneficiando a unos pocos, esperando eternamente que se haga realidad la falsa
teoría del derrame. Esto se resuelve con políticas públicas que tienen una
orientación para garantizar los derechos de los sectores que peor la están
pasando. De esto se trata el aporte extraordinario. El objetivo es garantizar
ese piso de igualdad, generar el equilibrio que se había perdido durante estos
últimos cuatro años y apostar a levantar a la Argentina.
Con
este aporte calculamos que vamos a recaudar más de 300.000 millones de pesos.
Ya se ha hablado de las inversiones que vamos a hacer en materia productiva, la
beca Progresar y en salud; pero quiero detenerme en el 15 por ciento que vamos
a poder invertir en los más de 4.416 barrios populares que involucran a más de
cinco millones de personas. Se trata de 45.000 millones de pesos que vamos a
poder invertir en obras de infraestructura para llevar luz, agua, cloacas; en
definitiva, para llevar dignidad a todas esas familias.
Finalmente,
quiero decir que los que están ahogados no son las diez mil personas que se van
a ver afectados por este aporte sino los millones de argentinos y argentinas
que todos los días ven cómo hacen para parar la olla. Son esos millones de
argentinos y argentinas los que se van a ver favorecidos por este aporte
extraordinario. Por eso, estoy feliz de que en el día de la militancia estemos
tratando este tema, tal como haremos con la ley del fuego y la Ley Yolanda. Es
muy importante que sigamos avanzando en políticas redistributivas que pongan de
pie a la Argentina. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Massa).- Tiene la palabra la señora diputada
Ascarate, por Tucumán.
Sra. Ascarate.- Señor presidente: celebro los buenos resultados de
sus estudios.
Sr. Presidente (Massa).- Muchas gracias, señora diputada.